ESTUDIO DE EFESIOS 1
INTRODUCCION
La palabra santo es tan sólo uno de los numerosos términos usados en el Nuevo Testamento para identificar a “uno que ha confiado en Jesucristo como su Salvador.” La persona esta “viva”, no sólo en lo físico, sino también en lo espiritual
La esfera de nuestras bendiciones: “en los lugares celestiales en Cristo”. Tal vez una traducción más clara sería en lo celestial en Cristo. La persona incrédula está interesada primeramente en lo terrenal, porque allí vive. Jesús los llamó “los hijos de este siglo” (Lucas 16:8). La vida del creyente tiene como centro las cosas del cielo. Su ciudadanía está en el cielo (Filipenses 3:20), su nombre está escrito en el cielo (Lucas 10:20), su Padre está en el cielo y su mirada y sus deseos deben estar centrados en las cosas del cielo (Colosenses 3:1ss.). El evangelista D. L. Moody solía advertir acerca de gente “que pensaba tanto en cosas celestiales que no valían para nada en la tierra”, pero esto no es lo que Pablo describe. Los lugares celestiales (traducción literal) describe el lugar donde Cristo está ahora (1:3) y donde el creyente está sentado con él (2:6).
CUAN RICO ERES
El nos escogió (1:4). Esta es la maravillosa doctrina de la elección, una doctrina que ha confundido a unos y perturbado a otros. Un profesor de un seminario me dijo una vez: “Trata de explicar la doctrina de la elección y puedes perder la razón. ¡Pero trata de ignorarla y puedes llegar a perder tu alma!” Todo creyente está de acuerdo en que la salvación comienza con Dios, y no con el hombre. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros” (Juan 15:16). El pecador perdido, abandonado a su voluntad, no busca a Dios (Romanos 3:10–11); Dios en su amor busca al pecador (Lucas 19:10).
Date cuenta que Dios nos eligió aun antes de la creación del universo, así que nuestra salvación depende completamente de su gracia, y no está basada en nada que nosotros hayamos hecho. El nos eligió en Cristo, no por nosotros mismos. Y nos eligió con un propósito: ser santos y sin mancha. En la Biblia la elección es siempre para algo. Es un privilegio que conlleva una gran responsabilidad.