El Nacimiento De Jesús

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EL NACIMIENTO DE JESÚS

Lucas 2:1-7

Introducción.

     La Navidad es un momento especial del año que nos permite reflexionar y dar gracias a Dios por el regalo más preciado que haya podido recibir persona alguna, Su Hijo.  En las Sagradas Escrituras y a lo largo de toda la historia humana, siempre encontramos al enemigo de las almas oponiéndose a los planes y propósitos de Dios y tratando de echar a perder y borrar de la mente de los hombres las cosas que Dios ha creado.   Desde el Huerto del Edén hasta nuestros días, ese ha sido su propósito.

     Es por eso que no nos extraña que a la Navidad se le atribuya muchas cosas que en realidad no tienen nada que ver con ella.  Son muchos los que la relacionan con árbol de Navidad, luces de colores, Santa Claus, juguetes, comidas, regalos, etc.   A nosotros no debe molestarnos el volver a señalar que la Navidad es Cristo y que sin Cristo no hay una verdadera Navidad.

     Dentro de la Iglesia del Señor tenemos dos extremos que están tomando auge en los últimos años. Por un lado tenemos un grupo que se ha dejado llevar por las corrientes de este mundo y se ha envuelto en un frenesí de compras, luces, regalos y comidas.  Se hace de todo y se dice de todo, pero casi no se habla de la persona de Cristo.  Por el otro lado, tenemos otro grupo de personas que tratando de distanciarse de lo que acontece con el primer grupo, prefiere no dejarse envolver por ese espíritu de consumismo y banalidad, al punto que han decidido no celebrar la Navidad, porque dicen, además, que Cristo no nació un 25 de diciembre; en definitiva le ha restado importancia a la Navidad.

      Tales cosas no deben suceder dentro de un pueblo instruido en la Palabra de Dios y que le debe dar reverencia, honor y gloria a Aquél que se la merece, Nuestro Señor Jesucristo.  La iglesia debe seguir proclamando las verdades del Evangelio sin declinar y sin menguar, y recordarle al mundo que sin Cristo no hay Navidad.

     Un detalle curioso, es cierto que no se puede precisar a ciencia cierta en qué día del año nació Cristo, los historiadores dicen que definitivamente no pudo ser en diciembre.  Leí un ensayo que escribió un hermano en Cristo, cubano, en donde relataba cómo se celebra la Navidad en Cuba, pero algo que cautivo mi atención fue el hecho de que él decía que no importa en qué día nació Cristo, lo importante es celebrar que nació.  Él decía que en Cuba, años atrás, no se permitía celebrar Navidad, ni siquiera el cumpleaños de los hijos.  Sin embargo, las personas se las ingeniaban, decía: “Los cubanos muchas veces celebramos en otro tiempo los cumpleaños de nuestros niños, no en la fecha real en que nacieron. Esperamos que llegaran los artículos de cumpleaños en el mercado del pueblo donde debíamos recibir la cuota de alimentos. Nos reuníamos todos felices el DIA que podíamos, invitábamos y disfrutábamos del DIA del cumpleaños aunque no fuera en la fecha real. Pienso siempre que el no saber exactamente cuándo cronológicamente nació Cristo no impide para nada que juntos, felices llenos de gratitud a Dios celebremos su cumpleaños y demos al mundo el mensaje por todos los medios que dieron los ángeles aquella noche. “Os ha nacido hoy, en la ciudad de David, un Salvador, que es CRISTO el Señor” (Lucas 2:11).”

I.-  LA OBRA DEL ESPÍRITU SANTO.

     La concepción de Jesús en el vientre de una joven virgen de Israel, llamada María, fue obra del Espíritu Santo, pero no estuvo ajena a ciertos sucesos a veces incomprensibles para la mente humana.  Un filósofo de la antigüedad dijo en una ocasión que es imposible que lo infinito quepa dentro de lo finito.  En otras palabras, es imposible que usted trate de hacer que todo el océano quepa dentro de la taza donde usted se sirve el café todas las mañanas.  Pablo resuelve este problema de una manera sencilla cuando nos dice en Filipenses 2:6-7: “6el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, 7sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres.

     Por eso es necesario que entienda que para Dios usted importante, me imagino a los ángeles llenos de curiosidad por tratar de entender quiénes somos nosotros que Dios nos amó tanto al punto que se despojó a sí mismo, para hacerse semejante a nosotros y venir a morir para redimirnos.

     El Espíritu Santo siempre ha estado activo y participando en el Plan de Salvación del hombre, desde la concepción de Jesús en el vientre de María, hasta el hecho de traernos a este lugar para escuchar la Palabra de Dios y aceptemos el regalo que Dios nos ha otorgado.  Hermanos, si después de todo este esfuerzo y trabajo que Dios hace por la humanidad, el hombre se va a la eternidad sin salvación, no diga que Dios no quiso salvarlo.  Ya Dios hizo todo lo que Él podía hacer por el hombre, ahora nos toca a cada uno de nosotros.

II.-  LA RELACIÓN MATRIMONIAL EN UNA PAREJA JUDÍA.

     Para una mejor comprensión de lo que este pasaje nos relata, es necesario conocer cómo se realizaba un matrimonio judío en los tiempos bíblicos.  El matrimonio judío consistía en tres pasos.  El primer paso era el compromiso, un contrato acordado por los miembros de ambas familias para determinar si la pareja era compatible el uno con el otro para un matrimonio en el futuro.  El segundo paso, era el desposorio, que era la ratificación pública del compromiso con un período de un año para que la pareja se fuera conociendo y considerando que se pertenecían el uno al otro, pero sin los derechos de vivir juntos como esposos.  La única forma de terminar el desposorio era a través de un divorcio.  En la ley judía había una expresión: “una virgen viuda”, así se le llamaba a la mujer cuyo compañero había muerto durante el período del desposorio.  El tercer paso era el matrimonio propiamente, el cual ocurría un año después del desposorio.  José y María se encontraban en el segundo de estos tres pasos cuando se halló que había concebido.

     El Espíritu Santo sabe hacer bien las cosas, puso la simiente en el vientre de esta virgen antes de que ella conociera varón, porque se trataba de una Simiente Santa, Nuestro Salvador.

     Por su parte, José tendría que estar profundamente herido cuando se enteró que María estaba embarazada, porque esto destruía todos los planes y las ilusiones que él tenía con esta joven.  Además, para él, ella había roto el trato al no cumplir con guardarse para él.  Sin embargo, me llama la atención que a pesar de su desencanto y teniendo la ley a su favor, ya que él podía denunciarla públicamente lo que significaría una vergüenza para ella y su familia, este hombre no quiso hacerle daño y pensaba dejarla secretamente.  

     El escritor bíblico dice: “José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente.”  El verdadero carácter de un hombre se prueba en los momentos difíciles y la gente justa es buena gente aún en los malos momentos.   La Biblia nos enseña otra característica de José, “pensando él en esto…”  Antes de actuar pensó, hay quienes actúan sin pensar y hay otros que hablan con todos lo que van a hacer.  Lo importante en todo esto es dejar que sea Dios quien dirija nuestros pensamientos, nuestras palabras y nuestras acciones.

     Dios le envió un ángel en sueños y le reveló el plan de Dios.  María no tuvo que defender su reputación, Dios mismo le aclaró las cosas a José.  Hay conflictos que se levantan en los cuales usted no tiene que hacer nada, sino dejarle las cosas a Dios y Él se encargará de poner todo en orden y aclararlo todo.

III.-   EL VERDADERO SIGNIFICADO DE LA NAVIDAD.

     El verdadero significado de la Navidad es que Dios se hizo hombre para salvar a los hombres, Él se hizo pobre para enriquecernos, se humilló para exaltarnos, aceptó morir para que nosotros tuviéramos vida.

     Una buena Navidad no tiene nada que ver con cuántos regalos usted reciba, o cuánta comida haya en casa.  Aprendamos a disfrutar lo que ya tenemos, nuestras familias, nuestra salud, lo mucho o lo poco, no es lo importante, sino más bien que Dios desea que nos deleitemos en Él.

     Lo más importante es que Cristo nació en el mundo, pero también en mi corazón, y nació para reinar para siempre.  En Cristo tenemos vida nueva y Él desea que andemos en esa vida nueva y teniendo comunión con Él todos los días de nuestras vidas.

    

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