El Legalismo

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El evangelio llama a los seres humanos al arrepentimiento, santidad, y devoción. Por esto, el mundo ve el evangelio como algo ofensivo. Pero ay de nosotros si añadimos innecesariamente a lo que es ofensivo, distorsionando la verdadera naturaleza de la cristiandad al combinarla con legalismo. Ya que el cristianismo tiene que ver con moralidad, rectitud, y ética, podemos fácilmente hacer un movimiento sutil a partir de una preocupación apasionada por una moralidad piadosa, y caer en un tipo Legalismo.

Notes
Transcript

INTRODUCCIÓN:

LEGALISMO. Mientras que la legalidad se refiere al estado o práctica de estar legal (conforme a la ley), el legalismo es: (1) dependencia de la observancia de la ley como medio de salvación, y / o (2) esclavitud excesiva a la letra de la ley que pasa por alto su intención y que no la motiva el amor.

En el judaísmo del período posexílico se desarrolló una observancia fanática tanto de la ley escrita como de la colección agregada de tradiciones orales. El resultado fue un legalismo rígido y externo de obediencia esclavizadora a mandamientos, estatutos, regulaciones, ritos y sacrificios.

En los primeros días de la iglesia cristiana, cuando los creyentes eran tanto judíos como cristianos, muchos continuaron observando su antiguo legalismo. Al extenderse el evangelio entre los gentiles, los que sostenían el legalismo, llamados judaizantes, trataron de imponer sus convicciones sobre los paganos convertidos. Esa circunstancia preparó el escenario para el primer conflicto doctrinal de la incipiente iglesia. Aun cuando quedó oficialmente resuelto en el primer concilio de Jerusalén, con el rechazo del legalismo, el conflicto continuó durante gran parte del primer siglo.

Exceptuando a Jesús, el principal opositor del legalismo fue el apóstol Pablo, quien había sido liberado del mismo en forma dramática (Gá. 1:13ss.; Ro. 7:7ss.). Él reconoció que la observancia de la ley judía, como esencial para la salvación, era un intento de alcanzar la justicia por obras, la cual repudiaba la justificación por gracia mediante la fe. En su carta a los gálatas, Pablo advirtió que al ceder al legalismo judío se estaba rechazando a Cristo y su cruz salvadora (Gá. 2:21), lo cual resultaría en cadenas y esclavitud (4:9; 5:1). Y aún más importante, la dependencia de la ley imposibilitaría la nueva vida del Espíritu.

La amenaza del legalismo ha plagado a la iglesia desde el primer siglo hasta el presente. En la actualidad el peligro no radica en adoptar la ley judía, sino en desviarse hacia el moralismo, versión “cristiana” del legalismo. La ley se considera como la única alternativa a la libertad que llega a ser libertinaje. La religión, por tanto, se convierte primordialmente en apegarse a un juego de reglas y regulaciones. El creyente se enreda en la telaraña de la justicia por obras que fácilmente se convierten en justicia propia. A la vez, esa justicia propia a menudo lo hace a uno vivir bajo la “letra legalista” que produce un espíritu cortante, crítico y condenador hacia otras personas. Esta expresión del legalismo es una contradicción trágica del amor, que es el corazón mismo de la fe cristiana.

El remedio del legalismo no radica en el libertinaje o licencia (Gá. 5:13ss.), sino en el amor generado por el Espíritu que cumple el espíritu y la intención de la ley con todo el corazón, en libertad verdadera.

Hablar del legalismo en la cristiandad no es fácil, pues suele causar división entre los mismos creyentes. Por otro lado, percibo que la iglesia en Occidente –así como la sociedad occidental– tiende generalmente a desviarse en la dirección opuesta; a saber, hacia el liberalismo. No soy ignorante de esta realidad, contra la cual procuro estar firmemente asido a la Palabra de Dios. Pero, a la vez, como bien expresó el reconocido escritor Philip Yancey acerca del legalismo en su obra Gracia divina vs. Condena humana: «No conozco nada que represente una amenaza mayor para la gracia». Movido por una serie de tristes experiencias personales y tras varios encuentros con el legalismo, me siento en la necesidad de reflexionar sobre esta realidad que amenaza constantemente a la Iglesia y que envilece el Evangelio de la gracia.
legalismo en la cristiandad no es fácil, pues suele causar
crispación entre los mismos creyentes. Pido a Dios que no
sea así entre los lectores de este ensayo, y que sean capaces
de descubrir la gracia de Dios entre mis torpes e inútiles
gracia.
palabras. Por otro lado, percibo que la iglesia en Occidente
ES
–así como la sociedad occidental– tiende generalmente a
desviarse en la dirección opuesta; a saber, hacia el

¿QUÉ ES EL LEGALISMO?

EL
Para contestar brevemente a esta pregunta quiero empezar reconociendo lo que el legalismo no es:
empezar reconociendo lo que el legalismo no es.
• Procurar crecer en santidad diariamente no es legalismo. La voluntad de Dios es nuestra
es legalismo. La voluntad de Dios es nuestra
santificación (), pues la meta del cristiano es ser perfecto en Cristo (). Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro. 1ª
es ser perfecto en Cristo ().
Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a
sí mismo, así como él es puro.
• Vivir una vida piadosa, que toma seriamente la ley de Dios y la ética cristiana, no es legalismo. Jesús lo expresó así: «Si me amáis, guardad mis mandamientos» (). No obstante, recordemos cómo resumió Jesús toda la ley: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» y «amarás a tu prójimo como a ti mismo» ().
la ley de Dios y la ética cristiana, no es legalismo.
Jesús lo expresó así: «Si me amáis, guardad mis
mandamientos» (). No obstante, recordemos
cómo resumió Jesús toda la ley: «Amarás al Señor tu
Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con
toda tu mente» y «amarás a tu prójimo como a ti
mismo» ().
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y
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• Acotar mi libertad por amor al hermano no es legalismo. Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o piedra de tropiezo al hermano.
es legalismo. Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los
Por consiguiente, ya no nos juzguemos los unos a los
otros, sino más bien decidid esto: no poner obstáculo o
piedra de tropiezo al hermano.
Romanos 14.13 RVR60
Así que, ya no nos juzguemos más los unos a los otros, sino más bien decidid no poner tropiezo u ocasión de caer al hermano.
Habiendo reconocido primero lo que no es legalismo y, por ende, lo que es una actitud loable que todo cristiano debe perseguir, procedo a explicar lo que es el legalismo desde la perspectiva del Nuevo Testamento. El legalismo es el intento por parte del hombre de ganar el favor de Dios por medio de la obediencia estricta a una serie de normas o leyes. Dicho de otra forma, es el intento de ser justificado y salvado (; ) o de crecer en santidad por medio de la obediencia a la ley. Ahora bien, ¿enseña la Biblia que nuestra santidad, justificación o redención dependen de la obediencia de la ley? Veamos algunos textos en la Palabra de Dios:
por ende, lo que es una actitud loable que todo cristiano
debe perseguir, procedo a explicar lo que es el legalismo
desde la perspectiva del Nuevo Testamento.
El legalismo es el intento por parte del hombre de
ganar el favor de Dios por medio de la obediencia estricta
a una serie de normas o leyes. Dicho de otra forma, es el
intento de ser justificado y salvado (; ) o de
crecer en santidad por medio de la obediencia a la ley.
Ahora bien, ¿enseña la Biblia que nuestra santidad,
justificación o redención dependen de la obediencia de la
ley? Veamos algunos textos en la Palabra de Dios:
Por tanto, nadie será justificado en presencia de Dios por hacer las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado.
las obras que exige la ley; más bien, mediante la ley cobramos
conciencia del pecado.
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Porque sostenemos que todos somos justificados por la fe, y no por las obras que la ley exige.
las obras que la ley exige.
Entonces, ¿de qué depende nuestra justificación, santificación y redención? Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo justos ante Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado.
santificación y redención?
Dios los ha unido a ustedes con Cristo Jesús. Dios hizo que él
fuera la sabiduría misma para nuestro beneficio. Cristo nos hizo
justos ante Dios; nos hizo puros y santos y nos liberó del pecado.
(NTV).
Permítanme hacer tres preguntas respecto al texto
Permítanme hacer tres preguntas respecto al texto anterior: ¿Gracias a quién estamos unidos a Cristo Jesús? Gracias a Dios. No a la ley. ¿Qué nos hace justos, puros y santos ante Dios? Cristo. No la ley. ¿Qué nos libera del poder del pecado? Cristo. ¡No el cumplimiento de la ley! Ruego a Dios que usted entienda que no hay nada que pueda hacer para que Dios le ame más, ni nada que usted pueda hacer para que Dios le ame menos. El amor de Dios es incondicional, esto significa que no depende de los méritos del hombre. Si usted ha sido justificado, si Dios le considera uno de sus santos, y si un día disfruta de la vida eterna en toda su plenitud, entienda que esto ha sido únicamente por los méritos de Jesucristo en favor suyo, «para que, como está escrito: “Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor”» (). Esto que digo, querido lector, es el ABC del evangelio. Si usted no entiende esto, entonces usted no entiende el evangelio. Con profundo pesar soy testigo de cómo muchos de los que se apellidan “evangélicos” desconocen el evangelio. Pero la actitud legalista estaba ya presente en los primeros años de la iglesia. Tanto es así que el apóstol Pablo escribe su carta a los Gálatas con la intención refutar las enseñanzas legalistas dentro de la iglesia. En aquella iglesia, un grupo de “maestros” insistían en que la salvación y la
anterior:
¿Gracias a quién estamos unidos a Cristo Jesús?
Gracias a Dios. No a la ley.
¿Qué nos hace justos, puros y santos ante Dios?
Cristo. No la ley.
¿Qué nos libera del poder del pecado?
Cristo. ¡No el cumplimiento de la ley!
Ruego a Dios que usted entienda que no hay nada que
pueda hacer para que Dios le ame más, ni nada que usted
pueda hacer para que Dios le ame menos. El amor de Dios
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es incondicional, esto significa que no depende de los
méritos del hombre. Si usted ha sido justificado, si Dios le
considera uno de sus santos, y si un día disfruta de la vida
eterna en toda su plenitud, entienda que esto ha sido
únicamente por los méritos de Jesucristo en favor suyo,
«para que, como está escrito: “Si alguien ha de gloriarse,
que se gloríe en el Señor”» ().
Esto que digo, querido lector, es el ABC del evangelio. Si
usted no entiende esto, entonces usted no entiende el
evangelio. Con profundo pesar soy testigo de cómo
muchos de los que se apellidan “evangélicos” desconocen
el evangelio.
Pero la actitud legalista estaba ya presente en los
primeros años de la iglesia. Tanto es así que el apóstol Pablo
escribe su carta a los Gálatas con la intención refutar las
enseñanzas legalistas dentro de la iglesia. En aquella iglesia,
un grupo de “maestros” insistían en que la salvación y la
santidad de los creyentes dependía de la observancia de ciertos ritos y leyes. Es probable que algunos de estos maestros tuvieran buenas intenciones al enseñar; sin embargo, para el apóstol esto constituía una gravísima amenaza al verdadero evangelio, pues violaba nada más y nada menos que el ABC del evangelio de la gracia. El disgusto de Pablo queda más que evidenciado en su tempestuosa introducción a la carta:
ciertos ritos y leyes. Es probable que algunos de estos
maestros tuvieran buenas intenciones al enseñar; sin
embargo, para el apóstol esto constituía una gravísima
amenaza al verdadero evangelio, pues violaba nada más y
nada menos que el ABC del evangelio de la gracia. El
disgusto de Pablo queda más que evidenciado en su
tempestuosa introducción a la carta:
Autor:
José
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Me maravillo de que tan pronto hayáis abandonado al que os llamó por la gracia de Cristo, para seguir un evangelio diferente; que en realidad no es otro evangelio, sólo que hay
abandonado al que os llamó por la gracia de
Cristo, para seguir un evangelio diferente; que
en realidad no es otro evangelio, sólo que hay
algunos que os perturban y quieren pervertir el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o
el evangelio de Cristo. Pero si aun nosotros, o
un ángel del cielo, os anunciara otro evangelio contrario al que os hemos anunciado, sea
contrario al que os hemos anunciado, sea
anatema. Como hemos dicho antes, también repito ahora: Si alguno os anuncia un evangelio contrario al que recibisteis, sea anatema. Porque ¿busco ahora el favor de los hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera tratando de agradar a los hombres, no sería siervo de Cristo. . Parafraseando al apóstol en un lenguaje más moderno y coloquial, diría: «¡Lo estoy espantado! Vosotros, que fuisteis llamados por la pura gracia de Dios, ahora predicáis y enseñáis un evangelio lleno de reglas del tipo: “No gustes, no comas, no toques, no te pongas, no te pintes…”. Los que tal hacen están corrompiendo y malinterpretando el evangelio, haciendo un evangelio totalmente diferente y falso. Pero si el pastor que tanto aprecias y tiene tantos años de experiencia o incluso un ángel te predica un evangelio que pretenden justificarte o hacerte más santo por las obras, considérelo un maldito. ¿Buscas agradar a tu pastor o a los hombres religiosos? ¿O buscas agradar a Dios? Pues si tu deseo de agradar a cualquier hombre está por encima de tu
repito ahora: Si alguno os anuncia un
evangelio contrario al que recibisteis, sea
anatema. Porque ¿busco ahora el favor de los
hombres o el de Dios? ¿O me esfuerzo por
agradar a los hombres? Si yo todavía estuviera
tratando de agradar a los hombres, no sería
siervo de Cristo.
.
Parafraseando al apóstol en un lenguaje más moderno y
coloquial, diría: «¡Lo estoy flipando! Vosotros, que fuisteis
llamados por la pura gracia de Dios, ahora predicáis y
enseñáis un evangelio lleno de reglas del tipo: “No gustes,
no comas, no toques, no te pongas, no te pintes…”. Los que
tal hacen están corrompiendo y malinterpretando el
evangelio, haciendo un evangelio totalmente diferente y
falso. Pero si el pastor que tanto aprecias y tiene tantos años
de experiencia o incluso un ángel te predica un evangelio
que pretenden justificarte o hacerte más santo por las obras,
considéralo un maldito. ¿Buscas agradar a tu pastor o a los
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hombres religiosos? ¿O buscas agradar a Dios? Pues si tu
deseo de agradar a cualquier hombre está por encima de tu
deseo de agradar a Dios, entonces, no eres digno de llamarte servidor de Cristo». Estimado hno, considere lo que escucha. El apóstol que condena las obras como un modo de justificarse o de agradar a Dios es el mismo que se describe así mismo, antes de su conversión a Cristo, como un observador y cumplidor irreprensible de la ley (). ¡Él sabe de lo que habla! No veo necesario dedicar más letras para esto. Es probable que el lector ya tenga esto claro y piense que ya no se da este tipo de legalismo en las congregaciones. No obstante, personalmente estoy convencido de que este legalismo aún aflora en muchas iglesias locales. En un legítimo y bienintencionado deseo de luchar contra el pecado y procurar la santidad, algunas congregaciones pueden caer sutilmente en el legalismo.
llamarte servidor de Cristo».
stimado lector, considere lo que lee. El apóstol que
condena las obras como un modo de justificarse o de
agradar a Dios es el mismo que se describe así mismo, antes
de su conversión a Cristo, como un observador y cumplidor
irreprensible de la ley (). ¡Él sabe de lo que habla!
No veo necesario dedicar más letras para esto. Es

CARACTERÍSTICAS QUE IDENTIFICAN EL LEGALISMO:

probable que el lector ya tenga esto claro y piense que ya
QUE
no se da este tipo de legalismo en las congregaciones. No
obstante, personalmente estoy convencido de que este
IDENTIFICAN
legalismo aún aflora en muchas iglesias locales. En un
A continuación, mostraré algunas de las características que pueden identificar a una persona o congregación legalista:
que pueden identificar a una persona o congregación
legalista:
1º Enfatizan los cambios externos, no los internos. En su lucha contra el pecado, reducen la vida cristiana a una cuestión de conducta externa. Por ejemplo, para no caer en lujuria, prohíben a las mujeres usar pantalones o faldas por encima de la rodilla, maquillarse, pintarse las uñas, etcétera; para no caer en adulterio prohíben ir a la playa; para evitar la vanidad prohíben llevar colgantes, pendientes, anillos o relojes. La consecuencia es que uno
Enfatizan
los
EL
legítimo y bienintencionado deseo de luchar contra el
cambios
externos,
no
los
internos.
En su lucha contra el pecado, reducen la vida cristiana a
una cuestión de conducta externa. Por ejemplo, para no
pecado y procurar la santidad, algunas congregaciones
caer en lujuria, prohíben a las mujeres usar pantalones o
faldas por encima de la rodilla, maquillarse, pintarse las
uñas, etcétera; para no caer en adulterio prohíben ir a la
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playa; para evitar la vanidad prohíben llevar colgantes,
pendientes, anillos o relojes. La consecuencia es que uno
será mejor o peor cristiano en la medida en que acate con mayor fidelidad todos estos preceptos. Si diezmas, usas faldas por debajo de la rodilla, no vas a la playa ni usas cualquier tipo de cosmético, entonces, estarás agradando a Dios. Esto implica que aquellas mujeres –por continuar con el ejemplo– que usan pantalones, se maquillan y llevan colgantes y anillos están siendo menos santas o directamente rebeldes y desagradables a Dios. El problema de enfatizar los cambios externos es que esto no soluciona el verdadero problema, que es interno; el corazón. A los fariseos que tanto cuidaban la fachada, es decir, lo externo, Jesús les llamó «Sepulcros blanqueados, que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia» (). Se nos olvida que incluso las mejores obras a los ojos de los hombres pueden ser las que procedan del corazón más sucio a los ojos de Dios. Con todo, Jesús nos enseña constantemente que el
esto no soluciona el verdadero problema, que es interno; el
corazón. A los fariseos que tanto cuidaban la fachada, es
decir, lo externo, Jesús les llamó «Sepulcros blanqueados,
mayor fidelidad todos estos preceptos. Si diezmas, usas
pueden caer sutilmente en el legalismo.
que por fuera, a la verdad, se muestran hermosos, mas por
dentro están llenos de huesos de muertos y de toda
inmundicia» (). Se nos olvida que incluso las
faldas por debajo de la rodilla, no vas a la playa ni usas
mejores obras a los ojos de los hombres pueden ser las
que procedan del corazón más sucio a los ojos de Dios.
Con todo, Jesús nos enseña constantemente que el
cualquier tipo de cosmético, entonces, estarás agradando a
cristianismo es asunto del corazón. Nada más empezar su ministerio terrenal expresó: «Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios» (). ¿Quiénes verán a Dios? ¿Los que guardan preceptos externos? No, sino los limpios de corazón. En tiempos de Cristo, si los religiosos se jactaban de no haber cometido adulterio y de cumplir así la ley, Jesús les decía: «El que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón». Si alguno creía que estaba cumpliendo con Dios asistiendo legalistamente al “culto” (sinagoga) y cantándole con la boca, Jesucristo les reprochaba: «Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí». Jesús siempre apunta al corazón. En cambio, el legalista apunta a lo externo. Observe de dónde proceden, según Jesús, todos los
pecados y malas acciones de los hombres: Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre. (Cf. ) Escuche bien. Todo lo que contamina al hombre, toda impureza, todo pecado del tipo que sea, procede del corazón. Por tanto, si usted quiere conseguir cambios auténticos en su propia vida o en la vida de otra persona o congregación, debe apuntar y trabajar siempre con el corazón, no con lo externo. Las congregaciones que imponen normas humanas y prescripciones pesadas a sus feligreses en aras de buscar la santidad, en realidad están corriendo en la dirección contraria. Quizá sus pretensiones sean de buena fe, pero no
ministerio terrenal expresó: «Bienaventurados los de
adulterios, las fornicaciones, los homicidios,
los hurtos, las avaricias, las maldades, el
limpio corazón, porque ellos verán a Dios» ().
Dios. Esto implica que aquellas mujeres –por continuar con
engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia,
¿Quiénes verán a Dios? ¿Los que guardan preceptos
la soberbia, la insensatez. Todas estas
maldades de dentro salen, y contaminan al
externos? No, sino los limpios de corazón.
hombre.
el ejemplo– que usan pantalones, se maquillan y llevan
En tiempos de Cristo, si los religiosos se jactaban de no
(Cf. )
Escuche bien. Todo lo que contamina al hombre, toda
haber cometido adulterio y de cumplir así la ley, Jesús les
impureza, todo pecado del tipo que sea, procede del
corazón. Por tanto, si usted quiere conseguir cambios
decía: «El que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró
auténticos en su propia vida o en la vida de otra persona o
colgantes y anillos están siendo menos santas o
con ella en su corazón». Si alguno creía que estaba
congregación, debe apuntar y trabajar siempre con el
corazón, no con lo externo.
cumpliendo con Dios asistiendo legalistamente al “culto”
Las congregaciones que imponen normas humanas y
(sinagoga) y cantándole con la boca, Jesucristo les
prescripciones pesadas a sus feligreses en aras de buscar la
santidad, en realidad están corriendo en la dirección
directamente rebeldes y desagradables a Dios.
reprochaba: «Este pueblo de labios me honra, más su corazón
contraria. Quizá sus pretensiones sean de buena fe, pero no
está lejos de mí». Jesús siempre apunta al corazón. En cambio,
producirán nunca cambios auténticos en el corazón; por tanto, cualquier cambio externo será solo de apariencia, para agradar a los hombres, pero no para agradar a Dios. Tales personas están haciendo la puerta estrecha más estrecha de lo que es, atando pesadas en cargas en las espaldas de los demás que ni ellos mismos pueden llevar. Ya advirtió Jesús de los tales: «¡Ay también de vosotros, intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con
intérpretes de la ley!, porque cargáis a los hombres con
cargas difíciles de llevar, y vosotros ni siquiera tocáis las cargas con uno de vuestros dedos» (). Esta es la razón por la que la Escritura nos enseña una y otra vez que los cambios genuinos y sinceros deben producirse internamente, en el corazón. Y, posteriormente, esta purificación interna se manifestará hacia lo exterior progresivamente por la obra del Espíritu de Dios. Medite en el siguiente texto bíblico que enseña cómo Dios trabaja
cargas con uno de vuestros dedos» ().
Esta es la razón por la que la Escritura nos enseña una y
otra vez que los cambios genuinos y sinceros deben
producirse internamente, en el corazón. Y, posteriormente,
esta purificación interna se manifestará hacia lo exterior progresivamente por la obra del Espíritu de Dios. Medite
tanto, cualquier cambio externo será solo de apariencia,
progresivamente por la obra del Espíritu de Dios. Medite
en el siguiente texto bíblico que enseña cómo Dios trabaja
en el hombre: Entonces les rociaré con agua limpia y quedaréis limpios; de todas sus inmundicias y de todos sus ídolos les limpiaré. Además, les daré un corazón nuevo y pondré un espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré de su carne el corazón de piedra y les daré
el legalista apunta a lo externo.
Entonces les rociaré con agua limpia y
quedaréis limpios; de todas sus inmundicias y
de todos sus ídolos les limpiaré. Además, les
daré un corazón nuevo y pondré un
para agradar a los hombres, pero no para agradar a Dios.
espíritu nuevo dentro de ustedes; quitaré
de su carne el corazón de piedra y les daré
corazón de carne. Pondré dentro de ustedes mi espíritu y haré que anden en mis estatutos,
espíritu y haré que anden en mis estatutos,
y que cumplan cuidadosamente mis ordenanzas. Note que el trabajo de Dios siempre comienza con el corazón, no con lo externo. El texto no dice: «Cumplan mis
Note que el trabajo de Dios siempre comienza con el
corazón, no con lo externo. El texto no dice: «Cumplan mis
estatutos y, entonces, tendrán un nuevo corazón», como si la obra debiera hacerse de afuera hacia dentro. Por otra parte, ¿qué o quién hará que andemos en los estatutos y ordenanzas divinas? El texto dice claramente que esa será una obra divina ejercida en favor del hombre, resultado natural de un cambio de corazón. La razón por la que este cambio externo debe ser llevado a cabo por Dios es porque el ser humano está totalmente incapacitado para arreglar su depravado corazón, aunque se imponga a sí mismo toda una serie de estrictas ordenanzas. Con razón Jesús condenaba a los legalistas que insistían en lo externo: —Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—, limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes llenos de codicia y de maldad. (NVI)
la obra debiera hacerse de afuera hacia dentro. Por otra
parte, ¿qué o quién hará que andemos en los estatutos y
ordenanzas divinas? El texto dice claramente que esa será
una obra divina ejercida en favor del hombre, resultado
natural de un cambio de corazón. La razón por la que este
cambio externo debe ser llevado a cabo por Dios es porque
el ser humano está totalmente incapacitado para arreglar su
depravado corazón, aunque se imponga a sí mismo toda
ordenanzas.
una serie de estrictas ordenanzas.
Con razón Jesús condenaba a los legalistas que insistían
en lo externo:
—Resulta que ustedes los fariseos —les dijo el Señor—,
limpian el vaso y el plato por fuera, pero por dentro están ustedes
llenos de codicia y de maldad.
(NVI)
2º El legalista lucha contra el pecado por medio de prohibiciones del tipo: «no toquen esto», «no coman eso», «no prueben aquello», «no utilicen esto otro». Trata de conseguir el favor de Dios por medio de su esfuerzo humano. En cambio, el cristiano que ha entendido el evangelio lucha contra el pecado no guiado por leyes, sino por el Espíritu. Sus armas son la Palabra de Dios, la fe, la coraza de justicia, el evangelio de la paz, el casco de la salvación y la espada del Espíritu (). Reflexione en lo que Pablo advierte a la iglesia de Colosas y piense de qué forma este nuevo legalismo puede estar en su entorno. Ustedes están unidos a Cristo por medio de su muerte en la cruz, y ya no están sometidos a los espíritus que gobiernan este mundo.Entonces, ¿por qué se comportan como si todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué obedecen a quienes les dicen «no toquen esto», «no coman eso», «no prueben aquello»? Esas reglas no son más que enseñanzas humanas, que con el tiempo van perdiendo su valor.
El
legalista
lucha
contra
el
pecado
por
medio
de
prohibiciones del tipo: «no toquen esto», «no coman eso»,
«no prueben aquello», «no utilicen esto otro». Trata de
conseguir el favor de Dios por medio de su esfuerzo
humano. En cambio, el cristiano que ha entendido el
por el Espíritu. Sus armas son la Palabra de Dios, la fe, la
coraza de justicia, el evangelio de la paz, el casco de la
salvación y la espada del Espíritu ().
Reflexione en lo que Pablo advierte a la iglesia de
Colosas y piense de qué forma este nuevo legalismo puede
estar en su entorno.
Ustedes están unidos a Cristo por medio de
su muerte en la cruz, y ya no están sometidos
a los espíritus que gobiernan este mundo.
Entonces, ¿por qué se comportan como si
todavía estuvieran bajo su dominio? ¿Por qué
obedecen a quienes les dicen «no toquen esto»,
«no coman eso», «no prueben aquello»? Esas
reglas no son más que enseñanzas humanas,
que con el tiempo van perdiendo su valor.
3º El legalista lucha contra el pecado con motivaciones equivocadas. Mientras el cristiano que ha entendido el evangelio lucha contra el pecado porque ama a Dios con todo su corazón y no desea desagradarle, no quiere contristar al Espíritu que habita en él y porque la
El
legalista
lucha
contra
el
pecado
con
motivaciones
equivocadas. Mientras el cristiano que ha
entendido el evangelio lucha contra el pecado porque ama
a Dios con todo su corazón y no desea desagradarle, no
quiere contristar al Espíritu que habita en él y porque la
gracia de Cristo en favor suyo le enseña a renunciar a toda impiedad; el legalista lucha contra el pecado para salvaguardar su reputación religiosa o su imagen pública, para tener una conciencia más tranquila consigo mismo, para dar una apariencia de piedad, en definitiva, para agradar al ojo humano. La Biblia enseña que el legalista se gloría en cumplir
impiedad; el legalista lucha contra el pecado para
salvaguardar su reputación religiosa o su imagen pública,
agradar al ojo humano.
La Biblia enseña que el legalista se gloría en cumplir
leyes: «El Fariseo puesto en pie, oraba para sí de esta manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun como este recaudador de impuestos”» (). En cambio, el creyente que entiende el evangelio se gloría en vivir a Cristo: «para que, como está escrito: “Si alguien ha de gloriarse, que se gloríe en el Señor”» ().
4º El legalista tiene una visión equivocada de la ley. Está convencido de que cumplir rigurosamente ganará no solo la aprobación de Dios, sino también todas sus bendiciones. La obediencia a la ley se convierte así en un fin en sí mismo. En contraste, las Escrituras nos enseñan que ningún ser humano será justificado por la obediencia a la ley y que el propósito de la ley es sacar al descubierto nuestro propio pecado e incapacidad para agradar a Dios.
Está convencido de que cumplir rigurosamente ganará no
manera: “Dios, te doy gracias porque no soy como los
solo la aprobación de Dios, sino también todas sus
demás hombres: estafadores, injustos, adúlteros; ni aun
bendiciones. La obediencia a la ley se convierte así en un fin
en sí mismo. En contraste, las Escrituras nos enseñan que
como este recaudador de impuestos”» (). En cambio,
ningún ser humano será justificado por la obediencia a la
ley y que el propósito de la ley es sacar al descubierto
nuestro propio pecado e incapacidad para agradar a Dios.
el creyente que entiende el evangelio se gloría en vivir a
…más bien, mediante la ley cobramos conciencia del pecado. (NVI) Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia. (NVI) Para la ley estoy muerto, y lo estoy por causa de la ley misma.
Sin embargo, ¡ahora vivo para Dios! (BLS) En conclusión, la ley no fue dada como un fin en sí mismo, sino como un medio para descubrir algo más importante y fundamental, a saber, la absoluta impotencia del hombre para agradar a Dios por sí mismo y la necesidad
(NVI)
Cristo: «para que, como está escrito: “Si alguien ha de
(BLS)
En conclusión, la ley no fue dada como un fin en sí
Aquellos de entre ustedes que tratan de ser justificados por la
mismo, sino como un medio para descubrir algo más
ley, han roto con Cristo; han caído de la gracia.
gloriarse, que se gloríe en el Señor”» ().
importante y fundamental, a saber, la absoluta impotencia
del hombre para agradar a Dios por sí mismo y la necesidad
(NVI)
que este tiene de una reforma interna.
5ºLos esfuerzos del legalista se centran en luchar contra el pecado externo. Los esfuerzos de quien entiende el evangelio consisten en revestirse de Cristo. El primero tiene siempre su mirada en el pecado, el segundo tiene siempre su mirada en Cristo. Entretanto que el
del
legalista
se
centran
en
luchar
contra
el
pecado
externo. Los esfuerzos de quien
entiende el evangelio consisten en revestirse de Cristo. El
primero tiene siempre su mirada en el pecado, el segundo
tiene siempre su mirada en Cristo. Entretanto que el
primero trata de encontrar satisfacción evitando el pecado visible, el segundo buscará su satisfacción escondiéndose en Cristo. Sabe que cuanto más satisfecho esté en Cristo, menos buscará la satisfacción en el pecado. El apóstol Pablo enseña que los esfuerzos del cristiano
visible, el segundo buscará su satisfacción escondiéndose
en Cristo. Sabe que cuanto más satisfecho esté en Cristo,
menos buscará la satisfacción en el pecado.
El apóstol Pablo enseña que los esfuerzos del cristiano
deben concentrarse en revestirse de Cristo y no tanto en el pecado, que es la consecuencia de no estar revestido de Él. Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se
pecado, que es la consecuencia de no estar revestido de Él.
Más bien, revístanse ustedes del Señor Jesucristo, y no se
preocupen por satisfacer los deseos de la naturaleza pecaminosa.
6º El legalista usa el texto bíblico para apoyar sus ideas personales. Se va a las Escrituras con una postura tomada que hay que demostrar y defender a ultranza. Empero, la Biblia enseña que nuestras ideas deben someterse a la Palabra de Dios, no viceversa. El principal
tomada que hay que demostrar y defender a ultranza.
Empero, la Biblia enseña que nuestras ideas deben
someterse a la Palabra de Dios, no viceversa. El principal
error del legalista es que no enseña las Escrituras expositivamente, esto es, exponiendo únicamente lo que el texto bíblico dice en su contexto original y sometiéndose a lo que este enseña para nosotros hoy, sino que añade sus normas particulares de cómo ese texto debe obedecerse actualmente –según él–, sumando su punto de vista al texto y presentando todas estas normas humanas como divinas o como parte misma del Evangelio. Algo similar ocurría ya en tiempos de Jesús. Los maestros de la ley –quizá con buenas intenciones– añadían
expositivamente, esto es, exponiendo únicamente lo que el
texto bíblico dice en su contexto original y sometiéndose a
lo que este enseña para nosotros hoy, sino que añade sus
normas particulares de cómo ese texto debe obedecerse
actualmente –según él–, sumando su punto de vista al texto
liberalismo. No soy ignorante de esta realidad, contra la
y presentando todas estas normas humanas como divinas
o como parte misma del Evangelio.
Algo similar ocurría ya en tiempos de Jesús. Los
maestros de la ley –quizá con buenas intenciones– añadían
mandamientos de hombres que pretendían situarse a la misma altura que los andamientos expresados directamente por Dios. Considere la respuesta que nuestro Señor dio a los tales:
misma altura que los mandamientos expresados
directamente por Dios. Considere la respuesta que nuestro
Señor dio a los tales:
Así que los fariseos y los maestros de la ley le preguntaron a Jesús: —¿Por qué no siguen tus discípulos la tradición de los ancianos, en vez de comer con manos impuras? Él les contestó:
le preguntaron a Jesús:
—¿Por qué no siguen tus discípulos la
Él les contestó:
—Tenía razón Isaías cuando profetizó acerca de ustedes, hipócritas, según está escrito: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí. En vano me adoran; sus enseñanzas no son más que reglas humanas». Ustedes han desechado los mandamientos divinos y se aferran a las tradiciones humanas. Y añadió: —¡Qué buena manera tienen ustedes de dejar a un lado los mandamientos de Dios para mantener sus propias tradiciones!
acerca de ustedes, hipócritas, según está
escrito: «Este pueblo me honra con los labios,
tradición de los ancianos, en vez de comer con
pero su corazón está lejos de mí. En vano me
adoran; sus enseñanzas no son más que reglas
humanas». Ustedes han desechado los
mandamientos divinos y se aferran a las
tradiciones humanas.
Y añadió:
—¡Qué buena manera tienen ustedes de
manos impuras?
dejar a un lado los mandamientos de Dios para
mantener sus propias tradiciones!
. Ninguna persona tiene el derecho a crear restricciones que Dios no ha restringido. Quien hace esto está jugando a ser «dios».
7º El legalista convierte la vida cristiana en toda una serie de reglas y principios morales. Reducen la vida cristiana a normas del tipo: «puedes hacer esto», pero «no puedes hacer aquello». Olvidan que la vida cristiana es una relación personal con un Dios que nos ha adoptado como hijos y que nos permite acercarnos a Él como un Padre. Como toda relación, la base es el amor, que nos lleva a honrar y respetar a la otra persona. Por eso toda la ley se
reduce en: «Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente» (). Cuando me casé con mi amada esposa, no fue necesario que me dieran una lista de normas con lo que debía y no debía hacer para agradarla. Esto no sería necesario. El verdadero amor me movía y me mueve a evitar todo aquello que pudiera desagradarle. ¡No necesitas ordenanzas cuando la relación se basa en el amor sincero y
Ninguna persona tiene el derecho a crear restricciones
con toda tu alma, y con toda tu mente» ().
cristiana a normas del tipo: «puedes hacer esto», pero «no
Cuando me casé con mi amada esposa, no fue necesario
que me dieran una lista de normas con lo que debía y no
puedes hacer aquello». Olvidan que la vida cristiana es una
que Dios no ha restringido. Quien hace esto está jugando a
debía hacer para agradarla. Esto no sería necesario. El
verdadero amor me movía y me mueve a evitar todo
relación personal con un Dios que nos ha adoptado como
aquello que pudiera desagradarle. ¡No necesitas
ser «dios».
ordenanzas cuando la relación se basa en el amor sincero y
hijos y que nos permite acercarnos a Él como un Padre.
apasionado! Si las normas se hacen necesarias, este es un indicativo de que no hay verdadero amor.
8º El legalista siempre verá a los que no estén de acuerdo con sus reglamentos como
El
legalista
siempre
verá
a
los
que
no
estén
de
acuerdo
con
sus
indicativo de que no hay verdadero amor.
reglamentos
como
liberales o rebeldes. Los fariseos acusaron numerosas veces a Jesús y a sus discípulos de quebrantar las tradiciones y mandamientos (; ). ¡Consideraban a Jesús
o
rebeldes. Los fariseos acusaron numerosas veces a Jesús y
a sus discípulos de quebrantar las tradiciones y
mandamientos (; ). ¡Consideraban a Jesús
un revolucionario y rebelde a la ley de Dios! Según ellos, Cristo incumplió una y otra vez el obligado día de descanso al sanar al hombre de la mano seca (); a la mujer encorvada (); al ciego de nacimiento (); al paralítico de Bethesda (), y un largo etcétera. ¡Qué paradoja! El creador del universo y dador de las leyes fue condenado por las leyes de los hombres. Los judíos le respondieron: Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios. Resulta curioso que el grupo que más se enoja con Jesús a lo largo de su ministerio terrenal es el grupo que, al menos
Cristo incumplió una y otra vez el obligado día de descanso
al sanar al hombre de la mano seca (); a la mujer
externamente y a ojos de los hombres, más rigurosamente cumplía la ley.
9º El legalista pronto será dominado por el orgullo y la hipocresía. Mantener una apariencia de piedad externa puede servir para encubrir la podredumbre interna. Insistir en lo externo promueve que las personas finjan una santidad externa que esconde problemas internos.
externa puede servir para encubrir la podredumbre interna.
encorvada (); al ciego de nacimiento (); al
Insistir en lo externo promueve que las personas finjan una
santidad externa que esconde problemas internos.
Sutilmente, la santidad será sinónimo de religiosidad externa o devoción superficial. Aquellos que se sujeten a las normas establecidas –por absurdas que sean– serán
externa o devoción superficial. Aquellos que se sujeten a las
paralítico de Bethesda (), y un largo etcétera. ¡Qué
normas establecidas –por absurdas que sean– serán
considerados más santos y fieles que aquellos que no lo hagan. Esto provocará una competencia por demostrar a los demás quien es el más puro y santo de todos,
cumplía la ley.
hagan. Esto provocará una competencia por demostrar a
paradoja! El creador del universo y dador de las leyes fue
los demás quien es el más puro y santo de todos,
produciendo así orgullo en los corazones y menosprecio al mirar a los demás. El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.
mirar a los demás.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera:
condenado por las leyes de los hombres.
Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres,
ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano.

CONCLUSIÓN:

El evangelio llama a los seres humanos al arrepentimiento, santidad, y devoción. Por esto, el mundo ve el evangelio como algo ofensivo. Pero ay de nosotros si añadimos innecesariamente a lo que es ofensivo, distorsionando la verdadera naturaleza de la cristiandad al combinarla con legalismo. Ya que el cristianismo tiene que ver con moralidad, rectitud, y ética, podemos fácilmente hacer un movimiento sutil a partir de una preocupación apasionada por una moralidad piadosa, y caer en un tipo legalismo. Sproul.
Tome muy enserio las duras críticas que el Hijo de Dios hizo a los legalistas: «Hipócritas»,
que el Hijo de Dios hizo a los legalistas: «Hipócritas»,
Tome muy enserio las duras críticas que el Hijo de Dios hizo a los legalistas: «Hipócritas»,
«sepulcros blanqueados», «necios», «serpientes», «raza de víboras»… Aquel que dijo de sí mismo que era «manso y humilde de corazón» no titubeó en proferir tales calificativos contra los legalistas. Indudablemente, el legalismo es un grave pecado, que atenta directamente contra el Evangelio de la gracia. Si usted ha caído alguna vez en el legalismo, le ruego en nombre del Señor Jesucristo que se reconcilie con Dios. Seguir un evangelio legista no es seguir el evangelio en absoluto. «Todos los que viven por las obras que demanda la ley están bajo maldición» ().
víboras»… Aquel que dijo de sí mismo que era «manso y
humilde de corazón» no titubeó en proferir tales
calificativos contra los legalistas. Indudablemente, el
legalismo es un grave pecado, que atenta directamente
contra el Evangelio de la gracia.
Si usted ha caído alguna vez en el legalismo, le ruego en
nombre del Señor Jesucristo que se reconcilie con Dios.
Seguir un evangelio legista no es seguir el evangelio en
absoluto. «Todos los que viven por las obras que demanda
la ley están bajo maldición» ().
LEGALISMO?
cual procuro estar firmemente asido a la Palabra de Dios.
Pero, a la vez, como bien expresó el reconocido escritor
Philip Yancey acerca del legalismo en su obra Gracia divina
vs. Condena humana: «No conozco nada que represente una
amenaza mayor para la gracia».
Movido por una serie de tristes experiencias personales
y tras varios encuentros con el legalismo, me siento en la
necesidad de reflexionar sobre esta realidad que amenaza
constantemente a la iglesia y que envilece el evangelio de
la gracia.
El evangelio llama a los seres humanos al arrepentimiento, santidad, y devoción. Por esto, el mundo ve el evangelio como algo ofensivo. Pero ay de nosotros si añadimos innecesariamente a lo que es ofensivo, distorsionando la verdadera naturaleza de la cristiandad al combinarla con legalismo. Ya que el cristianismo tiene que ver con moralidad, rectitud, y ética, podemos fácilmente hacer un movimiento sutil a partir de una preocupación apasionada por una moralidad piadosa, y caer en un tipo legalismo.
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