La resurrección, Fundamento y desafío.
Notes
Transcript
TBB: Marcos 16.1-9
INTRODUCCION
1. Hay triunfos muy especiales en la vida. Pero el triunfo de nuestro Señor Jesucristo sobre la muerte es sin igual.
2. El diablo creyó que al morir Jesús en la cruz había dado el golpe de muerte a los planes divinos. Lo que no sabía es que era él quien había recibido el golpe letal.
3. Hacía dos mil años que se había profetizado en Génesis 3:15: “Y pondré enemistad entre ti y la mujer, y entre tu simiente y la simiente suya; ésta te herirá en la cabeza, y tu le herirás en el calcañar”. Jesucristo es era esa simiente de la mujer profetizada. El recibió apenas una herida en el calcañar al morir en la cruz, pero asestó a Satanás una herida mortal en la cabeza.
4. La resurrección que hoy celebramos es crucial porque si Jesús hubiera permanecido en la tumba, Satanás habría ganado una enorme victoria, pero cuando el Señor salió del sepulcro mostró a todo el mundo “que es y que era y que ha de venir” (Apocalipsis 1:4), y que todas las profecías relacionadas con su persona y con su obra se cumplirán.
OT: Pero veamos cómo fue descrito ese glorioso acontecimiento por Marcos. Luego de exponer el texto quiero terminar con dos aplicaciones que la Palabra nos da nosotros hoy.
1. Escenario y compra de las especias (16:1)
a) V.1- Pasado el día de reposo, María Magdalena, María, la madre de Jacobo, y Salomé, compraron especias aromáticas para ir a ungirle.
i. El día de reposo terminaba con la puesta de sol (sobre las 6:00 p.m.) del sábado por la tarde. A esa hora las tiendas se reabrían, así que las mujeres pudieron comprar las especias para ungir el cuerpo de Jesús.
ii. Las especias no estaban pensadas para conservar el cuerpo (los judíos, al contrario que los egipcios, no embalsamaban), sino para cubrir el hedor de la descomposición.
iii. Seguramente como estaba muy oscuro para visitar la tumba el sábado por la noche, las mujeres planearon ir temprano en la mañana.
2. Camino hasta la tumba (16:2–3)
a) V.2 - Y muy de mañana, el primer día de la semana, llegaron al sepulcro cuando el sol ya había salido.
i. Evidentemente, ellas temían que si esperaban más podría iniciarse el proceso de descomposición del cuerpo y por eso, bien temprano fueron al sepulcro.
ii. Un punto importante que vemos aquí es que las mujeres no fueron al sepulcro a encontrarse con el Resucitado, ellas fueron a ungir el cuerpo muerto.
iii. Sin embargo, no creo que debamos ser muy ásperos con estas mujeres.
· Es verdad que ellas debieron haber creído las reiteradas veces en que el Señor les había dicho que al tercer día resucitaría.
· Pero por otro lado, aun cuando podemos criticar su falta de fe—falta que ellas compartieron con los discípulos—, no debemos pasar por alto su amor y lealtad excepcionales.
Ø Ellas estaban en el Calvario cuando murió Jesús,
Ø en el huerto de José de Arimatea cuando su Maestro fue sepultado,
Ø y ahora muy temprano por la mañana, aquí están una vez más, para ungir el cuerpo de Jesús.
· Cabe preguntarnos, entretanto, ¿dónde estaban los once?
b) V.3- Y se decían unas a otras: ¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro?
i. En el camino hacia la tumba, las mujeres estaban muy preocupadas por la gran piedra que tapaba la entrada de la tumba. Se preguntaban unas a otras, “¿Quién nos removerá la piedra?”
ii. Evidentemente ellas no están esperando una resurrección.
3. Descubrimiento de la tumba vacía (16:4)
a) V.4- Cuando levantaron los ojos, vieron que la piedra, aunque era sumamente grande, había sido removida.
i. Repentinamente vieron—tal vez en una curva del camino—que la enorme piedra ya había sido removida. ¿Qué había sucedido?
ii. Mateo da la respuesta: “… pues un ángel del Señor bajó del cielo, se acercó, removió la piedra y se sentó sobre ella. Su aspecto era como un relámpago y su vestidura blanca como la nieve” (28:2, 3).
iii. ¿Por qué tuvo el ángel que remover la piedra? Evidentemente no fue para que Jesús pudiese salir.
iv. Juan nos deja saber que Jesús resucitado no estaba limitado por la dimensión física —Jn. 20:19 Entonces, al atardecer de aquel día, el primero de la semana, y estando cerradas las puertas del lugar donde los discípulos se encontraban por miedo a los judíos, Jesús vino y se puso en medio de ellos, y les dijo: Paz a vosotros.
Sin embargo, sus discípulos tenían que ver que El ya no estaba en la tumba.
v. Es un detalle muy interesante el hecho de que el descubrimiento de la tumba vacía halla ocurrido por mujeres — relatado en los cuatro evangelios —.
Esto es una evidencia importante de la veracidad del relato.
Como en el judaísmo del siglo primero el testimonio de las mujeres no se consideraba fiable, la iglesia primitiva nunca habría creado una historia en la cual los principales testigos fueran mujeres.
4. Anuncio de la resurrección (16:5–7)
a) V.5-6 - Y entrando en el sepulcro, vieron a un joven sentado al lado derecho, vestido con ropaje blanco; y ellas se asustaron. Pero él les dijo: No os asustéis; buscáis a Jesús nazareno, el crucificado. Ha resucitado, no está aquí; mirad el lugar donde le pusieron.
i. La tumba vacía no era prueba de la resurrección. La tumba vacía sólo invitaba a la pregunta lógica: “¿Qué ha sucedido con el cuerpo de Jesús?”
ii. Durante siglos los escépticos han respondido de diversas maneras:
· los discípulos robaron el cuerpo;
· las autoridades judías o romanas se lo llevaron;
· las mujeres fueron a la tumba equivocada;
· Jesús de alguna manera sobrevivió y escapó de la tumba.
iii. Estas afirmaciones ya han sido todas contestadas con la propia explicación de Dios transmitida por su mensajero: “¡Ha resucitado!”
OT: El mensaje que se le da a las mujeres no es sólo para ellas, sino también para todos los seguidores de Jesús.
b) V.7 - Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro: “El va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, tal como os dijo.”
i. Notemos el amor tierno y perdonador de nuestro Dios manifestado en esta orden: “Pero id, decid a sus discípulos y a Pedro”.
ii. Tanto unos como el otro le habían abandonado a la hora cero. En la hora de amarga prueba le habían dejado y habían huido, sin embargo, ellos siguen siendo “sus discípulos”,
Ø Ellos, y principalmente Pedro luego de aquellas terribles negaciones, apoyadas a veces por maldiciones, necesitaban ser restaurados.
iii. En la narración de la Última Cena Jesús había predicho que los discípulos huirían y quedarían repartidos (14:27) y que Pedro le negaría (14:30–31), pero también les dijo que él iría “delante de vosotros a Galilea” (14:28).
5. La temerosa respuesta de las mujeres (16:8)
a) V.8 - Y saliendo ellas, huyeron del sepulcro, porque un gran temblor y espanto se había apoderado de ellas; y no dijeron nada a nadie porque tenían miedo.
i. Finalmente, las mujeres salen huyendo enmudecidas por el miedo de lo que acababan de presenciar.
b) Algo muy discutido ocurre en este v.8.
ii. En los manuscritos más antiguos, con el v.8 concluye el evangelio de Marcos.
iii. La verdad es que en eso no hay discusión entre los eruditos. Todos coincides que los versos del v.9 hasta el final fue una añadidura posterior por algún copista.
iv. El punto que se debate es si Marcos concluye aquí en el v.8 con toda intención, o si se extravió la parte siguiente.
v. Más allá de las diferentes opciones sugeridas, la mayoría de los comentaristas todavía creen que Marcos pretendía finalizar su evangelio en 16:8.
vi. Si ese fuera el caso, bien que Marcos nos está confrontando con al menos un punto en el cual debemos reflexionar un día como hoy:
Ø Marcos les está preguntando a los lectores y a nosotros hoy: “¿Cómo responderían ustedes al anuncio de la resurrección”
Ø A través de toda la narración del evangelio, Marcos nos deja ver que todos los que rodean a Jesús le abandonan, excepto el que lee. Boring escribe:
“El narrador ha permitido al lector estar “con Jesús” todo el tiempo, desde el principio hasta el final.… Cuando la familia lo rechazó, el lector persistió. Cuando los líderes religiosos, las multitudes y los discípulos entendieron mal a Jesús y lo abandonaron, el lector permaneció a su lado.… Ahora, los lectores están al borde de una narración incompleta en la que todos han fracasado, y con gran control, el narrador acaba la historia y deja a los lectores … con una decisión que tomar.”
En otras palabras, cómo vamos a responder hoy nosotros a la extraordinaria noticia de la resurrección de Jesucristo?
APLICACION
I. El anuncio de la resurrección: La reivindicación del Mesías sufriente
a) Mas allá de los cuestionamientos del final de Marcos, nuestros ojos tienen que fijarse en la afirmación histórica y teológica que está más clara que el agua: ¡Jesús de Nazaret ha resucitado de entre los muertos!
i. Esto significa que el Mesías ha sido reivindicado por Dios, confirmando que es sin duda el Hijo de Dios, el agente de Dios de la redención cuya muerte pagó el precio de rescate por los pecados.
b) Hermanos, en este hecho histórico descansa nuestra fe.
i. Bien dijo Pablo: 1 Corintios 15.14 …si Cristo no ha resucitado, …todavía estáis en vuestros pecados.
Pero inmediatamente asegura: v.20 Mas ahora Cristo ha resucitado de entre los muertos, primicias de los que durmieron.
ii. La resurrección es una realidad sobre la que descansa nuestra esperanza verdadera y segura.
La promesa del Señor es: “porque yo vivo, vosotros también viviréis” (Juan 14:19).
Ø La resurrección de Cristo tuvo lugar hace casi veinte siglos; pero para los que hemos creído en él, la resurrección tendrá lugar cuando él regrese en gloria en el Día del Juicio.
Ø La primera gavilla salió de una tumba que estaba en las afueras de Jerusalén en la mañana de la primera Pascua hace casi dos mil años; la cosecha saldrá de todas las tumbas del mundo cuando nuestro Señor resucitado aparezca en las nubes de gloria y los suyos resuciten de la tumba y sean llevados al encuentro con él.
iii. La resurrección es la esperanza del pueblo cristiano.
OT: Ya sea que el evangelio de Marcos terminara bruscamente para provocar en sus lectores una fe aún mayor, o que el relato de la aparición tras la resurrección se perdiera, de lo que no queda duda alguna es de que está llamando a sus lectores a la fe y a la perseverancia en virtud de la victoria segura de Dios.
II. Un llamamiento a la fe y la perseverancia
a) La confusión, el temor y el silencio que demuestran las mujeres al final es la misma respuesta que han venido demostrando los discípulos de Jesús a lo largo de toda la segunda parte del evangelio de Marcos.
i. Asombrados por el poder de Jesús para curar enfermos, expulsar demonios, alimentar multitudes, calmar el mar y caminar sobre el agua, pero al mismo tiempo confusos ante sus enseñanzas, llenos de orgullo y egoísmo personal y desconcertados con las predicciones de su próxima muerte. Pedro mismo confiesa que las poderosas obras de Jesús confirman que es el Mesías, pero no puede aceptar que el Mesías sufrirá y morirá (Marcos 8:27–33).
b) Muchos pudieran hoy también ser presa de la duda y la confusión.
i. Tal vez creen que Jesús es el Mesías, el Hijo de Dios que pagó el precio por los pecados, pero ¿por qué la iglesia no está experimentando más victoria en el mundo? ¿Por qué las persecuciones y la hostilidad crecen de forma más implacable? ¿Por qué tras una bomba mueren más de 200 personas, muchos de ellos cristianos? ¿Por qué algunos abandonan la fe?
ii. Ante estos retos, Marcos nos anima aferrarnos al e evento histórico de la resurrección. Nos anima a mantener los ojos puestos en Jesús y en la meta final.
Ø Marcos nos deja ver que cuando agonizaba en el jardín, Jesús le dijo al Padre: “no lo que yo quiera, sino lo que tú quieras” (Marcos 14:36).
Ø Cuando le abandonaron sus discípulos no se retiró Él también (Marcos 14:50);
Ø cuando fue acusado de blasfemia ante el Sanedrín, permaneció fiel, confesando su identidad y su confianza en que sería reivindicado por Dios (Marcos 14:60–64).
iii. Como dice el escritor de Hebreos: “Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe” (Heb 12:1–2).
iv. La pasión y resurrección de nuestro Señor Jesucristo es un doble llamado a nosotros hoy:
Ø Un llamado a confiar sólo en Cristo como nuestro Salvador,
Ø Un llamado a perseverar y permanecer fieles, y Dios nos reivindicará al final.