La Muerte del Hijo de Dios
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Introducción
Introducción
Nos hemos reunido en este tarde para conmemorar un evento histórico.
A pesar de que muchas personas no creen que Jesús es el Hijo de Dios; ellos no pueden negar que Jesús fue un personaje histórico.
La vida, ministerio, y muerte de Jesús es parte de la historia de la humanidad. Su vida fue una vida real que tuvo lugar en la antigua Palestina hace más de 2,000 años.
Así como muchos se reúnen a conmemorar la independencia de su país o un aniversario - nosotros también nos reunimos para conmemorar algo que realmente ocurrió en el tiempo e historia de la humanidad.
Hoy nos concentraremos en las últimas horas de la vida de Jesucristo sobre la Cruz del Calvario. Consideraremos:
El cumplimiento de las profecias
El sufrimiento del Hijo de Dios
La victoria de la cruz
I. El cumplimiento de las profecias
I. El cumplimiento de las profecias
E evangelista Juan, quien estuvo al pie de la cruz, narra lo que estaba mirando durante las últimas horas de la vida de Jesús sobre la tierra:
Después de esto, como Jesús sabía que ya todo había terminado, y para que se cumpliera la Escritura, dijo:
—Tengo sed.
Jn 19:28
Juan puede mirar la muerte tan violenta que experimentó el Señor Jesucristo. Sin embargo, Juan, siendo inspirado por el Espíritu Santo, entiende que todo esto era parte de las profecías escritas cientos de años atrás.
En otras palabras, aunque la muerte de Jesús fue una muerte injusta, fue una muerte donde un inocente murió, ocurrió para que se cumplieran las profecías acerca de el Salvador que moriría por su pueblo. Veamos tan solo algunas de estas profecías.
Cuando Adán y Eva habían pecado, Dios dicta una sentencia sobre la primera pareja. Ambos han comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Ambos ahora deben morir; pero Dios da una palabra de esperanza en .
Pondré enemistad entre tú y la mujer,
y entre tu simiente y la de ella;
su simiente te aplastará la cabeza,
pero tú le morderás el talón.»
Al hombre le dijo:
«Por cuanto le hiciste caso a tu mujer,
y comiste del árbol del que te prohibí comer,
¡maldita será la tierra por tu culpa!
Con penosos trabajos comerás de ella
todos los días de tu vida.
Esta profecía dice que un día vendría alguien de la simiente de la mujer; alguien nacido entre los seres humanos que aplastaría la cabeza de la serpiente (una herida mortal) pero la serpiente le mordería el talón.
A la mujer le dijo:
«Multiplicaré tus dolores en el parto,
y darás a luz a tus hijos con dolor.
Desearás a tu marido,
y él te dominará.»
Jesús es el cumplimiento de esta profecía. Él es aquel que vino de la simiente de la mujer (María) y quién aplastaría la cabeza de la serpiente (Satanás).
Pero a la misma vez Satanás le mordería el talón. La muerte de Jesús es esa mordida de serpiente que recibiría el que iba a rescatar a la humanidad de sus pecados.
Otra profecía que habla del Salvador que vendría a salvarnos está en .
Él fue traspasado por nuestras rebeliones,
y molido por nuestras iniquidades;
sobre él recayó el castigo, precio de nuestra paz,
y gracias a sus heridas fuimos sanados.
Is 53.
Esta profecía habla como Jesús iba a ser traspasado/molido/herido/castigado por nuestras rebeliones/iniquidades/enfermedades.
Por tanto, la cruz, aquel viernes santo, no fue una tragedia desde el punto de vista de Dios sino que fue parte del cumplimiento de las profecías.
El sufrimiento del Hijo de Dios
El sufrimiento del Hijo de Dios
El sufrimiento del Hijo de Dios
Juan ve a Jesús sobre la cruz y ve cómo el salvador que agoniza sobre la cruz bajo el candente sol del desierto grita diciendo: “Tengo sed.”
Jesús, siendo Dios encarnado, es decir un hombre real, sintió en carne propia el dolor que le causaron los judíos y romanos.
Jesús no era un fantasma o una especia de super-hombre (superman) que no sintiera dolor físico. Era un hombre de carne y hueso igual que nosotros que sentía hambre, frio, dolor, sed, y cansancio. Aun estos dolores y sufrimientos físicos fueron profetizados en el Antiguo Testamento. Veamos algunas de estas profecías:
El sufrimiento de sed
Se ha secado mi vigor como una teja;
la lengua se me pega al paladar.
¡Me has hundido en el polvo de la muerte!
Sal 22.
El sufrimiento de sus manos y pies clavados a la cruz
Como perros de presa, me han rodeado;
me ha cercado una banda de malvados;
me han traspasado las manos y los pies.
Sal 22.
El sufrimiento de su rostro completamente disfigurado
Creció en su presencia como vástago tierno,
como raíz de tierra seca.
No había en él belleza ni majestad alguna;
su aspecto no era atractivo
y nada en su apariencia lo hacía deseable.
Is 53.2
Sin embargo, el mayor de los sufrimientos quizá fue al sentir el abandono de su Padre!
¿Qué fue lo que Jesús clamó desde la cruz? Eli Eli Lama Sabactani - esto también fue parte de las profecías.
Dios mío, Dios mío,
¿por qué me has abandonado?
Lejos estás para salvarme,
lejos de mis palabras de lamento.
Dios mío, clamo de día y no me respondes;
clamo de noche y no hallo reposo.
¿Porqué Jesús se sintió abandonado por Dios?
Él sintió el abandono de Dios porque en esos momentos él estaba llevando sobre él todos nuestros pecados (vicios, adulterios, borracheras, orgullo, mentira, soberbia, etc.). En estos momentos él estaba cargando sobre su cuerpo toda nuestra maldad y Dios estaba derramando su juicio divino sobre la persona del Señor Jesucristo.
En esos momentos el Señor Jesucristo estaba representando a la humanidad. Él estaba siendo nuestro sustituto y estaba sintiendo el abandono que implicaba el juicio divino.
El inocente estaba siendo tratado como el más vil pecador - porque había tomado nuestro lugar!
La victoria de la cruz
La victoria de la cruz
Poco a poco el corazón de Jesucristo latía más y más lento.
Poco a poco iba bajando su ritmo respiratorio.
Poco a poco iba disminuyendo el pulso del maestro de Galilea.
Poco a poco se miraba que ya no podía más respirar. Le costaba demasiado trabajo poder inhalar un poco de aire.
Finalmente llegó el momento en que el Señor Jesucristo utilizó las pocas fuerzas que le quedaban y dijo: “Todo se ha cumplido”, “Consumado es”, “Todo se ha pagado”. Y tras decir eso - murió.
Podríamos el día de hoy dejar esta casa de oración tristes porque ha muerto Jesucristo. Podríamos decir que en esos momentos Satanás pensaba que había tenido la victoria sobre Jesucristo.
Podríamos pensar que en esos momentos Satanás y los demonios hicieron fiesta puesto que le habían quitado la vida al hijo del hombre.
Pero jamás olvidemos que para eso Jesucristo había venido.
Él Hijo de Dios tenía una misión durante su corta vida (33 años) - su misión era vivir una vida perfecta sometida a los mandamientos de Dios y morir en la cruz recibiendo el castigo que nosotros merecíamos.
Por tanto, su muerte en la cruz no fue una derrota. Su muerte en la cruz fue la victoria más gloriosa puesto que esa muerte, ese derramamiento de sangre, fue lo que aseguró nuestra salvación. Es por eso que Jesús dijo durante su vida:
»Como levantó Moisés la serpiente en el desierto, así también tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.
Juan 3.14-15
Y aunque humanamente ese día fue uno de los más oscuros de la historia de la humanidad - ese mismo día entro la vida al mundo. Así como cuando pecó Adán y Eva entró la muerte y pasó la muerte a toda la humanidad - ese día entró la vida eterna para todos aquellos que crean en él.
Ese día alguien creyó y fue salvo. Ese día alguien recibió el regalo de la vida eterna!
El centurión, al ver lo que había sucedido, alabó a Dios y dijo:
—Verdaderamente este hombre era justo.
Lucas 23: