Fidelidad al hablar. Fidelidad en lo que se habla.

Primer domingo después de resurrección  •  Sermon  •  Submitted
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La respuesta fiel de los apóstoles a la resurrección: Fidelidad al hablar. Fidelidad en lo que se habla.
TBB: Hechos 5.27-31
INTRODUCCION
1. La resurrección de Jesucristo no debiera ser un evento que nos inspira para organizar un Domingo de Pascua y nada más.
2. Corremos el peligro de perder el verdadero impacto de la resurrección y sus consecuencias si sólo logramos activarnos para el evento litúrgico de un día y nada más.
3. Incluso podemos reflexionar en las implicaciones teológicas de la resurrección, podemos ser impresionados por el E.S. ante las verdades que descubrimos de la resurrección, pero hay un peligro en quedarnos ahí y nada más.
4. Y sospecho que esa es la realidad de la mayoría de nosotros. Y no lo digo para avergonzaros, aunque no estaría mal si ocurriera, lo digo para que juntos reflexionemos en aquello que está supuesto a ocurrir una vez que la gracia de Dios nos ha permitido conocer al Cristo resucitado.
EL CONTEXTO:
v.27 Cuando los trajeron, los pusieron ante el concilio, y el sumo sacerdote los interrogó,
1. Esta no es la primera vez que el Concilio (el Sanedrín) requiere que los apóstoles aparezcan ante él para explicar sus acciones.
a. Hace poco, Pedro sanó a un hombre cojo (y al hacerlo, atrajo multitudes).
i. Después, habló de Jesús frente la multitud reunida en el Pórtico de Salomón (parte del templo de Jerusalén).
ii. Al dirigirse a esa multitud, dijo que ellos habían rechazado al Mesías “por ignorancia” (3:17), que le habían dado muerte (3:14-16). Entonces le pidió a la multitud que se arrepintiera (3:19-21). Dijo que Dios había resucitado a Jesús de la muerte (3:15) y que “A vosotros, primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, le envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad” (3:26).
iii. Aproximadamente cinco mil personas empezaron a creer como resultado de las palabras de Pedro (4:4).
b. Los sacerdotes, los príncipes del templo, y los saduceos arrestaron a Pedro y a Juan por predicar de la resurrección (‘saduceos’ no creían en la resurrección), y les mandaron aparecer ante el Concilio.
i. Preguntaron, “¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto?” (4:7) – refiriéndose al sanar del hombre cojo. Pedro contestó que fue “en el nombre de Jesucristo de Nazaret, al que vosotros crucificasteis y Dios le resucitó de los muertos” (4:10).
ii. Esto presentó al Concilio con un dilema. Querían que Pedro y Juan dejaran de predicar, pero dudaban en cómo frenarlos, ya que no querían provocar una reacción de la gente que había presenciado el sanar del hombre cojo y que había reaccionado al oír a Pedro predicar.
iii. Al final decidieron soltarles, pero “les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús” (4:18).
iv. Pedro y Juan contestaron, “Juzgad si es justo delante de Dios obedecer antes a vosotros que a Dios: Porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído” (4:19-20).
v. El Concilio, sin saber qué más hacer, les amenazó y les soltó (4:21).
2. Al ser liberados, Pedro y Juan se unieron a un grupo de discípulos y rogaron que Dios diera “a tus siervos que con toda confianza hablen tu palabra” (4:29) – después de esto “todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaron la palabra de Dios con confianza” (4:31).
3. Los apóstoles continuaron agresivamente con su ministerio (5:12-16) y nuevamente fueron arrestados por el príncipe de los sacerdotes (5:17-18). Pero un ángel abrió la puerta de su celda, y volvieron al templo a predicar (5:19-21a).
4. Cuando amaneció, el Concilio mandó por los apóstoles, pero la policía del templo encontró la cárcel cerrada y los guardias ahí, pero los apóstoles no estaban por ninguna parte (5:22-23).
i. Entonces se dieron cuenta de que estaban predicando en el templo de nuevo, y les trajeron al Concilio, pero “los trajeron sin violencia; porque temían del pueblo ser apedreados” (5:26).
ii. Y aquí son nuevamente enjuiciados.
5. Esta obstinada valentía de los apóstoles, la cual sabemos que no procedía de ellos sino del E.S, es uno de los argumentos que habitualmente se usan para evidenciar la resurrección de Jesús.
i. Estos hombres, quienes hasta hacia poco eran temerosos y desenfocados, ahora evidencian un atrevimiento y una osadía totalmente desconcertante.
ii. Ellos tenían plena convicción de que Jesús había sido resucitado de los muertos y exaltado por la diestra de Dios.
6. Esto nos lleva a reflexionar que cuando estamos plenamente convencidos de que Cristo es real y fue levantado de los muertos, esto nos debe conducir a un testimonio de Cristo, atrevido y valiente.
i. Un testigo es alguien que conoce una verdad y está dispuesto a divulgarla. Un testigo de Cristo es alguien que está convencido de Cristo y en consecuencia, no puede callar y no teme testificar de Cristo.
ii. Si Cristo resucitó de los muertos y nosotros lo creemos, entonces es fidelidad lo que nos es requerido.
iii. Un testigo fiel es aquel que habla, y que habla la verdad. No es uno, o el otro. No es que habla, pero no es fiel a los hechos. Tampoco es que está convencido de los hechos, pero guarda silencia.
iv. De un testigo se requiere fidelidad: fidelidad en hablar y fidelidad en el contenido de lo que habla.
OT: Esto es algo que podemos resaltar de los apóstoles. Ellos habían sido testigos del acontecimiento más extraordinario. Su Maestro, el Mesías, había muerto, pero al tercer día descubrieron que había sido resucitado.
No sólo que hallaron la tumba vacía, sino que el propio Señor resucitado vino a su encuentro, habló con ellos, comió con ellos y les dejó una gran comisión. Ahora ellos debían ser sus testigos hasta lo último de la tierra.
Los apóstoles debían ser testigos fieles, ¡y lo fueron!
De aquí hoy aprendemos que, en un creyente,
I. LA FIDELIDAD SE EVIDENCIA AL HABLAR (v.29)
A. Los apóstoles fueron nuevamente apresados e interrogados v.27-29
a. Llevados ante el Concilio v.27b
b. Leída la violación en la que incurrieron v.28b-c.
c. Acusados formalmente
1. Han llenado a Jerusalén de vuestra enseñanza v.28d
2. Quieren responsabilizarnos de dar muerte a un inocente v.28e.
B. Los apóstoles confirmaron su fidelidad v.29.
APLICACIÓN
1. Esto nos lleva a concluir en este primer punto que un cristiano es un testigo de Cristo, que evidencia su fidelidad a Cristo predicando y enseñando acerca de Cristo.
2. En otras palabras, nuestra fidelidad al Señor debe estar marcada por nuestro testificar del evangelio, a pesar de los obstáculos que se opongan.
3. La batalla en contra de ser testigos fieles que hablan de Cristo a veces surge de adentro y otras de afuera.
a. De adentro, cuando los temores a la vergüenza, al rechazo, a la perdida, nos neutralizan y quedamos paralizados.
b. De afuera, cuando una autoridad ordena silenciar nuestro testimonio. Aunque quizás aquí es un tanto más complejo el asunto.
i. En sus epístolas, Pablo (Romanos 13:1-2) y Pedro (1 Pedro 2:13-14) enseñan a los cristianos que “toda alma se someta a las potestades superiores” (Pablo) y “Sed pues sujetos a toda ordenación humana” (Pedro) – incluyendo líderes civiles, como reyes y gobernadores.
ii. Pablo continúa diciendo, “Pagad a todos lo que debáis; al que impuesto, impuesto; al que tributo, tributo; al que temor, temor; al que honor, honor.” (Romanos 13:7).
c. ¿Cómo interpretar estos mandamientos a la luz de nuestra responsabilidad de ser fieles al testificar de Cristo?
i. Ante el Concilio, Pedro deja claro que cuando la autoridad humana se encuentra en conflicto con la autoridad de Dios, los cristianos deben obedecer a Dios.
ii. La respuesta de Pedro fue: “Hemos recibido nuestra comisión de parte de Dios y no nos atrevemos a abandonarla ante el deseo o mandato de los hombres”.
4. Así nosotros también nos ha alcanzado la misma comisión y Dios desea la misma fidelidad.
5. En nuestro poder no lo lograremos. Necesitamos ir a la oración. Necesitamos clamar a Dios por su poder. Y luego, levantarnos de nuestras rodillas y ser fieles.
6. Testifiquemos de Cristo. Prediquemos del evangelio de Cristo, aunque nuestro tímido corazón se avergüence o, aunque el mundo se moleste.
7. Seamos fieles en hablar y no callar.
OT: Esto me lleva al segundo punto. En un creyente la fidelidad se evidencia no sólo en que habla, pero también…
II. SU FIDELIDAD SE EVIDENCIA EN EL CONTENIDO DE LO QUE HABLA. (v.30-31)
Este fue el testimonio apostólico el cual hoy estamos llamados a proclamar:
A. En primer lugar, la culpa del hombre (Jesús, a quien vosotros matasteis).
B. En segundo lugar, la muerte de Cristo (colgándole en un madero).
C. En tercer lugar, la resurrección de Cristo (A éste, Dios ha exaltado con su diestra).
D. Por último, la gracia de Cristo (para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados).
Gracias a la muerte de Cristo Él abrió un camino vivo y nuevo. Ahora como Príncipe exaltado, como autor y líder de ese camino nuevo abierto, concede, causa y da el arrepentimiento, y esto por gracia.
CONCLUSIONES
1. Ante el evento de la resurrección, los apóstoles fueron fieles en hablar y fieles en el contenido de lo que hablaron.
2. En franca valentía, concluyen que no podían callar en ninguna circunstancia porque tanto ellos, como el E.S. dentro de ellos, eran testigos de esas cosas.
3. ¿Tenemos este testimonio nosotros también?
a) Si no lo tienes no debes detenerte hasta alcanzarlo. Clama al Señor y procura conocerle como aquel que es tu perdón y tu justificación. Sólo El puede revelar esta verdad a tu alma. Solo Su Espíritu puede confirmar a tu espíritu la verdad del evangelio: Cristo murió por tus pecados y resucitó para tu justificación.
b) Si tienes ya ese testimonio en ti, o si lo has tenido en algún momento en nuestra vida, debemos avivarlo por la gracia de Dios. Solo así podremos ser fieles en hablar y fieles en lo que hablamos.
c) Vallamos y compartamos con valor y atrevimiento la verdad del evangelio.
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