Strongholds
2 Corintios 10:4, 5
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas, 5derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
porque las armas de nuestra milicia no son carnales, sino poderosas en Dios para la destrucción de fortalezas,
Fortalezas
derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
FORTALEZA. Los términos «fortaleza» y «castillo» se refieren principalmente a una parte de la ciudad más fuertemente fortificada que por los meros muros. Pr. 18:19 habla de «cerrojos de alcázar». Cuando Jerusalén fue tomada por David, ya había una ciudadela, defendida por los jebuseos (2 S. 5:6, 7). Los romanos tenían una fortaleza en Jerusalén, a la que fue llevado Pablo cuando fue apresado por los judíos (Hch. 21:34, 37). Pudiera haber sido la llamada Torre Antonia, que había sido construida por Herodes el Grande. Tal como la describe Josefo, estaba adyacente al Templo (Guerras, 5:5, 8). El salmista describe frecuentemente a Jehová como su roca y fortaleza o castillo (Sal. 18:2; 31:3; 71:3; 91:2).
Los Pensamientos
Pero lo que sale de la boca, del corazón sale; y esto contamina al hombre. 19Porque del corazón salen los malos pensamientos, los homicidios, los adulterios, las fornicaciones, los hurtos, los falsos testimonios, las blasfemias