La Importancia de la Lectura de la biblia

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La pregunta del siglo, donde encontrara la guianza el cristiano, donde estará la directriz de su vida, y aunque ya los sabemos por muchas razones la ignoran, es tan en la palabra de Dios.
Salmo 119.9–16 LBLA
9 ¿Cómo puede el joven guardar puro su camino? Guardando tu palabra. 10 Con todo mi corazón te he buscado; no dejes que me desvíe de tus mandamientos. 11 En mi corazón he atesorado tu palabra, para no pecar contra ti. 12 Bendito tú, oh Señor; enséñame tus estatutos. 13 He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca. 14 Me he gozado en el camino de tus testimonios, más que en todas las riquezas. 15 Meditaré en tus preceptos, y consideraré tus caminos. 16 Me deleitaré en tus estatutos, y no olvidaré tu palabra.
salmos 119:9-
El Objetivo máximo de la vida
Existen dos maneras de definir el objetivo máximo de la vida, una manera positiva y otra negativa.
De una manera positiva podríamos decir: el objetivo máximo de la vida es glorificar a Dios disfrutando de Él por toda la eternidad.
La forma negativa sería: el objetivo máximo de la vida es no pecar. Las dos quieren decir lo mismo, porque al pecar dejamos de glorificar a Dios, ya que valoramos otras cosas como más placenteras.
De modo que si aprendemos a glorificar a Dios disfrutando de Él, sabremos cómo dejar de pecar. Y si aprendiésemos a dejar de pecar, sabríamos cómo glorificar a Dios disfrutando de Él.
Salmo 119.11 NTV
11 He guardado tu palabra en mi corazón, para no pecar contra ti.
La manera de no pecar es atesorar la palabra de Dios en vuestro corazón.
Esto quiere decir que el camino para alcanzar el objetivo máximo de la vida —vivir para la gloria de Dios, disfrutando de Él eternamente— es atesorando la palabra de Dios en vuestro corazón.
Así que vamos a centrar nuestra atención por un momento en lo que esto significa.
Observemos las tres frases clave:
1) Tu palabra; 2) he atesorado y 3) en mi corazón.
“Tu Palabra”
La Palabra que el salmista tiene en mente no es una impresión subjetiva que acude a su mente cuando ora para que le sea revelada la voluntad de Dios.
Es la revelación de Dios en su palabra escrita, principalmente en la Tora, los libros de Moisés, y también en los escritos de los profetas que Dios envió a Israel.
Esto lo pueden ver en la forma como acumula palabras conocidas, para la palabra escrita revelada por Dios en el contexto.
Por ejemplo, en el versículo 10b: “No dejes que me desvíe de tus mandamientos.” Versículo 12: “Bendito tú, oh SEÑOR; enséñame tus estatutos.” Versículo 13: “He contado con mis labios de todas las ordenanzas de tu boca.” Versículo 14: “Me he gozado en el camino de tus testimonios.” Versículo 15: “Meditaré en tus preceptos.”
Estas palabras —mandamientos, estatutos, ordenanzas, testimonios, preceptos— en la Biblia se refieren a la palabra escrita de Dios, especialmente en los libros de Moisés, aunque también, implícitamente, a todas las obras escritas, reveladas por Dios.
En la actualidad diríamos que “Tu palabra” se refiere a la Biblia en su totalidad. De modo que el salmista en el versículo 11 no se refiere a impresiones subjetivas sino a las enseñanzas objetivas de Dios en las Escrituras. “En mi corazón he atesorado esa palabra, Tu palabra”.
“En Mi corazón”
Tomemos ahora la frase “en mi corazón”. El punto aquí dice básicamente: dentro de mí; no sólo en una tabla fuera de mí. Las palabras de Dios no se conservan por escrito simplemente para que el salmista las consulte en un libro fuera de sí mismo.
Se conservan para que las pueda consultar interiormente, en su corazón. En el Antiguo Testamento se habla del corazón como un lugar donde se piensa y se siente (; ).
Génesis 6.5 LBLA
5 Y el Señor vio que era mucha la maldad de los hombres en la tierra, y que toda intención de los pensamientos de su corazón era sólo hacer siempre el mal.
Job 36.13 BTX
13 Los impíos de corazón atesoran ira, No claman por auxilio cuando Él los aprieta,
genesis
De modo que estas palabras de Dios se atesoran en un lugar donde su puede pensar y donde se pueden sentir.
De modo que estas palabras de Dios se atesoran en un lugar donde su puede pensar y donde se pueden sentir.
“He atesorado”
Finalmente centrémonos en la frase del medio. “He atesorado.” “En mi corazón he atesorado tu palabra.”
Se preguntarán: ¿cómo se sabe que la palabra de Dios está “en el corazón,” en lugar de que simplemente el hecho de atesorar la palabra, permaneciendo ésta en los pergaminos fuera del corazón?
Por ejemplo, podría decir: “He atesorado a mi esposa en mi corazón”, y con ello no estoy diciendo que mi esposa está dentro de mi corazón sino sólo que la he atesorado en mi corazón.
La razón por la que sabemos que la palabra de Dios está en el corazón, es porque de las treinta y tantas veces que la palabra hebrea “He atesorado” (tsaphan) se usa en el Antiguo Testamento, en casi todas se refiere a “esconder” o “guardar”.
Sólo de forma secundaria quiere decir “atesorar”, ya que esconder los tesoros era lo que se hacía por aquel entonces, antes de que existieran los bancos. (ver ; ).
Job 23.12 LBLA
12 Del mandamiento de sus labios no me he apartado, he atesorado las palabras de su boca más que mi comida.
Proverbios 2.1 LBLA
1 Hijo mío, si recibes mis palabras, y atesoras mis mandamientos dentro de ti,
prover
De esta forma sabemos que cuando el salmista dice: “En mi corazón he atesorado tu palabra”, no sólo indica que el acto de atesorar se produce en su corazón, sino que la palabra está guardada y escondida ahí como algo valioso -como un tesoro.
Y lo que nos enseña este versículo es que una de las formas de alejarse de pecar —una forma de obtener el objetivo primordial de existir, de vivir para la gloria de Dios disfrutando de él para siempre— consiste en guardar la palabra de Dios en nuestros corazones como algo muy valioso. Cuando tenemos la palabra de Dios guardada y oculta en nuestros corazones, y la atesoramos como el oro y la plata, esa palabra cumplirá la función de alejarnos del pecado.
La Fe se alimenta de las Escrituras diariamente
La fe, para que se mantenga, depende de que se disponga de un acceso constante a la preciosa verdad bíblica. Veamos cómo se expresa esto en
Proverbios 22.18–19 LBLA
18 porque te será agradable si las guardas dentro de ti, para que estén listas en tus labios. 19 Para que tu confianza esté en el Señor, te he instruido hoy a ti también.
¿Cómo está tu confianza? ¿Tu paz, tu alegría y tu seguridad? ¿Son débiles o fuertes? Dios dice que nos da su palabra para que habite en nosotros y para que podamos confiar en Él.
La fe aumenta o disminuye en la medida en que se alimenta a cada momento del tesoro de la verdad de Dios guardada en nuestros corazones
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