Recuperando el amor

Amar a Dios es un mandato

Dios nos pide que lo amemos.

Dios nos ama apasionadamente, tal como lo ilustra el .

Mateo 22.37 NVI

—“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente”—le respondió Jesús—.

Amar a Dios es un mandamiento.

El mundo nos enseña que el amor no se puede obligar, porque se refiere al amor que se siente, y nadie puede obligarte a sentir algo que no quieres.

Pero Dios nos manda a amarlo porque su amor va más allá de un sentimiento (estado de ánimo).

La medida del amor de Dios

La medida del amor de Dios es su propio amor, es Él mismo.

Dios nos ama apasionadamente, tal como lo ilustra el .

Entendemos que su amor es perfecto, inquebrantable y poderoso, pero el nuestro no lo es; nuestro amor es débil, imperfecto y confuso.

La evidencia del amor

Dios nos demanda amarlo como él nos ama. Nuestro amor debe ser perfeccionado en su amor.

Supongamos que empezamos a amar a Dios, ¿cómo sabemos que realmente estamos haciéndolo correctamente?

La evidencia del amor

Juan 14.21 NVI

¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él.

Amar a Dios no es una expresión, es obediencia.

¿Cómo te va con los mandamientos? ¿Los cumples? ¿Amas a Dios?

Parece que demostrar el amor a Dios es una misión imposible.

Dios, en su plena sabiduría, sabiendo que no seríamos capaces de amarlo como Él nos ama, diseñó un plan para ayudarnos a amarlo.

Aprendiendo a amar a Dios

La Iglesia de Éfeso es un modelo para que aprendamos a amar a Dios.

Apocalipsis 2.2–5 NVI

Conozco tus obras, tu duro trabajo y tu perseverancia. Sé que no puedes soportar a los malvados, y que has puesto a prueba a los que dicen ser apóstoles pero no lo son; y has descubierto que son falsos. Has perseverado y sufrido por mi nombre, sin desanimarte. Sin embargo, tengo en tu contra que has abandonado tu primer amor. ¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.

Los efesios trabajaban duro.

Los efesios eran perseverantes (fuerza interior, resistencia).

Los efesios no se relacionaban con malvados (inmorales).

Los efesios eran celosos de la verdad.

Los efesios no se desanimaban por las críticas.

¿Cómo aprendemos a amar a Dios? Ama como se ama al primer amor

Ama como se ama al primer amor

Todas las cualidades y obras de los efesios estaban muy bien pero…habían perdido su primer amor.

Es lógico, desde nuestro pensamiento, que tantas dificultades nos hagan perder el primer amor.

Una vez más vuelve el mandamiento a ser más importante que todo; no se trata de lo que se hace sino de la prioridad (lo más importante).

¿Cómo se ama al primer amor? Es ese amor que te hace perder la noción del tiempo, es por el que te atreves a tomar riesgos, es por el que estás dispuesto a sacrificarte, es el que defiendes cuando lo atacan, es por quien renuncias a ti para complacerlo. El primer amor es aquel que se vuelve prioridad en tu vida. Es aquel por quien te decides aunque todos piensen diferente.

Tres pasos para recuperar el primer amor

Apocalipsis 2.5 NVI

¡Recuerda de dónde has caído! Arrepiéntete y vuelve a practicar las obras que hacías al principio. Si no te arrepientes, iré y quitaré de su lugar tu candelabro.

Apocalipsis 2.

Recordar: pensar. Compara la diferencia de la gracia de Dios con la vida de pecado y las consecuencias de una y otra.

Este “recordar” es como la historia del hijo pródigo, cuando recordó y dijo (): “cuántos jornaleros de mi padre tienen comida de sobra y yo aquí me muero de hambre”.

Debemos recordar la bondad de Dios, su amor impresionante e incansable.

“Recordar” es ese momento “insight”, ese punto de cambio, de conciencia que nos lleva a una acción.

2. Arrepentirse: tener un cambio desde el interior; cambiando la forma de pensar. Significa hacer a Dios la prioridad en la vida.

No es un remordimiento, es un cambio de 180 grados.

Amar a Dios como con el primer amor no es que él sea el número uno, es que Dios sea el número uno, dos y tres de tu vida. Y lo demás viene después.

3. Volver a practicar las obras primeras: implica aquellas acciones que hacíamos sin queja o excusa. Porque cuando amamos no ponemos límites a lo que hacemos.

Volver a las primeras obras no significa hacer obras para provocar el amor, es un proceso ordenado de volver al amor para que se produzcan las obras.

El primer amor produce un impacto en la realidad de quien ama. El amor de Dios debe impactar tu realidad.