Un llamado Serio a ser un autentico discipulo
Introduccion
Nunca os conocí; apartaos de mí, hacedores de maldad.
“Jamás os conocí; APARTAOS DE MI, LOS QUE PRACTICAIS LA INIQUIDAD.”
“Nunca los conocí. Aléjense de mí, ustedes, que violan las leyes de Dios”.
‘¡Jamás los conocí; apártense de mí, malhechores*!’
Entramos en el reino, pues, no por lo que decimos, sino por lo que somos. No es cuestión de palabras, sino de hechos. Sin embargo, no es cuestión de hechos realizados de cualquier manera, sino de hechos que brotan del sincero deseo de hacer la voluntad de Dios. No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Para ostentar autoridad, hay que estar bajo autoridad (8:9). Todo aquel que descuida la enseñanza de Cristo en su propia vida o que vive para hacer su propia voluntad, no la del Padre, y luego ejerce un ministerio «en el nombre de Jesucristo», en realidad, lejos de actuar en su nombre, reduce su nombre a un mero talismán o fórmula mágica.