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Si quieres entrar en la vida, guarda los mandamientos. Si quieres ser perfecto, anda, vende lo que tienes y dalo a los po- bres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme. La historia con- cluye indicando que, al oír estas palabras, se fue triste porque tenía muchas posesiones (Mt. 19:16-22).

Había heredado y además cultivado una tendencia grande: la codicia. No practicó nada que le ayudara con ese problema, nunca se corri- gió y terminó robando descaradamente. Finalmente, su tendencia a tener más lo dominó y el amor al dinero lo llevó a vender a Cristo, traicionar la confianza puesta en él, dañar su reputación, e incluso lo llevó a suicidarse.

Debemos reconocer que dependemos de Dios para vivir.

Debemos recordar que lo que el mundo ofrece no es compa- rable con lo que Dios tiene para nosotros.

Oración de consagración