Las Bienaventuranzas

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Porque no somos felices a pesar de tenerlo todo.

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LAS BIENAVENTURANZAS

felicidad o dicha
¿Cómo podría un mensaje tan exigente e imposible como el Sermón del Monte tener como objetivo hacer feliz a la gente?
Makarios (bienaventurados) significa felices, afortunados, dichosos.
David: “Bendito [o bienaventurado] sea Dios” ().
Salomón cantó: “Bendito Jehová Dios, el Dios de Israel, el único que hace maravillas” ().
Pablo se refirió al “glorioso evangelio del Dios bendito” () y a que Jesucristo es “el bienaventurado y solo Soberano, Rey de reyes, y Señor de señores” ().
No existe bienaventuranza ni perfecto regocijo y deleite, excepto quienes tienen una relación personal con Él,
A través de cuyas “preciosas y grandísimas promesas” llegamos “a ser participantes de la naturaleza divina” ().
Ser bienaventurados no es un sentimiento de bienestar basado en las circunstancias,
sino una profunda experiencia sobrenatural de contentamiento basada en el hecho de que nuestra vida está bien con Dios.
11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.

11 No lo digo porque tenga escasez, pues he aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación.
12 Sé vivir humildemente, y sé tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre, así para tener abundancia como para padecer necesidad.
13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
no que seamos suficientes en nosotros mismos para pensar que cosa alguna procede de nosotros, sino que nuestra suficiencia es de Dios,
pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Y si Cristo está en vosotros, aunque el cuerpo esté muerto a causa del pecado, sin embargo, el espíritu está vivo a causa de la justicia.
pues si vivimos, para el Señor vivimos, y si morimos, para el Señor morimos; por tanto, ya sea que vivamos o que muramos, del Señor somos.
Según normas humanas normales,
Pobreza de espíritu, tristeza, mansedumbre, hambre y sed de justicia, misericordia y persecución no son elementos de la felicidad.
Al hombre natural, y al cristiano inmaduro o carnal, es sufrimiento con otro nombre.
Cristo enseña que el sufrimiento soportado por el propósito correcto en la manera correcta es la clave de la felicidad.
El mundo declara: “Felices son los ricos, los nobles, los triunfadores, los machos, los glamorosos, los populares, los famosos, los agresivos”.
Salomón, buscó durante muchos años el camino del mundo hacia la felicidad.
Salomón, el más sabio y magnífico de los reyes antiguos, buscó durante muchos años el camino del mundo hacia la felicidad.
Tuvo enormes cantidades de oro y joyas, e hizo “que en Jerusalén la plata llegara a ser como piedras” (). Tuvo flotas de barcos y establos llenos con miles de los caballos más finos. Tuvo cientos de esposas, seleccionadas de entre las mujeres más hermosas de muchas tierras. Comía los alimentos más suntuosos en las vajillas más finas en los palacios más elegantes con las personas más distinguidas. Fue aclamado a lo largo del mundo por su sabiduría, poder y riqueza. Salomón debería haber sido muy feliz.
¿Qué provecho tiene el hombre de todo su trabajo con que se afana debajo del sol?” (1:2–3).
Jesús advirtió:
“Mirad, y guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” ().
El rey Saúl estaba angustiado, sus joyas y su ejército no pudieron ayudarlo.
El rey Belsasar ofrecía una gran fiesta con sus príncipes, sus mujeres y sus concubinas, de repente vio un escrito sobre la pared: “MENE, MENE, TEKEL, UPARSIN”. El rey estaba tan aterrado que “palideció, y sus pensamientos lo turbaron, y se debilitaron sus lomos, y sus rodillas daban la una contra la otra”. Su poder militar, sus influyentes aliados y sus grandes posesiones no pudieron darle consuelo (, ).
“No te afanes por hacerte rico; sé prudente, y desiste. ¿Has de poner tus ojos en las riquezas, siendo ningunas? Porque se harán alas como alas de águila, y volarán al cielo” ().
Tristemente, muchos predicadores, maestros y escritores de hoy “a los cuales es preciso tapar la boca” ()
están transmitiendo filosofía mundana en el nombre del cristianismo,
afirman que la fidelidad a Cristo garantiza la prosperidad, la salud, la riqueza, el éxito y el prestigio.
Curiosamente las cosas del mundo pueden convertirse en
alimento para el orgullo, la lujuria y la satisfacción personal, que son enemigos no solo de la justicia sino de la felicidad.
Jesús dijo: “El afán de este siglo y el engaño de las riquezas ahogan la palabra, y se hace infructuosa” ().
Pablo afirmó: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios.
Los ángeles dijeron a las mujeres: “No está aquí, sino que ha resucitado” (). Pablo afirmó: “Si, pues, habéis resucitado con Cristo, buscad las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” (). Juan aseveró: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.… Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (, ).
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra” ().
Juan aseveró: “No améis al mundo, ni las cosas que están en el mundo.…
Y el mundo pasa, y sus deseos; pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (, ).
Makarios es lo opuesto de ¡ay!, que connota dolor o calamidad.
Lo opuesto de la vida bendecida es la vida maldita.
La vida maldita está representada por la justicia propia externa e hipócrita de los religiosos altivos ().
POBRES EN ESPÍRITU
Bienaventurados los pobres en espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos. (5:3)
SIGNIFICADO DE SER POBRES EN ESPÍRITU
Ptōchos (pobres) viene de un verbo que significa “encogerse, acobardarse, o rebajarse
Una persona reducida a la miseria total, que mendigaba agachado en una esquina.
Mientras estiraba una mano para implorar las limosnas a menudo ocultaba el rostro con la otra mano, porque estaba avergonzado de ser reconocido.
Estiraba una mano para implorar las limosnas mientras ocultaba el rostro con la otra mano,
porque estaba avergonzado de ser reconocido.
La palabra comúnmente usada para pobreza normal era penichros.
Alguien que es pobre penichros tiene al menos algunos recursos escasos.
Ptōchos depende completamente de otros para su sustento.
Ser pobres en espíritu
es reconocer la pobreza espiritual sin Dios.
Es verse como realmente se es: perdidos, sin esperanza, indefensos.
Toda persona apartada de Jesucristo es espiritualmente indigente, cualquiera que sea su educación, su riqueza, su posición social, sus logros o su conocimiento religioso.
Reconocen su total indigencia espiritual y su plena dependencia en Dios.
Su orgullo ha desaparecido,
Su orgullo ha desaparecido, su confianza en sí mismos se ha desvanecido, y se hallan con las manos vacías delante de Dios.
su confianza en sí mismos se ha desvanecido,
y se hallan con las manos vacías delante de Dios.
¿Con qué me presentaré al SEÑOR y me postraré ante el Dios de lo alto? ¿Me presentaré delante de El con holocaustos, con becerros de un año?
Se trata de humildad verdadera, no de humildad fingida.
Pero el propósito de nuestra instrucción es el amor nacido de un corazón puro, de una buena conciencia y de una fe sincera.
con toda humildad y mansedumbre, con paciencia, soportándonos unos a otros en amor,
: “Miraré a aquel que es pobre y humilde de espíritu, y que tiembla a mi palabra”.
Describe a los individuos que están “quebrantados de corazón” y “contritos de espíritu” (),
que tienen un “corazón contrito y humillado” delante del Señor ().
Jesús contó la parábola del fariseo y el recaudador de impuestos
“a unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros”.
(). El fariseo era orgulloso en espíritu; el publicano era pobre en espíritu.
Hombres transformados por Dios
Moisés declaró su indignidad y Dios pudo usarlo de modo poderoso.
Pedro aún era agresivo, engreído y orgulloso, pero cuando Jesús proveyó milagrosamente la gran pesca, el discípulo quedó tan intimidado que confesó: “Apártate de mí, Señor, porque soy hombre pecador” ().
El apóstol, Pablo reconoció “que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien” (),
Reconoció que era el peor de los pecadores () y que las mejores cosas que podía hacer por sí mismo eran basura ().
Gedeon: Vemos que Gedeón abriga pensamientos humildes acerca de sí mismo. Su familia la más pobre en la tribu, , y él se consideraba el miembro más insignificante de su familia.
ESTEBAN, uno de los siete diáconos de la Iglesia primitiva:
ESTEBAN, uno de los siete diáconos de la Iglesia primitiva: ; ; ; ; .
Poseía siete cualidades importantes:
Elegido para supervisar la distribución de ayuda, .
Superó las limitaciones de su tarea y llegó a ser un predicador poderoso, .
Poseía siete cualidades importantes:
Lleno de fe y del Espíritu Santo, .
Lleno de sabiduría, , .
Lleno de poder, .
Lleno de luz, .
Lleno de visión, , .
Lleno de amor, .
Un mártir de la fe, .
Jesús pone en primer lugar esta bienaventuranza (pobreza de espíritu o humildad)
Jesús pone en primer lugar esta bienaventuranza porque la pobreza de espíritu, o humildad, es la base de todos los demás dones, y un elemento fundamental para llegar a ser cristiano ().
porque la pobreza de espíritu, o humildad,
es la base de todos los demás dones,
Es fundamental para llegar a ser cristiano ().
Solo cuando admitimos nuestra propia muerte, Cristo puede darnos su vida.
Solo cuando admitimos nuestra propia muerte, Cristo puede darnos su vida. “Abominación es a Jehová todo altivo de corazón” ().
Abominación es a Jehová todo altivo de corazón” ().
La iglesia en Laodicea decía pletórica de orgullo:
Yo soy rico, y me he enriquecido, y de ninguna cosa tengo necesidad; y no sabes que tú eres un desventurado, miserable, pobre, ciego y desnudo” ().
Donde el ego está exaltado, Cristo no puede estar.
Donde nosotros mismos somos los reyes, Cristo no puede entronizarse.
A menos que los orgullosos en espíritu se vuelvan pobres en espíritu, no pueden recibir al Rey ni heredar su reino.
CÓMO OBTENER HUMILDAD
¿Cómo entonces llegamos a ser pobres en espíritu?
Despojándonos de nuestro orgullo.
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.
Tampoco implica tirarnos al suelo o someternos a sacrificios humanos como el monaquismo, el ascetismo, el sacrificio físico, la mutilación, y otras formas de esfuerzos propios son ridículos e inútiles.
Por eso es que el monaquismo, el ascetismo, el sacrificio físico, la mutilación, y otras formas de esfuerzos propios son ridículos e inútiles.
Alimentan el orgullo en lugar de someterlo, porque son obras de la carne.
Alimentan el orgullo en lugar de someterlo, porque son obras de la carne.
Nos da una razón para jactarnos de lo que hemos hecho o no hecho.
Tales esfuerzos autoimpuestos son enemigos de la humildad.
Hay numerosos mandatos divinos de humillarnos (; ; ; ).
El primer paso en experimentar humildad es quitar la mirada de nosotros mismos y ponerla en Dios.
Poned la mira en las cosas de arriba, no en las de la tierra.
Segundo, debemos matar de hambre a la carne eliminando lo que la alimenta.
porque si vivís conforme a la carne, habréis de morir; pero si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis.
Porque el que siembra para su propia carne, de la carne segará corrupción, pero el que siembra para el Espíritu, del Espíritu segará vida eterna.
Porque la mente puesta en la carne es muerte, pero la mente puesta en el Espíritu es vida y paz;
Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame.
Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos.
Por tanto, no reine el pecado en vuestro cuerpo mortal para que no obedezcáis sus lujurias;
El mal no está en que nos alaben sino en buscarlo y gloriarnos en ello.
El mal no está en que nos alaben sino en buscarlo y gloriarnos en ello.
El TERCERO y equilibrador principio para llegar a la humildad es pedírsela a Dios.
David: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio, y renueva un espíritu recto dentro de mí” ().
CÓMO SABER CUÁNDO SOMOS HUMILDES
CÓMO SABER CUÁNDO SOMOS HUMILDES
Primero, si somos humildes nos destetaremos de nosotros mismos.
“Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí” ().
Segundo, la humildad nos lleva siempre a Cristo, “mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen” ().
Nuestra satisfacción estará en la expectativa de que un día seremos plenamente semejantes a nuestro Señor.
Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que habremos de ser. Pero sabemos que cuando El se manifieste, seremos semejantes a El porque le veremos como El es.
Tercero, no nos quejaremos de nuestra situación, por mala que pueda llegar a ser.
Merecemos algo peor que cualquier cosa que experimentemos en esta vida.
No nos ha tratado según nuestros pecados, ni nos ha pagado conforme a nuestras iniquidades.
Cuando la tragedia viene, no diremos: “¿Por qué a mí, Señor?”.
comprendiendo “que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse” ().
Cuarto, veremos con más claridad las fortalezas y virtudes de otros, así como nuestras propias debilidades y nuestros pecados.
“Con humildad” estimaremos “cada uno a los demás como superiores a [nosotros mismos]” ()
y “en cuanto a honra, prefiriéndonos los unos a los otros” ().
Quinto, pasaremos mucho tiempo en oración.
Así como el mendigo físico pide sustento material, el mendigo espiritual pide alimento espiritual.
Sexto, aceptaremos a Cristo en sus términos,
Nunca trataremos de tener a Cristo al mismo tiempo que conservamos nuestro orgullo, nuestros placeres, nuestra codicia, o nuestra inmoralidad.
No modificaremos las reglas del Señor por tradiciones eclesiásticas o por nuestras propias inclinaciones o persuasiones. Solamente su Palabra será nuestra norma.
Séptimo, cuando somos pobres en espíritu alabaremos y agradeceremos a Dios por su gracia.
Como a medianoche, Pablo y Silas oraban y cantaban himnos a Dios, y los presos los escuchaban.
RESULTADO DE SER POBRES EN ESPÍRITU
Quienes acuden al Rey con esta humildad heredan su reino, porque de ellos es el reino de los cielos.
“Porque así dijo el Alto y Sublime, el que habita la eternidad, y cuyo nombre es el Santo: Yo habito en la altura y la santidad, y con el quebrantado y humilde de espíritu, para hacer vivir el espíritu de los humildes, y para vivificar el corazón de los quebrantados” ().
“Humillaos delante del Señor, y él os exaltará” ().
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