SIGUIENDO SUS PASOS - Poder Testimonial
SIGUIENDO SUS PASOS • Sermon • Submitted
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· 95 viewsEntre las cosas mas asombrosas de las cuales tenemos que imitar a Jesús es en el poder que él tenía.
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El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo.
INTRODUCCIÓN:
INTRODUCCIÓN:
El domingo pasado hablamos sobre el Poder interior para andar como Jesús anduvo sobre esta tierra. Que tienen que ver con la santidad, la obediencia y la adoración.
Teniendo eso como base, podemos hablar del Poder hacia afuera o el poder testimonial.
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Quiero ser bien claro desde el principio, tanto el domingo pasado como este domingo estoy hablando de cosas reales y realizables para los hijos de Dios, para los que son seguidores de Jesús, aquellos que son sus discípulos.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Cuando Jesús dice esto: “ el que cree en mí, va a hacer las mismas obras que yo”, está diciendo la verdad, está diciendo algo realizable. Que cualquiera que cree, lo puede hacer.
Irán de poder en poder; Verán a Dios en Sion.
Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre:
La clave para recibir el poder de Dios en nuestra vida es creer, y el poder de Dios en nuestra vida es el Espíritu Santo.
Y para qué es el poder de Dios en nuestra vida, cuál es el propósito de tener ese poder.
Hay por lo menos 4 cosas en las cuales se tienen que manifestar el poder de Dios en nuestras vidas: Amar, Perdonar, Sanar y Salvar.
DESARROLLO:
DESARROLLO:
1. Poder para Amar.
1. Poder para Amar.
Porque no nos ha dado Dios espíritu de cobardía, sino de poder, de amor y de dominio propio.
No necesitamos poder para amar de manera humana o natural, porque es facíl amar a los que nos aman o a los que nos corresponden, atienden, se preocupan por nosotros, etc.
Pero sí necesitamos PODER para amar como ama Jesucristo, el amor sacrificial, amor inmerecido, amor misericordioso.
»Han oído la ley que dice que el castigo debe ser acorde a la gravedad del daño: “Ojo por ojo, y diente por diente”.
Pero yo digo: no resistas a la persona mala. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, ofrécele también la otra mejilla.
Si te demandan ante el tribunal y te quitan la camisa, dales también tu abrigo.
Si un soldado te exige que lleves su equipo por un kilómetro, llévalo dos.
Dale a los que te pidan y no des la espalda a quienes te pidan prestado.
»Han oído la ley que dice: “Ama a tu prójimo” y odia a tu enemigo.
Pero yo digo: ¡ama a tus enemigos! ¡Ora por los que te persiguen!
De esa manera, estarás actuando como verdadero hijo de tu Padre que está en el cielo. Pues él da la luz de su sol tanto a los malos como a los buenos y envía la lluvia sobre los justos y los injustos por igual.
Si sólo amas a quienes te aman, ¿qué recompensa hay por eso? Hasta los corruptos cobradores de impuestos hacen lo mismo.
Si eres amable sólo con tus amigos, ¿en qué te diferencias de cualquier otro? Hasta los paganos hacen lo mismo.
Pero tú debes ser perfecto, así como tu Padre en el cielo es perfecto.
Ven, necesitamos el poder de Dios, el poder del Espíritu para amar de esa manera, si no amamos de esa manera nunca podremos hacer las mismas obras que Jesús hizo sobre esta tierra.
2. Poder para ministrar Perdón.
2. Poder para ministrar Perdón.
No me refiero ministrar perdón a los que nos hacen mal o nos ofenden, sino a los pecadores.
Si ustedes perdonan los pecados de alguien, esos pecados son perdonados; si ustedes no los perdonan, esos pecados no son perdonados».
Está claro que nosotros no somos los que perdonamos los pecados, pero sí somos los ministramos el perdón de Dios.
Y la oración de fe salvará al enfermo, y el Señor lo levantará; y si hubiere cometido pecados, le serán perdonados.
Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho.
Sino, no seríamos los ministros de reconciliación.
Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación;
3. Poder para Sanar y Liberar.
3. Poder para Sanar y Liberar.
Y estaban todos maravillados, y hablaban unos a otros, diciendo: ¿Qué palabra es esta, que con autoridad y poder manda a los espíritus inmundos, y salen?
Jesús tenía autoridad y poder para sanar y liberar y esa misma autoridad y ese mismo poder son los que el Señor nos dio a todos aquellos que nos convertimos en sus seguidores, sus discípulos.
No sanamos o liberamos por nosotros mismos, sino por la autoridad y el poder que Jesús nos delegó para hacer la obra.
Habiendo reunido a sus doce discípulos, les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades.
En este pasaje encontramos dos palabras en griego que se traducen por “Poder” y “Autoridad”, que son “Dunamís” y “Exousía”.
Exousía = autoridad delegada, derecho, jurisdicción, libertad, poder, potestad.
Dúnamis = fuerza sobrenatural, específicamente poder para hacer milagros. Eficacia, fuerza, capacidad, potencia.
4. Poder para Salvar.
4. Poder para Salvar.
Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.
Si la iglesia no predica el evangelio, nadie se va a salvar, es nuestra responsabilidad.
Además os declaro, hermanos, el evangelio que os he predicado, el cual también recibisteis, en el cual también perseveráis;
por el cual asimismo, si retenéis la palabra que os he predicado, sois salvos, si no creísteis en vano.
No somos la fuente de la salvación, pero somos la herramienta de la salvación.
A otros salvad, arrebatándolos del fuego; y de otros tened misericordia con temor, aborreciendo aun la ropa contaminada por su carne.
CONCLUSIÓN:
CONCLUSIÓN:
Primero Creer.
Primero Creer.
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también; y aun mayores hará, porque yo voy al Padre.
Segundo que venga el Espíritu.
Segundo que venga el Espíritu.
pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra.