En Las Manos Del Alfarero

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En las Manos del Alfarero

Jeremías 18:1—6

 

Introducción:

v     Comenzamos esta semana hablando de nuestra necesidad de ser Imitadores de Dios (Efesios 5:1-2).

v     Durante la semana estuvimos compartiendo las palabras del apóstol Pedro, quien nos dice que para vivir en Santidad, entonces tenemos que:

o       Estar Preparados

o       No Conformarnos a los Malos Deseos

o       Vivir en Obediencia

o        Siendo Santos en Toda Nuestra Manera de Vivir

v     Para, así ser partícipes de esa Esperanza Viva (de esa Herencia Incorruptible, Incontaminada e Inmarcesible).

v     Hoy, quiero hablarte de nuestra necesidad de poner todas nuestras vidas en las manos del Señor. 

I.                   En Sus Manos Podemos Oír Su Voz (vv. 1-2)

v     Una de las cosas que debemos notar inmediatamente es que Jeremías vivía una vida Consagrada al Señor. 

v     Lo podemos notar porque el estaba, primeramente, Atento a Sus Palabras. 

v     Los versos 1-2  nos indican que la “Palabra de Jehová que vino a Jeremías, diciendo: Levántate y vete a casa del alfarero, y allí te haré oír mis palabras.

v     Y para mí, esto es una indicación directa de que Jeremías vivía en Santidad

v     O sea, Jeremías, su vida, estaba en las Manos del Alfarero, por lo tanto, el era capaz de Escuchar la voz de Dios.

v     Y cuando nos Ponemos en las manos del Alfarero, entonces, nosotros también podemos oír Su voz.

v     Salomón, escribió “…Muéstrame tu rostro, hazme oír tu voz; Porque dulce es la voz tuya, y hermoso tu aspecto” (Cantares 2:14b).

v     Y yo creo que esa debe de ser la Oración que brote de nuestros labios: “Señor, muéstrame tu rostro y hazme oír tu voz.”  “Señor, necesito escuchar tu Palabra.”

v     ¿Por qué necesitamos Su Palabra?  Porque Su Palabra es Vida.

v     Juan 17:3 nos dice: “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado.” (Jesús es el Verbo encarnado/La Palabra de Dios).

v     Y la única forma en que nosotros podemos tener Comunión con el Padre; De la única forma en que nosotros podemos estar atentos a Su Palabra, Oír Su voz, es cuando estamos en Sus manos.

v     O sea, cuando dependemos totalmente de El; cuando vivimos en Santidad.

II.                En Sus Manos Nuestras Vidas Son Sanadas (v. 3-4)

v     Jeremías continúa su recuento y nos dice: vv. 3—4 “Y descendí a casa del alfarero, y he aquí que él trabajaba sobre la rueda. Y la vasija de barro que él hacía se echó a perder en su mano; y volvió y la hizo otra vasija, según le pareció mejor hacerla.”

v     Estos versos (3-4) son una Imagen clara de lo que el Señor quiere hacer con nuestras vidas.

v     De acuerdo a Jeremías, el alfarero Encontró algo defectuoso en la vasija y la Destruyó para así poder hacer una nueva.

v     La frase “se echó a perder” es una frase intrigante.  En Hebreo es una sola palabra y quiere decir “Podrido, Dañado, Corrompido, Enfermo.” 

v     En otras palabras: Jeremías nos dice que la vasija estaba Enferma y esta vasija tenia que ser Sanada.

v     Max Lucado nos cuenta acerca de una muchacha llamada Julie.  Julie trabajaba en un hotel y un día dos hombres llegaron y asaltaron el hotel.  Se la llevaron de rehén, la violaron y la dejaron amarrado a un árbol para que muriera.  Sin embargo alguien la encontró y la rescató.  A causa de esta experiencia, ella perdió su empleo y no pudo continuar su educación.  Pero quiero que escuches las palabras de Julie:

Después de esa experiencia, pasé mucho tiempo pensando en Dios... Buscaba y oraba para entender. Anhelaba ser sanada... Mi espíritu y mi fe habían sido dolorosamente probados; en los meses que siguieron, mi transcurrir espiritual fue doloroso pero también hermoso.

Dios me permitió obtener beneficios de una situación tan desagradable y devastadora. Ahora hay en mi vida una cantidad de cosas buenas. Tengo unos amigos fantásticos, más de los que jamás pude haber tenido a no ser por esta experiencia. Tengo un trabajo que me permite servir a personas víctimas de crímenes. Tengo una profunda relación con Dios. Espiritualmente soy más sabia y madura que lo que era antes. He sido bendecida más allá de lo que puedo decir en estas páginas y eso me hace ser muy agradecida. Romanos 8.28 ha llegado a ser una parte viva de mi vida: “Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados.”

v     Cuando Descansamos en las manos del Alfarero, te garantizo, todas nuestras heridas son sanadas. 

v     Todo aquello que está “Podrido, Dañado, Corrompido O Enfermo” en nuestras vidas el lo puede Sanar.

v     Si hay algo que necesita Sanidad en tu vida en esta mañana, ven a El y el te va hacer una Vasija nueva.

v     Isaías nos dice: “Ciertamente llevó él nuestras enfermedades, y sufrió nuestros dolores; y nosotros le tuvimos por azotado, por herido de Dios y abatido. Mas él herido fue por nuestras rebeliones, molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su llaga fuimos nosotros curados.” (53:4—5)

III.             En Sus Manos Tomamos la Mejor Forma (vv. 5-6)

v     Uno de los problemas que tiene el ser humano es que nos Conformamos con algo que nos parece bueno, cuando el Señor tiene algo que es Infinitamente mejor para nosotros.

v     En el caso del pueblo de Israel, encontramos que Jeremías fue Comisionado por Dios para traer un mensaje de advertencia al pueblo.

v     El pueblo se hallaba en Pecado y el Señor les estaba llamando al Arrepentimiento

v     Es por eso que el Señor dice “¿No podré yo hacer de vosotros como este alfarero, oh casa de Israel? dice Jehová. He aquí que como el barro en la mano del alfarero, así sois vosotros en mi mano, oh casa de Israel” (v. 6).

v     El pueblo se había conformado a una vida de Pecado, a una vida apartados del Señor.

v     Y el Señor tiene que venir a Recordarles: Ustedes son mi Pueblo.  Ustedes son como el Barro (arcilla) en las manos del Alfarero.  Yo quiero darles la mejor Forma.

v     Hermanos, nosotros Alcanzamos nuestra mejor forma cuando nos ponemos en las manos del Alfarero.

v     Nosotros nos Convertimos en Obras de Arte cuando el Alfarero nos pone en Su rueca y comienza a darnos forma.

v     Para que lleguemos a ser hechos a la Imagen y semejanza de Jesús.

v     Pero para eso, necesitamos vivir en Santidad.

Conclusión:

v     Pablo nos dice que el Señor quiere “…perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo, 13hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; 14para que ya no seamos niños fluctuantes, llevados por doquiera de todo viento de doctrina, por estratagema de hombres que para engañar emplean con astucia las artimañas del error, 15sino que siguiendo la verdad en amor, crezcamos en todo en aquel que es la cabeza, esto es, Cristo, 16de quien todo el cuerpo, bien concertado y unido entre sí por todas las coyunturas que se ayudan mutuamente, según la actividad propia de cada miembro, recibe su crecimiento para ir edificándose en amor” (Efesios 4:12b—16)

v     Pero esto solo se consigue cuando tú y yo nos ponemos en las manos de este Alfarero.

v     El Quiere Hablarnos a cada uno de nosotros

v     El Quiere Sanarnos

v     El Quiere Moldearnos

v     ¿Quieres ser una obra maestra?  ¿Quieres alcanzar tu potencial máximo? 

v     Entonces, Ven a las Manos del Alfarero 

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