Mantente Firme en el Ministerio
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Introducción
Introducción
Desde siempre me han llamado la atención los árboles en los bosques. Cuando estudié en la universidad acerca de los diferentes ecosistemas, el bosque fue el que más me gustó por la cantidad de biodiversidad que en ellos hay. Especialmente me gustan los árboles, pues tienen la capacidad de crecer a alturas inmensas, dando refugio y alimento a otros organismos como hongos, aves y roedores que se benefician de la fuerza y altura de los árboles. Estos colosales árboles tienen una firmeza impresionante que, a pesar de las muchas tormentas, bajas temperaturas, y desastres naturales, siguen de pie. Es gracias a sus grandes y poderosas raíces que pueden mantenerse en pie por muchos años, y permanecer así para poder dar alimento y refugio a los demás organismos.
De la misma manera debemos ser en el ministerio. A pesar de las diferentes circunstancias en las que nos encontremos, como creyentes y ministros debemos mantenernos firmes para poder realizar de manera correcta el trabajo que el Señor nos ha dejado.
El apóstol Pablo está escribiendo sus últimas palabras, antes de que sea asesinado. Por el tiempo en que fue escrita, y por lo que en ella se dice, esta carta viene siendo como la última voluntad del apóstol Pablo, su discurso de despedida, dedicada a su amado hijo Timoteo. La carta esta dividida en varias secciones, hablando sobre la manera en que debe comportarse Timoteo en el ministerio (1.3-2.13), seguido de exhortaciones para que enfrente los errores doctrinales que se están suscitando (2.14-3.17), y al final con una exhortación para que se mantenga firme en el ministerio (4.1-19). Y aquí es donde entra nuestro pasaje.
El día de hoy hablaremos acerca de cómo mantenernos firme en el ministerio. Por esta razón he puesto como título al sermón Mantente firme en el ministerio, como una exhortación hacia nosotros que estamos llamados a servirle al Señor.
En primer lugar, veremos que debemos mantenernos firmes en el ministerio, debemos cumplir nuestras responsabilidades.
A. Mantente firme en el ministerio cumpliendo tus responsabilidades (v.1-2)
A. Mantente firme en el ministerio cumpliendo tus responsabilidades (v.1-2)
Después de haber expuesto las características que debe tener un buen ministro, Pablo ahora se dirige a Timoteo dándole una orden: Te encargo solemnemente. La palabra aquí “encargo” quiere decir advertir, encarecer; de manera solemne se a la característica de dicha advertencia. Es decir, que lo que Pablo le está diciendo es algo de suma importancia, a tal punto de advertirle de manera importante. Lo interesante es que dice que es en presencia de Dios y de Cristo Jesús ante quien Pablo le está advirtiendo, y ante quien Timoteo debe trabajar. Es ante Dios y de parte de Dios que se debe hablar de Cristo (2 Corintios 2.17). El ministerio no es un empleo con fin de ganar buena reputación delante de las personas. Es ante Dios que estamos trabajando. Es ante el Soberano del universo que estamos desarrollando nuestras habilidades. Pablo lo explicaba también cuando escribió a los Gálatas diciendo: “Queda claro que no es mi intención ganarme el favor de la gente, sino el de Dios. Si mi objetivo fuera agradar a la gente, no sería un siervo de Cristo” (Ga. 1.10, NTV). Pablo sabía exactamente que ante Dios es que realmente importa lo que hacemos y no hacemos. Por eso le escribe así a Timoteo, y le recuerda: “Timoteo, amado hijo, ten en cuenta que estás ante Dios realizando la tarea de Dios, que Él mismo te la encomendó; porque Él mismo va a juzgar, a los vivos y a los muertos. No importa si sigues con vida cuando Él venga de nuevo, en aparición gloriosa, o bien si ya has muerto para ese momento. Todos compadeceremos ante Él y seremos juzgados.”
Por eso, mantente firme en el ministerio, y cumple tus responsabilidades. Pablo pasa a darle órdenes acerca de lo que no debe descuidar en su ministerio.
a. Predica la Palabra
a. Predica la Palabra
Es interesante que Pablo inicie con esta orden. Timoteo estaba en una iglesia donde los falsos maestros estaban enseñando cosas ajenas a lo que el evangelio es. Después de haber dicho que toda la Escritura, en su totalidad es inspirada, soplada por Dios mismo, ahora le ordena que predique esa misma Escritura. ¿Cuántos predicadores hoy día prefieren hablar acerca de sus experiencias, o sus conocimientos, en vez de hablar lo que el Señor ya ha hablado para Su pueblo? Hermanos, es triste ver iglesias llenas cada domingo, reuniones saturadas de personas con necesidad del evangelio, pero solo escuchando palabras sin sentido. Como dijo una vez D. Webster “Hay tantas anécdotas personales en los sermones que el oyente conoce mejor al pastor que a Cristo”.
Esto no debe ser así, hermanos. Si somos evangélicos, debemos hablar del evangelio. No es posible que la gente que llegue a la iglesia y se vaya con el mismo vacío en su corazón. Iglesias que han cambiado la predicación de la Palabra, sin mencionar nada sobre el pecado, la ira de Dios, ni el infierno, porque no quieren alejar a las personas. No nos damos cuenta de que, al no querer alejar a las personas de la iglesia, estamos más bien alejándolas de Dios. Predica la palabra. Esa es tu responsabilidad. Esa es tu tarea. Esa es tu única función. Predica la Palabra. No importa si es el momento o no, hazlo. La frase inste a tiempo y fuera de tiempo quiere decir que no hay un horario para realizarlo. Debe ser un habito en la vida de todo ministro. Juan Calvino lo dijo de esta manera, diciendo:
“[refiriéndose al] pastor, para que él no se dedique al oficio de enseñar sólo cuando quiera y cuando le convenga, sino que, sin escatimar fatigas ni molestias, ejercite sus facultades a su máxima capacidad”[1]
¿Cuántos de nosotros debemos tener en mente esto? Debemos predicar la Palabra, en todo momento, sin importar lo que pase.
En segundo lugar, no solo debemos predicar la Palabra, sino que debemos redargüir.
b. Redarguye
b. Redarguye
Esta palabra significa “exponer; refutar, mostrar la propia culpa, con la implicación de que hay prueba convincente de esa falta”[2]. ¿Cuántas iglesias, cuántos hermanos han dejado esta práctica? Existen muchas personas que, al igual que el punto anterior, no quieren que las personas se vayan de las iglesias, así que no se les expone sus faltas. Pastores diciendo – “es que no queremos que se ofendan”- Hermanos, debemos entender que la gente va a ofenderse cuando se le expone su falta. A nadie le gusta cuando se le confronta, pero si vamos a dejar la confrontación a un lado, para que el “hermano” no se ofenda, estaremos dejando a un lado lo que el evangelio hace. El hombre ha estado ofendiendo a Dios toda su vida. Y es a través de la predicación de la Palabra que tal confrontación se realiza. Hebreos 4.12 nos declara que “la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.” Es a través de la predicación de la Palabra que el hombre podrá reconocer su falta, y acercarse a Dios arrepentido. Pero si no se le confronta, ¿cómo haremos que las personas se acerquen a Dios?
Como ministros del Señor debemos hablar al corazón de las personas, utilizando la Palabra de Dios. Es el alma de las personas la que está en peligro, o quizá son las relaciones inestables con el Señor que las personas tienen, ¿cómo no vamos a confrontarlas para animarlos a que se alejen de tal pecado, o para que mejoren en algo? Pablo le dice a Timoteo, redarguye a los hermanos cuando sea necesario, sin temor a ofender, en base a la Palabra. ¡Oh hermanos, cuanto necesitamos esto en nuestras iglesias hoy día!
No solo es predicar la Palabra, y redargüir a los hermanos, sino que en tercer lugar también debes reprender.
c. Reprende
c. Reprende
La confrontación no solo debe quedarse ahí. Ésta debe ser reprendida. En México tenemos una expresión, la cual es “hacerse de la vista gorda”. Significa que, ante algo que sucede, la persona hace como que no pasa nada. No. El pecado es algo que debe denunciarse con intensa desaprobación. No podemos estar sirviendo al Señor, y estar permitiendo que la gente continúe en su estilo de vida pecaminosa. No. El pecado es una ofensa infinita al Ser más infinito. Fue a causa del pecado que la ira de Dios fue descargada en Jesucristo cuando murió en la cruz. Fue a causa del pecado que la humanidad entró en un estado de enemistad contra Dios, hostilmente rechazando Su santidad y Su Ley. Es a causa del pecado que el infierno está repleto de gente, porque es ahí donde el pecado se es juzgado. ¿Cómo no hemos de denunciar el pecado? William Hendriksen comentó al respecto, y dijo: “En el proceso de redargüir o convencer al pecador, éste debe ser reprendido severamente. No se debe reducir la gravedad de su pecado.”[3]
En cuarto lugar, debe de haber una exhortación, cuando se confronta a una persona por su pecado.
a. Exhortación
a. Exhortación
Esta palabra ha generado mucha confusión porque se ha utilizado de una manera equivocada. Primero hay que hablar acerca de lo que no es exhortar. Exhortar no es señalar la falta de la persona, exponiendo su pecado, con la piedra lista para ser arrojada. Exhortar tampoco es acusar a un hermano en su falta, en base a lo que uno considera correcto. Exhortar tampoco significa que nos ponemos en el papel del juez de su vida, observando y condenando sus acciones porque no están de acuerdo con nuestra manera de pensar o vivir. No. Exhortar significa completamente lo contrario.
La palabra exhortación viene de la palabra en griego parakleto, misma que se utiliza para referirse al Espíritu Santo como el Consolador (Juan 14.16), y también se usa en 1 Juan 2.1, refiriéndose a Jesús como nuestro abogado. Ahora bien, no existe una palabra en español para poder traducir parakleto, pero existen sinónimos que nos pueden ayudar a entender su significado. Pueden usarse palabras como llamar, invitar, pedir, rogar, hablar cortésmente; con-solar, animar. Etimológicamente puede significar “llamar a un lado”. El que capacita, o el que llama. Ahora bien, entendiendo esto podemos ver lo que sí significa exhortación.
La finalidad de la exhortación es animar al hermano. Una vez que hemos confrontado el pecado del hermano, después de denunciar la gravedad de su pecado, ahora se le llama, se le invita a dejar ese pecado, y caminar en santidad para el Señor. No es una condenación que se le da, sino que es un aliento de apoyo por parte de alguien que le ama, para su crecimiento. Es cierto que el pecado no debe dejarse como simple cosa, pero es necesario que después de la confrontación venga la restauración (1 Corintios 5.5).
Antes de pasar al siguiente punto, es necesario notar la forma en que se debe predicar la palabra, redargüir, reprender y exhortar. Cada una de estas acciones se deben de hacer con mucha paciencia e instrucción. Gálatas 6.1 dice que “aun si alguno es sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradlo en un espíritu de mansedumbre, mirándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado.” Como dice mi papá: “no es lo que dices, sino cómo lo dices”. No es la confrontación ni la exhortación únicamente lo que se tiene que hacer, sino también éstas deben de ser con paciencia e instrucción. Me gustó como lo dijo John Stott: “Tiene que utilizar argumentos, reprensiones, que vienen a ser una clasificación de los tres enfoques: intelectual, moral y emocional. Algunas personas viven atormentadas por dudas y necesitan ser convencidas por argumentos; otros han caído en pecado y necesitan la reprensión, mientras que los restantes son acosados por temores y necesitan ser animados.” [4]
B. Mantente firme en el ministerio a pesar de los peligros que vengan
B. Mantente firme en el ministerio a pesar de los peligros que vengan
Hay una película que se llama “Hasta el último hombre”. En esta película se muestra un joven adventista que se enlista en la armada, para pelear en la guerra de 1945 contra los japoneses. Algo que me impacta de esa película es que, a Desmond Doss, el joven protagonista de la película, se le obliga a portar un arma. Él se opone a sus generales, porque en los 10 Mandamientos dice que no hay que matar. Desmond Doss enfrentó el martirio de sus compañeros, de sus generales, e incluso fue arrestado por no obedecer. Cuando le preguntaban sobre el por qué no cargaba un arma, él respondía que él no podría vivir consigo mismo si dejaba sus principios y valores a un lado. Desmond estaba firme en sus convicciones y, a pesar de la oposición, se mantuvo firme hasta el final. ¿Qué pasaría en nuestras congregaciones si los ministros tuvieran la misma firmeza al momento de servir?
Pablo le dice a Timoteo que la realidad es que muchos se alejarán de la verdad.
a. Falsos ministros
a. Falsos ministros
Dice el versículo 3 que “vendrá tiempo cuando no soportarán la sana doctrina”. Otra manera de decirlo es que muchos no aceptarán como válido o verdadero el evangelio. Romanos 1.28 nos dice que es a causa de la depravación del hombre que muchos no “consideran a Dios”. Tomarán tanto a Dios como sus enseñanzas como mentiras, objetos de burla, y se alejarán de la verdadera doctrina.
Y lo hemos visto. En nuestros últimos años hemos visto como la industria de la prosperidad, y la teología de la liberación ha atacado a la iglesia de Cristo, hablando y engañando a la gente para que se vayan en pos de placeres e ideas antibíblicas, engañándose a sí mismos y a la gente que los sigue. Pablo le dice a Timoteo que estos hombres tendrán comezón de oídos. Esta palabra, comezón, está en voz pasiva, es decir que el sujeto no realiza la acción como tal, sino que más bien la recibe. Hendriksen comenta esto diciendo “Tienen oídos con comezón (de un verbo que en su forma activa significa “hacer cosquillas”; de aquí en el pasivo ser hecho cosquillas, de donde “tener comezón”, figura de ‘tener un deseo irritante’)”[5]
No conformes con la enseñanza del evangelio prefieren irse, alejarse de esos lugares que los hacen “sentirse incómodos”, y acumularán para sí maestros, incrementarán grandemente para sí mismos maestros que les den y enseñen lo que quieren escuchar. Y lo triste de la situación es que los encuentran. Hay tantos farsantes arriba en los púlpitos, tantos mercenarios del evangelio que están dispuestos a adulterar el mensaje, con tal de que sus oidores llenen sus bolsillos con dinero y sus corazones con orgullo. Todo eso porque quieren seguir viviendo conforme a sus propios deseos, según sus propias ambiciones y codicias. Y, no solo eso, sino que apartarán sus oídos. Es decir, se volverán al otro lado, se retirarán, querrán apartarse, huir, rechazar, y negar de la verdad, el evangelio, y a Cristo mismo.
Pero tú, Timoteo. “Tú tienes que ser diferente”. Un ministro fiel. Esta palabra “Pero” denota un contraste, una comparativa. Después de hablar de los falsos ministros, ahora se dirige a Timoteo.
b. Ministros fieles
b. Ministros fieles
Pablo vuelve a darle órdenes de mantenerse sobrio, permanecer en su sano juicio. “Pablo al propio tiempo recuerda a Timoteo que se mantenga firme e inmutable en medio de la adversidad.” (Juan Calvino)[6]; en todas las cosas, esto abarca cada una de las áreas de la vida, dentro y fuera del ministerio.
Sufre penalidades. Esto es lo que a muchos nos les gusta, pero que es una realidad en la vida de todo aquel que quiere seguir al Señor (3.12). Warren Wiersbe dice que “gran parte de los sufrimientos de Timoteo serían por causa de la gente religiosa que no quería escuchar la verdad. Fue esa gente religiosa la que crucificó a Cristo, y la que había perseguido y arrestado a Pablo.”[7] Así será con nosotros también. Como creyentes debemos estar conscientes de las adversidades que vamos a tener, y estar dispuestas a sufrirlas, pues es a través del padecimiento de la iglesia, que los padecimientos de Cristo son proclamados.
Haz trabajo de evangelista. Esto no quiere decir que Timoteo debía salir a las calles a predicar el evangelio a todo el que encontrara, como nosotros entendemos el concepto de evangelista. No. Más bien se esta refiriendo a que la predicación de la palabra sea su diario vivir. Por eso le recuerda a Timoteo a que cumpla su ministerio, para que lo que Dios le ha dado para realizar, él lo termine bien y completamente. Es decir, que predique la palabra, que redarguya, que reprenda, que exhorte con paciencia y doctrina.
C. Mantente firme en el ministerio viendo la recompensa que te aguarda (v. 6-8)
C. Mantente firme en el ministerio viendo la recompensa que te aguarda (v. 6-8)
Hace tiempo salió la tercera película de Cars. Una película animada que trata de un auto de carreras que sueña con ganar una copa. En la primera película recibe su preparación mental y en su carácter para ganar la copa, y en la segunda película su fama alcanza límites mundiales, compitiendo en diferentes partes del mundo. Pero en la tercera película sucede lo que a muchos no nos gusta: el tiempo de decir “adiós”. El protagonista sufre un accidente y empieza a bajar su rendimiento, por lo que cada vez se ve más forzado a retirarse.
a. El servicio es temporal
a. El servicio es temporal
En el ministerio ocurre lo mismo. Nosotros no estaremos por siempre, y mientras más conscientes estemos de esta realidad, más estaremos preparados para el ministerio. Pablo estaba seguro de que su tiempo de retirarse estaba cerca. Ahora Pablo deja a Timoteo a un lado y se pone a sí mismo como ejemplo: “Yo ya estoy para ser derramado”. “Ya estoy para ser sacrificado” dice la RVR60. Pablo estaba seguro de que pronto iba a morir. Notemos cómo veía Pablo su retiro.
En primer lugar, Pablo ve que su muerte es una ofrenda de libación. ¿Qué es esto? Bueno, considero que Juan Calvino acertó en este punto y mencionó que es como si Pablo le dijera a Timoteo:
Mientras tuve vida, extendí mi mano hacia ti; mis constantes exhortaciones no te faltaron; mis consejos te han ayudado mucho y mi ejemplo te ha confirmado; ahora ha llegado el tiempo en que tú tendrás que ser tu propio maestro y exhortador, y que comiences a nadar sin necesidad de que te sostengan; ten cuidado de que no se observe algún cambio en ti cuando yo muera.[8]
En segundo lugar, vemos que Pablo veía la muerte, pues dice que el tiempo de mi partida ha llegado. Cuando dice partida se hace referencia a la muerte. Cuando Pablo menciona partida como muerte, hace notar que Pablo veía la muerte como un paso más en la vida.
En tercer lugar, vemos el compromiso que tenía hacia el ministerio. Esta frase tan conocida por todos contiene el corazón de Pablo por el ministerio. He peleado la buena batalla: La palabra peleado significa “esforzarse, luchar por hacer algo con intensidad y esfuerzo”. En varias ocasiones Pablo utiliza la comparación del ministerio con una lucha de un boxeador (1 Co. 9.26-27). He terminado la carrera: Pablo hace referencia a un atleta que ha concluido su misión, y celebra porque llego a la meta. He guardado la fe: Literalmente dice “he custodiado la fe”. Hace referencia a un administrador que ha guardado fielmente lo que su jefe le mandó. “Esto puede tener un doble significado: bien sea que hasta el fin haya sido un soldado fiel a su capitán, o que continuaba en la sana doctrina”. [9]
b. La recompensa es eterna
b. La recompensa es eterna
Pero lo que nos debe llamar la atención es lo que dice en el v. 8 En el futuro, o también “lo que queda, el resto” es que me está reservada (almacenada) la corona de justicia. Pablo entendía muy bien la cultura griega. El atleta que concursaba en los juegos y resultaba ganador era recompensado con una corona de laureles o guirnaldas. Pero Pablo no se refería aquí a una corona que con el tiempo se iba a marchitar. Más bien, estaba seguro de que su corona sería de justicia, que nunca dejaría de brillar.
La frase El Señor, el Juez justo tiene una connotación muy importante. John Stott dice que significa:
De su pluma, la palabra significaría naturalmente «justificación». Pero en esta oportunidad tiene quizá una connotación legal y contrasta deliberadamente con la sentencia que aguarda en cualquier momento de un juez humano en un tribunal humano. El emperador Nerón podía declararlo culpable y condenarlo a muerte; sin embargo, pronto habría un magnífico reverso al veredicto de Nerón cuando «el Señor, el juez justo» lo declarara justo.[10]
Pablo estaba seguro de que la recompensa que le esperaba no tenía comparación con nada de lo que estaba padeciendo en ese momento. Él estaba seguro de que Jesús, su Salvador iba a recibirlo y decirle en aquel día: “Bien, siervo bueno y fiel; en lo poco fuiste fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu Señor” (Mateo 25.23). Pero también, no solo a mí, dice Pablo, sino también a todos los que aman su venida. Pablo sabía que el Señor iba a regresar por Su iglesia. Él sabía que la muerte era solo un paso que era necesario dar, para que Cristo cumpliera su promesa. Como creyentes debemos aguardar con la misma esperanza la venida de nuestro Señor. Más que recibir una corona de justicia, es estar en la presencia de nuestro Señor lo que nos debe llenar de gozo y entusiasmo la promesa que el Señor viene.
Aplicación
Aplicación
Tal y como Warren Wiersbe dijo: “Nosotros no hemos sido llamados a ser apóstoles; no obstante, podemos ganar la misma corona que Pablo ganó. Si amamos el regreso de Cristo, si vivimos en obediencia a su voluntad, y si hacemos el trabajo para el que nos ha llamado, seremos coronados”.[2]
Tu hermano, que has respondido al llamado del Señor para salvación, has sido llamado también a ser un fiel ministro de Él. Quisiera que te llevaras en tu corazón estas preguntas para que reflexiones:
1. ¿Qué responsabilidades estás cumpliendo en tu ministerio? ¿Cuáles aún no estas realizando, y que tienes que empezar a llevar a cabo?
2. ¿Has tenido sufrimientos por estar en el ministerio? ¿Cómo quienes te identificas, como aquellos falsos ministros, o como un ministro fiel al Señor?
3. Considerando que tu tiempo aquí es corto, ¿cómo debería afectar tu visión en el ministerio, sabiendo que Cristo viene pronto?
Pero si tú, aún no le has entregado tu vida al Señor, Cristo viene pronto. Él ya vino primeramente para salvar a la humanidad y reconciliarla con Dios. Pero pronto volverá por Su iglesia, y juzgará a todo hombre, vio o muerto. Es solo a través de la confianza en Su sacrificio que tú puedes escapar del juicio de Dios por tus pecados, y gozar de Su presencia cuando Él venga por segunda vez. ¡VEN A CRISTO! Arrepiéntete de tus pecados y cree en el sacrificio de Cristo. Solo en Cristo puedes encontrar la paz y el descanso que tu alma tanto ha buscado. Ven a Cristo.
[10] John Stott, Segunda Epístola a Timoteo, 1ra edición, traducido por L. S. Hussey, (San José, Costa Rica: Desarrollo Cristiano Internacional, 2009), 149.
[11] Warren W. Wiersbe, Fieles en Cristo: Estudio Expositivo de las Epístolas a Timoteo, Tito y Filemón, (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente, 1994), 168.
[9] Íbid., 304.
[8] Juan Calvino, Comentario a las Epístolas Pastorales, (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005), 301.
[6] Juan Calvino, Comentario a las Epístolas Pastorales, (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005), 300.
[7] Warren W. Wiersbe, Fieles en Cristo: Estudio Expositivo de las Epístolas a Timoteo, Tito y Filemón, (Sebring, FL: Editorial Bautista Independiente.}, 1994), 165.
[5] W. Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo y Tito, (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 352.
[4] John Stott, Segunda Epístola a Timoteo, 1ra edición, traducido por L. S. Hussey, (San José, Costa Rica: Desarrollo Cristiano Internacional, 2009), 139.
[3] W. Hendriksen, Comentario al Nuevo Testamento: 1 y 2 Timoteo y Tito, (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2006), 351.
[1] Juan Calvino, Comentario a las Epístolas Pastorales, (Grand Rapids, MI: Libros Desafío, 2005), 295.
[2] Swanson, J. (1997). Diccionario de idiomas bíblicos: griego (Nuevo testamento), Edición electrónica, (Bellingham, WA: Logos Bible Software, 1997).