¿Qué Haremos con los Corderos Ciegos?
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Introducción
Introducción
Imagínese que usted recibe un regalo para su cumpleaños.
Es un abrigo.
Usted tiene la impresión que ese abrigo lo había usado la persona que se lo ha regalado.
De pronto, un día usted escucha a la persona que le dio el obsequió decir: “Si, estaba pensando tirarlo a la basura o donarlo a la segunda, pero como era el cumpleaños de X, decidí mejor dárselo.”
Si esto sucediera, ¿qué sentiría usted?
Seguramente usted no iba a ver el regalo de la misma manera.
Es posible que usted sienta un poco de molestia al saber que le habían regalado algo que iba destinado al basurero.
Usted no iba a mirar ese regalo con los mismos ojos.
Tal vez, usted preferiría no haber recibido ese obsequio.
En nuestro recorrido por la Biblia en el 2019 llegamos al pequeño libro de Malaquías.
El último libro del Antiguo Testamento.
El último de los profetas en el Antiguo Testamento.
Después de Malaquías vendrían 400 años de silencio en el cual Dios no daría revelación divina.
Pasarían 400 años entre Malaquías y la venida del Mesías.
Malaquías nos nuestra el estado religioso tan bajo en el cual había caído el pueblo de Dios del antiguo pacto.
Malaquías nos pinta un cuadro de falsedad religiosa, de personas que aparentaban ser piadosos/religiosos/pueblo de Dios; pero la verdad es que estaban lejos de Dios.
El día de hoy consideramos:
La acusación divina
La indiferencia del pueblo
La maldición divina
La grandeza de Dios
I. La acusación divina
I. La acusación divina
Una característica del libro de Malaquías es que en casi cada versículo vemos a Dios hablando.
Malaquías contiene cuatro capítulos y prácticamente los cuatro capítulos presentan el mensaje directo de Dios.
Dios está hablando directamente a su pueblo.
El pueblo de Dios lleva años ofendiendo/apartándose de Dios y la copa está por derramarse.
La queja consiste en que el pueblo ha perdido la noción de quién es Dios.
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
Mal 1.
Dios le dice al pueblo de Dios:
Los hijos tienen el deber de honrar a sus padres.
Los siervos tienen el deber de honrar a sus amos.
Por tanto, si Dios es el Padre del pueblo de Israel, si Israel es el siervo de Dios - ¿dónde entonces está la honra de la cual Dios es digno?
¿Si Dios es su Señor y Padre, porqué es que no lo han honrado, porqué no lo han temido?
¿Si ellos claman a Dios llamándole Señor y Padre porque es que se han atrevido a menospreciarlo?
Lo terrible de esto es que ellos piensan que están bien. Han escuchado la queja de Dios contra ellos y se han atrevido a cuestionar la queja de Dios.
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?
El hijo honra al padre, y el siervo a su señor. Si, pues, soy yo padre, ¿dónde está mi honra? y si soy señor, ¿dónde está mi temor? dice Jehová de los ejércitos a vosotros, oh sacerdotes, que menospreciáis mi nombre. Y decís: ¿En qué hemos menospreciado tu nombre?En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
“¿En qué hemos menospreciado tu nombre?” “¿En qué te hemos deshonrado?” v. 6-7
Mal 1.
Reina Valera Revisada (1960) Capítulo 1
Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En
Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? v.7
Es como si ellos estuvieran tan ciegos en cuanto a sus propias faltas.
Ellos consideran que están bien con Dios.
Ellos creen que Dios no tiene razón para estar llamándolos a cuenta.
Ellos piensan que no hay motivo para que Dios cuestione sus acciones.
Esta es la tendencia del hombre. Cuando el hombre falla ante Dios es posible que justifique sus faltas, es posible que vea mil razones por las cuales ha actuado de esta o aquella forma.
II. La indiferencia del pueblo
II. La indiferencia del pueblo
¿Cuál es la gran falta que han cometido delante de Dios?
¿Adulterio o fornicación?
¿Borracheras?
¿Blasfemia?
¿Idolatría?
Es sorprendente conocer que Dios los acusa por su indiferencia en cuanto a la adoración de Dios.
En que ofrecéis sobre mi altar pan inmundo. Y dijisteis: ¿En qué te hemos deshonrado? En que pensáis que la mesa de Jehová es despreciable.
Mal 1.7
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Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
La gran falta que estaban cometiendo contra Dios es que ellos miraban el sistema de sacrificios con desprecio.
Dios, en el Antiguo Testamento, había establecido un sistema de sacrificio de animales.
Basta con leer los libros de Éxodo, Levítico, Números, y Deuteronomio para conocer el sistema de sacrificios que Dios había establecido.
El pueblo de Israel debía ofrecer ante Dios sacrificios por perdón, por acción de gracias, por reconciliación, etc.
Habían varios motivos/razones por las cuales el pueblo de Israel traería a la casa de Dios los sacrificios ordenados por Dios.
El pueblo de Israel no podía traer cualquier animal del rebaño/del campo para ofrecerlo como sacrificio a Dios. Dios había ordenado:
El animal será sin defecto, macho de un año; lo tomaréis de las ovejas o de las cabras.
Si su ofrenda fuere holocausto vacuno, macho sin defecto lo ofrecerá; de su voluntad lo ofrecerá a la puerta del tabernáculo de reunión delante de Jehová.
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Si su ofrenda para holocausto fuere del rebaño, de las ovejas o de las cabras, macho sin defecto lo ofrecerá.
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¡Notemos que es lo que Dios demandaba!
La orden divina fue que el animal que iba a ser sacrificado fuese libre de defectos.
¿Porqué?
En primer lugar, porque Dios así lo había ordenado. Si Dios así lo ha ordenado no tenemos porque cuestionarlo.
En segundo lugar, el sacrificio estaba siendo ofrecido al Dios del cielo.
Dios usa este segundo argumento para que el pueblo de Israel viera como había crecido su indiferencia en cuanto a la persona de Dios.
Ellos sabían que Dios era su Señor y Padre - pero no lo trataban como tal.
Ellos trataban a Dios como a cualquiera.
Es más, trataban a Dios con el más mínimo respeto.
Dios los confronta:
Y cuando ofrecéis el animal ciego para el sacrificio, ¿no es malo? Asimismo cuando ofrecéis el cojo o el enfermo, ¿no es malo? Preséntalo, pues, a tu príncipe; ¿acaso se agradará de ti, o le serás acepto? dice Jehová de los ejércitos.
Mal.
Las naciones antiguas, al igual que las naciones modernas, exigían un impuesto.
Una manera que los Israelitas cumplían con el impuesto era pagando la cantidad necesaria en ganado.
Sin embargo, los mismos gobiernos exigían que el ganado estuviera en buenas condiciones.
No podía ser ganado enfermo.
No podía ser ganado con defectos.
Debía ser ganado en buenas condiciones.
Dios confronta al pueblo de Dios diciendo - el ganado que tu me traes como sacrificio; es tan enfermo, tan inservible que ni tu mismo príncipe te lo recibiría.
La realidad es que ellos eran personas inteligentes. De ninguna manera se atreverían a hacer tal cosa y pagar su impuesto con ganado enfermo.
Sin embargo, ellos osaban darle al Dios del cielo el desperdicio, lo enfermo, lo inservible de su ganado.
El pueblo de Israel se atrevía a tratar a Dios con desprecio - no porque no traían el sacrificio - sino porque lo hacían como si fuese para cumplir con un deber; olvidando que estaban dando lo peor de ellos mismos.
Estaban solo cumpliendo deberes.
Muchos de ellos seguían ofreciendo sacrificios a Dios pero hastiados de seguirlo haciendo.
Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto! y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos; y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo, y presentasteis ofrenda. ¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová.
Mal 1.13
Ellos venían al templo solamente para cumplir un deber pero lo hacían con una cara de aburrimiento.
Ellos cumplían sus deberes religiosos pero lo hacían sin temor, amor, reverencia, entrega total.
Por tanto, Dios les dice - cierren las puertas del templo; ya no quiero más sacrificios.
¿Quién también hay de vosotros que cierre las puertas o alumbre mi altar de balde? Yo no tengo complacencia en vosotros, dice Jehová de los ejércitos, ni de vuestra mano aceptaré ofrenda.
En otras palabras, Dios les dice - “Si así van a actuar, dejen de sacrificar. De nada sirve lo que están haciendo.”
El Dios del cielo ha hablado. Ellos se sienten hastiados de esta rutina religiosa. Pues Dios está hastiado del menosprecio/desprecio departe de su pueblo.
Aquellos que debían ser hijos y siervos lo han tratado como si ellos fueran los grandes señores.
III. La maldición divina
III. La maldición divina
¡Oh hermanos, Dios ha hablado a su pueblo! Dios va a pronunciar juicio sobre su pueblo.
Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
Mal 1.14
Dios declara maldición sobre aquellos que lo han menospreciado.
Dios declara su maldición sobre aquellos que han tratado a Dios como si fuera menos que uno de sus propios gobernantes.
El menosprecio de Dios tiene consecuencias.
A lo largo de la historia Bíblica vemos las consecuencias que vinieron sobre aquellos que menospreciaron al Dios del cielo.
Adam y Eva vivieron las consecuencias de haber menospreciado al Dios del cielo.
La esposa de Lot se convirtió en estatua de sal tras haber menospreciado las palabra de Dios de que no debía mirar hacía Sodoma y Gomorra.
Faraón perdió a su hijo primogénito al no escuchar la orden divina de dejar ir libre al pueblo de Israel para que fuese al desierto para adorar a Dios.
De la misma manera serán juzgados y sufrirán consecuencias eternas todos aquellos que no honren a Jesucristo el Hijo del Dios viviente.
IV. La grandeza de Dios
IV. La grandeza de Dios
¿Porqué ha de ser temido Dios? ¿Porqué ha de ser adorado debidamente? ¿Porqué ha de ser reverenciado y glorificado tal como él lo ha ordenado?
Notemos como Dios se describe a si mismo en los versículos 6-14.
Jehová de los ejércitos, v. 6, 8, 9, 10, 13, 14
Él es el Dios de las huestes celestiales.
Él es Jehová el Dios guerrero.
Él es el que ha triunfando, aun sobre la muerte.
Él es el victorioso, aun sobre Satanás.
Él es el Gran Rey
Maldito el que engaña, el que teniendo machos en su rebaño, promete, y sacrifica a Jehová lo dañado. Porque yo soy Gran Rey, dice Jehová de los ejércitos, y mi nombre es temible entre las naciones.
Este es de particular interés porque Israel traía buen ganado a sus princípes para pagar su impuesto.
Ellos traían lo ciego, lo mutilado, lo moribundo, a la casa de Dios.
Dios les dice - no olviden que yo soy en Gran Rey!
No olviden quien gobierna aun sobre sus princípes.
No olviden quien es que da y quita la vida.
No olviden quien es el que vivirá por siempre.
No olviden quien es el único verdaderamente grande.
¿Porqué es que la gente no adora a Dios?
Hay muchos que vienen a la casa de Dios como si estuvieran dandole a Dios obra de caridad.
Hay otros que vienen como si estuvieran haciéndole un favor a Dios.
Hermanos, el mundo tiene un concepto equivocado acerca de quien es Dios.
Si el presidente merece honra y respeto, si nuestros gobernadores merecen ser temidos y respetados, si nuestro jefe en el trabajo merece todo nuestro empeño y dedicación en el trabajo - cuanto más Dios!
El despreciar la adoración de Dios; el no venir a la casa de Dios; el no cantar con todas nuestras fuerzas; no es resultado de no tener tiempo, estar demasiado ocupado, no saber cantar, etc…la raíz de estas acciones tienen que ver con un concepto equivocado acerca de la grandeza de Dios.
Cuando el hombre reconoce la grandeza de Dios naturalmente verá el deber que tiene de adorar y glorificar a Dios.
Dios es digno de alabanza y gloria - por tanto alaba y glorifica a Dios - da lo mejor a Dios - da lo mejor de tu vida a él.
¿Dónde vemos un cuadro de un adorador entregado a Dios?
Escuchemos el corazón del Salmista:
¡Cuán amables son tus moradas, oh Jehová de los ejércitos!
Anhela mi alma y aun ardientemente desea los atrios de Jehová;
Mi corazón y mi carne cantan al Dios vivo.
Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas,
Así clama por ti, oh Dios, el alma mía.
Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo;
¿Cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y bendiga todo mi ser su santo nombre.
Bendice, alma mía, a Jehová,
Y no olvides ninguno de sus beneficios.
Alabad a Jehová, naciones todas;
Pueblos todos, alabadle.
Porque ha engrandecido sobre nosotros su misericordia,
Y la fidelidad de Jehová es para siempre.
Aleluya.
sal 117
Malaquías miraba un día que no llegó durante su propia vida:
Porque desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi nombre entre las naciones, dice Jehová de los ejércitos.
Quiera Dios que en Agua Viva podamos vivir este momento en el cual cada persona que dice pertenecer a esta congregación adore a Dios con todas sus fuerzas.
Quiera Dios que todos los que decimos ser creyentes rindamos a Dios adoración de la cual solo él es digno.
Mal 1.11
Dios no busca la sobra de tu tiempo, las sobras de tu vida, lo que te queda después de que les has dedicado todo el tiempo a tus propios intereses - Dios quiere lo mejor de tu vida.
Por eso el Señor Jesucristo le dijo a la mujer samaritana:
Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren.
Juan
Dios busca transformar vidas con el fin de que le adoren en espíritu y en verdad - no personas que busquen dar lo mínimo a aquel que lo dio todo en la cruz del calvario.