Salmo 4
SALMO 4
Dios de mi justicia, libérame
Salmo 4:1–8
La situación que se describe en este salmo es muy similar a la del Salmo 3. Compare el Salmo 3:1–2 con el Salmo 4:2–3. En ambos casos los enemigos se mofan de David porque están seguros de que no va a recibir ayuda de Dios. Las mofas de los enemigos de David nos recuerdan las mofas de los enemigos de Jesús cuando estaba en la cruz.
En este breve salmo, David les dice palabras apropiadas sobre su situación: a Dios, a sus enemigos, y a sus amigos. Primero, David acude a Dios en busca de alivio para su aflicción; después les advierte a sus enemigos contra la necedad de oponerse a los planes de Dios y de atacar al Rey ungido por Dios. Les advierte que la victoria del pueblo de Dios es una victoria segura; por lo tanto deben cambiar de actitud antes de que sea demasiado tarde. Luego, David exhorta a sus leales seguidores para que no se amarguen ni se resientan contra sus enemigos ni contra Dios, por las aflicciones que padecen. Si son pacientes y confían en Jehová, él los liberará a su debido tiempo.
Finalmente, David alienta a los temerosos que hay entre sus seguidores. La desesperada pregunta: “¿Quién nos mostrará el bien?”, sugiere que incluso muchos de sus amigos se estaban desanimando y estaban llegando a la conclusión de que su causa estaba perdida. Pero David dice: “¡No te des por vencido!, ¡No te desesperes!, Tu pregunta tiene respuesta. ‘¿Quién nos mostrará el bien?’ Jehová nos mostrará el bien, él dejará que la luz de su rostro brille sobre nosotros, él nos ayudará”. David concluye con una sencilla oración que expresa su confianza en Jehová y en la tranquilidad de espíritu que fluye de ella.
Si alguna vez te has sentido desesperado por tu situación, si te has preguntado “¿De qué sirve ser cristiano?”, si has mirado el mundo que te rodea y preguntas: “¿Quién puede mostrarme el bien?”, recuerda esta bella oración de David. Aun en las tinieblas de la noche del sufrimiento, la luz del rostro de Dios brillará sobre nosotros, nos mostrará la bondad de su misericordia, y nos librará a su debido tiempo.