Gemidos de Victoria.
Vida victoriosa • Sermon • Submitted
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· 411 viewsLos cristianos debemos gemir no por las aflicciones, sino por la Esperanza venidera, porque esperamos que ya se de ese momento en el cual estaremos con el Señor.
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Introducción:
Introducción:
Dios tiene total interés en las pruebas de su pueblo, Cuando el Señor Jesús estuvo en esta tierra, gemía al ver lo que el pecado estaba causando en la humanidad.
34 y levantando los ojos al cielo, gimió, y le dijo: Efata, es decir: Sé abierto.
En este contexto, a Jesús le trajeron un sordo y tartamudo, dice la escritura para que le sanase, él lo lleva a parte, metió los dedos en sus oreja y escupiendo tocó su oreja, alsó sus ojos al cielo y gimió, y dijo se abierto, al mismo momento fueron abierto sus oídos y desatada la ligadura de su lengua.
Algunos piensan en cuanto que el Gemido de Jesús en este pasaje:
Es una respuesta pasiva del Señor Jesús al dolor y la tristeza que el pecado había traído al mundo.
Fue una oración de Jesús al padre en favor del hombre Sordo y tartamudo.
Esta misma palabra es la que usa el apóstol Pablo para referirse a la seguridad que tenemos los creyentes a pesar de:
1. Las aflicciones de este tiempo:
1. Las aflicciones de este tiempo:
18 Pues tengo por cierto que las aflicciones del tiempo presente no son comparables con la gloria venidera que en nosotros ha de manifestarse.
2. De los gemidos de la creación.
2. De los gemidos de la creación.
22 Porque sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto hasta ahora;
3. Los gemidos de los creyentes Romanos 8:23
3. Los gemidos de los creyentes Romanos 8:23
23 y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, nosotros también gemimos dentro de nosotros mismos, esperando la adopción, la redención de nuestro cuerpo.
Fijémonos hermanos, que de la misma manera que la creación gime (v. 22) y los creyentes gimen (v. 23),
4. El Espíritu también gime.
4. El Espíritu también gime.
26 Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles.
La palabra que se usa para gemir, en estos pasajes es stenazō, ((pronunciado sten-ad'-zo), que se traduce, un suspiro, para gemir.
Lo que Pablo está desarrollando aquí son las razones por la cual se dan los gemidos, una conclusión apropiada para el versículo 22 es que este gemido es por el estado condenado de la naturaleza.
A. Pablo afirmó: sabemos que toda la creación gime a una, y a una está con dolores de parto (lit., “sigue gimiendo junto y sigue con dolor junto”) hasta ahora. Es el sufrimiento producido por el pecado, esto no debe incluir a los creyentes.
B. Respecto a los creyentes, Pablo comienza refiriéndose en el verso 18 a ¨las aflicciones del tiempo presente¨, luego retoma a los creyentes como los que tenemos la primicias del Espíritu¨.
Es decir que el Espíritu Santo es las primicias de la obra divina de la Salvación, al morar en nosotros, es una anticipación de las abundantes bendiciones que se gozan en la nueva vida en Cristo, incluyendo vivir en la presencia del Señor para siempre.
Por tanto: A causa de las “aflicciones del tiempo presente” (Ro. 8:18) el creyente, como la creación, gime dentro, esperando la adopción, (juiothesian, “colocación como hijo”) es decir la relación legal del creyente con Dios como resultado de la gracia recibida por fe.
2 Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
Esta es la Esperanza del Creyente:
Dios ha prometido que finalmente el cuerpo del creyente será librado del pecado y de sus efectos por la obra de su Hijo.
Los que responden por fe a su promesa tendrán esta Esperanza y fue en la Esperanza de esa redención corporal que fuimos salvos.
5 Pues nosotros por el Espíritu aguardamos por fe la esperanza de la justicia;
C. Los gemidos del Espíritu, nos enseña que los creyentes no estamos abandonados a nuestros propios recursos en nuestras aflicciones (v. 18) y gemidos (v. 23).
El Espíritu nos ayuda (tiempo presente, “sigue ayudando”) en nuestra debilidad, y una evidencia de esta debilidad es que no sabemos pedir como conviene, es decir lo que debemos pedir cuando es necesario.
Pero el Espíritu mismo viene a rescatarlo e intercede (tiempo pres., “sigue intercediendo”) por él con gemidos indecibles.
La ayuda dada por el Espíritu (v. 26) es su intercesión. “ ¨El Intercede” y la palabra traducida aquí significa “acercarse o apelar a alguien¨
Esta es una observación interesante acerca de la omnisciencia del Padre y de la intimidad que existe en la Trinidad.
El Señor Jesús intercede en forma continua por los creyentes en presencia de Dios.
34 ¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun, el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos.
Y también el Espíritu Santo también lo hace.
Aunque el creyente no sepa cómo orar y expresar sus peticiones, el Espíritu lo hace por él.
Concluyendo:
Concluyendo:
Aunque estemos viviendo ahora en tiempos de gran aflicción, no lo hacemos como el mundo que al vivir sin Cristo gime por que sabe que la condenación está segura.
Los cristianos debemos gemir no por las aflicciones, sino por la Esperanza venidera, porque esperamos que ya se de ese momento en el cual estaremos con el Señor.
Y aunque a veces oremos y no sepamos ni que estamos pidiendo, El Espíritu Santo gime por nosotros, para interceder, en nuestras tribulaciones, en nuestra Esperanza, él intercede al igual que nuestro Señor Jesucristo por cada uno de nosotros.