1padrenuestro
MENSAJE
EL PADRE NUESTRO
INTRODUCCION
Ni Lucas ni Mateo señalan el lugar en donde ocurrió el hecho del que vamos a hablar y no creo que sea necesario. Ninguno de los dos apóstoles señalan el lugar, aunque Mateo lo introduce dentro del hermoso y poderoso conjunto de enseñanzas que se ha dado ha llamar en términos generales como el Sermón del Monte, pero *tampoco importa dónde ocurrió el hecho, lo que importa es que ocurrió
Sí nos debe importar el ver que hacía Jesús cuando se desarrollan los acontecimientos porque la palabra nos ubica al decir que “Jesús estaba orando en un lugar “ y nos sigue diciendo que al terminar uno de sus discípulos le dice, Señor enséñanos a orar. Frente a lo que se le solicita, el Señor no lo duda, e inmediatamente se pone manos a la obra y enseña el modelo de oración que por antonomasia nos habla del Padre, y por supuesto me refiero al Padre Nuestro.
INTRODUCCION
1.- Esos mismos hombres que ahora observaban a Jesús enseñándoles a orar, un día estuvieron en la cubierta de un barco, en medio de un mar embravecido. Y al igual que le escuchan ahora enseñar, ese día le escucharon decir con tranquilidad y autoridad, “calla, enmudece”. Y esos hombres se asombraron al ver que los vientos y el mar le obedecían.
2.- Esos hombres vieron que le podía hablar a un hombre que hacía muchos años estaba paralítico y que el hombre se levantaba y caminaba.
3.- Fueron los mismos hombres que recogieron una vez doce cestas llenas de pedazos de pan y peces que habían sobrado de la comida de 5.000 hombre, sin contar mujeres ni niños, pero lo asombroso fue que había comenzado con la merienda de un niño, que era simplemente cinco panes y dos peces.
4.- Esos hombres vieron como ciegos, leprosos, epilépticos, y aún enfermos mentales fueron sanos con una sola palabra que había salido de sus labios.
5.- Esos hombres vieron como aún los espíritus malignos le pedían permiso para moverse y le decían, “si nos hechas fuera, permítenos ir a aquel hato de cerdos”.
6.- Fueron esos hombres los que se llenaron de asombro cuando él les dijo: “como me envió el Padre, así también yo os envío” y quizás, dentro de su asombro ellos pensaron, “ pero Maestro SÍ iremos, pero no podremos hacer nunca los milagros que tú haces” y frente a esos pensamientos Él, con su autoridad expresó:
De cierto, de cierto os digo: El que en mí cree, las obras que yo hago, él los hará también, y aún mayores hará, porque yo voy al Padre”. (Juan 14:12)
Los hombres pensaron, “¿Será cierto, lo podremos hacer, pero como?”.
Un día la respuesta llegó, la maravillosa llave de esa caja de misterios les fue entregada, era una llave de oro, la llave de oro que habría la puerta a la preciosa casa de Dios.
Con la vehemencia de su anhelo, con la ansiedad del niño que se enfrenta a la autoridad del amor, uno de aquellos hombres le dijo:
“Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11:1) porque el único secreto que aquellos hombres necesitan saber era, saber orar.
A nosotros los otros hombres se nos ha legado en la Palabra Poderosa, esa oración. Me refiero por supuesto al Padre Nuestro.
Es curioso porque puede recitarse en un cuarto de minuto, o si nosotros lo hiciéramos en congregación tardaríamos un minuto, sin embargo Jesús aquella noche pasó media noche orando con esa misma oración.
Hoy unos 500 millones de personas en el mundo pueden rezar esa oración, pero sólo unos pocos saben orar, porque orar no es repetir palabras, las palabras sólo forman la estructura donde se edifica el templo del pensamiento.
El poder de la oración del Señor no está en las palabras, sino más bien en el modelo de pensamiento al cual se habitúan nuestras mentes.
Pablo enseña en Romanos 12:2...
” Transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento.”
Cuando nuestros pensamientos comienzan a flotar en los canales del Padre Nuestro, nuestras mentes se renuevan y transforman.
& EVANGELIO DE SAN MATEO 6:9
Sus primeras palabras:
1.- PADRE NUESTRO QUE ESTÁS EN LOS CIELOS
Jesús nos dice que debemos orar. Si sólo usáramos o tuviéramos estas siete palabras, con ellas ya tendríamos el Padre Nuestro.
La palabra “Padre” es una definición de Dios, pero para nosotros es imperfecta, para algunos padre es símbolo de falta de amor, - -- como un día me contaba un joven - padre para él era aquel hombre, que llegaba borracho de noche a su casa y golpeaba a su madre, a él mismo y a sus hermanos.
Por reflejo mental todos nosotros vemos en la palabra padre las imperfecciones de los nuestros, pocos son los que ven en esa palabra al hombre amable y lleno de amor que se recuerda con cariño.
Por esa razón Jesús, sabio conocedor de nuestra condición humana, como humano, pero hijo de Dios que era, agrega; “ que estás en los cielos” y esa frase no está ahí para localizar a Dios ni para decirnos donde vive Dios.
Por alguna razón no explicada todavía, nos hemos formado la idea de que el Cielo está muy lejos y eso es un error de acuerdo a las enseñanzas de Jesús, porque de acuerdo a estas enseñanzas Dios está tan cerca de cada uno de nosotros como el mismo aire que respiramos.
La expresión “que estás en los cielos” es mas una descripción de Dios, que una localización del Señor.
CIELO es sinónimo de perfección. Jesús pudo decir; “Nuestro Padres que es perfecto”, Esta expresión hubiera significado lo mismo. Pero el decir cielo de una forma simple y hermosa, nos obliga a mirar a las alturas, a pedir hacia lo alto.
Además Padre es un término de autoridad, no de fácil indulgencia, porque al mismo tiempo que hablamos de Padre nos estamos reconociendo bajo esa autoridad como hijos, pero como hijos suyos y que algún día por amor seremos perdonados.
Y un hijo debe rendir su voluntad a la voluntad del Padre, nosotros debemos rendir nuestra voluntad a la del Padre Celestial.
De esa manera él controla tu pensamiento, no para hacer lo que tú quieras sino lo que él quiere y que sabe es mejor para tu vida.
Porque el hombre no crea las leyes naturales, no puede controlar las lluvias ni los vientos, el hombre solo descubre las leyes de Dios y al obedecer sus leyes podemos decir como el poeta italiano, “Su voluntad, es nuestra paz”[1]
La palabra Padre significa mucho más que ser gobernador o legislador de nuestras leyes y forma de vida, Padre significa un precepto de amor, como el amor engendra amor. Él nos ha dado amor.
Que nos quede bien claro, el decir, “Padre Nuestro que estás en los cielos”, no solo implica autoridad sino también sanidad del Ser que se llama.
En la primera declaración del Padre Nuestro SE RESUME LA VIDA CRISTIANA,
Como dijo el poeta americano Crosby [2], “nadie decirme puede dónde mi alma está; Yo busqué a Dios, y Él me eludió; busqué a mi hermano, y nos encontramos los tres”.
¿Sabes además por qué es tan importante esta expresión del principio “Padre nuestro que estás en los cielos”?... cuando la expresamos es el único momento en que no pedimos nada, solo ofrendamos reconocimiento, sólo estamos abriendo el camino por el cual Él entra en nosotros.
2.- SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
Antes vamos a desplazarnos hasta el libro de Éxodo, concretamente en el capítulo 3 y verso 5, observando que acontece ahí y como el hecho tiene relación directa con la primera de nuestras frases.
Lectura:
LIBRO DE ÉXODO 3: 1 - 5
Esa mañana comenzó para Moisés como todas las que llevaban comenzando desde hacía 40 años.
El sol surgió como de costumbre, con su fuerza cegadora, anunciando un nuevo día de calor agobiante.
Quizás comenzó el día con una ligera neblina sobre la expansión de la arena, pero pronto desapareció. Las ovejas pastaban de la escasa hierba o se acostaban a rumiar a la sombre de alguna piedra.
Así habían comenzado los cuarenta años de Moisés hasta hoy y así amenazaban con ser los siguientes, hundidos en la que dal oscura y olvidada del desierto.
Pero nuestro Dios es Único y Asombroso, ¡ del centro de una zarza ardiendo surque el emblema de la Deidad, como fuego purificador y de esa zarza ardiendo, surge la voz poderosa del que formó las estrellas con esa misma y poderoso voz y que decía...”Moisés...Moisés”
Lo maravilloso que esa misma y poderosa voz que hoy habla todavía a los corazones sosegados y humildes, a los que reconocen su condición pecadora y desean que ese fuego purificador les aparte para ser “santos”, para ser “santificados”.
La primer enseñanza de hoy es, que Moisés supo responder, él dijo “ Heme aquí”.
No dudó ni frente al temblor de sus piernas ni frente a lo extraño de la situación, Moisés miró, observó, entendió y aceptó.
Y como si fuera poco actuó en consecuencia. Toda su asustada humanidad dijo: “heme aquí”, en hebreo, “hineni Javé”..
La voz que surgió de la zarza rompió el silencio de las edades y lo maravilloso es que aún sigue llamando a cada uno de nosotros con su nombre propio.
Jesús continuó el ejemplo del Padre y frente a Mateo le expresa, “Sígueme”, frente a ti hoy dice con su divina autoridad “sígueme”...”sígueme” (se puede agregar el nombre de alguno).
ESCÚCHALE, Él quiere que hoy escuches su llamado, porque su llamado hoy es para ti.
Hay una segunda enseñanza de Moisés en esta parte de su vida, debemos recordar su vida, aunque hoy no estamos para estudiarla, solamente algo muy importante de este hombre que hoy se nos presenta asombrado frente a la zarza ardiendo.
Cuando Moisés estaba en la corte de Faraón era un joven brillante, pero impetuoso, imprudente, muy lejos del que ahora hunde su rostro en la tierra, ¿pero qué había sucedido?.
Moisés decidió por su fuerza, en su tiempo, con su determinación actuar para la defensa de su pueblo, me refiero a la muerte de aquel capataz.
Pero esa no era el tiempo de Dios para Moisés, ese hombre no había pasado por la santificación de Dios, exigida por Él para los que Él elige para trabajar para su obra.
Moisés debió quemar sus energías en el destierro, su ímpetu y su impulso en la más pasiva de las profesiones, la de pastor, donde las horas pasan sin poder ver cómo pasan.
Sólo cuando Dios vio su kairos, su oportunidad idónea para Moisés, entonces esa zarza ardió y el resplandor de ese fuego aún ilumina nuestras vidas.
Tiempo es que dejemos actuar a Dios y nosotros dejemos de actuar como dioses, tiempo es de sentir en nuestras pupilas el resplandor de la zarza ardiendo, y en nuestra piel su calor, tiempo es que escuchemos nuestro nombre en su Verbo.
I.- SANTIFICADO SEA TU NOMBRE
Muchos de nosotros pensamos que debemos ocuparnos de nosotros en nuestras oraciones. Que orar es decir lo que Dios queremos que haga por nosotros mismos. Estas son líneas de oración equivocadas, peor ese motivo hay poca gente que ora con poder, por ese motivo hay poca gente que siente el poder de la oración transformando sus vidas.
Jesús enseña que debemos tener a Jesús en nuestras mentes, y que Santificar es rendir respeto, y reverencia.
Porque la oración no dice que nosotros santificamos el nombre de Dios, más bien le estamos pidiendo a Él que haga algo que nosotros no podemos hacer porque orando de esa manera le estamos pidiendo a Dios que Él santifique su propio nombre.
El hombre profano no puede hacer nada para Dios hasta que Dios haya hecho algo por él.
Vamos a poner un ejemplo, llega un pintor y dice, “yo voy a pintar el cielo”.
¿Qué hacemos nosotros?, nos reímos de él imaginando como le caerá sobre su rostro la pintura cada vez que levante al cielo su brocha. Y por más brochazos que de, el cielo seguirá siendo azul.
¿Qué quiere decir Jesús con “Santificado sea tu nombre”?. Verás, hemos estado siempre equivocados, le hemos dado importancia a Santificado y lo que nos está resaltando Jesús es Tu Nombre.
La Biblia es un libro de nombres, y cada nombre tiene un significado y su importancia, porque cada nombre nos revela el carácter de la persona a quien se nombra.
Jesús significa, “Dios es salvación”, o “Salvador”; leamos Mateo 1:21;“Y DARÁ A LUZ UN HIJO, Y LLAMARÁS SU NOMBRE JESÚS, PORQUE ÉL SALVARÁ A SU PUEBLO DE SUS PECADOS”.
Cuando Andrés llevó a su hermano Pedro ante la presencia de Jesús, el Señor le dijo: “TU ERES SIMÓN, HIJO DE JONÁS,; TÚ SERÁS LLAMADO CEFAS (QUE QUIERE DECIR, PEDRO).”
Primero le identifica en quien era y como era, luego le dice lo que será: Cefas en arameo y Pedro en griego quiere decir piedra, y Pedro necesitó ser una piedra para sobre él y la verdad que evidenciaba se proclamara evidenciándose la verdad de Cristo. Pedro llegaría a ser un hombre fuerte e inconmovible, como una Piedra.
En los tiempos bíblicos conocer el nombre de una persona era conocer a la persona.
Necesitamos conocer a Dios y para ello es necesario pedirle que se nos revele en nuestras vidas.
El hombre no puede conocer a Dios, sino cuando Dios decide revelarse a Sí mismo.
Para tú orar debes estar convencido de que Alguien oye y ser consciente de Su Presencia.
¿SIENTES A DIOS?
¿CAMBIA TU VIDA?
No hace mucho un joven me preguntó, ¿como se revela Dios a si mismo?.
Dios se revela en su maravillosa creación, “los cielos cuentan la gloria de Dios, y el firmamento anuncia la obra de sus manos (Salmo 19:1)”.
Esa fue la primera revelación que Dios hizo de sí mismo. Párate un día a la orilla del mar y verás como te conmueves ante la inmensidad que hay frente a tí. Y recuerda lo que enseña Isaías 40:12, “ ¿quien midió las aguas con el hueco de su mano...?.
El mismo Jesús se detuvo ante los lirios del campo, y en ellos vio la gloria de Dios. (Mateo 6:28).
Y si nosotros mismos alzamos los ojos veremos la perfección de un copo de nieve en la altura de las montañas, o una puesta de sol con la belleza sin igual de aquel que siendo Rey las creó con el poder de su palabra.
Sin embargo el hombre moderno pone en peligro todas las creaciones de Dios con una ansiedad terrible por borrar de la faz de la tierra todo lo que Dios ha hecho, en vez de orar para que Dios envite lluvia quiere hacerla y por eso sembramos nubes.
Hay un personaje que Jesús nos presenta en Lucas 12:16 al 18 y que se nos parece, no lo vamos a leer ahora pero observa como el hombre rico conjuga los verbos, haré, derribaré, edificaré guardaré, todo es primera persona, porque no piensa en Dios, el hombre no le ve por ningún parte.
¿Cómo te egresas tú, en primera persona sin pensar en Dios ni dejar constancia de Él en tu vida, o le recuerdas y le tienes como la prioridad número uno de todos tus actos?
Porque si él no se ve en tu vida estarás incumpliendo un beneficio de Dios en tu vida, porque él también se evidencia por medio de las personas.
Por medio de Moisés podemos ver la ley de dios, Amós nos mostró su justicia; Óseas su amor y Miqueas sus normas éticas.
De igual manera siempre ha habido personas que se han manifestado amables cuando estuvimos enfermos, que nos han ayudado en tiempos de angustia, que nos han dado amistad en tiempos de soledad.
Algunos a quienes hemos ofendido nos han perdonado con espíritu de amor.
Y lo más maravilloso es saber que en todos estos actos se nos revela Dios.
Y finalmente la revelación suprema de Dios es Cristo, porque no olvidemos que él Jesús es nuestro Señor y Salvador.
Recuerda sus palabras, “el que me ha visto a mí, ha visto al Padre”. ( parafraseado de Juan 6:47 .
Cuando conocemos a Dios, podemos orar “Santificado sea tu Nombre”, porque lo que estamos diciendo es “haz que nosotros estamos más confiados en ti, oh Dios, que podamos entenderte más plenamente, que podamos sentirte más y más”.
Cuando logremos llegar a esta posición en nuestra vida espiritual podremos saborear su presencia en lo más íntimo y en una faceta de Dios donde también se manifiesta y que he dejado como último punto, el también se manifiesta en el silbo apacible y delicado”.
Vamos a escucharle en ese silencio para seguir adorándole con nuestros mejores sentimientos.
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[1]Dante, autor de la Divina Comedia
[2]Ernest Crosby en su poema The Search (La Búsqueda).