Marcos #24. Los panes y los peces.
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EXPOSICION DEL TEXTO
Este pasaje que Marcos narra está compuesto por tres partes que claramente podemos identificarlas en el texto:
1. En primer lugar, el reporte de los discípulos.
2. En segundo lugar, la interrupción de las multitudes.
3. En tercer lugar, un milagro creativo.
I. En primer lugar, el reporte de los discípulos.
A. Marcos resume el informe de los doce en una sola frase: “y le contaron todo lo que habían hecho, y lo que habían enseñado” (6:30).
1. Por primera y única vez Marcos los llama apóstoles. Los “discípulos” o “alumnos” se habían convertido en “apóstoles” o “enviados”. Ya habían pasado más de un año con Jesús.
2. Notamos que dieron su informe al Señor y le contaron “todo lo que habían hecho … y enseñado”. Me pregunto, cómo habrá sido ese reporte. Tenemos la tendencia de pensar automáticamente que el reporte incluyó lo exitoso de la misión. Pero yo me pregunto si todo fue realmente exitoso. Teniendo en cuenta la fe y el entendimiento tan limitado que han mostrado los discípulos hasta aquí, y que seguirán mostrando, me pregunto ¿cómo habrán enfrentado la misión? ¿cómo habrá sido el reporte que le dieron a Jesús?
3. Sin embargo, más allá de cómo lo habrían hecho en esa primera experiencia misionera, lo cierto es que el texto infiere que lo que más satisfacción produjo al Señor no fue tanto el éxito de la misión, sino que ellos habían cumplido fielmente con lo que él les había mandado.
4. Esto nos recuerda que Cristo siempre busca y recompensa la fidelidad (1 Co. 4:1, 2).
OT: Después, el Señor los invitó a ir a un lugar desierto para descansar un poco, pero llegó una multitud tan grande, que ni siquiera tuvieron tiempo para comer (Marcos 6:31–33).
II. En segundo lugar, la interrupción de las multitudes.
Al ver a la multitud,
“Tuvo compasión de ellos, porque eran como ovejas que no tenían pastor; y comenzó a enseñarles muchas cosas” (6:34)
1. Jesús no se molestó por la interrupción de las multitudes, ni las despidió, sino que Marcos nos deja ver esta cualidad recurrente de Jesús: “tuvo compasión de ellas”. Los consideraba como “ovejas sin pastor”, perdidos y sin ayuda, sin guía ni protección.
2. E inmediatamente “Comenzó a enseñarles muchas cosas”.
Martín Lutero lo traduce “Les predicó un largo sermón”, y en verdad lo fue porque duró hasta el atardecer.
III. En tercer lugar, un milagro creativo.
A. Siendo ya tarde, los discípulos muestran su preocupación por la gente.
1. En apariencia, la declaración de los discípulos en v. 36 resulta razonable e incluso compasiva, ya que están preocupados porque la gente necesita comida. Es la respuesta de Jesús la que no parece muy razonable (v. 37a): “Dadles vosotros algo de comer.”
2. ¿Cómo es posible conseguir comida para alimentar a cinco mil personas?
3. Pero en el contexto de la historia, los discípulos acaban de regresar de una misión en la que han demostrado la autoridad de Jesús para enseñar, curar y expulsar demonios (vv. 12–13). Se fueron sin dinero, ropa o comida (v. 8), no obstante Dios les proveyó. Aquí Jesús les está retando a tener una fe y acción todavía mayor.
B. Y ellos le dijeron: ¿Quieres que vayamos y compremos doscientos denarios de pan y les demos de comer? (v.37b)
1. De nuevo los discípulos contestan con una respuesta aparentemente razonable y práctica.
2. Un denario suponía el precio de un día de trabajo. Está claro que para un grupo de pescadores sin empleo y otra gente normal y corriente que viajaba con un rabino itinerante esto no es calderilla.
3. Básicamente lo que los discípulos le preguntan a Jesús es si a esa hora tan tarde habían de salir e intentar comprar la enorme cantidad de pan necesaria para aquella gran multitud. Suponiendo que les fuese posible obtenerlo y cargarlo de vuelta, ¿tenían acaso en ese momento una suma tan grande de dinero? ¿Pero de qué otro modo podrían cumplir la orden del Maestro, “Vosotros dadles de comer”?
4. Es interesante que Jesús no les reprende en ese momento por su falta de fe, ni responde a su pregunta concreta.
C. Entonces les preguntó, (v.38) “¿Cuántos panes tenéis? Id y ved”.
1. Cuando lo averiguaron, le dijeron, “Cinco, y dos peces”.
2. La respuesta de los discípulos no fue de fe sino casi de desesperación. Esto se deja ver especialmente en la fraseología de la respuesta registrada en Mateo, “No tenemos aquí (nada) sino cinco panes (o panecillos) y dos peces” (Mateo 14:17).
3. Evidentemente, estos hombres no habían captado el significado de la exhortación, “Vosotros dadles de comer”.
4. Juan 6:8, 9 da más detalles: “Uno de los discípulos, Andrés, hermano de Simón Pedro, le dijo, ‘Aquí está un muchacho, que tiene cinco panes de cebada y dos pececillos; ¿mas qué es esto para tantos?’ ”.
OT: Las condiciones estaban creada para una revelación del Señor mediante un milagro inolvidable. A modo de preparación se dirige a la multitud:
D. 39, 40. Entonces les mandó a todos que se sentaran en grupos sobre la hierba verde. Se reclinaron por montones de cien y de cincuenta.
1. Cristo tomó los cinco panes y los dos peces que tenían sus discípulos, los bendijo, partió los panes, y dio a sus discípulos para repartirlos a la multitud.
2. Tal fue el milagro, que cinco mil hombres comieron, y sobraron doce cestas llenas de alimentos (Marcos 6:41–44).
DOCTRINA DEL TEXTO
I. El corazón compasivo de Cristo el cual prioriza lo primero (v.34).
1. La respuesta de Jesús a las multitudes fue, a pesar del cansancio de Él y sus discípulos, comenzar a enseñarles las verdades del reino de Dios.
2. Esas personas necesitaban con carácter prioritario lo que todo ser humano necesita con carácter prioritario, a saber, conocer la Palabra de Dios, conocer las enseñanzas del evangelio del reino de Dios.
3. Jesús pasó horas desempacándoles las enseñanzas del reino.
4. Jesús claramente entendía que la primera necesidad de la gente ya fuera que vinieran a Él, o que Él fuera a ellos, su primera necesidad era escuchar el evangelio del reino.
5. Es importante resaltar que Él no les ofreció comida para que vinieran a escuchar la Biblia; Él les enseñó la Biblia y luego a través de un milagro les confirmó su identidad como el Mesías de Dios. Satisfacer el hambre no es el punto de esta historia.
Nuestra mayor y principal prioridad es Cristo. Rodeados de un mundo que ofrece tanto entretenimiento; poseídos por un corazón inclinado de continúo a lo malo y bajo la opresión de los demonios que buscan destruir al ser humano, es necesario que entendamos que primeramente nosotros necesitamos prioritariamente de Cristo. Crecer en su conocimiento, en Su Palabra debe ser una prioridad, porque eso es lo que nuestra alma más necesita.
¡Como iglesia esa también debe ser nuestra prioridad!
II. La esperanza del reino que aguardamos (v.41-44).
1. Este milagro es un anticipo de lo que el Reino de Dios será cuando llegue a su plena manifestación.
2. Este milagro de Jesús apunta al banquete que aun aguardamos y del cual habló el profeta Isaías y que simboliza la salvación final de Dios (Isaías 25:6–9).
El profeta dice que Dios “rasgará el velo que cubre a todos los pueblos … devorará a la muerte para siempre” (Is 25:7–8).
Jesús, tras la alimentación milagrosa en Juan, dijo: “Si alguno come de este pan, vivirá para siempre” (Jn 6:51).
¿Cómo poder ser parte de ese banquete que Dios ha preparada para el hombre? Verdaderamente no hay manera de disfrutarlo en la condición en la que el hombre vive cuando Cristo no ha llenado su corazón.
No hay nada que el hombre pueda hacer por sí mismo para llegar allí. No hay méritos, no hay buenas acciones, no hay conducta moral intachable que nos permita llegar allí.
Todos hemos pecado y todos hemos fallado al blanco.
Por eso fue que Dios envió al “pan que descendió del cielo”, para que todo el que lo coma “viva para siempre”.
Juan 6:47-51, 54
47 En verdad, en verdad os digo: el que cree1, tiene vida eterna.
48 Yo soy el pan de la vida.
49 Vuestros padres comieron el maná en el desierto, y murieron.
50 Este es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera.
51 Yo soy el pan vivo que descendió del cielo; si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo también daré por la vida del mundo es mi carne.
54 El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna, y yo lo resucitaré en el día final.
CONCLUSION
1. ¡Prioriza conocer más a Cristo en tu vida!
2. Aférrate por la fe al sacrificio de Cristo por tus pecados. Dale la espalda a todo pecado conocido, confía en la sangre de Cristo que te justifica y vive cada día para Su gloria, aguardando expectante ese glorioso día en que se te permita sentarte a la mesa del banquete que Dios ha preparado para los que le aman.