Perseverancia - 25-07-19

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La división de la tierra al oeste del Jordán ()
14:1–5 La frecuente repetición de la palabra “heredad” recalca que las tierras tribales eran regalos de Dios en cumplimiento de su promesa. Israel no las había ganado.
La distribución “por suertes” pone énfasis en que el Señor está guiando todo el proceso. Eleazar, el sacerdote que sucedió a Aarón, estaba a cargo de echar la heredad a suertes. Tal vez usó el Urim y el Tumim de su pectoral sacerdotal. (Vea ; .) La tradición judía en el Talmud habla de dos urnas, una que contiene los nombres de las tribus y la otra con las descripciones de los límites territoriales. Se dice que después de sacudirlas bien, salían las descripciones de la tierra y el nombre de una tribu en la mano de Eleazar. Sólo podemos especular sobre el procedimiento.
Jacob había adoptado oficialmente a sus dos nietos, Efraín y Manasés (). Eso habría conducido a una decimotercera parte de la división de la tierra si Leví hubiera recibido una parte.
El relato del reparto comienza y termina con una concesión especial de la tierra a los dos hombres que habían sido fieles espías cuarenta y cinco años atrás. La primera concesión es para Caleb, la última para Josué (19:49, 50).
14:6–15 Josué se encuentra todavía en Gilgal cuando hace esta primera parte de la distribución en los capítulos 14–17. Después, repartirá la tierra desde Silo (18:1). Cuando Caleb hace su petición, los hombres de Judá también se acercan a Josué. Caleb está asociado con esa tribu (), pero hay dudas de si pertenece a Judá por sangre o por adopción. Los cenezeos, de quienes parece venir, eran cananeos (). Quizá el nombre “cenezeos” se usa para varios pueblos y algunas veces para un clan de la tribu de Judá. Los otros hombres de Judá que acompañan a Caleb probablemente vienen a respaldar su petición.
Caleb puede muy bien ser un modelo en el cual se pueda centrar la atención para el estudio del carácter de un hombre de Dios. Como espía, a los cuarenta años creyó sin titubear la palabra de Dios; sólo él se quedó con Josué y exhortó al pueblo a capturar Canaán ( y 14:6–9). Siguió “fielmente” al Señor (; ) y procedió de acuerdo con las convicciones de su corazón creadas por las promesas de Dios. A la edad de ochenta y cinco años, ahora le reconoce a Dios el mérito de su fuerza y vigor, y quiere un reto para hacer uso de sus habilidades. No pide para su herencia un valle seguro y fácil de cuidar, sino la región montañosa que está alrededor de Hebrón, donde tendrá que tratar con los anaceos. Su ánimo sobresale al confiar en las promesas de Dios; sus palabras: “Si Jehová está conmigo” muestran su fe y su humildad. Encuentra su fuerza en la ayuda del Señor y en la promesa del éxito.
En estos días cuando los héroes verdaderos son escasos, debemos dirigir a nuestros hijos hacia hombres de fe como Caleb. Su actitud es también un ejemplo alentador para las “personas de la tercera edad”. Para el año 2030, más de una quinta parte de la población de los Estados Unidos tendrá más de sesenta y cinco años; muchos gozarán de excelente salud. ¡Qué potencial tiene la iglesia si, como Caleb, dedicamos al servicio del Señor nuestros años de jubilación productiva! Si a los líderes de la iglesia se les escapa el aprecio por los talentos de los jubilados, ¡qué gusto da cuando las mismas personas de la tercera edad se presentan como Caleb y piden un reto!
Las referencias a la edad de Caleb nos ayudan para establecer una cronología de su vida y de los años de la conquista. Tenía cuarenta años cuando fue enviado desde Cades-barnea como espía. Como los espías fueron enviados a inspeccionar la tierra alrededor de dos años después del éxodo, Caleb tenía treinta y ocho años cuando Israel salió de Egipto. Si el éxodo tuvo lugar en 1446 a.C. (vea la introducción), entonces Caleb nació en 1484 a.C. en Egipto. Habría tenido setenta y ocho años cuando Israel cruzó el Jordán, cuarenta años después del éxodo. Ahora tiene ochenta y cinco años cuando se hace la repartición de la tierra; por lo tanto, la conquista de la tierra de Canaán debió durar siete años, tal vez de 1406 a.C. a 1399 a.C. Las promesas que le hizo Moisés a Caleb se encuentran en . Las palabras de Caleb en el versículo 9 muestran que Moisés también hizo un juramento con esa promesa.
La petición de Caleb no menciona a Hebrón directamente, sólo “el monte”. Cuando Josué concede la petición y le da “Hebrón”, debemos entender que esto significa “el campo de la ciudad y sus aldeas” (21:12). Hebrón mismo será una ciudad para los sacerdotes y una ciudad de refugio (21:13).
Hebrón queda a unos 40 km al sur de Jerusalén por el camino a Beerseba, en la región montañosa. Ya para el tiempo de Josué tenía importancia histórica. Abraham, Isaac, Jacob y sus esposas estaban sepultados allí en la cueva de Macpela (vea , ).
Josué sacó a los anaceos de Hebrón (11:21–22), pero algunos se han de haber infiltrado entre sus antiguas ciudades y presentaban un reto para Caleb. El otro nombre para Hebrón, Quiriat-arba, significa “ciudad de Arba”, en honor al más grande de los anaceos.
Como en , estos versículos terminan con la declaración: “Y la tierra descansó de la guerra.” Esas palabras proporcionan una transición a la distribución principal. Se presentarán muchos más desafíos; no obstante, la paz prevalece ahora para el reparto de la tierra.
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