EN LA CRISIS MANTENTE FUERTE

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EN LA CRISIS, MANTENTE FIRME

La crisis del justo
Cuando pensé para saber esto, fue duro trabajo para mí, hasta que, entrando en el santuario de Dios, comprendí el fin de ellos.
Salmo 73.16–17 RVR60
Cuando pensé para saber esto, Fue duro trabajo para mí, Hasta que entrando en el santuario de Dios, Comprendí el fin de ellos.
El salmista estaba hundido en una crisis de fe que, seguramente, también ha tocado nuestras vidas en algún momento de nuestro peregrinaje.
Quizás su depresión vino en momentos de una prueba intensa en su vida espiritual. EN OCACIONES CUANDO PASAMOS UNA PRUEBA O UNA SITUACION, NONNOS DAMOS CUENTA QUE EN EL FONDO DE NOSOTROS , NOS EMOS QUEDADO CON EL DESANIMO, POR QUE HEMOS DEDICADO EL TIEMPO A PASAR LA PRUEBA PERO NO A ERRADICAR EL DESANIMO, Y CAMINAMOS EN UN ACUMULAMIENTO DE DESANIMO.
Quizás se vio envuelto en alguna experiencia de sufrimiento y persecución, producto de su deseo de honrar a Dios.
El hecho es que, fueran cuales fueran sus circunstancias personales, miró hacia la vida de los impíos y vio que era mucho más placentera y fácil que la de los justos.
Los impíos no solamente son prósperos, sino que no hay congojas en su muerte.
Su vigor es permanente y no tienen que esforzarse ni trabajar duro toda la vida, como lo hacen la mayoría de los mortales.
Con una facilidad que tiene sabor a burla, «logran con creces los antojos del corazón» (
Salmo 73.7 RVR60
Los ojos se les saltan de gordura; Logran con creces los antojos del corazón.
Como si esto fuera poco, también se mueven por la vida con una arrogancia intolerable, haciendo alarde de su situación y despreciando a los que luchan día a día por subsistir.
¿Cómo no iba el salmista a entrar en crisis? Cuanto más meditaba este asunto, más indignación sentía.
«¿Para qué tanto esfuerzo y tanta fidelidad, si estos otros logran una posición mucho más cómoda sin pasar por toda la angustia de los que intentan vivir vidas rectas y justas?»
La medida de su propia inversión no justificaba los magros resultados obtenidos. Completamente frustrado, exclamó: «¡Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón y he lavado mis manos en inocencia!» (
Salmo 73.13 RVR60
Verdaderamente en vano he limpiado mi corazón, Y lavado mis manos en inocencia;
).
Seguramente, en algún momento, hemos luchado con sentimientos similares.
En muchas ocasiones pareciera que no estamos logrando nada con nuestra devoción.
Pasamos por los mismos tormentos y dolores que los impíos; sufrimos las mismas flaquezas y cometemos los mismos errores.
Nuestros esfuerzos por honrar al Señor parecen no hacer más que añadir complicaciones a nuestras vidas.
Nuestra honestidad es condenada por los demás.
Nuestra santidad es objeto de burlas.
Nuestro compromiso con el servicio está envuelto por reproches e ingratitud.
¿Quién de nosotros no se ha sentido tentado, en algún momento, a «tirar la toalla»?
Biblia de referencia Thompson: Notas ALIENTO (ALEGRÍA) - DESALIENTO

169–(B) DESALIENTO, Momentos de, en la vida de hombres buenos:

Moisés

Nm 11:15 Y si así lo haces tú conmigo, yo te ruego que me des muerte, si he hallado gracia en tus ojos; y que yo no vea mi mal.

Josué

Jos 7:7 Y Josué dijo: ¡Ah, Señor Jehová! ¿Por qué hiciste pasar a este pueblo el Jordán, para entregarnos en las manos de los amorreos, para que nos destruyan? ¡Ojalá nos hubiéramos quedado al otro lado del Jordán!

Elías

1R 19:4 Y él se fue por el desierto un día de camino, y vino y se sentó debajo de un enebro; y deseando morirse, dijo: Basta ya, oh Jehová, quítame la vida, pues no soy yo mejor que mis padres.

Job

Job 10:1 Está mi alma hastiada de mi vida; Daré libre curso a mi queja, Hablaré con amargura de mi alma. (Sal 31:10)

David

Sal 42:6 Dios mío, mi alma está abatida en mí; Me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, Y de los hermonitas, desde el monte de Mizar. (Sal 69:2; 73:16; 137:1)

Jeremías

Jer 15:10 ¡Ay de mí, madre mía, que me engendraste hombre de contienda y hombre de discordia para toda la tierra! Nunca he dado ni tomado en préstamo, y todos me maldicen. (Mi 7:1)

Los discípulos

Lc 24:17 Y les dijo: ¿Qué pláticas son estas que tenéis entre vosotros mientras camináis, y por qué estáis tristes?

La respuesta a nuestras dudas no se encuentra en la observación ni en el análisis de la realidad que nos rodea.
Al contrario, al igual que el salmista, cuánto más lo pensamos más injusta nos va a parecer la vida que nos ha tocado.
El salmista nos muestra el camino a seguir: entró al santuario de Dios.
Allí, en la presencia del Señor, entendió que su perspectiva estaba seriamente limitada por su condición de hombre.
Dios lo llevó a otro plano, el plano de las cosas eternales. Nuestras vidas no están limitadas a nuestro fugaz paso por esta tierra.
Fue en ese momento que el salmista pudo entender «el fin de ellos» y vio cuán cerca estaba de una decisión fatal.
Por esta razón exclamó, con gratitud:
«casi se deslizaron mis pies; por poco resbalaron mis pasos»
Salmo 73.2 RVR60
En cuanto a mí, casi se deslizaron mis pies; Por poco resbalaron mis pasos.
). El Señor lo hizo volver del abismo.
El Señor lo hizo volver del abismo.

LOS IMPÍOS

2161–(1) El castigo de:

Ro 1:18 Porque la ira de Dios se revela desde el cielo contra toda impiedad e injusticia de los hombres que detienen con injusticia la verdad; (1Ti 1:9)

1P 4:18 Y: Si el justo con dificultad se salva, ¿En dónde aparecerá el impío y el pecador?

2P 2:4 Porque si Dios no perdonó a los ángeles que pecaron, sino que arrojándolos al infierno los entregó a prisiones de oscuridad, para ser reservados al juicio;

2P 2:5 y si no perdonó al mundo antiguo, sino que guardó a Noé, pregonero de justicia, con otras siete personas, trayendo el diluvio sobre el mundo de los impíos;

2P 3:7 pero los cielos y la tierra que existen ahora, están reservados por la misma palabra, guardados para el fuego en el día del juicio y de la perdición de los hombres impíos.

Jud 4 Porque algunos hombres han entrado encubiertamente, los que desde antes habían sido destinados para esta condenación, hombres impíos, que convierten en libertinaje la gracia de nuestro Dios, y niegan a Dios el único soberano, y a nuestro Señor Jesucristo.

Para pensar:
El salmo nos deja un importante principio.
Los dilemas, las dudas y las angustias de esta vida se resuelven en presencia del Altísimo.
¡No se demore en buscar, como primera opción, su rostro!
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