Dos extremos de la gracia
35Aconteció que acercándose Jesús a Jericó, un ciego estaba sentado junto al camino mendigando; 36y al oír a la multitud que pasaba, preguntó qué era aquello. 37Y le dijeron que pasaba Jesús nazareno. 38Entonces dio voces, diciendo: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! 39Y los que iban delante le reprendían para que callase; pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí! 40
1Habiendo entrado Jesús en Jericó, iba pasando por la ciudad. 2Y sucedió que un varón llamado Zaqueo, que era jefe de los publicanos, y rico, 3procuraba ver quién era Jesús; pero no podía a causa de la multitud, pues era pequeño de estatura. 4Y corriendo delante, subió a un árbol sicómoro para verle; porque había de pasar por allí. 5Cuando Jesús llegó a aquel lugar, mirando hacia arriba, le vio, y le dijo: Zaqueo, date prisa, desciende, porque hoy es necesario que pose yo en tu casa.