En la Zona de Fuego.
La persecución (literalmente, caza, acosamiento) es el intento sistemático de suprimir o exterminar el cristianismo por medio de la presión social hasta el punto de la violencia. La persecución de los cristianos comenzó con la acción del Sanedrín contra Pedro y Juan, en represalia por su proclamación de la resurrección de Jesús (Hch. 4:1–3, 5ss.).
La persecución organizada por el estado no comenzó hasta el tiempo de Nerón, y fue entonces probablemente temporal y local.
Las causas de la persecución fueron numerosas. Los cristianos fueron mal entendidos por los paganos quienes los consideraban ateos, antisociales y políticamente subversivos. La declinación del imperio en el siglo III se atribuyó a que el pueblo no había adorado a los antiguos dioses, y los cristianos fueron consecuentemente hostilizados.
Las Escrituras indican que los creyentes deberán enfrentar dificultades, ridículo y opresión de los individuos y de las autoridades del estado, a causa de su fe. Y animan a los creyentes a ser fieles en medio de tal persecución y sacar fuerzas del ejemplo de Jesucristo mismo.
Los creyentes judíos, esparcidos alrededor del mundo contemporáneo por causa de Cristo, están sufriendo una persecución severa. Sufren no solamente en la esfera religiosa, sino también en la esfera social y económica. No hay seguridad de lo que les pueda pasar mañana.
I. Confiar en la Protección de Dios.
3202 (AR) יכל PEAL: 1) Poder hacer algo (Dan. 2:10). 2) Vencer (Dan. 7:21). — Perf. יְכִל; Impf. יְכֻּל, תִּכֻּל; Part. יָכִל; Fem. יָֽכְלָה.
II. Confiar en el Poder de Dios.
III. Creer en su Palabra.
rescatar, salvar, o sea, liberar de daño físico (Dan 3:15, 17, 28; 6:15[BE 14], 17[BE 16], 21[BE 20], 28[BE 27]+), nota: Dan 6:28a[BE 27] puede ser más una liberación general que un rescate físico
IV. Creer en sus Propositos.
8429 (AR) תוה Alarmarse (Dan. 3:24). — Perf. תְּוַהּ