LA ESPADA DE DOS FILOS
Sermon • Submitted
1 rating
· 57,773 viewsNotes
Transcript
LA ESPADA DE DOS FILOS
LA ESPADA DE DOS FILOS
La Biblia Como Espada de Dos Filos
(Convertidos por Leer la Biblia)
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
.
.
Guillermo Wilberforce era un brillante joven de veinticuatro años cuando fue elegido miembro del Parlamento inglés. Era muy despreocupado en asuntos de religión. Pero una vez durante un viaje, por invitación de su amigo el Rev. Isaac Milner, leyeron todo el Nuevo Testamento en griego, idioma que ambos amigos conocían perfectamente, y esa simple y sola lectura revolucionó la vida de Wilberforce: fue un hombre nuevo, un digno senador cristiano y el abogado decidido de la abolición de la esclavitud.
Sucedió en Inglaterra también que, para combatir a Pedro Mártir que daba unas conferencias en la Universidad de Oxford, conferencias de esencia netamente antipapista, el clero se alarmó y designó a Bernardo Gilpin para que lo combatiera. Preparándose para la lucha leyó las Escrituras, los escritos de los padres y … después de todo, renunció a la iglesia del papa.—El Faro.
Porque la palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
LA PALABRA DE DIOS ES:
VIVA Y EFICAZ
Y MAS CORTANTE QUE TODA ESPADA DE DOS FILOS
Y PENETRA HASTA PARTIR EL ALMA
Y EL ESPIRITU
LAS COYUNTURAS Y LOS TUETANOS
Y DISCIERNE LOS PENSAMIENTOS
Y LAS INTENCIONES DEL CORAZON
(iii) La detección inevitable (vv. 12, 13) de todo:
*Por la Palabra escrita (v. 12) con sus cinco características vitales:
“Viva” pues procede de un Dios viviente, está impregnada de su misma vida, y también imparte vida (; ).
Es una herramienta poderosa en manos del Espíritu Santo, capaz de quebrantarnos, redargüirnos, iluminarnos, consolarnos y transformarnos. Es a la vez permanente y vivificadora.
Estos dos aspectos de la vitalidad de la Palabra los encontramos explícitamente en
siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.
:
:
«… siendo renacidos, no de simiente corruptible, sino de incorruptible, por la palabra de Dios que vive y permanece para siempre».
2. Eficaz
En segundo lugar la Palabra es eficaz. Cumple poderosa y fielmente los propósitos de Dios. Posiblemente el autor tiene en mente aquel texto famoso de
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
:
:
«Como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié».
La Palabra no siempre actúa conforme a nuestras expectativas, pero siempre cumple los propósitos de Dios. Hace un diagnóstico acertado de nuestra condición humana, poniendo el dedo en la llaga de nuestras enfermedades morales; a aquellos que creemos en ella trae sanidad; a aquellos que la rechazan trae juicio y condenación. Bien sea atendida por el hombre, bien sea descuidada, siempre es eficaz. En un caso obra la salvación; en el otro trae juicio y condenación, a la vez que vindica la justicia y coherencia de la revelación de Dios.
Es eficaz, pues, porque siempre cumple el propósito de Dios, y también porque lo cumple poderosamente:
«¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?» (
¿No es mi palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?
).
).
Muchos de nosotros hemos de reconocer que tenemos corazones de piedra. Por lo tanto, damos gracias por la eficacia de la Palabra que es como un martillo que sigue dando en nuestro corazón duro hasta quebrantarnos. Si no fuese por esta eficacia de la Palabra, ¿dónde estaríamos?
La Palabra y el Espíritu, la Palabra y el Señor Jesucristo, van actuando siempre juntos, porque finalmente no podemos separar la Palabra de Aquel que la inspiró.
«El Espíritu es el que da vida;… las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida» (
El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha; las palabras que yo os he hablado son espíritu y son vida.
).
).
“Eficaz” y activa, cumpliendo la misión para la cual Dios la envía (cf.
Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié.
-). Convence, limpia y transforma. La palabra griega en el original es energes que sugiere la energía poderosa que tiene y la hace activamente operativa. No hay nada ni nadie más allá de su alcance.
). Convence, limpia y transforma. La palabra griega en el original es energes que sugiere la energía poderosa que tiene y la hace activamente operativa. No hay nada ni nadie más allá de su alcance.
“Cortante” y que “penetra”, por tanto hiere y hace doler en su carácter incisivo. Puede llegar a donde no llega ninguna espada humana, al alma (cf.
Y escribe al ángel de la iglesia en Pérgamo: El que tiene la espada aguda de dos filos dice esto:
). En y también se emplea esta figura tan gráfica, aparentemente teniendo en mente la famosa espada corta del soldado romano, ideal para la lucha cuerpo a cuerpo. Pero además esta espada penetrante actúa como el bisturí del cirujano que va buscando el mal para extirparlo.
).
En
Y tomad el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, que es la palabra de Dios;
y
y también se emplea esta figura tan gráfica, aparentemente teniendo en mente la famosa espada corta del soldado romano, ideal para la lucha cuerpo a cuerpo. Pero además esta espada penetrante actúa como el bisturí del cirujano que va buscando el mal para extirparlo.
Tenía en su diestra siete estrellas; de su boca salía una espada aguda de dos filos; y su rostro era como el sol cuando resplandece en su fuerza.
también se emplea esta figura tan gráfica, aparentemente teniendo en mente la famosa espada corta del soldado romano, ideal para la lucha cuerpo a cuerpo. Pero además esta espada penetrante actúa como el bisturí del cirujano que va buscando el mal para extirparlo.
también se emplea esta figura tan gráfica, aparentemente teniendo en mente la famosa espada corta del soldado romano, ideal para la lucha cuerpo a cuerpo. Pero además esta espada penetrante actúa como el bisturí del cirujano que va buscando el mal para extirparlo.
No importa la dirección en la que apunte, siempre penetra y corta. Y esto de varias maneras:
a) Porque corta hasta la profundidad
La Palabra penetra profundamente en el corazón y mente del ser humano. No ha habido ni habrá libro de psicología que revele más acertadamente lo que es el ser humano que las Escrituras. No hay, ni habrá, ideología que dé soluciones tan acertadas a nuestra condición humana como las de la Palabra de Dios.
b) Porque nos hiere
En segundo lugar, es comparada con una espada porque nos hiere.
Estar bajo la Palabra es la única posición sana para el ser humano, pero también es estar en una situación incómoda. Si no fuera por la Palabra, probablemente muchos de nosotros viviríamos mucho más cómodamente. Pero nos llega la Palabra, nos denuncia, nos perturba, revela cosas escondidas en nosotros que no son agradables, nos dice de lo que somos capaces, ofende nuestro orgullo, nos quebranta como aquel martillo del que habla Jeremías. Si estamos atendiendo debidamente a la Palabra, ya sea en la meditación personal o en la proclamación pública, nos dolerá.
c) Porque hace separación
En tercer lugar, se llama espada porque, además de cortar, separa: penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos.
Algunos han interpretado esta frase como si dijese: hasta hacer separación entre el alma y el espíritu; pero el sentido más ajustado del texto es: hasta partir el alma y partir el espíritu. Es decir, la Palabra penetra hasta la profundidad de todo lo que nosotros somos para separar el bien y el mal, tanto en nuestro alma como en nuestro espíritu, para revelar lo que verdaderamente hay en nosotros en todos los niveles de nuestro ser.
«La Palabra penetra en las partes más profundas y escondidas de la vida del hombre y separa su vida animal más baja, con sus deseos, intereses y amores, de su vida espiritual más alta, con sus aspiraciones de comunión con Dios»
4 “Discierne”. La palabra griega del original, kritikos, significa “criticar” o “juzgar”, y sólo se encuentra aquí en el NT. Este término sugiere que discrimina y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón. La Palabra de Dios, pues, penetra hasta los rincones más recónditos de nuestro ser. Puede juzgar nuestros pensamientos antes que se conviertan en palabras, y nuestras intenciones antes que lleguen a ser acciones.
*Por la Palabra encarnada (v. 13), el Señor omnisciente con Quien debemos enfrentarnos. Nada en la creación está escondido de la vista de Dios, sino que todo queda expuesto delante de El. Nadie puede engañarle a El pues es omnisciente. Su ojo dicierne donde hay hipocresía que otros no pueden percibir. Nada escapa a su atención. De El no podemos esconder nada.
En relación con el contexto podemos afirmar que El sabe donde hay verdadera fe, y dónde sólo un asentimiento mental de los hechos. Si no podemos engañar a Dios, mejor será que no tratemos de engañarnos a nosotros mismos ya que un día tendremos que rendir cuenta ante el Señor en el tribunal de Cristo.
4B. Perspicaz
La última característica de la Palabra de Dios mencionada en el versículo 12 es su perspicacia: discierne los pensamientos y las intenciones del corazón.
La palabra traducida por discierne, en griego es el adjetivo (kritikos) del cual procede nuestra palabra criticar. Significa, en este contexto, evaluar o juzgar.
Es quizás irónico que hoy en día muchos teólogos piensan que su función es la de «criticar» la Palabra –de ahí que hablemos de la alta crítica, por ejemplo– y no comprenden que el proceso tiene que ser al revés: la Palabra debe criticarnos a nosotros. No nos compete a nosotros hacerle la crítica a ella, sino al contrarío:
«Si dejáramos que la Biblia nos criticara más, nosotros criticaríamos bastante menos a la Biblia».
La Palabra, pues, es la que analiza, evalúa y juzga nuestras vidas y comportamiento. Y las analiza en un nivel que nuestras propias facultades críticas serían incapaces de sondear sin su iluminación: los pensamientos y las intenciones del corazón.