El significado de la poca fe
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IGLESIA SAL Y LUZ A LAS NACIONES
Predica dominical
Sermón Temático
Luis Andrés Estupiñán Ch
Bogotá, septiembre 1 de 2019
El significado de la poca fe
A. INTRODUCCION
a. Sujeto o tópico
La Biblia nos proporciona un testimonio continuo del poder que tiene la fe en Dios en las vidas de los creyentes.
b. Tema
En el evangelio de Mateo a partir del capítulo 17:14, encontramos el comienzo de un período especial de instrucción por parte de Jesús a los doce apóstoles, que continúa hasta el capítulo 20.
Tras darles una revelación de su persona como Rey y de su programa para el reino, continúa dándoles más principios para vivir en el reino.
El primero es el principio fundamental de la fe. Así como la vida espiritual debe recibirse por fe, así también es necesario vivirla por fe.
La poca fe no es falta absoluta de esta, pero trae resultados pobres en una iglesia.
A partir de la palabra de nuestro buen Jesucristo, entendamos lo que significa tener poca fe.
Vamos al texto para nuestra ilustración.
c. Texto
Narra el pasaje en que Jesús sana a un muchacho lunático[1]
(; )
14 Cuando llegaron a donde estaba la multitud, un hombre se le acercó, se arrodilló delante de él, y le dijo:
15 «¡Señor, ten compasión de mi hijo! Es lunático, y padece muchísimo. Muchas veces se cae en el fuego, y muchas otras en el agua.
16 Lo he llevado a tus discípulos, pero no lo han podido sanar.»
17 Jesús dijo: «¡Ay, gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganmelo acá!»
18 Jesús reprendió entonces al demonio, y éste salió del muchacho, y desde aquel mismo instante el muchacho quedó sano.
19 Después los discípulos hablaron con Jesús aparte, y le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»
20 Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen muy poca fe. De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: “Quítate de allí y vete a otro lugar”, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!»
B. CUERPO
a. Primera división principal
Tener poca fe trae incapacidad para ayudar a los necesitados (vv. 16, 20).
16 Lo he llevado a tus discípulos, pero no lo han podido sanar.»
20 Jesús les dijo: «Porque ustedes tienen muy poca fe. De cierto les digo, que si tuvieran fe como un grano de mostaza, le dirían a este monte: “Quítate de allí y vete a otro lugar”, y el monte les obedecería. ¡Nada sería imposible para ustedes!»
i. Ilustración
La Biblia es un testimonio continuo del poder que tiene tener fe en Dios, en las vidas de los creyentes:
· Fue fe en el poder de Dios lo que hizo que el joven Caleb observara la tierra de Canaán con sus gigantes e informara a Moisés: “Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos” ().
· Fue fe en el cuidado de Dios lo que permitió que en medio del desastre personal Job dijera de su Señor: “Aunque él me matare, en él esperaré” ().
· Fue fe en la protección de Dios lo que hizo que Sadrac, Mesac y Abed-Nego se pararan en el borde del horno de fuego y declararan al rey Nabucodonosor: “He aquí nuestro Dios a quien servimos puede librarnos del horno de fuego ardiendo; y de tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas, oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni tampoco adoraremos la estatua que has levantado” ().
· Fue fe en la protección de Dios lo que permitió que Daniel siguiera adorando fielmente a Dios, aunque esto significara ser arrojado al foso de los leones ().
· Fue fe en que Jesús podía perdonarle los pecados lo que produjo liberación espiritual a la mujer que entró a la casa del fariseo y lavó los pies de Jesús con sus lágrimas y a continuación los secó con sus cabellos ().
[2] nos hace saber que “por la fe Abel ofreció a Dios más excelente sacrificio que Caín” (v. 4), que “por la fe Enoc fue traspuesto para no ver muerte” (v. 5), que “por la fe Noé… preparó el arca… y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe” (v. 7), y que “por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció… salió… [y] habitó como extranjero en la tierra prometida… porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios (vv. 8–10).
La palabra de Dios enumera gran cantidad de otros santos del Antiguo Testamento que “alcanzaron buen testimonio mediante la fe” (v. 39[3])
ii. Aplicación
Lo primero que Jesús enseñó a los discípulos después que regresara del monte de la transfiguración fue una lección acerca de la fe.
Pedro, Jacobo y Juan acababan de tener un destello del poder y la majestad del Señor Jesucristo (), a lo cual Pablo pudo haberse referido cuando habló de “la gloria de Dios en la faz de Jesucristo” ().
Los discípulos de Jesús cuando no pudieron liberar al muchacho lunático, se enfrentaron cara a cara con su propia falta de poder, y esto se debió a la falta de fe que ellos tenían, según el mismo Jesús les dijo.
Recordemos que:
1. En el mundo hay grandes necesitados; somos llamados a participar en la satisfacción de sus necesidades.
2. La incapacidad de tener fe limita nuestro alcance evangelizador.
b. Segunda división principal
Tener poca fe demuestra la falta de experiencia con el poder de Dios (v. 19).
“Después los discípulos hablaron con Jesús aparte, y le preguntaron: «¿Por qué nosotros no pudimos expulsarlo?»”
i. Ilustración
Estamos frente al poder de la fe
El propósito de Jesús en el milagro iba más allá de la curación del muchacho endemoniado, por importante que eso fuera.
La sanidad no solo trajo salud al muchacho y gran alegría a su padre, sino gloria a Dios.
Pero los discípulos aún no habían aprendido la lección importante de ese acontecimiento.
No es de extrañar que ellos le preguntaran a Jesús aparte, en una casa, nos informa , tal vez la vivienda de uno de los discípulos.
Estaban avergonzados de su propio fracaso y perplejos en cuanto a por qué ellos no pudieron echar fuera el demonio.
¿Por qué Jesús pudo lograr con una palabra lo que ellos no habían podido lograr con gran esfuerzo?
En realidad, le dijeron: “Nos comisionaste y nos diste poder para curar y echar fuera demonios, y antes tuvimos éxito.
¿Por qué fallamos en esta ocasión?”.
· Es probable que afrontaran el hecho de echar fuera el demonio en la misma forma que hicieran en ocasiones anteriores.
· Es probable que invocaran el nombre del Señor, ordenando al demonio que saliera del muchacho, y esperaran su salida. Pero esta vez nada sucedió.
Jesús dio a entender: “La razón es obvia. Ustedes fallaron por su poca fe”.
Fueron impotentes no debido a falta total de fe, sino a poca fe.
· Tenían fe porque ya habían sanado y liberado antes otras personas.
· Tenían fe, pero no la suficiente para creer que todo era posible.
Les faltaba la fe suficiente para emplear el poder que Jesús les había otorgado.
ii. Aplicación
Tener poca fe era una condición algo típica de los discípulos:
· Poco después que Jesús los llamara a su servicio, se sentaron en la ladera de la montaña entre el gentío acusados por Jesús de estar afanados y ansiosos a causa de su poca fe en que Dios proveería para sus necesidades físicas ([4]).
· Cuando en medio de una feroz tormenta en el lago de Galilea trataron con desesperación de salvar sus vidas, antes de reprender a las olas Jesús los reprendió diciéndoles: “¿Por qué teméis, hombres de poca fe?”.
· Cuando Pedro empezó a caminar sobre el agua, pero se asustó y comenzó a hundirse, “Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste?” (14:31).
· Poco antes de sanar al muchacho endemoniado Jesús había vuelto a acusar a sus discípulos de tener poca fe al no esperar que Él pudiera alimentar a la multitud cerca de Magdala (16:8).
Estos incidentes ejemplifican que poca fe es el tipo de fe que nos lleva a creer en Dios cuando tenemos algo entre manos, cuando la provisión del Señor ya se ha efectuado.
Cuando las cosas estaban yendo bien con los discípulos y todo parecía bajo control, les fue fácil confiar en su Señor.
Pero tan pronto como las circunstancias se hicieron inciertas o amenazantes, la fe que tenían se secó.
Esa fe era como la de la mayoría de los creyentes en todas las épocas:
· Cuando tienen salud, y sus necesidades de vida están cubiertas, su fe es fuerte, pero cuando están en necesidad su fe es poca y dan paso a la duda.
Situación contraria:
· Se demuestra una gran fe cuando se confía en Dios así no haya nada para comer en la alacena, ni dinero para comprar comida.
· Se demuestra una gran fe cuando se confía en Dios así no este gozando de buena salud, no se tenga trabajo, o su familia se haya acabado.
· Se demuestra gran fe cuando se confía en Dios, aunque la tormenta esté rugiendo y la persecución continúe.
El Señor estaba dando a los discípulos un ejemplo de lo que serían sus vidas una vez que Él hubiera regresado al cielo, cuando ya no pudieran verlo, tocarlo, o caminar con Él en el modo en que solían hacerlo.
Jesús también estaba enseñándoles persistencia. No sabemos cuán a menudo trataron de echar fuera al demonio del muchacho, pero en algún momento se dieron por vencidos.
Cuando Jesús envió por primera vez a sus discípulos, el éxito que tuvieron en sanar y echar fuera demonios fue inmediato.
Pero el Señor no les había prometido que eso sería siempre así:
· Los doce tenían que aprender que, a diferencia del poder del Señor, el poder que se les había dado no era intrínseco en ellos mismos.
· Debian estar ciertos que ese poder provenía solo del Señor, por la divina provisión y voluntad de Dios.
Vigoriza mucho comprender que, hasta los apóstoles, con su llamado único y sus dones milagrosos, siempre tuvieron que confiar en Jesús para ministrar con eficacia:
· A fin de fortalecerles la fe y el sentido de dependencia, a veces el Señor les hizo esperar, así como hoy día hace a menudo con los creyentes.
· A fin de fortalecer nuestra fe, en ocasiones Él puede hacernos esperar mucho por una respuesta a la oración.
Así como un atleta se hace más fuerte levantando gradualmente pesas cada vez más pesadas o corriendo distancias más largas, así también un discípulo se fortalece en su fe al enfrentar retos cada vez mayores que ponen al descubierto sus propias debilidades y lo dirigen hacia el Señor.
Recordemos entonces siempre que:
1. No se adquiere experiencia con el poder de Dios cuando se depende de las propias fuerzas ("No pudimos").
2. No se adquiere experiencia con el poder de Dios cuando se ignora la Palabra de Dios ().
3. No se adquiere experiencia con el poder de Dios cuando no se pide a Dios ().
c. Tercera división principal
Que se tenga poca fe desagrada al Señor (v. 17).
“Jesús dijo: «¡Ay, gente incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo tendré que estar con ustedes? ¿Hasta cuándo tendré que soportarlos? ¡Tráiganmelo acá!»”
i. Ilustración
Nos encontramos frente a la perversión de los incrédulos
La impotencia por la incredulidad de los discípulos no solo afligió al padre del muchacho sino también a Jesús.
Dirigiéndose a los discípulos y al gentío y no al hombre que acababa de acudir a Él, Jesús, dijo: ¡Oh generación incrédula y perversa! ¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?
Sintió tristeza ante la ceguera y la falta de fe sus discípulos, a quienes personalmente escogió, enseñó y dotó con poder y autoridad.
Incluso la fe del padre del muchacho no era completa, según él mismo confesó: “Creo; ayúdame en mi incredulidad” ().
La gente no solo era incrédula, sino también perversa.
Perversa viene de “diastrepho”, que tiene la idea básica de tergiversación o torcimiento fuera de forma.
El término se usaba con frecuencia para describir una pieza de cerámica que un artesano descuidado había deformado, o que de alguna manera se había desfigurado antes de ser quemada en el horno.
Aunque muchos de sus oyentes sin duda también eran moralmente pervertidos, Jesús estaba hablando aquí principalmente de la perversión espiritual que es inevitable en toda persona incrédula.
Cualquier individuo que no confía de manera auténtica en Dios no puede dejar de tener un punto de vista distorsionado de Él y de su voluntad.
ii. Aplicación
¿Hasta cuándo he de estar con vosotros? ¿Hasta cuándo os he de soportar?, preguntó el Señor, quizás tanto para sí mismo como para ellos.
Sin duda cada vez se estaba poniendo más deseoso por regresar a su Padre celestial, con quien acababa de experimentar un tiempo exclusivo de comunión en el monte.
En su humanidad, Jesús debió haber estado tentado a dudar de si valdría la pena el sufrimiento y la muerte que pronto iba a experimentar. Satanás pudo haberle susurrado al oído: “Si no confían en ti mientras estás con ellos, ¿cómo esperas que confíen en ti después que hayas regresado al cielo?”.
El gentío que andaba en busca de emociones seguía a Jesús por el beneficio personal de las sanidades que Él hacía y por curiosidad.
Los presuntuosos dirigentes judíos lo seguían para acusarlo de un delito capital.
Y aunque los discípulos sabían que Él era el Cristo prometido (), se confundían a menudo en cuanto al significado de la enseñanza y la obra de Jesús.
Pero Jesús no se desviaría de su misión divina ni sucumbiría ante la tentación de Satanás de que se desesperara.
El Señor estaba en la tierra para llevar a cabo los asuntos de su Padre, de lo cual nada lo detendría. Por eso le dijo al padre del muchacho: Traédmelo acá.
Cuando reprendió Jesús al demonio, a este no le quedó otra alternativa que salir del muchacho.
Pero antes de salir, el espíritu inmundo hizo un último intento de destruir al chico, “clamando y sacudiéndole con violencia… y él quedó como muerto, de modo que muchos decían: Está muerto” (; cp. ).
El demonio sabía que sus esfuerzos frente a Jesús eran inútiles porque, al igual que el demonio que atormentaba al hombre de Gadara () y al que atacó a los siete hijos de Esceva (), él terminaría saliendo porque Jesús tenía la autoridad divina.
Estaba, por tanto, obligado a obedecer al Hijo de Dios.
Tan pronto como el demonio salió, el muchacho quedó sano desde aquella hora. Mientras el joven aún estaba en el estupor semejante a la muerte en que el demonio le había dejado, “Pero Jesús lo tomó de la mano, lo enderezó, y el muchacho se puso de pie. ([5]). Ahora ya podía jugar con los demás chicos, sin temor de ser lanzado repentinamente a un fuego para que se quemara, o en el agua para que ahogara.
No tendría más convulsiones, más espuma en la boca, ni rechinar de dientes.
A pesar de que Jesús ya había expulsado con éxito a muchos demonios (véase ; , ; ; ), Lucas informa que en esta ocasión las multitudes “se admiraban de la grandeza de Dios” ().
“Grandeza” viene de megaleioteōs, que se refiere a gran esplendor o magnificencia. Es la palabra usada por Pedro para describir la majestad divina de la cual él, Jacobo y Juan fueron testigos en la transfiguración.
Fue tal vez con esa gloria en mente que Lucas usa aquí el término para describir el asombro de la multitud.
Sin saberlo, el gentío también había experimentado un pequeño destello del tipo de majestad y esplendor que el Señor revelaría en su segunda venida.
Dos interrogantes para nuestra vida espiritual:
1. ¿Por qué su ministerio no da más fruto?
2. ¿Por qué no actúa en fe y ayuda más a los necesitados?
C. Conclusión y sus partes
a. Reafirmación de la proposición
¿Qué clase de cristiano es? ¡Creyentes o discípulos!
¿Es discípulo en fe o creyentes de poca fe?
b. Resumen o sinopsis de las divisiones principales
Recordemos que:
Tener poca fe trae incapacidad para ayudar a los necesitados
Tener poca fe demuestra la falta de experiencia con el poder de Dios.
Que se tenga poca fe desagrada al Señor.
Tener poca fe significa no esperar ni emprender grandes cosas para Dios.
c. Aplicación final del mensaje
El poder del Señor está al alcance de nuestra fe. ¡Pidámosla!
d. Invitación o llamado a responder el mensaje
Nada es imposible siempre y cuando sea de acuerdo con la voluntad de Dios, pedido en el nombre de Jesús, para la gloria de Dios, de un corazón limpio.
Recordemos siempre, que hay muchas obras sorprendentes y extraordinarias que Dios realizaría si su pueblo tuviera más fe[6].
Amen
[1] Reina Valera Contemporánea. (2012). (). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[2]
La fe 11 Ahora bien, tener fe es estar seguro de lo que se espera; es estar convencido de lo que no se ve.
Reina Valera Contemporánea. (2012). (). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[3] 39 Y aunque por medio de la fe todos ellos fueron reconocidos y aprobados, no recibieron lo prometido.
Reina Valera Contemporánea. (2012). (). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[4]
El afán y la ansiedad
()
25 »Por lo tanto les digo: No se preocupen por su vida, ni por qué comerán o qué beberán; ni con qué cubrirán su cuerpo. ¿Acaso no vale más la vida que el alimento, y el cuerpo más que el vestido?
Reina Valera Contemporánea. (2012). (). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[5] Reina Valera Contemporánea. (2012). (). Brasil: Sociedades Bíblicas Unidas.
[6] Carro, D., Poe, J. T., Zorzoli, R. O., & Editorial Mundo Hispano (El Paso, T. . (1993–). Comentario bı́blico mundo hispano Mateo (1. ed., pp. 234–235). El Paso, TX: Editorial Mundo Hispano.