Más que Fans: Llamado al discipulado
Reflexionar sobre la misión que ha dejado a la Iglesia Jesús.
HABLEMOS DE LA VIDA
ESCUCHEMOS LA PALABRA
En virtud de ese dominio cósmico, el Señor resucitado puede confiar a sus discípulos una misión que tiene un alcance universal. Durante su vida terrena Jesús había enviado a sus apóstoles solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel (10:5–7); ahora esa restricción ha quedado eliminada, y la misión universal fluye naturalmente de su ilimitada autoridad. La misión se extiende geográficamente a todas las naciones y se desarrolla a través del tiempo hasta el fin del mundo (cf. 13:39, 49; 24:3; 26:64).
RESPONDAMOS A LA VIDA
RESPONDAMOS A LA VIDA
Mateo 28:16–20 ha sido la inspiración de generaciones de misioneros con su mandamiento de “id y haced discípulos en todas las naciones”. Guillermo Carey, el padre de la misión evangélica, recibió inspiración de estos versículos hacia el final del siglo XVIII para dedicar su vida al servicio de Dios.1 Así que, salió para la India e inspiró a otros miles a hacer lo mismo.
Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.
En años más recientes se ha reconocido que “ir” no es el verbo principal de estos versículos. En realidad el único imperativo en Mateo 28:19 es el “haced discípulos”, y las demás formas verbales son participios.3 Esto significa que la misión llega a ser fundamentalmente el “hacer discípulos”. David Bosch ha reconocido las implicaciones de este importante cambio de perspectiva.4 La iglesia puede hacer la misión en el mismo lugar donde se encuentre, porque esta no tiene que ver tanto con el “ir” como con el “hacer discípulos”. Puede ser necesario e importante ir, pero la meta, el objetivo principal, es hacer discípulos.