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Reflexionar sobre la misión que ha dejado a la Iglesia Jesús.

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HABLEMOS DE LA VIDA

Guillermo Carey, el padre de la misión evangélica, recibió inspiración de estos versículos hacia el final del siglo XVIII para dedicar su vida al servicio de Dios. Así que, salió para la India e inspiró a otros miles a hacer lo mismo.
Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre. Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.
Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.
En la presente reflexión se examinarán algunas consecuencias de esta verdad. Nos podría retar a reconsiderar cómo concebimos la misión.
En la presente reflexión se examinarán algunas consecuencias de esta verdad. Nos podría retar a reconsiderar cómo concebimos la misión. ¿Cuál es nuestro modelo de misión? ¿Cuál es para nosotros la meta? Si nos importa el “ir”, ¿qué pensamos hacer?
¿Cuál es nuestro modelo de misión?
¿Cuál es para nosotros la meta?
Si nos importa el “ir”, ¿qué pensamos hacer?
4 David J. Bosch, Misión en Transformación: Cambios de paradigma en la teología de la misión (Grand Rapids: Libros Desafío, 2000), pág. 101.
Corrie, J. (2002). : La misión y el discipulado. Kairós 31: Julio-Diciembre, 28.
2 La obra más famosa de Carey, escrita en 1792, es An Enquiry in the Obligation of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens (Oxon, Inglaterra: Baptist Mission Society, 1991).
Corrie, J. (2002). : La misión y el discipulado. Kairós 31: Julio-Diciembre, 27–28.
— ¿Estamos alcanzando la misión de la Iglesia?
— ¿Estamos en el camino de alcanzar la misión de la Iglesia?
— ¿Estás haciendo la misión como discípulo de Jesús?
Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario. Nos preguntamos entonces:
— Entonces ¿Qué es lo que la Iglesia tiene que hacer?
— ¿Debemos de ir a otros países para convertirnos en misioneros?
— ¿Qué debemos hacer realmente?

ESCUCHEMOS LA PALABRA

LA AUTORIDAD DE JESÚS
Mateo 28.16 RVR60
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado.
Mateo
La perícopa abre con la mención de los once discípulos que van a Galilea en conformidad con el mandato de Jesús (26:32; 28:7). La referencia a los Once (y no a los Doce, como en el resto del evangelio) trae a la memoria el lamentable destino de Judas (27:3–10).
Galilea, la región donde brilló una gran luz cuando Jesús comenzó su predicación (4:13–16), es ahora el lugar donde la Iglesia comienza su misión de evangelizar a todas las naciones.
Levoratti, A. J. (2010). Evangelio según san Mateo. En A. J. Levoratti, E. Tamez, & P. Richard (Eds.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 397). Estella, España: Editorial Verbo Divino.
Esta localización geográfica es significativa, porque señala una vez más la continuidad entre el Resucitado y el Jesús terreno. El Señor glorificado vuelve a encontrarse con los suyos en el mismo lugar donde había empezado a anunciar el evangelio del reino, y los mismos que acompañaron a Jesús durante su misión en Galilea son ahora los testigos de su resurrección.
La introducción narrativa sitúa el encuentro en la montaña, sitio que en Mt tiene un claro sentido simbólico, como lugar especial de la revelación divina. En una montaña Jesús pronunció su discurso inaugural (5:1; cf. 15:29) y otra montaña fue el escenario de su transfiguración (17:1).
Levoratti, A. J. (2010). Evangelio según san Mateo. En A. J. Levoratti, E. Tamez, & P. Richard (Eds.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 397). Estella, España: Editorial Verbo Divino.
La introducción narrativa sitúa el encuentro en la montaña, sitio que en Mt tiene un claro sentido simbólico, como lugar especial de la revelación divina. En una montaña Jesús pronunció su discurso inaugural (5:1; cf. 15:29) y otra montaña fue el escenario de su transfiguración (17:1).
Para este propósito viajaron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado (28:16b), en alusión a las palabras que las mujeres escucharon, primeramente del ángel y luego de Jesús mismo (28:7, 10; ver 26:32), y esto resalta la respuesta obediente de los discípulos.
Para este propósito viajaron a Galilea, a la montaña que Jesús les había indicado (28:16b), en alusión a las palabras que las mujeres escucharon, primeramente del ángel y luego de Jesús mismo (28:7, 10; ver 26:32), y esto resalta la respuesta obediente de los discípulos.
Mateo 28.17 RVR60
17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban.
Mateo 28.16–18 RVR60
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Mateo
Mateo 28.16–18 RVR60
16 Pero los once discípulos se fueron a Galilea, al monte donde Jesús les había ordenado. 17 Y cuando le vieron, le adoraron; pero algunos dudaban. 18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Al ver a Jesús, los discípulos se postran delante de él (prosekynesan). En el antiguo Oriente, la proskynesis o acción de postrarse delante de otro era un signo de absoluta sumisión, practicado únicamente ante los dioses y los reyes. Al postrarse delante del Señor resucitado, los discípulos reconocen que a él se le debe el mismo honor que a Dios. En el resto del evangelio, el verbo griego proskynein («postrarse», «adorar», «rendir homenaje»), típicamente mateano, expresa el gesto litúrgico de adoración que realizaron los magos (2:11), los discípulos en la barca (14:33) y las mujeres en presencia del Señor resucitado, o bien la actitud respetuosa de los que se acercaban a Jesús en actitud suplicante: el leproso (8:2), el alto jefe (9:18), la mujer cananea (15:25) y la madre de los hijos de Zebedeo (20:20).
v
En el v. 17 llama la atención la frase algunos dudaron. Resulta extraño que algunos discípulos hayan dudado precisamente en aquel momento decisivo, cuando el Señor resucitado los convocaba para el último encuentro y se manifestaba vivo en medio de ellos. La interpretación aparentemente más acertada refiere esta frase no al pasado sino al presente. Es decir: cuando el evangelista hace notar la duda que aún embarga a los discípulos, se refiere primordialmente al «hoy» de la Iglesia y tiene puesta la mirada, más que en el grupo histórico de los Once, en los miembros de su propia comunidad. Es allí donde está presente la duda, o quizá mejor, la poca fe que Mt ha hecho notar repetidamente a lo largo del relato evangélico. De hecho, el verbo distazein («dudar») no describe la actitud escéptica del que no tiene fe, sino que se refiere a la persona dividida en sus convicciones. Los discípulos creen, pero Jesús tiene que reprocharles constantemente su poca fe (6:30; 8:26; 14:31; 16:8), y esto vale igualmente para el presente de la Iglesia: la fluctuación entre la fe y la indecisión es una nota característica de la comunidad creyente; la duda es la compañera inseparable de la fe itinerante.
2. EL MANDATO MISIONERO
Mateo 28.18 RVR60
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Las palabras de Jesús. El mandato misionero incluye una revelación (v. 18b), un mandato (v. 19–20a) y una promesa (v. 20b). Por su posición al final del evangelio, estas palabras adquieren el carácter de un testamento.
A. LA REVELACIÓN
En el v. 17 llama la atención la frase algunos dudaron. Resulta extraño que algunos discípulos hayan dudado precisamente en aquel momento decisivo, cuando el Señor resucitado los convocaba para el último encuentro y se manifestaba vivo en medio de ellos. La interpretación aparentemente más acertada refiere esta frase no al pasado sino al presente. Es decir: cuando el evangelista hace notar la duda que aún embarga a los discípulos, se refiere primordialmente al «hoy» de la Iglesia y tiene puesta la mirada, más que en el grupo histórico de los Once, en los miembros de su propia comunidad. Es allí donde está presente la duda, o quizá mejor, la poca fe que Mt ha hecho notar repetidamente a lo largo del relato evangélico. De hecho, el verbo distazein («dudar») no describe la actitud escéptica del que no tiene fe, sino que se refiere a la persona dividida en sus convicciones. Los discípulos creen, pero Jesús tiene que reprocharles constantemente su poca fe (6:30; 8:26; 14:31; 16:8), y esto vale igualmente para el presente de la Iglesia: la fluctuación entre la fe y la indecisión es una nota característica de la comunidad creyente; la duda es la compañera inseparable de la fe itinerante. Nótese, finalmente, que en el resto de la perícopa no hay ninguna observación destinada a eliminar la duda (a diferencia, por ejemplo, de ).
Mateo 28.19 RVR60
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Mateo 28.18 RVR60
18 Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra.
Ante todo, Jesús declara solemnemente que el Padre le ha concedido todo poder en el cielo y en la tierra (v. 18; cf. ). Al comienzo del evangelio, también en un montaña, Jesús había rechazado la dominación sobre todos los reinos del mundo y su gloria (3:8). Ahora el Padre le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. La expresión cielo y tierra designa en la Biblia el mundo como un todo (cf. ; ), unas veces en su unidad (; ; ) y otras en su diversidad (5:34–35; 6:10, 19–20; 16:19; 18:18; cf. 18:19; 23:9). Cristo recibe pleno poder no solo sobre el mundo terreno, sino también sobre el mundo celestial. El poder que él ya tenía antes de Pascua y que se manifestaba en su enseñanza (7:29), en sus milagros (8:9) y en el perdón de los pecados (9:6, 8), se extiende de ahora en adelante a toda la creación. Su poder es universal, y esto implica su plena participación en el ilimitado poder de Dios.
Las palabras de Jesús. El mandato misionero incluye una revelación (v. 18b), un mandato (v. 19–20a) y una promesa (v. 20b). Por su posición al final del evangelio, estas palabras adquieren el carácter de un testamento.

En virtud de ese dominio cósmico, el Señor resucitado puede confiar a sus discípulos una misión que tiene un alcance universal. Durante su vida terrena Jesús había enviado a sus apóstoles solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel (10:5–7); ahora esa restricción ha quedado eliminada, y la misión universal fluye naturalmente de su ilimitada autoridad. La misión se extiende geográficamente a todas las naciones y se desarrolla a través del tiempo hasta el fin del mundo (cf. 13:39, 49; 24:3; 26:64).

En virtud de ese dominio cósmico, el Señor resucitado puede confiar a sus discípulos una misión que tiene un alcance universal. Durante su vida terrena Jesús había enviado a sus apóstoles solamente a las ovejas perdidas de la casa de Israel (10:5–7); ahora esa restricción ha quedado eliminada, y la misión universal fluye naturalmente de su ilimitada autoridad. La misión se extiende geográficamente a todas las naciones y se desarrolla a través del tiempo hasta el fin del mundo (cf. 13:39, 49; 24:3; 26:64).
Esta clara referencia a la misión universal constituye un dato esencial para comprender el mensaje de Mt. Su arraigo en la tradición judeocristiana, claramente atestiguada en su evangelio, no lo lleva a encerrarse en la colectividad nacional de la que había salido. Mt es un partidario decidido de la evangelización a los paganos; su iglesia confiesa la universalidad ilimitada de la fe cristiana. Así la Galilea, el lugar del envío, llega a ser, en su sentido más pleno, la Galilea de las naciones (cf. 4:15–16; ).
Levoratti, A. J. (2010). Evangelio según san Mateo. En A. J. Levoratti, E. Tamez, & P. Richard (Eds.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 398). Estella, España: Editorial Verbo Divino.
Esta clara referencia a la misión universal constituye un dato esencial para comprender el mensaje de Mt. Su arraigo en la tradición judeocristiana, claramente atestiguada en su evangelio, no lo lleva a encerrarse en la colectividad nacional de la que había salido. Mt es un partidario decidido de la evangelización a los paganos; su iglesia confiesa la universalidad ilimitada de la fe cristiana. Así la Galilea, el lugar del envío, llega a ser, en su sentido más pleno, la Galilea de las naciones (cf. 4:15–16; ).
Levoratti, A. J. (2010). Evangelio según san Mateo. En A. J. Levoratti, E. Tamez, & P. Richard (Eds.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 398). Estella, España: Editorial Verbo Divino.
Ante todo, Jesús declara solemnemente que el Padre le ha concedido todo poder en el cielo y en la tierra (v. 18; cf. ). Al comienzo del evangelio, también en un montaña, Jesús había rechazado la dominación sobre todos los reinos del mundo y su gloria (3:8). Ahora el Padre le ha dado todo poder en el cielo y en la tierra. La expresión cielo y tierra designa en la Biblia el mundo como un todo (cf. ; ), unas veces en su unidad (; ; ) y otras en su diversidad (5:34–35; 6:10, 19–20; 16:19; 18:18; cf. 18:19; 23:9). Cristo recibe pleno poder no solo sobre el mundo terreno, sino también sobre el mundo celestial. El poder que él ya tenía antes de Pascua y que se manifestaba en su enseñanza (7:29), en sus milagros (8:9) y en el perdón de los pecados (9:6, 8), se extiende de ahora en adelante a toda la creación. Su poder es universal, y esto implica su plena participación en el ilimitado poder de Dios.
Levoratti, A. J. (2010). Evangelio según san Mateo. En A. J. Levoratti, E. Tamez, & P. Richard (Eds.), Comentario Bíblico Latinoamericano: Nuevo Testamento (p. 398). Estella, España: Editorial Verbo Divino.
El mandato está precedido por una afirmación de la dimensión universal de la autoridad de Jesucristo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra» (v. 18). La relación entre esa afirmación y el mandato está aclarada por la expresión que sigue: «por tanto» (v. 19). En otras palabras, según este texto la autoridad de Jesucristo provee la base para la misión. Porque él es el Señor, todos deben reconocerlo como tal, para lo cual sus seguidores son comisionados.
El análisis de demuestra que la Gran Comisión -el «testamento» que Cristo dejó a su iglesia- no puede reducirse a un «mandato evangelístico» que quiere enfatizar la predicación del evangelio en todo el mundo, y nada más. Veamos.
aclarada por la expresión que sigue: «por tanto» (v. 19). En otras palabras, según este texto la autoridad de Jesucristo provee la base para la misión. Porque él es el Señor, todos deben reconocerlo como tal, para lo cual sus seguidores son comisionados.
Mateo 28.19–20 RVR60
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
En segundo lugar, el mandato es a «discipular>>, es decir, a «hacer discípulos». No es necesario discutir que esta es la idea clave, como lo indica el imperativo mathe- teusate («haced discípulos», v. 19). De las cuatro veces que este verbo aparece en el Nuevo Testamento, tres están en Mateo (13.52; 27.57 y 28.19) y una en Hechos (14.21). Obviamente, el evangelista quiere destacar la centralidad del discipulado o seguimiento en el ministerio de Jesucristo y de aquellos a quienes él encomienda la continuación de su misión. La comisión que él delega a sus apóstolesy por ende a la iglesia consiste en hacer discípulos que lo corifiesen como Señor de todo el universoy vivan a luz de esa cotifesión.
En primer lugar, el mandato está precedido por una afirmación de la dimensión universal de la autoridad de Jesucristo: «Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra» (v. 18). La relación entre esa afirmación y el mandato está aclarada por la expresión que sigue: «por tanto» (v. 19). En otras palabras, según este texto la autoridad de Jesucristo provee la base para la misión. Porque él es el Señor, todos deben reconocerlo como tal, para lo cual sus seguidores son comisionados.
La manera en que tal comisión ha de llevarse a cabo es definida por los tres
Lo curioso es que, según la evidencia provista por el Nuevo Testamento, en la iglesia del primer siglo la Gran Comisión no fue considerada como la motivación principal, ni mucho menos, de la misión. En efecto, el clásico texto «misionero» de Mateo apenas es citado en los escritos cristianos del siglo 2.

RESPONDAMOS A LA VIDA

Por lo visto, la difusión del evangelio en los primeros siglos no se hizo en obediencia a una nueva «ley», con una actitud legalista. Fue, más bien, una expresión de la nueva vida comunicada por el Espíritu y naturalmente comunicante por impulso del mismo. En palabras de Roland Allen, la obligación de predicar el evangelio no depende de la letra sino del Espíritu de Cristo; no de lo que él ordena sino de lo que él es, y el Espíritu de Cristo es el Espíritu del amor, la compasión y el deseo que Dios tiene respecto a aquellos que están alejados de él.
noJue considerada como la motivación principal, ni mucho menos, de la misión. En efecto, el clásico texto «misionero» de Mateo apenas es citado en los escritos cristianos del siglo 2. Por lo visto, la difusión del evangelio en los primeros siglos no se hizo en obediencia a una nueva «ley», con una actitud legalista. Fue,
2. HACER DISCÍPULOS
ta obligación de predicar el evangelio no depende de la letra sino del Espíritu de Cristo; no de lo que él ordena sino de lo que él es, y el Espíritu de Cristo es el Espíritu del amor, la compasión y el deseo que Dios tiene respecto a aquellos que están alejados de él.
Por otra parte, el análisis de demuestra que la Gran Comisión -el «testamento» que Cristo dejó a su iglesia- no puede reducirse a un «mandato
más bien, una expresión de la nueva vida comunicada por el Espíritu y naturalmente comunicante por impulso del mismo. En palabras de Roland Allen,
Mateo 28.19 RVR60
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
aclarada por la expresión que sigue: «por tanto» (v. 19). En otras palabras, según este texto la autoridad de Jesucristo provee la base para la misión. Porque él es el Señor, todos deben reconocerlo como tal, para lo cual sus seguidores son comisionados.
aclarada por la expresión que sigue: «por tanto» (v. 19). En otras palabras, según este texto la autoridad de Jesucristo provee la base para la misión. Porque él es el Señor, todos deben reconocerlo como tal, para lo cual sus seguidores son comisionados.
En segundo lugar, el mandato es a discipular, es decir, a «hacer discípulos». No es necesario discutir que esta es la idea clave, como lo indica el imperativo mathe-teusate («haced discípulos», v. 19). De las cuatro veces que este verbo aparece en el Nuevo Testamento, tres están en Mateo (13.52; 27.57 y 28.19) y una en Hechos (14.21).
Mateo 13.52 RVR60
52 El les dijo: Por eso todo escriba docto en el reino de los cielos es semejante a un padre de familia, que saca de su tesoro cosas nuevas y cosas viejas.
Mateo 13.
Obviamente, el evangelista quiere destacar la centralidad del discipulado o seguimiento en el ministerio de Jesucristo y de aquellos a quienes él encomienda la continuación de su misión. La comisión que él delega a sus apóstoles y por ende a la iglesia consiste en hacer discípulos que lo confiesen como Señor de todo el universo y vivan a luz de esa confesión.
Obviamente, el evangelista quiere destacar la centralidad del discipulado o seguimiento en el ministerio de Jesucristo y de aquellos a quienes él encomienda la continuación de su misión. La comisión que él delega a sus apóstoles y por ende a la iglesia consiste en hacer discípulos que lo confiesen como Señor de todo el universo y vivan a luz de esa confesión.
La manera en que tal comisión ha de llevarse a cabo es definida por los tres
evangelístico» que quiere enfatizar la predicación del evangelio en todo el mundo, y nada más. Veamos.
Mateo 28.19–20 RVR60
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
En años más recientes se ha reconocido que “ir” no es el verbo principal de estos versículos. En realidad el único imperativo en es el “haced discípulos”, y las demás formas verbales son participios. Esto significa que la misión llega a ser fundamentalmente el “hacer discípulos”. David Bosch ha reconocido las implicaciones de este importante cambio de perspectiva. La iglesia puede hacer la misión en el mismo lugar donde se encuentre, porque esta no tiene que ver tanto con el “ir” como con el “hacer discípulos”. Puede ser necesario e importante ir, pero la meta, el objetivo principal, es hacer discípulos.
2 La obra más famosa de Carey, escrita en 1792, es An Enquiry in the Obligation of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens (Oxon, Inglaterra: Baptist Mission Society, 1991).
3 La forma traducida “id” es un participio (poreuthentes), y “haced discípulos” es un imperativo (matheteusate). El énfasis recae en este. Cp. Andreas. J. Köstenberger y Peter T. O’Brien, Salvation to the Ends of the Earth (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2001), págs. 103–04.
4 David J. Bosch, Misión en Transformación: Cambios de paradigma en la teología de la misión (Grand Rapids: Libros Desafío, 2000), pág. 101.
Corrie, J. (2002). : La misión y el discipulado. Kairós 31: Julio-Diciembre, 27–28.

RESPONDAMOS A LA VIDA

El evangelio de Mateo nos indica que la misión es ...hacer discípulos... Éste es el único verbo imperativo, es por ello que podemos decir que es el mandato que Jesús nos está comisionando. Pero, ¿por qué quiere que hagamos discípulos y para qué hacer discípulos? Recordemos que Jesús al comenzar su ministerio lo primero que hizo fue llamar a sus discípulos (). Después como se ha mencionado, Jesús los preparó y los envió a predicar y a realizar acciones que demuestren la venida del reino de Dios (). Así que lo que está pidiendo Jesús es que hagamos lo mismo que él hizo: llamarlos, prepararlos y enviarlos.
Esta acción fue una estrategia que Jesús hizo, ya que necesitaba colaboradores para cumplir con su misión. También es importante hacer notar que a diferencia de los fariseos y otros grupos religiosos, los discípulos fueron llamados con un propósito especifico: que sean operarios del proyecto de Dios, es decir del reino de Dios.
La comisión de Jesús es muy clara: "hacer discípulos", siendo colaboradores, operarios y portadores del reino de Dios. La misión no fue hacer una nueva religión, sino seguidores que anuncien y promuevan el reino de Dios...
BB
ha sido la inspiración de generaciones de misioneros con su mandamiento de “id y haced discípulos en todas las naciones”. Guillermo Carey, el padre de la misión evangélica, recibió inspiración de estos versículos hacia el final del siglo XVIII para dedicar su vida al servicio de Dios.1 Así que, salió para la India e inspiró a otros miles a hacer lo mismo.
Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.
En años más recientes se ha reconocido que “ir” no es el verbo principal de estos versículos. En realidad el único imperativo en es el “haced discípulos”, y las demás formas verbales son participios.3 Esto significa que la misión llega a ser fundamentalmente el “hacer discípulos”. David Bosch ha reconocido las implicaciones de este importante cambio de perspectiva.4 La iglesia puede hacer la misión en el mismo lugar donde se encuentre, porque esta no tiene que ver tanto con el “ir” como con el “hacer discípulos”. Puede ser necesario e importante ir, pero la meta, el objetivo principal, es hacer discípulos.

Mateo 28:16–20 ha sido la inspiración de generaciones de misioneros con su mandamiento de “id y haced discípulos en todas las naciones”. Guillermo Carey, el padre de la misión evangélica, recibió inspiración de estos versículos hacia el final del siglo XVIII para dedicar su vida al servicio de Dios.1 Así que, salió para la India e inspiró a otros miles a hacer lo mismo.

Antes del tiempo de Carey se había pensado que el mandamiento se dirigía solo a los discípulos de Jesús, y que no tenía relevancia más allá de la iglesia primitiva. Carey más bien creyó que le hablaba a él personalmente y que Jesús le daba una orden directa de ir en su nombre.2 Él y otros como él, entonces, hicieron del “id” el enfoque principal de su misión. Se fueron con visión, compromiso y confianza. Ser misionero significaba llevar el evangelio a otro lugar, y cuanto más lejos se iba, más misionero se llegaba a ser. Esto llegó a ser el “modelo geográfico” de la misión. No sería posible ser un verdadero misionero sin ese sacrificio de dejar atrás a su propia cultura e ir a los extremos de la tierra si fuera necesario.

En años más recientes se ha reconocido que “ir” no es el verbo principal de estos versículos. En realidad el único imperativo en Mateo 28:19 es el “haced discípulos”, y las demás formas verbales son participios.3 Esto significa que la misión llega a ser fundamentalmente el “hacer discípulos”. David Bosch ha reconocido las implicaciones de este importante cambio de perspectiva.4 La iglesia puede hacer la misión en el mismo lugar donde se encuentre, porque esta no tiene que ver tanto con el “ir” como con el “hacer discípulos”. Puede ser necesario e importante ir, pero la meta, el objetivo principal, es hacer discípulos.

2 La obra más famosa de Carey, escrita en 1792, es An Enquiry in the Obligation of Christians to Use Means for the Conversion of the Heathens (Oxon, Inglaterra: Baptist Mission Society, 1991).
3 La forma traducida “id” es un participio (poreuthentes), y “haced discípulos” es un imperativo (matheteusate). El énfasis recae en este. Cp. Andreas. J. Köstenberger y Peter T. O’Brien, Salvation to the Ends of the Earth (Downers Grove, Illinois: InterVarsity Press, 2001), págs. 103–04.
4 David J. Bosch, Misión en Transformación: Cambios de paradigma en la teología de la misión (Grand Rapids: Libros Desafío, 2000), pág. 101.
Corrie, J. (2002). : La misión y el discipulado. Kairós 31: Julio-Diciembre, 27–28.
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Mateo 10.7–8 TLA
7 »Cuando vayan, anuncien este mensaje: “Ya está por llegar el reino de Dios”. 8 »Sanen también a los enfermos. Devuélvanles la vida a los muertos. Sanen a los leprosos, y libren de los demonios a la gente. ¡No cobren nada por hacerlo, pues el poder que Dios les ha dado a ustedes tampoco les costó nada!
Es importante hacer notar que hay tres verbos importantes dentro del texto bíblico: vayan, bautícenlos, enséñenles. Aunque estos verbos parecen estar en modo imperativo, no es así en el texto griego. Estos verbos nos indican cómo hacer discípulos.
Es importante hacer notar que hay tres verbos importantes dentro del texto bíblico: vayan, bautícenlos, enséñenles. Aunque estos verbos parecen estar en modo imperativo, no es así en el texto griego. Estos verbos nos indican cómo hacer discípulos.
3. YENDO
Mateo 28.19 RVR60
19 Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo;
Según la versión mateana de último mandato, comienza con un verbo que es poreuthentes en griego y en español se puede traducir de diferente maneras como id o vayan. Este verbo se encuentra en participio así que puede traducirse literalmente habiendo ido o como algunos autores prefieren yendo. Tenemos que tener encuentra que la reglas gramaticales del griego koiné son distintas al español, ya que es una lengua muerta. Así que desde mi punto de vista prefiero traducirla como yendo, ya que le da sentido al texto.
Según la versión mateana de último mandato, comienza con un verbo que es poreuthentes en griego y en español se puede traducir de diferente maneras como id o vayan. Este verbo se encuentra en participio así que puede traducirse literalmente habiendo ido o como algunos autores prefieren yendo. Tenemos que tener encuentra que la reglas
gramaticales del griego koiné son distintas al español, ya que es una lengua muerta. Así que desde mi punto de vista prefiero traducirla como yendo, ya que le da sentido al texto.
Cuando Jesús llamó a sus discípulos, lo hizo mientras iba en el camino. Según dice ...andando Jesús... es decir estaba en movimiento, entre tanto él estaba en el camino, llamó a sus discípulos. Los discípulos somos seguidores de Cristo, y seguir a Jesús como lo hemos estudiado implica movimiento, así que queda mejor traducir el id como yendo; es decir, mientras están yendo o siguiendo a Jesús hagan discípulos en el camino.
Es importante hacer notar, mientras están yendo hagan discípulos; es decir, no debemos pensar en salir para hacer discípulos sino mientras están en el trabajo, en los quehaceres cotidianos, en la escuela, etc., debemos estar comprometidos en hacer discípulos. Muchos cristianos piensan que sólo los misioneros son responsables de esta parte de la escritura, pero es claro que la comisión es para todos lo que son discípulos de Jesús. Todos somos responsables de obedecer a esta encomienda, así que no pensemos que tenemos que salir de nuestras casas, del país, sino más bien en nuestro andar cotidiano debemos recordar que tenemos una misión que cumplir, ya sea con el vecino (a), amigo (a), cliente (a), o familiar, tenemos una responsabilidad como discípulos.

RESPONDAMOS A DIOS

Existe una gran distancia entre un discípulo del Reino y un consumidor del mercado religioso (M.A
Existe una gran distancia entre un discípulo del Reino y un consumidor del mercado religioso (M.A).
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