Hechos BHR

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 934 views
Notes
Transcript

Introducción a Hechos:

Título

         No hay indicación de que esta obra haya llevado nombre o título. Las primeras palabras son, "En el primer tratado ... ", lo cual indica que este escrito sería una secuencia del primero.

         El nombre que lleva en nuestras versiones es Hechos de los Apóstoles. La lista de los nombres de los once apóstoles aparece en Hechos 1:13,1:21-26 registra la selección de Matías quien tomó el lugar de Judas Iscariote. Los apóstoles se mencionan colectivamente en los siguientes textos: Hechos 2:37,42-43;4:33-37;5:2,12,18,29; 6:6; 8:1,14,18; 9:27; 11:1; 15:2, 4,6,22,23,33. El apóstol Juan es mencionado en Hechos 3:1;4:13;8:14. La obra de Pedro se ve en los capítulos Hechos 1-5; 10-12; 15, y la de Pablo en Hechos 7:58; 11:25-30; 9;13-28.

        

Escritor

         Desde luego, el Escritor del libro es el Espíritu Santo (2 Ped. 1:21;) (2 Tim. 3:16-17), pero el escritor humano fue "el amado médico", Lucas (Col. 4:14). La prueba de esto se ve (1) en que se dirige otra vez a Teófilo, como lo hizo al escribir el primer tratado (Luc. 1:3); (2) el estilo es igual; según Plumptre, en los dos libros hay algunos cincuenta términos comunes, términos que no se encuentran en el resto del Nuevo Testamento; (3) Lucas era compañero de Pablo: entre Hechos 16:10; 28:16 frecuentemente dice "nosotros", y compárense Col. 4:13;) (2 Tim. 4:11;) y Filemón 24. Escribió el primer tratado basándose en el testimonio de testigos fieles (Hechos 1:2), pero escribió gran parte del segundo tratado basándose en la experiencia personal.

Próposito

         Lucas escribió el primer tratado para que Teófilo conociera "bien la verdad de las cosas en las cuales" había sido instruido (Hechos 1:4). En el segundo tratado empieza donde terminó el primero, repitiendo la promesa de Jesús a los apóstoles que recibirían el poder desde lo alto, y con más detalle relata la ascensión de Jesús. Entonces, después de explicar el proceso de la selección de Matías, describe la venida del Espíritu Santo (el poder desde lo alto), y el comienzo de la predicación de los apóstoles bajo la Gran Comisión (Mat. 28:18-20; Mar. 16:15, 16; Luc. 24:47-49).

         El propósito de Lucas al escribir el segundo tratado a Teófilo se puede expresar con las palabras de Lucas 1:3, 4: después de haber investigado con diligencia todas las cosas desde su origen, se las escribió a Teófilo para que conociera bien la verdad acerca del trabajo y predicación de los apóstoles. Como había escrito la verdad acerca de la vida y la obra de Cristo durante su ministerio personal, ahora describe la obra de Cristo que fue llevada a cabo por los apóstoles y por su iglesia, bajo la dirección del Espíritu Santo.

         Cristo escogió a los apóstoles para que fueran sus testigos (Hechos 1:8); sus mensajeros (Mat. 28:19); sus embajadores (2 Cor. 5:18-20) o representantes (Mat. 10:40). Prometió estar con ellos "todos los días, hasta el fin del mundo" (Mat. 28:20). Al prometerles otro Consolador les dijo, "No os dejaré huérfanos; vendré a vosotros" (Jn. 14:18). Siempre estaba con ellos y todavía está con ellos en sus escritos inspirados, por medio de los cuales están sentados sobre doce tronos, juzgando a las doce tribus de Israel (Mat. 19:28; Gál. 6:16, el Israel de Dios, es decir, la iglesia de Cristo). Por eso, podían decir, "Nosotros somos de Dios; el que conoce a Dios nos oye; el que no es de Dios, no nos oye" (1 Jn. 4:6).

         Otra función importante de los apóstoles es la interpretación de los profetas. Mucha gente "interpreta" (a su modo) a los profetas sin consultar a estos intérpretes inspirados. Por ejemplo, Hechos 2:16-21, "esto es lo dicho por el profeta Joel"; 3:24, "Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días"; y Hechos 15:15-18, "Y con esto concuerdan los profetas, como está escrito". Es interesante observar que las profecías acerca del reino y del Espíritu Santo encontradas en Isaías 2, en Daniel 2 y en Joel 2 se cumplen en Hechos 2. El relato en Hechos del cumplimiento de profecías del Antiguo Testamento es otra ilustración del dicho que el Antiguo Testamento es el Nuevo Testamento escondido, y el Nuevo Testamento es el Antiguo Testamento revelado.

         Obviamente Teófilo era un funcionario romano, porque en el primer tratado Lucas se dirige a él como "oh excelentísimo Teófilo" (Luc. 1:3; compárese Hech. 24:3). Al escribir ampliamente en los últimos capítulos acerca de las acusaciones de los judíos contra Pablo, Lucas enfatiza que todos los funcionarios romanos que juzgaron a Pablo dijeron que era inocente: Claudio Lisias (Hechos 23:29); Félix (Hechos 24:26, no le condenó y lo dejó custodiado solamente porque esperaba recibir dinero de él); y Festo (Hechos 25:18). Al reconocer que no había y no habría justicia para él ni en Jerusalén ni en Cesarea, Pablo tuvo que apelar al César y por esta causa fue llevado a Roma, pero sin cargo formal contra él. Todo esto estableció claramente que la religión de Cristo no era subversiva.

 Fecha

         Al terminar su relato de las actividades de Pablo en Roma (Hechos 28:30-31), nos hace pensar que más o menos en ese tiempo terminó este libro. Esto sería aproximadamente en el año 63 d. de J. C. Es posible que lo haya escrito después de la muerte de Pablo, pero esto es muy dudoso. El Espíritu Santo no enfatiza la muerte de los apóstoles sino sus hechos, pero si Pablo ya hubiera muerto, no es lógico suponer que Lucas habría omitido el relato de un evento tan significativo. Seguramente habría dedicado, por lo menos, nueve palabras a tal relato, como lo hizo en el caso de Jacobo (Hechos 12:2).

La importancia de Hechos

         Lo que Pablo dice acerca de la Escritura (2 Tim. 3:16) seguramente se puede decir de Hechos, porque es "inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia".

         ¡Qué incompleta estaría la Biblia sin Hechos! Juan dijo (Mat. 3:2) que "el reino se ha acercado", pero al leer todo el resto de Mateo (y luego Marcos, Lucas y Juan), no encontramos el cumplimiento de esa promesa, pero al leer Hechos 2, lo encontramos. Jesús dijo (Mar. 9:1) que el reino vendría "con poder" y ese poder (el Espíritu Santo) vino el día de Pentecostés (Hech. 2:1-2). Juan prometió (Mat. 3:11) que Jesús bautizaría con el Espíritu Santo; no se encuentra el cumplimiento de esta promesa en los cuatro libros que narran la vida y muerte de Jesús, pero en Hechos sí (Hechos 2:1-4). Jesús dijo (Mat. 16:18), "Edificaré mi iglesia"; al leer el resto de Mateo y luego Marcos, Lucas y Juan no se encuentra el cumplimiento de esa promesa, pero en Hechos 2 se lo encuentra. En este segundo tratado Lucas explica ampliamente cómo la Gran Comisión dada por Cristo a sus apóstoles (Mateo 28:19, Marcos 16:15 y Lucas 24:47) fue llevada a cabo. En las cartas del Nuevo Testamento se afirman varias cosas que,  sin leer Hechos, no se pueden entender.

El Espíritu Santo

         Juan el bautista prometió el bautismo del Espíritu Santo (Mat. 3:11) y el apóstol Juan narra la promesa de Jesús a los apóstoles de que el Espíritu Santo vendría sobre ellos para guiarles a toda la verdad (Juan 7:14-16; 14:16-17; 26; 15:26; 16:7-14). Lucas, en este segundo tratado, repite la promesa de Jesús (Hechos 1:5, 8) y explica su cumplimiento: comenzando 2:1, se refiere repetidas veces al Espíritu Santo (Hechos 4:31; 5:3, 9, 32; 6:3, 5; 7:51, 55; 8:15-17, 29, 39; 9:17, 31; 10:44-47; 11:15-17, 24; 13:2-4, 9; 15:8, 28; 16:6-7; 19:6; 20:23, 28; 21:11; 28:25).    Como Jesús había dicho (14:26), el Espíritu Santo vino para recordarles lo que Jesús les había enseñado, para guiarles a toda la verdad, para confirmar la Palabra con señales (Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 2:3, 4), y para glorificar a Cristo (Jn. 16:14).

         En las religiones sectarias hay enseñanzas incorrectas acerca del Espíritu Santo y su obra. Los carismáticos creen que "reciben el bautismo del Espíritu Santo", "hablan en lenguas", "sanan enfermos", "echan fuera demonios", etc., y atribuyen todo esto al poder del Espíritu Santo, cuando en realidad sus enseñanzas y actividades no son inspiradas por el Espíritu Santo, sino por su propia imaginación, como también por sus emociones. Por lo tanto, es indispensable que se estudie Hechos con cuidado para entender la obra del Espíritu Santo.

Evangelización

         El bosquejo de este libro se encuentra en Hechos 1:8, "me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra". La predicación de los apóstoles comenzó en Jerusalén y, en cuanto a este libro, terminó en Roma, pero Lucas entendía que apenas narraba el principio de la obra de evangelización. Los apóstoles y la iglesia del primer siglo predicaron el evangelio a todas las naciones (Col. 1:23), y esto sirve de ejemplo para la iglesia de cada siglo subsecuente. Como soldados de Cristo, sin armas carnales, ni riquezas, ni poder político, ni amigos de eminencia ni, la mayoría de ellos, educación formal (Hechos 4:13), llevaron la armadura de Dios, y eran invencibles. Convirtieron a judíos, a samaritanos, a gentiles (paganos, idólatras, hechiceros), a pequeños y a grandes, porque predicaron el sencillo evangelio que es el poder de Dios para salvación a todo aquel que cree (Rom. 1:16). Dios siempre los llevaba en triunfo (2 Cor. 2:14).

         El mensaje central de su predicación era la resurrección de Jesús (Hechos 2:24, 31-32; 3:15; 4:2, 10, 33; 10:1; 17:3, 18, 32; 23:6; 24:15, 21; 26:8, 23) y, por lo tanto, este tema debe ser el mensaje central de la predicación nuestra.

Casos de conversión

         En cuanto al plan de salvación, Hechos nos ha dejado el patrón divino (Rom. 6:17, 18; (2 Tim. 1:13). Registra varios casos de conversión: los tres mil judíos en el día de Pentecostés (cap. 2); los samaritanos y el etíope (cap. 8); Saulo de Tarso (cap. 9); Cornelio y su casa (cap. 10); Lidia y el carcelero (cap. 16); los corintios (cap. 18); y los efesios (cap. 19). ¿Qué significa "el nuevo nacimiento" (Jn. 3:3, 5)? Cada uno de estos casos de conversión es un ejemplo del nuevo nacimiento. ¿Qué significa la palabra "regeneración" (Tito 3:5)? Cada uno de estos conversos era "regenerado". ¿Qué significa Juan 3:16? La respuesta se ve claramente en estos casos de conversión.

         En los conversos de Hechos se observan las cualidades descritas en las bienaventuranzas (Mat. 5:1-2). Los conversos de Hechos -- los que obedecieron al evangelio y fueron agregados al Señor (11:24) -- se negaron a sí mismos y tomaron su cruz para seguir a Cristo (Mat. 16:24), escogiendo el camino angosto (Mat. 7:13, 14). En fin, Hechos es la demostración viva de las enseñanzas de Cristo, comenzando con el primer mandamiento, "Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente. Este es el primero y grande mandamiento. Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo" (Mat. 22:37-39).

         En este libro se encuentra la explicación de muchas cuestiones "teológicas" que han confundido a miles de eruditos: (1) explica la salvación por gracia por medio de la fe (Efes. 2:8), porque todos los conversos de este libro fueron salvos por gracia por medio de la fe; (2) explica cómo la fe es contada para justicia (Rom. 4:3-8), porque cuando el hombre se convierte a Cristo, su fe le es contada para justicia (justificación); (3) explica la elección (Efes. 1:4-11), porque tanto gentiles como judíos son elegidos o llamados por medio del evangelio (2 Tes. 2:14). Estos y otros temas, que para los "teólogos" son muy complicados, se explican de la manera más sencilla en este libro.

La iglesia

         Cristo había prometido, "edificaré mi iglesia" (Mat. 16:18). Después del capítulo 2, Hechos habla de la iglesia como una realidad. Se estableció en el día de Pentecostés porque en ese día el evangelio en su plenitud fue predicado y tres mil personas obedecieron para obtener el perdón de pecados (Hechos 2:37-38, 41). La iglesia es el conjunto de los salvos y, por eso, los que son agregados al Señor (Hechos 11:24) también son agregados al cuerpo de Cristo que es su iglesia (1 Cor. 12:13;) Efes. 1:22, 23).

         Algunos de los cristianos judíos querían que la iglesia fuera otra secta de los judíos, pues querían obligar a los conversos gentiles a que se circuncidaran para convertirse en judíos (Hech. 15:1, 5). Sin embargo, Pablo expuso y efectivamente combatió ese error porque, para él, la iglesia no es una secta, sino el Camino (Hechos 22:4; 24:14), el reino de Dios (Hechos 28:23, 31).

         Según este libro, el culto de la iglesia es espiritual (Hechos 2:42; 20:7), de acuerdo con la enseñanza de Jesús (Jn. 4:24).

         En cuanto al gobierno de la iglesia, después de predicar en Galacia, Pablo y Bernabé volvieron a las ciudades en las cuales habían establecido iglesias, para confirmar "los ánimos de los discípulos" y para escoger ancianos en cada congregación (Hechos 14:23). Según este patrón divino, pues, cada iglesia es autónoma, es decir, bajo Cristo se gobierna sola. Los apóstoles establecieron iglesias pero no establecieron ninguna "iglesia patrocinadora" para que ésta se encargara de la obra de muchas iglesias. Tampoco establecieron escuelas para predicadores, clínicas, orfanatorios, etcétera.

         El Señor no estableció su iglesia para que promoviera actividades políticas y sociales. Más bien, la iglesia es "columna y baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15), y Cristo quiere que su iglesia se dedique a predicar el evangelio para salvar almas y que cada congregación se desarrolle espiritualmente, edificándose de acuerdo con las enseñanzas del Nuevo Testamento (Efes. 4:12-16).

 

¿No dice cómo?

 

         Nuestros hermanos institucionales (liberales) han insistido mucho en que la Biblia no dice cómo la iglesia debería hacer su obra (evangelística, edificativa, benévola). Esto suena como una cita de la Introducción a Hechos en La Biblia de Estudio Mundo Hispano: "No hay mucha información sobre la organización o la forma de adoración de la iglesia primitiva". Así hablan los que no respetan el patrón bíblico, y quieren establecer su propia forma de gobierno y practicar lo que quieran en el culto, etc.

         Hechos revela el patrón divino, no solamente para el plan de salvación, sino también para la organización y obra de cada congregación. ¡Nos conviene aprenderlo y seguirlo!

Hechos 1

 

1:1 -- En el primer tratado, -- el Evangelio según Lucas. Véase Lucas 1:1-4. El libro de Lucas fue dirigido a "Teófilo" (Luc. 1:3). El libro de Hechos fue dirigido también a Teófilo (Hech. 1:1). El "primer tratado" registra la vida de Jesucristo, desde su nacimiento hasta su ascensión: en él "hablé acerca de todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar, hasta el día en que fue recibido arriba". El autor de los dos tratados era Lucas. Los pasajes en Hechos que dicen "nosotros" incluyen a Lucas (Hechos 16:10-11; 20:5-6). Era compañero de Pablo desde Troas (Hech. 16:10) y estaba con él como ayudante en Roma (2 Tim. 4:11; Filemón 24). Se llama "Lucas el médico amado" (Col. 4:14,).

         -- oh Teófilo -- Fueron dirigidos los dos tratados a "Teófilo". Lucas le dice, "oh excelentísimo Teófilo" (Luc. 1:3); se supone pues que él era un oficial del gobierno (compárese Hech. 23:26; 26:25), pero no tenemos información exacta sobre su identidad. Algunos creen que se omite el título "excelentísimo" en Hechos 1:1 porque posiblemente el primer tratado le hubiera convencido y que tal vez hubiera obedecido al evangelio. En tal caso el saludo sería menos formal.

         -- todas las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar -- ¿Por qué dice "hacer" antes de "enseñar"? Porque Jesús practicó lo que enseñó; lo que enseñó es lo que practicó. "Jesús predicó su propia vida" (Boles).

         La expresión "comenzó a hacer" equivale a "hizo" (véase Mar. 6:7; también Mar. 14:65 y el texto paralelo, Mat. 26:67). Al decir "todas las cosas" quiere decir las cosas más importantes. El libro de Lucas es un registro adecuado de los hechos y enseñanzas de Jesús. Compárese Juan 20:30-31; 21:25, "hay también otras muchas cosas que hizo Jesús, las cuales si se escribieran una por una, pienso que ni aun en el mundo cabrían los libros que se habrían de escribir". Sin embargo, es importante observar que Juan habla de lo que Jesús "hizo" y no dice que se han omitido algunas de las enseñanzas de Jesús. No fue necesario registrar todo hecho de Jesús, pero sí fue necesario registrar toda la verdad que El enseñó.

         Hechos es la continuación de la historia de "las cosas que Jesús comenzó a hacer y a enseñar". El evangelio según Lucas pone el fundamento sobre el cual la iglesia se edificó (compárese Mat. 16:18). Aun el libro de Hechos no termina la historia, sino que es la historia de los principios del reino. La obra de Jesús continúa en su iglesia (su reino) hasta el fin del mundo. Jesús continúa con sus apóstoles: "he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo", Mateo 28:20.

         En Luc. 4:18 se revela la obra del Señor: dar buenas nuevas a los pobres ... sanar a los quebrantados de corazón ... pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; a poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor. "Jesús anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo" (Hech. 10:38). Jesús hizo muchas señales y "éstas se han escrito para que creáis que Jesús es el Cristo" (Juan 20:30-31).

         En cuanto a su doctrina, Mat. 7:28, 29 dice, "la gente se admiraba de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas". La doctrina de Jesús es la que recibió del Padre, Juan 17:8, 14. Jesús entregó esta doctrina a los apóstoles. (El Espíritu Santo se la reveló, Juan 14:26; 16:3). Si obedecemos la doctrina de Cristo, hacemos la voluntad de Dios (Mat. 7:21-23). Es importante observar que Jesucristo predicó su propia vida (lo que El vivió) y vivió su propia doctrina (lo que El enseñó). Su doctrina se encuentra en sus hechos, y sus hechos demuestran sus enseñanzas. Juan 8:46, "¿Quién de vosotros me redarguye de pecado?" Compárese Hech. 7:22, "Moisés ... era poderoso en sus palabras y obras". Así también eran los otros grandes personajes de la Biblia. Se observa en Hech. 20:18-19, 33-34; 26:4 que la vida de Pablo era consecuente con su doctrina.

         El libro de Lucas habla de Jesús y Hechos habla de su iglesia. La obra de la iglesia es la extensión de la obra de Cristo.

1:2 -- Hasta el día en que fue recibido arriba, -- Los libros de Lucas y Hechos tienen en común un detalle muy importante: la ascensión de Jesús. Véanse Luc. 24:50, 51 y Hechos 1:9-11. La ascensión de Cristo al cielo es el fin de su ministerio terrenal y el principio de su reinado desde el cielo. Véanse (1 Tim. 3:16;) Heb. 6:19-20.

         -- después de haber dado mandamientos por el Espíritu Santo a los apóstoles que había escogido; -- Lucas se refiere a las palabras finales de Jesús, es decir, la Gran Comisión de ir y predicar el evangelio a todas las naciones, Mateo 28:18-20; Mar. 16:15, 16; Lucas 24:47. De esta Gran Comisión los apóstoles recibieron la autoridad para hacer los Hechos de los Apóstoles. Durante su ministerio personal Jesús no autorizó a los apóstoles a anunciar que El era el Cristo (Mat. 16:20; 17:9), porque ellos no entendían la misión de Cristo ni la naturaleza de su reino, pero ahora, bajo la Gran Comisión deberían predicar a Jesús como el Cristo, guiados por el Espíritu Santo.

         Por lo tanto, ya que los apóstoles pronto comenzarían a predicar a Cristo resucitado, a éstos Jesús apareció, pues, dándoles pruebas indubitables de su resurrección. De esta manera ellos estarían plenamente calificados como testigos de Cristo.

         Mar. 3:14, 15, "Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios". Los apóstoles fueron escogidos por Cristo para estar con El y aprender de El y su enseñanza para poder predicar el evangelio a todas las naciones. La "escuela" o "instituto" que Jesús estableció para entrenar a sus apóstoles era todo sitio donde Jesús enseñaba (junto al mar, en la montaña, en la sinagoga, en el templo, etcétera). La "escuela para predicadores" establecida por Pablo para entrenar a Timoteo, Tito y otros compañeros era todo sitio donde él enseñaba (en la sinagoga, en la plaza, en la cárcel, etcétera). Las iglesias primitivas no tenían "escuelas para predicadores", como las que existen entre las iglesias liberales.

         Los apóstoles fueron escogidos para ser los testigos de Cristo, Juan 15:27; Luc. 24:48; Hech. 1:8; 10:41.

         Los apóstoles fueron escogidos para ser los embajadores (representantes oficiales) de Cristo, plenamente vestidos de poder para continuar la obra de El, (2 Cor. 5:20.)

         Por lo tanto, los cristianos perseveran en la doctrina de los apóstoles, Hech. 2:42;) 2 Ped. 3:2;) 1 Cor. 14:37.

 

1:3 -- a quienes también, después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, (convincentes, LBLA) -- El tema central de la predicación de los apóstoles era la resurrección de Jesucristo. Era indispensable, pues, que ellos creyeran firmemente en este evento tan importante. Jesús tuvo que asegurarse de que sus apóstoles no se equivocarían ni se engañarían a sí mismos.

         Al decir "pruebas indubitables" -- pruebas convincentes -- Lucas se refiere a lo que los apóstoles vieron, lo que oyeron, lo que tocaron (1 Jn. 1:1-2), no solamente una vez, sino repetidas veces, durante cuarenta días. De otro modo ¿cómo podían ser testigos? Hechos 1:8; 2:32.

         Los apóstoles no estaban predispuestos a creer. Al contrario, véanse Luc. 24:11 (cuando las mujeres dieron nuevas de la resurrección de Jesús a los apóstoles, "a ellos les parecían locura las palabras de ellas, y no las creían") y Mar. 16:14 (después de su resurrección Jesús "les reprochó su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que le habían visto resucitado").

         Algunos suponen que los apóstoles fueron engañados debido a que reinaba gran expectación entre ellos por la resurrección de Jesús, pero estos textos revelan que ellos no esperaban la resurrección de Jesús.

         Además, al recordar que los apóstoles estuvieron con Jesús durante todo su ministerio personal (más de tres años), sabemos que no podían equivocarse en cuanto a la identidad de Jesús.

         Estos once testigos eran competentes, pues eran hombres honrados, y no lo vieron solamente una vez sino varias veces durante cuarenta días, en distintos lugares (en Galilea, en el camino a Emaús, en el monte de Olivos, etc.), y por último eran testigos oculares de su ascensión al cielo.

         La resurrección de Jesús confirmó su Deidad, Rom. 1:4, "fue declarado Hijo de Dios con poder ... por la resurrección".

         El "fue resucitado para nuestra justificación", Rom. 4:25.       "Si Cristo no resucitó, vana es entonces nuestra predicación, vana es también vuestra fe ... somos hallados falsos testigos ... aún estáis en vuestros pecados. Entonces también los que durmieron en Cristo perecieron. Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres", (1 Cor. 15:14-19.)

         La resurrección de Jesús fue confirmada por la naturaleza de la tumba: fue "un sepulcro nuevo, en el cual aún no había sido puesto ninguno" (Juan 19:41). Había sepulcros familiares, por ejemplo, en cuevas, pero la sepultura de Jesús no fue así. No podía haber confusión en cuanto a la identidad del cuerpo de Jesús. Su sepulcro fue labrado en la peña (Mat. 27:60); José de Arimatea tomó el cuerpo de Jesús "y lo puso en su sepulcro nuevo, que había labrado en la peña". Si Jesús hubiera sido sepultado en una cueva, los enemigos habrían podido decir que sus discípulos habían sacado su cuerpo por alguna de las salidas de la cueva, pero en el sepulcro de José, labrado en la peña, no había tales salidas. José hizo "rodar una gran piedra a la entrada del sepulcro" (Mat. 27:60). Para evitar que el cuerpo fuera robado, los judíos "aseguraron el sepulcro, sellando la piedra" (Mat. 27:66). Y, por último,  pusieron "la guardia" (Mat. 27:66).

         Después, varias personas inspeccionaron el sepulcro el primer día de la semana y lo encontraron vacío, Juan 20:1-8, 11. Entonces, ¿Cómo se puede explicar "el sepulcro vacío"? La verdad es la única explicación razonable: ¡Cristo resucitó!

         -- apareciéndoseles durante cuarenta días -- De aquí en adelante apareció a sus discípulos y estuvo con ellos por cuarenta días. El apareció a varias personas. Apareció a María Magdalena el primer día de la semana. Mar. 16:9, "Habiendo, pues, resucitado Jesús por la mañana, el primer día de la semana, apareció primeramente a María Magdalena". (Véase también Juan 20:11-). Apareció a otras mujeres, Mat. 28:9, 10.         Apareció a Pedro solo, Luc. 24:34;) (1 Cor. 15:5.) Apareció a dos discípulos que iban a Emaús, Luc. 24:15. Apareció a diez discípulos en Jerusalén (estuvo ausente Tomás), Luc. 24:36-43; Juan 20:19-25. Apareció a los once apóstoles una semana después (estando presente Tomás), Juan 20:26-29;) 1 Cor. 15:5. Apareció a los siete junto al mar de Tiberias, Juan 20:1-23. Apareció a más de quinientos hermanos a la vez, (1 Cor. 15:6.) Apareció a Jacobo solo, (1 Cor. 15:7.) Apareció a los once apóstoles, (1 Cor. 15:7;) Luc. 24:44-49; Hech. 1:3-8.

         Por lo tanto, la evidencia para confirmar la resurrección de Jesús es amplia e innegable. "Se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días".

         La palabra "apareciendo" se traduce "siendo visto" en la Versión Moderna. Les habló, Juan 20:14-16, etc. "Palparon nuestras manos", (1 Juan 1:1;) Juan 20:26-29. Le palparon para ver que en verdad El tenía cuerpo de carne y sangre (Luc. 24:39, "Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo"). Comieron y bebieron con El, Hech. 10:41. Durante cuarenta días podían verle, palparle, conversar con El, expresar dudas, reflexionar y considerar las "pruebas indubitables".

         -- y hablándoles acerca del reino de Dios" -- Jesús siguió instruyendo a sus discípulos. No hay registro de las palabras que el Señor les habló pero tenemos la plena seguridad de que los libros del Nuevo Testamento contienen no solamente la enseñanza pronunciada por Jesús durante aquellos cuarenta días, sino también "toda la verdad" acerca del reino (Juan 16:13).

         Juan el bautista, Jesús y los apóstoles habían dicho: "Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado" (Mat. 3:2; 4:17; 10:7). Las expresiones "el reino de Dios" y "el reino de los cielos" se usan indistintamente. Jesús había descrito el carácter de los habitantes del reino de los cielos (Mat. 5:3-10 y todo el sermón del monte; 18:3). Jesús habló varias parábolas para explicar la naturaleza de su reino (Mat. 13; 18:23; 20:1; 22:2; 25:1, 14; Juan 18:36). Sin embargo, durante el ministerio personal de Jesús los discípulos no podían comprender la naturaleza verdadera del reino debido a sus conceptos materialistas.

         Pero ahora seguramente sus ideas de un reino terrenal fueron grandemente modificadas, porque ya entendían que el Mesías no vino para conquistar los ejércitos de Roma sino para sufrir y morir por nosotros. Durante los cuarenta días Jesús siguió hablándoles acerca del reino de Dios y, sin lugar a dudas, ellos habían entendido mucho mejor la naturaleza del reino. Entonces cuando vino el Espíritu Santo les recordó la enseñanza de Jesús (Juan 14:26), y les guió a toda la verdad. De esa manera se corrigió cualquier malentendido que hubieran tenido los apóstoles en cuanto al reino.

         ¿Cuándo vino el reino? Jesús había indicado claramente cuándo sería establecido su reino. Juan el bautista y Jesús anunciaron que el reino se había acercado (Mat. 3:2), y Jesús dijo, "Hay algunos de los que están aquí, que no gustarán la muerte hasta que hayan visto el reino de Dios venido con poder", Mar. 9:1. José de Arimatea "esperaba el reino de Dios", Luc. 23:51. Después de su resurrección, Jesús dijo a los apóstoles, "quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto", Luc. 24:49. Inmediatamente antes de ascender al cielo, Jesús dijo a los apóstoles, "seréis bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días ... recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo", Hech. 1:5, 8. Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés, Hech. 2:1-4. El reino iba a venir con poder; los apóstoles iban a recibir poder; lo recibieron cuando el Espíritu Santo vino sobre ellos. Por lo tanto, el reino vino cuando el poder (el Espíritu Santo) vino en el día de Pentecostés.

1:4 -- Y estando juntos, -- De esta ocasión hablan Mateo 28:16-20; Marcos 16:14-18; y Lucas 24:36-49, en la cual Jesús les dio la "Gran Comisión" de ir y predicar el evangelio a todas las naciones.

         -- les mandó que no se fueran de Jerusalén -- Esto corresponde a Lucas 24:49, "pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto". Por esta razón "les mandó que no se fueran de Jerusalén". Iban a predicar el evangelio a todas las naciones, pero no podían hacerlo sin la ayuda del Espíritu Santo. Deberían, pues, esperar su venida en el día de Pentecostés. Dice Lucas 24:52, "volvieron a Jerusalén con gran gozo". Hechos 1:12 dice, "Entonces volvieron a Jerusalén desde el monte que se llama del Olivar".

         Al hablar del reino el profeta Isaías dijo (Isaías 2:3) que la palabra de Dios saldría de Jerusalén.

         -- sino que esperasen la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí. -- Es decir, la promesa del Espíritu Santo. Véase el ver. 5. El "poder" prometido a los apóstoles fue el bautismo con el Espíritu Santo. Luc. 24:49, Jesús habla de "poder desde lo alto", y en Hech. 1:5 dice, "seréis bautizado con el Espíritu Santo"; y otra vez en Hech. 1:8 Jesús habla de "poder".

1:5 -- Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo -- Esta es la promesa de la cual habló Juan. Luc 3:16, "respondió Juan, diciendo a todos: Yo a la verdad os bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo ... él os bautizará en Espíritu Santo y fuego". Cristo repitió esta promesa y dijo que era para los apóstoles, Hech. 1:2, 5.

         Jesús les había dado esta misma promesa en Juan 14:26; 15:26; 16:7-14. Se cumplió la promesa el día de Pentecostés, Hech. 2:1-4, 33. Después de su resurrección, Jesús estuvo con sus apóstoles y otros discípulos durante cuarenta días, y diez días después de su ascensión llegó el día de Pentecostés.

         El bautismo con el Espíritu Santo no era un mandamiento, sino una promesa: "la promesa del Padre, la cual, les dijo, oísteis de mí" (Hechos 1:4). El bautismo en agua es un mandamiento, pero el bautismo con el Espíritu Santo nunca fue mandado.

         ¿A quiénes se prometió el Espíritu Santo? Dice Jesús, "vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo" (Hechos 1:4). El pronombre "vosotros" se refiere a los apóstoles. Obsérvese que el ver. 2 dice, "a los apóstoles", y que el ver. 4 dice, "estando juntos". Es obvio que esta promesa fue hecha por Jesús a los apóstoles.

         Mateo 10:1 habla de "sus doce discípulos", a los cuales El dice en los vers. Mateo 10:19, 20, "en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros".

         Por lo tanto, esta promesa no fue hecha a todos los discípulos, sino solamente a los doce apóstoles. Es importante estudiar el contexto para saber quién habla y a quién se dirige.

         -- dentro de no muchos días. -- El poder vino el día de Pentecostés, Hech. 2:1-4. Dice el ver. 3, "apareciéndoseles durante cuarenta días". Dice Lev. 23:15, 16, "Y contaréis desde el día que sigue al día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová". Este texto se refiere al día de Pentecostés.

         Por lo tanto, la expresión "dentro de no muchos días" significa que el Espíritu Santo vendría en diez días (o sea, en el día de Pentecostés).

1:6 -- Señor, ¿restaurarás el reino a Israel -- Dice Marcos 1:14 que "Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios". En el Sermón del Monte Jesús describe el carácter de los ciudadanos del reino de Dios.   En las pa­rábolas Jesús describe la naturaleza espiritual del reino de Dios.

         Durante el ministerio de Jesús, cuando los apóstoles oían la palabra "reino", tenían otro concepto, porque esperaban un reino terrenal. Querían ocupar puestos elevados en un reino terrenal. Mateo 18:1; Mar. 9:33, 34; Luc. 9:46;  Mat. 20:20-21; Luc. 22:24.

         Jesús les enseñaba la grandeza verdadera, la que se realiza a través de la humildad y el servicio a otros, pero los apóstoles no compartían ese concepto del reino; más bien sabían que los judíos eran el pueblo escogido de Dios y que al venir su Mesías seguramente les esperaban grandes honores y privilegios.

         El sueño dorado de los judíos era la restauración del reino de David en el cual gozarían de la victoria sobre sus enemigos. El reino glorioso de David había caído pero los profetas hablaron de "restaurarlo", Hech. 15:15-18 (Amós 9:11-12). Dios prometió dar el trono de David a su Hijo (el Mesías), (2 Sam. 7:12-13;) Luc. 1:32, 33.

         Pero el reino prometido sería el reino espiritual del Mesías, Luc. 17:20-21; Juan 18:36. Obsérvese que (2 Sam. 7:12-13) habla de este reino como la "casa" de Dios. Isa. 2:2-4 hace lo mismo. Pablo dice que la casa de Dios es la iglesia (1 Tim. 3:15). Por lo tanto, Dios no prometió "restaurar" el reino de David para que existiera otra vez cómo había sido, es decir, un poder político que les daría la independencia nacional, mucha gloria terrenal, etcétera. Los que esperan un reino literal de Cristo sobre la tierra que durará por mil años están igualmente equivocados.

         Algunos afirman que aún en esta ocasión los apóstoles esperaban un reino político, pero después de la muerte y resurrección de Jesús, cuando El les enseñaba "durante los cuarenta días ... hablándoles acerca del reino de Dios", "les abrió el entendimiento, para que comprendiesen las Escrituras" (Luc. 24:45-47;). El comenzó "desde Moisés, y siguiendo por todos los profetas, les declaraba en todas las Escrituras lo que de él decían" (v. Lucas 24:27). Para poder predicar "en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados" fue necesario que entendieran que "fue necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día" (vers. 46, 47). Al comprender el verdadero significado de textos como Isaías 53, entendían -- por fin -- que "era necesario que el Cristo padeciera estas cosas" antes de entrar "en su gloria" (Lucas 24:26).

         ¿No sería afectado su concepto del reino por la aclaración de estas profecías? Es muy probable que sí. No es razonable creer que no hubo cambio alguno en su comprensión. Si ahora entendieron que el Mesías tuvo que sufrir antes de tomar su reino, ¿cómo iba a tener un reino terrenal y político? No es necesario morir por los pecados del mundo para poder ocupar un trono político.

         Su pregunta no necesariamente implicó un concepto carnal del reino; solamente preguntaron si Jesús iba a restaurar "el reino a Israel en este tiempo". Toda la explicación de Jesús acerca de la necesidad de su muerte y resurrección, y de la necesidad de que El cumpliera la ley, los profetas y los salmos no descartó los muchos textos del Antiguo Testamento que hablan del futuro reino glorioso de Israel. Desde luego, los apóstoles tuvieron que aprender mucho acerca de ese reino y sobre todo en cuanto a su naturaleza universal (la conversión de los gentiles), pero su pregunta no es evidencia de que todavía eran carnales como antes (Mat. 20:1-2; Luc. 22:24).

         Jacobo, el hermano de Jesús, citó una profecía de Amós que habla de reedificar el tabernáculo de David (Hech. 15:15-18), y esta expresión significa la misma cosa que "restaurar el reino a Israel". Como dice un comentarista, "Indudablemente sus ideas carnales acerca del reino mesiánico habían sido modificadas ya, aunque hasta dónde, es imposible decir. Pero como ellos esperaban con sencillez alguna forma de restauración del reino de Israel, no se les contradice ni regaña sobre este punto" (Jamieson, Fausett y Brown).

         -- en este tiempo? -- Los apóstoles no preguntan si Jesús iba a restaurarlo, sino cuándo lo haría ("¿en este tiempo?"). Jesús "dijo una parábola, por cuanto estaba cerca de Jerusalén, y ellos pensaban que el reino de Dios se manifestaría inmediatamente" (Luc. 19:11). Al ver los milagros de Jesús el pueblo ansiosamente esperaba la venida de su reino. Dice Juan 6:15, que Jesús entendió "que iban a venir para apoderarse de él y hacerle rey".

         Cuando Jesús fue crucificado parece que murió la esperanza de los discípulos (Luc. 24:21), pero ahora la esperanza revive y se atreven a preguntarle cuándo iba a llevar a cabo la gran obra de restaurar el reino.

         Jesucristo ocupó el trono de David pero no como los judíos habían esperado. (Luc. 1:32, 33; Hech. 2:30-33; 15:15-18).

         (Otro pensamiento incidental, pero muy importante, es éste: los apóstoles preguntaron si Cristo iba a restaurar "en este tiempo" el reino. Esta pregunta indicaba claramente que el reino de Cristo todavía no se había establecido).

         El trabajo más difícil del mundo es el de vencer y remover el prejuicio religioso. Ya hemos visto lo difícil de desarraigar el concepto errado del reino que los apóstoles tenían.

         En Mateo 15 (Marcos 7) se observa cómo estaban aferrados los fariseos a sus tradiciones. Hoy en día los prejuicios errados del mundo religioso ciegan a millones de personas y no les permiten oír y aprender la verdad. Dice el apóstol Pedro (1 Ped. 1:18), "sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana manera de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres".

1:7 -- No os toca a vosotros saber los tiempos o las sazones, que el Padre puso en su sola potestad -- al hombre siempre le gusta saber lo que Dios no ha revelado. ¿Qué fue el aguijón que Pablo sufrió? ¿Por qué vino Nicodemo de noche? Varios profetas falsos -- mayormente los adventistas y los testigos del Atalaya -- han tratado de fijar la fecha de la segunda venida del Señor, pero léanse (1 Tes. 5:1-3;) (2 Ped. 3:10.) Es el papel de Dios -- y no del hombre -- fijar "los tiempos o las sazones". ¿Conviene saber cuándo vendrá Cristo? ¿Conviene saber cuándo vamos a morir? Claro que no.

         Lo importante no es el "cuándo" sino el "cómo". Ellos serían testigos de Cristo, pero se requería el poder divino. Por más de tres años Jesús les había enseñado acerca del reino, y el Espíritu Santo les iba a recordar esas enseñanzas y guiarles a toda la verdad sobre todas las cosas que pertenecen a la vida y la piedad (Juan 14:26;16:13;) (2 Ped. 1:3;) (2 Tim. 3:16, 17).

1:8 -- pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo, -- La promesa del Espíritu Santo era la promesa de poder. Véanse Luc. 24:49; Juan 14:26; 15:26; 16:7-13. Esta promesa se cumplió el día de Pentecostés, Hech. 2. Este texto (Hechos 1:8) demuestra claramente que fue simplemente un acto simbólico cuando Jesús "sopló, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo. A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos" (Juan 20:22, 23).

         Lo más importante, pues, no era saber cuándo el reino sería restaurado, sino la promesa de que "recibiréis poder". Esto debía ocupar su atención en lugar de su curiosidad acerca de fechas. Los apóstoles siempre querían poder. Disputaban acerca de quién tendría más poder. Ahora recibirían verdadero poder, no el poder que ellos esperaban, sino un poder mucho más grande e importante.

         Descripción de este poder:

         -- era poder para recordar la enseñanza de Jesús, Juan 14:26.

         -- era poder para revelar toda la verdad, Juan 16:3.

         -- era poder para confirmar la palabra con señales, Mar. 16:17-20; Hech. 14:3; Heb. 2:3, hablando en lenguas que no habían estudiado, sanando, levantando muertos, echando fuera demonios, etc.

         -- era poder que los judíos no podían resistir.

         -- era poder que los gentiles no podían resistir.

         -- era poder que las cárceles y cadenas no podían vencer, (2 Tim. 2:9.)

         -- y me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. -- Este texto es uno de los puntos claves del libro. Es como un bosquejo del libro. Da el índice geográfico del programa de evangelización que se llevaría a cabo.

         Los apóstoles eran los testigos escogidos, Hech. 10:41; Luc. 24:48; Juan 15:27 (habían estado con Jesús desde el principio; véase Hech. 1:21, 22); (1 Jn. 1:1-4;) Hech. 10:39 conocían la vida y la obra de Jesús. No eran simplemente heraldos, sino testigos.

         Aparte de ellos, no hay más testigos ahora. Los apóstoles siguen siendo los testigos escogidos de Cristo. Ellos son los únicos verdaderos testigos de Jehová.

         La palabra "testigo" también se traduce "mártir". La palabra griega es martus o martur, "de donde proviene la voz castellana mártir, uno que da testimonio mediante su muerte" (Vine).

         Iban a predicar en Jerusalén y en Judea, Hech. 2-7. Jesús sería vindicado en la ciudad capital en la cual fue humillado y crucificado. A esta ciudad llegaban todos los judíos piadosos de todas las naciones para celebrar tres fiestas solemnes: la fiesta de la Pascua, la fiesta del día de Pentecostés y la fiesta de los Tabernáculos.

         Iban a predicar en Samaria, Hech. 8. Jesús había prohibido que los apóstoles predicaran a los samaritanos durante su ministerio personal (Mat. 10:5), pero El sí reconocía que ese campo estaba blanco para la siega (Jn. 4:35). Por lo tanto, después de predicar en Jerusalén y en Judea, llevaron el evangelio a Samaria, Hech. 8:1, 4, 5, 12, 14, 31.

         Después, llevaron el evangelio a todas las naciones, Hech. 10-28. Dice el Salmos 2:8, "Pídeme, y te daré por herencia las naciones, y como posesión tuya los confines de la tierra".

1:9 -- Y habiendo dicho estas cosas, -- las cosas mencionadas en Hech. 1:4-8, la Gran Comisión y la respuesta a su pregunta acerca del reino y la promesa del poder. "Y los sacó fuera hasta Betania, y alzando sus manos, los bendijo. Y aconteció que bendiciéndolos, se separó de ellos, y fue llevado arriba al cielo" (Luc. 24:50-51). El último acto de Jesucristo aquí en la tierra fue bendecir a sus apóstoles.

         En Hechos 1:9-11 Lucas suplementa lo que dice en Luc. 24:50-51. Nos da información adicional acerca de este evento sobrenatural.

         -- viéndolo ellos, -- Los apóstoles fueron testigos de la ascensión de Cristo. No desapareció en la noche -- ni secretamente -- sino que ascendió al cielo ante los ojos de los apóstoles. Si Jesús hubiera desaparecido secretamente, esto habría causado confusión y mucho desaliento para los apóstoles, pero al verlo ascender, no les quedó ninguna duda en cuanto a dónde estaba.

         Los apóstoles no fueron testigos oculares del acto mismo de la resurrección, es decir, no estuvieron presentes cuando El salió del sepulcro, pero sí fueron testigos de la resurrección porque Jesús les apareció varias veces después de resucitar. Sin embargo, era necesario que ellos fueran testigos oculares de la ascensión. De esta manera podían testificar que habían visto la ascensión. Cuando Jesús ascendió, estaban "viéndolo". Compárese 2 Reyes 2:10,12, "y viéndolo Eliseo". Podían decir dónde estaba Jesús.

         -- fue alzado, y le recibió una nube que le ocultó de sus ojos. La entrada de Cristo en el mundo fue un milagro, (Mateo 1:18-25) y su salida del mundo fue otro milagro. Jesús había indicado a sus discípulos que iba a ascender al cielo. "¿Pues qué, si viereis al Hijo del Hombre subir adonde estaba primero?" (Juan 6:62); "os conviene que yo me vaya; porque si no me fuese, el Consolador no vendría a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré" (Juan 16:7); "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre" (Juan 20:17), es decir, "no me agarres" para detenerme. (No prohibió que las mujeres le tocaran para adorarle: "abrazaron sus pies, y le adoraron", Mat. 28:9).

         La ascensión marca el fin del ministerio personal de Jesús en la tierra. "Después de haber padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días", pero después de aparecerles en esta ocasión, ya no volvieron a verlo en la tierra.

 

1:10 -- Y estando ellos con los ojos puestos en el cielo, entre tanto que él se iba -- Al hablar Lucas (9:32) de la transfiguración de Jesús, dice que los apóstoles "permaneciendo despiertos vieron la gloria de Jesús, y a los dos varones que estaban con él". "Porque no hemos dado a conocer el poder y la venida de nuestro Señor Jesucristo siguiendo fábulas artificiosas, sino como habiendo visto con nuestros ojos su majestad" (2 Ped. 1:16). El testimonio futuro de estos testigos descansaría sobre lo que ellos vieron (como dice Pedro, "con nuestros ojos"); "me seréis testigos ... " (Hech. 1:8; 1:22; 2:32; 3:15; 5:32; 10:39). Era necesario que los apóstoles fueran testigos de estas cosas porque ellos eran los embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20).

         -- he aquí, se pusieron junto a ellos dos varones con vestiduras blancas, -- Se llaman "dos varones", pero "con vestiduras blancas", dando a entender que eran ángeles. Compárense Hechos 5:19; 8:26; 10:3,7, 22; 11:13; 12:7-23; 27:23; también Mar. 16:5; Luc. 24:4; Juan 20:12. A pesar de lo que muchos artistas hayan pensado, los ángeles no aparecieron como mujeres, sino como varones.

 

1:11 -- Los cuales también les dijeron: Varones galileos -- todos los apóstoles, menos Judas Iscariote; eran de Galilea.

         -- ¿por qué estáis mirando al cielo? -- los apóstoles estuvieron "con los ojos puestos en el cielo", como si esperasen ver a Jesús otra vez, pero deberían entender que la salida de Jesús no fue simplemente por unos cuantos momentos u horas (como en el caso de Luc. 24:31), sino que fue su despedida final de ellos en cuanto a su existencia física en la tierra. En ese momento estaba regresando a su estado glorioso en el cielo (Juan 17:5). Ellos habían visto todo el panorama, y no había más que ver. Tampoco podían en ese momento seguirle. Esta pregunta indica que en lugar de contemplar deberían actuar.

         -- Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo. -- Hay una relación estrecha entre la ascensión de Jesús y su segunda venida; ésta es tan segura como aquélla. La ascensión es la "promesa" de la segunda venida.

         Los discípulos de Jesús no estarán separados de El para siempre, porque vendrá otra vez. La segunda venida de Jesús será visible. "He aquí viene con las nubes, y todo ojo le verá, y los que le traspasaron" (Apoc. 1:7). Los apóstoles no deberían pensar que nunca verían a Jesús otra vez porque "Este mismo Jesús, que ha sido tomado de vosotros al cielo, así vendrá como le habéis visto ir al cielo". El no iba a volver en esos momentos, pero sí vendría otra vez. Cuando ascendió "le recibió una nube" y cuando vuelva "seremos arrebatados ... en las nubes" (1 Tes. 4:17).

         Este mismo Jesús que ascendió al cielo vendrá en persona y vendrá gloriosa y visiblemente desde el cielo, cuando haya terminado su obra y vencido el último enemigo, la muerte.

         Otros textos que hablan de su segunda venida: (1 Cor. 15:23;) Fil. 3:20;) (1 Tes. 1:10; 5:1-3) (no sabemos cuándo); 2 Tes. 1:7-9 (vendrá también con fuego); Heb. 9:28; Apoc. 1:7, "todo ojo le verá" (porque las limitaciones terrenales de tiempo y espacio terminarán con la destrucción de la tierra, (2 Ped. 3:10).

         Esta promesa es de suma importancia para todo cristiano. (1 Tes. 4:18,) estas palabras deben alentarnos.

        

Pensamientos adicionales acerca de la Ascensión de Jesús

         Jesucristo ascendió al cielo para ser nuestro Sumo Sacerdote. Aunque Jesús había completado su obra en la tierra, El tenía una obra muy importante que hacer en el cielo (el verdadero Lugar Santísimo), sirviendo como nuestro Sumo Sacerdote. La ascensión de Cristo es, pues, otra parte integral de la historia de la redención.

         Lev. 16:11-14 explica el servicio del Sumo Sacerdote en el día de la expiación que era tipo de lo que Jesucristo ha hecho por nosotros. Hebreos 9:9-15 explica el cumplimiento de ese tipo. Cristo entró en el verdadero Lugar Santísimo (el cielo) para ofrecer su propia sangre para expiar los pecados del mundo. "No por sangre de machos cabríos ni de becerros, sino por su propia sangre, entró una vez para siempre en el Lugar Santísimo, habiendo obtenido eterna redención", Heb. 9:12.

         El es, por lo tanto, nuestro perfecto y único Mediador, (1 Tim. 2:5.)

         Jesucristo ascendió al cielo para ser coronado Rey de reyes. "Y el Señor, después que les habló, fue recibido arriba en el cielo, y se sentó a la diestra de Dios" (Mar. 16:19). "Así que, exaltado por la diestra de Dios ..." (Hech. 2:33). Véanse también Rom. 8:34;) 1 Cor. 15:24; Efes. 1:20; Apoc. 17:14.

         Era necesario que El ascendiera al cielo para poder enviar al Espíritu Santo a los apóstoles. Durante su ministerio en la tierra, Jesús estaba con sus apóstoles y otros discípulos en un solo lugar a la vez, pero el Espíritu Santo podía estar con todos los apóstoles al mismo tiempo aunque estuvieran repartidos en varios países. Comenzando el día de Pentecostés, el Espíritu Santo recordaba a los apóstoles las enseñanzas de Jesús y les guiaba a toda la verdad, Juan 14:26; 16:7-14.

         Jesús ascendió al cielo porque había terminado su obra en la tierra y el tiempo había llegado para que volviera al Padre -- Juan 17:4-5; 19:30. En el relato de Mateo, Marcos, Lucas y Juan Jesucristo es el Personaje principal; ahora en Hechos los apóstoles son los personajes principales. Sin embargo, la historia de Hechos es en realidad la continuación de la historia de la autoridad, el poder y la obra de Jesucristo.

1:12 -- Entonces volvieron a Jerusalén -- Obedecieron a Jesús. "He aquí, yo enviaré la promesa de mi Padre sobre vosotros; pero quedaos vosotros en la ciudad de Jerusalén, hasta que seáis investidos de poder desde lo alto" (Luc. 24:49). Entonces, dice el ver. 52, "Ellos, después de haberle adorado, volvieron a Jerusalén con gran gozo". Esto indica que los apóstoles comprendieron ese evento glorioso, reconocieron que en realidad Jesús había ascendido al cielo -- en lugar de simplemente desaparecer -- y que, sin lugar a dudas, El volvería otra vez.

         Después de este evento los apóstoles nunca se describen como incrédulos. Al contrario se ven como hombres plenamente convencidos de que Jesucristo resucitó de los muertos para ocupar su trono a la diestra de Dios. Estaban dispuestos a sufrir y aun morir por su predicación de esta verdad.

         "Aunque vosotros estéis tristes, vuestra tristeza se convertirá en gozo" Jn. 16:20. El siguiente versículo dice que "la mujer cuando da a luz, tiene dolor, porque ha llegado su hora; pero después que ha dado a luz un niño, ya no se acuerda de la angustia, por el gozo de que haya nacido un hombre en el mundo".

         -- desde el monte que se llama del Olivar, el cual está cerca de Jerusalén, camino de un día de reposo. -- El monte de Olivos estaba como a un kilómetro de Jerusalén.

1:13 -- Los once apóstoles. ¿Por qué se repiten sus nombres? Lucas ya había dado la lista (véase Luc. 6:14-16), pero era apropiado mencionar que todos, menos Judas Iscariote, estaban en su debido lugar. Cristo les dio la Gran Comisión, Mat. 28:19; Mar. 16:15; Luc. 24:47, y les había mandado que se quedaran en Jerusalén para esperar el poder del Espíritu Santo. Aquí están, pues, listos para empezar su ministerio.

         -- Judas hermano de Jacobo. -- Las listas de los apóstoles se encuentran en Mat. 10:2-4; Mar. 3:16-19; Luc. 6:14-16 y aquí. En las cuatro listas todos los nombres son iguales con la excepción de "Judas hermano de Jacobo". El texto griego dice simplemente "Judas de Jacobo" (pudo ser hermano o hijo, LBLA). Este apóstol es "Lebeo, por sobrenombre Tadeo" (Mat. 10:3).

1:14 -- Todos estos perseveraban unánimes -- Véanse Hechos 2:1, 46; 4:24; 5:12;  7:57; 8:6; 18:12 y 19:29; Rom. 12:16; Fil. 1:27. Ya habían dejado de disputar en cuanto a quién era el mayor (Luc. 22:24). Jesús oró por tal unidad (Jn. 17:21).

         -- en oración y ruego, -- "Estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios" (Luc. 24:53). Reconocían que Dios iba a hacer grandes cosas a través de ellos. Entendían que necesitarían mucha fuerza espiritual y mucha sabiduría para la tarea que les esperaba.

         -- con las mujeres, -- Dice Gál. 3:28, en Cristo, "no hay varón ni mujer"; el Nuevo Testamento se refiere a muchas mujeres fieles. Algunas mujeres servían a Jesús de sus bienes durante su ministerio personal (Lucas 8:1-3). Cuando llevaron a Jesús para crucificarlo, "le seguía gran multitud del pueblo, y de mujeres que lloraban y hacían lamentación por él" (Luc. 23:27). "Pero todos sus conocidos, y las mujeres, que le habían seguido desde Galilea, estaban lejos mirando estas cosas" (Luc. 23:49). "Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo" (Luc. 23:55).

         -- y con María la madre de Jesús, -- Esta es la última vez que María se menciona en el Nuevo Testamento. La madre de Jesús era simple y sencillamente una fiel seguidora de Jesucristo. Si Dios hubiera tenido otros planes para María -- algún papel especial en la iglesia --  aquí en este texto habría sido muy apropiado revelarlo. Toda la tradición de la Iglesia Católica Romana acerca de María (la llamada Concepción Inmaculada, la llamada Asunción de María, etc.) no la honra, sino que la desprecia. Son de las fábulas mencionadas por Pablo en (2 Tim. 4:4.

         -- y con sus hermanos.-- Durante el ministerio de Jesús estos no creían en El (Jn. 7:5); aun "los suyos" creían que El estaba "fuera de sí" (Mar. 3:21); sin embargo, aquí están con los apóstoles (Hech. 1:14). ¿Cómo se convencieron? Sin duda, por las "pruebas indubitables" (Hech. 1:1, 2). (No hay base alguna para afirmar que estos eran "primos hermanos" de Jesús. Véase Mat. 13:53-56). Jacobo, uno de los hermanos de Jesús, era uno de los ancianos de la iglesia de Jerusalén (Hechos 12:17; 15:13-21; 21:18).

 

1:15 -- En aquellos días -- durante los días entre la ascensión de Jesús y el día de Pentecostés.

         -- Pedro se levantó en medio de los hermanos, -- ¿Este es el Pedro que negó a Jesús? Léase Mar. 16:6, 7, el ángel dijo a las mujeres que encontraron la tumba vacía, "Nos os asustéis ... Pero id, decid a sus discípulos, y a Pedro, que él va delante de vosotros a Galilea; allí le veréis, como os dijo". ¿Por qué hace mención especial de Pedro? El Señor bien sabía que Pedro se había arrepentido de su pecado, aun llorando amargamente. Ese fracaso ya era una historia pasada. Por eso, ¡"decid a sus discípulos, y a Pedro"! Después Jesús le dio la triple orden que le ocuparía el resto de su vida: "Apacienta mis corderos", "Pastorea mis ovejas" y "Apacienta mis ovejas" (Juan 21:15-18). El Señor había hecho planes muy importantes para Pedro. Ahora comienza esa obra.

         "Pedro se levantó" no por ser el "Papa" de la iglesia, sino porque acostumbraba ser el primero en hablar (Mat. 14:28; 16:16) y en actuar (Jn. 21:7). Sin embargo, obsérvese que en Hechos 15 no presidió Pedro sino Jacobo (ver. Hechos 15:13-19).

         -- (y los reunidos eran como ciento veinte en número), -- sin duda estos eran una parte de los quinientos hermanos a los cuales Jesús apareció "a la vez" (1 Cor. 15:6). Véase el comentario sobre estos ciento veinte con respecto al bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 2:4).

1:16 -- Varones hermanos, era necesario que se cumpliese la Escritura -- Heb. 4:12. Todo propósito de Dios se lleva a cabo. Pedro entendía que las Escrituras habían predicho tres cosas que tuvieron que ser cumplidas: que el traidor sería uno de los apóstoles; lo que sería su destino; y que su oficio había de ser ocupado por otro. El caso de Judas parece ser un golpe para la causa de Cristo pero, en realidad, es un caso claro del cumplimiento de la profecía, y también éste hizo un papel necesario para llevar a cabo el plan de redención.

         "Era necesario que se cumpliese la Escritura", pero ¿qué indica esto acerca del libre albedrío de Judas? ¿Judas tenía que entregar a Jesús para cumplir la escritura? No, porque nadie está obligado a pecar, pero Dios lo había predicho, y Jesús sabía lo que iba a hacer (Jn. 13:21, 26). Sin embargo, Judas no fue forzado a hacerlo, sino que él mismo permitió que Satanás entrara en su corazón (Jn. 13:2, 27).

         -- en que el Espíritu Santo habló antes por boca de David acerca de Judas, -- los apóstoles eran intérpretes fieles de las profecías. ¿Quién habló de Judas? Sal. 41:9 habla de las experiencias de David, pero se aplica también al hijo de David (el Mesías), Jn. 13:18.

         -- que fue guía de los que prendieron a Jesús, -- Judas fue escogido por Jesús para ser uno de sus apóstoles (Luc. 6:12-16). Recibió autoridad para hacer milagros; dice Mat. 10:1, "Entonces llamando Jesús a sus doce discípulos, les dio autoridad sobre los espíritus inmundos, para que los echasen fuera, y para sanar toda enfermedad y toda dolencia". ¿Cómo expresó su gratitud al Señor por tan grande favor? "Fue guía de los que prendieron a Jesús".

        

1:17 -- Era contado con nosotros, y tenía parte en este ministerio. -- Tenía oficio (apostolado), pero, abusando de la confianza depositada en él, lo abandonó y aun fue el "guía de los que prendieron a Jesús". Los que enseñan que es imposible caer de la gracia afirman que Judas no era un verdadero discípulo, y citan (1 Jn. 2:19;) para probar que el hijo de Dios no puede caer, pero  Mat. 10:1 dice que Judas recibió autoridad y poder para echar fuera a los demonios al igual que los otros apóstoles. ¿Puede Satanás echar fuera a Satanás? Mat. 12:26. Además de eso, él era el tesorero del grupo de apóstoles, Jn. 12:6. Judas sí era discípulo de Jesús, pero él dejó su lugar "para irse a su propio lugar" (ver. 25).

         Compárese lo que Judas era y lo que llegó a ser. Compárese lo que podía haber sido y hecho con lo que en realidad "ganó". Judas podía haber participado en los eventos de Pentecostés. El podía haber participado en las obras tan importantes de los apóstoles registradas en este libro (Hechos de los Apóstoles).      Compárese también el caso de Esaú y su primogenitura (Gén. 25:34). Por último, compárese el miembro de la iglesia que es infiel. ¿Por qué habrá dejado este oficio tan honroso? Porque lo despreció.

1:18, 19 -- Es probable que los vers. Hechos 1:18,19 sean un paréntesis añadido por Lucas. Pedro no hubiera explicado que "aquel campo se llama en su propia lengua, Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre", porque sus oyentes sabían muy bien todos los detalles de lo que pasó con Judas, pero sí era necesario que Lucas lo explicara para Teófilo.

         -- Este, pues, con el salario de su iniquidad -- El pecado paga un salario. A Judas se le pagaron treinta piezas de plata, el precio de un esclavo, por entregar a Jesús. El pecado promete mucho gozo, pero paga con amargura. ¿Recibió Judas el placer que esperaba? Compárense los casos de Adán y Eva, Acán, el hijo pródigo, o el caso de la gente de nuestro tiempo. La verdad es que Judas se disgustó con su pecado. El dinero no le dio el placer que esperaba. ¿Qué hizo Pedro después de negar a Jesús? Mat. 27:75. David cometió adulterio porque creía que sería muy placentero, pero léase el Sal. 51 para ver la consecuencia verdadera de su pecado. Muchos creen que sería muy placentero vengarse, pero al hacerlo no reciben la satisfacción que esperaban.

         ¿Quién convenció a Judas a que devolviera el dinero? Su propia conciencia. Esto no indica placer sino remordimiento y miseria. Compárese Gén. 42:21, la conciencia de los hermanos de José les movió a decir, "Verdaderamente hemos pecado contra nuestro hermano, pues vimos la angustia de su alma cuando nos rogaba, y no les escuchamos; por eso ha venido sobre nosotros esta angustia". No podemos escapar del pecado y su consecuencia. Gál. 6:7, 8. Núm. 32:23, "vuestro pecado os alcanzará".

         -- adquirió un campo, -- ¿Cuándo compró un campo? ¿Cómo? Léanse Mat. 26:14-16; 27:3-10.

         -- y cayendo de cabeza, se reventó por la mitad, y todas su entrañas se derramaron. -- Compárese Mat. 27:5, "Y arrojando las piezas de plata en el templo, salió, y fue y se ahorcó". Lucas explica lo que le sucedió después de ahorcarse.

         -- aquel campo se llama en su propia lengua Acéldama, que quiere decir, Campo de sangre. Su propia lengua era el arameo. Se llamó Campo de sangre porque fue comprado con dinero de sangre (dinero entregado para entregar sangre inocente).

1:20 -- Sea hecha desierta su habitación, y no haya quien more en ella; -- Los enemigos de David eran típicos de Judas, el enemigo de Jesús. Es interesante leer la historia de Ahitofel, amigo de David, que después le traicionó (2 Sam. 15:12,31; 17:1-14,23;) Sal. 41:9) y -- al igual que Judas -- se ahorcó. Pedro interpreta Sal. 69:25; 109:8 a la luz del caso de Judas.

         -- y: Tome otro su oficio. -- El significado de este texto es, que nadie debiera continuar lo que Judas hacía, y que su carrera debiera terminar para siempre.

1:21 -- Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, -- durante las varias actividades de su ministerio personal.

         -- comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, -- El bautismo de Juan marca el principio de la predicación del evangelio (Hechos 10:37; 13:24; Mar. 1:1-4). Era necesario que el candidato hubiera sido fiel "todo el tiempo". Algunos volvieron atrás (Jn. 6:66).

         -- uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección. -- Había diferencia entre el ser testigo y el ser hecho testigo. Los apóstoles fueron escogidos o nombrados formal y oficialmente como testigos. Eran testigos que no solamente testificaban acerca de lo que habían visto, sino que testificaban infaliblemente porque el Espíritu Santo los guiaba. El apóstol tuvo que ser testigo de la resurrección, porque este era el tema central de su predicación para efectuar el arrepentimiento.

         Por eso, son falsos los "apóstoles" católicos (se dice que los obispos son los sucesores de los apóstoles y citan Mat. 28:20 para probarlo); también lo son los "apóstoles" mormones. "Has probado a los que se dicen ser apóstoles, y no lo son, y los has hallado mentirosos" (Apoc. 2:2). Desde luego, ahora no hay testigos de la resurrección.

        

1:23 -- Y señalaron a dos: a José, llamado Barsabás, que tenía por sobrenombre Justo, y a Matías. -- ¿Por qué no señalaron a otros? Probablemente estos dos eran los únicos calificados. Al seleccionar hermanos para ser ancianos y diáconos es importante que primero los miembros estudien (1 Tim. 3) y Tito 1; no conviene sugerir los nombres de hermanos que no están calificados.

         José y Matías no fueron mencionados en ninguno de los cuatro relatos de la vida de Jesús, pero aquí aprendemos que eran compañeros de Jesús y sus apóstoles.

1:24 -- Y orando, dijeron: Tú, Señor, que conoces los corazones de todos, (1 Crón. 28:9; Jer. 17:10) muestra cuál de estos dos has escogido, -- Ellos sabían las obras de estos dos, pero Dios conoce el corazón. Podían escoger personas que reunían esos requisitos, pero había otro requisito que no podían juzgar (Jn. 2:24,25;) (1 Sam. 16:7). En su primer libro Lucas dice varias veces que Jesús conocía los pensamientos de la gente (Lucas 5:22; 6:8; 9:47).

1:25 -- para que tome la parte de este ministerio y apostolado, de que cayó Judas por transgresión, para irse a su propio lugar. -- ¿Fue predestinado Judas a ser condenado? Judas -- al igual que nosotros y todo el mundo -- escogió "su propio lugar". Judas pecó voluntariamente. Jn. 13:27, "Satanás entró en él", pero Sant. 4:7 dice "Resistid al diablo, y huirá de vosotros". Sant. 1:14 dice que "cada uno es tentado, cuando de su propia concupiscencia es atraído y seducido". El pecado revela el corazón y el carácter. Judas era hipócrita (Mat. 26:14-16, 24-25, 48-50). ¿Cómo fue posible que Judas traicionara a Jesús? Por causa de su carácter: por ser hipócrita y  ladrón (Jn. 12:6).

         ¿Es bueno dar tanta publicidad al fracaso de Judas? ¿No sería mejor no hablar del pecado y del fracaso de los hijos de Dios? ¿No harán burla los de afuera? Dios no hace acepción de personas; por eso, la Biblia habla con toda franqueza, no solamente de las virtudes del hombre, sino también de sus pecados.

 

1:26 -- Y les echaron suertes, y la suerte cayó sobre Matías; -- ¿Qué significa "suerte"? Generalmente eran tabletas de piedra, cada una con un nombre inscrito en ella, que se ponían en una caja y se sacudían hasta que una de ellas saliera, la cual indicaba la persona escogida por Dios. Véanse Núm. 26:55;) (1 Sam. 10:20-21;) Prov. 16:33; 18:18;) 1 Crón. 24:5.

         Lucas no habla de otro ejemplo de echar suertes. A través del resto del libro es obvio que el Espíritu Santo reveló la voluntad de Dios, Jn. 14:26; 16:13; Hech. 2; 15, etc.

         -- y fue contado con los once apóstoles. -- Algunos creen que Matías no era un apóstol verdadero; creen que Pablo completó el número de los doce, que Pedro no tenía el derecho de hacer lo que hizo, pero el Espíritu Santo dice a través de Lucas que Matías "fue contado con los once apóstoles" (ver. 26), y en Hechos 2:14, Pedro se puso de pie "con los once".

         Pablo fue escogido por el Señor para ser apóstol especial para los gentiles (Gál. 2:8), pero no "fue contado con los once apóstoles". ¿Era testigo de la resurrección de Jesús? Véanse (1 Cor. 9:1; 15:8;) Hech. 22:14.

         Ya había doce apóstoles mucho antes de la conversión de Saulo de Tarso. Fue necesario que al comenzar la obra hubiera doce apóstoles, pero cuando Jacobo fue degollado por Herodes no se escogió otro apóstol para tomar su lugar.

Hechos 2

 

2:1 -- Cuando llegó el día de Pentecostés, -- La palabra Pentecostés significa quincuagésimo y se refiere a una fiesta solemne de los judíos que se celebraba cincuenta días después de la Pascua (Ex. 34:22; Lev. 23:15). Esta fiesta solemne se llamaba comúnmente la fiesta de semanas (Ex. 34:22; Núm. 28:26; Deut. 16:10;) 2 Crón. 8:13) o la fiesta de cosecha (Ex. 23:16). En este día en que los judíos celebraban la cosecha había una cosecha de tres mil almas convertidas al Señor. La fiesta de Pentecostés era una de las tres fiestas anuales a las que todo varón judío tenía que asistir (Ex. 34:22, 23). No hay "Pentecostés cristiano".

         Este día era y es de gran importancia para los discípulos de Cristo porque:

         -- en este día los apóstoles fueron bautizados con el Espíritu Santo.

         -- Jesús dio la Gran Comisión después de su resurrección (Mat. 28:19; Mar. 16:15, 16) y en este día los apóstoles comenzaron a llevarla a cabo, predicando el evangelio en su plenitud.

         -- en este día la iglesia fue establecida (Mat. 16:18).

         -- en este día se cumplieron las profecías acerca de la venida del Espíritu Santo (Joel 2:28) y del establecimiento del reino en los últimos días (Isa. 2:2-4; Dan. 2:44, 45).

         Así es que "Cuando llegó el día de Pentecostés", llegó un día de suma importancia que había sido señalado por muchos textos del Antiguo Testamento.

         Este día de Pentecostés cayó en el primer día de la semana. Exodo 12 explica la Pascua de Jehová que los israelitas habían de celebrar cada año en el día 14 del primer mes (Ex. 12:6; Lev. 23:5). El primer día (el día 15) y el séptimo día de la fiesta de panes sin levadura eran días de reposo que no eran necesariamente sábados. "Y contaréis desde el día que sigue el día de reposo, desde el día en que ofrecisteis la gavilla de la ofrenda mecida; siete semanas cumplidas serán. Hasta el día siguiente del séptimo día de reposo contaréis cincuenta días; entonces ofreceréis el nuevo grano a Jehová" (Lev. 23:15, 16). De esta manera calculaban el día de Pentecostés (la fiesta de la cosecha). Esta fiesta se llamaba "la fiesta de las semanas", porque habían de contar siete semanas, contando desde el día que seguía al día de reposo (el primer día de la fiesta de los panes sin levadura). Dice Lev. 23:15, "siete semanas cumplidas" o completas. Moisés no hablaba de sábados completos, sino de semanas completas (nunca habla de medio sábado). Por lo tanto, puesto que el día 14 de Nisán podía caer en cualquier día de la semana es obvio que también el primer día y el séptimo día de la fiesta de los panes sin levadura podían caer en cualquier día de la semana. Por eso no es correcto decir que el día de Pentecostés siempre cayó en el primer día de la semana. Compárese también Lev. 23:24; el día de expiación era el décimo día del séptimo mes y era día de reposo, pero obviamente podía caer en cualquier día de la semana. (Los comentaristas Keil y Delitzsch dan una explicación amplia de este asunto).

         -- estaban todos unánimes juntos. -- Conforme a la oración de Jesús, Jn. 17:21-23. Véanse también Hech. 1:14; 2:46; Rom. 12:16; Fil. 1:27; 2:2. El éxito del plan de Dios para su pueblo depende de que estén todos unánimes.

2:2 -- Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, -- Su venida se manifestó en forma audible; se oyó un "estruendo como de un viento recio que soplaba" (una ráfaga de viento impetuoso, LBLA). Compárense Ex. 19:19; Heb. 12:19); cuando comenzó la ley de Moisés Dios hizo milagros, y así también cuando comenzó la ley de Cristo.

2:3 -- y se les aparecieron lenguas repartidas, como de fuego, -- También su venida se manifestó en forma visible. El ruido era como de un viento y las lenguas repartidas eran como de fuego. Son comparaciones como la del Ap. 14:2, "como de arpistas". En el Antiguo Testamento el fuego era otro símbolo de la presencia de Dios (Ex. 3:2; 19:18; Eze. 1:27).

         El bautismo en fuego de Mat. 3:11 se refiere al castigo eterno como indica el contexto, vers. 10, 12, y no tiene nada que ver con Hech. 2:3.

         -- asentándose sobre cada uno de ellos. -- Algunos creen que el pronombre ellos se refiere a los ciento veinte (Hechos 1:15), pero el antecedente de ellos se encuentra en Hech. 1:26, apóstoles. Además de eso, obsérvese que los que hablaron en lenguas fueron los apóstoles (ver. Hechos 2:7, galileos), los que predicaron fueron los apóstoles (ver. Hechos 2:11), los que obraron milagros fueron los apóstoles (ver. Hechos 2:43) y los nuevos conversos perseveraban en la doctrina de los apóstoles (ver. Hechos 2:42). Si los ciento veinte hubieran recibido de esa manera al Espíritu Santo, estos textos habrían dicho "los ciento veinte" en lugar de "los apóstoles".

        

2:4 -- Y fueron todos llenos del Espíritu Santo -- esto fue el cumplimiento de Hechos 1:4, 8.

         -- comenzaron a hablar en otras lenguas, -- Mar. 16:17, Jesús dijo, "hablarán nuevas lenguas", es decir, serían nuevas para ellos, idiomas que nunca habían hablado antes de ese día. Estas lenguas no eran "sonidos extáticos" (según algunas versiones modernas de las Escrituras), porque los judíos de varias naciones (ver. Hechos 2:5) les oían hablar "en nuestra lengua en la que hemos nacido" (vers. Hechos 2:6,8,11). La palabra "lengua" significa "idioma". Los judíos no "estaban confusos" por no poder entender lo que decían los apóstoles, sino porque les extrañó que aquellos galileos pudieran hablar idiomas que no habían aprendido, es decir, no entendían el significado de tal fenómeno. (Compárense Hech. 4:13; Juan 1:46; Mat. 26:73). Algunos dicen que hay una diferencia entre las lenguas (glossais) de este versículo y las lenguas (dialekto) de los vers. 6 y 8, pero el uso de la palabra glossais en el del ver. 11 refuta esa idea e indica que los dos términos se usan indistintamente.

         El propósito de las lenguas se explica en (1 Cor. 14:22,) "las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos". Así fue su propósito en el día de Pentecostés; muchos judíos incrédulos se convencieron. No hay texto que diga o implique que las lenguas fueron usadas por los apóstoles y otros para predicar el evangelio a las varias naciones. En primer lugar, eso no fue el propósito de ellas (como hemos visto en) 1 Cor. 14:22), y en segundo lugar, tal cosa no fue necesaria porque el griego era el idioma universal de aquel tiempo.

2:5 -- Moraban entonces en Jerusalén judíos, -- Moraban provisionalmente, es decir, para la fiesta de Pentecostés.

         -- varones piadosos de todas las naciones bajo el cielo. -- Se llaman piadosos porque querían guardar con toda diligencia la ley de Dios; muchos de ellos hicieron un viaje muy largo para asistir a esta fiesta para agradar a Dios y para no ofenderle. Dios obra a través de los piadosos (Lucas 1:6, 38; 2:25, 37).

         ¿Por qué se mencionan las varias naciones representadas? Para recalcar el número de lenguas habladas, y también para presentar múltiples testigos del milagro. No hubiera sido posible engañar a tantas personas de diferentes naciones, usando algo tan conocido para ellos como lo era su propio idioma.

 

2:6 -- Y hecho este estruendo, se juntó la multitud; -- Lucas usa la palabra multitud (plethos) muchas veces en este libro, aunque la Versión Valera Revisada de 1960 no siempre dice "multitud" (Hechos 4:32; 5:14, 16; 6:2, 5; 14:1; 15:12, 30; 17:4; 19:9; 21:22, 36; 23:7; 25:24).

         -- estaban confusos (desconcertados LBLA), porque cada uno les oía hablar en su propia lengua. Lucas emplea varios términos para describir su reacción: ver. Hechos 2:6,7,12; confusos; ver. 7, atónitos y maravillados; ver. 12, atónitos y perplejos. Primero, "vino del cielo un estruendo como de un viento recio que soplaba, el cual llenó toda la casa" y entonces oyeron a ciertos hombres galileos que hablaban los idiomas de ellos. Por eso, se preguntaban los unos a los otros, "¿Qué quiere decir esto?" Pues no entendían el fenómeno de la llegada del Espíritu Santo. Las reacciones del pueblo les prepararon para oír la predicación de los apóstoles.

2:7 -- ¿no son galileos todos estos que hablan? -- Les extrañó que aquellos galileos hablaran sus idiomas. Los galileos se consideraban como gente inculta con educación muy limitada (Hech. 4:13), con acento peculiar (Mar. 14:70), y en general no se esperaba nada especial de ellos (Jn. 1:46; 7:52).

2:8 -- ¿Cómo, pues, les oímos nosotros hablar cada uno en nuestra lengua en la que hemos nacido? --         Algunos dicen que el milagro estaba en el oído de los judíos (ponen énfasis en la palabra oímos), pero no se requería milagro para que la gente entendiera ya que los apóstoles hablaban los idiomas de ellos. También obsérvese que el texto dice "lenguas"; no dice que se habló una sola lengua y que milagrosamente todos "oían" en su propio idioma. Otros textos que hablan de las lenguas (Hechos 10:46; 19:6) no implican un milagro en los oyentes sino en los que hablaron.

         De una cosa estaban seguros: oían a estos galileos hablar sus propios idiomas. De eso no había duda. Sin embargo, siendo hombres piadosos, sin duda muchos se disponían a esperar la explicación del fenómeno.

2:9-11 -- Al enumerar las varias naciones representadas, Lucas muestra lo extensivo del milagro, porque probablemente en estas naciones se hablaban nueve o diez distintos idiomas. No se mencionan los judíos de Grecia porque éstos no hablaban un idioma o dialecto extranjero. La presencia en esa ocasión de judíos de todas las naciones fue un factor muy significativo en la evangelización del mundo entero. Por ejemplo, el ver. Hechos 2:10 habla de romanos, y sabemos que había iglesia en Roma mucho antes de llegar Pablo (y no hay texto que indique que otros apóstoles hubieran ido a Roma).

         No sabemos por qué se incluye Judea en esta lista de países extranjeros. Hay muchas teorías pero ninguna es satisfactoria.

2:11, 12 -- les oímos hablar en nuestras lenguas las maravillas de Dios ... ¿Qué quiere decir esto? -- Esta pregunta es la que Dios quería que hicieran; es decir, las lenguas eran una señal para los incrédulos (1 Cor. 14:22), para llamar la atención de ellos a los apóstoles y a lo que éstos iban a predicar.

2:13 -- Mas otros, burlándose, decían: Están llenos de mosto. -- Gleukos, (vino nuevo, LBLA, margen), obviamente embriagante. Esta acusación fue muy insultante para hombres piadosos que con toda reverencia querían celebrar esta fiesta para Dios. Muchas personas se burlan de lo que no entienden, pero es más juicioso investigar, hacer preguntas o simplemente esperar la explicación. Recuérdese que los apóstoles hablaban "según el Espíritu les daba que hablasen" (Hechos 2:4); por eso, sus detractores no solamente se burlaban de ellos sino también del Espíritu Santo. No peleaban contra el hombre sino contra Dios mismo.

 

2:14 -- Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: -- El sermón que sigue es único y exclusivo. Decimos que debemos imitar la predicación de los apóstoles, pero esa situación nunca se podrá duplicar, porque los apóstoles se dirigieron a los judíos que habían crucificado a Jesús (Hechos 2:23). Nunca habrá otra audiencia como esa. El sermón es una obra maestra. Se basa principalmente en tres textos del Antiguo Testamento; el primero se aplica al evento de ese día y los otros a la muerte, sepultura, resurrección y exaltación de Jesucristo.

         Jesús había dicho a Pedro, "a ti te daré las llaves del reino de los cielos; y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos" (Mat. 16:19). En el día de Pentecostés esta promesa se cumplió en la predicación de Pedro y los otros apóstoles bajo la dirección del Espíritu Santo. Al predicar el evangelio usaron las llaves para abrir la puerta del reino. También Pedro usó las llaves para abrir la puerta del reino para los gentiles (Hech. 10, 11). Desde luego, el sermón registrado por Lucas es simplemente un breve bosquejo del sermón (este sermón puede leerse en pocos minutos). Como él dice (ver. Hechos 2:40), "Y con otras muchas palabras testificaba y les exhortaba". Sin duda cada parte de este maravilloso sermón fue ampliada.

         -- Varones judíos, -- "Varones piadosos de todas las naciones bajo el cielo" (ver. Hechos 2:5). Pablo dice (Rom. 1:16), "al judío primeramente". Los judíos eran el pueblo escogido de Dios, los hijos de Abraham, hijos del pacto. Tenían grandes privilegios y ventajas (Rom. 3:1, 2), pero estos privilegios y ventajas también les dieron grandes responsabilidades.

2:15 -- Porque éstos no están ebrios, como vosotros suponéis, puesto que es la hora tercera del día. -- Es decir, las nueve de la mañana, "y los que se embriagan, de noche se embriagan" (1 Tes. 5:7) o, por lo menos, así fue en el primer siglo. Desde luego, ahora la gente se emborracha en cualquier momento del día o de la noche.

2:16 -- Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: -- En realidad lo que habían observado no fue simplemente un evento que por casualidad ocurriera, sino que era el cumplimiento de una profecía muy conocida que los judíos leían frecuentemente en la sinagoga. Pedro quería decir que el Mesías ya había venido.

1:17 -- Y en los postreros días, dice Dios, -- La expresión "los postreros días" se refiere al tiempo del Mesías o Cristo (Isa. 2:2; Heb. 1:1, 2).

         -- Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, -- Es decir, tanto sobre gentiles (Hechos 10, 11) como judíos, tanto sobre mujeres como hombres (Hech. 21:8;) (1 Cor. 11:5). En el día de Pentecostés el Espíritu Santo no cayó sobre gentiles ni sobre mujeres, pero el "día del Señor" (el tiempo del Mesías) había llegado y toda la promesa sería cumplida a su debido tiempo.

         -- Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; -- Véanse Hech. 21:8;) (1 Cor. 11:5.)

         -- Vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños"; -- estos son medios de revelar la voluntad de Dios (Hechos 9:10; 10:3, 13, 17; 11:5; 16:9; 18:9; 22:17; 23:11; 27:23).

 

2:19, 20 -- Y daré prodigios arriba en el cielo, y señales abajo en la tierra, sangre y fuego y vapor de humo; El sol se convertirá en tinieblas, y la luna en sangre, antes que venga el día del Señor, grande y manifiesto; -- Es lenguaje de juicio, de la caída de naciones, y de cambio de gobierno. Para entender este texto conviene repasar otros textos proféticos de la misma naturaleza: por ejemplo, Isa. 13:6-13, profecía de la caída de Babilonia; Isa. 34:4-8, profecía contra las naciones; Eze. 32:7-8, endechas sobre Faraón; Jer. 4:22-28; 15:9, profecías contra Judá, etc. De la misma manera, la profecía de Joel se refiere a los juicios sobre los judíos, al fin de la ley de Moisés y del judaísmo y al establecimiento del reino espiritual de Cristo. Compárese lo que Jesús dijo en Mat. 24:29 al hablar de la destrucción de Jerusalén y del fin del judaísmo. El eclipse descrito por Joel era, en realidad, el eclipse del judaísmo. En este mismo sermón, comenzando en los vers. Hechos 2:22-23, el Espíritu Santo -- por boca de Pedro -- pronuncia un juicio severo sobre ellos e insiste en que se arrepientan de sus pecados (ver. 38). ¡El día de juicio había llegado para ellos! (compárese lo que Juan dijo, Mat. 3:10). El Espíritu Santo había llegado -- conforme a la profecía de su profeta Joel -- y no podían negar que esa señal daba evidencia amplia de que el Mesías había llegado (los "postreros días" habían llegado).

2:21 -- Y todo aquel que invocare el nombre del Señor será salvo. -- Esto indica que "el día del Señor" no solamente era día de juicio, sino también era día de salvación; véanse los vers. Hechos 2:37-38, 41, 46; Rom. 10:13.

2:22 -- Jesús nazareno, -- Para muchos judíos el nombre "nazareno" era nombre despreciativo (Jn. 1:46). Cuando los judíos llegaron para prender a Jesús, les preguntó, "¿A quién buscáis? Le respondieron: A Jesús nazareno" (Jn. 18:4-5). Por eso Pedro usa este nombre o título para que todos entendieran de quien hablaba.

         -- varón aprobado por Dios entre vosotros con las maravillas (obras de poder, LBLA, margen), prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de él. -- Maravillas o milagros (obras de poder) es palabra que se refiere a las obras del Señor; la palabra prodigios se refiere a la reacción de los que observan las obras del Señor (provocan admiración en el observador); y señales apelan al entendimiento, es decir, "como prendas de autoridad y poder divinos" (Vine). Por ejemplo, dice Pablo que "las lenguas son por señal ... a los incrédulos" (1 Cor. 14:22). Según Juan 20:30-31 los milagros hechos por Jesús confirmaron que El era el Mesías (el Cristo), en primer lugar porque solamente Dios puede hacer milagros, y en segundo lugar, al hacerlos Jesús cumplió las profecías del Antiguo Testamento que hablaban del Mesías (véanse Mat. 11:2-6; Luc. 4:18, 19).

         -- como vosotros mismos sabéis -- Los judíos eran testigos de estas cosas, porque Jesús hizo sus señales "entre vosotros" (véase Jn. 12:9-11).

 

2:23 -- a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos, crucificándole. -- Si Jesús de Nazaret podía hacer tantos milagros, ¿cómo fue posible que sufriera la pena de muerte como un criminal común y corriente? La razón humana concluye que aunque sus milagros aparentemente confirmaron su Deidad, su muerte la contradijo y, por eso, es necesario negarlo. Sin embargo, Pedro explica esta aparente contradicción. Los judíos sabían que Jesús había hecho milagros, y que ellos por manos de los romanos (inicuos) lo habían crucificado, pero no entendían que todo esto se había hecho conforme al "consejo y anticipado conocimiento de Dios". Es verdad que Jesús fue crucificado por los romanos por causa de la insistencia de los judíos, pero todo lo que se hizo fue el cumplimiento del plan de Dios. Jesús dijo (Luc. 22:22), "A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado ..." Así es que de antemano Dios sabía todo y todo fue hecho de acuerdo a su plan divino. Véanse Luc. 24:25, 46; Hech. 17:3; 26:22.

         Entonces ¿quiere decir esto que Judas, los judíos y los romanos ("los inicuos") quedaron libres de culpa? Claro que no. En este mismo sermón Pedro acusa a los judíos de pecado y demanda que se arrepientan. La voluntad de ellos no fue afectada por el plan eterno de Dios. Ellos hicieron precisamente lo que quisieron hacer y lo que hicieron era pecado. Dios les tenía por responsables y, por eso, les condenaba por sus hechos. No fueron manipulados por alguna fuerza divina, sino que eran siervos voluntarios de Satanás.

         Satanás y sus siervos (Judas, los judíos y romanos) solamente querían el mal, pero Dios lo encaminó a bien. Compárese Gén. 50:20, "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien, para hacer lo que vemos hoy, para mantener en vida a mucho pueblo"; de la misma manera Judas, los judíos y los romanos pensaron mal contra Jesús, pero Dios lo "encaminó a bien" para salvarnos de los pecados.

         Los judíos mataron a Jesús como David mató a Urías (2 Sam. 12:9,) "A Urías heteo heriste a espada"); no lo hicieron personalmente sino "por manos" de otros.

        

2:24 -- al cual Dios levantó. -- La sentencia de los judíos y los romanos fue anulada por Dios; ellos lo mataron, pero Dios lo levantó. "Matasteis al Autor de la vida, a quien Dios ha resucitado de los muertos" (Hechos 3:15). Frecuentemente las obras del hombre se ponen en contraste con las obras de Dios.

         Al examinar los sermones de los apóstoles, registrados por Lucas a través del libro de Hechos, vemos que la resurrección de Jesús era el tema central de la predicación apostólica (Hechos 3:15; 4:10; 5:30; 10:40; 13:30, 33; 17:31). Aquí en este texto se ocupa un solo versículo para hablar de la muerte de Jesús y luego se ocupan doce versículos para hablar de su resurrección.

         -- sueltos los dolores -- se refiere a la ligadura con que lo confinaba la muerte (el ligar con cuerdas produce sufrimiento).

2:25 -- Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; -- Pedro cita el testimonio de David en el Salmos 16:8-11, porque los judíos entendían que este salmo se refería al Mesías (al Hijo de David). David dice "yo" pero no habla de sí mismo, sino de su Hijo (Descendiente), el Mesías (Cristo). Por eso, en este salmo Cristo dice al Padre, "Veía al Señor ..." (indicando que el Padre siempre estaba con Él para ayudarle y consolarle, porque el Hijo siempre hacía las cosas que agradaban al Padre). Este salmo revelaba que el Mesías iba a morir y resucitar y sentarse en el trono de David; es decir, que no ocuparía su trono antes de morir y resucitar, sino después. Los apóstoles predicaron esto en las sinagogas de los judíos (Hech. 17:3, "era necesario que el Cristo padeciese"), pero no era un mensaje popular, porque los judíos no creían que su Mesías vendría para sufrir, sino que sería un gran conquistador para quitar el yugo de Roma.

         -- porque está a mi diestra, no será conmovido. -- La "diestra" es el lugar de exaltación y honor; por eso, siempre sería victorioso sobre sus enemigos.

2:26 -- Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, -- Porque aunque iba a experimentar sufrimientos severos, lo haría con gozo sabiendo que por medio de su muerte podría salvar muchas almas (véanse Heb. 2:9, 10; 12:2).

         -- y aun mi carne descansará en esperanza; -- La esperanza de resucitar antes de ver corrupción.

2:27 -- Porque no dejarás mi alma en el Hades, -- Estas palabras de David son en realidad las palabras que Cristo dijo al Padre. La palabra "Hades" no se refiere al sepulcro, ni al cielo, ni al infierno, sino al lugar de los espíritus sin cuerpo. Los "testigos" enseñan la falsa doctrina de que el alma equivale al cuerpo (la vida física), pero la palabra "alma" en este texto se refiere al espíritu.

         -- ni permitirás que tu Santo vea corrupción. -- Esta frase se refiere claramente a la resurrección corporal de Jesús.

2:28 -- Me hiciste conocer los caminos de la vida; -- Esta frase significa que su vida sería restaurada (resucitaría).

         -- Me llenarás de gozo con tu presencia. -- Después de resucitar Cristo volvería al gozo de la presencia del Padre ("exaltado por la diestra de Dios", ver. Hechos 2:33).

         Esta profecía dice, pues, (1) que el Mesías iba a morir; (2) que su alma (espíritu) no se quedaría en el Hades; (3) que su cuerpo no se quedaría en el sepulcro para corromperse; (4) que resucitaría del sepulcro y ascendería al cielo para sentarse sobre su trono celestial a la diestra del Padre.

         Sin duda alguna esta profecía habla de la resurrección de alguien de entre los muertos antes de que su cuerpo viera corrupción. Los judíos no podían negar esto. Entonces, la única cuestión a resolver era ¿de quién habló David? En seguida Pedro se dedica a contestar esta pregunta.

2:29 -- Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. -- Su sepulcro estaba en Jerusalén (1 Reyes 2:10;) (Neh. 3:16); este sitio fue muy conocido por los judíos. Con esto Pedro afirma que el salmo no se refería a David. Pedro podía decir "confiadamente" (LBLA) que David murió y que no había salido del sepulcro.

2:30 -- Pero siendo profeta, -- Si su cuerpo todavía está en su sepulcro, entonces obviamente él no habló de sí mismo sino de su Hijo, el Mesías.

         -- y sabiendo que con juramento Dios le había jurado -- véanse Salmos 89:3-4; 132:11, (y) 2 Sam. 7:11-16.

         -- que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono. -- Esta promesa se ve en (2 Sam. 7:12-13) y en el Salmos 132:11. Es cierto que Dios levantó a Salomón para ocupar el trono de David, pero Pedro -- guiado por el Espíritu Santo -- da el sentido más amplio de estas profecías. No se referían a un trono terrenal, sino al trono de Cristo en su reino espiritual. El gobierno de Israel, el pueblo escogido de Dios, era una teocracia. Hasta el tiempo del rey Saúl Dios era el único Rey de Israel. Por eso, los profetas -- incluyendo a David -- hablaban del futuro reinado de Dios sobre su pueblo. El pueblo de Israel inferían que el Hijo o Descendiente de David sería el Mesías; por eso, entendían todos que al cumplirse estas profecías Dios sería otra vez el único Gobernador de su pueblo. Lo que no comprendían era la naturaleza espiritual de su pueblo. No esperaban un reino espiritual.

2:31 -- viéndolo antes, -- Pedro afirma que David podía ver el futuro y lo que iba a pasar en los días del Mesías.

         -- habló de la resurrección de Cristo, -- Esta es la conclusión lógica de lo que David profetizó. Esta profecía prueba lo que Pedro afirmó en el ver. Hechos 2:23, que Cristo fue entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios, y también que resucitó conforme al mismo plan divino.

         -- que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. -- En este texto se ve la distinción clara entre "alma" y "carne"; el alma fue al Hades y el cuerpo fue sepultado. Pero al tercer día el alma salió del Hades y el cuerpo salió del sepulcro. La afirmación del ver. Hechos 2:36 fue confirmada por la resurrección de Jesús.

2:32 -- de lo cual todos nosotros somos testigos. -- Los apóstoles podían confirmar el cumplimiento de la profecía de David. Lo que David vio con ojos proféticos ellos lo vieron con sus ojos físicos. Aunque los judíos eran testigos de la crucifixión de Jesús, ellos no eran testigos de la resurrección, pero "nosotros" (apóstoles) sí "somos testigos" de su resurrección (Hech. 1:3; 10:41).

2:33 -- Así que, exaltado por la diestra de Dios, -- Ahora Pedro les dice dónde está el Cristo resucitado. Está a la diestra de Dios, es decir, tiene toda autoridad en el cielo y en la tierra (Mat. 28:18).

         -- y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, -- Véase Hechos 1:4, "la promesa del Padre" se refiere a la venida del Espíritu Santo (véanse también Luc. 24:49; Jn. 15:26).

         -- ha derramado esto que vosotros veis y oís. -- Pedro comenzó el sermón explicando que los apóstoles no estaban borrachos como algunos decían. Al explicar una serie de profecías llega a la conclusión de que Jesucristo verdaderamente resucitó de los muertos y puesto que El está a la diestra de Dios, entonces era fácil explicar el fenómeno de Pentecostés. Pedro y los otros apóstoles eran testigos oculares de la ascensión de Jesús (Hechos 1:9-11), pero ¿cómo podía probar lo que estaba afirmando, que Jesús ascendió al cielo para ocupar su trono? Esto fue confirmado por lo que el Espíritu Santo había hecho en la presencia de ellos ("esto que vosotros veis y oís"); es decir, no habría llegado el Espíritu Santo si Cristo no lo hubiera enviado de acuerdo a la voluntad del Padre. El glorificado Cristo es responsable de lo que ellos observaban. Jesús explica a los apóstoles en Juan 14-16 que su retorno al cielo era necesario para que el Espíritu viniera.

2:34 -- Porque David no subió a los cielos; -- David habló de alguien que iba a resucitar de los muertos y ascender al cielo, pero David mismo no resucitó ni ascendió al cielo. Entonces, era obvio que él habló del Mesías, porque Cristo ascendió a los cielos.

         -- pero él mismo dice: Dijo el Señor a mi Señor: -- Poco tiempo antes de esta ocasión Jesús preguntó a los fariseos acerca de este texto y no querían contestar, porque al contestar hubieran admitido que el Hijo de David era el Señor de David, es decir, el Mesías. "Dijo el Señor (el Padre) a mi Señor (el Mesías, el Hijo de David)". ¿David le llamó a su sucesor terrenal (Salomón) Señor? Si no, entonces él hablaba de su Hijo (Descendiente) el Mesías.

         -- Siéntate a mi diestra, -- lugar de honor y exaltación.

2:35 -- Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies. -- Se refiere a la práctica del conquistador de poner el pie sobre el cuerpo (a veces el cuello) del conquistado. Esto indica que tarde o temprano todos se sujetarán a Cristo (Fil. 2:9, 10). El último enemigo será la muerte (1 Cor. 15:25-26).

2:36 -- Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel que a este Jesús a quién vosotros crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo. -- Debían haberse convencido por las profecías de Joel y David, por el testimonio de los apóstoles como testigos competentes y por lo que el Espíritu Santo había hecho en su presencia ese mismo día, que el verdadero Mesías había venido y que estaba siendo exaltado en los cielos a la diestra de Dios. Pedro aclara bien la identidad de la persona de quien habla: "a este Jesús a quién vosotros crucificasteis", pensando que era un impostor o revolucionario (alborotador). Verdaderamente este Jesús era y es el Mesías de Dios. Ahora los oyentes tenían que aceptar a Jesús como el Mesías o seguir pensando que al crucificarle rendían servicio a Dios. Lamentablemente, la mayoría rechazó el mensaje inspirado de los apóstoles.

         Los que enseñan que habrá un reino terrenal de 1000 años no pueden refutar la fuerte evidencia presentada por Pedro en esta ocasión. Pedro no dice que algún día cuando Cristo vuelva la segunda vez establecerá su reino, sino que cuando ascendió al cielo después de su resurrección, ocupó su trono (el trono de David) y como Pablo dice, reinará hasta el fin (1 Cor. 15:24).

2:37 -- Al oir esto, -- la predicación de Pedro produjo fe en los oyentes. Al observar el fenómeno de la venida del Espíritu Santo, y al oír a los apóstoles hablar en lenguas, estaban atónitos, perplejos y maravillados, pero todo aquello no produjo fe. La fe viene por oír la palabra de Dios (Rom. 10:17). Al escuchar la predicación de Pedro creyeron.

         -- se compungieron de corazón, -- Quedó herida su conciencia (LBLA, margen); "primariamente, golpear o pinchar violentamente, se usa de una fuerte emoción, en Hch 2:37" (Vine). Significa mucho remordimiento. Fue razonable que los sinceros reaccionaran de esta manera al reconocer lo que habían hecho con su Mesías y al contemplar el castigo que merecían.

         -- y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles: Varones hermanos, ¿qué haremos? -- La respuesta de Pedro indica que ellos deseaban el perdón de Dios para escapar de su ira. Jesús había dicho que al venir el Espíritu Santo convencería al mundo de pecado (Jn. 16:8); aquí está el primer ejemplo de ello. Desde luego, lo hizo a través de la predicación de los apóstoles inspirados. Esta pregunta u otra semejante se encuentra también en Hech. 9:16 y 16:30.

2:38 -- Arrepentíos, -- Mat. 3:2; 4:17; Luc. 24:47; Hech. 3:19; 8:22; 17:30; 20:21. Obviamente la gente quedó convencida, es decir, tenía fe en Cristo; los "evangélicos" enseñan que la fe sola salva. Para ellos el único mandamiento -- la única cosa que hacer -- es creer, pero Pedro dio otros dos mandamientos. No dijo que no deberían hacer nada. El arrepentimiento significa "cambiar la mente o el propósito, y en el NT involucra siempre un cambio a mejor, una enmienda" (Vine). El arrepentimiento no es simplemente la tristeza por el pecado, porque (2 Cor. 7:10;) dice que "la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento".

         -- y bautícese cada uno de vosotros -- Hechos 2:41; 8:12; 36-38; 9:18; 10:47; 16:15, 33; 18:8; 19:3-5; 22:16. Este mandamiento concuerda con las instrucciones de Jesús (Mat. 28:19; Mar. 16:16). Los judíos ya sabían el significado de este mandamiento porque cuando "vino Juan el Bautista predicando ... salía a él Jerusalén, y toda Judea, y toda la provincia de alrededor del Jordán, y eran bautizados por él en el Jordán, confesando sus pecados" (Mat. 3:1-6). Se llamó el "bautista" (bautizador) porque este acto se originó con él; él era el bautizador en un sentido especial. El bautismo de Juan no era de origen humano, (véase Mat. 21:25, 26).

         El verbo "bautizar" significa sumergirse, zambullirse; "era usada entre los griegos del teñido de vestidos, de sacar agua introduciendo una vasija en otra más grande, etc. Plutarco la usa de sacar vino introduciendo la copa en el cuenco" (Vine); el léxico de Grimm-Thayer dice acerca del bautismo del Nuevo Testamento, "an immersion in water" (una inmersión en agua). Dice el léxico Arndt-Gingrich, "dip, immerse" (sumergir, inmergir); dice el Nuevo Léxico Griego Español, "sumerjo" (del sustantivo: sumersión, inmersión). La Iglesia Ortodoxa Griega practica la inmersión solamente (ellos deben saber el significado de la palabra griega, baptizo).

         El bautismo del Nuevo Testamento requiere agua (Hech. 10:47); mucha agua (Jn. 3:23); bajar al agua (Mat. 3:13; Hech. 8:38); una sepultura (Rom. 6:4); una resurrección (Col. 2:12); cuerpos lavados (Heb. 10:22); y subir del agua (Mat. 3:16; Hech. 8:39).

         El bautismo de Hech. 2:38 no es el bautismo con el Espíritu Santo (1:5). El bautismo de Hech. 2:38 es mandado, pero el bautismo con el Espíritu Santo no fue mandamiento sino promesa. Solamente los apóstoles (Hech. 2) y la casa de Cornelio (Hech. 10, 11) fueron bautizados con el Espíritu Santo (véanse notas sobre Hech. 1:4, 5 y Hech. 11:16, 17).

         -- en el nombre de Jesucristo -- por la autoridad de Jesucristo. Cuando Jesús dijo, "Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra", inmediatamente ejerció esa potestad diciendo, "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo" (Mat. 28:19). Los "Sólo Jesús" que enseñan que Pedro da una "fórmula" para decir al bautizar están muy equivocados. El texto -- y otros semejantes -- no nos dicen qué decir, sino qué hacer. Varios textos en Hechos hablan de bautizar en el nombre de Jesús pero las palabras de cada texto son diferentes a los demás; no hay fórmula (algo que decir al bautizar) en ninguno de ellos.

         -- para perdón de los pecados; -- Es lo que los judíos urgentemente necesitaban, y es lo que todos necesitan "por cuanto todos pecaron y están destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3:23). "Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones" (Sal. 103:12); "El volverá a tener misericordia de nosotros; sepultará nuestras iniquidades, y echará en lo profundo del mar todos nuestros pecados" (Miqueas 7:19); "Porque seré propicio a sus injusticias, y nunca más me acordaré de sus pecados y de sus iniquidades" (Heb. 8:12).

         Es una bendición grande para todos los de habla hispana que la palabra "para" no es nada ambigua, sino bien clara y específica en su significado. Que sepamos no hay versión castellana que no diga "para" en este texto. Si esta afirmación le extraña al lector, sepa que en algunas versiones inglesas la palabra traducida eis ("para" en español) se traduce "for", palabra ambigua.

         El significado de la expresión "para perdón de pecados", sin lugar a dudas, es que es necesario arrepentirse y bautizarse para obtener el perdón de pecados. Si el bautismo no es para perdón de pecados, entonces tampoco lo es el arrepentimiento, porque en Hech. 2:38 los dos verbos están conectados por la conjunción "y". La gramática no permite que el arrepentimiento sea para perdón de pecados y el bautismo sea para otro propósito.

         Aprovechando la ambigüedad de la palabra inglesa "for" muchos evangélicos argumentan que el bautismo no es para obtener el perdón de pecados, sino que la persona se bautiza porque sus pecados ya fueron perdonados (dicen que la palabra "for" puede significar "por causa de"). Pero, gracias a Dios, no hay tal confusión en las versiones castellanas y, por eso, no es posible "jugar" con la palabra "para".

         El Sr. A. T. Robertson, un bautista erudito, ha permitido que su teología calvinista le llevara a conclusiones muy erróneas sobre este texto. Dice, "Para perdón de los pecados (eis aphesin ton hamartion humon). Esta frase es objeto de una controversia sin fin al contemplarla los lectores desde el punto de vista de una teología evangélica o de una teología sacramental"; es decir, según Robertson la afirmación de que el bautismo es para perdón de pecados es "teología sacramental" (la enseñanza de la Iglesia Católica Romana de que el bautismo es un sacramento y, por eso, un canal de gracia, aun para los infantes). La cita sigue, "En sí mismas, las palabras pueden expresar propósito u objetivo porque este empleo para eis existe, como en (1 Cor. 2:7,) eis doxan hemon (para nuestra gloria). Pero existe otro empleo que es un griego tan correcto como lo es el de emplear eis para propósito u objetivo. Se ve en Mat. 10:41 en tres ejemplos eis onoma prophetou, dikaiou, mathetou, donde no puede ser propósito u objetivo, sino más bien la base, sobre la base del nombre del profeta, de justo, de discípulo, por cuanto uno es, etc. Se ve de nuevo en Mt. 12:41 acerca de la predicación de Jonás (eis to kerugma Iona). Se arrepintieron debido a la predicación de Jonás. Las ilustraciones de ambos usos son numerosas en el N. T. y en el Koiné en general (Robertson, Grammar, p. 592). Uno decidirá su empleo aquí en base a lo que crea acerca de si el bautismo es esencial para la remisión de pecados o no. Mi postura está decididamente en contra de la idea de que Pedro, Pablo o ninguna otra persona en el N. T. enseñara que el bautismo sea esencial para la remisión de pecados o el medio de conseguir tal remisión. Así, entiendo que Pedro apremia al bautismo para cada uno de aquellos que ya se había vuelto (arrepentido), y que ello fuera hecho en el nombre de Jesucristo sobre la base del perdón de pecados que ya habían recibido".

         ¡He aquí la doctrina bautista! (que también es la doctrina de casi todos los evangélicos). El Sr. Robertson la explica en palabras bien claras. Para él los judíos ya estaban salvos cuando Pedro les dio este mandamiento.

         Antes de refutar esta doctrina falsa, conviene citar otras obras bautistas: (1) En la primera página de la versión Dios llega al hombre leemos "Publicado por la Sociedad Bíblica Americana para La Convención General Bautista de Texas". ¿Cómo traduce esta versión la frase bajo consideración? "... y bautícese cada uno en el nombre de Jesucristo, para que sus pecados les sean perdonados". ¿Qué diría el Sr. Robertson de esta traducción? Desde luego, es correcta, porque esta expresión es igual a "para perdón de los pecados". (2) El Nuevo Comentario Bíblico es de la Casa Bautista de Publicaciones (de El Paso, Texas). ¿Qué dice este comentario bautista sobre Hech. 2:38? "Pedro les aseguró el perdón y el don del Espíritu Santo garantizados por Dios si se arrepentían y eran bautizados en el nombre de Jesús como Mesías". Sería un poco difícil mal entender este comentario. (3) El Sr. Albert Barnes, otro erudito sectario (presbiteriano) dice, "El que viene para ser bautizado, viene con una convicción profunda que él es un pecador"; esto no concuerda con lo que dice el Sr. Robertson, porque éste dice que el que viene para ser bautizado ya se salvó de sus pecados. (4) Otro es el Sr. H. A. W. Meyer. Dice, "eis denota el objetivo del bautismo, que es la remisión de la culpa ...". (5) John Peter Lange dice, "El apóstol promete a los que se arrepienten y reciben el bautismo (1) la remisión de pecados, y (2) el don del Espíritu Santo".

         Pero ¿tiene razón el Sr. Robertson en su comentario sobre el uso de la palabra eis en Mat. 10:41? Dice el texto, "El que recibe a un profeta por cuanto es profeta ... por cuanto es justo"; dice LBLA, margen, "Lit., en nombre de". La palabra "en" es eis. ¿Cómo se usa aquí? Lenski explica bien el uso de eis en este texto; significa que la recepción del profeta o del justo ocurre en la esfera indicada por estos nombres; es decir, el profeta viene como profeta y es recibido como tal, el justo viene como justo y es recibido como tal. Por eso, aquí también la preposición eis lleva la idea de hacia, es decir, se hace la benevolencia mirando hacia esa esfera (para identificarse con el profeta o con el justo). Compárese Mat. 28:19, "bautizándolos eis el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo", es decir, para entrar en una relación salvadora con los tres.

         Lo mismo en Mat. 12:41, los de Nínive "se arrepintieron eis la predicación de Jonás". ¿Qué fue su predicación? "De aquí a cuarenta días Nínive será destruida". Entonces el pueblo se arrepintió eis, es decir, hacia lo que Jonás predicaba, tomando en cuenta lo que decía, y arrepintiéndose para evitar el castigo que esa predicación anunciaba. Por eso, la preposición eis no se usa en estos textos en Mateo de la manera que Robertson explica, y su argumento cae.

         Es muy importante saber que la expresión "para perdón de pecados" (eis aphesin ton hamartion humon) de Hech. 2:38 se encuentra también en Mat. 26:28, "porque esto es mi sangre del nuevo pacto, que por muchos es derramada para remisión de los pecados". Por eso, si en Hech. 2:38 esta expresión significa "porque los pecados ya fueron perdonados", entonces en Mat. 26:28 significa que Cristo derramó su sangre porque los pecados del hombre ya fueron perdonados. Pero el Sr. Robertson no dice que en Mat. 26:28 esta expresión quiere decir que Cristo murió porque ya fueron perdonados los pecados: él dice, "El propósito del derramamiento de su sangre del Nuevo Pacto era precisamente el de remitir (perdonar) pecados". Este erudito debe ser consecuente y decir la misma cosa al comentar sobre Hech. 2:38.

         -- y recibiréis el don del Espíritu Santo -- hay mucha discusión acerca del significado de esta promesa. Muchos creen que Pedro promete los dones del Espíritu Santo a todos los que se arrepientan y se bauticen para perdón de pecados, pero vemos en Hech. 8:14-16 que los samaritanos que fueron bautizados no habían recibido tales poderes hasta que Pedro y Juan llegaran.

         La expresión "el don del Espíritu Santo" puede significar el Espíritu mismo como don, o el don que El da. La gramática griega permite cualquiera de estas dos explicaciones, pero si se explican correctamente, no hay diferencia entre las dos.

          Hech. 8:20, "el don de Dios" significa algo que Dios da; (1 Cor. 7:7,) "don de Dios" es algo que Dios da; Efes. 2:8, "don de Dios" es algo que Dios da; Efes. 4:7, "don de Cristo" es algo que Cristo da. Por eso "don del Espíritu Santo" puede ser algo que el Espíritu Santo da. Si Pedro quiere decir el don que el Espíritu Santo nos da, se refiere a todos los privilegios, honores, bendiciones, en fin, todas las cosas relacionadas con la salvación (toda bendición espiritual en Cristo, Efes. 1:3; las cosas "que pertenecen a la salvación", Heb. 6:9).

         Si se refiere al Espíritu Santo como don, esta bendición equivale al morar el Espíritu Santo en nosotros (5:32; Rom. 8:9;) 1 Cor. 6:19, 20). Esta misma bendición se llama la comunión del Espíritu Santo (2 Cor. 13:14; Heb. 6:4), o sea la participación en las cosas de El, es decir, todos los privilegios, honores, bendiciones, en fin, todas las cosas relacionadas con la salvación (toda bendición espiritual en Cristo, Efes. 1:3; las cosas "que pertenecen a la salvación", Heb. 6:9). Otros textos dicen que Dios mora en nosotros y que Cristo mora en nosotros. Todos se refieren a la comunión con Dios, la participación con Dios en cosas celestiales. Así es que en realidad esta explicación de la promesa es idéntica a la otra.

         En cuanto a morar el Espíritu Santo en nosotros, es necesario entender que los escritores del Nuevo Testamento ponen el nombre "Espíritu Santo" (la causa) en lugar de los efectos logrados por El. No es bueno enseñar teorías acerca de una morada personal -- mística o misteriosa -- del Espíritu en los cristianos. Muchos dicen que El mora "personalmente" en nosotros, pero ¿qué quieren decir con esto? Esto solamente causa confusión. El peligro más grande es que se enseñe que el Espíritu Santo obre aparte de su Palabra y que haga cosas en nosotros o por nosotros no enseñadas en la Biblia.

         Hay mucha discusión sobre las supuestas "medidas" del Espíritu Santo (la medida bautismal, la medida de dones espirituales, y la medida de morar el Espíritu Santo en nosotros). Esta idea se basa en Jn. 3:34, "Porque el que Dios envió, las palabras de Dios habla; pues Dios no da el Espíritu por medida". Algunos creen que este texto enseña que Dios no da el Espíritu por medida a Cristo, y que a otros sí les da el Espíritu por medida; sin embargo, no conviene decir que Dios da el Espíritu por medida a ninguno (el texto dice, "pues Dios no da el Espíritu por medida").

2:39 -- Porque para vosotros es la promesa, -- La promesa del ver. Hechos 2:38, el perdón de pecados y el don del Espíritu Santo. Algunos suponen que la promesa de este versículo se refiere a la promesa hecha a los apóstoles en Hech. 1:5. Tales intérpretes hacen caso omiso del contexto. Otros confunden la palabra "promesa" de este texto con los dones espirituales, porque confunden "el don del Espíritu Santo" con los dones del Espíritu Santo mencionados en (1 Cor. 12:8-10.) Otra vez el contexto prohíbe tal interpretación.

         -- y para vuestros hijos -- los que creen que la promesa se refiere a los dones espirituales conectan esta frase con el ver. Hechos 2:17, "vuestros hijos y vuestras hijas", y cierto comentarista aun encuentra la autorización para el bautizo infantil en este texto, pero Pedro simplemente promete que estas bendiciones no se limitan a sus oyentes, sino que serán extendidas a las generaciones venideras.

         -- y para todos los que están lejos; -- los gentiles (véase Efes. 2:13, 17). Esta frase bien ilustra que Pedro hablaba por inspiración, porque en ese momento él no entendía (¡y no se imaginaba!) que en pocos años iba a predicar el mismo evangelio a los gentiles (Hech. 10) y que éstos podrían ser hijos de Dios sin circuncidarse para llegar a ser judíos.

         -- para cuantos el Señor nuestro Dios llamare -- "Os llamó mediante nuestro evangelio", (2 Tes. 2:14.)

2:40 -- Y con otras muchas palabras testificaba -- Los apóstoles eran los testigos escogidos de Cristo y la fuerza de su testimonio se basaba en su conocimiento personal (1 Jn. 1:1-3), y también en la inspiración del Espíritu Santo. En la actualidad los evangelistas no testifican, sino solamente predican la palabra de Cristo y sus apóstoles inspirados.

         -- y les exhortaba, diciendo: Sed salvos (escapad, LBLA, margen) de esta perversa generación. -- Véanse Luc. 9:41; 11:29; 17:25. Ya les había explicado lo que tenían que hacer, y ahora les exhorta a obedecer. El hombre depende de la gracia de Dios, porque no puede salvarse solo. Sin embargo, hay algo que el hombre tiene que hacer: tiene que obedecer al evangelio, porque de esta manera aprovecha la salvación que el Señor le ofrece gratuitamente. Dios provee la salvación; el hombre la acepta. Pablo dice (Fil. 2:12), "ocupaos en vuestra salvación con temor y temblor". Al hacerlo el hombre no merece la salvación, pero si no lo hace, no será salvo porque el que no obedece al evangelio rechaza la gracia de Dios.         La palabra "perversa" significa (según Larousse) "depravado, vicioso, malévolo".

2:41 -- Así que, los que recibieron su palabra fueron bautizados; -- Jesús había dicho, "El que recibe al que yo enviare, me recibe a mí; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió" (Jn. 13:20; Luc. 10:16). Oír a los apóstoles es oír a Cristo; recibir la palabra de los apóstoles es recibir la palabra de Cristo.

         Todos los que reciben el evangelio de Cristo lo obedecen (son bautizados). Los que no son bautizados no reciben el evangelio.

         -- y se añadieron aquel día como tres mil personas. -- Como ya se explicó, el día de Pentecostés era la fiesta de la cosecha. La cosecha de este día fue tres mil almas.

         Muchas personas religiosas dicen que creen en Cristo y aun hacen confesión de fe, pero posponen el bautismo. El patrón o dechado bíblico es que los que creen y se arrepienten se bautizan de una vez. Dice este texto que se añadieron aquel día como tres mil personas. Así fue en todos los casos de conversión que Lucas relata: Hech. 8:12, "cuando creyeron a Felipe ... se bautizaban"; Hech. 8:35-39, el eunuco dijo "Aquí hay agua" y Felipe le bautizó inmediatamente; así también los casos de Saulo de Tarso, Cornelio, Lidia y el carcelero (Hech. 16:33, "la misma hora", es decir, a medianoche, ver. Hech. 16:25). ¿Cuándo se bautizaron? Cuando creyeron.

         Algunos sectarios dicen que hubiera sido imposible sumergir a tres mil personas en un día. Tales personas discuten con Lucas (en realidad, con el Espíritu Santo). Lucas dijo que fueron "bautizados" (sepultados, sumergidos); la palabra no significa otra cosa. Rociar agua sobre la persona no es bautismo. En primer lugar aceptamos lo que Lucas dijo y no conviene discusión sobre el punto; pero se puede agregar que había muchas pilas en la ciudad en que la gente podía bautizarse, y aparte de los doce apóstoles, otros hermanos podían bautizar. El bautismo bíblico no es una ceremonia administrada por algún sacerdote, sino un sencillo acto de obediencia.

2:42 -- Y perseveraban en la doctrina de los apóstoles, -- Jesús había dicho (Mat. 28:19, 20), "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado ..." La doctrina de los apóstoles era y es precisamente "todas las cosas que os he mandado" (véase también Jn. 17:8, 14). El Nuevo Testamento está compuesto de las cosas que Jesús personalmente enseñó y la doctrina de los apóstoles. Como dice Pablo (1 Cor. 14:37), "reconozca que lo que os escribo son mandamientos del Señor". Efes. 2:19, 20, "miembros de la familia de Dios, edificados sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, siendo la principal piedra del ángulo Jesucristo mismo"; Efesios 3:5, "misterio ... es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu"; véase también (1 Cor. 2:11-14.)

         ¡Qué bueno habría sido si la iglesia de Cristo hubiera continuado a través de los siglos perseverando en la doctrina de los apóstoles! Lamentablemente no lo hizo; aun en el primer siglo -- durante la vida de los apóstoles -- muchos se apartaron del camino, y ¡muchos otros han apostatado después de la muerte de los apóstoles!

         El apóstol Juan dice, "Nosotros (apóstoles) somos de Dios; el que conoce a Dios nos oye; el que no es de Dios, no nos oye. En esto conocemos el espíritu de verdad y el espíritu de error" (1 Jn. 4:6). El podía hablar así porque los apóstoles eran y son los embajadores de Cristo (2 Cor. 5:20) y, por eso, lo que dicen y lo que hacen son de suma importancia para la iglesia.

         El ejemplo apostólico no tiene mucha importancia para los católicos, los evangélicos y los hermanos liberales, pero léanse con mucho cuidado lo que Pablo dice sobre el tema: (1 Cor. 4:16-17;) Fil. 4:9;) (2 Tim. 1:13, 14.

         Lo que los apóstoles enseñaban y practicaban era la continuación de la enseñanza y la obra de Jesucristo; es decir, enseñaban y practicaban lo que Jesús mismo habría enseñado y practicado si hubiera seguido viviendo sobre la tierra.

         Por lo tanto, seguimos la enseñanza y el ejemplo de los apóstoles con respecto al plan de salvación, y también con respecto al culto, la organización y obra de la iglesia. Hechos de los Apóstoles revela el patrón divino y la iglesia debe actuar siempre conforme al modelo que Dios ha dejado.

         -- en la comunión unos con otros, -- La palabra comunión (koinonía) quiere decir "participación"; se refiere, pues, a la participación mutua de los nuevos discípulos en los privilegios y actividades espirituales que aprendían de los apóstoles; en este mismo versículo se nombran el partimiento del pan y las oraciones como expresiones de la comunión. También en el ver. 44 se ve otra expresión de ella (compárense Rom. 12:13; 15:26; Gál. 6:6; Heb. 13:16). Estos nuevos conversos tenían comunión con Dios (1 Jn. 1:7), con Cristo (1 Cor. 1:9), con el Espíritu Santo (2 Cor. 13:14) y unos con otros. Judas 3), habla "de nuestra común salvación".

         -- en el partimiento del pan -- esta expresión se refiere a la cena del Señor y también a la comida ordinaria (ver. Hechos 2:46); en  el ver. Hechos 2:42 se refiere a la cena del Señor, porque se relaciona con la doctrina de los apóstoles, la comunión y las oraciones, es decir, los servicios religiosos de la iglesia, mientras que en el ver. 46 Lucas explica que partían el pan en las casas.

         En Hechos 2:42 no hay referencia a la frecuencia de participar de la cena del Señor, pero en Hechos 20:7 nos damos cuenta que en Troas "El primer día de la semana, reunidos los discípulos para partir el pan, Pablo les enseñaba". Lucas dice que perseveraban en estas cosas; el participar de la cena cada mes, cada tres meses o cada año no es perseveran en esta doctrina.

         Varios escritores sectarios dicen que la cena del Señor era seguida de una comida ordinaria (el ágape), pero no hay texto que afirme o implique esto. Es pura suposición. Por el contrario en (1 Cor. 11:22;) Pablo pregunta, "¿no tenéis casas en que comáis y bebáis?" Con esto él da a entender que la comida ordinaria pertenece a las casas (Hech. 2:46) y la cena del Señor pertenece a la reunión de la iglesia.

         -- y en oraciones -- Adicionalmente otros textos del Nuevo Testamento enseñan que la iglesia canta (Efes. 5:19; Col. 3:16) y hace una ofrenda (1 Cor. 16:1-2;) (2 Cor. 9:6, 7).

         ¡Qué triste que esta hermosa unidad no durara a través de los siglos hasta el presente! Santiago (se llama Jacobo en Hech. 15:13, etc.) escribió más o menos en el año 62 d. de J. C. y habla de celos, contención y otras condiciones carnales entre los hermanos.

2:43 -- Y sobrevino temor a toda persona; -- El temor reverencial es la reacción humana a las obras divinas (Luc. 1:12, 65; 2:9; 5:26; 7:16; 8:37; 21:26; Hech. 5:5, 11; 9:31; 19:17; 1 Ped. 1:17).

         -- y muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles. -- (véase el ver. 19). Esto nos recuerda que el Espíritu Santo no vino sobre los ciento veinte, sino sobre los apóstoles, porque solamente éstos hacían maravillas y señales. Tales maravillas y señales "eran hechas", es decir, continuamente.

2:44 -- Todos los que habían creído. Los que habían obedecido al evangelio. Lucas no habla de los que simplemente aceptaron mentalmente lo que se predicó, sino de los que tenían una fe viva y obediente, es decir, los tres mil que "recibieron su palabra" y "fueron bautizados".

         -- estaban juntos, no en la misma casa sino en mente, en propósito y en acción; "Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma" (Hechos 4:32). Jesús rogó al Padre por tal unidad (Jn. 17:21-23).

         -- y tenían en común todas las cosas; -- como el siguiente versículo explica.

2:45 -- y vendían sus propiedades y sus bienes, y lo repartían a todos según la necesidad de cada uno.-- La ley de Moisés proveía ampliamente para los pobres, pero había muchos pobres entre los judíos durante el ministerio personal de Jesús. La actitud típica de aquellos tiempos se describe en la parábola del buen samaritano (Luc. 10:31, 32, el sacerdote y el levita pasaron de largo). Por eso, lo que hacen estos nuevos discípulos es algo nuevo, una conducta no solamente admirable, sino también muy excepcional. Habían recibido el don del Espíritu Santo y ahora llevan el "fruto del Espíritu" (Gál. 5:22, 23).

         Hech. 4:32-35 suple información adicional: "y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común ... Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad". Este acto sacrificial demuestra la abnegación de sí, la muerte del egoísmo, porque decían que su propiedad personal no era de ellos mismos sino de todos, mayormente de los necesitados.

         No había nada de fanatismo en su acción. No se dejaban llevar por una corriente de emoción excesiva, sino que comprendían perfectamente lo que hacían. No echaban al viento la razón para actuar de manera irresponsable. Los apóstoles no habían mandado que los discípulos vendieran sus propiedades y posesiones, sino que, más bien, era una demostración voluntaria de amor. ¡Había una necesidad y la suplían! "Necesidad" es la palabra clave (véanse Hech. 2:45; 4:34-35).

         Esta práctica no tenía nada que ver con el comunismo; según este sistema político el gobierno confisca (roba) la propiedad privada y la reparte según su capricho. "Esto no era comunismo, sino el producto de algo que el comunismo no entiende" (Lenski). Lo que aquellos hermanos practicaban era simplemente la benevolencia voluntaria, ni más ni menos. No había distribución igual entre todos los miembros de la iglesia. Cuando los hermanos vendieron sus posesiones, no lo hicieron para que todos los discípulos tuviesen la misma cantidad de dinero y posesiones, sino que los nuevos santos de Jerusalén vendían sus propiedades y posesiones conforme a la necesidad de otros hermanos.

         Probablemente esta práctica fue motivada por la presencia de judíos que habían venido de varias naciones (Hechos 2:9-11) para celebrar la fiesta de Pentecostés y al ser convertidos a Cristo querían quedarse por un tiempo para aprender más del evangelio.

         Los verbos que Lucas usa en Hech. 2:44, 45 y 4:32-35 para describir este gran acto de benevolencia son de tiempo imperfecto para indicar una acción continua. Individual y voluntariamente (Hechos 5:4) los hermanos estaban vendiendo sus propiedades y posesiones según la necesidad de otros hermanos. Dice Hech. 4:34, "Así que no había entre ellos ningún necesitado". Hoy en día cuando hermanos suplen la necesidad de otros hermanos necesitados, imitan el ejemplo de estos hermanos de Jerusalén. Así fue el propósito de la colecta para los santos de Jerusalén; (2 Cor. 8:14;) dice, "con igualdad, la abundancia vuestra supla la escasez de ellos, para que también la abundancia de ellos supla la necesidad vuestra, para que haya igualdad". La igualdad no significa que todos los miembros tengan la misma cantidad de dinero y posesiones, sino que todos sean igualmente libres de la necesidad.

         La iglesia de toda época debe imitar a estos hermanos del primer siglo en su determinación de proveer para los santos pobres. Al ayudar a los tales servimos a Jesús (Mat. 25:35-40). Muchos textos del Nuevo Testamento hablan de la necesidad de ayudar a los santos pobres (Rom. 15:25-27;) (1 Cor. 16:1-4;) (2 Cor. 8, 9).

2:46 -- Y perseverando unánimes cada día en el templo, y partiendo el pan en las casas, comían juntos con alegría -- Este texto describe lo que los discípulos hacían día tras día: iban todos los días al templo para orar y enseñar y comían juntos en sus casas. El "partimiento del pan" del ver. Hechos 2:42 no se practicaba cada día, sino cada primer día de la semana (Hechos 20:7).

         -- y sencillez de corazón. Es la única vez que esta palabra (sencillez, apheloteti) se encuentra en el Nuevo Testamento. Significa "sin piedra, suave, sencillo".

 

2:47 -- alabando a Dios, -- Este es el propósito principal de la existencia de la iglesia. Efes. 3:20, "a él sea la gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las edades, por los siglos de los siglos. Amén".

         -- y teniendo favor con todo el pueblo. -- Una iglesia unida que practica la benevolencia siempre tendrá favor con todo el pueblo. De esta manera la iglesia imita a Jesús: "Y Jesús crecía ... en gracia para con Dios y los hombres" (Luc. 2:52).

         -- y el Señor añadía (el mismo verbo usado en el ver. Hechos 2:41) cada día a la iglesia -- Es verdad que los salvos componen la iglesia, pero la expresión "a la iglesia" no está en los manuscritos más confiables. Por eso, no aparece en La Biblia de las Américas ni en la Versión Hispanoamericana.

         -- los que habían de ser salvos. Mejor "los que iban siendo salvos" (LBLA), siendo traducción del gerundio presente pasivo, tous sozomenous. Quiere decir que de día en día la gente seguía obedeciendo al evangelio y continuamente eran agregados al Señor (1 Hechos 1:24) y a los otros salvos (la iglesia).

         Al concluir este capítulo recuérdese que muchas promesas se cumplieron en el día de Pentecostés: se cumplieron las profecías de Isaías 2, Daniel 2 y Joel 2 -- profecías que hablaron del Espíritu Santo y el establecimiento del reino universal del Mesías -- en Hechos 2. También se cumplieron las promesas de Jesús acerca de la edificación de su iglesia (Mat. 16:18), acerca del reino (Mat. 4:17; Mar. 9:1, etc.), y acerca del Espíritu Santo (Jn. 14:26; 16:13; Hech. 1:5, 8).

         Ya que vino el Espíritu Santo, los apóstoles estaban vestidos del poder desde lo alto (Luc. 24:49) para llevar a cabo la Gran Comisión (Mat. 28:19; Mar. 16:15, 16).

         En ese día mucha gente oyó el evangelio predicado. Solamente tres mil personas lo aceptaron, pero día tras día otros obedecieron y, desde luego, muchos otros lo oyeron.

Hechos 3

3:1 -- Pedro y Juan subían juntos al templo. -- Dice Luc. 24:53, "y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios. Amén". Hech. 3, 4, 5 hablan de las actividades de Pedro y Juan. Eran compañeros cuando Jesús les llamó (Mat. 4:18, 21). Dice Hech. 2:43, "muchas maravillas y señales eran hechas por los apóstoles". Ahora Lucas especifica un ejemplo, la curación del cojo.

         -- a la hora novena, la de la oración. -- A las tres de la tarde, la hora del sacrificio de la tarde. Los judíos oraban a la tercera hora (las nueve de la mañana) (Hech. 2:15); a la sexta hora (las doce, al medio día); y a la hora novena (las tres de la tarde) (Hech. 10:3).

3:2 -- Y era traído un hombre cojo de nacimiento. -- El milagro hecho en esta ocasión por Pedro y Juan era muy impresionante debido a la naturaleza de la enfermedad de este hombre y fue hecho en el lugar y de la manera más pública.

         Lo ponían allí cada día, tiempo imperfecto indicando que así era su costumbre. No podía haber engaño en este milagro, pues este hombre, bien conocido por los judíos, siempre había estado cojo y era necesario llevarlo. El tenía más de cuarenta años de edad (Hech. 4:22).

         -- a quien ponían cada día a la puerta del templo. -- Compárense Luc. 16:20, "un mendigo llamado Lázaro, que estaba echado a la puerta" del hombre rico; Mar. 10:46, "Bartimeo el ciego ... estaba sentado junto al camino mendigando". La entrada al templo era lugar favorable para pedir limosnas, porque por allí pasaban muchas personas religiosas que entraban en el templo cada día para orar, un tiempo en el cual estarían más dispuestas a ser benévolas.

         -- que se llama la Hermosa, -- una de las puertas principales. Para Pedro y Juan era la "puerta de oportunidad".

         -- para que pidiese limosna de los que entraban en el templo. -- Los judíos no habían obedecido Deut. 15:4-8. Dios no quería que ninguno de sus hijos llegara a tal estado de miseria.

3:3 -- Este, cuando vio a Pedro y a Juan que iban a entrar en el templo, les rogaba que le diesen limosna. -- Para el cojo ellos eran dos judíos más que entraban en el templo para orar. El pedía limosnas a todos. También a estos dos hombres, los apóstoles Pedro y Juan, él pidió limosna, cosa muy insignificante, cuando en realidad estos hombres podían darle bendiciones mucho más grandes: la sanidad de su cuerpo, y algo aun más importante, podían llevarle al Salvador de su alma. ¿Qué es lo que más queremos en esta vida? ¿Qué pedimos? Mat. 7:7-11.

3:4 -- Pedro, con Juan, fijando en él los ojos, le dijo: Míranos. -- Era necesario que el cojo -- y la gente -- fijaran la atención en ellos y en lo que iban a hacer, para que entendieran la fuente de la bendición que este cojo iba a recibir. Lucas usa esta palabra "fijar" varias veces: Lucas 4:20; 22:56; 1:10; 3:12; 6:15; 7:55; 10:4; 13:9, etc. Pedro todavía dice, "Míranos", porque los apóstoles son los embajadores de Cristo y es necesario fijarnos en ellos para aprender sus enseñanzas y para seguir su ejemplo.

 

3:5 -- Entonces él les estuvo atento, esperando recibir de ellos algo. -- Una limosna era su única esperanza. El no pidió la sanidad, porque no había esperanza de eso, sino solamente esperaba recibir algo de dinero.

3:6 -- Mas Pedro dijo: No tengo plata ni oro. -- Hech. 2:45 dice que los discípulos vendían sus posesiones y Hech. 4:35 dice que el dinero fue puesto a los pies de los apóstoles. ¿Por qué, pues, no tuvieron dinero Pedro y Juan? Porque ese dinero fue repartido entre los santos necesitados.

         Según algunos comentarios, cierto Papa de Roma, al mostrar los tesoros del vaticano a un visitante, le dijo, "Ya ves que no puedo decir como el apóstol Pedro, 'no tengo plata ni oro'"; contestó su visitante: "Tampoco puedes decir, como Pedro dijo al cojo, 'levántate y anda'".

         El Señor Jesucristo nació en un pesebre y no tenía donde recostar la cabeza. Su ministerio no dependía del dinero. Esto quiere decir que el oro y la plata no son las posesiones más grandes de la tierra. Pedro no tenía oro y plata, pero era un hombre riquísimo. Lo que él tenía valía mucho más que los tesoros de la tierra. Gracias a Dios, no es necesario que el cristiano o la iglesia tenga plata y oro para que la obra del Señor siga adelante. ¡El reino de Dios no depende del dinero! No depende de terrenos y edificios, ni salarios para predicadores. Parece que la mayoría de los cristianos del primer siglo eran pobres. Muchos de ellos eran esclavos. No se puede afirmar que el crecimiento de la iglesia de aquel entonces se debió a la riqueza de los santos.

         Es bueno y necesario ayudar a los pobres, con tal que la ayuda se administre con buen juicio, pero no conviene que tal ayuda promueva la desidia. Los pobres que asisten a la iglesia para pedir limosnas abusan de la iglesia. La iglesia debe ser cumplida en ayudar a los santos pobres, pero la iglesia no existe para la administración de la benevolencia general. Más bien, existe para predicar el mensaje de salvación. No existe para sanar el cuerpo sino el alma. Los que predican el "evangelio social" no conocen el evangelio verdadero.

         -- pero lo que tengo te doy. -- Hay lecciones valiosas en las palabras, "lo que tengo te doy". Compárense los siguientes ejemplos:

                   1. Ex. 4:2, Dios preguntó a Moisés, "¿Qué es eso que tienes en tu mano? Y él respondió: Una vara. El le dijo: Echala en tierra. Y él la echó en tierra, y se hizo una culebra". La lección en este texto es que Dios puede usar lo que cada quien tiene en la mano para llevar a cabo su divina voluntad.

                   2. -1 Sam. 17:40, 49, David "tomó su cayado en su mano, y escogió cinco piedras lisas del arroyo, y las puso en el saco pastoril, en el zurrón que traía, y tomó su honda en su mano, y se fue hacia el filisteo ... e hirió al filisteo en la frente; y la piedra quedó clavada en la frente, y cayó sobre su rostro en tierra". David bien sabía que él salió contra el gigante en la fuerza y por la voluntad de Dios, quien usó lo que David tenía en la mano para llevar a cabo esta gran victoria sobre sus enemigos.

                   3. Mar. 14:3-8, "Esta ha hecho lo que podía" (la mujer que ungió a Jesús con el perfume de nardo puro).

                   4. Lo mismo se puede decir de Dorcas, de Febe, de la casa de Estéfanas y, con aun más énfasis, de los apóstoles y otros evangelistas que se prestaban para el servicio de Dios, usando sus vidas y talentos para la gloria de Dios.

                   5. Lo importante es que no hagamos como el hombre de un solo talento que lo escondió en la tierra, Mat. 25:25. A este hombre le convenía decir, "no tengo cinco o dos talentos, pero aunque tenga un solo talento, lo voy a emplear bien, tratando de duplicarlo para agradar a mi señor".

                   6. Debemos agregar otro pensamiento y es lo siguiente: los cristianos no poseen los dones del Espíritu Santo ahora y, por eso, no pueden sanar milagrosamente, pero el beneficio que pueden dar vale mucho más que las riquezas del mundo y mucho más que la sanidad del cuerpo. Los cristianos pueden enseñar el evangelio y guiar a la gente hacia Dios para la salvación de sus almas. De esta manera pueden beneficiar a la gente en toda manera: física, mental y sobre todo espiritualmente. Compárese -2 Cor. 6:10, "como pobres, mas enriqueciendo a muchos". Este texto no se refiere a los beneficios físicos sino a los espirituales. Por lo tanto, como dice -1 Ped. 4:10, "Cada uno según el don que ha recibido, minístrelo a otros, como buenos administradores de la multiforme gracia de Dios".

         -- en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. -- Pedro ordena que el cojo se levante y camine en el nombre que hacía pocos días se había colocado como inscripción o título sobre una cruz romana. El nombre de Jesucristo sana el cuerpo y también sana el alma (2:38). Muchos judíos solamente querían olvidar el nombre de Jesús de Nazaret, pero aquí mismo en Jerusalén donde lo entregaron a los romanos, y en el templo, su nombre es anunciado y glorificado.

         Pedro dijo, "lo que tengo te doy", pero inmediatamente dijo que lo hacía en el nombre de Jesucristo (el poder sanador no estaba en Pedro sino en Cristo). Es lo que Jesús prometió en Mar. 16:17, 18; véanse también Hech. 3:12-13; 4:10-11. Los apóstoles nunca trataron de hacer milagros en su propio nombre, sino que siempre invocaron el nombre del Señor. Toda la gloria era para El. El cojo entendió esto (véase el ver. 8). Cuando Pedro dijo "de Nazaret", es probable que el cojo supiera de quién hablaba, porque Jesús enseñaba cada día en el templo.

 

3:7 -- Y tomándole por la mano derecha le levantó. --  Compárese Mar. 1:31, cuando Jesús sanó a la suegra de Pedro, "la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente le dejó la fiebre, y ella les servía".

         -- y al momento se le afirmaron los pies y tobillos. -- El milagro fue instantáneo. Aun los enemigos no podían negar que era milagro (Hech. 4:14, 16). Recuérdese la promesa de Jesús en Juan 14:12, "El que en mí cree, las obras que yo hago, él las hará también". (Las palabras traducidas "pies y tobillos" son términos técnicos usados por médicos).

3:8 -- y saltando, se puso en pie y anduvo; -- tiempo imperfecto, "andaba" (LBLA), aunque nunca había andado. No tuvo que aprender a andar. Parece que esto fue otro milagro, porque todo el mundo tiene que aprender a andar y esto requiere mucha práctica (y muchas caídas).

         -- y entró con ellos en el templo, andando, y saltando, y alabando a Dios. -- No fue a su casa sino al templo. No alabó a Pedro y Juan, sino a Dios. (Sin embargo, el ver. 11 dice, "teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado", indicando su aprecio por ellos). Compárese Isa. 35:6. El texto no dice si este hombre obedeció al evangelio, pero es difícil dudar que lo hiciera. Cuando Jesús limpió a los diez leprosos, solamente uno de ellos, un samaritano, volvió para dar gloria a Dios (Luc. 17:11-19). Cuando Jesús abrió los ojos al ciego de Juan 9, sus propios padres rehusaron confesar a Jesús como el Sanador (ver. Jn. 9:21, 22).

         ¡Cuántos de nosotros damos gracias a Dios cuando recobramos nuestra salud después de una enfermedad o accidente? Toda sanidad viene de Dios.

3:9 -- Y todo el pueblo le vio andar y alabar a Dios. -- No hubiera sido posible engañar a tantas personas. Todos le conocían, le habían visto a la puerta por años, y ahora observan el gran cambio de su estado físico y le oyen expresar su gratitud a Dios por su sanidad. No era un impostor. No había fingido ser un cojo. Las autoridades del templo no hubieran permitido tal fraude. Los apóstoles no tenían nada que ver con llevarlo a ese lugar conspicuo para mendigar. El cojo mismo estaba plenamente convencido que era un milagro. El pueblo estaba convencido que era un milagro. Aun los líderes de los judíos lo reconocían (Hech. 4:16).

 

3:10 -- Y le reconocían que era el que se sentaba a pedir limosna a la puerta del templo, la Hermosa. -- No podía haber engaño porque todos conocían a este pobre hombre que había estado cojo todo la vida (Hech. 3:22), "más de cuarenta años" (Hech. 4:22).

         -- y se llenaron de asombro y espanto (admiración, LBLA) por lo que le había sucedido". Nadie decía que era un prodigio mentiroso (2 Tes. 2:9).

3:11 -- y teniendo asidos a Pedro y a Juan el cojo que había sido sanado, -- Compárese Luc. 8:38, "Y el hombre de quien habían salido los demonios le rogaba que le dejase estar con él". El cojo quería unirse con sus bienhechores.

         -- todo el pueblo atónito concurrió a ellos -- Esto bien demuestra el propósito de los milagros (Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 2:3, 4). El día de Pentecostés, "hecho este estruendo, se juntó la multitud" (Hech. 2:6), y en esta ocasión al saber del milagro de sanar al cojo "todo el pueblo atónito concurrió a ellos".

         ¡Qué buena oportunidad para proclamar a todos que Pedro era el primer papa de la iglesia! ¿Qué habría dicho el clero romano si hubiera tenido tal oportunidad? Véase Mat. 23:5-9.

         -- al pórtico que se llama de Salomón. -- Véase Jn. 10:23, "y Jesús andaba en el templo por el pórtico de Salomón".

3:12 -- Viendo esto Pedro, respondió al pueblo: -- Obsérvese a través de este libro la siguiente serie de eventos: ocurre algún milagro (Mar. 16:20); los apóstoles y sus compañeros predican el evangelio (Mat. 28:19; Hech. 1:8); son perseguidos (Mat. 10:16-33); el evangelio avanza aun más (2 Cor. 2:14, "Mas a Dios gracias, el cual nos lleva siempre en triunfo en Cristo Jesús, y por medio de nosotros manifiesta en todo lugar el olor de su conocimiento").

         Al ver el gran interés de la gente, Pedro inmediatamente aprovechó la oportunidad. No perdió tiempo y no predicó con palabras vagas e indirectas.

         -- Varones israelitas. -- Israel era el nombre sagrado para los judíos y se usa aquí como título de honor; la forma de hablar de Pedro era conciliadora. Le convenía ser paciente con sus oyentes, porque su propósito era convencerles que según el propósito de Dios, anunciado por los profetas, el Mesías había de padecer, pero cuando Jesús descubrió esta gran verdad a los apóstoles, Pedro mismo le dijo, "Señor, ten compasíon de tí; en ninguna manera esto te acontezca" (Mat. 16:21, 22).

         -- ¿por qué ponéis los ojos en nosotros?" -- Pedro no aprovechó la oportunidad para ganar fama personal y para establecer su autoridad como el "Príncipe de los apóstoles". Al contrario, su pregunta fue una especie de reprensión, porque, siendo judíos, esta gente no debería reaccionar como los paganos que no conocen a Dios.  La conducta de los de Listra (Hech. 14:11-13) es comprensible porque en su ignorancia creían que los dioses habían bajado en forma de hombres, pero los judíos bien sabían que solamente Dios puede hacer tales milagros.

         El pueblo equivocadamente se fijaba en los hombres, pero el poder no procedió de ellos. No se les concedió poder debido a su piedad. Por lo tanto, la gente debería buscar la explicación de este milagro en otra parte.

 

         El discurso que sigue es semejante al sermón de Hechos 2, pero en este segundo discurso el concepto del Mesías es ampliado: Jesucristo es el Profeta anunciado por Moisés; es el cumplimiento del pacto hecho con Abraham; es el Siervo de Jehová quien, según Isaías, iba a sufrir, y por medio de su sufrimiento llegaría a ser el Autor de la vida.

 

3:13 -- El Dios de Abraham, de Isaac y de Jacob, el Dios de nuestros padres. -- Pedro no habló primero de Jesucristo, sino del "Dios de Abraham". Esta fue la manera más apropiada y más típica de hablar del Dios de los judíos. Pedro y Juan se identifican con Abraham, etc., al decir "nuestros padres". El Dios nuestro -- y seguramente el Dios de estos judíos a quienes se dirigía--, el Dios que había hecho tantas maravillas a través de la historia de Israel, es El que hace esto. Pedro les contaba lo que su propio Dios había hecho en ese momento.

         -- ha glorificado a su Hijo (o siervo, LBLA) Jesús. -- Esto suena como Isa. 52:13 y otros textos que describen la obra redentora del Mesías (el Siervo de Jehová). Sin lugar a dudas, el "Siervo de Jehová" había de sufrir (morir) por el pueblo (Isa. 53; Hech. 8:26-40; 1 Ped. 2:22-24; Heb. 9:28). El profeta habló del Mesías y Pedro dice la misma cosa acerca de Jesucristo. Dios glorificaba repetidas veces a su Hijo durante la vida y ministerio de Jesús. El día de Pentecostés Pedro había predicado la exaltación (glorificación) de Jesús (Hech. 2:30-36).

         -- A quien vosotros entregasteis y negasteis (repudiasteis, LBLA) -- Pedro quería convertir a sus oyentes; por eso, expuso su pecado. No es posible convertir a la gente sin exponer sus pecados. Hoy en día hay pocas conversiones porque pocas personas se convencen de sus pecados. Parece que algunos predicadores prefieren presentar temas "positivos" sin llegar al grano y exponer pecados. Está en peligro el predicador que expone los pecados del pueblo (Hech. 7:51-58; Mat. 14:1-12).

         -- delante de Pilato, cuando éste había resuelto a ponerle en libertad (Mat. 27:23; Luc. 23:4, 14-16).    Hay contraste entre lo que Pilato (un pagano) quería hacer y lo que los judíos (el pueblo de Dios) querían hacer. Véase Jn. 19:15, "Pilato les dijo: ¿A vuestro Rey he de crucificar? Respondieron los principales sacerdotes: No tenemos más rey que César". ¡Estos líderes perversos negaron a su propio Mesías!

         Pedro emplea la figura llamada "antítesis" (Larousse: "Figura que consiste en contraponer dos frases o palabras de contraria significación"). ¡Qué contrastes hay en este texto entre lo que Dios ha hecho con respecto a Jesús de Nazaret y lo que los judíos habían hecho! Dios ha glorificado a su Hijo, y ellos lo habían entregado y negado.

         Véase el mismo contraste en Hech. 2:23-24, 36; 4:10, 30-31.

         Pilato era más justo que los judíos, porque él quería poner en libertad a Jesús, pero los judíos querían crucificarle. ¡Imagínese! Los líderes de los judíos -- los guías espirituales -- eran peores que Pilato, el pagano quien, por lo menos, quería soltar a Jesús.

         Pilato  "había resuelto a ponerle en libertad"; por lo tanto, se condenó solo. Reconocía que Jesús era justo e inocente, pero por causa de su debilidad moral y su falta de valor para resistir a los judíos, simplemente se lavó las manos y entregó al Señor en manos de los judíos. Según Eusebio (uno de los llamados "Padres de la iglesia"), Pilato cometió suicidio. Si esto es cierto o no, seguramente él tenía motivo para hacerlo. En la Biblia y en la historia secular Pilato es recordado por una sola cosa: él ejecutó a Jesús de Nazaret. Quería soltarle, pero los judíos le presionaron y accedió a su demanda.

 

13:14, 15 -- Mas vosotros negasteis al Santo y al Justo. -- Pilato y su esposa llamaron a Jesús "justo" (Mat. 27:19, 24). La palabra "justo" significa "inocente" (libre de crimen). Los judíos le acusaron de blasfemia (Mat. 26:65), acusación que no tenía importancia ante los ojos de Pilato; por eso, le acusaron de la sedición (Luc. 23:2).

         -- y pedisteis que se os diese un homicida, y matasteis al Autor (o Príncipe, LBLA, margen) de la vida. -- Véanse también Jn. 10:28; Heb. 2:10; 12:2. Pedro no dejó de proclamar la humanidad de Jesús (Hech. 2:22, "Jesús Nazareno, varón ... "), pero este nazareno crucificado era y es el Autor de la vida (el Mesías). La palabra Autor o Príncipe es archëgos (arche, principio, agö, conducir) y significa originador (como en Heb. 12:2). La misma idea se encuentra en Apoc. 3:14 "el principio de la creación de Dios" ("el origen o la fuente", LBLA, margen). La palabra "principio" es arche y significa la causa activa o fuente originaria de la creación. Los "testigos" del Atalaya blasfeman a Cristo, afirmando que Apoc. 3:14 enseña que Cristo fue el principio de la creación en el sentido de ser la primera criatura creada por Dios, pero todos los que no se arrepientan de esta blasfemia lo harán cuando mueran o cuando venga Jesús.

         Los que creen que Jesucristo era solamente un buen hombre (buen maestro) niegan lo que Pedro afirma. También ignoran esta gran verdad los que promueven el "evangelio social", porque Cristo no murió para darnos un "evangelio" para corregir las injusticias sociales, sino un evangelio que es el poder de Dios para salvar nuestras almas y darnos la vida verdadera (la vida eterna).

         Es muy importante comparar la enseñanza del apóstol Pedro en Hechos y en sus epístolas. Por ejemplo, en Hechos dice que Cristo es el Autor de la vida; en 1 Ped. 1:3, 22, 23 explica que esta nueva vida viene a través de un nuevo nacimiento por medio de la palabra de Dios que vive y permanece para siempre.

         Ellos mataron al Autor de la vida (el Dador o Fuente de la vida y salvación). Jn. 1:4, "En él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres"; Jn. 14:6, "Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí". Compárense Heb. 5:9; 12:2, Autor de la salvación. Jesucristo llegó a ser el Autor de la vida verdadera (la salvación) cuando murió.

         Aquí hay otro contraste: negaron (rechazaron) al Santo y Justo (el Autor de la vida) y demandaron que un homicida (el que quitó la vida) fuera puesto en libertad. Barrabás era un homicida (Mar. 15:7). Dice Luc. 23:19 que "Este había sido echado en la cárcel por sedición en la ciudad, y por un homicidio". Los judíos querían soltar a un verdadero criminal (un malhechor) y crucificar al mejor Amigo de la humanidad (nuestro gran Bienhechor). Barrabás no sanó a ningún enfermo, ni limpió a ningún leproso, ni dio de comer a nadie, ni consoló a ningún doliente, pero a pesar de todo aquello, los judíos querían que Pilato le soltara.

         Los judíos ya habían sido homicidas en su corazón (1 Juan 3:15); por lo tanto, se identificaron con un homicida verdadero, dándole preferencia en esta ocasión. Pidieron el siguiente favor: ¡suéltanos a este homicida!

         Aunque hoy en día muchos religiosos se resisten a la idea de que los judíos mataran a Jesús, su culpa y responsabilidad moral se afirma repetidas veces en las Escrituras. En primer lugar ellos mismos dijeron: "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mat. 27:25); véanse Hech. 2:23; 4:10; 5:30; 7:52; 13:28;- 1 Tes. 2:15. De todas maneras, lo importante es que los mismos judíos y romanos que estuvieron involucrados personalmente en su crucifixión podían recibir el perdón de sus pecados.

         -- a quien Dios ha resucitado de los muertos, de lo cual nosotros somos testigos. -- Con un solo acto Dios canceló los hechos diabólicos de los judíos: vosotros lo matasteis y Dios lo ha resucitado. Los apóstoles predicaron la resurrección. Este tema se encuentra a través de (Hechos 1:22; 2:24, 31, 32; 3:15; 4:2, 10, 33; 17:3, 32; 23:6; 24:15, 21; 26:8, 23). Se puede decir que éste era el tema principal de la predicación apostólica.

3:16 -- Y por la fe en su nombre. -- Por fe en el nombre (por el poder) de este Jesús de Nazaret -- a quién ustedes menospreciaron, persiguieron, negaron y entregaron -- ¡este hombre está completamente bueno y sano! Aquí está la conexión entre Pedro y Juan y el milagro hecho: "por fe en el nombre de este Jesús de Nazaret".

         El pronunciar el nombre de Jesucristo no era un acto de magia (véase Hech. 19:13, el caso de los "exorcistas ambulantes"), sino que el milagro se hizo en virtud de la fe en el nombre de Jesús. ¿La fe de quién? No la fe del cojo, sino la de los apóstoles. Compárese Mat. 17:20; por causa de su "poca fe" los apóstoles no podían sanar al epiléptico.

         -- a éste, que vosotros veis y conocéis, -- Lo conocieron bien, sabían que por muchos años había estado cojo, y ahora podían ver que había sanado. No era un "prodigio mentiroso" (2 Tes. 2:9). No podían negar que era una señal (Hech. 4:16). Estos mismos judíos -- que no eran cristianos -- eran testigos oculares de este milagro ("en presencia de todos vosotros"). Como dice Lenski, este cojo era evidencia física, visible, y tangible del poder de Jesús. Como ya hemos dicho: este milagro era una sola muestra de este poder (Hech. 2:43).

         -- le ha confirmado su nombre; el nombre de Jesús.

         -- completa sanidad en presencia de todos vosotros. -- Ahora goza de perfecta salud. Las obras del Señor son perfectas. No sana ni salva a medias. Cuando nos perdona, los pecados quedan completamente olvidados (Sal. 103:12; Isa. 43:25; Miq. 7:19; Heb. 8:12).

3:17 -- Mas ahora, hermanos, sé que por ignorancia lo habéis hecho, como también vuestros gobernantes. -- Les llama "hermanos" (eran hermanos judíos). Ya había establecido claramente la culpa de ellos; en seguida, lo importante sería traerlos al arrepentimiento y a la salvación. Por ignorancia crucificaron al Mesías por no entender el mensaje central de los profetas. "¡Oh insensatos, y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho!" (Luc. 24:25-27, 44-47).

         "Percibimos aquí el eco del ruego del Señor en la cruz, 'Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen' Luc. 23:34" (Trenchard). Hech. 13:27, "no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle". ¿No conocían a Jesús? ¿No sabían quién era? No le conocían por causa de su prejuicio, sus ideas preconcebidas acerca de la naturaleza del Mesías venidero. No entendían el mensaje de los profetas, porque "el velo está puesto sobre el corazón de ellos" (2 Cor. 3:14), "Pero cuando se conviertan al Señor, el velo se quitará" (ver. 15). Si hubieran entendido y creído que El era el prometido Mesías, no le habrían crucificado. Al hablar de la sabiduría de Dios Pablo dice, "la cual ninguno de los príncipes de este siglo conoció; porque si la hubieran conocido, nunca habrían crucificado al Señor de la gloria" (1 Cor. 2:7, 8).

         Pero la ignorancia no significa que eran inocentes. Pedro no está revocando lo que había dicho; no quita nada de las acusaciones ya hechas (vers. 13-15). Reconoce que lo hicieron por ignorancia, pero no por eso estaban justificados en lo que hicieron. No les faltó a los judíos la oportunidad para saber que Jesús era el Mesías. No se puede justificar su insistencia en la crucifixión de una persona declarada inocente por el gobernador. No se puede justificar la malicia y furia de ellos. Pero la realidad era que ellos lo hicieron en ignorancia (no sabían que Jesús era el Mesías).

         Por lo tanto, eran pecados perdonables. La ley de Moisés decía (Núm. 15:30, 31), "Mas la persona que hiciere algo con soberbia ("con desafío", LBLA; "Lit., con mano levantada", LBLA, margen) ... ultraja a Jehová; esa persona será cortada de en medio de su pueblo. Por cuanto tuvo en poco la palabra de Jehová, y menospreció su mandamiento, enteramente será cortada esa persona; su iniquidad caerá sobre ella"; es decir, ni siquiera había sacrificio para tal pecado. Sin embargo, los vers. 27-29 explican que los que pecaron "por yerro" ("inadvertidamente", LBLA) podían ofrecer sacrificio y ser perdonados.

         Se propaga una doctrina muy errada con respecto al pecado cometido en ignorancia. Hay hermanos que han enseñado (y enseñan) que la comunión no debe ser afectada por la enseñanza y práctica de ciertos errores (tales como el uso de instrumentos de música en el culto, la iglesia patrocinadora, institucioines establecidas por iglesias de Cristo, etc.), porque se afirma que por ignorancia tales cosas se practican.

         En primer lugar, los que practican estos errores saben lo que hacen y fuertemente los defienden.

         En segundo lugar, aunque la Biblia habla de pecados de yerro cometidos por ignorancia (inadvertidamente), nunca los justifica como prácticas perpetuas; por el contrario habla de la necesidad de que el culpable ofrezca sacrificios por ellos al reconocer su error.

 

3:18 -- Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer. -- Isa. 53; Luc. 24:27, 44; Hech. 13:27; 17:3; 26:23. La interpretación más popular de los judíos de la profecía de Isaías 53 es que el profeta habla del pueblo mismo o, por lo menos, de los más piadosos del pueblo. Dicen que el pueblo sufría por servir a las naciones del mundo. Pero todos los profetas hablan de la iniquidad y maldad de Israel (Ex. 32:7-14; Núm. 14:11; Deut. 28; Isa. 1:2-23; 42:19; 43:23-25; 48:8, etc.; Jeremías 2:4-8; 5:1; 15:1 y todo el libro; Eze. 14:14, 20; 33:10-20).

         Isa. 53:4-5,8-9 habla del contraste entre la inocencia del Siervo de Jehová y el pecado del pueblo. El Siervo de Jehová (el Mesías) iba a sufrir y sufrió por los pecados del mundo; fue un sufrimiento vicario porque el inocente sufrió por los culpables. El pueblo de Israel (los judíos) nunca han sufrido de esta manera por los gentiles (las naciones) porque en primer lugar nunca se presenta en la Biblia como pueblo inocente. Por lo tanto, todo el sufrimiento de Israel vino sobre ellos por causa de sus propios pecados y rebeliones.

         La tarea principal de Pedro en este discurso era convencer a los judíos que según los profetas de Israel (y, por eso, según el propósito de Dios), el Mesías había de padecer. El hecho de que el Mesías (Cristo) "había de padecer" era tropezadero para los judíos (1 Cor. 1:23), porque su concepto del Mesías era el de un rey político, un conquistador, que les quitaría el yugo de Roma. La mayoría de los judíos no quería el evangelio de un Mesías humilde que viniera al mundo para sufrir y morir por los pecados del mundo. Por lo tanto, no solamente rechazaron a Cristo sino también persiguieron a los apóstoles por predicarlo.

         Cristo no murió por casualidad, sino que fue "entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (Hech. 2:23). Los judíos actuaron en ignorancia, pero Dios actuó con pleno conocimiento.

 

3:19 -- Así que, arrepentíos. -- Obviamente la gente se reunió para oír la explicación de un milagro, pero resulta que el fenómeno tuvo el propósito no solamente de sanar el cuerpo del cojo, sino también el de sanar el alma del pueblo.

         A pesar de lo enorme de su crimen había esperanza para ellos si estaban dispuestos a arrepentirse. El camino de la salvación estaba abierto para ellos. Por ignorancia habían crucificado a Jesús, pero ahora no podían decir que ignoraban quién era. Por lo tanto, "arrepentíos". El arrepentimiento fue predicado por Juan: Mat. 3:2; y por Jesús: Mat. 4:17; 13:15; 18:3, 4; y por los apóstoles y sus compañeros: Hech. 2:38; 3:19; 9:35; 11:21; 14:15; 15:19; 26:18-20.

         -2 Cor. 7:10 dice que "la tristeza que es según Dios produce arrepentimiento para salvación"; por lo tanto, el arrepentimiento no es simplemente la tristeza por el pecado. Véase también Hech. 2:37, 38, a los que "se compungieron de corazón" Pedro dijo: "Arrepentíos".

         El arrepentimiento no significa "reformación de vida", sino que ésta es el fruto del arrepentimiento.

         La palabra arrepentirse, metanoeo, significa "cambiar la mente o el propósito, y en el NT involucra siempre un cambio a mejor, una enmienda, y siempre, excepto en Lc 17:3, 4, de arrepentimiento del pecado" (Vine).

         -- y convertíos, -- volveos, dar vuelta de 180 grados y volver al camino recto. "Os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9).

         -- para que sean borrados vuestros pecados. -- Véanse Isa. 1:16-20 y Hech. 2:38. La idea de borrar viene de la práctica de borrar la cuenta cancelada. Muchos antiguos usaban una tabla cubierta de cera; se escribía la cuenta (la deuda) en la cera y cuando era pagada se usaba el dorso del estilo para cerrar la cera otra vez, borrando así lo que estaba escrito.

         -- para que vengan de la presencia del Señor tiempos de refrigerio. -- La palabra refrigerio significa refrescar o revivir con aire fresco; esta promesa equivale a la promesa de Hech. 2:38, "y recibiréis el don del Espíritu Santo", porque Pedro no dio una promesa a los obedientes del día de Pentecostés y luego otra promesa distinta en esta ocasión. El don del Espíritu Santo significa todos los privilegios, honores y bendiciones que El nos da (todas las cosas relacionadas con la salvación). En fin, Pedro promete a sus oyentes y a todo el mundo que al someternos a Cristo gozaremos de tiempos de refrigerio maravilloso, bendiciones espirituales refrescantes, comenzando con el reposo de la terrible carga de la culpa del pecado (Mat. 11:28-30).

         El Espíritu Santo nos bendice a través de las varias actividades espirituales prescritas por El. Por eso, Pablo habla de ser "recreado juntamente con vosotros" (Rom. 15:32); algunos hermanos fieles "han recreado mi espíritu y el vuestro" (LBLA, -1 Cor. 16:18); "muchas veces me dio refrigerio" (LBLA, -2 Tim. 1:16, hablando de Onesíforo); Filemón 20, "recrea mi corazón en Cristo" (LBLA).

3:20-21 -- y él envíe a Jesucristo (la segunda venida), que os fue antes anunciado; a quien de cierto es necesario que el cielo reciba hasta los tiempos de la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas que han sido desde tiempo antiguo. -- Cuando Cristo venga la segunda vez, serán restauradas todas las cosas prometidas por Dios "por boca de sus santos profetas", que todavía no se hayan restaurado (cumplido), es decir, la resurrección de los muertos, "cielos nuevos y tierra nueva" (2 Ped. 3:11) y la sujeción de todos los enemigos de Cristo, el último siendo la muerte (1 Cor. 15:26, 27).

         Están muy equivocados los que enseñan que "la restauración de todas las cosas" significa que cuando Cristo venga, establecerá un reino para reinar mil años sobre la tierra, porque los profetas no hablaron de tal cosa. "Entonces sus discípulos le preguntaron, diciendo: ¿Por qué, pues, dicen los escribas que es necesario que Elías venga primero? Respondiendo Jesús, les dijo: A la verdad, Elías viene primero, y restaurará todas las cosas. Mas os digo que Elías ya vino" (en la persona de Juan el bautista), Mat. 17:11, 12.

         Jesús dijo a sus apóstoles que "en la regeneración, cuando el Hijo del Hombre se siente en el trono de  su gloria, vosotros que me habéis seguido también os sentaréis sobre doce tronos, para juzgar a las doce tribus de Israel".      El tiempo de la regeneración comenzó el día de Pentecostés, porque la palabra regeneración se refiere a la conversión (Tito 3:5).

         Jacobo citó al profeta Amós para afirmar que el tabernáculo de David se había reedificado; por eso, Cristo ya había restaurado el trono de David (Hech. 15:16).

         Ahora bien, obsérvese que en Hechos 3:18-26 Pedro se refiere a las bendiciones de la primera venida de Cristo: v. Hech. 3:18-24, "Pero Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer"; v. 21, "la restauración de todas las cosas, de que habló Dios por boca de sus santos profetas ..." (en gran parte lo que decían los profetas tenía que ver con la primera venida de Cristo, su muerte, resurrección, ascensión y su reinado universal); v. Hech. 3:22-24, la profecía de Moisés tenía que ver con la primera venida de Cristo para ser profeta como él; v. 24 es muy significativo: "Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días". Nótese que Pedro dice que han anunciado estos días. Todos los profetas hablaron de estos días. v. Hechos 3:26, "A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad".

          Por eso, "la restauración de todas las cosas" no se refiere solamente a la segunda venida, sino que en esos mismos días Dios estaba cumpliendo muchas de las cosas anunciadas por los profetas. A través de este texto entero Pedro habla de privilegios y bendiciones para sus oyentes en esos días. Se refiere a todas las cosas predichas por los profetas que "Dios ha cumplido" (v. Hech. 3:18).

         Es indispensable que esto se entienda al interpretar la expresión "los tiempos de la restauración de todas las cosas", para no caer en el error de los milenarios.

         Al estudiar un texto un poco dificultoso, lo más importante es que la explicación nuestra no contradiga verdades claramente reveladas. Por ejemplo, la Biblia revela claramente que el reino se estableció el día de Pentecostés, que Cristo está reinando ahora y que reinará hasta el fin (1 Cor. 15:24). De eso no hay duda alguna. También la Biblia revela claramente los eventos finales: la resurrección de todos los muertos, el arrebatamiento de los fieles vivos, la destrucción de la tierra, el juicio final y los dos destinos, el cielo y el infierno. Por eso, nuestra explicación de Hech. 3:21 tiene que ser consecuente con todas estas verdades. Lo que decimos aquí se aplica también a Apoc. 20:4, otro texto torcido por los milenarios; es necesario que textos claros interpreten los textos más oscuros o dificultosos.

3:22 -- Porque Moisés dijo a los padres. -- La cita que sigue se encuentra en Deut. 18:15-19 y es otra confirmación de que Moisés verdaderamente era el autor de Deuteronomio. La palabra "Porque" se omite en otras versiones castellanas (LBLA, VHA) como también en las versiones inglesas ASV y NASB; esta cita se conecta mejor con las otras referencias en este contexto a los profetas (v. 18, 24, 25). Después de citar este texto, Pedro dice (v. 24), "y todos los profetas" (de esa manera relacionando a Moisés con los otros profetas).

         -- El Señor vuestro Dios os levantará otro profeta de entre vuestros hermanos. -- Desde luego, esto no se refiere a la segunda venida de Cristo sino a la primera venida. Cuando Cristo vino al mundo está profecía se cumplió. Los judíos entendían que esta profecía se refería al Mesías. Por eso, preguntaron a Juan, "¿Eres tú el profeta?" (Jn. 1:21).

         -- Como a mí. -- Como observa el Sr. Gareth L. Reese, Dios envió (levantó) a los dos; los dos eran legisladores; los dos eran salvadores (Moisés salvó a los israelitas de la esclavitud y Cristo salva del pecado a todos los que le obedecen); los dos eran mediadores. Abraham vio al Cristo y se gozó (Juan 8:56); Moisés lo vio; los profetas lo vieron; todas las Escrituras del Antiguo Testamento dieron testimonio de El (Juan 5:39). Los judíos entendían que el Mesías -- el Hijo de David -- sería el sucesor de Moisés.

         -- a él oiréis en todas las cosas que os hable. -- Afirma Pedro que este Jesús a quién él anunciaba era aquel Profeta del cual Moisés habló, y él es el que les dijo que deberían escuchar a Cristo. La palabra "oiréis" significa que deberían obedecerle.

3:23 -- y toda alma que no oiga a aquel profeta, será desarraigada del pueblo. -- Esta advertencia no viene de Pedro, sino de Moisés. Compárense Ex. 30:33; Núm. 15:31; Lev. 7:20-27. Este era el castigo más severo para el israelita, porque al ser cortado del pueblo, no podía acercarse al Tabernáculo o Templo para ofrecer sacrificios a Dios. Era como cualquier gentil inmundo. Los judíos echaban de la sinagoga a los que profesaban fe en Cristo; no entendían que al hacerlo ellos mismos serían echados de la verdadera casa (familia) de Dios si no se arrepentían.

3:24 -- Y todos los profetas desde Samuel en adelante, cuantos han hablado, también han anunciado estos días. -- Es decir, todos los profetas han dicho lo mismo que Moisés acerca del Mesías y su venida. Por eso, al rechazar a Cristo rechazaban a Moisés y sus propios profetas, porque todos -- desde Samuel -- han anunciado estos días.

         Es de suma importancia entender que Pedro se refiere a los eventos de esos mismos días: la muerte, sepultura, resurrección y ascensión de Jesucristo y el establecimiento del reino (la iglesia) el día de Pentecostés. Según Pedro, lo que estaba pasando en esos mismos días en Jerusalén era precisamente lo que los profetas anunciaron.

         Los milenarios dicen que la iglesia no estaba en el plan de Dios. Dicen que Cristo pensó establecer su reino pero que los judíos no lo aceptaron y, por eso, estableció la iglesia como un arreglo incidental y provisional hasta que El venga la segunda vez para establecer su reino. Tal teoría ignora todo el mensaje de los profetas y niega lo que Pedro afirmó en este sermón de Hech. 3. La teoría de que habrá un reino de mil años aquí en la tierra es puro materialismo y no tiene base alguna en la Biblia. Tanto los profetas antiguos como los apóstoles y profetas de Cristo la refutan al proclamar un reino espiritual que no dura solamente mil años sino para siempre.

3:25 -- Vosotros sois los hijos de los profetas. -- La palabra "hijos" significa seguidores o discípulos. Por eso, ellos eran los herederos de las promesas de los profetas, con tal que se arrepintieran (v. Hech. 3:19).

         -- y del pacto que Dios hizo con nuestros padres, diciendo a Abraham: En tu simiente serán benditas todas las familias de la tierra. -- Todo judío sabía de esta promesa hecha a Abraham pero muy pocos judíos habían aprendido que esta promesa tan importante para ellos se cumplió en Jesús de Nazaret.

         El apóstol Pablo explicó ampliamente esta promesa (por ejemplo, Gál. 3:7, 14, 26-29).

 

3:26 -- A vosotros primeramente, -- Hech. 13:46; 28:25-28; Rom. 1:16.

         -- Dios habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad. -- Por lo tanto, Pedro no simplemente explica un milagro, sino que da un sentido espiritual a esta ocasión.

Hechos 4

 

4:1-2 -- Hablando ellos al pueblo. Hasta ahora todo estaba en paz. Los apóstoles habían ganado una gran victoria. Había muchas conversiones, pero ahora vuelve la misma oposición que Jesús tenía que enfrentar.

         -- vinieron sobre ellos los sacerdotes. -- Eran sacerdotes convertidos en perseguidores.

         -- con el jefe de la guardia del templo -- que tenía la responsabilidad de mantener buen orden. ¿Estaban los apóstoles fuera de orden? ¿Eran desordenados? Si no, entonces ¿por qué les molestaban?

         -- y los saduceos. -- Los que dirigían el ataque contra Jesús eran los fariseos, pero los apóstoles no habían atacado la hipocresía y las tradiciones de este grupo. Más bien los saduceos promovieron esta persecución, porque no creían en la resurrección de los muertos (23:6-8), el tema central de la predicación apostólica. Durante su ministerio personal Jesús había debatido con los saduceos (Mat. 22:23-33). Caifás, el sumo sacerdote era saduceo. En cuanto a los fariseos, la predicación de ese tema estaba bien porque ellos lo creían, nada más que no les gustó que se predicara en el nombre de Jesús.

         -- resentidos (indignados, LBLA) de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos. -- Los sacerdotes habían dicho (Mat. 26:64) que si los apóstoles predicaran que Jesús había resucitado de los muertos, "será el postrer error peor que el primero", y así fue para ellos, porque en base a esto, ellos no solamente habían ignorado las Escrituras, sino que también eran homicidas. Ahora empieza, pues, la persecución contra la iglesia que es, en realidad, la continuación de la persecución contra Cristo. Crucificaron a Jesús para callarlo pero ahora la voz de El se oye en la boca de los apóstoles. Al perseguir a los apóstoles los judíos continúan su rebelión contra Dios.

         Según los saduceos, los apóstoles cometían dos "males": (1) predicaban a Jesús y (2) sobre todo lo que les molestaba era que predicaran la resurrección. Pero ¿qué dijeron estos judíos del milagro hecho por los apóstoles? No lo podían negar (ver. Hechos 4:16); por eso, no decían nada. Es imposible combatir una evidencia de esa clase.

         Se disgustaban porque los apóstoles enseñaran al pueblo. Los oficiales del pueblo creían que ese trabajo era exclusivamente la prerrogativa de ellos. Se ofendieron grandemente porque estos galileos incultos (v. Hechos 4:13) -- sin conexión alguna con el oficio de sacerdote y sin autoridad de estos oficiales -- se atrevieran a hacer la obra que les pertenecía a ellos.

         Desde luego, querían dejar la impresión de ser los guardianes del pueblo y de ser, por lo tanto, los que debieran protegerles de la enseñanza no oficial ni aceptable. Compárese la actitud de los sacerdotes católicos que también se resienten mucho cuando los cristianos se atreven a enseñar a la gente católica.

 

4:3 -- Y les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente, porque era ya tarde. -- ¿Por qué crimen? Recuérdese la profecía de Jesús en Mat. 10:17-28. Fueron prendidos por predicar el evangelio. Eso era su crimen.

 

4:4 -- Pero muchos de los que habían oído la palabra, creyeron; -- La palabra creer se usa frecuentemente en el Nuevo Testamento como sinécdoque ("figura de retórica que consiste en tomar una parte por el todo ... ", Larousse); es decir, el creer abarca los demás requisitos del plan de salvación.

         -- y el número de los varones era como cinco mil. La oposición no destruyó la obra de los apóstoles -- como los oficiales esperaban -- sino, por el contrario, la hizo prosperar. Compárese Hechos 8:4; 11:19.

 

4:5-6 -- Aconteció al día siguiente, que se reunieron en Jerusalén los gobernantes, los ancianos y los escribas, y el sumo sacerdote Anás, y Caifás y Juan y Alejandro, y todos los que eran de la familia de los sumos sacerdotes. -- Estos eran los principales del concilio: Anás, el sumo sacerdote, fue depuesto por los romanos y su yerno, Caifás, ocupó su lugar (véase Juan 18:12-14). No se sabe más de Juan y Alejandro pero este texto los representa como hombres conocidos por el pueblo y de autoridad. Estos mismos hombres condenaron a Jesús, y el éxito de la obra de los apóstoles demostraba que Dios estaba con ellos, y aumentaba la culpa de los oficiales. Se reunieron pues para decidir qué se debía hacer con los apóstoles (en realidad para decidir cómo callarlos).

 

4:7 -- y poniéndoles en medio, -- Sin duda los apóstoles se acordaron de las palabras de Jesús: "Y guardaos de los hombres, porque os entregarán a los concilios, y en sus sinagogas os azotarán; y aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles. Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros" (Mat. 10:17-20). Aunque tenían la seguridad de la ayuda del Espíritu Santo para hablar, ellos mismos tenían que ser valientes: "Y no temáis a los que matan el cuerpo, mas el alma no pueden matar" (Mat. 10:28). No deberían negar a Cristo sino confesarle con la boca (Mat. 10:32, 33). Así, pues, recibirían ayuda de Dios (la inspiración), pero era necesario que hablaran "con denuedo" (Hechos 4:13, 31).

         -- les preguntaron: ¿Con qué potestad, o en qué nombre, habéis hecho vosotros esto? -- Esto indica claramente que aunque hubieran prendido y encarcelado a los apóstoles, todavía no tenían acusación formal contra ellos. El significado de la pregunta fue "¿Quiénes son ustedes para obrar milagros?" "¿Cómo es posible que hombres galileos como ustedes hagan señales?"

         También estuvo presente el cojo, v. Hechos 4:14. Con esta pregunta pensaban intimidar a los apóstoles. ¿Por qué creían que podían intimidarles? Porque no entendían que la autoridad de los apóstoles era muy superior a la autoridad de ellos. ¿Cuál era su acusación? Al decir "esto" ¿a qué se refería? ¿Esto qué? ¿Sanar al cojo? ¿predicar al pueblo? No especifican acusación alguna. Hacen una pregunta indefinida y vaga. Estos oficiales eran muy astutos; querían intimidar a los apóstoles y dejarlos confusos.

 

4:8 -- Entonces Pedro. -- Aunque el concilio pensaba juzgar a Pedro, en realidad Pedro juzgaba al concilio. Compárese Hech. 24:25 y a través de Hechos, los juzgados (los apóstoles) eran los que juzgaban. Pedro y Juan temían a Dios y, por eso, no temían a los hombres.

         -- lleno del Espíritu Santo, -- como Jesús había prometido (Mat. 10:17-19; Luc. 12:11, 12; 21:14, 15; Hech. 1:5, 8; 2:4)

         -- les dijo: Gobernantes del pueblo, y ancianos de Israel. -- Pedro usó lenguaje de respeto (1 Ped. 2:17). Frecuentemente los enemigos de Cristo proveen oportunidades excelentes para la proclamación del evangelio y para la defensa de la fe. En este libro (capítulos 21-28) Lucas relata los discursos de Pablo como preso.

 

4:9 -- Puesto que hoy se nos interroga acerca del beneficio hecho a un hombre enfermo (v. Hechos 4:10,14, evidencia viva), de qué manera éste haya sido sanado. -- No había duda en cuanto a su sanidad; la única cuestión fue "¿cómo fue hecho?" La defensa de Pedro y Juan fue la siguiente: (1) el milagro fue hecho por Dios y la prueba (evidencia) estuvo ante sus ojos; (2) la profecía del Sal. 118:22, de las Escrituras de los Judíos (ver. Hechos 4:11) fue cumplida; y (3) el testimonio de Pedro y Juan (ver. Hechos 4:13).

 

4:10 -- sea notorio a todos vosotros, y a todo el pueblo de Israel, que en el nombre de Jesucristo de Nazaret, a quien vosotros crucificasteis y a quien Dios resucitó de los muertos, por él este hombre está en vuestra presencia sano. -- Lo que Pedro dice no tiene que ser probado porque el hombre a quien sanó estuvo "en vuestra presencia sano" (ver. Hechos 4:14). No se puede discutir con una demostración. Por eso, los judíos no podían negar la afirmación de Pedro y no se atrevieron a decir que el hombre fue sanado por otro poder.

         ¿Cómo se defendieron los apóstoles a sí mismos? Los acusados llegan a ser los acusadores. En esta ocasión aunque Pedro y Juan eran prisioneros de los judíos, en realidad no los apóstoles sino los del concilio fueron juzgados. Pedro tomó la ofensiva sin tomar en cuenta lo que le pudieran hacer los judíos. Pedro no evitó la pregunta, sino que inmediatamente predicó a Cristo como la Causa del milagro. Sin duda Pedro se acordó con mucha tristeza de la ocasión cuando Jesús estaba delante de este mismo concilio (Mat. 26:57-75). En esa ocasión este mismo Pedro había negado a Jesús de Nazaret, pero ahora tiene su segunda oportunidad.

         ¿Qué le movió a Pedro para que hablara con tanto denuedo? ¿buscaba fama? ¿fue movido por ambición? Todo eso murió cuando Jesús murió. Ahora tiene su oportunidad de vindicar a Cristo.

4:11 -- Este Jesús es la piedra reprobada por vosotros los edificadores, la cual ha venido a ser cabeza del ángulo. -- Véanse Sal. 118:22; Mat. 21:23, 42; Rom. 9:32; en -1 Ped. 2:4-6 Pedro hace unas exhortaciones basadas en este texto. Estos oficiales (el concilio) eran los constructores de la casa de Dios, pero Pedro les aplica el Salmo que pinta la imagen absurda de edificadores que rechazan la piedra principal (la angular) sin la cual no pueden acabar de poner el fundamento y seguramente no pueden construir el edificio. Desecharon la piedra que era la cabeza del ángulo que gobierna las demás porque determina el ángulo de las esquinas y sirve de guía para construir las paredes y todo el edificio. Rechazaron lo que Dios escogió. Al hablar Pedro la casa de Dios ya tenía miles de piedras vivas (Hechos 2:41;- 1 Ped. 2:4-8). Véanse también- 1 Cor. 3:11; Efes. 2:20.

4:12 -- Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos. -- Jn. 14:6; Efes. 4:4-6; Gál. 1:8, 9. La palabra "podamos" incluye a los sacerdotes, el jefe de la guardia, los saduceos, los pescadores y todos los demás. Los oficiales judíos deberían obedecer al evangelio precisamente como lo hicieron los tres mil el día de Pentecostés.

         Muchísimas personas quieren ser salvas por ser buena gente,  por hacer muchas obras de benevolencia (Tito 3:5) y por resolver problemas sociales, pero tal "evangelio social" no es el evangelio predicado por los apóstoles. Pedro habla de la salvación del alma.

         Cristo es el único Salvador de todos los que se han salvado desde el principio del mundo. Es el Salvador de Enoc y Noé, de Abraham y Moisés, y de todos los fieles que han vivido bajo la dispensación patriarcal, la mosaica o la actual. Como Heb. 9:15 dice, "Así que, por eso es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna". Por eso el evangelio fue predicado a Abraham (Gál. 3:8). "Abraham vuestro padre se gozó de que había de ver mi día; y lo vio, y se gozó" (Juan 8:56).

         Hasta la fecha los judíos buscan otra piedra pero la piedra que buscan no existe. No había y no hay salvación en el judaísmo, ni mucho menos en las religiones de los gentiles. Los judíos rechazaron su propia salvación (Hech. 13:46).

        

4:13 -- Entonces viendo el denuedo de Pedro y de Juan, -- Jesús le dio a Simón el nombre Pedro (piedra), Jn. 1:42. Cuando negó a Jesús se vio como tímido y miedoso, pero se ha transformado en piedra. Ahora sí, es una roca. Jesús conoce a todos. Sabe lo que somos y lo que podemos ser. Los doce hijos de Jacob eran, por un tiempo, hombres indignos de los honores que Dios tenía para ellos, pero después se transformaron en hombres responsables. Así también los apóstoles tuvieron que crecer. Jesús no solamente vio sus debilidades y deficiencias sino también sabía lo que serían después.

         -- y sabiendo que eran hombres sin letras y del vulgo. --     Lucas entendía que Pedro y Juan eran más inteligentes que los sacerdotes y sus compañeros. Eran hombres bien preparados, pero no habían estudiado en las escuelas de los rabinos (Hechos 22:3). Eran pescadores sin escuela formal, pero bien instruidos por Jesucristo (Mar. 3:14). Compárese Hech. 16:1-3;- 2 Tim. 2:2. Los apóstoles no ignoraban la ley (como los judíos acusaban, Juan 7:49), porque habían sido instruido por el  Maestro de maestros. Sin embargo, es cierto que los apóstoles no eran de los "grandes" según el concepto del mundo. "Pues, mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles; sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios, y lo débil del mundo escogió Dios, para avergonzar a lo fuerte; y lo vil del mundo y lo menospreciado escogió Dios, y lo que no es, para deshacer lo que es, a fin de que nadie se jacte en su presencia" (1 Cor. 1:26-29). La predicación de Pedro y Juan y los otros apóstoles era la sabiduría de lo alto y las tácticas de los saduceos y otros líderes judíos era la sabiduría terrenal, animal y diabólica (Sant. 3:13-18).

         -- y se maravillaban; y les reconocían que habían estado con Jesús. -- Les reconocían que habían estado con Jesús por su conocimiento y uso de las Escrituras, sus argumentos bien ordenados y poderosos, su comportamiento, su manera respetuosa, y su denuedo (no estaban intimidados por el concilio). Sabían bastante de Jesús y lo recordaban bien. Pedro y Juan eran verdaderos discípulos de El. Los gobernantes creían que ya habían acabado con Jesús, pero ahora reconocen que Jesús todavía está con ellos en la persona de sus apóstoles. Al observar nuestro conocimiento y uso de las Escrituras, nuestro testimonio, valor y actitud buena, ¿puede la gente reconocer que nosotros hemos estado con Jesús? (Gál. 2:20).

4:14 -- Y viendo al hombre que había sido sanado, que estaba en pie con ellos, no podían decir nada en contra. -- Entonces la única conclusión del asunto fue que Dios estaba con los apóstoles y a través de ellos El había revelado su poder y su Palabra. Le convenía al concilio reconocerlo y preguntar como los del día de Pentecostés, "¿Qué haremos?" Sin embargo, en lugar de esto, decidieron seguir oponiéndose al evangelio y a la iglesia.

         La  defensa de los apóstoles fue fuerte; consistía en lo siguiente: (1) podían hablar de la tumba vacía de Jesús; (2) daban su testimonio como testigos oculares de la resurrección; (3) el milagro de la curación del cojo, un milagro innegable (ver. Hechos 4:16); (4) su uso eficaz de las Escrituras; y, por último, (5) el testimonio de sus vidas. ¿Qué tan fuerte es la defensa de nosotros? Todavía existe la fuerza de los testigos de la resurrección de Jesús y los milagros hechos por Jesús y sus apóstoles; en cuanto a las Escrituras, tenemos la completa revelación; y debe haber mucha fuerza en nuestro testimonio.

         Obsérvese que en todo este texto no había acusación contra los apóstoles. ¿Cuál era su crimen? (1) Habían predicado en el nombre de Jesús, y (2) habían acusado a los judíos de haber crucificado a Jesús, (3) a quien Dios había resucitado de los muertos.

         Solamente interrogan a los apóstoles acerca del beneficio hecho a un cojo (ver. Hechos 4:9), pero no podían encontrar falla en las palabras de Pedro y no podían condenar la curación del cojo. Por eso, no hallaron la manera de castigarlos (ver. Hechos 4:21).

 

4:15-16 -- Entonces les ordenaron que saliesen del concilio; -- Los del concilio querían callar a los apóstoles pero, por el contrario, al oír el discurso de Pedro ellos mismos quedaron callados. Cuando él terminó, no dijeron nada, sino que despidieron la asamblea.

         -- y conferenciaban entre sí, diciendo: -- ¿Cómo sabía Lucas lo que ellos dijeron en esta junta? En primer lugar era guiado por el Espíritu Santo, pero recuérdese que algunos de los sacerdotes se convirtieron (Hechos 6:7). ¿Cómo podían los miembros del concilio mirar el uno al otro y no reconocer y hablar de lo perverso de lo que hacían? Seguramente no podían mirar hacia Dios.

         -- ¿Qué haremos con estos hombres? -- Si los gobernantes hubieran sido hombres honestos, habrían preguntado, "¿Qué haremos para ser salvos?" (véase Hechos 2:37), pero dijeron, "¿Qué haremos con estos hombres" para callarlos? Compárese el dilema de Pilato (Mat. 27:22).

         -- Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha (un milagro notable ha sido realizado, LBLA) por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar. -- ¡Qué demostración tan clara de la completa bancarrota espiritual de estos oficiales! No podían negar el milagro; desde luego, lo hubieran negado a no ser por tantos testigos. Tampoco podían negar el propósito del milagro. No podían disputar sobre la profecía acerca de la piedra rechazada. Desde luego, no querían discutir esta profecía porque indicaba claramente que ellos habían crucificado a su propio Mesías. No podían negar la resurrección (recuérdese la mentira que fabricaron para no aceptarla, Mat. 28:11-15). No podían negar que los apóstoles fueron comisionados por Jesús, porque obviamente habían estado con El y continuaban la enseñanza y obra de ellos. Duplicaban la obra de Jesús, enseñando como El, haciendo milagros como El, y aun condenando a los oficiales como Jesús lo había hecho. No podían negar el milagro de la curación del cojo; no podían fabricar alguna mentira como lo hicieron para evitar la fuerza de la resurrección de Jesús.

         No podían condenar a los apóstoles, porque ni siquiera tenían acusación contra ellos, pero lo más importante para los judíos era que los apóstoles no siguieran predicando en el nombre de Jesús. (Obsérvese que no les prohibieron predicar, sino que no predicaran "en este nombre".)

        

4:17 -- Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre. -- No dicen, "¿Será verdad lo que predican estos hombres?" "¿Es posible que Jesús de Nazaret sea en verdad el Mesías?" Como hombres desesperados buscan alguna manera para defender su posición errada. Por eso, estaban resueltos a oponerse a los apóstoles. No había término medio. A no ser por la popularidad de los apóstoles, los hubiera matado de una vez.

        

4:18 -- Y llamándolos, les intimaron que en ninguna manera hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. -- Solamente les quedó una alternativa: la amenaza. Si no podían destruir a los apóstoles entonces tratarían de erigir murallas o barrancos entre ellos y el pueblo. No podían decir ni hacer nada con respecto a todo lo sucedido y dicho. No condenaron a los apóstoles. No les castigaron. Pero el concilio quería que Pedro y Juan dejaran de ser apóstoles de Cristo, que dejaran de obedecer Mat. 28:19 y Hech. 1:8. Jesucristo, ahora sentado a la diestra de Dios, les constituyó apóstoles, y ahora estos perversos incrédulos quieren cancelar las órdenes de Cristo. Esta fue la primera vez que se prohibió predicar en el nombre de Jesús. No deberían hablar ni enseñar en el nombre de Jesús, ni en público ni en privado.

         De todo corazón querían tapar la boca a los apóstoles. Compárense -1 Reyes 22:27; la muerte de Juan por denunciar el pecado del rey (Mat. 14:1-12); la de Jesús; la de Esteban (Hech. 6:10; 7:51-58); y la persecución de Pablo. ¿Cuál es la manera correcta de tapar bocas? Tito 1:9, 10. Si Pedro, Juan y los otros apóstoles hubieran seguido con el temor que tenían cuando Jesús fue prendido (Mat. 26:56, 70-74) la amenaza de los sacerdotes los habría callado, pero ahora son hombres valientes.

         La historia registrada por Lucas en este libro (y la historia del mundo) habría sido muy diferente si los apóstoles hubieran obedecido a estos oficiales. De la misma manera el futuro del mundo en que vivimos dependerá mucho de los esfuerzos de los cristianos de este siglo. Si somos intimidados por los inconversos, si callamos para no ser rechazados por ellos o si somos indiferentes hacia ellos, ¿no estaremos haciendo lo que los oficiales judíos requerían de los apóstoles?

4:19 -- Mas Pedro y Juan respondieron diciéndoles: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer a vosotros antes que a Dios. -- No era suficiente simplemente hacer caso omiso de la prohibición del concilio, sino que era necesario decirles con toda franqueza que no iban a obedecerles.

         Jesús les había enseñado el respeto por las autoridades (Mat. 22:21). El Espíritu Santo lo reveló claramente (Rom. 13:1-4; -1 Ped. 2:13-17). Sin embargo, el mandato de las autoridades contradijo el mandato de Cristo y, por eso, los apóstoles tenían que escoger a cuál obedecer. No era posible obedecer a los dos, porque las órdenes chocaban. Aunque estos hombres eran los líderes oficiales de los judíos que habían sido el pueblo escogido de Dios, obviamente Pedro los identifica como los oponentes (enemigos) de Dios: ¿obedeceremos a vosotros o a Dios?

         Pedro apela a la conciencia de los oficiales. Si no estaba completamente cauterizada, bien sabían que se había hecho un verdadero milagro. Por eso, los apóstoles siguen predicando. Los oficiales no podían extinguir la llama que les atormentaba.

 

4:20 -- porque no podemos dejar de decir lo que hemos visto y oído. -- Los apóstoles no eran marionetas o títeres manipulados por alguna fuerza mayor, sino que habían recibido la Gran Comisión de predicar el evangelio y para esto habían recibido el poder desde lo alto (el Espíritu Santo). Con Pablo decían, "Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio! (1 Cor. 9:16). En el siguiente capítulo (Hechos 5:29) dijeron, "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres".

 

4:21-22 -- Ellos entonces les amenazaron y les soltaron, no hallando ningún modo de castigarles, por causa del pueblo; porque todos glorificaban a Dios por lo que se había hecho, ya que el hombre en quien se había hecho este milagro de sanidad, tenía más de cuarenta años. -- A los gobernantes les faltó el valor para decir y hacer lo que querían decir y hacer, porque buscaban su propia conveniencia. En ese momento simplemente no les convenía hacer nada por causa del pueblo. Compárese la timidez de Pilato.

 

4:23 -- Y puestos en libertad, vinieron a los suyos y contaron todo lo que los principales sacerdotes y los ancianos les habían dicho. -- Los apóstoles no huyeron de la ciudad, sino que se reunieron con los hermanos para orar a Dios.

 

4:24 -- Y ellos, habiéndolo oído, alzaron unánimes la voz a Dios, -- La palabra unánimes es una palabra clave para explicar el éxito de la obra del Señor (véase Hechos 1:14, notas). Lucas la emplea once veces en este libro. Los discípulos alzan la voz a Dios, no por estar asustados, ni con el deseo de venganza, sino solamente para pedir la ayuda divina.

         Surge la pregunta, ¿oraron todos en voz alta? Lucas no dice, pero al explicar el uso de los dones del Espíritu, Pablo dice que cuando alguno orara, los demás decían el Amén (1 Cor. 14:16), que los que hablaran en lenguas deberían hablar "por turno" (ver. -1Cor, 14:27) y que los profetas deberían profetizar "uno por uno" (ver.-1 Cor. 14:31), para que todo se hiciera "decentemente y con orden" (ver. -1 Cor. 14:40). Cuando algún hermano dirige la oración y los demás dicen "Amén" (sea en voz alta o en silencio) están orando unánimes al Señor.

         -- y dijeron: Soberano Señor, tú eres el Dios que hiciste el cielo y la tierra, el mar y todo lo que en ellos hay; -- Dios es el Creador y El puede hacer lo que quiera con su creación. Hay mucho consuelo para la iglesia perseguida en el pensamiento de la soberanía de Dios.

4:25 -- que por boca de David tu siervo dijiste: ¿Por qué se amotinan las gentes, Y los pueblos piensan cosas vanas? -- El Salmo 2 (citado aquí) afirma el poder de Dios sobre las naciones, pero lo curioso es que en este caso (Hechos 4:25) "los pueblos" no son los gentiles sino los mismos judíos.

 

4:26 -- Se reunieron los reyes de la tierra, Y los príncipes se juntaron en uno Contra el Señor, y contra su Cristo. -- ¿Por qué? Los líderes judíos no podían aceptar a un hombre pobre de Nazaret como el Mesías. Para ellos el Mesías vendría para levantar el reino caído de Salomón y para restaurar la nación a su gloria. Al principio los romanos eran tolerantes de la iglesia, pensando que era simplemente "una religión más" en el imperio, pero después había  problemas cuando se dieron cuenta que los cristianos proclamaban la religión de Cristo como la única religión y que excluía a todas las demás.

 

4:27 -- Porque verdaderamente se unieron en esta ciudad contra tu santo Hijo (Siervo, LBLA) Jesús, a quien ungiste, Herodes y Poncio Pilato, con los gentiles y el pueblo de Israel, -- Es probable que "tu santo Siervo Jesús" sea el "Siervo de Jehová" de Isa. 52:13 - 53:12 que iba a sufrir. Véase Hech. 3:13; 26; 4:27, 30).

 

4:28 -- para hacer cuanto tu mano (omnipotencia) y tu consejo (omnisciencia) habían antes determinado que sucediera. -- Judas, los oficiales judíos y los romanos llevaron a cabo el plan eterno de Dios, como ahora en esta ocasión los judíos siguen llevándolo a cabo, pero todo esto no disminuye el libre albedrío de los oponentes de Cristo. Estos pensaban hacer males contra el evangelio pero Dios los convirtió en beneficios para su obra. Con razón Pablo habla de las inescrutables riquezas de Dios.

 

4:29  -- Y ahora, Señor, mira sus amenazas, y concede a tus siervos que con todo denuedo hablen tu palabra, -- Compárese -2 Reyes 19:14. Lo hermoso de este texto es que los santos no piden protección (no es oración personal), sino solamente que el Señor les ayude a predicar la palabra con valor, para que no sean intimidados por las amenazas del concilio.

 

4:30  -- mientras extiendes tu mano para que se hagan sanidades y señales y prodigios mediante el nombre de tu santo Hijo Jesús. -- El capítulo 4 termina donde el capítulo 3 empieza: piden que Dios siga haciendo milagros como el de la sanidad del cojo.

 

4:31 -- Cuando hubieron orado, el lugar en que estaban congregados tembló; y todos fueron llenos del Espíritu Santo, y hablaban con denuedo la palabra de Dios. -- Dios les hizo ver que El oyó y aprobó su oración. Este texto no indica que el milagro de Pentecostés se duplicó. Solamente los apóstoles (Hech. 2) y Cornelio y su casa (Hech. 10) fueron bautizados con el Espíritu Santo.

 

4:32  -- Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. -- Ahora Lucas vuelve al tema de la condición de la iglesia misma. Este texto se refiere a lo que ya se mencionó en Hech. 2:43-45. Esta práctica no tenía nada que ver con el socialismo político. No se entregaban reglas sobre la abrogación de la propiedad privada. Más bien, tiene que ver con la sumisión de los cristianos a la voluntad de Dios y, por eso, su disposición benévola de suplir voluntaria y espontáneamente la necesidad de sus hermanos. La explicación más lógica de la necesidad de esta práctica es que muchos judíos, ahora cristianos, de varios países (Hechos 2:9-11) querían quedarse más tiempo en Jerusalén después de su conversión para aprender más y, por eso, tenían necesidad. Esta generosidad debe ser duplicada en cualquier tiempo y lugar en el cual los cristianos sufran necesidad semejante.

 

4:33 -- Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús, -- Cuando hay unidad y amor en la congregación, la predicación es más fuerte y eficaz, y cuando hay disensión y división, nadie tiene ánimo, y la obra sufre (muere).

         -- y abundante gracia era sobre todos ellos. -- Dios les dio favor con el pueblo. Lo mismo sucede hoy en día cuando existe la unidad y armonía en la iglesia.

 

4:34 -- Así que no había entre ellos ningún necesitado; porque todos los que poseían heredades o casas, las vendían, y traían el precio de lo vendido, -- No dice Lucas que vendieron todas sus heredades o casas.

 

4:35 -- y lo ponían a los pies de los apóstoles; y se repartía a cada uno según su necesidad. -- La iglesia primitiva no practicaba el socialismo, sino que se repartía a cada uno según su necesidad. No hay nada en este texto que indique una distribución uniforme entre los miembros para que todos recibieran y tuvieran la misma cantidad de dinero. Tampoco dice Lucas que las escrituras de las propiedades se entregaron a los apóstoles para que éstos las controlaran. El énfasis de Lucas es claro: esta ayuda era para los que tenían necesidad. Fue suplida la necesidad de todo miembro de la iglesia. Hech. 12:12 dice que Pedro "llegó a casa de María ... donde muchos estaban reunidos orando"; obviamente aquí hay un caso de una hermana fiel que todavía tenía una casa grande; otro caso semejante, Hech. 21:8, "Pablo y los que con él estábamos ... posamos con él (Felipe)".

 

4:36 -- Entonces José, a quien los apóstoles pusieron por sobrenombre Bernabé (que traducido es, Hijo de consolación), levita, natural de Chipre, -- Aquí se introduce Bernabé que hace un papel muy importante en este libro: Hechos 11:22, 30; 12:25; capítulos 13-15;- 1 Cor.9:6; Gál.2:1,9,13 y Col. 4:10. Fue llamado "hijo" de consolación o exhortación. La expresión "hijo de" es un hebraísmo (modismo) para indicar características sobresalientes: "hijo de luz", "hijos de este siglo", Luc. 16:8; "hijos del día", -1 Tes. 5:5; "hijos de paz", Luc. 10:6; "hijos de desobediencia", Ef. 2:2; "hijos del trueno", Mar. 3:17.

         Bernabé era hermano de mucho talento para exhortar y consolar. La iglesia necesita urgentemente de todos los talentos de los miembros. "El cuerpo no es un solo miembro, sino muchos ... Dios ha colocado los miembros cada uno de ellos en el cuerpo, como él quiso ... Pero ahora son muchos los miembros, pero el cuerpo es uno solo" (1 Cor. 12:14-20). Los miembros del cuerpo tienen una variedad de funciones. Bernabé no tenía el mismo talento que Pablo o Apolos o Pedro. Cada uno de estos hermanos -- como también los evangelistas Timoteo, Tito y otros -- hacían un papel importantísimo en la iglesia, pero también de suma importancia fue el servicio de Epafras, Epafrodito, Lidia, Febe, Dorcas y muchos otros hermanos y hermanas cuyos nombres están escritos en el libro de la vida (Fil. 4:3).

 

4:37 -- como tenía una heredad, la vendió y trajo el precio y lo puso a los pies de los apóstoles. -- En la tierra que Dios dio a Israel los levitas no tenían terrenos sino solamente ciudades, y vivieron de los diezmos pagados por las demás tribus, pero la cautividad en Asiria y Babilonia terminó ese sistema y los levitas tenían que ver por sí mismos.

         Otro aspecto de la generosidad de Bernabé se ve en Hech. 9:27. Bernabé "era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe".

Hechos 5

5:1 -- Pero cierto hombre llamado Ananías, con Safira su mujer, vendió una heredad, -- ¡Pero! Aquí se ve el contraste entre Bernabé y Ananías, entre la fidelidad y el pecado. Recuérdese que tanto Caín como Abel trajeron ofrendas al Señor; así también tanto Ananías como Bernabé vendieron una propiedad para hacer ofrenda al Señor. Cuando el hijo de Dios siembra la buena semilla, el hijo del diablo siembra cizaña. Este texto registra el primer pecado en la iglesia, la primera cizaña, la primera mancha y arruga (Efes. 5:27).

         ¡Qué amor y benevolencia fueron demostrados en el cap. Hech. 4:32-37! ¡Qué lástima que fuera necesario agregar este "pero"! Lucas habla de la hermosa sinceridad de los discípulos y luego habla de la insinceridad de esta pareja. La hipocresía es la imitación de la piedad; es como un billete falso. Esta pareja aparentaba generosidad para compartir la aprobación de los generosos, pero no eran generosos.

         Desde aquellos primeros días de la iglesia y hasta el fin del mundo los nombres de Bernabé y Ananías se han recordado y serán recordados. Bernabé es recordado por sus buenos hechos y Ananías es recordado por su hipocresía. Bernabé quería glorificar a Dios, y Ananías quería la gloria de los hombres.

5:2 -- y sustrajo del precio (se quedó con {parte} del precio, LBLA) -- Sin duda los hermanos mencionados en Hech. 2:45; 4:34, 35 fueron elogiados porque su generosidad fue apreciada por muchos hermanos. Bernabé se menciona por nombre y probablemente otros fueron mencionados aun públicamente. Por eso Ananías y Safira buscaron fama por su liberalidad pero su liberalidad fue muy hueca, fue solamente una palabra y no una realidad. Querían la fama que Bernabé recibió pero no querían hacer el sacrificio que Bernabé hizo.

         -- sabiéndolo también su mujer; -- Safira estaba de acuerdo con Ananías en este asunto. Era cómplice de su marido:          "sabiéndolo también tu mujer"; dice el ver. Hech. 5:9 que se pusieron de acuerdo en esto (lo pensaban, lo platicaban, tenían un plan, un acuerdo). El papel de la mujer -- según el plan de Dios -- se describe en Gén. 2:18; no debe ser "cómplice" del marido en el mal, sino una "ayuda idónea". ¡Cuántas mujeres se ponen de acuerdo con sus maridos en lo malo! Recuérdese Josué 24:15; no debe haber un acuerdo para hacer maldad sino para hacer la voluntad de Dios. Safira no protestaba y tal vez ella misma concibiera el plan. Ignoramos los detalles de lo que Safira hubiera pensado, dicho o hecho, pero este caso triste bien ilustra la importancia del papel de la esposa. La Biblia enseña que la mujer debe estar sujeta al marido (Efes. 5:22-24), pero cuando ella se da cuenta que su marido anda mal, debe protestar. La mujer cristiana no debe siempre decir, "está bien lo que tú pienses y lo que tú quieras hacer"; tal vez sí, tal vez no.

         -- trayendo sólo una parte, lo puso a los pies de los apóstoles. -- No pecó Ananías al vender la propiedad y quedarse con una parte del dinero, sino al mentir, diciendo que lo que dio era todo el precio de la propiedad. La avaricia no les dejaba dar todo el precio. Recuérdese -1 Tim. 6:10.

         Querían recibir alabanza por su benevolencia, pero también querían quedarse con una parte del dinero. La palabra traducida "se quedó con" o "sustrajo" significa "defraudar" (Tito 2:10, hurtar). Había choque entre estas dos cosas: el deseo de recibir la aprobación de los hombres y el amor al dinero (1 Tim. 6:10). Pero no parece que fueron movidos por el espíritu de benevolencia.

         Podemos cometer el pecado de Ananías y Safira hoy en día, no solamente con respecto a la ofrenda, sino también con respecto al uso del tiempo, talento, energía etc., porque podemos profesar que damos lo mejor al Maestro cuando en realidad estamos "quedándonos" con una gran parte de estas cosas para nuestro propio uso. "Todo a Cristo yo me rindo ... "

5:3 -- Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? -- Satanás ya había atacado a la iglesia por medio del concilio (Hech. 4), y ahora la ataca a través de los que estaban dentro de la iglesia.

         "¿Por qué ha llenado Satanás tu corazón?" Compárense Gén. 3:1-3; Juan 8:44, 45; 13:27. Su corazón estaba "lleno" de avaricia y orgullo y con el deseo de engañar; estaba resuelto a hacerlo. Sant. 1:14, "cada uno es tentado cuando es llevado y seducido por su propia pasión (con­cupiscencia)". El corazón de Ananías no pertenecía a Cristo sino a Satanás. Voluntariamente se lo prestó para que lo llenara con avaricia y engaño, y llegó a ser siervo del pecado (Rom. 6:16). Ananías y Safira ofrecieron a Dios la obra de Satanás.

         Dice Efes. 5:18, "Sed llenos del Espíritu", es decir, estar plenamente bajo la influencia del Espíritu, estar bajo su control. La palabra "morar" indica la misma cosa: Rom. 7:17, "el pecado que mora en mí"; Romanos 8:9, "el Espíritu de Dios que mora en vosotros"; Apoc. 3:13, "donde mora Satanás".

         En Hechos 2 y 3 observamos el plan predeterminado de Dios y el libre albedrío de los judíos y en este caso vemos el poder de Satanás y el libre albedrío de esta pareja. Es interesante observar las dos acusaciones: "¿por qué ha llenado Satanás tu corazón?" (ver. Hech. 5:3), y "¿por qué pusiste (concebiste) este asunto en tu corazón?" (ver. 4). Lo que hicieron Ananías y Safira fue obra de Satanás, pero Pedro no reprende a Satanás sino a ellos; es decir, ellos son reprendidos por hacer lo que Satanás hizo. Ananías era responsable por su conducta porque Satanás no tiene poder alguno sobre el hombre sin su plena cooperación. El hombre puede resistir a Satanás (Sant. 4:7; -1 Ped. 5:9).

         Dios conoce los secretos del corazón y juzga no solamente los hechos sino el propósito del corazón (Sal. 139; Mat. 6:1-18; Mat 23; Rom. 2:16; Heb. 4:12, 13). Jesucristo podía -- por su propio poder -- leer los pensamientos de los hombres (Jn. 2:24, 25; Mat. 9:4; 12:25; Luc. 5:22; 11:17, etc.), pero Pedro no podía -- por su propio poder -- leer los pensamientos de los hombres, sino que en esta ocasión el Espíritu Santo le concedió tal poder.

         Dicen los testigos del Atalaya que el Espíritu Santo no es Dios, sino una "fuerza" como la electricidad, pero Ananías mintió al Espíritu Santo, y no es posible mentir a la electricidad. El Espíritu Santo es una persona; la Biblia describe las características que lo identifican como persona (oye, habla, etc.)

        

5:4 -- Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y vendida, ¿no estaba en tu poder? -- Este texto demuestra claramente que no había mandamiento de que Ananías vendiera su propiedad, ni tampoco que el ofrendara lo que recibió de la venta. Los que vendieron sus propiedades voluntariamente lo hicieron, y los que entregaron el dinero a los apóstoles voluntariamente lo hicieron.

         Dios no quiere nuestra propiedad sino nuestro corazón. Los discípulos no estaban obligados a vender su propiedad, y aun después de vender su propiedad no estaban obligados a dar el precio al Señor. Todo era voluntario.

         -- ¿Por qué pusiste (concebiste, LBLA) esto en tu corazón? No has mentido a los hombres, sino a Dios. -- José dijo, "¿cómo, pues, haría yo este grande mal, y pecaría contra Dios?" (Gén. 39:9). David dijo, "Contra ti, contra ti solo he pecado, y he hecho lo malo delante de tus ojos" (Sal. 51:4). ¿Puede el hombre engañar a Dios o escapar de Dios? Sal. 139:1-4.

         En el ver. Hech. 5:3 Pedro le acusa a Ananías de mentir al Espíritu Santo y en el ver. 4 dice que ha mentido a Dios. La inferencia necesaria que debemos sacar de estos dos versículos es que el Espíritu Santo es Dios. Compárese Efes. 4:30, "no entristezcáis al Espíritu Santo".

5:5 -- Al oír Ananías estas palabras, cayó y expiró; y vino un gran temor sobre todos los que lo oyeron (supieron, LBLA). --

         Un comentarista (F. F. Bruce) dice que Cristo no hubiera actuado hacia pecadores como lo hizo Pedro en esta ocasión, pero Pedro no fue quien mató a Ananías. El mismo lenguaje que indica juicio divino se encuentra en Hech. 12:23 (el caso de Herodes). Tampoco sufrió Ananías un ataque cardiaco ordinario como algunos modernistas suponen. Sin lugar a dudas, él se asustó cuando reconoció que su fraude estaba expuesto, pero su muerte fue un milagro. Este castigo era de Dios. El pecado de Ananías y Safira era levadura mala en la iglesia y Dios la quitó de una vez. Recuérdense Gál. 6:7; Heb. 10:31. Este pecado fue concebido en secreto pero expuesto públicamente (aunque no fueron expuestos por el testimonio humano, sino por la omnisciencia de Dios).

         Josué 7 narra el pecado "secreto" de Acán que fue castigado con muerte cuando Israel apenas entraba en la tierra prometida; esto sirvió de ejemplo para la nación joven. Asimismo Hech. 5:1-11 narra el pecado "secreto" de Ananías y Safira y su debido castigo para servir de ejemplo para la iglesia joven.

         Es el primer caso de disciplina en la iglesia. La iglesia no puede practicar esta clase de disciplina, pero sí tiene que practicar la disciplina enseñada en Mat. 18:15-17; Rom. 16:17;- 1 Cor. 5;- 2 Tes. 3, etc. La disciplina es necesaria; Juan 15:2, "limpia" quiere decir "podar"; 1 Cor. 5:5, 6. Por lo tanto, al matar a Ananías y Safira, Dios limpió a la iglesia.

         Si el pecado de Ananías y Safira no se hubiera expuesto inmediatamente se habría dejado la impresión en la gente que el Espíritu Santo puede ser engañado (porque seguramente tarde o temprano se hubiera descubierto el fraude). "Y vino gran temor sobre toda la iglesia" (ver. Hech. 5:11). El pecado en la iglesia debe ser corregido.

         El resultado de esta disciplina era muy positivo: "vino un gran temor sobre todos los que lo supieron" (ver. Hech. 5:5); "Y vino un gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que supieron estas cosas" (ver. Hech. 5:11). La disciplina bíblica tiene el mismo efecto ahora. Nadie respeta a la iglesia que no la practica. Si este pecado se hubiera dejado sin castigo, el nombre de Jesús se habría blasfemado entre los incrédulos.

         -1 Ped. 4:17, "Porque es tiempo de que el juicio comience por la casa de Dios".

5:6  -- Y levantándose los jóvenes, lo envolvieron, y sacándolo, lo sepultaron. -- En tal caso de castigo divino, no se permitió el luto (compárense Lev. 10:1-7; Josué 7:16-25). Ni siquiera se avisó a su esposa.

5:7 -- Pasado un lapso de tres horas, sucedió que entró su mujer, no sabiendo lo que había acontecido. -- ¿Estaría preocupada por la demora de su marido? Al llegar a la reunión, ¿esperaría ser honrada por la iglesia por la ofrenda que hicieron?

 

5:8     -- Entonces Pedro le dijo: Dime, ¿vendisteis en tanto la heredad? Y ella dijo: Sí, en tanto. -- En ese momento la pregunta de Pedro fue la oportunidad para que Safira confesara su pecado para salvar su vida y su alma, pero no se arrepintió de la mentira y tuvo que sufrir la consecuencia. Recuérdese Apoc. 21:8.

 

5:9-10 -- Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar (poner a prueba, LBLA) al Espíritu del Señor? --        La Versión Valera dice "tentar", pero "poner a prueba" expresa más correctamente lo que se hizo, porque pusieron a prueba el poder de Dios de conocer los pensamientos del hombre. Si alguien les hubiera preguntado de antemano si podían engañar al Espíritu Santo, probablemente habrían dicho que no, pero no aceptaron que los apóstoles eran inspirados por el Espíritu Santo. Ananías y Safira cometieron el error serio de no reconocer el poder del Espíritu Santo en los apóstoles. Muchísimos religiosos cometen el mismo error ahora: al no tomar en serio la doctrina apostólica (Hech. 2:42; -1 Jn. 4:6) y el ejemplo apostólico (1 Cor. 4:16; Fil. 4:9), insultan al Espíritu Santo que enseña a través de los apóstoles.

         -- He aquí a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti. Al instante ella cayó a los pies de él, y expiró; y cuando entraron los jóvenes, la hallaron muerta; y la sacaron, y la sepultaron junto a su marido. -- Ananías y Safira se unieron en el matrimonio, en la religión, en el pecado, en la muerte, en la sepultura y en la eternidad (Frank L. Cox).         La mujer de Ananías se llamó "Safira" pero ella no era la joya sugerida por su nombre, sino que estaba de acuerdo con su marido en la maldad.

         Ananías y Safira se pusieron de acuerdo; por lo tanto, ella compartía la responsabilidad y la culpa del pecado, y también indica que su pecado era deliberado.

         Sal. 5:6, "Destruyes a los que hablan falsedad".

         No había nada de ceremonia. Parece que se sepultaron con la ropa que llevaban. Que sepamos no había nada de luto (compárese Lev. 10:5, 6; Josué 7:25). Lamentablemente en algunas ocasiones hoy en día al morir el miembro de la iglesia más mundano, se le ofrecen muchas flores y elogios; hay un servicio bonito y emotivo en la funeraria y otro en el panteón.

5:11 -- "Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron (supieron, LBLA) estas cosas". -- Hay hermanos que piensan que si se practica la disciplina la iglesia será destruida, pero aquí vemos claramente que la disciplina funciona (es exitosa). También el caso de disciplina en la iglesia de Corinto lo demuestra (1 Cor. 5:1-5; y -2 Cor. 2:6-7; 7:11). Véase Deut. 21:18-21. El gobierno civil tiene la obligación de ejecutar criminales (Rom. 13:3, 4) pero muchísimos ciudadanos gritan que es crueldad y que no funciona, que no logra nada, pero si el homicida es ejecutado ¿cómo volverá a cometer otro homicidio?

         La muerte de esta pareja causó gran temor, pero otro motivo fue que el pueblo reconoció el significado verdadero de la inspiración de los apóstoles. Los juicios de Dios deben despertar gran temor en nosotros también. Jesús denunció la hipocresía (Mat. 23), y ahora Dios claramente demuestra que la hipocresía no será tolerada en la iglesia. Este caso bien ilustra el juicio "en el día en que Dios juzgará por Jesucristo los secretos de los hombres, conforme a mi evangelio" (Rom. 2:16)

         Recuérdese que este pecado tuvo que ver con la ofrenda. Ananías y Safira representaron mal su ofrenda a Dios. Trataron de engañar a los apóstoles y otros cristianos. Querían la reputación de ser muy generosos como los otros (cap. Hech. 4:32-37) cuando no fue así. La lección es obvia y la advertencia debe ser clara: participamos de ese mismo mal si representamos mal lo que ganemos y lo que ofrendamos para tener la reputación de ser generosos. Si alguno dice, "Esto es todo lo que puedo ofrendar" o "Estoy dando según Dios me ha prosperado", debe ser la verdad, porque Cristo se fija en nuestra ofrenda. Compárese Mar. 12:41, "Estando Jesús sentado delante del arca de la ofrenda, miraba cómo el pueblo echaba dinero en el arca". También -2 Cor. 9:6, 7 enseña que no debemos dar "de mala gana ni por obligación". Dios todavía conoce el corazón de sus hijos. Dios no nos castiga ahora como castigó a Ananías y Safira, pero El se fija en todo y en el día final todos nuestros hechos serán manifiestos.

         Este texto presenta el lado severo de Dios (Rom. 11:22), que es desconocido por la mayoría de la gente. "Entonces todo Israel oirá y temerá, y nunca volverá a hacer tal maldad en medio de ti" (Deut. 13:11; 17:13; 19:20; 21:21).

         Si hubiera milagros hoy en día, habría milagros como éste y el de Hech. 13:11. Dios no solamente sanaba enfermos, sino que también castigaba a los infieles. Así es la naturaleza de los milagros verdaderos.

         Este texto nos enseña claramente que el Espíritu Santo conoce el corazón de todo miembro de la iglesia. Por eso la membresía en la iglesia no vale nada si no hay sinceridad en el corazón; los insinceros están bajo la ira de Dios.

5:12 -- Y por la mano de los apóstoles se hacían muchas señales y prodigios entre el pueblo; -- Esto no indica que de repente los apóstoles tuviesen más poder, sino que el pueblo tenía más fe y ánimo para llevar a sus enfermos a los apóstoles para que los sanaran.

         Dios sigue contestando su oración (Hech. 4:30). Los milagros eran las credenciales de los apóstoles (2 Cor. 12:15). La iglesia de aquel tiempo no tenía toda la revelación escrita (el Nuevo Testamento); por eso, la inspiración estaba en los hombres, pero ahora está en las Escrituras. Dios castiga a los infieles, pero tiene gran misericordia para los humildes. Si se preguntara a muchos religiosos acerca de su opinión de estos milagros, dirían que los milagros de sanidad eran muy bonitos y preferibles al milagro de matar a dos miembros, pero ante los ojos de Dios el milagro de castigar era tan necesario e importante como los milagros benévolos.

         Cuando el pecado de algún miembro se tolera, la iglesia está manchada y Dios no le puede bendecir. Compárese Josué 7:1-5. Pero se puede ver los efectos positivos de la disciplina: Dios les bendice ricamente (muchas señales y prodigios, muchos milagros de sanidad); promovió la unidad entre los hermanos; fueron respetados aun más, y hubo más crecimiento (ver. Hech. 5:13).

         Si hoy en día la disciplina no produce fruto positivo, ¿cuál será la causa? (1) tal vez porque los miembros de la congregación que practica la disciplina no sean maduros y espirituales sino carnales; (2) tal vez porque no haya respeto por los ancianos o varones que la llevan a cabo; (3) otra causa es la falta de consecuencia, es decir, a ciertos miembros se les disciplina y a otros no, o ciertos pecados se condenan y otros no. Si la disciplina no se lleva a cabo conforme a la enseñanza bíblica sobre el tema (según los textos bíblicos), no tendrá resultados positivos.

         -- y estaban todos unánimes -- Hech. 1:14; 2:46; 4:24. Aunque los gobernantes les hubieran amenazado y prohibido que hablaran en el nombre de Jesús, seguían predicando este nombre y seguían haciendo milagros en su nombre.

         -- en el pórtico de Salomón (Hech. 5:12). -- ¿Dónde estaban? ¿Se escondían? Por el contrario, estaban en el lugar más público. Por algún tiempo los discípulos de Cristo seguían de costumbre reuniéndose en el templo para adorar y para enseñar.

5:13 -- De los demás, -- tal vez algunos que hubieran disputado con los apóstoles.

         -- ninguno se atrevía a juntarse con ellos; mas el pueblo los alababa grandemente. -- Casi siempre cuando hay algún movimiento nuevo y emotivo, hay personas que se unen al grupo. Pero no fue así en esa ocasión, ni tampoco ahora cuando la iglesia es fiel en la práctica de la disciplina. Los que son como Ananías y Safira que no quieren hacer la voluntad de Dios se alejan de los cristianos; no quieren asociarse con ellos (Jn. 3:19-21). Parece que la mayoría del pueblo (dice Lucas "el pueblo") alababa a la iglesia. Por eso, "los demás" eran los que no les favorecían; éstos no se atrevían a juntarse con ellos por temor (o por vergüenza). Posiblemente algunos de ellos simpatizaban con los apóstoles, su enseñanza y práctica (como algunos sacerdotes creían en Jesús, Jn. 12:42), pero no tenían la humildad o el valor necesarios para obedecer. Podían ver claramente que no convenía el discipulado falso y que la iglesia de Cristo no era buen lugar para hipócritas. Tampoco se animaban los enemigos a entrar en la iglesia para espiar y hacer daño como miembros.

         Sin embargo, los humildes los alababan (compárese Mar. 12:37). Había más respeto y más temor, porque ya sabían que pecadores como Ananías y Safira serían castigados. Los de afuera estaban pensando, "Aquí está un pueblo que no tolera el pecado". Debe haber respeto y temor en cada iglesia de Cristo.

         Muchos libros se escriben sobre "la obra personal" y casi todas las iglesias de Cristo quieren convertir más gente. Este versículo nos da la regla número uno: que todos los miembros sean fieles para que los de afuera respeten la iglesia. Desde luego, muchos de los que respetan la iglesia no obedecen al evangelio, pero si no hay respeto por la iglesia, nadie obedecerá.

5:14 -- Y los que creían en el Señor aumentaban más, gran número así de hombres como de mujeres; -- Lucas ya dejó de usar números (Hech. 2:41;4:4) y dice simplemente "multitud". Había dicho (Hech. 4:4) que "el número de los varones era como cinco mil" (Hech. 4:4), pero ahora dice, "gran número así de hombres como de mujeres". Incluye las mujeres en Hech. 1:14 y también menciona que hombres y mujeres fueron perseguidos (Hech. 8:3) y que se bautizaban hombres y mujeres (Hech. 8:12).

         Hay hermanos que no creen en la disciplina; creen que tal acción resultará en perder miembros y visitantes. Por eso, toda iglesia debe tomar muy en sincero estos buenos resultados de la disciplina bíblica. El podar es necesario (Jn. 15:2, "limpiar" significa "podar").

         ¿Se añadían a la iglesia personas que solamente creían y no se bautizaron? Los obedientes se llaman "discípulos", "hermanos", "fieles", "cristianos", "santos", "creyentes" (1 Tim. 4:12), etc. Estos son los obedientes que se añadían a la iglesia (Hech. 2:47) o se trasladaban al reino (Col. 1:13). La disciplina sirvió también para convencer a la gente a que se arrepintiera y se bautizara para perdón de pecados (Hech. 2:38;3:19). Los sinceros estaban pensando, "Dios está con esta iglesia; el pecado no se tolera. Yo quiero ser salvo y quiero llevar una vida santa y por eso quiero formar parte de este grupo. Yo sé que me ayudarán a crecer espiritualmente porque son gente bien sincera". Pero los que solamente buscaban una religión de conveniencia no se acercaban.

5:15 -- tanto (a tal punto, LBLA) -- ahora había más ánimo, más fe, más confianza, más deseo de acercarse a los apóstoles.

         -- que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos. -- La gente tenía mucha confianza en los apóstoles y les interesaba el contacto con ellos, que Pedro tocara a sus enfermos o, a lo menos, que su sombra cayese sobre alguno de ellos. Si Dios hubiera visto su conducta como pura superstición, habría pronunciado -- a través de Pedro -- alguna palabra de exhortación o corrección, pero no fue así. En cuanto a la sombra de Pedro, compárense Mat. 9:20; Mar. 6: 56; Jn. 9:5; Hech. 19:12. Si la ropa de Jesús y Pablo o la sombra de Pedro sanaba, fue por la voluntad de Dios y no por haber virtud en tales artículos. No es necesario menospreciar la importancia de la sombra de Pedro y la ropa de Pablo y Jesús, porque aun los apóstoles mismos eran simplemente instrumentos en las manos del Señor para sanar. No había poder en la sombra de Pedro, pero tampoco había poder en Pedro mismo aparte del poder que el Señor le había conferido.

         Este hecho no apoya en lo más mínimo la práctica de piadosamente conservar las supuestas reliquias (por ej., huesos de santos, astillas de la cruz). 

5:16 -- Y aun de las ciudades vecinas muchos venían a Jerusalén, trayendo enfermos y atormentados de espíritus inmundos; -- Estos milagros indican que el Señor siguió concediendo la petición de la iglesia (Hech. 4:30). La fama de los apóstoles se extendía a otros pueblos. Este texto repite el papel de los espíritus inmundos: atormentaban. Obsérvese la distinción entre "enfermos" y "atormentados". La misma distinción se observa en Mat. 4:24; 10:1; etc.

         En la actualidad no existen en la tierra espíritus inmundos o demonios como los que afligieron al pueblo en el primer siglo (ni mucho menos hombres que los puedan echar fuera) y, por eso, no hay enfermedades causadas por espíritus inmundos. El diablo sí entra al hombre ahora pero no sin el permiso del hombre. Satanás sigue entrando en los hombres como entró en Judas y en Ananías, pero en el primer siglo los demonios (espíritus inmundos enviados por Satanás) entraron en la gente contra su voluntad y les atormentaban, afligiéndoles en muchas maneras (dejándoles ciegos, mudos, etc.) y también dándoles poder sobrenatural (como aquél endemoniado que no podía amarrarse con cadenas, Mar. 5:1-20).

         -- y todos eran sanados. --          He aquí la gran diferencia entre la obra de sanar de los apóstoles y la supuesta sanidad de los modernos: "y todos eran sanados". Los apóstoles no despidieron a las personas que ellos no podían sanar diciendo que éstas no fueron sanadas porque les faltó la fe. Nadie volvió a su casa decepcionado.

         En la actualidad hay campañas para "sanar" gente, pero la característica principal de ellas es su fracaso en no sanar. En este texto la gente llegó a los apóstoles y éstos los sanaron. ¡Sanaron a todos! (Ya no había fracasos como en Mat. 17:16). Pero hoy en día los "sanadores" usan una tienda de campaña muy grande (o alquilan un salón grande), entrevistan a la gente para seleccionar a quienes "sanar" y a quienes no y sobre todo para despojarles de su dinero. En muchísimos casos después de la campaña de "sanidad" los "sanados" vuelven a sus camas y sillas de ruedas, o se llevan otra vez al hospital o a la clínica donde estaban antes de llegar la campaña, y los que tiraron muletas buscan otras. Todos estos "sanadores" son fraudulentos. No quitan las enfermedades de la gente sino solamente su dinero. "Comercian con la palabra de Dios" (2 Cor. 2:17, LBLA).

 

5:17 -- Entonces levantándose el sumo sacerdote (Caifás Mat. 26:57), y todos los que estaban con él, esto es, la secta de los saduceos (Hech. 4:1-2), -- Recuérdese que éstos rechazaban la resurrección (23:8), y el tema principal de los apóstoles era la resurrección de Jesucristo. Por esta causa los saduceos estaban enfurecidos contra los apóstoles.

         -- se llenaron de celos -- (Hech. 4:2;13:45). Los saduceos podían ver la mano que escribía sobre la pared, "Pesado has sido en balanza, y fuiste hallado falto" (Dan. 4:5,27), porque si el pueblo aceptara la resurrección de Cristo, entonces la casa de los saduceos caería de su propio peso. Por eso, se llenaron de celos por causa del gran éxito de la obra de los apóstoles, y también porque las órdenes que habían entregado a los apóstoles fueron totalmente ignoradas. Muchos sanaron. Muchos obedecieron al evangelio y posiblemente algunos de los sacerdotes mismos (Hech. 6:7).

         Los apóstoles trabajaban bajo la gracia de Dios pero tenían que afrontar la malicia del infierno. Los apóstoles se llenaron del Espíritu Santo, pero sus enemigos se llenaron del espíritu satánico y, por eso, se llenaron de celos y también de odio. El celo de estos judíos no se puede comparar con el celo de Pablo (2 Cor. 11:2). El problema era que los apóstoles habían ganado el favor del pueblo (Hech. 5:12-16) y, por eso, el control y la influencia de los gobernantes disminuían. Desde luego, todos los judíos que se convertían a Cristo, creían en la resurrección; por eso, el número de los saduceos se reducía. El éxito del evangelio siempre provoca a los incrédulos y falsos maestros, pero éstos no molestan a una iglesia muerta.

5:18 -- y echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública. -- ¿Cuántos apóstoles fueron prendidos? El texto no dice; solamente habla de Pedro y Juan. Aunque seguramente los apóstoles no estaban sorprendidos por esta acción, fue una noche oscura y triste para ellos, pero también lo era para los gobernantes, porque éstos tenían que formular alguna acusación contra los apóstoles. ¿Qué podrían decir? ¿Cuál sería la reacción del pueblo?

5:19, 20 -- Mas (pero, LBLA) -- Obsérvese el "pero" que tantas veces indica la intervención del Señor en pro de sus siervos. Las fuerzas del diablo obraban en contra de los apóstoles "pero" las fuerzas de Dios obraban en su favor.

         -- un ángel del Señor (Heb. 1:14, los ángeles son "espíritus ministradores"), abriendo de noche las puertas de la cárcel y sacándolos, -- El Señor puede abrir cualquier cárcel del diablo que nos detenga y puede quebrar cualquier cadena con que nos amarre. Decían los saduceos que no hay ángeles, pero dice Lucas que un ángel abrió las puertas de la cárcel. La cárcel vacía nos recuerda de la tumba vacía. Otra cárcel quedó vacía en la ciudad de Filipos (Hech. 16:26). Seguramente esta experiencia fortaleció aun más la fe de los apóstoles, porque podían reconocer que nadie ni nada podía impedir que continuaran su obra (Juan 19:11).

         -- dijo: Id, y puestos en pie en el templo, anunciad al pueblo  -- No fueron sueltos para su seguridad; salen de un lugar de peligro pero entran en otro. No deberían esconderse o huir, sino volver al lugar más público (como dijo Pablo al rey Agripa, "no se ha hecho esto en algún rincón", Hech. 26:26), lugar de peligro para ellos. Cuando Dios nos libra de la "cárcel" (de aflicciones o dificultades), lo hace para que podamos servirle.

         Los ángeles no predican el evangelio a la gente; por eso, el ángel soltó a los apóstoles y les dijo: "anunciad", como Jesús les había dicho (Mat. 28:19).

         -- todas las palabras de esta vida. -- (Jn. 6:68). "Anunciad" aunque les persigan otra vez. "Anunciad" "todo el consejo de Dios" (Hech. 20:20,27); "Anunciad" la vida verdadera hecha posible por la resurrección de Cristo (la vida abundante, Jn. 10:10). Esta es la "vida" que, según los saduceos, no existe. Esta es la vida que no puede confinarse en alguna cárcel (2 Tim. 2:9).

         Los apóstoles eran "vasos de barro", frágiles y destructibles en cuanto a su vida física, pero llevaban el tesoro del evangelio. De esta manera "la excelencia del poder" no era de los hombres, sino de Dios.

         Un comentarista dice que la palabra ángel puede ser traducida mensajero y, por eso, el que abrió las puertas pudiera haber sido ángel u hombre (que la palabra griega permite tal interpretación). Pero ¡qué curioso que el mensajero dijera a los apóstoles que volvieran al templo para predicar el evangelio!

         Aquí está otro ejemplo de cómo la oración de la iglesia (Hech. 4:30) fue contestada.

5:21 -- Habiendo oído esto, entraron de mañana (al amanecer, LBLA) en el templo y enseñaban. -- Fue necesario aprovechar el buen interés (y ánimo) del pueblo; por eso, entraron temprano al templo para seguir predicando a los primeros que llegaran. Sin duda predicaron con aun más ánimo porque habían visto nuevamente que Dios es más fuerte que los hombres.

         -- Entre tanto, vinieron el sumo sacerdote y los que estaban con él, y convocaron al concilio, y a todos los ancianos (senado, LBLA) de los hijos de Israel, y enviaron (órdenes, LBLA) a la cárcel para que fuesen traídos. -- Probablemente Lucas emplea la palabra senado para el beneficio de Teófilo y otros griegos que no estaban acostumbrados a la palabra Sanedrín (concilio).

5:22, 23 -- Pero cuando llegaron los alguaciles, no los encontraron en la cárcel; entonces volvieron y dieron aviso, diciendo: Por cierto, la cárcel hemos hallado cerrada con toda seguridad y los guardas afuera de pie ante las puertas; pero cuando abrimos, a nadie hallamos dentro. -- Compárese el milagro de Hech. 16:26, puertas abiertas, etc. Estos milagros nos recuerdan del milagro de la tumba vacía de Jesús. En el caso de los guardias no había negligencia o descuido: la cárcel estaba cerrada y los guardias estaban de pie ante las puertas. Todo estaba en orden, excepto que ya no había apóstoles adentro. Compárese Hech. 12:6.

5:24 -- Cuando oyeron estas palabras el sumo sacerdote y el jefe de la guardia del templo y los principales sacerdotes, dudaban (se quedaron muy perplejos, LBLA) -- Les convenía a los oficiales temer a Dios y preocuparse por su rebelión contra El, pero solamente "dudaban" o estaban "perplejos" y ansiosos, porque no podían explicar este fenómeno. ¿Qué clase de gente será ésta que ni siquiera se puede confinar dentro de una cárcel? Pero ¿cómo es posible que estuvieran perplejos después de admitir (Hech. 4:16) el milagro de la curación del cojo y después de saber de los muchos otros milagros Hech.5:12-16). ¿Qué se requiere para que tales hombres dejen de dudar? En su ciega rebelión persistían en luchar contra Dios, aunque su corazón estuviera lleno de dudas. Obviamente tenían el corazón endurecido y la conciencia cauterizada (1 Tim. 4:2; Efes. 4:18; Rom. 2:5; Heb. 3:7, 8).

         -- en que vendría a parar aquello (en qué terminaría aquello, LBLA). Les convenía preguntar, ¿qué hará Dios con nosotros? pero se preocupaban por su autoridad sobre la gente, y por la popularidad de los apóstoles.     ¿En qué terminó aquello? En cuanto al progreso del evangelio, el resto de Hechos lo describe. En cuanto al "fin" de ellos, Mat. 24 bien lo describe. ¿Qué hará Dios con personas que siguen luchando contra El a pesar de tantas manifestaciones de su poder? (Jn. 11:47; 12:10-12, 37).

        

5:25 -- Pero viniendo uno les dio esta noticia: He aquí, los varones que pusisteis en la cárcel están en el templo, y enseñan al pueblo. -- El Señor dio a los judíos señal tras señal para vencer su incredulidad, pero después de todas, sus corazones quedaron endurecidos (compárese Heb. 3:7-11).

5:26 -- Entonces fue el jefe de la guardia con los alguaciles, y los trajo sin violencia, -- ¿Cómo trata la policía al que escapa de la cárcel? ¿No le castigará? Le preguntará, "¿cómo escapó?" Investigarán el asunto para saber a quién deberían culpar. Pero el capitán no preguntó a los apóstoles, "¿cómo escaparon ustedes?" ¿Por qué no? Todo esto claramente demuestra que estos oficiales no querían saber la verdad, ni tampoco practicar la justicia, sino que fueron movidos por la pura conveniencia. ¿Por qué no usaron de violencia? Estos con todo gusto hubieran empleado la violencia, pero el pueblo estaba muy voluble y podía causar un tumulto en cualquier momento, porque obviamente Dios había puesto en libertad a los apóstoles y los gobernantes se atreven a prenderles otra vez. Es una maravilla que no hubiera alboroto.

         -- porque temían ser apedreados por el pueblo. -- Seguramente los oficiales observaban mucha agitación en el rostro del pueblo. ¿Apedreados por quiénes? ¿por los discípulos? No, sino por su propio pueblo, los judíos inconversos. ¡Qué hombres más perversos! Después de otro milagro, persisten en su rebelión contra Dios: vuelven a prender a los apóstoles. ¡No temen a Dios, sino al pueblo! Compárese Hech. 12:19, Herodes mató a todos los soldados en lugar de reconocer que Dios había intervenido para libertar a Pedro. Temían, porque eran cobardes.

        

5:27, 28 -- Cuando los trajeron los presentaron en el concilio, y el sumo sacerdote les preguntó, diciendo: ¿No os mandamos estrictamente que no enseñaseis en ese nombre? Y ahora habéis llenado a Jerusalén de vuestra doctrina, y queréis echar sobre nosotros la sangre de ese hombre. -- ¡Cómo aborrecían a Jesús! No querían ni siquiera pronunciar su nombre! Dicen, "ese nombre" y "ese hombre". No querían ensuciar su boca con el nombre "Jesús".

         ¡Qué buen testimonio en cuanto al éxito de la predicación de los apóstoles! Hicieron dos acusaciones: (1) Desobedecieron al concilio; y (2) culparon al concilio de haber derramado sangre inocente. Pedro glorifica el nombre de Jesús, pero los oficiales ni siquiera quieren pronunciar el nombre de Jesús; dicen "este hombre". Aquí está la actitud común del pecador: no quiere que nadie le acuse de su pecado o crimen. Con muchas ganas los judíos habían derramado sangre inocente, pero ahora están muy resentidos cuando son acusados de ello.

         La primera acusación se contesta en el ver. Hech. 5:29. En cuanto a la segunda, ¿no recuerdan estos hombres lo que habían dicho poco antes acerca de la sangre de Jesús? "Su sangre sea sobre nosotros, y sobre nuestros hijos" (Mat. 27:25 ). ¿Por qué el cambio de parecer? Porque cuando pronunciaron esas palabras no se imaginaban que Jesús resucitaría de entre los muertos, sino que creían que ya estaban acabando con El para siempre. Pero la resurrección de Jesús causó un gran problema para ellos, y ahora cantan otro refrán. ¡Los acusadores ahora son los acusados!

         Una prueba principal que confirma que ellos habían derramado sangre inocente fue la resurrección de Jesucristo, porque si Jesús hubiera sido un criminal, ¡Dios no lo habría resucitado de los muertos!

         Es interesante observar que lo que dicen aquí indica que en cuanto a la muerte de Jesús, alguien tenía culpa, porque la expresión "echar la sangre sobre" indica una muerte injusta. Judas reconoció esto: "Yo he pecado entregando sangre inocente" (Mat. 27:4). Si Cristo hubiera sido un criminal, según la acusación de los gobernantes, entonces, nadie tendría culpa con respecto a su muerte. No se habla de echar sobre alguien la sangre de criminales, porque es justo su castigo, pero si la sangre de Cristo se echa sobre alguien, entonces esto indica que El era inocente y que su muerte fue injusta.

         La conducta de los oficiales bien ilustra lo que Pablo dice en -2 Tim. 3:13 ("los malos hombres y los engañadores irán de mal en peor"). No podían escapar de la sentencia de que eran culpables de la sangre de Cristo, pero en lugar de arrepentirse y obtener el perdón de Dios, iban de mal en peor tratando de destruir a los apóstoles de Cristo (querían derramar más sangre inocente).

         Es pecado aborrecer a los judíos, como lo hacen muchos. Siempre han sido una raza perseguida y a veces en forma muy exagerada y escandalosa. Los cristianos deben desear una sola cosa: su salvación (Rom. 10:1, 2); como dice Pedro en esta misma ocasión: "para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados" (ver. Hech. 5:31). Sin embargo, el Nuevo Testamento afirma con toda claridad el papel de los judíos en cuanto a la muerte de Jesús, y todo esfuerzo hecho hoy en día para negar su culpa es absurdo.

5:29 -- Respondiendo Pedro y los apóstoles, dijeron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. -- No les quedó a los del concilio medio alguno para callar a los apóstoles. Simplemente no podían intimidar a estos testigos de la resurrección de Jesús. Aunque los hubieran matado, aun esto no los habría callado, porque como Abel, muertos todavía hubieran seguido hablando (Heb. 11:4). Había llegado otra etapa y el concilio no lo podía evitar.

         Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El concilio creía esto, pero no aceptaban que la obra de los apóstoles era obediencia a Dios.

         Si hubiera sido la voluntad de Dios, Pedro podría haber dividido el concilio como lo hizo Pablo (Hech. 23:6-9), porque podría haber explicado que un ángel le había libertado y, en tal caso, los fariseos del concilio le habrían apoyado como apoyaron a Pablo en semejante caso.

         Otra vez se observa en la conducta de Pedro un contraste fuerte entre su valentía ahora y su pasada cobardía al haber negado a Cristo.

5:30 -- El Dios de nuestros padres levantó a Jesús, -- La palabra levantó aquí corresponde a 3:22 "os levantará profeta".

         -- a quien vosotros matasteis colgándole en un madero. -- La palabra madero corresponde a su uso en Deut. 21:23. Pablo cita este texto para enfatizar que "Cristo nos redimió de la maldición de la ley, hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gál. 3:13). También empleó este término en su sermón en Antioquía de Pisidia ("Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro" (Hech. 13:29), y Pedro lo usó en su primera carta ("quien llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero", 1 Ped. 2:24).

 

5:31 -- A éste, Dios ha exaltado con (a, LBLA) su diestra por Príncipe (véase Hech. 3:15, notas) y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y perdón de pecados. -- El arrepentimiento es un mandamiento (Luc. 13:3, 5; Hech. 2:38; 17:30-31), pero también es un privilegio, es un don de Dios (Hech. 11:18). Todo el proceso de nuestra obediencia a Dios es pura misericordia, es un honor, un privilegio y una bendición muy grande. ¿Cómo puede alguno resistir estos mandamientos? ¿Cómo pueden las iglesias evangélicas rechazar el bautismo?

         Pedro no solamente presentó defensa, sino que predicó el evangelio para convertir a sus jueces. Así fue la práctica de Pablo cada vez que hizo su defensa (capítulos 22, 24, 26).

5:32, 33 -- Y nosotros somos testigos suyos de estas cosas, y también el Espíritu Santo, el cual ha dado Dios a los que le obedecen. Ellos oyendo esto, se enfurecían (se sintieron profundamente ofendidos, LBLA, margen, aserrados) y querían matarlos. -- No se sintieron compungidos de corazón, o heridos en la conciencia, (Hech. 2:37), sino profundamente ofendidos y enojados. Iban de mal en peor. Al principio, estaban "resentidos de que enseñasen al pueblo, y anunciasen en Jesús la resurrección de entre los muertos" (Hech. 4:2) y "les echaron mano, y los pusieron en la cárcel hasta el día siguiente" (Hech. 4:3). Entonces estuvieron muy perplejos "diciendo: ¿Qué haremos con estos hombres? Porque de cierto, señal manifiesta ha sido hecha por ellos, notoria a todos los que moran en Jerusalén, y no lo podemos negar" (Hech. 4:16). "Sin embargo, para que no se divulgue más entre el pueblo, amenacémosles para que no hablen de aquí en adelante a hombre alguno en este nombre" (Hech. 4:17). Luego otra vez (Hech. 5:18) "echaron mano a los apóstoles y los pusieron en la cárcel pública" y cuando el ángel les soltó y siguieron predicando, "dudaban en qué vendría a parar aquello" (Hech. 5:24), pero volvieron a reprender a los apóstoles por llenar la ciudad con su doctrina. Entonces respondieron los apóstoles que "Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres" (Hech. 5:29) y volvieron a acusar a los oficiales de haber crucificado a Jesús y les recordaron que Dios ofrece perdón a los que se arrepienten.

         Esto fue el colmo. Ya no aguantaron más. Se volvieron locos de ira y furia. La palabra traducida se enfurecían "significa serrar a través, dividir mediante una sierra ... ser cortado a través mentalmente, verse desgarrado por una ofensa, quedar cortado hasta el corazón" (Vine). Dice la versión Valera (1977), "se sentían heridos en lo más vivo". Por eso, como en el caso de Esteban (Hech. 7:54), su único pensamiento era matarlos. Ya no les quedaba otra alternativa.

5:34 -- Entonces levantándose en el concilio un fariseo llamado Gamaliel (22:3), doctor de la ley, venerado de todo el pueblo, mandó que sacasen fuera por un momento a los apóstoles, -- Para poder matar a los apóstoles los saduceos fanáticos necesitaban del apoyo de los miembros fariseos, pero el fariseo principal habló con el propósito de apaciguarlos.

5:35, 36 -- y luego dijo: Varones israelitas, mirad por vosotros lo que vais a hacer respecto a estos hombres. Porque antes de estos días se levantó Teudas, diciendo que era alguien. A éste se unió un número como de cuatrocientos hombres; pero él fue muerto, y todos los que le obedecían fueron dispersados y reducidos a nada. -- Según Josefo hubo una revolución dirigida por un tal Teudas, pero en el año 44 d. de J. C.; por eso, algunos ponen en tela de juicio este relato de Lucas pero, en primer lugar, este detalle no fue relato directamente de Lucas, sino que él relata lo que Gamaliel dijo; por eso, éste se refirió a otra revolución que ya había ocurrido. Según el mismo Josefo había muchísimas revoluciones  ("10,000 desórdenes") y el nombre Teudas era nombre común. Los que se atreven a criticar a Lucas deben investigar ampliamente antes de hablar o escribir, porque Lucas era un historiador súper cuidadoso y exacto.

5:37 -- Después de éste, se levantó Judas el Galileo, en los días del censo, y llevó en pos de sí a mucho pueblo. Pereció también él, y todos los que le obedecían fueron dispersados. -- Los zelotes eran los sucesores de este Judas quien creía que el pagar impuestos a Roma era acto traicionero.

5:38 -- Y ahora os digo: Apartaos de (no tengáis nada que ver con, LBLA) estos hombres, y dejadlos; porque si este consejo o esta obra es de los hombres, se desvanecerá, -- Desde luego, Gamaliel no era un discípulo de Cristo y su consejo no es bueno en cuanto a falsos maestros. Muchos textos nos obligan a exponer el error y denunciar a los falsos maestros.

5:39 -- pero si es de Dios, no la podréis destruir; no seáis tal vez hallados luchando contra Dios. -- Los fariseos creían en dejar muchos asuntos en manos de Dios. Aunque Gamaliel sabía que un milagro se había hecho (Hech. 4:16), y que los apóstoles eran representantes de Jesucristo (4:13), que sepamos no se convirtió a Cristo. Entonces ¿qué tan sabio era? (Mat. 7:23-27). A menos que él creyera que los apóstoles obraban por el poder de Beelzebú (Mat. 19:24), sabía que era "de Dios". ¿Por qué no aceptó la evidencia? Esto demuestra lo muy arraigado del concepto de los judíos de que ellos eran el pueblo escogido de Dios, que todas las bendiciones de Dios serían derramadas sobre ellos o por medio de ellos y, por eso, que no tenían que aceptar el evangelio de Cristo.

5:40 -- Y convinieron con él (aceptaron su consejo, LBLA); y llamando a los apóstoles, después de azotarlos (1 Cor. 4:9), les intimaron que no hablasen en el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad. -- Deut. 25:3 dice, "Se podrá dar cuarenta azotes, no más". (De esto Pablo dice, "De los judíos cinco veces he recibido cuarenta azotes menos uno", -2 Cor. 11:24). Esto fue un castigo severo y cruel -- a veces fatal --, pero aparentemente se contentaron con esto y dejaron la idea de matarlos. Sin duda los apóstoles se acordaron de lo que Jesús había dicho (Mat. 10:17-28).

5:41 -- Y ellos salieron de la presencia del concilio, gozosos de haber sido tenidos por dignos de padecer afrenta por causa del Nombre. -- Mat. 5:10-12; Col. 1:24;- 1 Ped. 2:20-23;4:15-16. Salieron con cuerpos golpeados pero con corazones alegres. Es la primera vez que los discípulos de Jesús compartían su sufrimiento físico. Y salieron gozosos. McGarvey dice que tal vez el hecho de tener tal gozo haya sido más sorprendente que sus milagros.

5:42 -- Y todos los días, en el templo y por las casas, no cesaban de enseñar y predicar a Jesucristo (a Jesús como el Cristo, LBLA). -- Esto parece indicar que los apóstoles, con sus cuerpos lacerados y magullados, inmediatamente continuaban su obra de llenar Jerusalén con su doctrina, porque el espíritu contento y gozoso soporta mucha aflicción física.

Hechos 6

6:1 -- En aquellos días, cuando creciera (al multiplicarse, LBLA) el número de los discípulos, -- Por primera vez en Hechos los seguidores de Cristo se llaman "discípulos" (véanse Hechos 6:7; 9:1, 10, 19, 25; 11:26 y continuamente). Lucas habla ahora de otra crisis en la iglesia. Primero hubo persecución, luego pecado en la iglesia que tuvo que ser castigado y ahora disensión entre los miembros. Cuando hay mucho crecimiento también habrá problemas. Hasta ahora Lucas había hablado de la armonía que existía entre los hermanos (Hechos 1:14; 2:1; 4:24, 32; 5:12), pero es un historiador fiel que no escribe solamente lo positivo sino también lo negativo acerca de la iglesia.

         -- hubo murmuración -- La murmuración o la disensión es veneno en la iglesia (1 Cor. 3:3; Gál. 5:20; Fil. 2:3, 14; -1 Ped. 4:9). Ignoramos los detalles del problema, pero la Biblia siempre condena la murmuración. Los seguidores de Cristo pueden resolver todo problema sin murmurar.

         -- de los griegos (helenistas, LBLA) -- los judíos que vivían fuera Palestina (Hechos 2:8-11) que adoptaban costumbres griegas. (La palabra "griegos" podía incluir prosélitos).

         -- contra los hebreos, -- comúnmente los judíos que vivían en Palestina, pero también eran hebreos los que vivían fuera de Palestina, de padres hebreos que conservaban su lengua y sus costumbres características y que no se habían helenizados (Fil. 3:5).

         -- de que las viudas de aquéllos eran desatendidas en la distribución diaria. -- Otra vez vemos que la iglesia no practicaba ninguna clase de comunismo (socialismo). No existió ningún plan para que todos los discípulos tuviesen la misma cantidad de dinero o la misma cantidad de bienes (muebles o inmuebles), sino que simplemente se suplía la necesidad de los miembros.

         Este problema tuvo que ser resuelto lo más pronto posible para que la paz de la iglesia no se destruyera. El plan de los apóstoles para remediarlo fue un plan muy juicioso y todos quedaron conformes y contentos. Pronto se acabó la murmuración.

         La iglesia verdadera practica la benevolencia (Hechos 11:27-30; Rom. 15:25-27;- 1 Cor. 16:1-4, -2 Cor 8 y 9). Como comenta el hermano Harkrider, la iglesia de Jerusalén no originó un programa de benevolencia como medio de evangelizar, sino que simplemente cuidaba de los suyos.

         El primer problema en la iglesia fue causado por diferencias culturales. Aunque los hermanos hebreos y griegos tenían mucho en común, había diferencias y conflictos culturales entre ellos. Muchos no abandonan sus diferencias y prejuicios culturales cuando obedecen al evangelio.

         El dinero de las propiedades vendidas fue entregado a los apóstoles (Hechos 4:32-35), pero ignoramos el proceso de la distribución. Los helenistas acusan a los hebreos de la discriminación. Cuando hay problemas de esta clase ¿conviene la murmuración y acusación de esta clase? ¿No sería mejor explicar el problema de manera hermanable? Sería muy difícil creer que los apóstoles u otros hermanos hebreos quisieran desatender a las viudas helenistas.

6:2 -- Entonces -- Pronto. De una vez. No esperaban otras tres semanas o dos meses hasta que hubiera división en la iglesia. Los problemas de la iglesia no deben descuidarse. No se resuelven solos, como muchos suponen.

         -- los doce convocaron a la multitud de los discípulos, y dijeron: No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas. -- Esto no indica que los apóstoles se habían dedicado a servir mesas y que ahora pensaban dejar de hacerlo, sino que siendo apóstoles ellos sí podrían hacer esa obra con toda equidad, pero que tenían otra obra más importante.

         En cuanto a la palabra servir (diakonein), "es de la misma raíz que diakonia (distribución) en el ver. 1 y que diácono en Fil. 1:1 y -1 Tim. 3:8-13. Se emplea con más frecuencia en el N. T. de ministros (predicadores) que de diáconos (1 Cor. 3:5; -2 Cor. 3:6; Efes. 3:7)" (Vine). Algunos suponen que este caso es el primer ejemplo de haber diáconos en la iglesia, como los de Fil. 1:1; -1 Tim. 3:8-13, pero esta conclusión no es necesaria, porque (1) Lucas no les llama diáconos, (2) los requisitos nombrados aquí y en -1 Tim. 3 no son iguales; (3) estos siervos se escogieron para un servicio especial y provisional y (4) no sabemos si ya había ancianos en la iglesia de Jerusalén, pero no es correcto escoger diáconos (como los de Fil. 1:1; -1 Tim. 3:8-13) si no hay ancianos, porque en tal caso obviamente los diáconos harían el papel de ancianos.

         Otro detalle importante en cuanto a la obra de diáconos (Fil. 1:1;- 1 Tim. 3:8-13), este texto (Hech. 6:1-3) no es prueba de que la obra de los diáconos es más secular que espiritual, es decir, que la obra de ellos se limita a servir mesas, cuidar de la propiedad, encargarse de asuntos financieros, etc., porque no hay ningún texto que indique esto. Recuérdese que la palabra diácono se usa más cuando se habla de predicadores que de diáconos en el sentido ordinario y el trabajo principal del predicador no es el cuidado de la propiedad, etcétera. Desde luego, el predicador es un siervo -- también lo eran los apóstoles -- pero debe dedicarse principalmente a la oración y al ministerio de la palabra.

         Todo evangelista debe fijarse bien en este texto ("No es justo que nosotros dejemos la palabra de Dios para servir a las mesas"). Hay otros hermanos que pueden servir mesas. El evangelista no debe dedicarse a servir mesas ni mucho menos a ser director de actividades sociales o de divertir a los jóvenes, sino que debe imitar a los apóstoles en dedicarse a la palabra. "Ocúpate en la lectura, la exhortación y la enseñanza" (1 Tim. 4:13). "Que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim. 4:2).

6:3 -- Buscad, pues, hermanos, de entre vosotros a siete varones de buen testimonio (Hech. 10:22; 16:2; -1 Tim. 3:7; 5:10), llenos del Espíritu Santo (11:24; Efes. 5:18) y de sabiduría (juicio sano, inteligencia práctica), a quienes encarguemos de este trabajo. -- ¡Buscad y escoged de entre vosotros! Aquí está el plan bíblico. Aunque los apóstoles eran hombres inspirados ellos no usurparon el derecho de la iglesia local para escoger sus propios líderes. No tenían mas alto concepto de sí que el que debieran tener (Rom. 12:3). No querían enseñorearse de los hermanos. No creían que sería muy peligroso poner un asunto tan delicado en manos de los hermanos. Los apóstoles simplemente no eran dictadores. Tenían confianza en sus hermanos.

         Los requisitos de obispos y diáconos (1 Tim. 3; Tito 1) fueron dados para que las iglesias pudieran estudiarlos y luego escoger ancianos y diáconos calificados de entre los miembros de la congregación.

         Para servir mesas ¿tenían estos hermanos que poseer cualidades tan espirituales? ¡"Varones de buen testimonio, llenos del Espíritu Santo y de sabiduría"! ¿Para servir mesas? En primer lugar estos deberían poseer estas cualidades porque no solamente iban a servir mesas sino también promover la armonía donde existía conflicto pero, en realidad, todos los que sirven al Señor de cualquier manera deben poseer estas cualidades. A veces se le da participación a algún hermano infiel para que dirija los cantos, las oraciones y la mesa del Señor. Recuérdese este texto la próxima vez que algún hermano infiel se encargue de estos servicios.

         Los hermanos liberales han dicho repetidas veces que "el Señor no ha dicho cómo hacer la obra de benevolencia". El problema es que estos hermanos no se preocupan por el ejemplo bíblico. Lo que no les gusta es la sencillez de la obra local. Si es una iglesia grande como la de Jerusalén o si es una iglesia pequeña como muchas de las iglesias de habla hispana, la congregación misma debe encargarse de la obra. La Biblia sí dice cómo hacer la obra de benevolencia. (Véase Hechos 11:27-30, notas sobre la llamada iglesia patrocinadora).

6:4 -- Y nosotros persistiremos en la oración (tanto pública, Hechos 16:13, como privada) y en el ministerio de la palabra. -- Iban a seguir haciendo lo que habían hecho. Ignoramos cómo la ayuda se repartía pero este texto indica que los apóstoles no habían dejado la predicación para servir mesas.

6:5 -- Agradó la propuesta a toda la multitud, y eligieron a Esteban, varón lleno de fe y del Espíritu Santo, a Felipe (Hechos 8:5-40; 21:8, no Felipe el apóstol sino Felipe el evangelista que llevó el evangelio a Samaria, convirtió al eunuco y vivió y trabajó en Cesarea), a Prócoro, a Nicanor, a Timón, a Parmenas y a Nicolás, prosélito de Antioquía; -De los otros cinco, aparte de Esteban y Felipe, no sabemos nada. Hay teorías acerca de Nicanor (su nombre se conecta con los nicolaítas, Apoc. 2:6), pero son puras especulaciones sin base. Estos son nombres griegos y si se escogieron puros helenistas esto indicaría un gran esfuerzo por complacer a los que se quejaban pero, por otra parte, se ha comentado que algunos judíos de Palestina llevaban nombres griegos.

 

6:6 -- a los cuales presentaron ante los apóstoles, quienes, orando, les impusieron las manos. -- La imposición de manos era una práctica bien establecida entre los judíos: Gén. 48:13, 14; Deut. 34:9; Núm. 8:10. Es probable que con este acto los apóstoles les hayan impartido el poder de hacer milagros porque el ver. 8 dice, "Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo", y después (Hechos 8:6-7,13) Felipe hizo señales en Samaria. Veremos en Hechos 8:14-18 que solamente los apóstoles podían impartir este poder a otros.

6:7 -- Y crecía la palabra del Señor (Hechos 9:30; 12:24; 16:5; 19:20; 28:31), y el número de los discípulos se multiplicaba grandemente en Jerusalén; --  Murmuraciones y disensiones destruyen la obra, pero la unidad la promueve. La palabra multiplicaba es muy significativa. Si había tres mil el día de Pentecostés (Hechos 2:41), y después, "el número de los varones era como cinco mil" (Hechos 4:4) ¿y el número se multiplicaba? Nos daría gusto saber el número.

         -- también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe. - Esto fue bastante significativo. Fue un día triste para Anás, Caifás y toda la secta de los saduceos (Hechos 5:17). En una ocasión los principales sacerdotes y los fariseos preguntaron con tono de burla, "¿Acaso ha creído en él alguno de los gobernantes, o de los fariseos?" (Jn. 7:48). Aquí está la respuesta: "también muchos de los sacerdotes obedecían a la fe". Esto fue un golpe fuerte al judaísmo, porque se trata de convertir los líderes del pueblo. Cuando cae el liderato, el sistema cae. Es posible que la conversión de tantos sacerdotes intensificó la oposición contra la iglesia.

         Lucas dice que los sacerdotes "obedecían a la fe". ¿Cómo es posible "obedecer a la fe"? Si hablamos como la Biblia habla, diremos que "la fe" en este texto es el evangelio, aquello en lo que creemos. Significa lo mismo en Gál. 3:25; Efes. 4:5; Judas 3; y otros textos. Dice Rom. 1:5, "y por quien recibimos la gracia y el apostolado, para la obediencia a la fe" y otra vez en Rom. 16:26, "se ha dado a conocer a todas las naciones para que obedezcan a la fe".

         Por lo tanto, cuando se predica el evangelio, es necesario anunciar que hay algo que obedecer, algo que hacer, y aunque lo nieguen 10,000 pastores evangélicos que creen en la salvación por la fe sola, estos textos dicen que aquello a lo que tenemos que ser obedientes es "la fe". El evangelio contiene (1) hechos que creer, (2) mandamientos que obedecer y (3) promesas que gozar.

 

6:8 -- Y Esteban, lleno de gracia y de poder, hacía grandes prodigios y señales entre el pueblo.-- Esteban era fiel en servir a las mesas -- era fiel en lo poco -- y el Señor le dio oportunidades para ser fiel en lo mucho (en la predicación de la palabra). "Lleno de poder" incluye el poder de hacer milagros.       Con el crecimiento de la iglesia vino también la persecución, porque el diablo es muy envidioso y no puede soportar que la iglesia prospere.

6:9 -- Entonces se levantaron unos de la sinagoga llamada de los libertos, y de los de Cirene (Africa), de Alejandría (Egipto), de Cilicia y de Asia, disputaban con Esteban. -- Este fue el primer debate mencionado por Lucas. Esteban era un helenista, uno de ellos pues, y quería convencerles que Jesucristo es el Mesías. Había muchas sinagogas en Jerusalén. Es posible que Esteban hubiera llegado a estas sinagogas para enseñarles. Los "libertos" eran los que habían sido esclavos de los romanos.

6:10 -- Pero no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba. -- Esteban presentó argumentos claros y fuertes. Probablemente les explicó cómo Cristo había cumplido las profecías y que "después de haberse padecido, se presentó vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días y hablándoles acerca del reino de Dios" (Hechos 1:3).

         Esteban ganó el primer debate y le costó su vida. Era un buen discípulo de Jesús. No podían resistir los argumentos de Jesús y no podían resistir los argumentos de sus discípulos. Los argumentos de Esteban eran claros, fuertes y convincentes. La palabra de Dios salió victoriosa. Aquí vemos el cumplimiento de Luc. 21:15, "porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan". Esta fue la sabiduría de -1 Cor. 1:21-23 y de Sant. 3:17.

6:11 -- Entonces sobornaron a unos para que dijesen que le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios. -- No oyeron esto de Esteban sino de los a quienes habían pagado. Los oponentes de Esteban no podían negar la verdad de lo que él decía, pero no querían aceptarla; por eso, optaron por callar al orador. Crucificaron a Jesús para callarlo, pero la voz de Jesús se oye en la predicación de sus apóstoles y evangelistas, y aunque callaron la voz de Esteban, él seguirá hablando hasta el fin del mundo.

         Siempre sucede lo mismo: cuando el evangelio es muy exitoso, luego viene la oposición. El diablo no puede soportar que el evangelio sea exitoso. Cuando los cristianos son más activos y logran convertir más gente el diablo "levanta" a alguien para oponerse a ellos.

         La palabra sobornaron significa que les trajeron bajo su control con dinero. Compárense las acusaciones hechas contra Jesús (Mat. 26:65; Mar. 2:7).      ¿Por qué fabricaron esta acusación? Porque estaban resueltos a matar a Esteban y la ley decía, "el que blasfemare el nombre de Jehová, ha de ser muerto; toda la congregación lo apedreará" (Lev. 24:16; Deut. 13:6-10). Así comienza el proceso que lleva a la muerte de Esteban. No podían refutar los argumentos de Esteban pero no querían aceptar la verdad; por eso, imitaron el ejemplo de los que estaban resueltos a crucificar a Jesús (Mat. 26:60-61). Los que estaban dispuestos a emplear mentiras de esta clase estaban dispuestos también a matar. Hasta ahora los discípulos de Cristo habían sufrido amenazas, cárcel, y azotes, pero estas acusaciones contra Esteban indicaban que estaban resueltos a matarlo.

         No sabemos exactamente lo que Esteban dijo en la discusión con ellos, pero sabemos de lo que él dijo en su defensa (cap. 7); también al examinar lo que los apóstoles predicaron acerca de Moisés, sabemos que la acusación contra Esteban era falsa. Algunos nos acusan de rechazar a Moisés (el Antiguo Testamento), pero esta es otra acusación falsa. Muchos nos entienden mal o tuercen lo que decimos acerca de la ley de Moisés. Solamente explicamos que no estamos bajo la ley de Moisés porque en primer lugar, no somos judíos (la ley de Moisés era solamente para ellos), y también porque ya hubo cambio de ley (Heb. 7:12). Es por eso que no imponemos el diezmo, no usamos instrumentos de música en el culto, no tenemos sacerdotes especiales (como lo era Aarón), y no esperamos el establecimiento de un reino terrenal.

         Desde luego, hay poco peligro de que nos persigan como persiguieron a Esteban, pero en realidad la acusación falsa en cuanto a lo que uno enseñe es asunto grave, gravísimo, porque está en juego la salvación de muchas almas. Así, pues, cabe aquí en este comentario una denuncia fuerte en contra de mal representar a otro religioso. Es pecado tergiversar lo que otro enseña aunque sea falso maestro (católico, bautista, pentecostal, "testigo", etcétera). Al hablar de lo que enseñan nuestros hermanos equivocados, no ayudamos a la causa de Cristo si les acusamos de enseñar alguna cosa que no enseñan. La táctica carnal más efectiva que nuestros hermanos institucionales emplean en nuestra contra es la de tildarnos de "antis", afirmando o insinuando que nos oponemos al uso de copitas para repartir la cena del Señor, las clases bíblicas, etc. Muchísimos hermanos no tienen un concepto claro de lo que enseñamos pero al saber que se nos llama "antis", nos rechazan y se nos oponen con todo medio posible.

         Es fácil torcer las Escrituras. Satanás cambió la palabra de Dios agregando la palabra "no" (Gén. 3:4). Algunos cambian Rom. 3:28, agregando la palabra "sola". Los testigos del Atalaya cambian Col. 1:16, agregando la palabra "otras" ("todas las otras cosas", para blasfemar a Cristo, enseñando que El era una cosa creada, una criatura).

6:12, 13 -- Y soliviantaron (alborotaron, LBLA) al pueblo, a los ancianos y a los escribas, -- Agitaron al pueblo como lo hace un terremoto. Hasta ahora los discípulos de Cristo gozaban del favor del pueblo y esto detenía a los enemigos, pero ahora el pueblo está en contra de los hermanos.

         -- y arremetiendo (cayendo sobre él, LBLA), le arrebataron, y le trajeron al concilio (4:1; 5:17). Y pusieron testigos falsos que decían: Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; -- Hechos 21:28; Mar. 14:57-58. Ahora agregan más acusaciones: que habla "contra este lugar santo y contra la ley". En su defensa (Hechos 7:52) Esteban explicó quiénes en verdad se oponían a la ley.

6:14 -- pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres (tradiciones, LBLA) que nos dio Moisés. -- Es posible que hayan pervertido las palabras de Jesús (Luc. 21:6, 20-24; Mar. 13:2; Mat. 24:1-3; Juan 2:19). Los romanos iban a destruir "este lugar" (Mat. 23:38; 24:2; 24:15).

 

6:15 -- Entonces todos los que estaban sentados en el concilio, al fijar los ojos en él, vieron su rostro como el rostro de un ángel. -- Compárese el rostro de Moisés cuando descendió del monte, Ex. 34:30;- 2 Cor. 3:7. No vieron temor o ansiedad en su rostro, sino transformación. Tres textos (Hechos 6:3, 5, 10) afirman que en Esteban estaba el poder del Espíritu Santo; con razón, su rostro se vio como el rostro de un ángel.

         Aun los enemigos pensaron que su rostro era como el de un ángel, pero no se arrepintieron de su maldad. Si Esteban hubiera blasfemado a Moisés, el templo y aun a Dios, su rostro no habría sido como el de un ángel. El rostro refleja la comunión íntima con Dios. En su rostro vieron sinceridad, calma y confianza. ¿Qué indica el rostro de nosotros? Obsérvese la semejanza entre la experiencia de Jesús y la de Esteban: estuvieron en la misma ciudad, contra los dos fue hecha la misma acusación, por los mismos acusadores, con el mismo propósito: no buscaron justicia, ni pensaron juzgarles, sino solamente condenarles y matarles.

 

 

 

 

Hechos 7

 

Introducción.

         A. Las acusaciones contra Esteban fueron serias: que "le habían oído hablar palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios" (Hechos 6:11); que "no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo y contra la ley; pues le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá este lugar, y cambiará las costumbres que nos dio Moisés" (Hechos 6:13- 14). Esteban sabía que este mismo concilio había usado la acusación de blasfemia para condenar a Jesús y, sin duda, él sabía que ya estaban resueltos a apedrearle.

         B. Este capítulo es la defensa de Esteban, un hombre lleno del Espíritu Santo y de gracia, sabiduría y poder. No contesta directamente la acusación de blasfemia, pero refuta las acusaciones contra él al demostrar su respeto por Dios, por Moisés y la ley de Moisés, y por el templo. Presenta un resumen de la historia del pueblo de Dios con el propósito de ilustrar que todo hombre enviado por Dios a la nación fue rechazado y maltratado, y concluye afirmando que el concilio actual había tratado a Jesucristo de la misma manera que su padres habían tratado a Moisés y los profetas.

         ¿Cuál fue el propósito de este largo discurso? La respuesta se encuentra en el ver. 51: "Como vuestros padres, así también vosotros". Eran padres e hijos (imitadores). La rebelión de "vuestros padres" y la rebelión de "vosotros" son exactamente paralelas. La rebelión de "vosotros" se reflejaba perfectamente en esta historia de la rebelión de "vuestros padres". El pasado (lo que Esteban contó) fue un espejo claro del presente.

         C. Es el sermón más largo del libro de Hechos pero ninguna palabra sobra. Esteban, inspirado por el Espíritu Santo, juzgaba necesario contar brevemente toda esta historia de Israel para establecer la base para sus conclusiones.

         D. Al estudiar o enseñar este capítulo no conviene que el estudiante o la clase se detenga demasiado con los detalles de la historia presentada por Esteban, a menos que este relato se estudie con el propósito de compararlo con la historia del Antiguo Testamento. Al estudiarlo en su contexto es importante buscar la conexión entre las acusaciones hechas contra Esteban y su defensa.

         E. Los racionalistas (los que rechazan la inspiración de las Escrituras) dicen que Esteban cometió algunos errores en su relato de datos históricos, pero los del concilio conocían perfectamente la historia de su nación, y si Esteban hubiera dado información incorrecta pro­bablemente lo habrían interrumpido, pero, que sepamos, no lo hicieron. Es importante recordar que los judíos no solamente usaban las Escrituras hebreas, sino también la versión Septuaginta (versión griega del Antiguo Testamento), frecuentemente citada por Jesús, los apóstoles y, desde luego, todos los helenistas como Esteban. También los escritores y oradores del Nuevo Testamento a veces citan información de otras fuentes, y aunque éstas no sean inspiradas, sin embargo, los hombres inspirados citan solamente la información que es verídica. (Por ejemplo, Judas 9,14;-2 Tim. 3:8; etcétera). Por eso las supuestas "discrepancias" no son verdaderas sino solamente imaginarias. (Las explicaciones de algunos aparentes conflictos en este capítulo vienen del comentario de J. W. McGarvey quien dedicó mucho tiempo y esfuerzo al estudio de las evidencias de la inspiración de las Escrituras).

7:1 -- El sumo sacerdote dijo entonces: ¿Es esto así? -- Por lo menos le concedieron a Esteban el derecho de defenderse.

 

7:2, 3 -- Y él dijo: Varones hermanos y padres, oíd: -- Aunque las acusaciones no tenían base y eran completamente absurdas, Esteban les habla con todo respeto.

         -- El Dios de la gloria -- Un blasfemador no hubiera hablado de esta manera. A través de todo el discurso Esteban habla con toda reverencia de Dios, del pueblo de Dios, de Moisés, de la ley de Moisés, y del templo. Cita Ex. 3:6, "Yo soy el Dios de tus padres, el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob". También habla con todo respeto acerca de la promesa de Dios a Abraham (ver. Hechos 7:17), dice que "Dios estaba con" José (ver. Hechos 7:9), que Moisés "fue agradable a Dios" (ver. Hechos 7:20) y "que el Altísimo no habita en templos hechos de mano" (ver. Hechos 7:48).

         -- apareció a nuestro padre Abraham, estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, y le dijo: Sal de tu tierra y de tu parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. -- Esteban empieza su discurso hablando de Abraham, Isaac y Jacob y le escucharon porque nunca se cansaron de oír esta historia. Al principio del discurso no sospecharon que ellos mismos serían los acusados (Hechos 7:51-52).

         Los racionalistas (los que rechazan la revelación y, por eso, buscan "aparentes" contradicciones en la Biblia) dicen que esto contradice Gén. 12:1-4 que dice que esto ocurrió en Harán, pero salió Taré, el padre de Abram, de Ur de los caldeos -- llevando consigo a Abram y otros -- para ir a la tierra de Canaán, y vinieron hasta Harán (Gén. 11:31). ¿Por qué? Obviamente fue como Esteban lo explicó.

7:4 -- Entonces salió de la tierra de los caldeos y habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros habitáis ahora. -- Dicen los racionalistas que ésta es la segunda contradicción de Esteban. Se dice que Abraham nació cuando su padre tenía70 años de edad (Gén. 11:26); que salió de Harán cuando él mismo tenía 75 años de edad (según esto la edad de su padre sería 145 años); y puesto que Taré llegó a la edad de 205 años (Gén. 11.32) entonces vivió 60 años después de que Abraham salió de Harán, en lugar de morir (como Esteban dice) antes de que saliera. Pero estos cálculos dependen de lo correcto de las primeras cifras; Gén. 11:26 dice, "Taré vivió setenta años, y engendró a Abram, a Nacor y a Harán"; por eso, a menos que se pueda probar que estos tres eran trillizos, no se puede afirmar que Taré tuvo 70 años cuando nació Abram. Harán era mayor que los otros dos (la esposa de Nacor era hija de Harán).

7:5 -- Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; -- Los judíos daban mucha importancia a la tierra que Dios les había dado (y sobre todo al templo). Por eso, algunos creen que Esteban menciona esto para recordarles que Abraham sostuvo una relación íntima con Dios toda la vida sin poseer la tierra prometida, Heb. 11:8-12. Solamente era dueño de una cueva.

7:6 -- Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años. -- Gén 15:13-16; Ex. 12:40, 41; Gál. 3:17. Este es el primer ejemplo citado por Esteban del maltrato del pueblo de Dios (vers. Hechos 7:19,34). En el ver. Hechos 7:9 se refiere al maltrato de José; en los vers. Hech. 7:27, 35, 39 habla del maltrato de Moisés y, por último, en el ver. Hechos 7:52, del maltrato de los profetas y de Jesús. Esto tiene mucho que ver con el tema del discurso; es decir, que los que son favorecidos por Dios son maltratados por los hombres.

7:7 -- Mas yo juzgaré, dijo Dios, a la nación de la cual serán siervos; --  De una vez Esteban explica que Dios juzga a los que se le oponen. Este concepto se desarrolla a través del discurso y llega a su clímax en los vers. Hechos 7:42,51.

         -- y después de esto saldrán y me servirán en este lugar. -- Es decir, en el monte Sinaí. Véase Ex. 3:12.

7:8 -- Y le dio el pacto de la circuncisión; -- Gén 17:4-11, señal y sello del pacto. Los acusadores de Esteban dijeron que Jesús "cambiará las costumbres". Aquí está la costumbre más importante de los judíos (la circuncisión) y Esteban habla de ella con todo respeto.

         -- y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas.

 

7:9-13 -- los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, -- Por medio de José los hijos de Jacob entraron en Egipto y llegaron a ser una nación grande. Dios había usado la maldad de los hermanos de José para bendecir y exaltar a José. Posiblemente Esteban quería que sus oyentes se vieran a sí mismos como identificados con los hermanos de José, porque es obvio que presentó a José como el salvador de sus hermanos aunque primero fue rechazado por ellos. Lo mismo sucedió con Moisés y también con Cristo. A través del discurso Esteban les recuerda que Dios siempre había levantado hombres importantes para ser libertadores del pueblo y que estos habían sido rechazados y maltratados, como en ese momento le maltrataban a él.

 

7:14 -- toda su parentela, en número de setenta y cinco personas. -- Según los racionalistas este es el tercer equívoco de Esteban, porque Gén. 46:27 dice que eran 70, pero Esteban cita la Septuaginta la cual en el ver. 20 suple los nombres de dos hijos de Manasés, dos hijos y un nieto de Efraín. Muchísimos judíos usaban esta versión.

7:15-16 -- Así descendió Jacob a Egipto, donde murió él, y también nuestros padres; los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en el sepulcro -- Aquí hay otro aparente conflicto con el relato de Génesis, porque Jacob no fue sepultado en Siquem sino en Hebrón, pero en la frase, "los cuales fueron trasladados a Siquem" no se incluye a Jacob, sino solamente a "nuestros Padres". El verbo "murió" es, obviamente, singular y se aplica solamente a Jacob. El plural de este verbo se entiende pero no se escribe con respecto a "nuestros padres". Entonces hablando de los padres se dice que "fueron trasladados a Siquem". Por eso, no hay conflicto.

         -- que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem -- Esto sí es un problema, porque Génesis dice claramente que la cueva comprada por Abraham estuvo en Hebrón. Posiblemente Esteban reúne en una sola las dos compras, los dos entierros de que habla el Antiguo Testamento (Bonnet), pero tal vez la explicación más lógica sea que algún copista, pensando en la compra de Abraham de una cueva para sepultar a su familia, puso Abraham aquí en lugar de Jacob quien sí compró terreno en Siquem. Desde luego, los incrédulos no aceptarán esta explicación y seguirán diciendo que Esteban contradice a Moisés y que esto refuta la inspiración de las Escrituras. Sin embargo, todos saben que en la reproducción de cualquier documento se puede cometer errores de esta clase; por eso, esta explicación es razonable, pero negar la inspiración no es razonable porque es apoyada por muchísimas evidencias.

7:17-19 -- Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el pueblo creció y se multiplicó en Egipto, -- La promesa de este versículo es la del ver. 5, la tierra de Canaán, pero se menciona con el propósito de introducir a Moisés.

20-22 -- nació Moisés, y fue agradable a Dios; -- Ahora comienza la parte principal de su discurso, en la cual Esteban habla de Moisés. Decían que Esteban hablaba palabras blasfemas contra Moisés (Hechos 6:11), pero todo lo que él dice de Moisés indica que lo tiene en alta estima.

         -- Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; -- La sabiduría de los egipcios incluía las ciencias naturales (comprendiendo la magia), la astronomía, las matemáticas y la medicina (Meyer). Fue importante que Moisés se educara bien y que se prepara para el trabajo muy difícil de ser el líder (libertador) de los hijos de Israel que por tanto tiempo habían sido esclavos. Moisés fue el escritor de los primeros cinco libros de la Biblia (el Pentateuco). Sin duda el estudio en Egipto de la ortografía, la gramática, etc. le preparó para este trabajo. Es muy cierto que cuando algún hombre fue inspirado para escribir, el Espíritu Santo escogió toda palabra, pero también es cierto que el Espíritu Santo escogió palabras del mismo vocabulario del escritor y utilizó la educación de él. Por eso, cada escritor tiene su propio estilo de escribir.

         Como Moisés fue educado en Egipto, Pablo fue "instruido a los pies de Gamaliel" (Hech. 22:3). La educación puede y debe ser una "herramienta" útil para el servicio de Dios, pero aunque Moisés, Pablo y muchos otros siervos de Dios eran hombres educados en el sentido secular, aceptaron, practicaron y enseñaron la verdadera sabiduría de Dios. Lamentablemente muchos predicadores aprenden y también enseñan la sabiduría humana. Moisés poseía la sabiduría verdadera; también José (ver. Hechos 7:10); en esto eran como Jesús (Luc. 2:41-52).

         Dice Ex. 2:7-10 que la hermana de Moisés dijo a la hija de Faraón, "¿Iré a llamarte una nodriza de las hebreas, para que te críe este niño? Y la hija de Faraón respondió: Vé. Entonces fue la doncella, y llamó a la madre del niño, a la cual dijo la hija de Faraón: Lleva a este niño y críamelo, y yo te lo pagaré. Y la mujer tomó al niño y lo crió. Y cuando el niño creció, ella lo trajo a la hija de Faraón, la cual lo prohijó (vino a ser hijo suyo, LBLA)". Es importante recordar que por un tiempo la misma madre de Moisés lo crió. La Biblia no dice por cuánto tiempo, pero lo que sabemos es que Moisés se dio cuenta de quien era y que los israelitas eran el pueblo de Dios (y el pueblo de él), y que él tenía una responsabilidad hacia ellos. Durante el tiempo que Moisés estuvo con su madre él aprendió la verdad y, por eso, no se dejó llevar por toda la sabiduría de Egipto.

         -- y era poderoso en sus palabras y obras. -- Cuando Dios dijo a Moisés, "te enviaré a Faraón, para que saques de Egipto a mi pueblo, los hijos de Israel" (Ex. 3:10), él respondió, "¡Ay, Señor! nunca he sido hombre de fácil palabra, ni antes, ni desde que tú hablas a tu siervo; porque soy tardo en el habla y torpe de lengua" (Ex. 4:10). Esto indica que los siervos de Dios pueden ser poderosos en sus palabras sin ser elocuentes.

7:23-25 -- Esta historia se encuentra en Ex. 2:11-15. Moisés quería ser el libertador de su pueblo, pero ellos lo rechazaron.

7:26 -- Hermanos sois, ¿por qué os maltratáis el uno al otro? -- Una de las escenas más tristes del mundo es la de los pobres, afligidos, y oprimidos que agregan a sus calamidades altercados y pleitos entre sí mismos, pero de esta misma clase de gente comúnmente se levantan contenciones, demandas, etcétera (Barnes).

7:26-29 -- Esteban explica (ver. 25) por qué los hermanos de Moisés lo rechazaron en esta ocasión (Ex. 2:14), tal vez con la implicación de que por ignorancia los judíos rechazaron a Jesús (Hech. 3:17; -1 Cor. 2:8). Esteban repite la cita del ver. Hechos 7:27 (le rechazó, lo empujó, LBLA) en el ver. Hechos 7:35 para enfatizar que Moisés fue rechazado (vers. Hechos 7:35-39). ¿Qué pensaban los del concilio de ese rechazamiento? ¿No creían que por lo menos los hermanos de Moisés debieran simpatizar con Moisés por querer ser su líder?

 

7:30-32 -- Repite la historia de Ex. 3:1-10. Posiblemente al hablar de la presencia de Dios en tales lugares Esteban quería recordar a los judíos que la presencia divina no se limitaba al templo.

 

7:33-34 -- Lo que Moisés "pensaba" (ver. Hechos 7:25) era correcto. Dios pensaba usarlo para sacar a su pueblo de Egipto y llevarlos a la tierra prometida a Abraham (vers. Hechos 7:5,17).

 

7:35 -- A este Moisés, a quien habían rechazado, -- Los oyentes de Esteban profesaban ser seguidores leales de Moisés, pero les recuerda que este mismo Moisés -- a quien Dios levantó para ser libertador de los israelitas -- fue rechazado por ellos.

         -- "A este Moisés, a quién habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?" (ver. Hechos 7:35). Como los padres rechazaron a Moisés, diciendo "¿Quién te ha puesto por gobernante y juez?" (Hechos 7:35), así también estos judíos rechazaron a Cristo diciendo, "¿Con qué autoridad haces estas cosas? ¿y quién te dio esta autoridad?" (Mat. 21:23).

         -- "Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de Egipto" (ver. Hechos 7:36). Aunque Moisés hizo muchas señales en Egipto, en el Mar Rojo y en el desierto (Exodo 7-20) para demostrar que Dios estaba con él, el pueblo lo rechazó y así también aunque Jesús hizo muchas señales el pueblo lo rechazó.

         -- "Este Moisés es el que dijo a los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor ... como a mí" (ver. Hechos 7:37)."Este Moisés" habló de otro profeta como él a quien el Señor levantaría (ver. Hechos 7:37; Deut. 18:15-18). Ahora este Profeta ha llegado y como los padres rechazaron a Moisés así también el concilio había rechazado al Profeta anunciado por Moisés. Todos sabían que esta profecía se refería al Mesías; por eso, si hubieran respetado a Moisés, habrían aceptado al Profeta semejante a él.

         -- "Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto ... al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon" (vers. Hechos 7:38-39). Como los padres rechazaron a Moisés "que recibió palabras (oráculos) de vida que darnos" (Hechos 7:38), así también el Profeta anunciado por Moisés vino para darnos palabras de vida eterna (Juan 6:68).

        

7:37 -- Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos, como a mí; a él oiréis. -- Deut. 18:15; Hech. 3:22-23; Jn 5:45-46. Al oponerse a Jesús se oponían a Moisés.

7:38 -- recibió palabras (oráculos) de vida que darnos; -- Si Esteban hablaba palabras blasfemas contra la ley (Hechos 6:13) ¿por qué se refiere a ella como "palabras (oráculos) de vida"? Otra vez de manera indirecta Esteban se defiende a sí mismo contra las acusaciones falsas.

         La ley de Moisés era una ley que, por sí sola, no podía perfeccionar (Heb. 9:9; 10:1), "porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados" (Heb. 10:4), pero los israelitas que eran verdaderos hijos de Abraham por creer a Dios, buscar su misericordia y llevar vidas fieles, hallaron vida al obedecer la ley de Moisés, porque los sacrificios prescritos por la ley apuntaban hacia Cristo y tenían su eficacia en El. Por eso, Pablo dice que "la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno" (Rom. 7:12). Jesús insistió en que sus discípulos guardaran los mandamientos más pequeños de la ley hasta que se cumpliera (Mat. 5:17-20). Desde luego, cuando Cristo clavó la ley en la cruz (Col. 2:14; Efes. 2:15), ya no era "palabras de vida" para los judíos.

7:39 -- al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon, y en sus corazones se volvieron a Egipto. -- Ex. 32:1, 23. Este es texto clave en la defensa de Esteban, porque el concilio tenía esta misma actitud hacia Cristo (Dios) que los padres tenían hacia Moisés. Estaban igualmente inclinados a rebelarse, desobedecer y apartarse de Dios.

7:40 -- cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses que vayan delante de nosotros; -- Mientras que Moisés estuvo en el Monte Sinaí para recibir "palabras (oráculos) de vida", el pueblo instó a Aarón a que les hiciera el becerro de oro (Ex. 24:18; 32:1-6;- 1 Cor. 10:5-7). De esta manera empezó la idolatría en Israel.

7:42 -- Y Dios se apartó, y los entregó a que rindiesen culto al ejército del cielo; -- La rebelión es seguida por el juicio de Dios (les entregó a sus enemigos). Este texto suena como Rom. 1:26-28.

 

7:44-47 -- Esteban no se refiere a las acusaciones contra él (Hechos 6:13, "Este hombre no cesa de hablar palabras blasfemas contra este lugar santo"), pero indica que él reconocía el origen divino del tabernáculo y del templo, pero también les explica la naturaleza verdadera del templo, que no era la habitación literal de Dios, sino solamente el símbolo de su presencia. A través de los años los profetas exhortaban al pueblo que creía que un culto externo en el tabernáculo o templo agradaba a Dios y, en realidad, tenían conceptos idólatras del templo (Jer. 7:4), pero Esteban les recuerda que "el Altísimo no habita en templos hechos de mano", -1 Reyes 8:27; -2 Crón. 6:18; Isa. 66:1, 2. Explica que es imposible confinar a Dios y la adoración de Dios en un templo hecho de manos. Dios es Espíritu (Jn. 4:24) y puede ser adorado en todo lugar. La conclusión lógica de lo que Esteban decía fue que el templo podía perder su significado y aun ser destruido. La fuerza de lo que Esteban dice quedó fortalecido por la cita de Isaías, un profeta muy estimado por el concilio.

7:51-53 -- Algunos creen que Esteban no pensaba cerrar su discurso aquí y que algo que observó en la reacción del auditorio le hizo cambiar de pensamiento y de una vez comenzar a reprenderles, pero esto no se puede probar. Probablemente él ya había llegado a la conclusión de su defensa. Había dicho lo que pensaba decir y lo que dijo acerca del templo fue el clímax de todo. Llega a la conclusión de su discurso en la cual hace aplicación directa y fuerte de su lección a sus oyentes. Había demostrado que a través de la historia el pueblo de Israel había rechazado a los siervos de Dios y ahora el que fue acusado llegó ser el acusador. Les dice que como los padres habían rechazado a Moisés (vers. Hechos 7:25-28,35,37-39) y practicado la idolatría (vers. Hechos 7:42-43) y como habían perseguido a los profetas, de esa misma manera ellos (el concilio) habían rechazado y maltratado a Jesucristo, el Profeta final.

         -- duros de cerviz, -- Ex. 33:3, 5; 34:9. Como eran los padres, así son los hijos, como animales obstinados que endurecieron sus cuellos en lugar de someterse al yugo, Ex. 32:9; 33:3, 5; 34:9; Deut. 9:6, 13; 10:16.

         -- incircuncisos, -- Lev. 26:41; Deut. 10:16; Jer. 6:10; Eze. 44:7, 9. Como eran los padres, así son los hijos. Esta fue una acusación dura, fuerte y muy ofensiva. Los judíos se gloriaban mucho de ser los circuncisos, pero Esteban les dice que en cuanto a su actitud hacia Dios (su rebelión contra Dios) eran iguales a los gentiles incircuncisos.  Esteban denuncia al concilio con las palabras reservadas para los gentiles y para israelitas apóstatas. No hubiera sido posible escoger palabras más cortantes.

         -- Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo -- porque rechazaron la enseñanza del Espíritu Santo entregada por los apóstoles y otros como Esteban.

         -- como vuestros padres, así también vosotros -- Sus antepasados habían perseguido y dado muerte a los profetas del Antiguo Testamento quienes profetizaban de Cristo, y ahora estos del concilio habían crucificado al Mesías de quien los profetas hablaron.

7:52 -- ¿A cuál de los profetas no persiguieron vuestros padres? -- Mat. 23:37-39; Luc. 13:34; 19:47; -1 Tes. 2:15; Heb. 11:36.

         -- Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del Justo (Hechos 3:14) de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; -- Hechos 4:10; 5:30.

 

7:53   -- recibisteis la ley por disposición de ángeles, -- Heb. 2:2; Gál. 3:19.

         -- y no la guardasteis -- Otra vez Esteban elogia la ley, pero los del concilio no la guardaban. Por eso, Jesús les llamó hipócritas, Mat. 23 (véanse también Rom. 2:21-24; Gál. 6:13).

         -- como vuestros padres, así también vosotros. -- Así fue el tema del discurso: como los hermanos de José lo rechazaron; como el pueblo de Israel repetidas veces rechazó a Moisés y a los profetas, "así también vosotros". Como Jesús había dicho, "¡Vosotros también llenad la medida de vuestros padres!" Es decir, la crucifixión de Jesucristo "llenó la medida" de la rebelión de los padres que rechazaron y persiguieron a Moisés y los profetas. En ese momento el concilio demostraba que eran verdaderos hijos de sus padres perseguidores.

 

7:54   -- oyendo estas cosas se enfurecían en sus corazones, -- ahora hubo una explosión de furia, daban rienda suelta a su pasión carnal.

         -- y crujían los dientes contra él. -- Como lobos hambrientos. Job 16:9.

7:55 -- Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo -- esta es la quinta vez que se dice esto de Esteban, Hechos 6:3,5,10;7:51, y se demuestra claramente que Dios está obrando a través de él.

         -- puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a Jesús que estaba a la diestra de Dios. -- Dios le ayuda y consuela con una visión gloriosa para sostenerle en su prueba suprema.

 

7:56 -- y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la diestra de Dios. -- Este es otro texto que refuta el error de los "Sólo Jesús", porque Esteban vio a dos personas.

7:57 -- Entonces ellos, dando grandes voces, se tapaban los oídos -- para no oír a Esteban.

         -- y arremetieron a una contra él -- "arremeter impetuosamente como lo hicieron los cerdos acantilado abajo cuando los demonios entraron en ellos (Lc. 8:33)" (ATR).

         De esta manera "se despidió" esta asamblea augusta, la corte suprema de los judíos .

7:58 -- Y echándole fuera de la ciudad, le apedrearon; -- Lev. 24:14; Heb. 13:13. No querían contaminar la "santa ciudad" con la sangre (inocente) de Esteban. Algunos incrédulos rechazan este relato de la muerte de Esteban porque dicen que el concilio no tenía el derecho de ejecutar criminales sin el permiso de los romanos, pero es obvio que el proceder del concilio y otros en esta ocasión no era legal, sino que fue la acción de judíos alborotados.

         -- y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo. -- Los testigos habían de arrojar las primeras piedras, Deut. 13:10; 17:7; Lev. 24:16. Quitaron sus mantos exteriores para tener más libertad de movimiento para arrojar piedras.

7:59 -- Señor Jesús -- Esteban oró a Jesús, como hacemos frecuentemente en los himnos.

         -- recibe mi espíritu. -- Pidió que el Señor recibiera su espíritu, el alma, el hombre interior, la parte del hombre que vuelve a Dios (Ecles. 12:7; Jn. 19:30; Luc. 23:46; Fil. 1:21-24). Jamás hubiera dicho "Señor Jesús, recibe mi aliento" como enseñan los testigos del Atalaya.

7:60 -- Señor, no les tomes en cuenta este pecado. -- Luc. 23:34; -1 Ped. 2:20-23. Imitó a Jesús. En lugar de maldecir a sus enemigos, Jesús y Esteban pidieron que Dios les perdonara. Desde luego, se implica que éstos tendrían que humillarse y obedecer al evangelio. La oración de Jesús comenzó a ser contestada el día de Pentecostés cuando los tres mil obedecieron al evangelio, y por lo menos uno de los que participaron en la muerte de Esteban obedeció (Hechos 9:19; 22:16).

         -- Y habiendo dicho esto, durmió. -- Hay contraste aquí entre la furia de los judíos y la calma de su víctima. Jn. 11:10-12; -1 Tes. 4:13-14.

         Esteban nos ha dejado un buen ejemplo. (1) Primero, lo vemos como siervo (Hechos 6:2-5), como uno de los siete hermanos escogidos para "servir mesas"; (2) entonces se ve como un conocedor de las Escrituras que contendía eficazmente por la fe y, al mismo tiempo, se presentó como un fuerte debatista cuya sabiduría los oponentes no podían resistir; (3) en el cap. 7 demuestra no solamente su conocimiento de la historia de Israel, sino también su comprensión de las lecciones que esa historia enseña; (4) al concluir su breve ministerio se ve dispuesto a sufrir y aun morir por la causa de Cristo; (5) pero al morir no demuestra un espíritu vengativo ni amargado hacia sus enemigos, sino un espíritu de perdón; (6) y, por último, Esteban es un buen ejemplo de la íntima comunión con el Señor (6:15, los del concilio "vieron su rostro como el rostro de un ángel" y Hechos 7:59, "apedreaban a Esteban, mientras él invocaba y decía: Señor Jesús, recibe mi espíritu".

Hechos 8

 

8:1 -- Y Saulo consentía (estaba en completo acuerdo, LBLA) en su muerte. En aquel día hubo (se desató, LBLA) una gran persecución contra la iglesia que estaba en Jerusalén; -- Primero, persiguieron a Pedro y Juan (Hechos 4:3); entonces a los otros apóstoles (5:18, 40); en cuanto al relato de Lucas, el primer mártir fue Esteban (Hechos 7:58-60) y después de su muerte la iglesia fue perseguida.

         -- y todos fueron esparcidos por las tierras de Judea y de Samaria, salvo los apóstoles. -- Lucas no quiere decir que literalmente todos los miembros de la iglesia de Jerusalén fueron esparcidos (Hechos 9:36;12:12;15:4), sino la mayor parte. Los perseguidores pensaban acabar con la iglesia.

 

8:2 -- Y hombres piadosos llevaron a enterrar a Esteban, e hicieron gran llanto sobre él. -- Compárense Mat. 14:12; Jn. 19:38-41). Con razón lamentaron la muerte de un hombre de Dios con tantas cualidades buenas. Al matar a un hombre que demostró por su testimonio y por su predicación que estaba lleno del Espíritu Santo y de fe, los judíos demostraron que no conocían a Dios.

 

8:3 -- Y Saulo asolaba la iglesia, (hacía estragos en la iglesia, LBLA) -- Hechos 9:1-2; 22:4; 26:9-11;-1 Cor. 15:9; Gál. 1:13; Fil. 3:6;-1 Tim. 1:13. En la actualidad casi no se oye de persecución de esta clase, pero de alguna manera todo cristiano sufre por Cristo (Mat. 5:10-12; Jn. 15:20;-2 Tim. 3:12), y los más dedicados a la destrucción de las obras de Satanás son los que sufren más.

         -- y entrando casa por casa, arrastraba a hombres y a mujeres, y los entregaba en la cárcel. -- Hechos 26:10. Tal vez Lucas dijo "todos" (ver. 1) para recalcar que aun las mujeres fueron esparcidas. Aparte de azotes y prisiones, la fe de estos hermanos les costó también su hogar y familia y su empleo. Compárese Heb. 10:32-34.

         -- iban por todas partes anunciando el evangelio. -- La palabra "predicando" del ver. 4 no es la misma que se usa en el ver. 5. Felipe, el evangelista, era un proclamador de la Palabra (la proclamaba en lugares públicos como también en lugares privados), pero el ver. 4 se refiere al trabajo de todos los miembros de anunciar el evangelio. Esto indica que no fueron intimidados por la persecución y, por lo tanto, en lugar de acabar con el evangelio Saulo lo promovió. Compárense Fil. 1:12-14; -2 Tim. 2:9.

         "Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía, no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos" (Hechos 11:19). Esto fue el resultado de la persecución. Los discípulos esparcidos no fueron intimidados ni callados sino que no dejaron de hablar la palabra, para convertir almas y establecer congregaciones nuevas.

 

8:5 -- Entonces Felipe, -- Este Felipe no era el apóstol Felipe, (éstos se quedaron en Jerusalén), sino uno de los hermanos escogidos para "servir mesas" (Hechos 6:3). Era, pues, varón de buen testimonio, lleno del Espíritu Santo y de sabiduría. El ver. 14 dice que enviaron a Pedro y a Juan a Samaria al oír de los nuevos conversos, pero si Felipe hubiera sido apóstol, no habría sido necesario enviar a los otros apóstoles. Este Felipe era uno de los que habían servido a las mesas (Hechos 6:2-5), otro helenista como Esteban, y posiblemente tuviera mejor entrada entre los samaritanos que algún nativo de Jerusalén. Felipe y Esteban habían servido a las mesas pero después participaron con los apóstoles en la predicación de la Palabra. En Hech. 21:8 se llama "evangelista". ¿Qué es un evangelista? ¿Cuál es el papel del evangelista? Efes. 4:11, 12;- 2 Tim. 4:2-5.

         -- descendiendo a la ciudad de Samaria, les predicaba a Cristo. --          Samaria era la capital de las diez tribus que se apartaron del rey Roboam bajo el liderazgo de Jeroboam (1 Reyes 16:23-24). Los judíos no tenían tratos con los samaritanos (Jn. 4:9), porque éstos se habían casado con los paganos. Samaria estaba ubicada entre Judea y Galilea, Juan 4:3, 4; Luc. 9:51-53. Los apóstoles fueron mandados a predicar en Samaria después de predicar en Jerusalén y en Judea, 1:8.

         Al predicar a Cristo, ¿qué se predica?  Felipe predicó que Jesús de Nazaret es el Cristo (el Mesías), que es el Hijo de Dios. También predicó la doctrina de Cristo (sus mandamientos), (véase el ver. 12). Jn. 4 describe cómo algunos samaritanos oyeron a Jesús y se convencieron que El era el Mesías (Jn. 4:42). Sin duda esto preparó el terreno para la obra fructífera de Felipe. En esa ocasión Jesús dijo que los campos estaban blancos para la siega (Jn. 4:35).

 

8:6 -- Y la gente, unánime, escuchaba atentamente las cosas que decía Felipe, oyendo y viendo las señales que hacía. -- Dice la Versión Valera, "la gente", pero la traducción más correcta es "multitudes". El éxito del evangelio en Jerusalén se repite en Samaria. Ahora los samaritanos "prestaban atención". Compárese Luc. 9:53. ¿Por qué este cambio de actitud?

         Hizo señales, Hechos 2:43; 6:8; Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 2:3-4.

 

8:7 -- Porque de muchos que tenían espíritus inmundos, salían éstos dando grandes voces; y muchos paralíticos y cojos eran sanados; -- Textos que hablan de espíritus inmundos o endemoniados son: Mat. 4:24; 8:28; Mar. 1:23; 3:11; Luc. 4:33, 41. Recuérdese Luc. 4:18, la obra que Jesús iba a llevar a cabo.

         Al ser echados fuera de sus víctimas, siempre gritaban a gran voz. Este milagro siempre impresionaba al pueblo (Luc. 10:17).

 

8:8 -- así que había gran gozo en aquella ciudad. -- Al tomar posesión de una persona los espíritus inmundos le atormentaban, como se ve en varios textos (Mat. 12:22-30). ¡Qué alivio cuando éstos eran echados fuera! y ¡Qué gratitud y gozo había entre la gente cuando esto ocurrió!

         El pueblo tenía un gozo doble: recibieron beneficios físicos y, sobre todo, beneficios espirituales (Hechos 2:41, 46; 8:39; 16:34).

8:9 -- Pero había un hombre llamado Simón, que antes ejercía la magia en aquella ciudad, y había engañado a la gente de Samaria, haciéndose pasar por algún grande. (Dice LBLA, había estado ... asombrando a la gente). -- Toda forma de magia, hechicería, adivinación, etc. se condenó. Ex. 22:18; Deut. 18:10-12; Isa. 47:12-14; Gál. 5:19-21. Este es el primero de los encuentros entre el evangelio y los magos, adivinos y hechiceros (véanse también Hechos 13:8-10; 16:16-19; 19:11-16, 19). Estos son algunos de los medios más efectivos que Satanás emplea para estorbar la predicación del evangelio.

         Todo el propósito de Simón era exaltarse a sí mismo y ganar dinero. Compárese Apoc. 13:4 ("¿Quién como la bestia ...?"). No fue así con Felipe quien exaltó a Cristo (vers. Hechos 8:5, 12;- 2 Cor. 4:5). Los que se exaltan a sí mismos serán humillados. Así fue con Simón.

8:10 -- A éste oían atentamente todos, desde el más pequeño hasta el más grande, diciendo: Este es el gran poder de Dios. -- Le "prestaban atención" porque creían que era un gran instrumento de Dios. Le "prestaban atención", pero ahora están escuchando a Felipe, (ver. 6). Felipe tuvo que remover este obstáculo para poder convertir a los samaritanos. Pablo tuvo que eliminar un obstáculo semejante en Chipre (Hech. 13:3-12). Esto bien ilustra la necesidad de destruir la confianza de la gente en falsos maestros para poder enseñarles la verdad. Los católicos, evangélicos y otros religiosos confían en sus maestros y líderes (sacerdotes, pastores, evangelistas) y a menos que el error de los tales sea expuesto, la gente no prestará atención a la verdad.

8:11 -- Y le estaban atentos, porque con sus artes mágicas les había engañado (asombrado, LBLA) mucho tiempo. -- La gente que no conoce a Dios es engañada por los obreros de las tinieblas. Todas las naciones que no estudian la Biblia están llenas de superstición y hechecería.

 

8:12 -- Pero cuando creyeron a Felipe, que anunciaba el evangelio (Rom. 10:17) del reino de Dios y el nombre de Jesucristo (Hechos 4:11, 12), se bautizaban hombres y mujeres. -- Vieron el gran contraste entre el poder de Simón y el poder de Dios demostrado por Felipe. (Lo mismo se puede decir de los llamados "milagros" modernos; la diferencia es muy grande entre estos y los verdaderos milagros hechos en el primer siglo por Jesús y sus siervos. Siempre los verdaderos milagros hechos por los siervos de Dios estaban en conflicto con la magia, la hechería, etc. de los siervos de Satanás (véanse Hechos 13:6-12; 19:11-20). Con las artes mágicas los hombres engañan al pueblo y sacan provecho personal (dinero, influencia), pero a través de los verdaderos milagros de Dios el evangelio se confirmó como mensaje divino, para el beneficio del pueblo.

         Al comparar el ver. 5 con el ver. 12 se observa que predicar a Cristo incluye la predicación del reino de Dios y el nombre de Jesús" (Mat. 28:18; Hech. 4:12). Los que no predican el reino no predican a Cristo. Los que son trasladados al reino (Col. 1:13) se añaden a la iglesia (Hech. 2:47) y se bautizan en el cuerpo (1 Cor. 12:13). Todas estas expresiones se refieren a la misma cosa: los salvos se reciben en la familia de Dios. Los cristianos son miembros del cuerpo, son piedras vivas en su templo, son ciudadanos de su reino, son ovejas de su redil, etc. ¡Es imposible predicar el evangelio del reino de Dios sin predicar lo que la Biblia dice acerca de  la iglesia! En Efes. 1:19-23 Pablo habla enfáticamente acerca del reinado de Cristo y concluye diciendo, "y sometió todas las cosas bajo sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo".

         La predicación de Cristo también incluye la predicación de los mandamientos de Jesús, por ejemplo, el bautismo (compárese Hech. 2:38-41). Los que no predican el bautismo para la remisión de pecados (Hech. 2:38) no predican a Cristo. En el primer siglo se predicaba que el bautismo lava los pecados (Hech. 22:16) y nos salva (1 Ped. 3:21).

         El libro de Hechos registra varios casos de conversión. El ver. 12 presenta otro caso. El evangelio se predicó primeramente en Jerusalén, luego en Judea y ahora en Samaria (Hechos 1:8). Los samaritanos creyeron porque escuchaban atentamente las cosas que Felipe decía (ver. Hechos 8:12,6; Rom. 10:17). En todo caso de conversión se observa que la gente oía, creía y era bautizada (Hech. 18:10).

         Lucas dice que "se bautizaban hombres y mujeres". ¿Por qué no dice que "se bautizaban infantes"? Solamente se bautizaban los que oían atentamente y creían. Además de esto, el bautismo es para el perdón de pecados y los infantes no tienen pecado (Mat. 19:14; 18:3).

         Vemos pues que el esfuerzo de Saulo de Tarso no impidió la predicación del evangelio, sino que la ayudaba.

8:13 -- También creyó Simón mismo, y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito. -- Simón creyó; esto indica que sabía cómo él ejercía la magia, pero él comprendía que el poder de Felipe era poder genuino y no engañador. Simón "estaba atónito al ver las señales" hechas por Felipe, como antes de esto el pueblo estaba atónito al ver la magia de él.

         Hay grupos religiosos (por ejemplo, los bautistas y presbiterianos) que enseñan que es imposible que un cristiano caiga de la gracia; por eso, dicen que Simón no era un verdadero discípulo, pero al decir esto contradicen a Lucas quien dice que Simón creyó (como los demás creyeron) y que continuó con Felipe (LBLA). Lucas usa el mismo verbo (proskartereo) en Hech. 8:13 que usó en Hech. 2:42, "perseveraban". Simón se convirtió, pero después, en un momento de fuerte tentación,  cayó. Dice el comentarista bautista Broadus: "¡Qué luz arroja esto sobre lo que se llama la regeneración bautismal!" (El énfasis es de él). De esta manera se burla de la necesidad del bautismo en agua para la remisión de pecados. Lo que este bautista erudito no quiere reconocer es que se burla de Cristo, quien dijo, "El que creyere y fuere bautizado será salvo" (compárese: "creyó Simón mismo y habiéndose bautizado ...").

 

8:14-17 -- Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan; los cuales, habiendo venido, oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo; porque aún no había descendido sobre ninguno de ellos, sino que solamente habían sido bautizados en el nombre de Jesús. Entonces les imponían las manos, y recibían el Espíritu Santo. -- ¿Qué recibieron los samaritanos en esta ocasión?

         No fue el bautismo con el Espíritu Santo, porque esta promesa fue solamente para los apóstoles (Hechos 1:4-5,8; 2:1-4) y para Cornelio y su casa (Hechos 10:45-46; 11:15-16). El poder bautismal del Espíritu Santo no se recibió a través de la oración y la imposición de manos (Hechos 8:17).

         No fue "el don del Espíritu Santo" prometido el día de Pentecostés ("Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en le nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" Hechos 2:38), porque esta bendición no vino a través de la oración y la imposición de manos. Cuando los samaritanos fueron bautizados, recibieron el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38), porque esta bendición es para todos los que se arrepienten y se bautizan para perdón de pecados. Se debe recalcar que cuando los samaritanos fueron bautizados fueron salvos, porque "El que creyere y fuere bautizado será salvo" (Mar. 16:16).

         Lo que los samaritanos recibieron no tuvo nada que ver con la remoción del supuesto pecado original. El pecado no es algo que se herede sino la transgresión de la ley (1 Jn. 3:4).

         Lo que los samaritanos recibieron no tuvo nada que ver con la supuesta segunda obra de gracia (una teoría errónea de algunos evangélicos que significa la completa santificación, o sea, que con esta bendición no se vuelve a pecar).

         Entonces ¿qué recibieron los samaritanos? En este texto (Hechos 8:14-17) Lucas se refiere al poder milagroso del Espíritu Santo. Los apóstoles testificaban y hablaban la palabra de Dios (Hechos 8:25), confirmaban las iglesias (Hechos 14:22), escogían ancianos en cada iglesia (Hechos 14:23), etc., y también impartían dones espirituales a los nuevos conversos. Compárese Rom. 1:11; Pablo quería ir a Roma para impartirles algún don espiritual. El libro de Hechos es un libro de ejemplos, es decir, tenemos el relato de algunos casos que representan muchos otros casos. Lo que los apóstoles hicieron en esta ocasión representa una práctica común. En estos primeros años de la iglesia no existía el Nuevo Testamento escrito. Por varios años no hubo ningún libro escrito del Nuevo Testamento. Desde luego, Pablo no podía comenzar a escribir cartas a las iglesias antes de establecerlas.

         Lo que los samaritanos recibieron cuando  Pedro y Juan les impusieron las manos fue algo que Simón podía observar ("Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero", ver. Hechos 8:18). Este poder fue semejante al poder que Felipe tenía (y semejante al poder recibido por los efesios cuando Pablo les bautizó y les impuso las manos, Hechos 19:6).

         Felipe podía hacer milgros pero no podía impartir este poder a otros. Solamente los apóstoles podían impartir este poder a otros (Hechos 19:6; Rom. 1:11; -2 Tim. 1:6 y probablemente Hech. 6:6). El caso de Saulo (Hechos 9:17, véase notas) no es una excepción. Tampoco el caso de Timoteo (1 Tim. 4:14). Dice este texto, "No descuides el don que te fue dado mediante profecía con la imposición de las manos del presbiterio". Timoteo no recibió el don de Dios por la imposición de las manos de los ancianos (esto fue hecho de Pablo), sino que le fue dado un don con la imposición de las manos del presbiterio. (Véase Hech. 13:3;-1 Tim. 5:22, la práctica de imponer las manos para seleccionar o encomendar a cierta persona para algún trabajo). Al morir los apóstoles los dones cesaron.

         -- oraron por ellos para que recibiesen el Espíritu Santo -- Los apóstoles no podían impartir el poder del Espíritu Santo por su propia voluntad, sino que oraron a Dios para que los samaritanos recibiesen este poder. No fue necesario que los apóstoles oraran para recibir ellos mismos el bautismo con el Espíritu Santo (Hechos 1:4, 8); tampoco fue necesario que oraran para que los bautizados recibieran el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38).

         Lucas nos dice (Luc. 9:54) que un una ocasión cuando los samaritanos no recibieron a Jesús y sus apóstoles, Jacobo y Juan dijeron, "Señor, ¿quieres que mandemos que descienda fuego del cielo, como hizo Elías, y los consuma?" Ahora con toda gratitud algunos samaritanos reciben a Pedro y Juan.

 

8:18-19 -- Cuando vio Simón que por la imposición de las manos de los apóstoles se daba el Espíritu Santo, les ofreció dinero, diciendo: Dadme también a mí este poder, para que cualquiera a quien yo impusiere las manos reciba el Espíritu Santo. -- ¿Qué vio Simón? Cuando impuso las manos sobre los efesios (Hechos 19:6) "hablaban en lenguas y profetizaban". Otros obraban milagros, sanaban enfermos, etc. Simón observó tales cosas hechas por los samaritanos.

         El "viejo hombre" de Simón le venció. Al ver este fenómeno solamente podía pensar en la gran posibilidad de obtener nuevos poderes, nuevos secretos que otros no sabían, para agregar a su inventario de artes mágicas. Fue cegado por la tentación fuerte de ganar más poder, más fama, y más dinero (2 Cor. 4:4). Dice Pablo (Gál. 5:20) que la hechicería es una obra de la carne, un deseo que lucha contra el Espíritu (Gál. 5:17). Los magos y hechiceros se compraban secretos y artes de magia los unos de los otros. Tenían que aprender medios nuevos para asombrar (engañar) a la gente para ganar dinero y fama.

        

8:20 -- Entonces Pedro le dijo: Tu dinero perezca contigo, porque has pensado que el don de Dios se obtiene con dinero. -- Esta denuncia significa que Simón estaba otra vez en pecado y, por eso, condenado.

         La palabra simonía significa "comercio ilícito de las cosas espirituales" (sobre todo se refiere a la práctica de comprar puestos en la Iglesia Católica Romana).

        

8:21 -- No tienes tú parte ni suerte en este asunto, -- Si Simón hubiera seguido como fiel discípulo, posiblemente los apóstoles le habrían impartido algún don, pero debido a su actitud no tenía parte ni suerte en el asunto de impartir el poder de Dios.

         -- porque tu corazón no es recto delante de Dios. -- El corazón es la fuente de toda maldad (Mat. 12:34; 15:19; Prov. 4:23; Sant. 1:14). Esto quiere decir que el problema de Simón no era simplemente una deficiencia de entendimiento, sino que todavía quería satisfacer los deseos carnales (Gál. 5:16), que no los había crucificado (Gál. 5:24). El bautismo mismo no es algo mágico que quite tales deseos. La verdadera conversión requiere que se deje el amor al pecado, que haya cambio de corazón, y que se resuelva de todo corazón a crucificar los deseos carnales. "Despojaos del viejo hombre que está viciado conforme a los deseos engañosos" (Efes. 4:22); "Haced morir, pues, lo terrenal en vosotros" (Col. 3:5).

         Felipe hizo milagros para confirmar la Palabra (Mar. 16:20; Hech. 14:3; Heb. 2:2, 3) y de esa manera la obra avanzaba, pero el corazón de Simón no era recto sino egoísta, pues él solamente quería beneficios personales.

 

8:22 Arrepiéntete, pues, de esta tu maldad, y ruega a Dios, si quizás te sea perdonado el pensamiento de tu corazón; - Dios estaba dispuesto a perdonarle pero Pedro se refiere a lo difícil que resultaba el arrepentirse en este caso. Este caso es un ejemplo para todo discípulo de Cristo cuando peca. Debe arrepentirse y rogar a Dios que le perdone (1 Jn. 1:8-9). Véase también Sant. 5:16, "confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros, para que seáis sanados. La oración eficaz del justo puede mucho".

8:23 -- porque en hiel de amargura y en prisión de maldad veo que estás. -- El pecado de Simón indicó que era esclavo de la avaricia. Según la doctrina bautista Simón no se convirtió, que nunca fue salvo, porque según esta doctrina es imposible caer de la gracia, pero si Simón nunca se hubiera convertido, Pedro le habría dicho, "arrepiéntete y bautízate para perdón de pecados" (Hechos 2:38). No dijo eso, sino "arrepiéntete ... y ruega a Dios". Dice Lucas que "creyó Simón mismo y habiéndose bautizado, estaba siempre con Felipe" (ver. Hechos 8:13), es decir, como los otros samaritanos creyeron y se bautizaron (ver. Hechos 8:12), así también Simón. El problema fue que al bautizarse "estaba siempre con Felipe; y viendo las señales y grandes milagros que se hacían, estaba atónito" y fue vencido por su vida pasada y cayó en pecado.

 

8:24 -- Respondiendo entonces Simón, dijo: Rogad vosotros por mí al Señor, para que nada de esto que habéis dicho venga sobre mí. -- De esta manera el relato termina, indicando que Simón sintió la necesidad de la oración de Pedro y los otros hermanos. Al pedir la oración de otros posiblemente reconozcamos la culpa y busquemos el perdón de Dios, o tal vez solamente tengamos el deseo de escapar el castigo. No sabemos el pensamiento de Simón.

 

8:25, 26 -- Y ellos, habiendo testificado y hablado la palabra de Dios, se volvieron a Jerusalén, y en muchas poblaciones de los samaritanos anunciaron el evangelio. Un ángel del Señor habló a Felipe, diciendo: Levántate y ve hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza, el cual es desierto. -- El ángel no apareció al eunuco; su aparición no influyó en él. Al hablar de la conversión muchos hablan de ángeles, visiones, sueños, etc., pero en este caso el ángel apareció al predicador y solamente para dirigirle hacia el eunuco.

         La palabra "desierto" no significa un lugar seco, caliente y polvoroso, sino lugar desolado ("lugares deshabitados", Vine).

 

8:27 -- Entonces él se levantó y fue. --  El ángel solamente le dijo que fuera "hacia el sur, por el camino que desciende de Jerusalén a Gaza". Así pues Felipe siguió el ejemplo de Abraham ("salió sin saber a dónde iba", Heb. 11:8). Tampoco le dijo el ángel por cuánto tiempo estaría en esa región ni quién pagaría sus gastos, pero al igual que Pablo, Felipe tampoco fue desobediente a la visión celestial (Hechos 26:19). Felipe hacía una gran obra en Samaria, convirtiendo muchas almas. ¿Se imaginaba que su trabajo ahora sería con un solo individuo? A un solo hombre (Nicodemo) Jesús enseñó la lección sobre el nuevo nacimiento (Jn. 3), y a una sola mujer (la samaritana) enseñó la lección sobre el agua de la vida (Jn. 4).

         -- Y sucedió que un etíope, eunuco, funcionario de Candace reina de los etíopes, el cual estaba sobre todos sus tesoros, y había venido a Jerusalén para adorar, -- Este etíope no era un gentil, un "temeroso de Dios", Hechos 10:2, porque Cornelio era el primer converso gentil (Hechos 15:7, 14). El etíope era un judío o un prosélito. Los eunucos podían adorar a Dios solamente en el atrio de los gentiles (si los judíos todavía practicaban Deut. 23:1). El evangelio llegó a los samaritanos y ahora llega a los eunucos (Isa. 56:3-5).

         Dice Pablo a los corintios que "no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles" (1 Cor. 1:26). Es muy cierto que la mayoría de los discípulos de Cristo son de la gente común, pero el eunuco, un alto funcionario, ejemplifica a los hombres profesionales que no solamente tienen tiempo para el Señor, sino que buscan primeramente el reino de Dios.

         Dios sincronizó los pasos de Felipe con las ruedas del carro del eunuco para que éste oyera el evangelio.

8:28 -- volvía sentado en su carro, y leyendo al profeta Isaías. -- Este etíope era un hombre muy religioso. El viaje que hacía era muy largo, y aprovechaba el tiempo (Efes. 5:16), leyendo las Escrituras. ¡Qué excelente candidato para escuchar el evangelio! Tenía hambre y sed de justicia y pronto sería saciado, porque él sinceramente quería aprender la voluntad del Señor.

         En la actualidad todos -- aun los niños -- pueden tener su propio ejemplar de las Escrituras, pero no fue nada común en aquel tiempo que algún individuo tuviera su propio rollo. Es posible que tuviera solamente el rollo de Isaías. Esto también ilustra su devoción a Dios.

         Ahora se puede escuchar la Palabra de Dios grabada en casetes dondequiera que estemos (por ej., en la casa, en el taller, en el automóvil).

8:29 -- Y el Espíritu dijo a Felipe: Acércate y júntate a ese carro. -- La intervención del Señor (lo que dijeron el ángel y el Espíritu) tuvo el propósito de dirigir al predicador hacia el oyente.

 

8:30 -- Acudiendo (se acercó corriendo, LBLA) Felipe, -- Felipe estaba dispuesto a ayudar y el eunuco estaba dispuesto a ser ayudado. Algo bueno tenía que resultar de tal encuentro.

         -- le oyó que leía al profeta Isaías, y dijo: Pero ¿entiendes lo que lees? -- No basta con leer la Escritura. Muchos se contentan diciendo "leo un capítulo cada día", pero ¿qué aprenden? Los levitas "leían en el libro de la ley de Dios claramente, y ponían el sentido, de modo que entendiesen la lectura ... Y todo el pueblo se fue a comer y a beber, y a obsequiar porciones, y a gozar de grande alegría, porque habían entendido las palabras que les habían enseñado" (Neh. 8:8, 12). ¡Qué alegría hay para los que entienden las Escrituras!

 

8:31 -- El dijo: ¿Y cómo podré, si alguno no me enseñare? Y rogó a Felipe que subiese y se sentara con él. -- Este texto no debe usarse para enseñar que la gente no puede entender la Biblia. En la actualidad los que leen este texto tienen el Nuevo Testamento que ampliamente lo explica. Si la gente no puede entender la Biblia, mucho menos pueden entenderla los sacerdotes y pastores porque tienen sus cabezas llenas de teología torcida y falsa.

         El eunuco no había entendido este texto porque los que enseñaban las Escrituras no lo explicaron correctamente. Pero lo bueno fue que el eunuco sinceramente quería entender. ¡Qué buen ejemplo para los inconversos (y hermanos)! Vemos la misma actitud otra vez en Hechos 10:33 y Hechos 16:14, 30.

 

8:32-34 -- El pasaje de la Escritura que leía era este: Como oveja a la muerte fue llevado; Y como cordero mudo delante del que lo trasquila, Así no abrió su boca. En su humillación no se le hizo justicia; Mas su generación, ¿quién la contará? Porque fue quitada de la tierra su vida. Respondiendo el eunuco, dijo a Felipe: Te ruego que me digas: ¿de quién dice el profeta esto; de sí mismo, o de algún otro? -- Si el eunuco hubiera hecho esta pregunta a los judíos de Jerusalén ¿qué le habrían dicho? Que el profeta hablaba de Israel.

 

8:35 -- Entonces Felipe, abriendo su boca, y comenzando desde esta escritura, le anunció el evangelio de Jesús. -- En este capítulo el evangelio se llama "la palabra" (Hechos 8:4), "Cristo" (Hechos 8:5), "el evangelio del reino de Dios y el nombre de Jesucristo" (Hechos 8:12), "la palabra de Dios" (Hechos 8:25), y aquí "el evangelio de Jesús". Isaías 53 es un texto ideal para predicar el evangelio de Cristo.

         Felipe le enseñó al eunuco, comenzando donde éste estuvo estudiando. De esa manera Jesús le enseñó a la mujer samaritana, comenzando según el tema de la conversación que sostenían. Ella hablaba del agua y, por eso, Jesús le habló del agua de la vida. Pablo hizo lo mismo con los atenienses, quienes estaban entregados a los ídolos (Hechos 17:19-23).

 

8:36 Y yendo por el camino, llegaron a cierta agua, y dijo el eunuco: Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado? -- Esto claramente indica que al predicar "el evangelio de Jesús" se anuncia también lo que el pecador debe hacer para ser salvo ("el que creyere y fuere bautizado será salvo", Mar. 16:16; Mat. 28:19; Hech. 2:38). Cuando el eunuco aprendió el plan de salvación, quería ser bautizado inmediatamente.

         Sucedió un caso muy interesante en el condado de Denton, estado de Texas, Estados Unidos. Un pastor bautista había llevado un amigo a la pesca para animarle a "aceptar a Jesús como su Salvador" (como ellos suelen decir), pero entonces el candidato le sorprendió diciendo "Aquí hay agua, ¿qué impide que yo sea bautizado?" En vista de lo claro y entendible del caso del eunuco el pastor lo bautizó, pero entonces fue reprendido por no seguir la tradición bautista que requiere que antes del bautismo se requiere la votación de los miembros. Este pastor sabía más de la Biblia que de la creencia de los bautistas.

 

8:37 Felipe dijo: Si crees de todo corazón, bien puedes. -- Hay muchos textos que demuestran que el creer tiene que preceder el bautizarse. El bautizo infantil es doctrina de hombres (Mat. 15:8, 9). Los niños no nacen con pecados, porque el pecado es la transgresión de la ley (1 Jn. 3:4).

         -- Y respondiendo, dijo: Creo que Jesucristo es el Hijo de Dios. -- Como explica La Biblila de las Américas en el margen, "Los mss. más antiguos no incluyen el vers. 37", pero la confesión de fe en Jesús de Nazaret como el Hijo de Dios se enseña en Mat. 10:32-33; Rom. 10:9-10; -1 Tim. 6:12. Esta confesión significa que Cristo es Dios el Hijo, porque "Hijo de Dios" quiere decir igual a Dios (Jn. 5:18). Juan 10:33 es muy claro: los judíos querían apedrear a Jesús "por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios".

 

8:38 -- Y mandó parar el carro; y descendieron ambos al agua, Felipe y el eunuco, y le bautizó. -- Dice Lucas que "descendieron ambos al agua" y Mateo dice que "Jesús, después que fue bautizado, subió luego del agua" (Mat. 3:16). Pablo dice que el bautismo es una sepultura (Rom. 6:4) y una resurrección (Col. 2:12). ¿Cómo puede alguno decir que cree la Biblia y afirmar que la aspersión es bautismo?

 

8:39 Cuando subieron del agua, el Espíritu del Señor arrebató a Felipe; y el eunuco no le vio más, y siguió gozoso su camino. -- Cuando el eunuco llegó a su tierra, ¿qué les dijo acerca de su conversión? ¿Que un ángel apareció a Felipe? No, no sabía nada de eso. ¿Que el Espíritu habló a Felipe? Tampoco sabía de eso. ¿Contó alguna "experiencia de gracia", algo que "se puede sentir más de lo que se puede explicar"? No, nada de eso. Entonces, ¿qué? Yo venía en mi carro, leyendo el profeta Isaías, queriendo entender el texto, cuando un señor llamado Felipe me explicó que Jesús de Nazaret había cumplido la profecía que yo estudiaba, y entonces me quedé convencido de lo que me predicó, confesé mi fe en Jesucristo como el Hijo de Dios, fui bautizado (de acuerdo con el mandamiento dado por Cristo) y Dios me perdonó mis pecados.

 

8:40 Pero Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea.

Hechos 9

 

9:1 -- Saulo, -- Ya se mencionó (Hechos 7:58, hablando de Esteban dice Lucas, "le apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven que se llamaba Saulo"). Después (13:9) se explica que Saulo "también es Pablo". Era un verdadero israelita: "circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible" (Fil. 3:5, 6; véase también -2 Cor. 11:22). "Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad, instruido a los pies de Gamaliel, estrictamente conforme a la ley de nuestros padres, celoso de Dios" (Hechos 22:3), pero Saulo no compartía el espíritu tolerante de Gamaliel (Hechos 5:34-39). "En el judaísmo aventajaba a muchos de mis contemporáneos en mi nación, siendo mucho más celoso de las tradiciones de mis padres" (Gál. 1:14).

         Pablo estudió en Jerusalén pero es probable que habría regresado a Tarso antes de empezar el ministerio de Juan. Si Pablo personalmente hubiera conocido a Jesús o si hubiera presenciado la crucifixión, seguramente lo habría mencionado en alguna ocasión o en alguna carta. El dijo (2 Cor. 5:16), "aun si a Cristo conocimos según la carne, ya no lo conocemos así" pero esto no implica que lo conoció en persona sino que había comprendido que la misión del Mesías no era carnal sino espiritual (Jn. 18:36).

         -- respirando aún amenazas y muerte (homicidio) contra los discípulos del Señor, -- expresión de emoción profunda, agitación de espíritu. Aún (todavía) lo hacía; esto implica que por algún tiempo lo hacía. Lo hacía aunque es posible que hubiera oído la discusión entre Esteban y los libertos y otros o que de algún modo hubiera oído la presentación de la verdad del evangelio. Si escuchó a Esteban oyó "aquellos argumentos que estaban llamados a socavar toda la estructura religiosa del judaísmo. La mente de Saulo, tan penetrante como la de Esteban, vio la diferencia radical del antiguo orden con el nuevo, y emprendió su tarea como un vigoroso defensor de las tradiciones ancestrales de su pueblo, resuelto a destruir el movimiento revolucionario" (Bruce). "Perseguía yo este Camino hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres" (Hechos 22:4). "Yo encerré en cárceles a muchos de los santos ... y cuando los mataron, yo di mi voto. Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas, los forcé a blasfemar" (Hechos 26:10, 11).

         Saulo es un ejemplo de esas personas que son muy religiosas pero equivocadas. Aunque él sin misericordia había perseguido a la iglesia él dijo, "yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy" (Hechos 23:1; véase también Hechos 26:9-11).

         Algunos dicen que sus pecados han sido muchos y terribles y que, por eso, "No hay esperanza para mí", pero Pablo dice, "que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores, de los cuales yo soy el primero. Pero por esto fui recibido a misericordia, para que Jesucristo mostrase en mí el primero toda su clemencia, para ejemplo de los que habrían de creer en él para vida eterna"  (1 Tim. 1:15, 16).

         -- vino al sumo sacerdote, -- Recibió "poderes de los principales sacerdotes" (Hechos 26:10) y de los ancianos (Hechos 22:5). Parece que Saulo tenía más celo que los oficiales del judaísmo porque éstos no fueron a él sino él a ellos.

 

9:2 -- y le pidió cartas (autoridad, credenciales) para las sinagogas de Damasco, -- Saulo se puso muy inquieto al saber de discípulos de Cristo que vivían en paz en Damasco. Esta ciudad estaba a unos 240 kms al norte de Jerusalén. "Enfurecido sobremanera contra ellos, los perseguí hasta en las ciudades extranjeras" (Hechos 26:11). Esto indica que Saulo ya había buscado discípulos en otras ciudades extranjeras antes de ir a Damasco. No se imaginaba que este sería su último viaje como perseguidor.

         -- a fin de que si hallase algunos hombres o mujeres -- es decir, los que hallara (sin duda había discípulos en Damasco). Esto implica que los discípulos no se habían separado de las sinagogas, y Saulo sabía que la presencia de ellos era peligrosa para el judaísmo. Era necesario, pues, extirparlos.

         -- de este Camino, -- Jesús es el Camino, el único que lleva al Padre (Jn. 14:6) y, por eso, la religión de Jesús se llama el Camino (Hechos 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22), el camino de salvación (Hechos 16:17) o el camino del Señor (Hechos 18:25). Es el Camino profetizado por Isaías (Hechos 35:8; 40:3).

         Lo extremo de la persecución de Saulo se ve en que persiguió aun a las mujeres (Hechos 8:3; 22:4).

         -- los trajese presos a Jerusalén. -- Este capítulo narra la conversión de Saulo, pero compárese la actitud de él con la del etíope quien iba por el camino leyendo la Escritura con el deseo de entenderla. ¡Quién hubiera creído que Saulo de Tarso sería un candidato para ser siervo de Cristo!

 

9:3 -- Mas yendo por el camino, aconteció que al llegar cerca de Damasco, -- casi logró su propósito.

         -- repentinamente le rodeó un resplandor de luz del cielo; --  Cristo, la luz del mundo, apareció a Saulo en "un resplandor de luz", Hechos 22:5-6. En 26:13 dice "una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol". Los comentaristas que quieren eliminar lo milagroso de la Biblia creen que esta "luz del cielo" fue simplemente relámpago, pero Lucas no dice nada de una tormenta, sino que describe una luz milagrosa más brillante que el sol. No describe la luz como un golpe de luz pasajero, sino que "le rodeó", Hechos 26:13; compárese Luc. 2:9.

         El modernista William Barclay explica el caso de esta manera: "Esa región tenían un fenómeno característico. Cuando el aire caliente de la llanura se encontraba con el aire frío de la montaña, se desataban violentas tormentas eléctricas. En ese momento hubo una tormenta de este tipo y Cristo le habló a Pablo a través de ella". ¡Qué curioso que ni Lucas ni Pablo entendieran lo que es una tormenta!

 

9:4 -- y cayendo en tierra (caímos al suelo, LBLA), -- Hechos 26:14, "Y habiendo caído todos nosotros en tierra". En Hechos 9:7 Lucas dice, "Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos", pero esto fue después de caer al suelo.

         -- oyó una voz -- Hechos 22:7, "en lengua hebrea".

         -- que le decía: Saulo, Saulo, -- compárense Luc. 10:41, "Marta, Marta" y Luc. 22:31 "Simón, Simón". Le llamó por su nombre y lo repitió. Fue un mensaje muy personal. Nos conviene considerar todas las enseñanzas que son para nosotros como personales, como dirigidas directamente hacia nosotros, individualmente.

         -- ¿por qué me persigues? -- Primero me crucificaron y ahora tú me persigues; ¿por qué? Hay pocas conversiones porque pocos se convencen de sus pecados. Todo predicador tiene la gran responsabilidad de reprender pecados e instar a todos a que se arrepientan (Hechos 17:30, 31).

         ¿Qué había hecho Jesús contra Pablo para que le persiguiera? No le había hecho ninguna injuria. El pronombre me es enfático indicando la relación estrecha entre Cristo y sus discípulos (Mat. 25:40-45). Así, pues, repetidas veces Saulo había herido al Señor Jesús.

 

9:5 -- El dijo: ¿Quién eres, Señor? -- Saulo, al igual que Cornelio, sabía que la voz venía del cielo pero pregunta "¿Quién eres, Señor?" Al decir "Señor" después (ver. 6) ya sabía quién era. Saulo vio al Señor Jesús; lo afirman Ananías (ver. Hechos 17; 22:14), y Bernabé (Hechos 9:27) y Pablo mismo (26:16; -1 Cor. 9:1; 15:8).

         -- Y le dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues; -- ¡Sería imposible imaginar la reacción de Saulo al darse cuenta que Jesús de Nazaret le hablaba desde el cielo! En ese instante entendió que estaba muy equivocado, porque este Jesús a quien él consideraba un impostor y a quien perseguía con tanta intensidad, ahora le aparece en una gloriosa luz y le habla.

         -- dura cosa te es dar coces contra el aguijón. -- Esta frase se encuentra en Hechos 22:14; 26:14, pero no aparece aquí en los manuscritos más importantes. Es una expresión proverbial empleada por escritores griegos y latinos. Al dar coces contra el aguijón el animal rebelde solamente se lastimaba a sí mismo. ¿Contra qué daba patadas Saulo? Sin duda ya había escuchado pruebas abundantes de que Jesús era el Cristo. Cuando los discípulos de Cristo fueron prendidos y llevados a la sinagoga ¿no se les permitió dar su testimonio? ¿no podían hablar en su propia defensa? Saulo ya había visto y oído mucho, y al resistir tanta evidencia daba "coces contra el aguijón"; es decir, se destruía solo.

 

9:6 -- El, temblando y temeroso, dijo: Señor, ¿qué quieres que yo haga? (Hechos 22:10) -- En la conversión de Saulo no había "gracia irresistible". El no dijo "No podía ser rebelde a la visión celestial", sino que "no fui rebelde a la visión celestial" (Hechos 26:19), dando a entender que podía haber sido rebelde; tenía libre albedrío.

         Cuando los hombre sinceramente reconocen sus pecados, no ponen excusas, sino que preguntan, "¿qué haremos?" (Hechos 2:37). El Señor le expuso su pecado; ahora quiere que le explique cómo obtener perdón. Con razón Saulo estaba lleno de temor porque si este personaje era Jesús, entonces hubiera sido justo que Saulo fuera castigado y aun muerto, pero lo dejaba con vida. Con toda ansiedad, pues, pregunta a Jesús, "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" En esta pregunta se enfatizan tres cosas: ¿qué quieres que yo haga, es decir, se reconoce la autoridad de Cristo; y ¿qué quieres que yo haga?, es decir, se reconoce la responsabilidad del pecador; y ¿qué quieres que yo haga?, es decir, el Señor manda y el pecador debe hacer algo (la voluntad del Señor).

         Dice el comentarista Barnes que la pregunta significa, "Ya que soy salvo, ¿qué haré con mi vida?"  Dice el Sr. A. T. Robertson (Imágenes verbales en el Nuevo Testamento), "esta rendición a la voluntad de Cristo fue la conversión de Saulo". De esta manera "razonan" los que enseñan que la salvación se basa en la fe sola, pero Lucas explica que Saulo "se levantó de la tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, donde estuvo tres días sin ver, y no comió ni bebió" (Hechos 9:8-9). ¿Así es con el hombre cuando se convierte? ¿Por qué no podía ni comer ni dormir? Obviamente estaba lleno del remordimiento. Todos los pensamientos acerca de su vida pasada le molestaban. Estaba sumamente preocupado por su condición espiritual. ¿Rendido al Señor? Sí. ¿Salvo? Todavía no.

         Los que se convierten se regocijan. Cuando el etíope se convirtió "siguió gozoso su camino" (Hechos 8:3), y cuando el carcelero se convirtió "se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios" (16:34), pero Saulo ¡todavía no se regocijaba! (El mismo Sr. Robertson dice en su comentario sobre el ver. 9, "Deben haber sido días de una terrible tensión"). Además de eso, si la rendición de Saulo fue su conversión, entonces fue por demás preguntar,"¿qué quieres que yo haga?" Y si Saulo ya se hubiera convertido en el camino, entonces el Señor le habría dicho, "No te preocupes, no tienes que hacer nada porque ya estás salvo".

         -- Y el Señor le dijo: Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer. -- Jesús no le dijo que ya era salvo por la visión, sino que en la ciudad iba a aprender lo que tenía que hacer. ¿Por qué no le explicó el evangelio Jesús mismo? Porque eso no es el plan de Dios, sino que en todo caso la gente tuvo y tiene que escuchar el mensaje de Dios predicado por los hombres.

         Ananías le predicó el evangelio y le dijo qué debería hacer (Hechos 22:16). Por lo tanto, Saulo no fue convertido en el camino a Damasco, sino en la ciudad misma después de oír y obedecer al evangelio. "La fe viene por el oír y el oír, por la palabra de Dios" (Rom. 10:17). Los milagros observados en los casos de conversión de los tres mil, del eunuco, de Saulo, de Cornelio y del carcelero solamente sirvieron para reunir al pecador con el predicador.

         "Levántate, y ponte sobre tus pies; porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me aparecerá a ti" (Hechos 26:16). Jesús apareció a Saulo porque para ser apóstol tuvo que ser testigo del Cristo resucitado (Hechos 1:22). Recibió su apostolado y el mensaje que había de predicar directamente del Señor (Gál. 1:11-24).

 

9:7 -- Y los hombres que iban con Saulo se pararon atónitos (Dan. 10:7), oyendo a la verdad la voz, -- no la voz de Pablo (como dice Bruce), sino la voz del cielo. La oyeron pero no la entendieron (Hechos 22:9, "no entendieron la voz del que hablaba conmigo"), porque la comunicación fue solamente para Saulo. Compárese -1 Cor.14:2, se oye la voz pero no se entiende. También Juan 12:29.

         -- mas sin ver a nadie. -- "Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo" (Hechos 22:9). Los compañeros de Saulo no eran testigos del Cristo resucitado, pero este detalle es sumamente importante porque estos hombres eran testigos oculares de la luz que les rodeó y de la voz. Compárese Juan 12:28, 29, "Padre, glorifica tu nombre. Entonces vino una voz del cielo: Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez. Y la multitud que estaba allí, y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían: Un ángel le ha hablado".

 

9:8 -- Entonces Saulo se levantó de tierra, y abriendo los ojos, no veía a nadie; así que, llevándole por la mano, le metieron en Damasco, -- No había pensado llegar a Damasco en esta condición. Pensaba llegar "respirando amenazas y muerte contra los discípulos del Señor", pero ¿cómo llegó? El conquistador llega conquistado por Cristo. No llegó con ojos para buscar a los discípulos de Jesús, sino como ciego. No dirigió a otros para que persiguieran a los discípulos y no llevó discípulos atados hacia Jerusalén, sino que él mismo fue llevado por la mano. Pensaba llegar muy confiado para limpiar la ciudad de los discípulos de Jesús, pero llegó muy humillado y pronto tendría comunión con ellos. Pensaba perseguir pero llegó como penitente, ayunando y orando por tres días. El hombre propone pero el Señor dispone. Fue destrozado "en un instante todo el sistema de ideas, sentimientos, anhelos, amores y odios que había sido forjado a lo largo de los años por su gran inteligencia y fuerte personalidad, dentro del marco de su lealtad a las tradiciones de sus padres y sus sincero deseo de servir a Jehová" (Trenchard).

 

9:9 -- donde estuvo tres días -- Como los judíos calculaban el tiempo estos "tres días" eran el resto de ese día, todo el día siguiente y hasta que Ananías llegara el tercer día.

         -- sin ver, y no comió ni bebió. -- Lucas deja a la imaginación del lector la triste condición de Saulo. Muchas palabras vienen a la mente -- como abrumado, aturdido, deprimido -- para describirlo. "Había pasado por una experiencia que puede asemejarse a un poderoso movimiento sísmico en lo más profundo de su ser" (Trenchard). Con razón no comió ni bebió. El tenía apetito solamente para orar a Dios.

         Este es otro texto que destruye por completo la falsa doctrina de que la salvación se basa en la fe sola, porque seguramente Saulo creyó al Señor cuando le apareció pero obviamente estaba todavía en sus pecados durante los tres días. Todavía era uno de "los quebrantados de corazón ... los ciegos ... los oprimidos" (Luc. 4:18) durante esos tres días y, por eso, solamente oraba y no comió ni bebió. El no comer ni beber indica la miseria que sentía al meditar en lo enorme de su pecado. Durante estos tres días no demuestra el gozo de una persona perdonada y purificada sino la agonía del pecador que está consciente de sus pecados.

         Saulo estaba plenamente convencido de que este Jesús que hablaba con él y a quién había perseguido es el Cristo (el Mesías de los judíos). También estaba consciente de su pecado de haber perseguido a los discípulos de Jesús, entendía que estaba equivocado en sus creencias religiosas, que estaba equivocado en su concepto de las profecías acerca del Mesías y reconocía que tuvo que hacer cambios radicales, pero como él dijo después, "Por lo cual, o rey Agripa, no fui rebelde a la visión celestial" (Hechos 26:19). El aceptó todas las consecuencias de su decisión de seguir a Jesucristo.

9:10 -- Había entonces en Damasco un discípulo llamado Ananías, a quien el Señor dijo en visión: Ananías. -- "Varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban" (Hechos 22:12). Ananías sería el instrumento usado por el Señor para dar la vista a Saulo y para instruirle y bautizarlo. No convenía que Saulo fuera instruido por los doce apóstoles ni siquiera en cuanto a la obediencia al evangelio. Dedica la mayor parte de los primeros dos capítulos de su carta a los gálatas para probar la independencia de su apostolado y de su conocimiento del evangelio.

         -- Y él respondió: Heme aquí, Señor.

 

9:11 -- Y el Señor le dijo: Levántate, y ve a la calle que se llama Derecha, y busca en casa de Judas a uno llamado Saulo, de Tarso; porque he aquí, él ora, -- Sin duda, oraba como nunca en su vida había orado. Saulo era hombre muy religioso y, por eso, un hombre de oración. Aunque era fariseo nunca fue hipócrita y seguramente al llegar a Damasco su oración era como la del publicano (Luc. 18:13). Muchas de las oraciones ofrecidas por los judíos eran simplemente oraciones recitadas. Convencido ahora de lo enorme de sus pecados y no sabiendo qué hacer, lo más razonable sería orar, pero la oración no era suficiente para obtener el perdón de pecados. Le dijo Ananías, "levántate y bautizáte y lava tus pecados, invocando su nombre" (Hechos 22:16).

         Al orar Saulo no pedía una "experiencia de gracia", porque ya estaba abrumado por una experiencia inolvidable. El estaba afligido y muy arrepentido y sin duda quería el perdón de Dios más que cualquier otra cosa, pero cuando él dijo, "Señor, ¿qué quieres que yo haga?" la respuesta fue que alguien le diría qué hacer para ser perdonado.

 

9:12 -- y ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista. -- Lucas explica aquí el verdadero propósito de la imposición de manos sobre Saulo; fue para que recobrara su vista. Ananías había recibido el poder de sanar por la imposición de las manos de los apóstoles.

 

9:13 -- Entonces Ananías respondió: Señor, he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén; -- Hechos 26:10. La reacción de Ananías era muy natural. Bajo circunstancias adversas como éstas era difícil ver todo el cuadro como el Señor lo vio. Ananías juzgó conforme a su conocimiento de Saulo, pero el Señor sabía el gran potencial de Saulo para servirle como apóstol especial. Probablemente los hermanos de Jerusalén se dieron cuenta del propósito de Saulo de ir a Damasco y avisaron a los hermanos.

         Esta es la primera vez que los discípulos de Cristo se llaman santos y, desde luego, no se refiere a los llamados canonizados (por la Iglesia Católica Romana) sino a los hermanos vivos de aquel tiempo. Después de esto el término se usaría comúnmente porque recalca la necesidad de la santidad para poder ver a Dios (Heb. 12:14).

 

9:14 -- y aun aquí tiene autoridad de los principales sacerdotes para prender a todos los que invocan tu nombre. -- Hechos 2:21; Rom. 10:13, "los que invocan tu nombre" no solamente oran a Dios, sino que le obedecen.

 

9:15 -- El Señor le dijo: Ve, -- No le aprovechó nada discutir con el Señor.

         -- porque instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel; -- Cristo escogió a Saulo para ser su abanderado o portaestandarte. "En la expresión 'instrumento (vasija) escogido', para llevar el nombre de Jesús ante gentiles, reyes e israelitas, compara a Saulo con un estuche cuidadosamente elegido en el que se ha depositado una rica joya digna de ser obsequio para un rey; esa joya es el precioso nombre de Jesús. El joyero siempre guarda las gemas costosas en estuches de valor correspondiente; y así al querer enviar el Señor Su nombre a reyes y a los grandes de la tierra, escogió a este Saulo perseguidor como vasija más adecuada en que depositarlo. Para Ananías tal selección fue de lo más sorprendente, aunque los sucesos posteriores probaron su prudencia. Mucho tiempo después Saulo mismo emplea la misma metáfora, que sin duda la tomó de labios de Ananías; pero materialmente la cambia, diciendo: 'tenemos este tesoro en vasos de barro, para que la alteza del poder sea de Dios, y no de nosotros' (2 Cor. 4:6-7). Si para Cristo era vasija escogida, a sus ojos no era sino de barro" (McGarvey).

         El resto de la comisión de Saulo se encuentra en Hechos 26:15-20.

9:16 -- porque yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre. -- (Mat. 5:10-12; 10:17:28). Como Saulo había perseguido a los discípulos, ahora él mismo había de ser perseguido por el nombre de Cristo.

 

9:17 -- Fue entonces Ananías y entró en la casa, y poniendo sobre él las manos, -- En lugar de violentamente echarle mano a todo discípulo como pensaba hacer, tiene las manos de Ananías puestas bondadosamente sobre él para que reciba su vista.

         -- dijo: Hermano Saulo, -- no hermano en Cristo, sino hermano judío. McGarvey está equivocado al decir que Ananías le dice hermano "no por ser hermano israelita, sino por ser hermano creyente en el camino hacia la obediencia". No hay texto alguno que enseñe esto. Ananías le dijo hermano a Saulo como Pedro y Pablo en muchas ocasiones se dirigían a los judíos como hermanos (por ej., Hechos 2:29; 13:36).

         -- el Señor Jesús, que se te apareció en el camino por donde venías, -- Ananías confirma el hecho de que Saulo vio a Cristo.

         -- me ha enviado para que recibas la vista y seas lleno del Espíritu Santo. -- En esta ocasión la obra de Cristo se realiza en dos sentidos: pregonó vista a los ciegos tanto en sentido físico como espiritual (Luc. 4:18).

         El ver. Hechos 9:12 dice que Saulo "ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista". El ver. Hechos 9:17 no contradice esto. Ananías no le impuso las manos para que recibiera al Espíritu Santo, sino solamente para que recibiera la vista. Este texto no se refiere al bautismo con el Espíritu Santo sino a la promesa del Espíritu Santo después del bautismo en agua (2:38). El ver. Hechos 9:18 explica el ver. Hechos 9:17.

 

9:18 -- Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista; -- El recibir su vista otra vez fue una gran bendición física, pero también indicó el favor de Dios.

         -- y levantándose, fue bautizado. -- "Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados invocando su nombre" (Hechos 22:16). "Nos lavó de nuestros pecados con su sangre" (Apoc. 1:5) pero ¿cuándo? Cuando somos bautizados. Por eso, dijo Ananías, "bautízate y lava tus pecados" (Hechos 22:16). Somos bautizados en su muerte (Rom. 6:3) donde se derramó su sangre. Entonces los que rechazan el bautismo para perdón de pecados no pueden ser lavados con la sangre de Cristo.

         El comentarista Lenski dice que "naturalmente Saulo se levantaría para el acto bautismal", pero que no se levantó para ir al río Abana u otro lugar para ser sumergido, sino que "Un vaso lleno de agua fue traído, una parte del agua fue aplicada a Saulo como Jesús había mandado en Mat. 28:19, en el nombre del Padre, etc. y el acto bendito fue terminado". Lo insensato de tales argumentos es que el bautismo simple y sencillamente no es aspersión sino una sepultura (Rom. 6:4; Col. 2:12). En el capítulo anterior (Hechos 8:38-39) ya se había explicado claramente que para bautizar Felipe y el eunuco "descendieron ambos al agua" y "subieron del agua". ¿No había en el coche del eunuco por lo menos un vaso de agua que pudiera haber servido para la aspersión? Entonces, ¿por qué descender ambos al agua de algún río o arroyo? Habiendo explicado tan claramente lo que es el bautismo en el relato anterior no fue necesario repetirlo en los casos de Saulo, Cornelio, Lidia, el carcelero, etc.

         Fue bautizado para recibir el don del Espíritu Santo (Hechos 2:38). El bautista A. T. Robertson habla del bautismo "como símbolo de la nueva vida en Cristo ya comenzada". Abiertamente rechaza el bautismo "para perdón de pecados". Según los evangélicos el orden de los eventos fueron así: convertido en el camino a Damasco, tres días sin comer y beber, recibe la vista y al Espíritu Santo y, por último, recibe el bautismo como símbolo o prenda de la salvación que ya había recibido en el camino. El orden establecido por Jesús es (1) creer, (2) bautizarse y (3) salvación. El orden establecido por muchos evangélicos es (1) creer, (2) salvación y (3) bautizarse. ¡Estos andan desordenadamente!

         Lucas no dice que Ananías era un evangelista sino un "discípulo"; por eso, no es necesario que la gente sea bautizada por evangelistas.

 

9:19 -- Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas. -- ¿Antes o después de ser bautizado? Sin duda quedó convencido en el camino a Damasco. Si él fue salvo en el momento de creer en Cristo, ¿por qué no tomó alimento inmediatamente para recobrar fuerzas? ¿Por qué tuvo que seguir tan angustiado por tres días? La respuesta es sencilla: ¡No comió porque estaba completamente abrumado por causa del remordimiento por sus pecados! Ahora come porque esa terrible carga se ha quitado. Ahora sabe perfectamente que sus pecados han sido perdonados y tiene paz y tranquilidad en su alma.

         -- Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco. -- Ya no respira "amenazas y muerte contra los discípulos del Señor", sino que es uno de ellos. No estuvo con ellos para recibir un curso de instrucción en el evangelio (todo el argumento de Gál. 1:11-23 refuta esta idea), sino para colaborar con ellos. Saulo fue instruido directamente del cielo por el Señor.

 

9:20 -- En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, -- En lugar de presentar las cartas de los principales sacerdotes (¿qué habrá pasado con ellas?) él presentó el evangelio de Cristo. En seguida empieza a edificar lo que había destruido. El "predicaba a Cristo" "declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo" (Hechos 17:3). A los judíos no les gustó que se predicara que el Cristo iba a padecer porque ellos esperaban a un Mesías vencedor, un Mesías que quitaría el yugo de Roma para dar libertad e independencia a los judíos. Tampoco les gustó oír que Jesús de Nazaret era el Cristo porque aunque El cumplió todos los requisitos nombrados por la ley, los profetas y los salmos (Luc. 24:44), El no cumplió los requisitos según la esperanza de los judíos.

         -- diciendo que éste era el Hijo de Dios. -- ¿Cuál es el significado de la palabra Hijo cuando a Cristo se le llama el Hijo de Dios? Los siguientes textos nos ayudan a entender este tema: "Decía que Dios era su propio Padre, haciéndose igual a Dios" (Juan 5:18); "para que todos honren al Hijo como honran al Padre" (Juan 5:23); cuando Jesús dijo, "Yo y el Padre uno somos", los judíos le querían apedrear "por la blasfemia; porque tú, siendo hombre, te haces Dios" (Juan 10:30, 33). Jesucristo era verdadero Dios y verdadero hombre. Sin dejar de ser Dios llegó a ser hombre. "Cristo Jesús, el cual, siendo en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres" (Fil. 2:6-7); la expresión "se despojó a sí mismo" no quiere decir que Cristo se despojó de atributos divinos, sino que se explica con los dos gerundios que inmediatamente siguen: "tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". Este texto no se refiere a otra cosa sino a la encarnación de Cristo. Estando en la tierra Jesucristo demostró los atributos de Deidad al perdonar pecados (sólo Dios puede perdonar pecados, Mar. 2:7), al ser adorado (sólo Dios es adorado, Mat. 4:10), etc.

9:21 -- Y todos los que le oían estaban atónitos, y decían: ¿No es éste el que asolaba en Jerusalén a los que invocaban este nombre, y a eso vino acá, para llevarlos presos ante los principales sacerdotes? -- La conversión de Saulo es una demostración gráfica del poder del evangelio. Los judíos se quedaron muy impresionados por el gran contraste entre lo que Saulo era antes y lo que fue después de su conversión. Antes era el más temido perseguidor de la iglesia y después podía decir, "he trabajado más que todos ellos" (1 Cor. 15:10), porque él había logrado sembrar la simiente del reino en las ciudades más estratégicas del imperio. Nosotros debemos dar evidencia clara del cambio de nuestra vida cuando nos bautizamos.

         El testimonio de Saulo de que había visto a Jesús resucitado es otra evidencia irrefutable de la resurrección de Jesús. ¿Qué pueden decir los incrédulos para refutar su testimonio? Pueden aseverar que Saulo fue engañado y que en realidad no vio la luz ni oyó la voz del cielo y que no quedó ciego por tres días, pero había testigos de todo esto. Además de eso, ¿por qué razón hubiera querido Saulo engañar a los cristianos y judíos inconversos? Como perseguidor de la iglesia él no fue perseguido, pero a consecuencia de su testimonio acerca de Cristo él sufrió mucho, en pueblo tras pueblo. ¿Por qué se atrevería algún hombre a fabricar una mentira que solamente le traería sufrimiento?

 

9:22 -- Pero Saulo mucho más se esforzaba, y confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo. -- ¿Cómo fue posible que le permitieran que Saulo -- ya convertido -- hablara en la sinagoga? Esto demuestra el proceder de las sinagogas. A cualquier persona competente se le permitía hablar, pero si enseñaba algo controversial, otros de la sinagoga hablarían para refutarle.

         Primero, los judíos estaban atónitos, y después confundidos y desarmados. No podían resistir la sabiduría de Pablo como no podían resistir la sabiduría de Esteban (Hechos 6:10). No podían contestar sus argumentos acerca de las profecías que hablaban del Mesías y acerca del cumplimiento de estas profecías por Jesús de Nazaret. El demostró que Jesús era el Cristo al comparar las profecías con la vida de Jesús. Sus argumentos fuertes enmudecieron a los judíos.

 

9:23 -- Pasados muchos días, -- Probablemente cabe dentro de estos "muchos días" la estancia de Pablo en Arabia, Gál. 1:15-17. Algunos comentaristas han tenido conceptos erróneos de esos días. Por ejemplo, dice Bonnett: "¿Cuál debía ser entonces la necesidad profunda de su alma? ¿Predicar en las sinagogas (v. Hechos 9:20), disputar con los judíos? ¡de ningún modo! El, que por graves razones no quería que el obispo fuera un recién convertido (1 Tim. 3:6), se sentía aún demasiado débil en el conocimiento y la experiencia cristiana; sentía la necesidad del recogimiento, de la oración, de una silenciosa comunión con Dios, que le permitiera recibir nuevas luces, nuevas fuerzas, aun nuevas revelaciones". Pero Lucas dice que Saulo "En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas" de Damasco, y que "confundía a los judíos que moraban en Damasco, demostrando que Jesús era el Cristo" (v. Hechos 9:20). ¿Por qué no podía hacer lo mismo dondequiera que fuera? Desde luego, seguía orando y seguramente recibía revelaciones del Señor, pero no hay nada que implique que por algún tiempo estuviera relativamente inactivo.

         No se puede probar que el fue a Arabia para "un período de reposo y de reclusión parcial debido a la violencia del cambio y a la emoción de su nueva ocupación" (JFB), ni simplemente para meditar y reflexionar, como otros suponen. Lo que sabemos es que en aquellos días él recibió la revelación de la voluntad de Cristo (Gál. 1:11-17) y predicó el evangelio (Gál. 1:23).

         -- los judíos resolvieron en consejo matarle (tramaron deshacerse de él, LBLA); -- Hechos 2:23; 5:33, 36; 7:28. "Yo le mostraré cuánto le es necesario padecer por mi nombre", ver. 16. Llegó a Damasco para arrastrar a los discípulos y ahora él mismo está en peligro de ser arrastrado. No podían refutar sus argumentos y, por eso, querían matarlo (compárese el caso de Esteban, Hechos 6:11-14). Cooperaba con ellos el gobernador: "En Damasco, el gobernador de la provincia del rey Aretas guardaba la ciudad de los damascenos para prenderme"(2 Cor. 11:32), pero no lograron hacerlo.

 

9:24 -- pero sus asechanzas llegaron a conocimiento de Saulo. -- En otras ocasiones cuando los judíos querían matarlo, él se dio cuenta de ello (Hechos 14:6; 23:16).

         -- Y ellos guardaban las puertas de día y de noche para matarle. -- 2 Cor. 11:32, 33.

 

9:25 -- Entonces los discípulos, tomándole de noche, le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta. -- "y fui descolgado del muro en un canasto por una ventana, y escapé de sus manos" (2 Cor. 11:33). Compárese Josué 2:15.

 

9:26 -- Cuando llegó a Jerusalén, -- No fue el propósito de Lucas describir los pensamientos de Pablo durante este viaje, pero al meditar sobre este relato nos preguntamos cómo le habrá afectado a Pablo llegar al sitio donde Jesús le apareció, y qué habrá pensado al llegar a la ciudad de Jerusalén donde Jesús fue crucificado y donde Esteban fue apedreado y al encontrarse con los judíos que habían sido sus compañeros pero que ahora serán sus peores enemigos y con hermanos que habían sido sus enemigos y que ahora cuando tengan confianza en él serán sus mejores amigos.

         -- trataba de juntarse con los discípulos; -- Quería tener plena comunión con los hermanos. Quería que lo aceptaran como hermano.

         -- pero todos le tenían miedo, --  Cuando salía de Jerusalén respiraba amenazas y muerte contra los discípulos; por eso, es fácil entender la actitud de ellos ahora cuando Pablo trataba de juntarse con ellos. Si habían oído de su conversión, no estaban convencidos.

         -- no creyendo que fuese discípulo. -- Una carta de los hermanos de Damasco, como la que se escribió para Apolos (Hechos 18:27) le hubiera ayudado pero, que sepamos, no llevó tal carta. Los hermanos desconfiaban de Pablo.

         Este texto ilustra cómo cada iglesia debe preocuparse por la pureza de la comunión de la congregación. No debe aceptar como miembro a todo el mundo que se presente como cristiano. Es necesario investigar y saber que son hermanos fieles. Casi toda congregación quiere más miembros, pero hay personas que causan tropiezos y divisiones (Rom. 16:17).

 

9:27 -- Entonces Bernabé, tomándole, lo trajo a los apóstoles, -- Explica Pablo a los gálatas (1:18, 19) que estuvo con Pedro quince días "pero no vi a ningún otro de los apóstoles, sino a Jacobo el hermano del Señor". Jacobo y Bernabé (Hechos 14:4) se llaman apóstoles aunque no eran de los doce apóstoles; eran apóstoles en sentido secundario.

         -- y les contó cómo Saulo había visto en el camino al Señor, el cual le había hablado, y cómo en Damasco había hablado valerosamente en el nombre de Jesús. -- Urgentemente Saulo necesitaba un amigo y Bernabé era ese amigo. Los apóstoles le habían puesto ese nombre "que traducido es, Hijo de consolación" (Hechos 4:36). Bernabé "era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe" (Hechos 11:24). Lucas no nos explica por qué Bernabé estaba convencido de la conversión de Saulo, pero él persuadió a Pedro. Entonces Saulo (Pablo) estuvo con Pedro por dos semanas pero, como explicó a los gálatas, él no recibió su apostolado de los otros apóstoles porque ya lo había recibido de Cristo (Gál. 1:11-17). Durante estas dos semanas seguramente Saulo aprendió muchas cosas de Pedro acerca de Jesús, su vida y ministerio sobre la tierra.

         ¿Habrá recordado Pablo la amistad de Bernabé cuando escribió que el amor "todo lo cree, todo lo espera" (1 Cor. 13:7)? Bernabé creyó lo mejor de Pablo y creyó lo mejor de Juan Marcos (Hechos 15:37-39), pero al decir esto no se critica en lo más mínimo el juicio de Pablo con respecto a Marcos, 15:38, porque el trabajo que iban a llevar a cabo era muy exigente y según el juicio de Pablo, Marcos quedó descalificado. Después recobró la confianza de Pablo, -2 Tim. 4:11. El que escribe este comentario ha quedado varias veces muy decepcionado por haber creído lo mejor de algunos hermanos cuando en realidad no lo merecían, y ha pedido perdón a Dios por haber trabajado con ellos y por haberles recomendado a otros. Es necesario "creer lo mejor" de algún hermano pero, al mismo tiempo, juzgar los méritos de su servicio (Fil. 2:22).

         Jesús tenía confianza en sus apóstoles y esperaba mucho de ellos, pero era muy necesaria la paciencia.

 

9:28, 29 -- Y estaba con ellos en Jerusalén; y entraba y salía, y hablaba denodadamente en el nombre del Señor, y disputaba con los griegos (helenistas, judíos de habla griega); -- Como lo había hecho Esteban (Hechos 6:9), haciendo los mismos argumentos hechos por Esteban que él (Saulo) no podía refutar.

         -- pero éstos procuraban matarle. -- Exactamente como él procuraba matar a Esteban. Lo que ahora sucede con Saulo es duplicación de la experiencia de Esteban (Hechos 7:53-60); aun los oponentes (los helenistas) fueron los mismos. Estos griegos querían callar a Saulo como el concilio había callado a Esteban. Como discípulo nuevo por segunda vez su vida peligraba. Aquí cabe Hechos 22:17-21, "Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. Yo dije: Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti; y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo, yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban". El quería quedarse en Jerusalén para predicar a los judíos. El creía que seguramente le escucharían puesto que él había sido uno de los principales perseguidores de la iglesia, pero como el Señor no le hizo caso a Ananías (Hechos 9:13-15) no le hace caso a Saulo. "Pero me dijo: Vé, porque yo te enviaré lejos a los gentiles".

 

9:30 -- Cuando supieron esto los hermanos, le llevaron hasta Cesarea, y le enviaron a Tarso. -- Como él había causado que los discípulos de Jesús huyeran, ahora él mismo tiene que huir para salvar su vida. Esto indica que los hermanos de Jerusalén ya habían aceptado a Saulo como hermano y se preocupaban por su vida. Estando en Tarso predicó "la fe que en otro tiempo asolaba" (Gál. 1:23). Posiblemente durante este tiempo logró convertir a algunos de sus parientes (Rom. 16:7,11,21). Cuando Bernabé vio el éxito de la obra en Antioquía, "fue a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía" (Hechos 11:24).

 

9:31 -- Entonces las iglesias tenían (la iglesia gozaba de, LBLA) paz por toda Judea, Galilea y Samaria; -- Aquí Lucas emplea la palabra iglesia en singular aunque no habla de la iglesia universal ("mi iglesia", Mat. 16:18). La palabra se puede usar pues para hablar de los discípulos de una área (Judea, Galilea y Samaria). "Esta primera ola de persecución parece haber acabado con la conversión del perseguidor" (Bruce).

         -- y eran edificadas (era edificada, LBLA) -- La paz es muy necesaria para la edificación de la iglesia. La predicación de la palabra edifica (Hechos 20:32). La cooperación de cada miembro edifica (Efes. 4:16). El plan de Dios es que haya ancianos (obispos) en cada iglesia (Hechos 14:23). Cuando Pablo y Bernabé llevaron el socorro de Antioquía para los hermanos de Judea, lo enviaron "a los ancianos" (Hechos 11:29, 30). Había ancianos en la iglesia de Jerusalén (15:4). Siempre las iglesias son edificadas cuando se organizan con ancianos y diáconos que reúnen los requisitos nombrados por el Espíritu Santo (Fil. 1:1; -1 Tim. 3; Tito 1).

         -- andando en el temor del Señor, -- No querían desagradar al Señor; no querían enseñar ni practicar nada que fuera contrario a su voluntad. Por eso, perseveraban en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42).

         -- y se acrecentaban fortalecidas (exhortadas y consoladas, Hechos 4:36; 13:15; 15:31) por el Espíritu Santo. -- Es decir, por las palabras de los hermanos inspirados por el Espíritu Santo. Somos guiados (exhortados y consolados) por el Espíritu Santo (Rom. 8:14) al escuchar las enseñanzas inspiradas del Espíritu Santo. Nosotros tenemos sus enseñanzas inspiradas en el Nuevo Testamento, pero en aquel tiempo los discípulos recibieron la instrucción del Espíritu Santo a través de las enseñanzas habladas y escritas por hombres inspirados (prin­cipalmente los apóstoles).

         Las iglesias del Señor deben andar en el camino de reverencia hacia el Señor y su palabra. Si hacen esto seguirán creciendo. Habrá conversiones. Habrá nuevas congregaciones. Habrá crecimiento espiritual. (Com­párense Hechos 2:41; 4:4; 5:14; 6:7; 8:25).

 

9:32 -- Aconteció que Pedro, visitando a todos (o a todas aquellas regiones de Galilea, Samaria y Judea), vino también a los santos que habitaban en Lida. -- Ahora Lucas continúa el relato del trabajo de Pedro; este texto es la continuación de Hechos 8:25. Al hacer esto Pedro obedecía lo que Jesús le dijo: "apacienta mis corderos ... Pastorea mis ovejas ... Apacienta mis ovejas", (Jn. 21:15-17).

         Por segunda vez Lucas dice santos. La repite en el ver. 41. Este es el término empleado por Pablo. El no habla de los "miembros de la iglesia", sino de los santos. ¿Cuántas veces hemos dicho que el hermano fulano visitó a los santos que habitan en tal o cual lugar? Decimos "la iglesia", o "los hermanos", pero ¿hablamos de los santos? ¿Evitamos la palabra porque no somos tan santos? Si habláramos de los santos de tal o cual lugar tal vez nos sentiríamos obligados a modificar la palabra santos con algún prefijo (los casi-santos, los medio-santos, etc.), pero búsquese la palabra en la concordancia. ¡Cuántas veces Pablo y otros hermanos del primer siglo hablan de los santos! Cuando Pablo escribió a los romanos, mencionó los santos unas siete veces y nunca se refirió a los hermanos como "los miembros de la iglesia"; en las cartas a los corintios sí habla de los miembros del cuerpo (1 Cor. 12:14-27), pero habla de los santos unas diez veces; en Efesios, nueve veces; en Colosenses, cuatro veces, etc. ¿Por qué tanto énfasis sobre santos? Pedro lo explica: "Porque escrito está: Sed santos porque yo soy santo" (1 Ped. 1:15-16).

 

9:33 -- Y halló allí a uno que se llamaba Eneas, que hacía ocho años que estaba en cama, pues era paralítico. -- Nadie podía cuestionar la validez del milagro porque la gente sabía que "por ocho años estaba en cama".

 

9:34 -- Y le dijo Pedro: Eneas, Jesucristo (no Pedro sino Jesús) te sana; -- Para "Lucas, el médico amado" la palabra sana era palabra favorita (Lucas 5:17; 6:19; 9:2; 11:42; 14:4; 22:51; Hechos 10:38; 28:8).

         -- levántate, y haz tu cama. -- Debería levantarse y hacer su cama para demostrar su completa sanidad (compárense Mar. 2:11; Jn. 5:8). Ahora Eneas podía hacer por sí mismo lo que otros habían hecho por él por ocho años.

         -- Y en seguida se levantó. -- Compárese Hechos 3:6. Así eran los milagros de Jesús y los apóstoles.

         A Eneas le fue restaurada la fuerza a su cuerpo que había quedado paralizado. Así fue la naturaleza de los milagros. Al ciego le fue restaurada la vista (Mat. 20:29-34); al sordo le fue restaurado el oído y al mudo le fue restaurada el habla (Mar. 7:32-37); al hombre con mano seca "le fue restaurada sana como la otra" (Mat. 12:10, 13); y a Dorcas le fue restaurada la vida (ver. Hechos 9:40).

 

9:35 -- Y le vieron todos los que habitaban en Lida y en Sarón, los cuales se convirtieron al Señor. -- El milagro confirmó el mensaje predicado por Pedro y otros (Mar. 16:20; Hech. 13:4; Heb. 2:3, 4). Convertirse significa todo el proceso de creer, arrepentirse, confesar la fe y ser bautizados para perdón de los pecados.

 

9:36 -- Había entonces en Jope (Jonás 1:3) una discípula llamada Tabita (su nombre arameo), que traducido quiere decir, Dorcas (palabra griega para gacela, nombre bonito para una vida bonita). Esta abundaba en buenas obras y en limosnas que hacía (continuamente, LBLA). -- Con las buenas obras ella demostraba su fe (Sant. 2:18) y que era discípula verdadera de Cristo. "Bienaventurado el que piensa en el pobre; en el día malo lo librará Jehová" (Sal. 41:1). La primera mujer mencionada por nombre en Hechos es Safira; Dorcas es la segunda. Sus "buenas obras" eran "las túnicas y los vestidos que hacía cuando estaba con ellas" (ver. 39). Esta hermana no predicó públicamente pero ella proclamó el amor de Dios a través de sus obras de benevolencia. Sirvió al Señor con su aguja. Fue un servicio muy aceptable al Señor; "Y de hacer bien y de la ayuda mutua no os olvidéis; porque de tales sacrificios se agrada Dios" (Heb. 13:16). Ella no ofreció un servicio mínimo, sino que abundaba en buenas obras (1 Cor. 15:58). Lo hacía continuamente.

 

9:37 -- Y aconteció que en aquellos días enfermó y murió. Después de lavada (la purificación de los muertos), la pusieron en una sala. -- La costumbre normal era sepultar pronto. ¿Tendrían fe que Pedro podría levantarla otra vez?

 

9:38 -- Y como Lida estaba cerca de Jope, los discípulos, oyendo que Pedro estaba allí, le enviaron dos hombres, a rogarle: No tardes en venir a nosotros. -- Porque a más tardar tendrían que sepultar el día siguiente. Tenían la confianza de que Pedro les haría caso. No sabemos si pidieron algo de Pedro (aparte de que viniera pronto).

 

9:39 -- Levantándose entonces Pedro, fue con ellos; y cuando llegó, le llevaron a la sala, donde le rodearon todas las viudas, llorando -- "Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos" (Sal. 116:15), y "Bienaventurados ... los muertos que mueren en el Señor ... descansarán de sus trabajos, porque sus obras con ellos siguen" (Apoc. 14:13), pero la muerte de los santos es dolorosa para los hermanos y hermanas que tanto los extrañan.

         Cuando Pedro acompañó a Jesús a la casa de Jairo, observó "el alboroto y a los que lloraban y lamentaban mucho" por la muerte de la hija de Jairo (Mar. 5:38). En este caso las viudas lloraban la muerte de Dorcas, pero no se entristecieron como los que no tienen esperanza (1 Tes. 4:13).

         -- y mostrando las túnicas y los vestidos que Dorcas hacía cuando estaba con ellas (Apoc. 14:13). -- Aquí está la grandeza verdadera (Mat. 20:26-28). Las túnicas y los vestidos costaron tiempo, trabajo y dinero. Este relato por el Espíritu Santo indica que Dorcas era una de las personas más grandes en el reino y que su servicio era "olor fragante, sacrificio acepto, agradable a Dios" (Fil. 4:18; Heb. 13:16). Antes de morir Dorcas había erigido su propio memorial, no de piedra sino de ropa que hacía para personas necesitadas. Las viudas mostraban las túnicas y los vestidos que Dorcas les había hecho (la voz media del verbo griego indica que las mostraban sobre sí mismas). ¿Cuál es el ayuno que Dios quiere? "¿No es que ... cuando veas al desnudo, lo cubras?" (Isa. 58:7). Al proveer ropa para las viudas Dorcas lo hacía para Cristo (Mat. 25:36, 40). Al servir a estas discípulas de Cristo ella sirvió a Cristo mismo, como la "mujer con un vaso de alabastro de perfume de nardo puro de mucho precio; y quebrando el vaso de alabastro, se lo derramó sobre su cabeza" (Mar. 14:3). Seguramente el "olor fragante" de las buenas obras de esta hermana llenó el cuarto donde estaban. Ella no había dicho a las viudas, "Id en paz, calentaos" (Sant. 2:16) sin proveerles la ropa necesaria.

         Las viudas estaban mostrando su reconocimiento de la benevolencia de Dorcas y su gratitud hacia ella. Cuántas personas reciben y reciben sin mostrar gratitud (no la muestran porque no existe). Por esta causa algunos discípulos bondadosos se desaniman y preguntan, "¿para qué hacerlo", pero Cristo nuestro perfecto ejemplo seguía haciendo buenas obras aunque nueve de los diez leprosos limpiados por El no le dieron gracias (Luc. 17:6, 7, "Y los nueve, ¿dónde están?"). Los que ayudan a otros no deben sonar trompetas, pero los que reciben tales favores sí lo pueden hacer.

         Este texto no implica que Dorcas y estas viudas eran una "Sociedad Femenil" (o "Club de costureras") para hacer buenas obras. Lucas no habla de ropa hecha por "ellas" sino de la que "Dorcas hacía".

 

9:40 -- Entonces, sacando a todos (Luc. 8:54), -- Los que pretenden hacer milagros hoy en día nunca harían tal cosa, sino que juntarían multitudes de gente para una gran exhibición.

         -- Pedro se puso de rodillas y oró; -- Lucas enfatiza mucho la oración. Relata las muchas veces que Jesús oró (Luc. 3:21; 5:15; 6:12; 9:18, 29; 11:1; 23:34); también en Hechos enfatiza mucho la oración (Hechos 1:24; 4:31; 6:4; 8:15, 22; 9:40: 10:2, 9; 12:5; 14:23; 16:13, 25; 20:36; 21:5; 22:17).

         -- y volviéndose al cuerpo, dijo: Tabita (su nombre hebreo), levántate. -- Jesús había dicho Tabitha cumi y Pedro dice, Talitha cumi. Compárense Luc. 8:54; Jn. 11:43.

         -- Y ella abrió los ojos, -- como si se despertara del sueño.

         -- y al ver a Pedro, se incorporó. -- Estos son detalles de un testigo ocular; sin duda Pedro los contó a Lucas. El Señor había obrado a través de Pedro para sanar al cojo (Hechos 3:7) y al paralítico (Hechos 9:34); le dio autoridad para impartir el poder del Espíritu Santo (8:17); pero esta es la primera vez (que sepamos) que el Señor dio a los apóstoles autoridad sobre la muerte misma.

 

9:41 -- Y él, dándole la mano (Mar. 1:31), la levantó; entonces, llamando a los santos y a las viudas, la presentó viva. -- "Ni la pluma gráfica de Lucas podría describir la escena que siguió. Si devolver a un santo al pequeño grupo que ha dejado es cosa indescriptible, ¿qué decimos o pensamos de la hora en que los santos todos se levanten en gloria y se saluden mutuamente sobre las playas de la vida? ¿No lleva la intención este evento de Jope de darnos sabor de antemano de los goces en la mañana de resurrección?" (McGarvey). En este milagro Pedro demuestra "las señales de apóstol" (2 Cor. 12:12).

         Se nos ocurre la pregunta, ¿por qué levantar a Dorcas y no levantar a Esteban o a Jacobo? pero Dios contesta, "mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos" (Isa. 55:8).

 

9:42 -- Esto fue notorio en toda Jope, y muchos creyeron en el Señor. -- A través del libro Lucas enfatizó que el propósito de los milagros era confirmar la palabra (véase Hechos 14:3). Compárense Mar. 16:20; Heb. 2:3-4. Estos milagros siguen convenciendo a la gente sincera porque han sido relatados por testigos oculares y registrados en este libro inspirado por el Espíritu Santo.

 

9:43 -- Y aconteció que se quedó muchos días en Jope -- Obviamente encontró una puerta abierta después de levantar a Dorcas y aprovechó su oportunidad.

         -- en casa de un cierto Simón, curtidor. -- El oficio de curtidor se consideraba inmundo porque se trabajaba con los cadáveres de animales. Los judíos más estrictos evitaban este oficio. Simón tenía su casa junto al mar (Hechos 10:6) porque la ley requería que su taller estuviera por lo menos cincuenta codos del muro del pueblo. Si alguno se casaba sin decir a su novia que era curtidor, ella podía cancelar el compromiso de matrimonio. Es interesante observar que el apóstol Pedro aceptaría vivir con Simón; esto nos hace pensar que en la práctica Pedro ya estaba bajando la pared de separación erigida por las leyes sobre cosas inmundas.

Hechos 10

 

El evangelio es para todos

 

         Lucas relata con muchos detalles la conversión de Cornelio y su casa, porque no fue simplemente otro caso de conversión, sino la conversión de los primeros gentiles. A través de la historia podemos ver que los gentiles llegaban a ser hijos de Dios al convertirse en judíos por medio de la circuncisión, y observamos en Hechos 2:10 que había prosélitos entre los judíos que escucharon el evangelio y probablemente había prosélitos entre los tres mil que obedecieron al evangelio (ver. Hechos 2:41). Para los judíos, el bautismo de estos prosélitos era completamente aceptable, porque a través de la circuncisión éstos ya se habían hecho judíos. Eran, pues, prácticamente iguales a los judíos. Se llamaban "prosélitos de justicia" o "del santuario".

         Pero la conversión de este centurión romano y su casa abre una nueva etapa, pues ahora los gentiles llegan a ser hijos de Dios sin la circuncisión (sin llegar a ser judíos). A veces los gentiles como Cornelio se llamaban "prosélitos de la puerta", pero no eran circuncisos y aunque asistían a las sinagogas, los judíos no los recibían en sus casas ni entraban en las casas de ellos.

         Esta cuestión causó problemas muy serios en la iglesia, como se ve en Hechos 15 y también en las cartas (especialmente la carta a los gálatas).

10:1 -- Había en Cesarea un hombre llamado Cornelio, centurión (comandante sobre cien soldados) de la compañía (la cohorte, LBLA, "unidad militar romana compuesta de varias centurias, margen LBLA) llamada la Italiana, -- Lucas dedica una parte significativa del libro a este hombre, porque él es el primer converso gentil. Los apóstoles entendían que habían de predicar el evangelio a todas las naciones (Mat. 28:19; Mar. 16:15; Hech. 1:8; 2:39), pero hasta ese momento no entendían que los gentiles incircuncisos podían obedecer al evangelio para ser salvos. Al convertirse Cornelio, se abrió la puerta para que todas las naciones pudieran oír el evangelio para ser salvas, sin tener que llegar a ser judíos por medio de la circuncisión.

 

10:2 -- piadoso -- reverente, obediente.

         -- y temeroso de Dios con toda su casa, -- Cornelio no era un prosélito. Si hubiera sido circuncidado, Pedro y los otros podrían haber comido con él sin problema alguno. Los temerosos (phoboumenos) de Dios se mencionan también en Hechos 13:16,26. Así se llamaron los gentiles que creían en Dios, oraban a Dios, y asistían a las sinagogas para oír la palabra de Dios. Otro término se usa para hablar de los mismos: sebo (adorar, ser temeroso, ser piadoso) Hechos 13:50; 17:4, 17 ("judíos y piadosos"). La misma palabra describe a Lidia (Hechos 16:14) y a Justo (Hechos 18:7).

         -- y que hacía muchas limosnas al pueblo, -- es decir, al pueblo judío (Hechos 10:42; 26:17,23;28:17). Compárese el centurión de Luc. 7:5 que edificó una sinagoga para los judíos. Probablemente el centurión recibía un buen sueldo. Cornelio hacía muchas limosnas al pueblo con su propio dinero. Mucha gente que se dedica a la obra benévola solamente gasta el dinero de otros (Coffman).

         -- y oraba a Dios siempre. -- Guardaba las horas de oración, ver. 30. Al saber de las buenas cualidades de este hombre, ¿cuántos dirían que a este hombre le faltó algo? Muchos dirían que era un buen cristiano, pero aunque en algunas cosas Cornelio era un hombre ejemplar, Pablo dice que todos hemos pecado (Rom. 3:23) y que todos necesitan del perdón de Dios a través de Cristo.

 

10:3 -- Este vio claramente en una visión, -- esta experiencia no era como un sueño confuso. El sabía con toda seguridad que un ángel de Dios le había visitado, le había hablado, e incluso le había dado instrucciones específicas que tenían que ser entendidas sin confusión alguna.

         -- como a la hora novena del día (a las tres de la tarde), que un ángel de Dios entraba donde él estaba, y le decía: Cornelio. -- Dios conoce a todo hombre, cómo se llama, dónde vive, qué hace, y cómo es. Que sepamos este ángel no tenía alas.

         Al estudiar este texto nos urge observar el propósito verdadero de la visita del ángel. No fue para producir fe en el corazón de Cornelio, porque Pedro dijo, "Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen" (Hech. 15:7). El ángel no le apareció para animarle a buscar al Espíritu Santo. No le visitó para decirle, "Cornelio, tus pecados son perdonados". El ángel no le dejó regocijándose (Hech. 8:39; 16:34). ¿Por qué, pues, le apareció?

 

10:4 -- El, mirándole fijamente, y atemorizado, -- Aquí está un soldado romano, un centurión, que seguramente era un hombre valiente, pero cuando el ángel de Dios le habló, se llenó de temor. El fenómeno sobrenatural registrado en la Biblia llevó a cabo los propósitos de Dios y hoy en día nadie tiene experiencias semejantes. Sin embargo, es indispensable que todos entiendan que la religión de Cristo es una religión sobrenatural, y los que rechazan lo sobrenatural de ella que tan claramente se revela en las Escrituras, no pueden ser salvos.

         -- dijo: ¿Qué es, Señor? Y le dijo: Tus oraciones y tus limosnas han subido para memoria delante de Dios. -- Este es el lenguaje del sistema sacrificial para indicar que Dios aceptó el servicio que le ofreció Cornelio (Lev. 2:2, 9, 12; Fil. 4:18; Heb. 13:15-16). ¿Oye Dios la oración del pecador? Dice Prov. 28:9, "El que aparta su oído para no oír la ley, su oración también es abominable", pero Cornelio no apartó su oído para no oír la ley de Dios, sino que le escuchaba con reverencia. Un hombre expresó la verdad general de que "Dios no oye a los pecadores" (Jn. 9:31), pero Cornelio estaba sirviendo a Dios lo mejor que podía. Dios no mandaba a los gentiles a que se circuncidaran ni que guardaran la ley de Moisés y hasta esta ocasión no le había sido posible obedecer al evangelio de Cristo. Por eso, Cornelio no se puede comparar con los que por alguna razón solamente oran a Dios pero que no obedecen al evangelio. Los que son "adoradores sinceros" deben escudriñar las Escrituras (Hech. 17:11) para saber lo que Dios requiere de ellos para obedecerle cuanto antes. Cornelio hacía todo lo que podía hacer, pero hoy en día la gente que sigue orando sin obedecer no hacen todo lo que pueden para que Dios les acepte. La oración no substituye la obediencia. Ananías no le dijo a Saulo que siguiera orando por otros tres días para ser salvo, sino que se levantara para bautizarse (Hech. 22:16).

 

10:5 -- Envía, pues, ahora hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro. -- Ahora los gentiles tendrán la oportunidad de obedecer al evangelio. Por eso, era necesario que oyeran el evangelio y Pedro dijo, "Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen" (Hechos 15:7), porque Jesús le había dicho, "Y a ti te daré las llaves del reino de los cielos" (Mat. 16:19). Como Pedro empleó estas llaves para abrir la puerta a los judíos (Hech. 2:14-22;23-29;30-35;36-42; el día de Pentecostés), así también ahora le tocará a Pedro abrir la puerta a los gentiles.

 

10:6 -- Este posa en casa de cierto Simón curtidor, que tiene su casa junto al mar; él te dirá lo que es necesario que hagas. -- "El te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa" (Hechos 11:14). Según la idea de muchos evangélicos, si algún ángel nos visitara, sería para decirnos que nos regocijáramos porque Dios nos había salvado (u otro mensaje semejante), pero la visión de Cornelio no le salvó, sino que este ángel apareció para decir a Cornelio que buscara a Pedro para que le dijera lo que debería hacer para ser salvo. Compárense Hechos 9:6; Rom. 1:16; 10:17.

         Si todo el propósito de traer a Pedro fue para que le dijera qué hacer para ser salvo, ¿por qué no le dijo el ángel mismo lo que debería hacer? Porque el plan de Dios es que los hombres prediquen a los hombres. El ángel envió a Felipe para que predicara al eunuco y ni siquiera el Señor Jesús le dijo a Saulo lo que debería hacer, sino que le envió a Damasco para que Ananías le enseñara.

 

10:7 -- Ido el ángel que hablaba con Cornelio, éste llamó a dos de sus criados, y a un devoto soldado de los que le asistían; -- Al salir el ángel Cornelio obedece inmediatamente. La palabra devoto indica que también este soldado era "temeroso de Dios" (ver. 2, notas).

 

10:8 -- a los cuales envió a Jope, después de haberles contado todo. -- En esto vemos otra cualidad buena de Cornelio. Siendo centurión él no estaba obligado a explicar nada a sus siervos y soldados, pero siendo hombre de carácter y gentileza les considera y les explica lo que había pasado para que entendieran el propósito de su viaje. Desde luego, el soldado "devoto" estaba muy interesado en el asunto. Parece que salieron esa misma tarde para hacer el viaje de unos 45 kms. para llegar al día siguiente después de medio día.

         El comentarista Adam Clarke compara el caso de Jonás con el de Pedro, puesto que los dos fueron enviados desde Jope para predicar a los gentiles.

 

10:9 -- Al día siguiente, mientras ellos iban por el camino y se acercaban a la ciudad, Pedro subió a la azotea para orar, cerca de la hora sexta (al medio día). -- Los terrados de los israelitas se usaban para el culto a los ídolos (Jer. 19:13; Sof. 1:5), pero Pedro "subió a la azotea para orar" a Dios. Los apóstoles persistían "en la oración y en el ministerio de la palabra" (Hechos 6:4). "Tarde y mañana y a mediodía oraré y clamaré, y él oirá mi voz" (Sal. 55:17; Dan. 6:10). Tanto Pedro como Cornelio recibieron mensajes de Dios cuando oraban.

 

10:10 -- Y tuvo gran hambre, y quiso comer; pero mientras le preparaban algo, le sobrevino un éxtasis; -- Hechos 11:5; 12:11; 22:17. "Éxtasis: Arrobamiento del alma, que se siente transportada fuera del cuerpo" (Larousse); "condición en la cual se desvanecía la conciencia ordinaria y la percepción de las circunstancias naturales, y el alma quedaba sólo sensible a la visión impartida de Dios" (Vine).

 

10:11-14 -- y vio el cielo abierto (Hechos 7:56), y que descendía algo semejante a un gran lienzo, que atado de las cuatro puntas era bajado a la tierra;  en el cual había de todos los cuadrúpedos terrestres y reptiles y aves del cielo (tanto inmundos como limpios). Y le vino una voz: Levántate, Pedro, mata y come. Entonces Pedro dijo: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda he comido jamás. -- Pedro se atrevió a discutir con Dios porque la ley de Moisés explícitamente condenaba el comer animales inmundos. "De entre los animales, todo el que tiene pezuña hendida y que rumia, éste comeréis" (Lev. 11:3, Deut. 14:3-20). Los otros fueron clasificados por la ley de Moisés como inmundos. En cuanto a la violación de estas leyes, véanse Lev. 11:24, 40; 17:15.

         La ley de Moisés ya no estaba en vigor. Hacía varios años Cristo la había clavado a la cruz (Col. 2:14-17). El sacerdocio había cambiado y, por eso, hubo cambio de ley (Heb. 7:12). Sin embargo, difícilmente se apartaban los judíos de sus prácticas tradicionales (Rom. 14:3-5). En esta visión Pedro aprendió claramente que esa ley quedó cumplida y que ya no estaba en vigor.

         Aun antes de morir en la cruz Jesús dijo, "¿No entendéis que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar, porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina?" Y Mateo agrega: "Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos" (Mar. 7:18, 19). Sin embargo, Pedro habla de lo que él jamás había hecho, y lo que los hombres siempre han hecho o no han hecho llega a ser, para la mayoría de la gente, el criterio de su vida.

10:15 -- Volvió la voz a él la segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. -- Este es el punto clave del capítulo. La ley de Moisés se había cumplido y quitado. Ya no estaba en vigor la sombra o figura de la ley de Moisés, sino la substancia y la realidad de la ley de Cristo. En -1 Tim. 4:3-5 Pablo habla de la apostasía de los que "prohibirán casarse, y mandarán abstenerse de alimentos que Dios creó para que con acción de gracias participasen de ellos los creyentes y los que han conocido la verdad. Porque todo lo que Dios creó es bueno, y nada es de desecharse, si se toma con acción de gracias; porque por la palabra de Dios y por la oración es santificado". A los colosenses dice (Hechos 2:16), "Por tanto, nadie os juzgue en comida".

 

10:16 -- Esto se hizo tres veces; -- Se hizo tres veces para que quedara bien grabada en la mente de Pedro.

         -- y aquel lienzo volvió a ser recogido en el cielo. -- La visión de Pedro confirmó la visión de Cornelio, como la visión de Ananías confirmó que Saulo vio al Señor en el camino a Damasco.

 

10:17 -- Y mientras Pedro estaba perplejo dentro de sí sobre lo que significaría la visión que había visto, -- Imagínese la perplejidad de Pedro: ¡una visión celestial le dice que debe hacer algo que en toda la vida no había hecho! Pronto había de entender la relación entre el comer la carne de animales inmundos y la predicación a los gentiles (ver. Hechos 10:28,34- 35). En otra ocasión Jesús le dijo: "Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después" (Jn. 13:5-7); así fue en esta ocasión: "estaba perplejo" pero pronto entendería el significado de la visión.

         -- he aquí los hombres que habían sido enviados por Cornelio, los cuales, preguntando por la casa de Simón, llegaron a la puerta. -- Todo esto fue dirigido por Dios quien hizo llegar a estos hombres en el momento en que tenía preparado a Pedro. Compárese Hechos 8:26-27, el encuentro de Felipe y el eunuco. La llegada de estos mensajeros de Cornelio explicará el propósito de la visión acerca de lo inmundo que Dios había limpiado.

 

10:18-20 -- Y llamando, preguntaron si moraba allí un Simón que tenía por sobrenombre Pedro. Y mientras Pedro pensaba en la visión, le dijo el Espíritu (ignoramos cómo le habló el Espíritu): He aquí, tres hombres te buscan. Levántate, pues, y desciende y no dudes de ir con ellos, porque yo los he enviado.         -- Pedro había de ir con ellos (aunque eran gentiles) sin dudar, sin vacilar, sin tener mente dividida, (Rom. 14:23; Sant. 1:6). En Rom. 4:20 se traduce "no titubeó, LBLA). Están a la puerta porque Dios les había enviado. Pedro nunca hubiera ido con ellos sin mandamiento de Dios, pero el Señor le dijo que "yo" (yo enfático) los he enviado. Ahora comienza a entender la visión. El comer la carne de animales inmundos se interpretaba como el comer y asociarse con los gentiles. Las dos visiones de Cornelio en Cesarea y la de Pedro en Jope enseñaban la misma verdad: ahora Dios llama a judíos y a gentiles a la salvación y a su reino y gloria mediante el mismo evangelio (1 Tes. 2:12;- 2 Tes. 2:14).

10:21 -- Entonces Pedro, descendiendo a donde estaban los hombres que fueron enviados por Cornelio, les dijo: He aquí, yo soy el que buscáis; ¿cuál es la causa por la que habéis venido? -- Pedro entendía que Dios le iba a enseñar alguna verdad nueva, que el Espíritu Santo había enviado a estos tres hombres, y que él había de ir con ellos. Lo demás lo iba a aprender de ellos y de Cornelio.

 

10:22 -- Ellos dijeron: Cornelio el centurión, varón justo y temeroso de Dios, y que tiene buen testimonio en toda la nación de los judíos, -- Ellos agregan algo más a lo que Lucas dice (ver. 2) acerca del buen carácter de Cornelio. Cornelio no era "varón justo" por no haber pecado, sino porque él respetaba y guardaba la ley de Moisés en lo que le afectaba. Si los judíos lo respetaban, tenía que ser hombre excepcional. Lucas habla de otro centurión romano que fue respetado por los judíos (Luc. 7:1-5).

         -- ha recibido instrucciones de un santo ángel, de hacerte venir a su casa para oír tus palabras. -- Cornelio no aprendió el evangelio por medio de la visión que recibió, ni por medio del ángel que le habló, sino que (como Pedro explica después, Hechos 15:7), "Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen".

 

10:23 -- Entonces, haciéndoles entrar, los hospedó. -- De la manera más breve Lucas dice, "los hospedó", pero eso fue un momento histórico. Desde ese momento hubo un cambio monumental en la vida de Pedro. En ese acto hizo a un lado la costumbre de toda la vida pasada. Hizo lo que jamás había hecho.

         -- Y al día siguiente, levantándose, se fue con ellos; y le acompañaron algunos de los hermanos de Jope. -- Sin duda Pedro explicó todo el asunto a estos hermanos, como Cornelio lo explicó a sus siervos y el soldado devoto. Según la ley se requería que dos o tres testigos confirmaran cualquier testimonio (Deut. 19:15; -2 Cor. 13:1), pero Pedro llevó seis testigos (Hechos 11:12). Seguramente sabía que sería criticado por comer con gentiles (Hechos 11:2, 3).

 

10:24 -- Al otro día entraron en Cesarea. Y Cornelio los estaba esperando, habiendo convocado a sus parientes y amigos más íntimos. -- Probablemente estos eran temerosos de Dios como Cornelio. En esto se ve otra cualidad buena de Cornelio. Amó a su parientes y amigos y quería compartir con ellos esta gran bendición de Dios. ¡Aquí está la base y la esencia de la verdadera obra personal! Cornelio era hombre de influencia. Aunque era un militar no hemos de suponer que él obligara a sus parientes y amigos a que se reunieran para escuchar el evangelio. Era buen hombre, justo, y dadivoso; tales hombres tienen buena influencia.

 

10:25 -- Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró. -- Esto nos extraña porque Cornelio era hombre "temeroso de Dios", pero aunque era un hombre ejemplar, todavía le faltaba entendimiento. Sin embargo, aun el apóstol Juan se postró a los pies de un ángel para adorarle (Apoc. 19:10); a él también le faltó entendimiento, porque el ángel le dijo, "Mira, no lo hagas; yo soy consiervo tuyo, y de tus hermanos ... Adora a Dios". Seguramente en la mente de Cornelio Pedro tenía que ser un hombre muy importante porque un ángel de Dios le dijo que lo trajera. Este militar romano mostró mucha humildad al postrarse a los pies de un judío pescador.

         Este texto demuestra claramente que el adorar es un acto. No es un sentimiento o emoción, sino algo que se hace. La palabra adorar traduce proskuneo, un verbo transitivo que significa hincarse hacia y se usa de adorar a Dios (Mat. 4:10; Jn. 4:21-24;- 1 Cor. 14:25; Apoc. 4:10); de adorar a Cristo (Mat. 2:2, 8, 11; 8:2; 9:18; 28:8, 17; Jn. 9:38; Heb. 1:6); de adorar al dragón (Apoc. 13:4); de adorar demonios (Apoc. 9:20); y de adorar ídolos (Hech. 7:43). Así, pues, este verbo siempre se asocia con el hacer y no con el sentir. El culto prescrito por el Nuevo Testamento son actos: cantar, orar, predicar, participar de la cena del Señor y ofrendar. (Coffman).

 

10:26 -- Mas Pedro le levantó, diciendo: Levántate, pues yo mismo también soy hombre. -- Algunos minimizan el acto de adoración de Cornelio y explican lo que él pensaba. Pedro no sabía el pensamiento de Cornelio pero lo que Cornelio hizo no era correcto y le dijo, "Levántate, pues yo mismo también soy hombre".

         En esto hay aun más evidencia de que Pedro no era el primer Papa de la iglesia. ¿El Papa de Roma habla así a los que se hincan delante de él? Aun tenemos que preguntarnos si rechazaría "toros y guirnaldas" (Hechos 14:13).

 

10:27 -- Y hablando con él, entró, y halló a muchos que se habían reunido. -- Lucas no relata esta conversación. Los muchos que se habían reunido eran "los parientes y amigos más íntimos" (ver. Hechos 10:24), cuya presencia indica la prominencia e influencia de Cornelio.

 

10:28 -- Y les dijo: Vosotros sabéis cuán abominable (ilícito, LBLA) es para un varón judío juntarse o acercarse a un extranjero; -- La ley de Moisés edificó "una pared intermedia de separación" entre judíos y gentiles. Era necesario que los judíos fueran un pueblo apartado de los gentiles para que no participasen de sus prácticas corruptas (Lev. 18:24-30; Deut. 7:3-12). A través de la nación de Israel Dios iba a enviar al Cristo, el Salvador del mundo.  

         -- pero a mí me ha mostrado Dios que a ningún hombre llame común o inmundo; -- Cristo quitó la "pared intermedia de separación" y reconcilió a los judíos y gentiles en un solo cuerpo (Efes. 2:14-16).

         Pedro dice, "a mí me ha mostrado Dios". Esto es un buen ejemplo de la inferencia necesaria, porque Pedro tuvo que relacionar la visión con el mandamiento del Señor de ir con los gentiles. Dios ha revelado su voluntad, pero requiere que los hombres usen su inteligencia para entenderla.

 

10:29 -- por lo cual, al ser llamado, vine sin replicar. -- Cuando el Señor le dijo, "Levántate, Pedro, mata y come", Pedro sí replicó, pero cuando el Señor le dijo que fuera con los hombres que El había enviado, él fue "sin replicar" y sin demorar.

         -- Así que pregunto: ¿Por qué causa me habéis hecho venir? -- Al escuchar la explicación de Cornelio Pedro podía comparar su propia experiencia (el éxtasis, la visión, la instrucción del Espíritu) y todo quedó claro en su mente.

 

10:30 -- Entonces Cornelio dijo: hace cuatro días que a esta hora yo estaba en ayunas; y a la hora novena, mientras oraba en mi casa, vi que se puso delante de mí un varón con vestido resplandeciente, (compárese Hechos 1:10, 11). -- Ver. 3. No hay detalles adicionales en este relato de Cornelio.

 

10:31-33 -- y dijo: Cornelio, tu oración ha sido oída, y tus limosnas han sido recordadas delante de Dios. (Ver. Hechos 10:4). Envía, pues, a Jope, y haz venir a Simón el que tiene por sobrenombre Pedro (Juan 1:41, 42), el cual mora en casa de Simón, un curtidor, junto al mar; y cuando llegue, él te hablará. (Vers. 4, 5). Así que luego envié por ti; y tú has hecho bien en venir. Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado. -- Con mucha reverencia Cornelio atribuyó el asunto a Dios, reconoció que Pedro era el mensajero de Dios, no se ofendió cuando Pedro explicó que era ilícito que el judío se juntara con gentiles, y su único pensamiento era ¿qué es lo que Dios quiere que hagamos?

         ¡Qué buena actitud! ¡Qué buena audiencia! ¡Qué buen ejemplo de la semilla "que cayó en buena tierra" (Luc. 8:15)! Es interesante comparar Cornelio con el centurión de Luc. 7:1-10 que respetó la autoridad de Jesús.

         ¿Cuántos pueden decir con toda sinceridad que están dispuestos a oír y recibir "todo lo que Dios" ha mandado? ¿Decimos de corazón que estamos dispuestos a recibir la enseñanza de Jesús, cueste lo que cueste? Mat. 5:28-30, 32; 10:34-39; 19:9; 28:19; Luc. 14:33; etc.

         Cornelio quería "oír todo lo que Dios te ha mandado" y Jesús había dicho a los apóstoles, "enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado" (Mat. 28:20). Cornelio quería lo que Jesús requería.

 

10:34 -- Entonces Pedro, abriendo la boca (Mat. 5:2; 13:35; Hech. 8:35; 18:14, una forma solemne de empezar a enseñar), dijo: En verdad comprendo que Dios no hace acepción de personas, -- Pedro quedó completamente convencido que un ángel había hablado con Cornelio y que le había "mostrado" en la visión que Dios ya no hace acepción de personas; es decir, ahora los gentiles también pueden obedecer al evangelio y ser salvos. No serían cristianos secundarios sino "conciudadanos de los santos" (Efes. 2.19). Hacer "acepción de personas" significa no recibir o tratar a otros según lo que en realidad son, sino conforme a sus circunstancias externas (por ejemplo, su género, estado, raza, color, nacionalidad, nivel económico, etc., Gál. 3:28).

         Lo que Pedro afirma aquí es el "misterio" del cual Pablo habla en Efes. 3:3-6, "... que en otras generaciones no se dio a conocer a los hijos de los hombres, como ahora es revelado a sus santos apóstoles y profetas por el Espíritu: que los gentiles son coherederos y miembros del mismo cuerpo, y copartícipes de la promesa en Cristo Jesús por medio del evangelio". ¡Lección dura para los judíos! Muchísimos judíos nunca aceptaron esta verdad. Aun muchos judíos que eran miembros de la iglesia no la aceptaron. Era una verdad muy humillante para ellos. ¿Cómo era posible que después de tantos siglos de ser el pueblo escogido, Dios ahora dejara de hacer acepción de personas? ¿Desde ahora los judíos no serán su "pueblo escogido"? ¿Dios estará aceptando a los gentiles sin que primero lleguen a ser judíos? ¡Increíble!

         El gran conflicto entre el apóstol Pablo y los judaizantes tuvo que ver con este asunto, porque éstos insistían en que los conversos gentiles se circuncidaran para llegar a ser judíos, y de esa manera llegar a ser verdaderos hijos de Dios.

 

10:35 -- sino que en toda nación (no solamente en la nación de los judíos) se agrada del que le teme y hace justicia (sin circuncidarse para llegar a ser judío). -- Entonces la enseñanza acerca de la predestinación de algunos para vida eterna y de otros para condenación es una falsa doctrina. Hacer justicia significa obedecer los mandamientos del Señor (Mat. 3:15; Sal. 119:172). En seguida Pedro dice que "todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre" (ver. Hechos 10:43); por lo tanto, creer en Cristo no significa la fe sola, sino que equivale a hacer justicia. Compárese Rom. 1:5, "la obediencia a la fe"; Rom. 16:26, "para que obedezcan a la fe". La palabra hace es la palabra obra (ergazomenos); Dios se agrada del que le teme y obra justicia.

         Pablo dice (Rom. 4:4), "Pero al que obra, no se le cuenta el salario como gracia, sino como deuda". En este texto ocupa la misma palabra (ergazomeno). Entonces, ¿hay conflicto entre lo que Pablo dice y lo que Pedro dice? Claro que no. Tampoco hay conflicto entre Rom. 4:4 y Rom. 1:5; 16:26. Para ser salvos debemos reconocer que hemos pecado y que estamos "destituidos de la gloria de Dios" (Rom. 3:23), y que, por eso, necesitamos el perdón de Dios que El ofrece a los que obedecen al evangelio (Hech. 2:38). Al obedecerle aceptamos su gracia, su salvación que se ofrece gratuitamente a todos (Rom. 6:23). El obrar justicia significa, pues, cumplir con los mandamientos del evangelio.

         Pero en Rom. 4:4 Pablo no se refiere a los que obran justicia (los que obedecen al evangelio, Hechos 1:5; 16:26), sino a los que quieren salvarse solos como si nunca hubieran pecado y como si fueran perfectos. Estos no buscan la gracia de Dios. No tienen interés alguno en Cristo y el evangelio.

         Como dice a Tito, "nos salvó, no por obras de justicia que nosotros hubiéramos hecho, sino por su misericordia, por el lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo" (Tito 3:5). Por bueno que sea, ningún hombre puede salvarse solo, por su buena vida o por sus buenas obras, sino que tiene que aceptar la misericordia de Dios a través del evangelio, siendo bautizado para perdón de sus pecados y para recibir el don del Espíritu Santo. Compárese Tito 3:5 con Hech. 2:38.

 

10:36 -- Dios envió mensaje a los hijos de Israel, anunciando el evangelio de la paz por medio de Jesucristo; -- Lo que Lucas escribe aquí es, desde luego, una condensación breve del sermón de Pedro. "Y vino y anunció las buenas nuevas de paz a vosotros que estabais lejos (gentiles), y a los que estaban cerca (judíos)" (Efes. 2:17).

         -- éste es Señor de todos. -- Este es el mensaje central de Mateo, Marcos, Lucas y Juan. En este segundo tratado Lucas sigue proclamando el mismo pensamiento. Jesucristo "es Señor de todos"; este fue el tema de Pedro en esta ocasión, como siempre era el tema de la predicación apostólica, y debe ser el tema de la predicación ahora. Fil. 2:10, 11.

         En esta oportunidad Pedro predicó a Cristo: sus obras, su muerte, sepultura y resurrección, que El es Señor de todos, que El será el Juez de todos en el día final, y que el hombre recibe la remisión de pecados por medio de la fe en El.

 

10:37 Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea, comenzando desde Galilea, después del bautismo que predicó Juan: -- Porque, como Pablo dijo al rey Agripa, "no se ha hecho esto en algún rincón" (Hechos 26:26). Habían oído del ministerio de Juan.

 

10:38 -- cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él. -- Algunos emplean este texto -- combinado con Fil. 2:7 -- para enseñar que cuando Cristo vino a la tierra, se despojó de sus atributos divinos, que el único poder que tenía era el poder recibido del Espíritu Santo, y que el poder que El tenía era igual al poder que los apóstoles tenían. Tal enseñanza niega la Deidad de Cristo, porque hubiera sido imposible que El siguiera siendo Dios sin los atributos de Dios. La expresión "se despojó a sí mismo" (Fil. 2:7) se explica en el mismo versículo: es decir, "tomando forma de siervo, hecho semejante a los hombres". Este texto simplemente dice que Cristo, sin dejar de ser Dios, llegó a ser hombre también. Bien sabemos que durante su ministerio personal El perdonó pecados (Mar. 2:5), se identificó con el "Yo Soy" de Ex. 3:14 (Jn. 8:58), y en toda manera posible demostraba los atributos de Dios. Aun cuando era bebé, fue adorado por los magos (Mat. 2:11).

         Al decir que "Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret" Pedro se refiere a Mat. 3:16-17. Cuando Jesús fue bautizado, el Espíritu Santo vino sobre El cómo paloma; de esta manera -- pública y visiblemente-- Jesús de Nazaret fue ungido y proclamado como el poderoso Mesías. Dios (Padre, Hijo, Espíritu Santo) es uno, con un solo propósito y con perfecta unidad de acción. Era necesario identificar al hombre Jesús, quien se conocía simplemente como el hijo de José y el carpintero de Nazaret, como el Hijo de Dios (igual a Dios, Jn. 5:18), y para hacerlo, "los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi Hijo amado, en quien tengo complacencia". ¡Aquí están unidos los tres: Dios el Padre (hablando desde el cielo); Dios el Espíritu Santo (descendiendo sobre El como paloma); y Dios el Hijo.

         Jesús dijo, "Mas el Consolador, el Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre... " (Juan 14:26) y también, "Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre ... " ¿Significan estas frases que de alguna manera el Espíritu Santo es inferior al Padre y al Hijo porque ellos lo envían? Claro que no. Los tres son Uno.

         No es correcto, pues, enseñar que Jesús no tenía poder o autoridad en sí mismo. No es correcto enseñar que El no tenía poder inherente, o que no tenía autoridad inherente. Es imposible ser Dios y estar desprovisto de los atributos de Dios. Es imposible ser Dios y estar reducido al nivel de los apóstoles.

 

10:39 -- Y nosotros somos testigos de todas las cosas que Jesús hizo en la tierra de Judea y en Jerusalén; -- "Vosotros sabéis lo que se divulgó por toda Judea", pero nosotros (los apóstoles) somos testigos de Cristo.

         -- a quien mataron colgándole en un madero. -- Hechos 5:30; 13:29; -1 Ped. 2:24. Se emplea la palabra madero en lugar de cruz para recordarnos que Cristo fue "hecho por nosotros maldición (porque está escrito: Maldito todo el que es colgado en un madero)" (Gál. 3:10).

 

10:40 -- A éste levantó Dios al tercer día, e hizo que se manifestase; -- Compárese el sermón de Pedro en el cap. Hechos 3:13-16 en el cual forma un contraste entre lo que los judíos hicieron y lo que Dios hizo con respecto a Cristo. La resurrección de Jesús fue el clímax de los eventos que probaron que El "es Señor de todos". La resurrección de Jesús es el tema central de la predicación de los apóstoles.

 

10:41 -- no a todo el pueblo, sino a los testigos que Dios había ordenado de antemano, -- Los apóstoles no eran los únicos testigos oculares de la resurrección de Cristo (más de quinientos hermanos lo vieron); más bien eran hombres escogidos y ordenados por Dios para ser testigos especiales.

         -- a nosotros que comimos y bebimos con él después que resucitó de los muertos. -- Luc 24:41-43. Recuérdese que los apóstoles no creyeron a las mujeres cuando éstas testificaron que Jesús había resucitado (Luc. 24:11; Mar. 16:14), pero éstos conocían muy bien a Jesús, pues habían estado con El por unos tres años. Durante los cuarenta días que Jesús estuvo con ellos -- después de su resurrección y antes de su ascensión al cielo -- aun comió con ellos. Por eso, no estaban equivocados ni engañados. Al comer con El no podían negar su resurrección. La primera vez que lo vieron después de su resurrección estaban "espantados y atemorizados, pensaban que veían espíritu", pero El les dijo, "Mirad mis manos y mis pies, que yo mismo soy; palpad, y ved; porque un espíritu no tiene carne ni huesos, como veis que yo tengo ... y comió delante de ellos" (Luc. 24:37-43). Compárese la incredulidad de Tomás (Jn. 20:24-28). Pero desde el día de Pentecostés hasta el día de su muerte los apóstoles nunca más dudaron de la resurrección de Cristo.

         Los apóstoles testificaron de lo que habían visto o oído. La religión de Cristo es histórica, siendo confirmada por testigos competentes.

 

10:42, 43 -- Y nos mandó que predicásemos al pueblo, y testificásemos que él es el que Dios ha puesto por Juez de vivos y muertos. (Hechos 17:30, 31; 24:25; Jn. 5:22-29; Apoc. 20:11-15). De éste dan testimonio todos los profetas, -- Hechos 3:24; 8:32, 33; -1 Ped. 1:10-12. Recuérdese que los "temerosos de Dios" asistían a las sinagogas de los judíos y oían cada sábado la lectura de Moisés y los profetas.

         -- que todos los que en él creyeren, recibirán perdón de pecados por su nombre. -- Por primera vez se ofrece el perdón a los gentiles sin que lleguen a ser judíos. Cornelio y su casa no recibirían el perdón de pecados por la circuncisión y por guardar la ley de Moisés (Hechos 15:1, 5), sino por obedecer al evangelio de Cristo. "Todos los que en él creyeren" reciben perdón de pecados porque éstos son los que obedecen al evangelio (Hechos 2:38, 41) como se ha observado en los casos de conversión (los samaritanos, el eunuco, Saulo de Tarso) y como se observará otra vez en este capítulo, ver. 48. En la carta a los romanos (Hechos 1:5; 16:26) Pablo habla de "la obediencia de la fe".

 

10:44 -- Mientras aún hablaba Pedro estas palabras, -- Mientras Pedro predicaba y mientras Cornelio y su casa escuchaban con toda atención y reverencia.

         -- el Espíritu Santo cayó sobre todos los que oían el discurso. -- "Y cuando comencé a hablar, cayó el Espíritu Santo sobre ellos" (Hechos 11:15). Algunos enseñan que Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo en base a su arrepentimiento y fe, pero todavía no habían oído las palabras que deberían oír para ser salvos (Hechos 11:14); Pedro apenas había comenzado a hablar cuando el poder cayó sobre ellos. Por eso, el propósito no era para dar evidencia de salvación, sino para convencer a Pedro y a los seis hermanos (judíos) de que "también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida" (Hechos 11:18). Los judíos siempre habían recibido a los gentiles con tal que éstos se circuncidaran, pero ahora los gentiles podían obedecer el evangelio y ser salvos sin circuncidarse; es decir, no tenían que convertirse primero en judíos para poder ser cristianos.

         Este es otro ejemplo del bautismo con el Espíritu Santo, como Pedro explica después (Hechos 11:15, 16). Dice que el Espíritu Santo cayó sobre Cornelio y su casa como había caído "sobre nosotros al principio", es decir, el día de Pentecostés. "Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo". Luego concluye diciendo que Dios "les concedió también el mismo don que a nosotros". Por lo tanto, Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo. El Nuevo Testamento solamente relata estos dos ejemplos de este bautismo.

         Puesto que Cornelio y su casa recibieron poder del Espíritu Santo antes de bautizarse en agua, algunos suponen que el bautismo en agua no es necesario, pero ¿por qué no dicen que Cornelio y su casa fueron salvos aun antes de caer el Espíritu Santo sobre ellos porque ya le había visitado un ángel?

         La verdad es que la venida del Espíritu Santo sobre ellos no fue para salvarles, sino que probó que ahora los gentiles podían ser bautizados con agua para perdón de pecados: "Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros?" (ver. Hechos 10:47).

10:45 -- Y los fieles de la circuncisión que habían venido con Pedro se quedaron atónitos de que también sobre los gentiles se derramase el don del Espíritu Santo. -- Se quedaron atónitos porque "cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros (los apóstoles) al principio" (Hechos 11:15; 2:1-4); es decir, el poder vino directamente de Dios sobre los gentiles, como había venido sobre los apóstoles. Si primero Pedro hubiera bautizado a Cornelio y su casa y luego impuesto sobre ellos las manos para que recibiesen el Espíritu Santo (como en el caso de los samaritanos, Hechos 8:14-17), no habría habido tanta sorpresa, pero Pedro no podía decir que el Espíritu cayó "como sobre los otros que oyeron y obedecieron al evangelio", porque no había otro ejemplo comparable excepto el caso de los apóstoles en el día de Pentecostés. El caso de Cornelio fue, pues, un caso especial y cumplió lo que dijo el profeta Joel (citado por Pedro, Hechos 2:17), "Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne" (es decir, tanto sobre gentiles como sobre judíos).

         Pedro dijo (Hechos 11:16), "Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo"; es decir, Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo.

         Este capítulo registra tres milagros: (1) La visión de Cornelio, para que enviara mensajeros para traer a Pedro (ver. Hechos 10:3); (2) la visión de Pedro, para que fuera a la casa de Cornelio (ver. Hechos 10:10-16); y (3) el bautismo con el Espíritu Santo de Cornelio y su casa, para que Pedro y los seis hermanos (Hechos 11:12) se convencieran que el evangelio es para todos.

         "El don del Espíritu Santo" de este versículo no debe confundirse con "el don del Espíritu Santo" de Hech. 2:38. Es la misma expresión, pero es obvio que las circunstancias fueron muy diferentes. (Véase Hechos 2:38, notas). Tampoco debe confundirse con Hech. 8:14-17 (véanse notas), porque en este caso el poder del Espíritu Santo fue impartido a los bautizados, pero el poder cayó sobre Cornelio y su casa antes de bautizarse en agua.

 

10:46 -- Porque los oían que hablaban en lenguas, y que magnificaban a Dios. -- Hechos 2:4-11. "Las lenguas son por señal, no a los creyentes, sino a los incrédulos" (1 Cor. 14:22). Las lenguas de Hechos 2 convencieron a los que no creían en Cristo; las lenguas de Hechos 10 convencieron a los judíos que no creían que los gentiles podían ser cristianos sin ser judíos.

 

10:47 -- Entonces respondió Pedro: ¿Puede acaso alguno impedir el agua, para que no sean bautizados estos que han recibido el Espíritu Santo también como nosotros? -- Esta pregunta explica el propósito del milagro: servía para convencer a los judíos que los gentiles también pueden obedecer al evangelio y ser salvos. Si no hubiera caído el Espíritu Santo sobre estos gentiles, los hermanos judíos habrían impedido el agua para que fueran bautizados.

 

10:48 -- Y mandó bautizarles --  Este caso de conversión es muy importante porque Cornelio y su casa fueron los primeros gentiles que llegaron a ser cristianos. Obedecieron al mismo evangelio que los judíos obedecieron (Mar. 16:16; Hech. 2:38).

         Muchos evangélicos nunca mandan bautizar a nadie, porque dicen que no es necesario bautizarse para ser salvo, pero Pedro lo mandó porque sabía que el bautismo "nos salva" (1 Ped. 3:21). Cuando Jesús les dio la gran comisión de predicar el evangelio a todas las naciones, dijo, "El que creyere y fuere bautizado será salvo" (Mar. 16:16). En el día de Pentecostés Pedro, bajo la dirección del Espíritu Santo, dijo, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). En los otros casos de conversión presentados en este libro (los samaritanos, el etíope, Saulo, Lidia, el carcelero, etc.) la obediencia al evangelio incluye el bautismo en agua.

         Según este texto Cornelio y su casa fueron bautizados por los compañeros de Pedro que no eran evangelistas como Felipe o Esteban, sino simplemente "seis hermanos". Compárese Hechos 9:10, 18, "un discípulo llamado Ananías" bautizó a Saulo de Tarso.

         -- en el nombre del Señor Jesús. -- Esto no significa, como dicen los "Sólo Jesús", una fórmula que repetir al bautizar, sino que los bautizaron por la autoridad del Señor Jesús. Véase Hechos 2:38, notas. Bautizar "en el nombre del Señor Jesús" (o por la autoridad de Cristo) equivale a bautizar "en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo", porque este es el bautismo enseñado y autorizado por Cristo.

         -- Entonces le rogaron que se quedase por algunos días.

Hechos 11

 

11:1 -- Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea, que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios.  -- "Las noticias de Cesarea se difundieron como un incendio forestal entre los cristianos judíos. El caso de los samaritanos era diferente, porque eran medio judíos, aunque odiados. Pero aquí se trataba de verdaderos romanos" (ATR). La iglesia de Jerusalén no tuvo nada que ver con la conversión de los primeros gentiles. No envió a Pedro a la casa de Cornelio. Por lo tanto, la noticia de la conversión de los gentiles les inquietaba.

 

11:2 -- Y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él los que eran de la circuncisión (cristianos judíos), -- De esto vemos lo muy significativo del evento registrado en el capítulo anterior. La conducta de Pedro les extrañaba mucho y disputaban con él. Obviamente estos hermanos no creían que Pedro era el Papa de la iglesia, porque en lugar de someterse a él, demandaban una explicación de lo que había hecho.

11:3 -- diciendo: ¿Por qué has entrado en casa de hombres incircuncisos, y has comido con ellos? – Hechos 11:13-14. No preguntaron, ¿Por qué has predicado a los gentiles? ni ¿por qué has bautizado a los gentiles? sino ¿por qué has comido con ellos? como si esto hubiera sido el pecado imperdonable. Sin duda disputarían con Pedro acerca de otras cosas, pero lo primero es primero: ¿por qué has comido con ellos?

 

11:4 -- Entonces comenzó Pedro a contarles por orden lo sucedido, diciendo: -- Obsérvese cómo Pedro explica toda la experiencia como la acción de Dios: vers. Hechos 11:5, 7, 9-13,15-17 (Ash). ¿Por qué comió con gentiles? ¿pensarían estos hermanos que de repente se le ocurrió a Pedro comer con gentiles? Lo hizo para obedecer un mandamiento explícito de Dios. Hubiera sido muy difícil que los hermanos siguieran disputando con él sobre el asunto, porque obviamente al hacerlo habrían discutido con Dios mismo. La defensa de Pedro era el simple relato, paso por paso, de lo que sucedió, porque estos hechos hablaban por sí solos. A Jesús "le pedían señal del cielo" (Luc. 11:16). Si estos hermanos judíos que disputaban con Pedro querían señal del cielo, es lo que Pedro y sus seis compañeros habían visto en la casa de Cornelio.

 

11:5-14 -- Estaba yo en la ciudad de Jope orando, y vi en éxtasis una visión; algo semejante a un gran lienzo que descendía, que por las cuatro puntas era bajado del cielo y venía hasta mí. Cuando fijé en él los ojos, consideré y vi cuadrúpedos terrestres, y fieras (este detalle agregado a Hechos 10:12), y reptiles, y aves del cielo. Y oí una voz que me decía: Levántate, Pedro, mata y come. Y dije: Señor, no; porque ninguna cosa común o inmunda entró jamás en mi boca. Entonces la voz me respondió del cielo por segunda vez: Lo que Dios limpió, no lo llames tú común. Y esto se hizo tres veces, y volvió todo a ser llevado arriba al cielo. Y he aquí, luego (en aquel momento, LBLA; (agregado al relato de Hechos 10:17) llegaron tres hombres a la casa donde yo estaba, enviados a mí desde Cesarea. Y el Espíritu me dijo que fuese con ellos sin dudar (sin hacer ninguna distinción, LBLA, margen). -- En el ver. 2 Lucas dice que los hermanos judíos disputaban (diekrinonto) con él. Ahora Pedro les explica que el Señor le dijo que fuera con los gentiles sin dudar (sin hacer ninguna distinción, LBLA, margen), diakrinanta, una forma del mismo verbo traducido disputaban. Así pues, Pedro comió con los gentiles sin hacer lo que en ese momento estaban haciendo los hermanos judíos.

         -- fueron también conmigo estos seis hermanos, y entramos en casa de un varón, quien nos contó cómo había visto en su casa un ángel, que se puso en pie y le dijo: Envía hombres a Jope, y haz venir a Simón, el que tiene por sobrenombre Pedro; él te hablará palabras por las cuales serás salvo tú, y toda tu casa. -- Aquí Pedro agrega "y toda tu casa" (esto no se encuentra en el capítulo anterior, pero Lucas sí dijo que Cornelio "era temeroso de Dios con toda su casa", Hechos 10:2). Dice Barnes que "es evidente de Hechos 10:48 que la familia también recibió la ordenanza de bautismo, y fue recibida en la iglesia". Siendo presbiteriano Barnes creía en el bautizo infantil y que la palabra "casa" seguramente incluía infantes, pero recuérdese que Hech. 16 habla de conversión del carcelero y su casa: "Le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa", y cuando el carcelero "se bautizó él con todos los suyos", "se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios" (Hechos 16:30-34). Los bautizados habían oído y creído el evangelio. (¿Qué dice Barnes sobre Hech. 16:34? Dice que no sabemos si los de la casa del carcelero creyeron antes o después del bautismo, y que parece que el bautismo fue llevado a cabo debido a la fe de la cabeza de la familia. ¡Le convenía leer los versículos Hechos 10:31-34 otra vez!)

         Por eso, Cornelio dijo, "Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oir todo lo que Dios te ha mandado" (Hechos 10:33). Estos dos capítulos hablan de mucha intervención celestial, pero estos textos (Hechos 10:33; 11:14) revelan claramente la necesidad de oír el evangelio y obedecerlo.

 

11:15 -- Y cuando comencé a hablar, (otro detalle suplido por Pedro) cayó el Espíritu Santo sobre ellos también, como sobre nosotros al principio. -- El "principio" era el día de Pentecostés (Hechos 2:1-4), el principio de la predicación del evangelio en su plenitud, el principio de la predicación de los apóstoles bajo la gran comisión (Mat. 28:19, 20), el principio de la dispensación cristiana, y el principio de la iglesia. Los apóstoles fueron bautizados con el Espíritu Santo el día de Pentecostés ("al principio"), y ahora, unos ocho o diez años después, Cornelio y su casa son bautizados con el Espíritu Santo. Si otros hubieran sido bautizados con el Espíritu Santo después de Pentecostés, Pedro habría comparado el caso de Cornelio con ellos, pero tuvo que volver a Pentecostés para encontrar un caso semejante. También esto demuestra que el bautismo de Cornelio y su casa con el Espíritu Santo no tuvo el propósito de salvarles, porque de ser así Pedro lo hubiera comparado con otro caso de conversión.

 

11:16 -- Entonces me acordé de lo dicho por el Señor, cuando dijo: Juan ciertamente bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu Santo. -- Hechos 1:5, 8; 2:1-4. Estos dos casos del bautismo con el Espíritu Santo son los únicos registrados por Lucas.

 

11:17 -- Si Dios, pues, les concedió también el mismo don que a nosotros que hemos creído en el Señor Jesucristo, -- Indiscutiblemente, pues, la experiencia de Cornelio era igual a la experiencia de los apóstoles el día de Pentecostés, porque Pedro dice que fue "el mismo don". El caso de Cornelio no era como el de los samaritanos cuando llegaron Pedro y Juan para imponer las manos para impartirles el Espíritu Santo, sino que Dios les concedió "el mismo don que a nosotros". Esta es la conclusión ineludible de la serie de cosas dirigidas por Dios.

         -- ¿quién era yo que pudiese estorbar a Dios? -- Puesto que Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo, ¿cómo podía yo seguir diciendo que ellos eran inmundos? Si Dios los aceptó, entonces yo tuve que aceptarlos. Este relato contestó muy bien la pregunta hecha por los hermanos judíos y no solamente Pedro, sino también los hermanos judíos deberían preguntarse, ¿quiénes somos nosotros para que estorbemos a Dios?

 

11:18 -- Entonces, oídas estas cosas, callaron, y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida! -- ¡Qué maravillosa revelación para estos hermanos judíos! A partir de este momento iban a reconocer que el evangelio es para todos, que los hombres de todas las naciones pueden ser hermanos, miembros del mismo cuerpo, y que verdaderamente la iglesia de Cristo es el reino universal del Mesías.

         Pero lamentablemente el problema todavía no se había resuelto, porque veremos en el cap. Hechos 15:1, 5, que algunos afirmaban que los hermanos gentiles no solamente deberían obedecer al evangelio de Cristo, sino también deberían ser circuncidados y guardar la ley de Moisés.

         -- ha dado Dios arrepentimiento para vida! -- Desde luego, Dios no da el arrepentimiento aparte de la voluntad humana, pero El ha hecho posible la salvación por medio de Cristo y esto, en turno, da al hombre la oportunidad de arrepentirse para recibir el perdón de pecados. El hombre merece el castigo por causa de sus pecados, pero Dios nos "ha dado arrepentimiento para vida".

         "En esta sección de la historia tenemos un ejemplo notable de una de las maneras en que los apóstoles fueron guiados a toda verdad, según la promesa del Señor en Juan 16:13. Por virtud de su inspiración, no sabía Pedro que los incircuncisos serían admitidos al bautismo; tampoco los otros apóstoles, después que Pedro hubo bautizado a algunos incircuncisos, sabían por virtud de su inspiración que él había hecho bien. Hubiera sido natural que el Espíritu Santo hubiese iluminado internamente su comprensión en este tópico lo mismo que en otros, pero El escogió un método diferente en vez de ese. Por visiones dirigidas al sentido de la vista, por una voz dirigida a su oído, por recados que se le enviaron por mandato de un ángel, cosas todas reforzadas por sólo una orden del Espíritu Santo, Pedro fue guiado a esta verdad nueva; y por el relato oral que él mismo dio a sus hermanos, éstos fueron llevados a la misma luz. Se convencieron, cierto, por los mismos hechos que Pedro, con la única diferencia de que a éste le llegaron por la observación directa, y a los otros por las palabras de Pedro que se lo contó. Precisamente por este medio llega el poder de todos los hechos de la Escritura a la mente y corazón de las gentes de hoy día, y así obra el Espíritu Santo en nosotros mediante la Palabra". (McGarvey).

 

11:19 -- Ahora bien, los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban (Hechos 8:1-3), pasaron hasta Fenicia (Hechos 15:3; 21:7; 27:3), Chipre (Hechos 13:4-12) y Antioquía (Hechos 11:19-30; 13:1-14:28), no hablando a nadie la palabra, sino sólo a los judíos. -- La persecución contra la iglesia no destruyó la obra de Cristo, sino que la promovía. Fil. 1:12-14; 4:22.

 

11:20 -- Pero había entre ellos unos varones de Chipre y de Cirene (Hechos 2:10; 6:9; 13:1), los cuales, cuando entraron en Antioquía (de Siria), hablaron también a los griegos, anunciando el evangelio del Señor Jesús. -- Sin duda la noticia de la conversión de Cornelio les animó a predicar a los griegos de Antioquía.

 

11:21 -- Y la mano del Señor (Ex. 9:3; Isa. 59:1; Luc. 1:66; Hech. 4:28, 30; 13:11) estaba con ellos, -- "La mano del Señor" bendice y también castiga: Cuando esta expresión es seguida de la preposición meta (como en este texto), indica bendición; si es seguida de epi (como en Hechos 13:11), indica castigo. En este caso "la mano del Señor" bendecía los esfuerzos de los hermanos de Chipre y de Cirene que abrían campo entre los griegos.

         -- y gran número creyó y se convirtió al Señor. -- Hechos 14:15; 15:3, 19; 26:18, 20; -1 Tes. 1:9). Lucas no dice que gran número fueron salvos por creer solamente, sino que gran número creyó y se convirtió al Señor. Pedro había dicho (Hechos 3:19), "Arrepentíos y convertíos". En estos textos se puede observar que hay algo que hacer después de creer y aun después de arrepentirse. Estos textos corresponden a Hechos 2:38, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados".

 

11:22 -- Llegó la noticia de estas cosas a oídos de la iglesia que estaba en Jerusalén; y enviaron a Bernabé (Hechos 4:36-37; 9:27) que fuese hasta Antioquía. -- (compárese Hechos 8:14, "Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén oyeron que Samaria había recibido la palabra de Dios, enviaron allá a Pedro y a Juan"). Bernabé era natural de Chipre (que estaba cerca de Antioquía) y tenía talento para exhortar; por eso, los hermanos de Jerusalén creían que él era el más indicado para confirmar a los hermanos nuevos de Antioquía.

 

11:23 -- Este, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito de corazón permaneciesen fieles al Señor. -- Al ver la gracia, ¿qué vio? Vio una iglesia de Cristo ya establecida en Antioquía. La gracia de Dios salva a la gente por medio de la predicación del evangelio y establece iglesias de Cristo (Rom. 16:16).

 

11:24 -- Porque era varón bueno (muchos de los que predican no son buenos, sino carnales), y lleno del Espíritu Santo (Rom. 8:14; Gál. 5:22-23; Efes. 5:18) y de fe (no dependía de su propia fuerza, sino que tenía plena confianza en Dios, en Cristo, y en el evangelio).

         -- Y una gran multitud fue agregada al Señor. -- El fruto normal de ese clase de vida. ¿Hasta cuándo aprenderá la iglesia que el crecimiento no depende tanto de la llamada "obra personal", ni de campañas, ni de la repartición de literatura, sino primero y sobre todo de la vida buena y consagrada de los miembros, comenzando con el predicador. Lucas no dice que Bernabé era "varón elocuente, poderoso en las Escrituras" como Apolos (Hechos 18:24), sino que "era varón bueno, y lleno del Espíritu Santo y de fe". Esto no quiere decir que Bernabé no era elocuente, ni tampoco que Apolos no era varón bueno, pero Lucas enfatiza las cualidades sobresalientes de estos obreros de Cristo.

         Sin duda Pablo y Pedro tenían talentos que Bernabé no poseía, pero éste hermano hacía grandes cosas por el Señor al utilizar su talento para exhortar y consolar, y este trabajo siempre ha sido y siempre será de suma importancia. ¿Por qué convertir a la gente y dejar que mueran? La palabra confirmar es mencionada en los siguientes textos: Hechos 14:22; 15:32, 41; 16:5; 18:23; Rom. 16:25; -1 Cor. 1:8; -2 Cor. 1:21; Col. 2:7; -1 Tes. 3:2; -2 Ped. 1:12.

         El hermano Boles comenta que debe observarse la prominencia dada al Señor en estos versículos: en el ver. 20, Cristo se llama el "Señor Jesús"; el ver. 21 habla de "la mano del Señor" y que los creyentes se convirtieron al Señor; Bernabé exhortó a todos a que permaneciesen fieles al Señor, y que "una gran multitud fue agregada al Señor".

 

11:25 -- Después fue Bernabé a Tarso para buscar a Saulo; y hallándole, le trajo a Antioquía. -- Bernabé necesita ayuda porque la obra era mucha, y no solamente conocía a Pablo (Hechos 9:27), sino que, sin duda, sabía que el Señor le había dicho (Hechos 9:15-16) que iba a llevar su nombre en presencia de los gentiles. Entonces, ¿quién mejor que Pablo podría ayudarle con los gentiles de Antioquía?

 

11:26 -- Y se congregaron allí todo un año con la iglesia, -- Pablo "se detuvo allí (en Corinto) un año y seis meses" (Hechos 18:11) y estuvo tres años con los efesios (Hechos 20:31), pero aquí Lucas dice "todo un año" porque Pablo, Bernabé y sus compañeros trabajaron muy poco tiempo en algunas ciudades.

         -- y enseñaron a mucha gente; y a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía. -- ¿Les dieron este nombre sus enemigos? Algunos creen que sí, pero aunque se usaban los términos galileos (Hechos 2:7) y nazarenos (Hechos 24:5) con desprecio, el nombre cristiano no es nombre de reproche, sino de honor (Hechos 26:28; -1 Ped. 4:16).

 

11:27 -- En aquellos días unos profetas descendieron de Jerusalén a Antioquía. -- Profetas eran hombres inspirados. En este texto el profeta Agabo predice el futuro, pero algunos textos indican que la obra del profeta era revelar la voluntad de Dios para edificar a la iglesia (Rom. 12:6; -1 Cor. 11:4-5; 12:10, 28; 13:2, 8; 14:3, 5, 24).

 

11:28 -- Y levantándose uno de ellos, llamado Agabo, daba a entender por el Espíritu, que vendría una gran hambre en toda la tierra habitada; la cual sucedió en tiempo de Claudio. -- Lucas escribe después del evento y de esta manera podía decir que la profecía se cumplió.

11:29 -- Entonces los discípulos, cada uno conforme a lo que tenía, -- "Según haya prosperado" (1 Cor. 16:2); "Porque si primero hay la voluntad dispuesta, será acepta según lo que uno tiene, no según lo que no tiene" (2 Cor. 8:12).

         -- determinaron enviar socorro a los hermanos que habitaban en Judea; -- Los hermanos de Antioquía eran hermanos gentiles que habían recibido una bendición espiritual de sus hermanos judíos, pues estos les habían enseñado el evangelio. Después, Pablo dijo acerca de otra ofrenda, "Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una ofrenda para los pobres que hay entre los santos que están en Jerusalén. Pues les pareció bueno, y son deudores a ellos; porque si los gentiles han sido hechos participantes de sus bienes espirituales, deben también ellos ministrarles de los materiales" (Rom. 15:25-27). Probablemente los hermanos de Antioquía tuvieron esta actitud para con los hermanos necesitados de Judea.

 

11:30 -- lo cual en efecto hicieron, enviándolo a los ancianos por mano de Bernabé y de Saulo. -- Esta ayuda fue dada para los hermanos que habitaban en Judea y fue enviada a los ancianos. Se escogían ancianos en cada iglesia (Hechos 14:23); por eso, "los ancianos" mencionados aquí por Lucas eran los ancianos de las iglesias de Judea (1 Tes. 2:14). "Lo cual en efecto hicieron" enfatiza que esto es precisamente lo que hicieron.

         A mediados del siglo presente algunas iglesias de Cristo optaron por convertirse en "iglesias patrocinadoras" y centralizaron los fondos de muchas iglesias para hacer obra evangelística y benévola. Cuando comenzaron esta práctica no consideraron la necesidad de seguir el patrón bíblico, pero cuando otros hermanos insistían en que la "iglesia patrocinadora" no es bíblica, entonces los inventores de este plan comenzaron a buscar textos que tal vez los apoyaran.

         Hech. 11:27-30 fue uno de esos textos y su argumento fue que el dinero enviado por Antioquía fue dejado en manos de los ancianos de Jerusalén los cuales se encargaron de repartirlo entre las iglesias de Judea. Argumentan así basándose en Hechos 12:25, "Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, volvieron de Jerusalén". Nos dicen que el hecho de que volvieron de Jerusalén prueba que el dinero fue entregado a los ancianos de la iglesia de Jerusalén, pero ¿dice Hechos 12:25 que Pablo y Bernabé fueron solamente a Jerusalén? No lo dice y no lo implica. Hermanos de Estados Unidos que predican en América Latina frecuentemente regresan desde la capital de esos países, habiendo predicado en varias ciudades del país.

         Otro argumento usado para defender la iglesia patrocinadora es Gál. 1:22, Pablo dice, "no era conocido de vista a las iglesias de Judea". Se dice que esto prueba que Pablo y Bernabé no visitaron las iglesias de Judea cuando entregaron el dinero de Antioquía, porque no era conocido de vista a los hermanos de Judea. Es muy fácil trazar la cronología de Gál. 1, como también las visitas de Pablo a Jerusalén. Una lectura superficial de estos textos nos hace ver que Gál. 1:22 no corresponde a Hechos 11:27-30 sino a Hech. 9:26-28 (su primera visita a Jerusalén después de su conversión).

         En Hech. 26:20 Pablo dice que él había anunciado el evangelio "por toda la tierra de Judea". ¿Cuándo? Cuando él y Bernabé llevaron el dinero a los hermanos de Judea, entregándolo en manos de los ancianos de esas iglesias. En las otras visitas de Pablo a Jerusalén (Hechos 9:26; 15:2; 21:17) no había tiempo ni oportunidad para predicar en toda Judea, pero en la visita de Hechos 11:27-30 había tiempo y oportunidad para hacerlo.

         Es interesante leer lo que dice J. W. McGarvey sobre este texto. Aunque él promovió la sociedad misionera que dividió la iglesia a fines del siglo pasado, acerca de este viaje él dice, "Parece que Pablo y Bernabé no entraron en la ciudad (de Jerusalén) sino hasta que su misión entre las iglesias de Judea se hubiera llevado a cabo, y entonces su estancia debiera de haber sido muy breve, por causa del peligro inminente" (comentario sobre 15:4). De esta manera vemos que uno de los campeones de la sociedad misionera (que es la madre de la iglesia patrocinadora) destruye uno de los argumentos favoritos de nuestros hermanos innovadores.

Hechos 12

 

12:1 -- En aquel mismo tiempo el rey Herodes echó mano a algunos de la iglesia. Compárense Hechos 4:3; 5:18; significa que al prenderles los trataban bruscamente. Para maltratarles. Dice Hechos 9:31 que "Entonces las iglesias tenían paz por toda Judea" cuando se convirtió Saulo de Tarso, pero ahora (después de unos ocho años o más) Herodes empieza otra persecución severa. Los primeros adversarios principales de los apóstoles eran los saduceos (Hechos 4:1, etc.). Ahora el rey mismo llega a ser su enemigo.

         El nombre "Herodes" no era nombre propio sino el nombre de una familia de reyes. Este rey Herodes (de Hechos 12) era el nieto de Herodes el Grande, segundo hijo del idumeo Antipas, quien mató a "todos los niños menores de dos años que había en Belén y en todos sus alrededores" (Mat. 2:16), y hermano o sobrino de Herodes Antipas quien mató a Juan el bautista (Mat. 14:1-12). El nombre de éste Herodes (quien mató a Jacobo) era Agripa I y reinó desde el año 42 hasta el año 44 d. de J. C. La casa de Herodes era como la casa de Saúl: "casa de sangre" (2 Sam. 21:1).

12:2 -- Y mató a espada a Jacobo, hermano de Juan. Jacobo, el hijo de Zebedeo, hermano de Juan, fue el primero de los apóstoles que sufrieron el martirio. Véase Mar. 3:17 ("hijos del trueno"); Hechos 10:35-45.         Sin duda Jacobo se acordó de lo que Jesús había dicho acerca de él y Juan (Mat. 20:23, "A la verdad, de mi vaso beberéis, y con el bautismo con que yo soy bautizado, seréis bautizados".) Esta profecía se cumplió cuando Jacobo fue degollado, pero también se cumplió en la vida de persecución sufrida por Juan (que sepamos no murió violentamente).

         Lucas no describe el trabajo de Jacobo, pero ¿por qué lo escogió Herodes si no hacía una obra significativa de evangelismo? Seguramente era un líder dinámico, al igual que su hermano Juan.

         En la persecución registrada en Hech. 8 los miembros de la iglesia fueron perseguidos (Hech. 8:1-4; 9:1), pero aunque Herodes comenzó con ellos, ahora da atención a los apóstoles mismos. Para esta fecha los apóstoles habían predicado apenas unos diez años. ¿Por qué permitió el Señor que uno de los doce muriera tan pronto? La respuesta se ve en Isa. 55:8, 9.

         Lucas relata la muerte de Jacobo con siete palabras. Sin lugar a dudas, este evento causó profunda tristeza entre los cristianos. La brevedad de tales relatos importantes es otra evidencia de la inspiración de los escritores del Nuevo Testamento, porque autores no inspirados hubieran escrito un relato extenso de ese acontecimiento tan importante. El Espíritu Santo ejerció control sobre los escritores del Nuevo Testamento. (En cuanto a la brevedad, recuérdese también que el evangelio maravilloso según Marcos es un relato incomparable).

         ¿Por qué se relató más ampliamente la muerte de Esteban que la de Jacobo? Porque el sermón predicado por Esteban fue una obra maestra con respecto a la relación entre Cristo y los personajes importantes del Antiguo Testamento.

         Debemos recordar siempre que "Estimada es a los ojos de Jehová la muerte de sus santos" (Sal. 116:15). Si recordamos este texto y otros como Fil. 1:23 y Apoc. 14:13, no pensaremos que la muerte de los santos es una tragedia.

         Según las Escrituras lo que importa es la calidad de vida, es decir, cómo vivimos y no tan solo cuánto tiempo vivimos. Matusalén vivió 969 años pero ¿qué hizo? Jesús vivió apenas 33 años pero ¿qué hizo? Así también Jacobo; este apóstol ya había hecho grandes cosas por el Señor y su muerte sirvió a los propósitos del Señor al igual que su vida. "Porque ¿quién entendió la mente del Señor? ¿O quién fue su consejero?" (Rom. 11:34). Daba lástima que Jacobo muriera tan pronto pero recuérdense los muchos sufrimientos (como los de Pablo, 2 Cor. 11:24-34) que Jacobo no tuvo que sufrir.

12:3 -- Y viendo que esto había agradado a los judíos, procedió a prender también a Pedro. Eran entonces los días de los panes sin levadura. Véanse Luc. 22:1; Exodo 12:12:3-28. "Esto agradaba a los judíos"; por eso, eran cómplices de Herodes, porque éste fue motivado por el aplauso de aquellos. Los que quieren agradar a los hombres en lugar de agradar a Dios siempre son víctimas de Satanás. A este hombre perverso no le interesaba la justicia, sino que fue movido por la pura conveniencia política. Al ser cruel con la iglesia ganó el favor de los judíos sin ofender a los romanos. Compárese Juan 5:40. Agradaba a los saduceos (4:1,2), y a los que se oponían a los apóstoles ya que comenzaron a evangelizar a los gentiles; Pedro era un blanco especial para los judíos fanatizados porque se atrevió a entrar en la casa de gentiles y a comer con ellos (Hech. 11:3).

         Desde luego, los judíos "usaron" (utilizaron) al rey Herodes, como también a los romanos o a cualquiera para llevar a cabo su propósito de extinguir la obra de los apóstoles.

         Eran los días de los panes sin levadura, el aniversario de la muerte de Jesús.

         ¿Qué pensaba Pedro de esto? Seguramente se acordó de las palabras de Jesús en Juan 21:18,19.

12:4 -- Y habiéndole tomado preso, le puso en la cárcel, entregándole a cuatro grupos de cuatro soldados cada uno, para que le custodiasen; y se proponía sacarle al pueblo después de la pascua. "Dos de ellos estaban dentro con el preso, y dos fuera, en turnos de seis horas cada uno, con dieciséis soldados en total, conforme a la costumbre romana" (ATR). Herodes pensaba "llevarlo ante el pueblo", obviamente para ejecutarlo (Mar. 14:1, 2) después de la pascua porque los judíos creían que era una profanación ejecutar a alguien durante esta fiesta.

         ¿Por qué tanta seguridad? Sin duda se acordó del evento registrado en 5:21-23; estaba resuelto a que no se repitiera.

         Pero todo lo que el rey hizo para evitar que Pedro escapara sirvió para confirmar el milagro hecho por Dios. Compárese la tumba de Jesús (fue una tumba labrada en piedra, una gran piedra fue colocada contra la entrada, fue sellada la tumba y se puso una guardia); normalmente hubiera sido imposible que se quitara su cuerpo de ese sepulcro y, por lo tanto, fue obvio que en verdad resucitó. De esta manera la victoria efectuada por Dios fue más significativa.

         Esto nos recuerda de un aspecto del debate público. Si el contrincante que defiende el error es inefectivo como debatista se dice que, "Si hubiera debatido otro más capaz habría ganado." Por esta causa es importante que el defensor del error sea hombre capacitado para evitar esa "salida", porque el hombre más capacitado no puede ganar una victoria sobre la verdad.

         "Se proponía sacarle al pueblo después de la pascua", es decir, para juzgarle y matarle. Herodes pensaba congraciarse aun más con el pueblo presentándoles el espectáculo de degollar a Pedro; sabía que ellos se divertirían al ver tal ataque fuerte contra los apóstoles y la iglesia. Sin embargo, aquí está una buena ilustración del dicho común, "El hombre propone pero Dios dispone". Es una buena ilustración de la locura de "proponer" sin tomar en cuenta la voluntad de Dios. Dios permite que el diablo y sus siervos hagan planes grandiosos, pero la ejecución de éstos no es controlada por ellos, sino  por El.

12:5 -- Así que Pedro estaba custodiado en la cárcel; pero la iglesia hacía sin cesar oración (ferviente, LBLA) a Dios por él. ¿Usaba la iglesia oraciones memorizadas? ¿Usaba "vanas repeticiones"? Mas bien, su oración era una verdadera plegaria a Dios.

         Los siervos del diablo usaban prisiones, cadenas y armas, pero los siervos de Dios tenían "armamento" más fuerte: la oración. Si Dios nos quiere salvar, todas las fuerzas del diablo no nos pueden destruir. Como dice Prov. 10:25, "Como pasa el torbellino, así el malo no permanece; mas el justo permanece para siempre."

         Esta fue otra crisis para la iglesia y en tales circunstancias su arma principal es la oración. Su primer pensamiento debe ser orar fervientemente (ektenes) a Dios. La Versión Valera dice "sin cesar" (Hech. 26:7, "constantemente" o "fielmente", LBLA). Es la misma palabra que se traduce "intensamente" en Luc. 22:44; 1 Ped.. 1:22, literalmente, "fervientemente". La iglesia oraba fervientemente y sin cesar (sin desmayar), porque les parecía que iban a perder a Pedro también. Además, ellos mismos podían ser prendidos y azotados o encarcelados por seguir orando, pero como Daniel perseveraban en la oración.

         ¿Cuántas veces oramos fervientemente al Señor? Jesús nos enseña que debemos orar sin desmayar y nos enseña cómo debemos orar. Dice este versículo que "la iglesia hacía sin cesar oración a Dios por él"; dice el v. 12, "llegó a la casa de María ... donde muchos estaban reunidos orando"; y luego Pedro dijo (v. 17), " Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos".

         ¿Qué otra alternativa les quedó? Compárese 4:23-30.

         ¿Qué pidió? No sabemos, pero ya que Dios había permitido que el enemigo matara a Esteban y a Jacobo, ¿qué esperanza había de que Pedro escapara con vida? Si pidieron que Dios le salvara la vida, ¿oraron con fe? Sant. 1:6. Si pidieron esto y si pidieron con fe, ¿por qué dijeron a Rode, "Estás loca" cuando ésta anunció que Pedro estaba a la puerta? (vers. 13-15).

         Posiblemente pedían que la fe de Pedro no fallara (Luc. 22:32) y que muriera como Esteban.

         Pablo pidió las oraciones de los hermanos para sí mismo y sus compañeros: 1 Tes. 5:25, "Hermanos, orad por nosotros"; 2 Tes. 3:1, 2, "orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe"; Efes. 6:18, 19, "orando en todo tiempo ... y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio."

         Seguramente la iglesia oró de acuerdo a 21:14, "Hágase la voluntad del Señor."

12:6 -- Y cuando Herodes le iba a sacar, aquella misma noche estaba Pedro durmiendo entre dos soldados, sujeto con dos cadenas, y los guardas delante de la puerta custodiaban la cárcel. ¡Qué imagen más consoladora! Según el plan de Herodes el día siguiente sería el último día para Pedro aquí en la tierra pero él "estaba durmiendo" como un bebé. ¿Podría usted dormir sabiendo que probablemente al día siguiente sería degollado? La vida de Pedro estuvo en gran peligro -- seguramente el plan de Herodes era sacarlo para ejecutarlo -- pero Pedro tenía plena fe y confianza -- como también conciencia limpia -- y simplemente encomendó su alma al Señor y durmió. (Recuérdese Mat. 10:19,20). Tenía la actitud del Salmo 3:5; 4:8 "Yo me acosté y dormí, y desperté, porque Jehová me sustentaba ... en paz me acostaré, y asimismo dormiré; porque sólo tú, Jehová, me haces vivir confiado." Como dice Pablo (Rom. 14:8), "Pues si vivimos, para el Señor vivimos; y si morimos, para el Señor morimos. Así pues, sea que vivamos, o que muramos, del Señor somos". Creo que Pedro tenía esa actitud y confianza.

         Dios puede libertar a sus siervos aunque el enemigo haya hecho todo lo posible por destruirlo.

 

12:7 -- Y he aquí que se presentó un ángel del Señor, y una luz resplandeció en la cárcel; y tocando a Pedro en el costado, le despertó, diciendo: Levántate pronto. Y las cadenas se le cayeron de las manos. Los hermanos no podían estar con Pedro para ayudarle, pero los soldados no podían evitar que el ángel entrara para ayudarle. El ángel entró en la cárcel sin problema alguno y sacó a Pedro sin problema alguno. Luz resplandeciente acompaña a los seres celestiales (véanse Luc. 2:9; 24:4; Mar. 9:3). "Tocó", golpear, se traduce "herir" en Mat. 26:51; Luc., 22:49; Hech. 7:24. Parece que Pedro estaba bien dormido.

         ¿Qué fue la reacción de los soldados? Lucas no dice. Compárese Mat. 28:4.

         Dios interviene en varias formas: en esta ocasión un ángel aparece en medio de una luz resplandeciente, y "cadenas se le cayeron de las manos ... la puerta de hierro ... se les abrió por sí misma." Compárese 16:26, Dios envía un terremoto el cual abre las puertas de la cárcel.

         Herodes había desafiado al Dios vivo y ahora ve lo fútil de ello.

 

12:8 -- Le dijo el ángel: Cíñete, y átate las sandalias. Y lo hizo así. Y le dijo: Envuélvete en tu manto, y sígueme. Pedro había de llevar la ropa, las sandalias -- todo lo que poseía -- y salir de la cárcel, sin dejar nada en manos de los soldados, porque su salida no era la de un criminal. Con toda dignidad salió de ese lugar. Como dijo Moisés a Faraón: "no quedará ni una pezuña" (Ex. 10:26). Esto nos hace ver que Satanás no puede tocar ni un cabello ni un hilo de la ropa, ni la correa de los zapatos sin el permiso de Dios. Cuando los soldados buscaron a Pedro, no podían encontrar indicio alguno de que hubiera estado en su poder.

12:9 -- Y saliendo, le seguía; pero no sabía que era verdad lo que hacía el ángel, sino que pensaba que veía una visión. Pedro creyó que "veía una visión" como en Hech. 10:10 (un "éxtasis"). Como dice el Salmos 126:1, "Cuando Jehová hiciere volver la cautividad de Sion, seremos como los que sueñan". Lucas hace una distinción clara aquí entre una visión y la realidad. Tal vez era difícil para Pedro creer que podía escapar a la muerte, porque a Esteban y Jacobo ya se les había dado muerte; entonces ¿qué podía evitar la muerte de Pedro?

12:10 -- Habiendo pasado la primera y la segunda guardia, llegaron a la puerta de hierro que daba a la ciudad, la cual se les abrió por sí misma; y salidos, pasaron una calle, y luego el ángel se apartó de él. -- Como dice Isa. 45:2, "Yo iré delante de ti, y enderezaré los lugares torcidos; quebrantaré puertas de bronce, y cerrojos de hierro haré pedazos". En este caso Dios no quebró la puerta de hierro pero hizo que se abriera sola. Tal vez algo como expresado en Luc. 24:16 ocurrió con los soldados ("mas los ojos de ellos estaban velados, para que no le conociesen").

         La puerta de hierro era muy grande y pesada. Compárese la gran piedra rodada contra el sepulcro de Jesús; las mujeres preguntaron, "¿Quién nos removerá la piedra de la entrada del sepulcro? Pero cuando miraron, vieron removida la piedra, que era muy grande" (Mar. 16:3,4). ¿Es difícil para Dios remover grandes piedras y abrir grandes puertas de hierro? De la misma manera Dios puede vencer todo obstáculo en nuestra vida para que seamos fieles y para que hagamos la obra de El. A veces creemos que nuestros problemas son insuperables. ¡Recordemos esta "puerta de hierro" que "se abrió por sí misma"! El mismo Pedro llama nuestra salvación un "rescate" (1 Ped. 1:18,19; véase también Luc. 4:18).

         Lucas usa la palabra automate, se abrió auto­máticamente como las puertas de los supermercados modernos. (Si el hombre puede abrir puertas automáticamente, ¿debemos creer que Dios no lo puede hacer?)

         La guardia no vio nada, no oyó nada, no sabía nada de lo que estaba pasando.

12:11 -- Entonces Pedro, volviendo en sí, dijo: Ahora entiendo verdaderamente que el Señor ha enviado su ángel, y me ha librado de la mano de Herodes, y de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba. Al volver en sí entendió que lo que pasó no fue una visión sino una realidad, y con sus primeras palabras da la gloria a Dios. Pedro no estaba inconsciente, pero creía que había visto una visión. Ahora se da cuenta que el tiempo no había llegado en que "te ceñirá otro" (Juan 21:18); todavía no había llegado el tiempo para su martirio. Dice el ver. Hechos 12:9, "no sabía que era verdad"; dice el ver. Hechos 12:11, "Ahora entiendo" ("sé en verdad").

         Pedro escapó "de todo lo que el pueblo de los judíos esperaba". ¿Su muerte?

12:12 -- Y habiendo considerado esto, llegó a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos, donde muchos estaban reunidos orando. ¡Qué cambio de ambiente! Sale de la presencia de soldados en la cárcel que estaban a punto de matarlo y se encuentra con amados hermanos que tanto le amaban.

         Vemos en Hech. 2:45; 4:34 que muchos hermanos vendieron sus casas para ayudar a los hermanos necesitados, pero esta hermana todavía tenía una casa y en lugar de reprochárselo se reunieron allí para orar por Pedro. Véanse también 21:8, 9; Filemón 2, etc. También es importante observar que todavía había iglesia en Jerusalén (Hechos 8:4 no dice que todos salieron).

         "Juan" Marcos se llama el "hijo" (converso o discípulo) de Pedro (1 Ped. 5:13; compárese 1 Tim. 1:2). Hech. 12:25 dice que este hermano acompañó a Pablo y Bernabé en su viaje para predicar, pero Hech. 13:13 dice, "Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén"; 15:37-39 explica el desacuerdo de Pablo y Bernabé acerca de este hermano); años después Pablo escribió a los colosenses (Colosenses 4:10), diciendo que "Marcos el sobrino (primo, LBLA) de Bernabé, acerca del cual habéis recibido mandamientos; si fuere a vosotros, recibidle"; y, por último, dice Pablo a Timoteo (2 Tim. 4:11), "Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio".

         "Muchos estaban reunidos orando". El ángel tuvo que despertar a Pedro pero estos hermanos estaban muy despiertos orando fervientemente a Dios. Sant. 5:16 dice que "La oración eficaz del justo puede lograr mucho"; si esto es cierto -- y nadie lo negará -- entonces ¿qué diremos de la oración eficaz de una congregación de justos?

12:13-14 -- Cuando llamó Pedro a la puerta del patio, salió a escuchar una muchacha llamada Rode, Hechos 12:14 la cual, cuando reconoció la voz de Pedro, de gozo no abrió la puerta, sino que corriendo adentro, dio la nueva de que Pedro estaba a la puerta. ¡Qué bueno que Lucas nos haya dado el nombre de esta sirvienta! Su parte en ese evento fue muy significativa. ¿Quién llamaría a la puerta a esa hora? ¿No había peligro de que soldados llegaran para prender a otros cristianos? Creo que podemos concluir que esta sirvienta  ("Rode", en español, Rosa) demostró valor al acercarse a la puerta. Reconoció la voz de Pedro. Sin duda él estaba frecuentemente en esa casa. Debido a la emoción del momento ella no abre la puerta, sino que corre y anuncia que Pedro estaba a la puerta. Sería imposible describir el gozo de esta muchacha. La reacción de ella nos recuerda que estamos leyendo acerca de gente ordinaria, gente como nosotros. Recuérdese Sant. 5:17, "Elías era hombre sujeto a pasiones semejantes a las nuestras", porque en un momento dado manifestó mucha fe y gran valentía y en otro se vio temeroso y desanimado, aun desesperado.

12:15 -- Y ellos le dijeron: Estás loca. Pero ella aseguraba que así era. Entonces ellos decían: ¡Es su ángel! "Estás loca". ¿Solamente oraban estos hermanos que la fe de Pedro no fallara? ¿No oraban también por la vida de Pedro? Es muy probable que sí, pero les parecía increíble que Dios lo efectuara de esa manera. Rode no fue intimidada por los demás; sabía lo que sabía y "aseguraba que así era".

         Es interesante observar que estos hermanos se demoraban discutiendo la identidad de Pedro mientras que éste continuaba llamando.

         "Es su ángel". ¿Por qué dijeron eso? ¿Creían que Pedro ya se había muerto? ¿En qué se basa el concepto de que cada persona tenía su propio ángel de la guarda? Se debe distinguir entre lo que Jesús enseña (o lo que el Espíritu Santo reveló) y lo que la gente creía. Los judíos creían que cada persona tenía su "ángel guardián" (basándose, por ejemplo, en Gén. 48:16) y mucha gente lo cree ahora, pero los textos del Nuevo Testamento que hablan de ángeles no confirman esa creencia. Véanse Mat. 18:10, "Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños; porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos"; Heb. 1:14, "¿No son todos espíritus ministradores, enviados para servicio a favor de los que serán herederos de la salvación?"

         Compárese también, Mat. 14:26: "viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Es un fantasma!" También Luc. 24:37, al ver a Jesús resucitado, "espantados y atemorizados, pensaban que veían un espíritu".

12:16 -- Mas Pedro persistía en llamar; y cuando abrieron y le vieron, se quedaron atónitos. La puerta de hierro se les abrió por sí misma, pero era más difícil abrir la puerta de la casa de María. Rode tuvo razón y los demás estuvieron equivocados. Al ver a Pedro se asombraron; lo increíble era una realidad. Por fin dejaron de discutir y abrieron la puerta.

12:17 -- Pero él, haciéndoles con la mano señal de que callasen, les contó cómo el Señor le había sacado de la cárcel. -- ¡Imagínese la expresión de gozo y de sorpresa de este grupo tan ruidoso! Ahora les convenía seguir orando, dando gracias al Señor.

         -- Y dijo: Haced saber esto a Jacobo y a los hermanos. Y salió, y se fue a otro lugar. -- Para acabar con sus temores y para que ellos también dieran gracias al Señor. ¿Cómo fue posible si a Jacobo lo mataron? (Hechos 12:2). No se refiere al hermano de Juan, sino al hermano de Jesús. Durante el ministerio personal de Jesús sus hermanos no creían en El (Jn. 7:5) y aun creían que El estaba fuera de sí (Mar. 3:21), pero Hech. 1:14 dice que éstos estuvieron con María y los hermanos esperando el día de Pentecostés. Hech. 15:13; Gál. 1:19; 2:9 hablan de las actividades de este Jacobo en la iglesia de Jerusalén. Se consideraba como "columna" de la iglesia.

         Pedro fue a "otro lugar." No importa el lugar. Pero no hay evidencia alguna de que hubiera ido a Roma como supone el clero romano. Lucas escribe este libro para explicar cómo el evangelio fue predicado desde Jerusalén hasta Roma y, según él, Pablo fue el primer apóstol que llegó a Roma (y él llegó como prisionero). Sería en extremo absurdo afirmar que Pedro ya había llegado allá y que, siendo el Papa de la iglesia universal, Lucas no lo considerara digno de mencionarse en este relato. Además, cuando Pablo escribió a la iglesia en Roma saludó a muchos hermanos; si Pedro hubiera estado en Roma, es increíble que Pablo no le hubiera saludado. Pedro no era ni siquiera uno  de los hermanos de Roma, mucho menos el Papa de la iglesia.

12:18-19 -- Luego que fue de día, hubo no poco alboroto entre los soldados sobre qué había sido de Pedro. Mas Herodes, habiéndole buscado sin hallarle, después de interrogar a los guardas, ordenó llevarlos a la muerte. ¡Imagínese la sorpresa y el temor de los soldados! Sería difícil saber quiénes estaban más movidos, los hermanos o los soldados (pero por distintas razones). Mientras que los cristianos gozaban de un triunfo grande, los enemigos caían en una confusión horrible. La noche anterior estaban confiados sabiendo que no podían hacer más para evitar que Pedro escapara de la cárcel, pero ahora, ¿dónde está? Los guardias tenían que dar cuenta de su preso (compárese Hech. 16:27; 27:42). Herodes interrogó a los soldados. ¿Qué les preguntó? ¿si le abrieron la puerta a Pedro? ¿si le prestaron las llaves? La "interrogación" era simplemente una sentencia. ¡Qué lástima que el caso de estos guardias no fue como el del carcelero de Filipos! (Hech. 16:30-34).

         Herodes tendría que reconocer que se hizo un milagro o, de otro modo, tendría que matar a los soldados, porque los soldados que dejaban escapar a los presos tenían que pagar con sus propias vidas. Escogió esta última opción en lugar de admitir que Dios había hecho un milagro. Obsérvese bien otra vez que los milagros no siempre convencen a la gente (recuérdense Juan 12:10,11 y Mat. 28:11-15). Hay muchos hombres que rehúsan creer porque no aman la verdad (2 Tes. 2:10-12). Es imposible ayudar a los tales.

         Sin embargo, no hay nada que indique que Herodes buscara a Pedro. Compárese lo que pasa hoy en día cuando algún preso escapa de la cárcel. Compárese Hech. 5: 25-26; 40-42.

         ¿Qué pasó con "todo lo que el pueblo de los judíos esperaban"? Ver. Hechos 12:11.

         -- Después descendió de Judea a Cesarea y se quedó allí. -- ¿Salió Herodes de Judea mortificado por el escape de Pedro?

 

12:20 -- Y Herodes estaba enojado contra los de Tiro y de Sidón; pero ellos vinieron de acuerdo ante él, y sobornado Blasto, que era camarero mayor del rey, pedían paz, porque su territorio era abastecido por el del rey. -- Lucas no explica cómo los de Tiro y de Sidón habían ofendido al rey, pero dice que estaba enojado contra ellos.

12:21, 22 -- Y un día señalado, Herodes, vestido de ropas reales, se sentó en el tribunal y les arengó. Y el pueblo aclamaba gritando: ¡Voz de Dios, y no de hombre! -- Usaban palabras lisonjeras para ganar el favor del rey, debido, tal vez, a sus necesidades económicas.

12:23 -- Al momento un ángel del Señor le hirió, por cuanto no dio la gloria a Dios; y expiró comido de gusanos. -- Aceptamos este relato de Lucas como revelación de Dios que no necesita confirmación, pero Josefo, el historiador judío, escribió de esa misma ocasión y de la muerte de Herodes. "Su relato difiere, en algunos detalles, del de Lucas, pero, en el fondo, ambos escritores están de acuerdo. El historiador judío coloca la escena en pleno teatro, donde se celebraban juegos en honor del emperador, en presencia de una multitud inmensa. Herodes apareció, cubierto de un manto real cuyos bordados de plata centelleaban a los rayos del sol. Cuando el pueblo le tributó los honores divinos, Josefo, indignado, hace esta reflexión: 'El rey no los reprendió, y no rechazó de sí esa impía adulación'. Según este historiador, Herodes, en el mismo instante, se sintió atacado de una enfermedad misteriosa, que le desgarraba las entrañas, y fue llevado a su palacio, donde murió algunos días después" (Bonnet).

         -- un ángel del Señor le hirió -- Esta palabra es la misma que Lucas usa en el ver. 7, "un ángel del Señor ... tocando a Pedro". Se usa el mismo verbo pero con dos resultados diferentes: en el caso de Pedro fue una bendición pero en el caso de Herodes fue un juicio horrible. "Mía es la venganza, yo pagaré, dice el Señor" (Rom. 12:19; Deut. 32:43; Luc. 18:7).

         El caso de Herodes bien ilustra los textos que hablan de orgullo y soberbia: Prov. 16:18; Isa. 28:1; Mat. 28:13.

 

12:24 -- Pero la palabra del Señor crecía y se multiplicaba. -- El perseguidor murió y la palabra del Señor crecía. Al terminar el relato de la persecución dirigida por Herodes, Lucas vuelve a relatar el progreso del evangelio. Esta frase equivale a la de 6:7 (véase también 9:31). Las fuerzas de Satanás (la persecución, la incredulidad, etc.) no pueden destruir la obra de Cristo. Por el contrario la oposición contra la iglesia la unifica y le da más fuerza. Lo que destruye la iglesia son los problemas internos: por ej., la infidelidad y carnalidad de los miembros, la división, los falsos maestros, etc.

12:25 -- Y Bernabé y Saulo, cumplido su servicio, -- Hechos 11:27-30.

         -- volvieron de Jerusalén, -- Volvieron de Jerusalén después de terminar la obra de repartir la ayuda entre los hermanos de Judea. Véase notas sobre 11:27-30. El argumento de hermanos liberales de que Bernabé y Saulo no llevaron la ayuda de Antioquía a las iglesias de Judea, sino que solamente llegaron a Jerusalén y que la iglesia de Jerusalén era la primera "iglesia patrocinadora" contradice lo que Lucas dice (Hechos 11:29-30).

         -- llevando también consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos. -- "Y considerado esto, llegó (Pedro) a casa de María la madre de Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos" (Hechos 12:12). Pedro le llama "Marcos, mi hijo" (1 Ped. 5:13). Es el autor del "Evangelio según Marcos". Es mencionado en varios textos (Hechos 13:5, 13; 15:37-39; Col. 4:10; Filem. 24;- 2 Tim. 4:11).

Hechos 13

 

         Jesús dijo a sus apóstoles, "me seréis testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra" (Hechos 1:8). Ya hemos visto que fueron testigos en Jerusalén, en Judea y en Samaria; ahora en esta segunda parte del libro comienza la predicación del evangelio "hasta lo último de la tierra".

         Este capítulo es muy significativo porque ahora Pablo, Bernabé y sus compañeros comienzan la evangelización de los gentiles. Los tres viajes de Pablo tuvieron su origen en Antioquía de Siria, y al terminar los primeros dos viajes regresó a Antioquía. El y Bernabé habían pasado un año entero con esta iglesia antes de emprender el primer viaje (Hechos 11:26). De esta manera se estableció una relación estrecha entre ellos y esta buena iglesia.

         Toda iglesia debe imitar el ejemplo de la iglesia de Antioquía que estaba tan involucrada en la predicación del evangelio. La iglesia que se preocupa principalmente por su local y sus muebles y ciertas actividades "locales" debe volver a estudiar estos capítulos de Hechos.

         El encabezado de este párrafo en algunas Biblias dice, "Bernabé y Saulo comienzan su primer viaje misionero". Esta palabra se usa mucho no solamente por los sectarios sino también por nuestros hermanos, pero ¿qué significa la palabra misionero? ¿Es término (o concepto) bíblico? ¿Se debe usar o se debe evitar? No es palabra bíblica y, por eso, no se encuentra en los diccionarios bíblicos. Larousse define la palabra misión de la siguiente manera: "Viaje que hacen los predicadores evangélicos para difundir la religión ... lugar donde predican o viven los misioneros". Muchos hermanos emplean la palabra "misionero" en el sentido de la primera definición, es decir, que se refiere simplemente al viaje que hacen los predicadores para predicar, pero la segunda definición establece el significado más exacto de la palabra. Una misión es un lugar, y más que lugar, porque es una clase de organización o sociedad que funciona como cuartel general para la obra de cierto país. Llegan los predicadores a cierto país, establecen su misión, y luego salen a predicar. Todos saben lo que es una misión. Allí están los directores de la obra. Allí está la casa editorial o el centro para repartir Biblias, himnarios, y folletos.  Allí se preparan a los nativos de la región para la obra. A la misión llega dinero del extranjero para obra benévola. En fin, es el cuartel general de la obra y, lamentablemente, algunos hermanos han caído en este error. Tienen misiones y tienen misioneros. Al leer el libro de Hechos no se encuentra tal sistema.

13:1 -- Había entonces en la iglesia que estaba en Antioquía, profetas y maestros: Bernabé, -- Era levita, natural de Chipre, cuyo nombre era José (Bernabé era el sobrenombre o apodo que los apóstoles le dieron porque tenía mucho talento para exhortar o consolar). Era un hombre muy generoso con sus bienes materiales (Hechos 4:36, 37), y también de corazón para con sus hermanos (Hechos 9:27; 11:24; 15:39, 40). La iglesia le envió a Antioquía para ayudar a la nueva iglesia de ese lugar.

         -- Simón el que se llamaba Niger, Lucio de Cirene, Manaén el que se había criado junto con Herodes el tetrarca, -- Estos eran los profetas y maestros que ayudaban a Bernabé y Saulo. Manaén fue criado junto con Herodes el tetrarca, pero Manaén llegó a ser un profeta y maestro del Señor Jesús y Herodes llegó a ser un hombre disoluto y obstinado que se manchó con la sangre de uno de los doce apóstoles.

         -- y Saulo. -- Natural de Tarso, alumno de Gamaliel, uno de los principales perseguidores de la iglesia pero convertido a Cristo cuando pensaba perseguir a los cristianos en Damasco, recientemente traído a Antioquía por Bernabé.

 

13:2 -- Ministrando éstos al Señor, -- El Señor no llamó a los ociosos, sino a los hombres que estaban ocupados. Por ejemplo, llamó a Juan y Jacobo y a Andrés y Pedro cuando estaban ocupados en su trabajo como pescadores.

         La palabra ministrando es del verbo leitourgeo, de la cual ha surgido la palabra liturgia. Heb. 10:11 dice, "todo sacerdote está día tras día ministrando ... "; por eso, el clero romano emplea esta palabra para justificar su sacerdocio, y algunos protestantes la usan para probar que solamente el clero puede oficiar en los servicios.

         Sin embargo, esta palabra no se limita al culto. Por ejemplo, Pablo dice que Epafrodito estaba "exponiendo su vida para suplir lo que faltaba en vuestro servicio por mí", Fil. 2:30. También, con respecto a la ofrenda para los santos, dice que "la ministración de este servicio no solamente suple lo que a los santos falta, sino que también abunda en muchas acciones de gracias a Dios" (2 Cor. 9:12).

         -- y ayunando, -- Lucas no define el ayuno practicado por estos hermanos. No dice que la iglesia hubiera nombrado ciertos días o ciertas horas para ayunar. Esto solamente indica que los hermanos continuaban la práctica judía de ayunar, como continuaban otras costumbres judías. Jesús no lo mandó ni lo prohibió, sino que solamente insistió en que al ayunar no fueran hipócritas (Mat. 6:1-18).

         -- dijo el Espíritu Santo: -- Aquí vemos otra vez la personalidad del Espíritu Santo. El habla. Da instrucciones.

         -- Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado. -- ¿A quién se dirige el Espíritu Santo cuando dice "Apartadme ..."? A la iglesia de Antioquía. La iglesia es "columna y baluarte de la verdad" (1 Tim. 3:15). La iglesia misma es la única sociedad misionera reconocida por Dios. En el primer siglo la sabiduría de Dios no estableció ninguna clase de "misión" o "sociedad misionera" o "mesa directiva", porque la iglesia misma -- cada iglesia local -- es la sociedad misionera de Dios para evangelizar. Tampoco estableció escuelas para predicadores por la misma razón, es decir, porque la iglesia misma -- cada iglesia local -- es la escuela para preparar obreros (ancianos, diáconos, evangelistas, maestros, directores de cantos) (2 Tim. 2:2).

 

13:3 -- Entonces, habiendo ayunado y orado, les impusieron las manos y los despidieron. -- De esta manera solemne encomendaron a Bernabé y Saulo a la obra especificada por el Espíritu Santo.

 

13:4 -- Ellos, entonces, enviados por el Espíritu Santo, descendieron a Seleucia, y de allí navegaron a Chipre. -- Bernabé era natural de Chipre (Hechos 4:36). Había muchos judíos en esta isla.

 

13:5 -- Y llegados a Salamina, anunciaban la palabra de Dios en las sinagogas de los judíos. -- Aunque Pablo era el embajador de Cristo a los gentiles, siempre llegaba primero a la sinagoga de los judíos (Rom. 1:16, "al judío primeramente"). Era lógico comenzar la obra en la sinagoga, porque no solamente había algunos judíos que aceptaban a Cristo, casi siempre había gentiles que escuchaban la palabra (ver. Hechos 13:42). Recuérdese el ejemplo de Cornelio el "temeroso de Dios" (véase Hechos 10:2, notas).

         -- Tenían también a Juan de ayudante. -- Hechos 12:12; Col. 4:10, no "el sobrino" sino "el primo de Bernabé" (LBLA; VM); ("en fecha muy posterior este término vino a ser empleado de 'sobrino', pero es evidentemente 'primo' aquí", ATR, Vine, Vincent y otros).

 

13:6 -- Y habiendo atravesado toda la isla hasta Pafos, hallaron a cierto mago, -- Toda forma de magia (por ej., la hechicería, la adivinación, etc.) era condenada por Dios, Ex. 22:18; Lev. 20:27; Deut. 18:10-12; Isa. 47:12-14; Gál. 5:19-21. Este es el segundo de los encuentros entre el evangelio y los magos, adivinos y hechiceros (véanse también Hechos 8:9; 16:16-19; 19:11-16, 19). Estos son algunos de los medios más efectivos que Satanás emplea para estorbar la predicación del evangelio.

         Sin embargo, los magos de Mat. 2:1, 7, 10 eran sinceros adoradores de Jesús y no deben clasificarse con los siervos de Satanás.

         -- falso profeta, judío, -- Por eso, sabía perfectamente que lo que hacía era condenado por la ley.

         -- llamado Barjesús, -- Barjesús era su nombre propio; Elimas era su nombre profesional que significaba hombre sabio o mago (ver. Hechos 13:8), pero su descripción verdadera era "falso profeta".

 

13:7 -- que estaba con el procónsul Sergio Paulo, varón prudente. Este, llamando a Bernabé y a Saulo, deseaba oír la palabra de Dios. -- Era la costumbre de hombres eminentes tener en su presencia a los que profesaban pronunciar oráculos de los dioses, predecir el futuro, aconsejar con respecto a las señales de alguna amenaza futura, etc.

         Si Sergio Paulo era "varón prudente", ¿por qué tenía en su presencia y confianza a un hombre de tal carácter? ¿Por qué creía en tales cosas? La palabra prudente significa que Sergio Paulo tenía mente abierta, que investigaba las cosas. El estaba dispuesto a aceptar la verdad, lo bueno, lo beneficioso, de cualquier fuente. Sergio Paulo escuchaba a cualquier mago (cualquier hombre sabio), a Barjesús, y ahora también a Pablo, porque Pablo y Bernabé traían nuevas revelaciones.

         ¡Deseaba oír la palabra de Dios! ¡Qué buena oportunidad para Pablo y Bernabé! Hoy en día hay pocos hombres -- y muy pocos hombres eminentes -- que desean oír la palabra de Dios. Todo predicador sincero busca a tales personas, porque son las ovejas que oirán la voz de Cristo, el Buen Pastor. Pablo predicó a otros hombres eminentes (como Félix, Festo, Agripa) y en Roma hizo conversos aun en la casa de César (Fil. 4:22).

 

13:8 -- Pero les resistía Elimas, el mago (pues así se traduce su nombre), -- Lo que Elimas hacía era la forma más exagerada de la malicia, porque trastornaba el camino del Señor (ver. 10). El no quería perder la ventaja que tenía con el procónsul ni su fuente de ganancia y popularidad. Si el procónsul escuchara a Pablo y Bernabé, Elimas sería expuesto como falso profeta y su influencia con el procónsul terminaría. Se opuso a Pablo, pues, por interés. El poder político y económico, la ganancia, el bienestar material son los factores que para muchos hombres determinan a quién o a qué escucharán. No investigan la verdad, sino que buscan su propia conveniencia. Esta es su reacción a la palabra predicada.

         -- procurando apartar de la fe al procónsul. -- ¡Un acto sumamente diabólico! Muchos hacen esto sin pensar y quizás sin querer hacerlo, pero otros lo hacen deliberadamente. Ponen tropiezos, causan escándalos y hacen todo lo posible por evitar que la gente escuche a la palabra de Dios. "Cuando alguno oye la palabra del reino y no la entiende, viene el malo, y arrebata lo que fue sembrado en su corazón" (Mat. 13:19). Siempre hay "aves" que vienen y se comen la semilla. Jesús fuertemente denuncia a los que causan tropiezos (Mat. 18:6, 7).

         La conducta de Elimas nos recuerda del clero romano y protestante que con tanta energía impide que sus miembros oigan la palabra de verdad. Procuran apartar de la fe a los que escuchan la verdad.

         ¿Qué se debe hacer con tal hombre? Un hombre prudente quería oír el evangelio, pero el hombre "sabio" que había respetado y escuchado se lo impide. Es una situación un poco delicada. ¿Cómo tratarlo, pues? ¿Con suavidad y cuidado para no ofender al procónsul? ¿Con guantes de seda? De ninguna manera. Solamente una cosa se puede hacer en tal caso y Pablo lo hizo: reprender el pecado y exponer al falso maestro. Como Pablo dijo acerca de la obra de ancianos (Tito 1:10, 11), "es preciso tapar la boca" a ciertos individuos.

13:9, 10 -- Entonces Saulo, que también es Pablo, -- Desde este texto Lucas deja de usar el nombre hebreo (Saulo) y usa el nombre romano (Pablo), y también cambia el orden de Bernabé y Saulo a Pablo y Bernabé.

         -- lleno del Espíritu Santo, -- Es importante observar que lo que Pablo hace en seguida no es por pasión humana ni por impaciencia, sino que "lleno del Espíritu Santo" hizo lo que tuvo que hacer.

         -- fijando en él los ojos, -- Elimas "resistía" (es decir, estando en pie en contra, cara a cara) y Pablo fija "en él los ojos", penetrando hasta lo profundo del corazón pervertido de Elimas, denuncia su maldad.

         -- dijo: ¡Oh, lleno de todo engaño -- Le dice lo que Elimas ya sabía, que era un engañador. Compárese Mat. 26:3, 4.

         -- y de toda maldad (vileza, VHA; fraude, LBLA), --

         -- hijo del diablo, -- "Bar" significa "hijo"; por eso, su nombre (Bar-Jesús) significaba hijo de Jesús. Pero Pablo cambia su nombre y le llama hijo del diablo (que significa calumniador). Bajo la influencia del diablo Elimas practicaba el engaño, utilizaba artes de Satanás para defraudar.

         -- enemigo de toda justicia! -- El que vive por la maldad (el fraude, el engaño) es enemigo de la justicia (la integridad, la verdad).

         -- ¿No cesarás de trastornar los caminos rectos del Señor? -- ¡Cuán grande es el egoísmo de aquél que asume para sí la prerrogativa de cambiar el camino de Dios! Los caminos del Señor son rectos y los caminos de los falsos maestros son torcidos.

         Parece que Pablo usaba lenguaje muy duro, pero siempre es un acto de bondad revelar al pecador su condición verdadera.

 

13:11 -- Ahora, pues, he aquí la mano del Señor está contra ti, y serás ciego, y no verás el sol por algún tiempo. E inmediatamente cayeron sobre él oscuridad y tinieblas; y andando alrededor, buscaba quien le condujese de la mano. -- "La mano del Señor" puede ser bondadosa (Hechos 11:21), pero "¡Horrenda cosa es caer en manos del Dios vivo!" (Heb. 10:31). La ceguedad física fue el castigo por la ceguedad espiritual de Elimas y las tinieblas físicas por las tinieblas de su corazón. ¡Qué cambio en este hombre "importante"! El que guiaba al procónsul ahora "buscaba quien le condujese de la mano.

 

13:12 -- Entonces el procónsul, viendo lo que había sucedido, creyó, maravillado de la doctrina del Señor. -- Esto demuestra el éxito de la acción de Pablo. Era necesario completamente destruir la confianza que Sergio Paulo tenía en Elimas, para que pudiera creer la verdad. Millones de hombres y mujeres nunca creerán el evangelio verdadero porque sus guías religiosos (sacerdotes, pastores, evangelistas, otros) los tienen engañados. Por eso, es necesario exponer el error y también al falso maestro ¡para poder salvar a aquellos que son guiados por ellos hacia la ruina!

         Muchos hermanos no quieren que los predicadores del evangelio sean negativos. Quieren que sean positivos. No les gusta que se exponga el error. Se sienten incómodos cuando el predicador menciona el nombre de alguna iglesia humana. Sin embargo, con respecto a esto debemos imitar el ejemplo de Cristo (Mat. 7:15-20; 10:17; 16:6-12; 23; Juan 7:45-52; 8:44, etc.) y el ejemplo de Pablo (2 Cor. 11:13-15). Es imposible predicar la verdad sin molestar o estorbar a los que enseñan el error, corrompen la verdad y trastornan los caminos del Señor.

13:13 -- Habiendo zarpado de Pafos, Pablo y sus compañeros (desde este texto en adelante el nombre de Pablo aparece primero) arribaron a Perge de Panfilia; (probablemente Pablo ya había predicado en Cilicia, Hechos 11:25) pero Juan, apartándose de ellos, volvió a Jerusalén. -- La Biblia todo lo dice; alaba a los fieles y descubre también sus fallos. Lucas no explica la causa de lo que Marcos hizo. Seguramente había mucho peligro porque esa región estaba infestada de salteadores (véase -2 Cor. 11:26; -2 Tim. 2:3). Tampoco dice aquí que esto desagradó a Pablo; sin embargo, después, (Hechos 15:36-41) explica que a Pablo no le gustó y que no quería que Marcos fuera con ellos en el segundo viaje. Pero años después Pablo dijo, "Toma a Marcos y tráele contigo, porque me es útil para el ministerio", 2 Tim. 4:11. Volvió a tener confianza en él.

13:14 -- Ellos, pasando de Perge, llegaron a Antioquía de Pisidia; y entraron en la sinagoga un día de reposo y se sentaron. -- Siempre fueron a la sinagoga primero. El plan de Dios siempre era, "Al judío primeramente". Esto les daba una oportunidad grande, porque cada sábado las Escrituras se leían y se estudiaban. Se leía una sección de la ley y luego una sección de los profetas y por último había exhortaciones basadas en la lectura. Compárese Luc. 4:16.

         Si todos los judíos hubieran aceptado a Jesús como su Mesías, las sinagogas se habrían convertido en iglesias de Cristo y servido grandemente para la evangelización del mundo.

13:15 -- Y después de la lectura de la ley y de los profetas, los principales de la sinagoga. -- Los "principales de la sinagoga" eran los ancianos. Presidían, mantenían buen orden y castigaban a los infieles (Mat. 10:17; Hech. 18:8, 17).

         -- mandaron a decirles: Varones hermanos, si tenéis alguna palabra de exhortación para el pueblo, hablad. -- Acostumbraban permitir a los visitantes presentar un estudio. Nosotros tenemos que usar mucho cuidado en esto. Es necesario saber si el invitado es hermano fiel.

13:16 -- Entonces Pablo, levantándose, hecha señal de silencio con la mano (Hechos 21:40; 26:1). Dijo: Varones israelitas. -- Les dio gusto ser llamado "israelitas", y siempre les gustó oír un sermón basado en la historia gloriosa de su nación. El uso que Pablo hace de esta historia es un poco diferente al uso hecho por Esteban quien se refirió a la rebeldía del pueblo. El propósito de Pablo era convencerles de que Jesús de Nazaret es el prometido Mesías, pero no podía comenzar de una vez hablando de El. Mas bien él comienza demostrando que él creía firmemente en las Escrituras y que sabía la historia de Israel y las promesas hechas a Abraham.

         -- y los que teméis a Dios, -- los "prosélitos de la puerta"; éstos no se habían circuncidado pero habían renunciado a la idolatría y asistían a la sinagoga para adorar a Dios. Oíd:

13:17 -- El Dios de este pueblo de Israel escogió a nuestros padres, y enalteció al pueblo. -- A los que eran esclavos les libertó y les dio los privilegios de una nación independiente.

         -- siendo ellos extranjeros en tierra de Egipto. Durante todo el tiempo que los israelitas vivieron en Egipto siempre fueron "extranjeros", porque no se mezclaban con los egipcios.

         -- y con brazo levantado, -- con poder, demostrado en las diez plagas, en el milagro de abrir las aguas del Mar Rojo y en la derrota de los ejércitos de Faraón.

         -- los sacó de ella. De esta manera Pablo ganaba la confianza de la gente. Les dio mucho gusto oír esta historia. Lo que Pablo dice era el corazón de muchos salmos y oraciones. Era el consuelo del pueblo al ser perseguidos. Pablo pasó por esta puerta abierta directamente al corazón del pueblo.

13:18 -- Y por un tiempo como de cuarenta años los soportó en el desierto. Heb. 3:17, "estuvo él disgustado cuarenta años". Pero véase el margen de La Biblia de las Américas: "los llevó en sus brazos como una nodriza".

13:19 -- y habiendo destruido siete naciones en la tierra de Canaán, (Deut. 7:1, heteo, gergeseo, amorreo, cananeo, ferezeo, heveo, jebuseo. La tierra entera se llamó "Canaán"). Dios mandó a su pueblo que destruyera a los cananeos, pero no lo hizo. No los "destruyó" completamente, sino que solamente los sojuzgó a nivel nacional, y se quedaron muchos de ellos en la tierra para ser "aguijones en vuestros ojos y por espinas en vuestros costados, y os afligirán sobre la tierra en que vosotros habitaréis" (Núm. 33:35).

         -- les dio en herencia su territorio. -- Debido a la maldad de la gente Dios les castigó. Pudo haberlo hecho de varias maneras pero escogió hacerlo por medio de los ejércitos de Israel. Gén. 15:16; Lev. 18:25.

13:20 -- Después, como por cuatrocientos cincuenta años, les dio jueces hasta el profeta Samuel. Los jueces eran tanto libertadores como gobernadores. Cuando Israel era fiel, gozaba de grandes victorias, pero cuando era infiel, sus enemigos les oprimían. Samuel -- un nombre muy importante en Israel -- fue el último juez y el primer profeta.

 

13:21 -- Luego pidieron rey, y Dios les dio a Saúl hijo de Cis, varón de la tribu de Benjamín, por cuarenta años. Pidieron rey para ser como las naciones, -1 Sam. 8:8.

13:22 -- Quitado éste, les levantó por rey a David, de quien dio también testimonio diciendo: He hallado a David hijo de Isaí, varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero. Dios busca a hombres como David, "varón conforme a mi corazón, quien hará todo lo que yo quiero". Pecó (2 Sam. 11), pero no era rebelde como Saúl. Era enemigo de la idolatría, y cumplido en su servicio a Dios. Era un hombre obediente, que guardó los mandamientos de Dios. Véase -1 Reyes 14:8, 9.

        

13:23 -- De la descendencia de éste, y conforme a la promesa, Dios levantó a Jesús por Salvador a Israel. Al hablar de David, Pablo llega al tema principal, porque los judíos sabían que el Mesías sería descendiente de David. Sal. 89:19-37, el hijo de David salvaría a Israel.

13:24 -- Antes de su venida, predicó Juan el bautismo de arrepentimiento a todo el pueblo de Israel. Véase el testimonio de Juan, Jn. 3:33-35. Los judíos de Pisidia sabían de Juan porque cada año hacían tres viajes a Jerusalén; todos sabían que Juan era un profeta. Por eso deberían tomar en serio lo que este profeta dijo acerca de Jesús. Si Juan era un profeta, ¿cómo podría otro ser mayor que él a menos que fuera el Hijo de David?

        

13:25 -- Mas cuando Juan terminaba su carrera, dijo: ¿Quién pensáis que soy? No soy yo él; mas he aquí viene tras mí uno de quien no soy digno de desatar el calzado de los pies. Juan mismo dijo que Jesús era superior a él.

13:26 -- Varones hermanos, hijos del linaje de Abraham, y los que entre vosotros teméis a Dios, a vosotros es enviada la palabra de esta salvación. Llega al punto principal del discurso: anunciaba la salvación que se encuentra en Jesús. Esto es para "vosotros", 2:39.

13:27 -- Porque los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, -- Entonces, si Jesús es el Hijo de David, ¿por qué lo mataron los judíos que le conocieron (los de Jerusalén)?

         -- no conociendo a Jesús. -- No le conocieron (3:17;- 1 Cor. 2:8). ¿En qué sentido? No lo aprobaron.

         -- ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo. -- Leían acerca de El cada sábado, pero quedaban cegados por su prejuicio.

         -- las cumplieron al condenarle. -- Dios dijo que Jesús moriría, y los mismos judíos cumplieron la profecía.

13:28 -- Y sin hallar en él causa digna de muerte, pidieron a Pilato que se le matase. -- Si Jesús fue crucificado, ¿no fue eso prueba de que no era el Mesías? Al contrario, con esto Pablo probó que en verdad lo era.

13:29 -- Y habiendo cumplido todas las cosas que de él estaban escritas, quitándolo del madero, lo pusieron en el sepulcro. -- Cumplió todas las cosas que de él estaban escritas, Luc. 24:44. Fue quitado de la cruz por un judío (Jn. 19:38, 39).

13:30-32 -- Mas Dios le levantó de los muertos. Y él se apareció durante muchos días a los que habían subido juntamente con él de Galilea a Jerusalén, los cuales ahora son sus testigos ante el pueblo. Y nosotros también os anunciamos el evangelio de aquella promesa hecha a nuestros padres. -- La palabra "evangelio" quiere decir "buenas nuevas". La noticia más importante para el judío tenía que ver con la llegada del Mesías. La noticia más importante para el pecador condenado es que hay perdón de pecados en Cristo. La promesa hecha a Abraham tuvo que ver con la vida, la muerte y la resurrección de Cristo. La resurrección de los muertos era "la esperanza de Israel". Hechos 2:24-32;10:40-41;23:6; 24:21; 26:6-8, 23. Los judíos no entendían que la resurrección sería el cumplimiento de Gén. 12:3.

13:33 -- la cual Dios ha cumplido a los hijos de ellos, a nosotros, resucitando a Jesús; como está escrito también en el salmo segundo: Mi hijo eres tú, yo te he engendrado hoy. -- Los judíos entendían que el segundo Salmo se refería al Mesías, pero la explicación de la expresión "yo te he engendrado hoy" como la resurrección de Jesús fue un pensamiento nuevo para ellos. Pablo, un apóstol inspirado, interpretó este Salmo. Véase también Rom. 1:4.

13:34, 35 -- Y en cuanto a que le levantó de los muertos para nunca más volver a corrupción, lo dijo así: Os daré las misericordias fieles de David. Por eso dice también en otro salmo: No permitirás que tu Santo vea corrupción. Son los mismos argumentos hechos por Pedro, Hech. 2. -2 Sam. 7:16; Sal. 89:4,5; 132:11,12. David mismo no resucitó; por eso la profecía se refiere a su Hijo. No hay texto en el Antiguo Testamento que haga predicción más clara de la resurrección del Mesías. Las misericordias de David son las bendiciones recibidas a través del Hijo de David. David "habiendo servido a su propia generación"; ¿somos siervos de nuestra generación? ¿Somos útiles? -2 Tim. 2:21. Muchos no son siervos sino la plaga o maldición de su generación. David sirvió su propia generación, pero Jesucristo sirve a todas las generaciones.

13:36-38 -- Porque a la verdad David, habiendo servido a su propia generación según la voluntad de Dios, durmió, y fue reunido con sus padres, y vio corrupción. Mas aquel a quien Dios levantó, no vio corrupción. Sabed, pues, esto, varones hermanos: que por medio de él se os anuncia perdón de pecados. Habiendo establecido la realidad de la resurrección, Pablo se une con Juan el bautista, con Jesús y con Pedro al anunciar el perdón de pecados, el beneficio (fruto) de la resurrección, la bendición especial del evangelio. ¿Por qué no dijo Pablo lo que Pedro dijo en Hech. 2:38? Porque los judíos no preguntaron, "¿Qué haremos? Hech. 2:37.

13:39 -- y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, -- Este versículo suena como Gál. 2:16. Esta verdad no fue recibida por la mayoría de los judíos. En Hech. 3:22,23; 4:12, por implicación Pedro dijo la misma cosa que Pablo afirma explícitamente: la ley de Moisés no podía justificar a nadie. La ley de Moisés era muy necesaria (Gál. 3:21-29), pero era provisional y era solamente para los israelitas.

         -- en él es justificado todo aquel que cree. -- Jn. 3:16, creer en su sentido comprensivo (abarca la obediencia al evangelio). Mar. 16:16 equivale a Juan 3:16. Los que fueron justificados bajo la ley no fueron justificados por la ley, sino por el sacrificio de Jesús que fue tipificado por los sacrificios de animales,    Heb.  9:14-17; 10:1-4, 11.

13:40, 41 -- Mirad, pues, que no venga sobre vosotros lo que está dicho en los profetas: Mirad, oh menospreciadores, y asombraos, y desapareced; Porque yo hago una obra en vuestros días, Obra que no creeréis, si alguien os la contare. -- Compárese Mat. 13:12-15; Hech. 28:26, 27. La frase, "Lo que está dicho en los profetas" se refiere a la invasión de los caldeos para destruir el templo y llevar cautivos a los israelitas. Pablo les exhorta a que no se identifiquen con estos de la cita de Habacuc 1:5. ¿Por qué dijo esto? ¿Vio alguna reacción entre ellos que le movió a decirlo? Posiblemente había reacción negativa cuando dijo que no podían justificarse por la ley de Moisés. Palabras semejantes se encuentran en Mat. 24 acerca de la destrucción de Jerusalén.

          

13:42, 43 -- Cuando salieron ellos de la sinagoga de los judíos, los gentiles les rogaron que el siguiente día de reposo les hablasen de estas cosas. Y despedida la congregación, muchos de los judíos y de los prosélitos piadosos siguieron a Pablo y a Bernabé, quienes hablándoles, les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios. Los efectos del sermón: fueron invitados a predicar otra vez el siguiente sábado. "Los gentiles"; mejor "ellos" (LBLA), judíos y prosélitos de la puerta. Todo el mundo debe, por lo menos, oír la Palabra. ¿Cómo puede el hombre inteligente estar seguro que debe rechazar la Palabra si no sabe lo que dice? Y no debe oír con prejuicio.

         Algunos les siguieron, y les exhortaron a que perseveraran en la gracia, es decir, que siguieran con la buena disposición de escuchar la Palabra. "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor" (Juan 10:16); "yo tengo mucho pueblo en esta ciudad" (Hech. 18:10). Estos, teniendo oídos para oír, oyen (Mat. 13:14-16; Hech. 28:26,27). Estos son la "buena tierra" que recibe la simiente y lleva fruto (Luc. 8:15).

13:44, 45 -- El siguiente día de reposo se juntó casi toda la ciudad para oír la palabra de Dios, (predicada por Pablo y Bernabé) pero viendo los judíos la muchedumbre, se llenaron de celos. -- Los judíos de esta ciudad no podían atraer a tanta gente a la sinagoga y, por eso, se llenaron de celos. Fueron dominados por su soberbia envidiosa. Su conducta era pura carnalidad, Gál. 5:21, como la de los fariseos que murmuraban cuando Jesús comía con publicanos y pecadores (Luc. 15:1,2), y tenían la actitud del hermano mayor cuando volvió el hijo pródigo (Luc. 15:28). Por esta misma causa los hermanos de José lo vendieron y por esta causa los judíos entregaron a Jesús (Mateo 27:18).

         -- Y rebatían lo que Pablo decía, contradiciendo y blasfemando. --  Rechazaban, refutaban, combatían lo que Pablo decía. Véanse también Hechos 18:5,6; 19:8,9. Luc. 22:65, "Y decían otras muchas cosas injuriándole".

        

13:46 -- Entonces Pablo y Bernabé, hablando con denuedo, (los judíos no podían intimidar a Pablo y Bernabé; más bien, éstos hablaron con denuedo) dijeron: A vosotros a la verdad era necesario que se os hablase primero la palabra de Dios. -- Mat. 10:5, 6; Hech. 1:8; Rom. 1:16; 2:10. Los israelitas eran el pueblo escogido de Dios y, por lo tanto, les convenía recibir de todo corazón el evangelio que llegó a ellos primero.

         -- mas puesto que la desecháis (véanse Mat. 23:37-39; Hech. 7:51) y no os juzgáis dignos de la vida eterna. -- Ellos mismos eran sus peores enemigos. Se excluían a sí mismos de la gracia de Dios como el hijo mayor "no quería entrar" para participar de la alegría de su padre (Luc. 15:28). Los judíos no pensaron que se juzgaron a sí mismos como indignos de la vida eterna, pero su conducta así lo indicó. Entregaron esta sentencia contra sí mismos; es decir, se condenaron ellos solos. Se discute mucho la cuestión de la amplitud  de la misericordia de Dios con respecto al juicio final, pero tengamos presente que cada quien se juzga solo y decide su propia sentencia. Cada quien se coloca a sí mismo al lado derecho o al lado izquierdo de Cristo en Aquel Día. Véase Ezeq. 18:31. Los que rehúsan el mensaje de vida pronuncian la sentencia de muerte sobre ellos mismos.

         Hay varias actitudes que hacen que los hombres se juzguen a sí mismos indignos de vida eterna: el prejuicio (Mat. 13:13-15); el engaño (Rom. 10:1-3); la incredulidad (Rom. 9:30-33; 11:18-23); la indiferencia (Mat. 12:30; -1 Tes. 5:2-3; y la actitud de posponer la obediencia (2 Cor. 6:2).

         -- he aquí, nos volvemos a los gentiles. -- Los que no aprovechan sus oportunidades las pierden. ¿Para qué seguir sembrando la semilla preciosa entre espinos? Jesús dice, "no deis los santo a los perros, ni echéis vuestras perlas delante de los cerdos" (Mat. 7:6). Los judíos abusaron de su gran privilegio y lo perdieron. Sin embargo, Pablo no quería decir que ya no predicarían a los judíos de otros lugares, porque dice Hechos 14:1, "Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos".

13:47 -- Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de los gentiles, A fin de que seas para salvación -- Pablo cita las Escrituras de los judíos (Isa. 49:6) como mandamiento para los apóstoles. Ellos no podían negar sus propias Escrituras. Esta profecía decía que el evangelio no era exclusivamente para los judíos. Cuando Simeón tomó al niño Jesús en sus brazos, citó este mismo texto: Jesús sería "luz para revelación a los gentiles, y gloria de tu pueblo Israel" (Luc. 2:32).

         -- hasta lo último de la tierra. Como Jesús dijo: "hasta lo último de la tierra", Hechos 1:8.

13:48 -- Los gentiles, oyendo esto, se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor. -- La reacción de los gentiles fue muy diferente: recibieron la palabra con gozo; glorificaban la palabra que les traía salvación y esperanza (¡Qué buenas noticias!). Se regocijaban al saber que el amor de Dios es para todos. Estos creyeron, es decir, aceptaron el evangelio.

         -- y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna. -- Este texto es uno de los favoritos de los calvinistas que enseñan que antes de la fundación del mundo Dios "predestinó" a todos o a la vida eterna o al castigo eterno. Esta doctrina también se llama "la elección especial". Se basa en la enseñanza calvinista (1) de que el hombre nace pecador, incapaz de responder al evangelio; (2) que, por eso, Dios elige a algunos para salvación; y (3) que éstos -- los que están "ordenados para vida eterna"  -- creerán para ser salvos; es decir, los que están "ordenados para vida eterna" serán salvos a pesar de lo que hagan o no hagan, porque serán salvos por el decreto inalterable de Dios. Tal interpretación contradice el ver. Hechos 13:39, "en él es justificado todo aquel que cree". Desde luego, tal doctrina contradice todos los textos que enseñan que el hombre es responsable por sus pecados y que debe creer en Cristo y obedecer al evangelio. Además, si algunos, aparte de su voluntad, están ordenados para vida eterna, y otros, aparte de su voluntad, están reprobados, ¿por qué predicar el evangelio?

         La palabra "ordenados" es la palabra tetagmenoi, de la palabra "tasso, poner en orden, disponer, significa señalar, p.e., del lugar donde Cristo había dispuesto una reunión con Sus discípulos después de Su resurrección, Mt. 28:16, "(donde Jesús les) había ordenado" ... Luc. 7:8 ... Rom. 13:1 ... Se dice de aquellos que 'estaban ordenados para vida eterna', creyendo en el Evangelio, Hech 13:41, 'y creyeron todos los que estaban ordenados para vida eterna' ... De la casa de Estéfanas, en Corinto, dice Pablo que '(se) han dedicado (al servicio de los santos)', -1 Co 16:15. Otros casos de la disposición de detalles especiales aparecen en Hech. 15:2; 22:10; 28:23" (Vine).

         Ahora bien, habiendo examinado las definiciones de la palabra tasso y habiendo visto cómo se usa en otros textos, conviene examinar el contexto para ver en qué sentido se usa en este texto. Obviamente la explicación calvinista no cabe en este contexto, porque los hombres -- tanto los judíos como los gentiles -- tenían mucho que ver con el asunto de estar "ordenados para vida eterna". El contexto revela claramente que los judíos se juzgaron a sí mismos ("no os juzgáis dignos de la vida eterna") rechazando la Palabra y que los gentiles voluntariamente recibieron la Palabra con alegría, indicando de esta manera una buena actitud y disposición. Por eso, "No hay evidencias de que Lucas tuviera en mente un absolutum decretum de salvación personal" (ATR); es decir, no hay nada en este contexto que indique que Dios hubiera hecho algo por algunos que no hubiera hecho por los otros. El mismo evangelio fue predicado a todos; el resultado no dependía de un decreto de Dios sino de la disposición de los oyentes.

         Desde luego, Dios tenía mucho que ver con el asunto al proveer la gran salvación y al enviar a los apóstoles a predicar el evangelio. Seguramente Dios quería que los judíos fueran salvos, pero éstos rechazaron el evangelio. Además, los profetas, Cristo y los apóstoles declararon que Dios quería salvar a los gentiles también. Dios "quiere que todos los hombres sean salvos y vengan al conocimiento de la verdad" (1 Tim. 2:4); "no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento" (2 Ped. 3:9). Estos textos nos hacen ver claramente que si la única decisión con respecto a nuestra salvación fuera hecha por Dios solo, entonces todos serían salvos.

         Pero Dios no hizo un decreto de elección incondicional para algunos y un decreto de condenación incondicional para otros, como enseña el calvinismo.

         Entonces, ¿quiénes son ordenados por Dios para vida eterna? Todos los que vengan al conocimiento de la verdad y se arrepientan. Dios hizo todo lo posible por ofrecer la salvación primeramente a los judíos, pero la mayoría de ellos la rechazaron. Dios elige o escoge a los que serán salvos, pero lo hace a través de Cristo ("en Cristo", Efes. 1:4); en otras palabras, nos escoge y llama por medio del evangelio (2 Tes. 2:14). El hombre es responsable delante de Dios y tiene que aceptar las consecuencias eternas de creer y obedecer al evangelio o de seguir en su rebelión.

         Obsérvese el contraste entre la actitud de los judíos (ver. Hechos 13:45, se llenaron de celos, rebatían ... contradiciendo y blasfemando") y la actitud de los gentiles ("Se regocijaban y glorificaban la palabra del Señor"). Los judíos fueron llamados por Dios por la misma predicación que oyeron los gentiles, pero no la aceptaron. Se puede decir, pues, que los judíos no "estaban ordenados para vida eterna", porque "no os juzgáis dignos de la vida eterna". El mismo evangelio fue predicado a todos, pero la reacción de la gente no fue la misma. Algunos rechazaron el mensaje mientras que otros lo aceptaban. -2 Cor. 2:15, 16, "Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida".

Los que se juzgaron indignos de vida eterna:

         ver. Hechos 13:45 - se llenaron de celos
         ver. Hechos 13:45 - rebatían lo que Pablo decía
         ver. Hechos 13:45 - contradiciendo y blasfemando
         ver. Hechos 13:46 - desecháis la palabra

Los que estaban ordenados para vida eterna

         ver. Hechos 13:48 - oyendo esto, se regocijaban
         ver. Hechos 13:48 - glorificaban la palabra del Señor
         ver. Hechos 13:48 - creyeron

         Rom. 9:22 habla de "los vasos de ira preparados para destrucción". ¿Quién los preparó para la destrucción? ¿Dios o ellos mismos? Dios quiere que todos se salven y, a través de muchos siglos, demostró su amor por su pueblo Israel, haciendo todo lo posible por guiarles hacia la salvación. La ley de Moisés sirvió como ayo o guardián para llevarles a Cristo (Gál. 3:24). El evangelio fue predicado a ellos primero. ¿Qué más pudiera haber hecho Dios para ordenar a su pueblo para vida eterna? Seguramente Hech. 13:45, 46 demuestra que los judíos se prepararon a sí mismos para la destrucción. Claramente lo dice Pablo.

         Rom. 9:18, "de quien quiere, tiene misericordia, y al que quiere endurecer, endurece". Pero ¿quién los endurece? ¿Lo hace Dios por un decreto arbitrario? No, sino a través del evangelio. Dios endureció el corazón de Faraón, pero recuérdese que Faraón endureció su propio corazón (Ex. 8:15,32; 9:34). Israel endureció su corazón muchas veces (2 Reyes 17:14; Jer. 7:26; 17:23; Hech. 19:9). El mismo sol suaviza y endurece. Otra vez léase Hech. 13:45, 46. Este texto bien ilustra el caso: obviamente no es que Dios arbitrariamente haya endurecido a estos judíos, sino que por su rebelión se endurecieron solos.

         Mat. 13:11 habla de "vosotros" y "ellos". Para algunos el evangelio es "olor de muerte" y para otros "olor de vida" (2 Cor. 2:16). La miel es dulce para la persona sana y es amarga para la persona enferma.

         Debemos repetir que Dios sí tiene parte muy importante en este proceso, porque solamente de El procede la salvación. Además, recordemos lo que Lucas dice en Hech. 16:14, "el Señor abrió el corazón de ella (Lidia) para que estuviese atenta a lo que Pablo decía"; sin embargo, antes de esto leemos en el versículo anterior que "hablamos a las mujeres que ser habían reunido". Por lo tanto, es obvio que Dios lo hace, pero también es obvio que lo hace a través de la predicación del evangelio y que se requiere la buena voluntad de los oidores. Lo mismo sucedió en el caso de los gentiles de Hech. 13:48.

         Pero alguien puede objetar preguntando, "Entonces, ¿por qué habla Pablo de predestinar en Rom. 8:29?" Léase el texto: dice que Dios "los predestinó para que fuesen hechos conformes a la imagen de su Hijo". ¡Eso sí! Dios predestinó que los que son "llamados" (llamados por el evangelio, -2 Tes. 2:14) deberían conformarse a la imagen de su Hijo (véase también -2 Cor. 3:18). Este es el gran propósito de Dios; El quiere que su pueblo sea verdaderamente "cristiano", imitadores de Cristo, semejantes a El en todo. Esto es lo que Dios predestinó antes de la fundación del mundo.

         Efes. 1:4, 5 se refiere al mismo plan: Ver. 4, nos "escogió" antes de la fundación del mundo, pero ¿cómo lo hizo? "en Cristo", es decir, a través del evangelio (2 Tes. 2:14). ¿Con qué propósito? "para que fuésemos santos y sin mancha delante de él". Otra vez en el ver. 5: "en amor habiéndonos predestinado" ¿con qué propósito? "para ser adoptados hijos suyos"; ¿cómo? "por medio de Jesucristo" (por medio del evangelio de Cristo). No hay en ninguno de estos textos rasgo alguno de la doctrina calvinista de la predestinación arbitraria de que supuestamente Dios, antes de la fundación del mundo, haya predestinado a todo ser humano o para la vida eterna o para el castigo eterno.

         Hech. 18:10 también se cita para probar la elección especial, pero este texto simplemente ilustra la buena tierra de Luc. 8:15 y cumple lo que Jesús dice en Juan 10:16.

         El calvinismo habla también de "la gracia irresistible". Dice el Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado (Editorial CLIE) bajo el encabezado "Elección" que "La razón de que muchos creyentes tienen dificultades en cuanto a la doctrina de la elección para vida eterna es debido a que no acaban de ver el verdadero significado de la caída del hombre, y de su condición totalmente perdida. Si no fuera por la elección y por la gracia irresistible que la acompaña, nadie sería salvo. Cristo murió por todos, y a todos se proclama el evangelio (Ro. 3:22; He. 2:9). Sin embargo, los designios de la carne son enemistad contra Dios (Ro. 8:7), y nadie respondería (Lc. 14:18). Nadie puede ir al Señor Jesús si el Padre no lo atrae hacia él (Jn. 6:44). Creen los ordenados para vida eterna (Hch. 13:48). Toda la gloria de la salvación pertenece a Dios".

         El autor admite que la base de esta doctrina acerca de la elección es "la caída del hombre" (quiere decir que el hombre nace totalmente depravado). Toda doctrina basada en este fundamento tiene que ser errónea, porque es doctrina falsa.

         La gracia viene a todos a través de Cristo y el evangelio y se puede aceptar o se puede rechazar. La mayoría de los hombres la rechazan. No es irresistible para nadie.

         Dice el autor que Cristo murió por todos. El rechaza el tercer punto cardinal del calvinismo: de que Cristo murió solamente por los elegidos. En esto es inconsecuente porque si el hombre nace depravado, es lógico decir que Dios tuvo que escoger a quién salvar y a quién condenar, y ¿para que enviar a Cristo para morir por los condenados si éstos ineludiblemente serían condenados al infierno?

         Dice que nadie puede ir al Señor Jesús si el Padre no lo atrae hacia él (Jn. 6:44), pero léase el siguiente versículo: "serán todos enseñados por Dios". ¿Cómo son atraídos? Por la enseñanza del evangelio.

         Por lo tanto, lo que implica este autor acerca de Hech. 13:48 es erróneo. El quiere decir que los únicos que creen son los que ya fueron elegidos por Dios, mientras que la Biblia claramente enseña que creen todos los que tienen buena voluntad.

13:49 -- Y la palabra del Señor se difundía por toda aquella provincia. -- La oposición no detiene la obra sino que ayuda para que avance. Al llegar el evangelio algunos judíos se convierten y dejan de confiar en la ley de Moisés para su justificación, y algunos gentiles dejan sus ídolos y comienzan a servir al Dios vivo (1 Tes. 1:8-10).

         Pero ¿para qué seguir predicando si todos son elegidos por Dios para ser salvos o para ser perdidos? Pablo no sabía nada de las teorías de calvinismo; él seguía predicando por todas partes y él sabía que no fue en vano su trabajo.

         -2 Tim. 2:2 explica cómo Pablo obraba para extender la obra.

13:50 -- Pero los judíos instigaron a mujeres piadosas y distinguidas, y a los principales de la ciudad, y levantaron persecución contra Pablo y Bernabé, y los expulsaron de sus límites. -- No les convenía a los judíos usar de violencia porque ellos podían ser acusados de estorbar la paz. Para ellos siempre era más provechoso incitar a otros, como en este caso (véase también Hechos 14:2). Los prosélitos de la puerta se llamaron los "temerosos de Dios" y "piadosos". Probablemente estas mujeres eran "distinguidas" porque sus maridos eran oficiales de la ciudad o posiblemente ellas mismas ocuparan puestos importantes.

         No hay enemigo más feroz que un grupo de mujeres enojadas (es como provocar un panal de avispas). Los fariseos recorrían mar y tierra para hacer un prosélito (Mat. 23:15), y se ganaban muchas mujeres por causa de los muchos abusos de la mujer en el paganismo, pero al mismo tiempo éstas estaban muy sujetas a los líderes judíos y, como en este caso, podían ser instrumentos útiles para ellos. Cuando los judíos querían botar a Pablo y a Bernabé solamente tenían que incitar a las mujeres. (Compárese las mujeres verdaderamente piadosas que ayudaban tanto a Jesús, Luc. 8:2,3 y a Pablo, Rom. 16:1, 2).

         Los expulsaron de sus límites. Siempre es más fácil "expulsar" al predicador que contestar sus argumentos.

13:51 -- Ellos entonces, sacudiendo contra ellos el polvo de sus pies, llegaron a Iconio. ¿Por qué lo hicieron? ¿Quién les dio esa idea? Mar. 6:11, "en testimonio contra ellos" (LBLA). Compárese Hech. 20:26, 27, Pablo y Bernabé estuvieron limpios de la sangre de los de Antioquía de Pisidia. Si éstos no querían ser salvos, era decisión de ellos.

         Pablo y Bernabé no estuvieron con Jesús cuando se dio este mandamiento. ¿Cómo lo aprendieron? Pablo aprendió muchas cosas "por revelación" (compárese Hech. 20:35).

13:52 -- Y los discípulos estaban llenos de gozo y del Espíritu Santo. No estaban deprimidos y llorando por causa de la persecución de los judíos. El gozo es el resultado de abrazar el evangelio, y de recibir el perdón de pecados y la promesa de vida eterna (Hech. 8:39; 16:34).

Hechos 14

14:1 -- Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos. Entonces, a pesar de lo que leemos en Hechos 13:46, 51, seguían predicando a los judíos (lo que se dice en estos versículos tenía que ver con los judíos de Antioquía de Pisidia). En pueblo tras pueblo se observa casi siempre el mismo proceder: primero, Pablo y sus compañeros buscaban a los judíos y, generalmente, éstos se encontraban en la sinagoga; algunos judíos y algunos griegos ("temerosos de Dios") aceptaban el evangelio y abrían campo entre otros griegos; los judíos incrédulos levantaban oposición contra ellos; y eran forzados a salir para buscar un campo nuevo.

         -- y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos, y asimismo de griegos. -- La predicación de la verdad produce fe (Rom. 10:17). Pablo estaba bien preparado para predicar porque en primer lugar él conocía las Escrituras, había recibido revelaciones de Cristo Gál. 1:15-17) y predicaba con convicción y sinceridad. Era un verdadero apóstol de Cristo, inspirado por el Espíritu Santo (1 Cor. 2:11-13) que sinceramente amaba las almas de la gente, aun la gente que quería matarlo, Rom. 9:1-3; 10:1. Sus argumentos eran lógicos y razonables y muchos estaban convencidos.

         Por lo tanto, Pablo tenía mucho poder para persuadir a los oyentes (compárese Hech. 19:26). Lucas dice que "hablaron" y que "creyó una gran multitud"; de esta manera se confirma lo que Pablo dice en Rom. 10:17, que la fe viene por el oír la Palabra de Dios. El hermano Frank L. Cox explica lo que la Palabra hace según los vers. 1-7:

                   1. Produce creyentes, ver. Hechos 14:1.

                   2. Levanta oposición, ver. Hechos 14:2.

                   3. Agrada a Dios, ver. Hechos 14:3.

                   4. Causa división entre oyentes, ver. Hechos 14:4.

                   5. Mueve a los hombres perversos a formular planes malvados,  Hechos 14:5-7.

14:2 -- Mas los judíos que no creían (apeitheo, desobedecieron, LBLA, margen) (véase Jn. 3:36; Heb. 3:18; Rom. 11:30-32). -- A los traductores de la Versión Valera 1960 no les gustó la palabra desobedecieron pero, sin lugar a dudas, es la traducción correcta de apeitheo. Aun el bautista A. T. Robertson reconoce que, "estrictamente hablando apeitheo significa desobedecer".

         Lucas presenta otra vez el contraste entre los que creyeron (obedecieron al evangelio) y los que no creyeron (eran desobedientes). El resto del versículo 2 demuestra la desobediencia de los judíos:

         -- excitaron y corrompieron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. -- ¿Cómo lo hicieron? ¿De qué les acusaron? Posiblemente de la sedición o de practicar una religión no legítima. Obsérvese que casi todas las persecuciones registradas en los Hechos fueron instigadas por los judíos incrédulos.

 

14:3 -- Por tanto, se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo (Hechos 4:13, 29, 31; 9:27, 28; 13:46; 18:26; 19:8; 28:31), confiados en el Señor, el cual daba testimonio a la palabra de su gracia (Hechos 20:32), concediendo que se hiciesen por las manos de ellos señales y prodigios. -- El Señor no concedió que los apóstoles y otros evangelistas hiciesen milagros para exaltarse a sí mismos, ni para divertir a la gente, sino para confirmar la Palabra (Mar. 16:20; Heb. 2:3; -2 Cor. 12:12). En la actualidad algunos dicen que Dios da testimonio a su ministerio dándoles muchos conversos, pero cualquier grupo religioso puede tener muchos conversos; esto no es prueba de que Dios esté con ellos.

 

14:4 -- Y la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos, y otros con los apóstoles. -- El mismo evangelio que convence a algunos produce hostilidad en otros. Por lo tanto, el evangelio divide (Mat. 10:34-37). Jesús dice (Luc. 6:26), "¡Ay de vosotros, cuando todos los hombres hablen bien de vosotros! porque así hacían sus padres con los falsos profetas". Sin embargo, es importante que el predicador mismo no sea la causa de la división debido a su indiferencia, su mal testimonio, su falta de amor, etc.

         Algunos hermanos como Bernabé y Jacobo, el hermano de Jesús (Gál. 1:19) eran llamados "apóstoles" en sentido secundario.

 

14:5, 6 -- Pero cuando los judíos y los gentiles, juntamente con sus gobernantes, se lanzaron a afrentarlos y apedrearlos, habiéndolo sabido, huyeron a Listra y Derbe, ciudades de Licaonia, y a toda la región circunvecina. -- Compárese el ver. Hechos 14:3, "se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo" a pesar de la oposición fuerte de los judíos (ver. Hechos 14:2); sin embargo, aquí en el ver. Hechos 14:6, "huyeron". Esto concuerda con lo que Jesús dijo (Mat. 10:23). ¿Cómo sabrá el predicador cuándo debe quedarse y pelear por la verdad y cuándo deberá huir? Es necesario seguir predicando con denuedo si algo se logra, pero cuando se reconoce que es un "caso perdido" -- cuando ya no se logra nada bueno -- es mejor huir y predicar en otra parte. En cualquier momento Pablo podía hacer una lista de sus sufrimientos por el evangelio (Gál. 6:17; -2 Cor. 4:10; 11:23-27; Fil. 3:10; Col. 1:24), pero él no buscaba sufrimiento simplemente para poder jactarse de haber sufrido por Cristo.

14:7, 8 -- y allí predicaban el evangelio. Y cierto hombre de Listra estaba sentado, imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento, que jamás había andado. -- Hubiera sido completamente imposible que este hombre anduviera sin la intervención de Dios (es decir, sin un milagro). Este caso es semejante al caso de Hechos 3:1-11. Véase también Hechos 9:33. Obsérvense detalles semejantes entre los dos: cojo de nacimiento (Hechos 3:2; 14:8); fijando en él los ojos (Hechos 3:4; 14:9); el mandamiento de levantarse y andar (Hechos 3:6; 14:10); y saltando y andando (Hechos 3:8; 14:10).

14:9 -- Este oyó hablar a Pablo, el cual, fijando en él sus ojos (Hechos 3:4; 13:9), y viendo que tenía fe para ser sanado. -- La Biblia no enseña que el milagro de sanidad requería que el enfermo tuviera fe en Cristo. Es obvio en Hech. 3:2-5, 16 que la fe no estaba en el cojo sino en Pedro y Juan. Compárese Mat. 17:14-21, los que no tenían fe eran los apóstoles. Es cierto que la fe en el corazón del enfermo tuvo que ver con su sanidad (Mat. 9:21-29), pero no hay ejemplo alguno de que por falta de fe alguna persona no pudiera ser sanada.

 

14:10 -- dijo a gran voz: Levántate derecho sobre tus pies. Y él saltó, y anduvo. -- El hombre anduvo para demostrar claramente que un milagro se había hecho. Nunca había andado, pues estaba "imposibilitado de los pies, cojo de nacimiento".

 

14:11 -- Entonces la gente, visto lo que Pablo había hecho, alzó la voz, diciendo en lengua licaónica: Dioses bajo la semejanza de hombres han descendido a nosotros. -- La gente reconoció que la sanidad del cojo era acto sobrenatural, e inmediatamente concluyó que Pablo y Bernabé eran dioses. Compárese Hech. 28:1-6.

         -- en lengua licaónica. -- Por eso, Pablo y Bernabé no entendieron lo que dijeron, pero sí entendieron sus hechos (ver. Hechos 14:13). Pablo podía hablar en muchas lenguas, pero recuérdese el propósito de las lenguas (1 Cor. 14:22). No se debe afirmar que este don se usaba para evangelizar.

14:12, 13 -- Y a Bernabé llamaban Júpiter, y a Pablo, Mercurio, porque éste era el que llevaba la palabra. Y el sacerdote de Júpiter, cuyo templo estaba frente a la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas, y juntamente con la muchedumbre quería ofrecer sacrificios. -- Según la mitología griega, Júpiter (griego: Zeus) era el padre de los dioses que tomaban la forma de hombres para visitar la tierra. Mercurio (griego: Hermes) era el mensajero de Júpiter.

14:14 -- Cuando lo oyeron los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus ropas, y se lanzaron entre la multitud, dando voces. -- Protestaron con vigor. No aceptaron la adoración de la gente como lo hizo Herodes (Hechos 12:22). De esta manera los judíos protestaron la supuesta blasfemia de Jesús (Mat. 26:65). Estaba bien establecida esta costumbre entre los judíos para expresar protesta y tristeza (Núm. 14:6; -1 Sam. 4:12;- 2 Sam. 1 :2; 13:31; 15:32; Esdras 9:3-5; Isa. 36:22; Jer. 36:24; 41:5; Joel 2:13).

         Bernabé no era un "apóstol" ("enviado") de Cristo como lo eran los doce y Pablo, sino que fue enviado por el Espíritu Santo y la iglesia de Antioquía (Hechos 13:2-4).

         -- rasgaron sus ropas, -- otra costumbre de los judíos para indicar santa indignación. Cuando sufrían persecución lo soportaban tranquilamente, pero cuando el Dios vivo fue deshonrado de esta manera, resistieron con toda su fuerza. ¿Qué fue el significado de este acto? Fue idolatría. Cuando los judíos fueron llevados cautivos a Babilonia, nunca volvieron a practicar la idolatría, y la aborrecían. Cuando la gente de Listra comenzó a adorar a Bernabé y a Pablo, esto deshonraba a Dios y, por lo tanto, ofendía a estos hijos de Dios. No debemos ser indiferentes cuando Dios es deshonrado.

         ¿Qué dirían Pablo y Bernabé si pudieran ver el honor que algunos dan a sus huesos y a las imágenes que supuestamente los representan?

 

14:15 -- y diciendo: Varones, ¿por qué hacéis esto? Nosotros también somos hombres semejantes a vosotros. - No buscaban honra para sí mismos, sino solamente para Dios. Compárese Hech. 12:22; ¡qué lástima que Herodes no tuviera la misma actitud que los apóstoles! El mensaje de Bernabé y Pablo es semejante al sermón de Pablo en Atenas (Hechos 17:21-32) y también a lo que Pablo escribe a los romanos (Hechos 1:20-25).

         -- que os anunciamos que de estas vanidades. -- La palabra vanidad significa hueco, vacío, inútil, sin fuerza, falta de realidad, porque en los ídolos no hay realidad (1 Cor. 8:4, "sabemos que un ídolo nada es en el mundo"). El ídolo es una mentira, Rom. 1:25. Las imágenes inventadas por la Iglesia Católica Romana son vanidades. ¿Cómo pueden los que profesan seguir a Cristo leer estas palabras de Pablo y seguir practicando tales vanidades?

         -- os convirtáis al Dios vivo. -- Véase -1 Tes. 1:8-10 (compárese Sal. 115:5-8). Pablo dice a los de Listra que deben dejar los ídolos para servir al Dios vivo, y esto es precisamente lo que hicieron los de Tesalónica. A través del Antiguo Testamento Jehová se llama el Dios vivo. Esto no se puede decir de los ídolos, porque "tienen boca, mas no hablan; tienen ojos, mas no ven; Orejas tienen, mas no oyen; tienen narices, mas no huelen; manos tienen, mas no palpan; tienen pies, mas no andan; no hablan con su garganta. Semejantes a ellos son los que los hacen, y cualquiera que confía en ellos" (Sal. 115:5-8).

         -- que hizo el cielo y la tierra, el mar, y todo lo que en ellos hay. -- De esta manera demostró que El es el Dios vivo. ¡Qué contraste entre el Dios vivo y los dioses paganos!

         Hay otros dioses vanos que también son muy populares: Col. 3:5; Fil. 3:19, etc.

14:16 -- En las edades pasadas él ha dejado a todas las gentes andar en sus propios caminos. -- Dios sostenía una relación especial con el pueblo de Israel, y les dio una ley especial para restringirles y castigarles por sus rebeliones, pero no sostenía tal relación cercana con los gentiles para corregirles y castigarles. Algunos profetas fueron enviados a los gentiles: por ejemplo, Jonás y Nahum fueron enviados a Nínive, y Daniel profetizó a los babilonios. Pero Dios continuamente enviaba a los profetas a Israel. Pablo dijo a los atenienses (Hech. 17:30) que "Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia, ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan". Estas afirmaciones de Pablo simplemente significan que Dios no entregó una ley escrita a los gentiles como la ley de Moisés que fue dada exclusivamente para los israelitas, sino una ley que se transmitía de padres a hijos.

         Por eso, es importante aprender que estas afirmaciones de Pablo no significan que los gentiles estaban sin ley. El habla claramente de los pecados de los gentiles en Rom. 1, pero dice, "donde no hay ley, no se inculpa de pecado" (Rom. 5:13). Los gentiles eran pecadores; por eso, estaban bajo ley. Rom. 2:14-15 explica la naturaleza de la ley que gobernaba a los gentiles. Aprendían esta ley y la tenían escrita en su conciencia. Ellos tenían "razonamientos" acerca de esta ley, y estos razonamientos les acusaban cuando no estaban sujetos a esta ley, y les defendían cuando estaban sujetos y obedientes a esta ley.

         Aunque los gentiles no recibieron una religión revelada, todos podían y pueden saber de Dios por medio de lo que ha creado (Rom. 1:20) y por medio de la ley escrita en sus corazones. Sin embargo, los gentiles eran relativamente ignorantes (Hech. 17:30) de los caminos de Dios, porque no recibieron leyes tan detalladas como las que fueron entregadas a Israel.

14:17 -- si bien no se dejó a sí mismo sin testimonio, haciendo bien, dándonos lluvias del cielo y tiempos fructíferos (Mat. 5:45; Jer. 5:24; Sal. 147:8), llenando de sustento y de alegría nuestros corazones. -- (Salmos 8; 19; 104; 148). ¡Aquí está la prueba de la existencia y poder del Dios vivo! Seguramente todos se gozan del alimento que Dios provee, aunque la mayoría no le da gracias. Dios no ha dejado a nadie sin testimonio y, por lo tanto, no ha dejado a nadie con excusa. Compárese Hech. 17:22-31.

         Cuando Pablo predicaba a los judíos, se refería a lo que Dios había hecho con su pueblo, se refería a la ley y los profetas, y luego a Jesús como Mesías (su vida, muerte y resurrección) por medio del cual recibimos el perdón de pecados, concluyendo con la explicación de que la salvación es para los gentiles también.

         Cuando predicaba a los gentiles, hablaba del poder creador de Dios, de la relación del hombre con su Creador, afirmaba que Dios ahora requiere el arrepentimiento de todos porque Dios juzgará a todos y que, por eso, necesitan del Salvador Cristo Jesús quien demostró por medio de su resurrección que puede salvarnos.

14:18 -- Y diciendo estas cosas, difícilmente lograron impedir que la multitud les ofreciese sacrificio. -- Estaban resueltos a ofrecerles sacrificios. Les gustaba mucho la idea de la visita de los dioses; tal cosa hubiera sido un honor y bendición para ellos. Por eso, no querían abandonar la idea. Sin duda la reacción de Pablo y Bernabé les dejó bien perplejos y listos para ser mal guiados por los judíos.

14:19 -- Entonces vinieron unos judíos de Antioquía (unos 215 kms.), y de Iconio (unos 65 kms.), que persuadieron a la multitud, y habiendo apedreado a Pablo, le arrastraron fuera de la ciudad, pensando que estaba muerto. -- 2 Tim. 3:11. Saulo el perseguidor (Hechos 8:3; 9:1, 2; Gál. 1:23) ha llegado a ser Pablo el perseguido (2 Tim. 4:17, 18;:- 2 Cor. 1:8-10; 4:7-123; 7:5, 6; Fil. 2:27). Aquí vemos el fanatismo de los judíos y la inconstancia de los gentiles. ¡Qué cambio! De guirnaldas a piedras. Los judíos fueron movidos por su odio y celo para hacer un viaje muy largo para perseguir a estos hermanos sin causa. Los hombres perversos están dispuestos a hacer viajes largos y dedicar mucho tiempo y trabajar muy duro para llevar a cabo sus propósitos diabólicos. Estos demuestran más celo en oponerse al evangelio que muchos de los que profesan ser cristianos demuestran para promoverlo.

         ¿Cómo persuadirían a los gentiles a rechazar a Pablo y Bernabé? ¿Qué les contarían? Sin duda dijeron que la religión de los apóstoles era ilegal y que eran sediciosos y alborotadores, etc., que habían llegado a sus ciudades, y por haberse comportado mal los oficiales tuvieron que expulsarlos, que, por lo tanto, tuvieron que huir como ladrones y daba lástima que hubieran llegado aquí también a perturbar. En cuanto al milagro que hicieron, es probable que les acusaran de poseer espíritus inmundos y que tales actos eran puro engaño. Al oír tales acusaciones de los mismos paisanos de Pablo y Bernabé, los gentiles ingenuos, fáciles de impresionar y fluctuantes fueron convencidos de que deberían matarlos.

         Hech. 7:58 dice que los judíos echaron a Esteban "fuera de la ciudad" para apedrearle, pero Listra no era una "ciudad santa" y no había peligro de contaminar el templo de Júpiter; por eso, apedrearon a Pablo dentro de la ciudad y luego "le arrastraron fuera de la ciudad" como si fuera un animal, "pensando que estaba muerto". Pablo aprobó la decisión de los judíos de apedrear a Esteban, y ahora él mismo es apedreado.

         Pablo se refiere a este evento en su carta a los corintios (2 Cor. 11:25). Algunos opinan que posiblemente -2 Cor. 12:2-4 se refiera al mismo evento. Véase también -2 Tim. 3:10, 11. ¡He aquí el precio pagado por los apóstoles y otros para poder llevar el evangelio a todas las naciones!

        

14:20 -- Pero rodeándole los discípulos, se levantó y entró en la ciudad; y al día siguiente salió con Bernabé para Derbe. -- Posiblemente sepamos los nombres de algunos de estos discípulos (Hech. 16:1; -2 Tim. 1:3-5). No sabemos qué tanto tiempo Pablo se quedó "fuera de la ciudad" y Lucas no describe su condición física, pero ¡qué maravilla que Pablo tuviera la fuerza y que se atreviera a entrar otra vez en la ciudad! Si él entró inmediatamente en la ciudad, ¿por qué no volvieron a apedrearle? Desde luego, es muy posible que inmediatamente después de ver que Pablo estaba muerto (así pensaban), los judíos emprendieran su viaje de regreso, pensando que habían resuelto su problema con Pablo.

         Aunque Pablo y Bernabé salieron el día siguiente, en poco tiempo regresaron a Listra (ver. Hechos 14:21). El ver. Hechos 14:6 dice que huyeron, pero ahora no huyen, sino que vuelven a los lugares más peligrosos, porque era indispensable confirmar a los hermanos nuevos.

14:21 -- Y después de anunciar el evangelio a aquella ciudad y de hacer muchos discípulos. -- ¡Qué buena recompensa después de tanto sufrimiento!

         -- volvieron a Listra, a Iconio y a Antioquía, -- porque la confirmación de las nuevas iglesias era más importante que la seguridad física de Pablo y Bernabé. Véase Hech. 20:24.

14:22 -- confirmando los ánimos de los discípulos. -- Hechos 15:32, 41. La palabra episterizo, confirmando, significa establecer, fortalecer, hacer firme (Hechos 15:32, 41). Este verbo viene de sterizo, que también se traduce confirmar, Hechos 18:23, Rom. 1:11; 16:25; -1 Tes. 3:2,13; -2 Tes. 2:17; 3:3). Es muy importante convertir a mucha gente, pero Pablo y sus compañeros nunca descuidaron la obra indispensable de fortalecer y confirmar a los nuevos hermanos. ¿Para qué ganar almas si no pensamos confirmarlas? La obediencia al evangelio es simplemente el principio de andar en el camino de Dios. Los nuevos miembros son los "tiernos", los recién nacidos. Son las ovejas tan buscadas por lobos rapaces.

         -- exhortándoles (Hechos 11:23; 15:32; 16:40; 20:1, 2) a que permaneciesen en la fe. -- Aquí se hace referencia a la fe objetiva, el evangelio (Hech. 6:7; Gál. 3:25; Judas 3).

         -- y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. -- (1 Cor. 6:9, 10; 15:50; Gál. 5:21; -2 Tes. 1:4, 5). Pablo y Bernabé habían demostrado claramente cómo actuar en medio de tribulaciones. De esta manera habían dejado buenos ejemplos que seguir. Jesús explica en Mat. 7:13, 14 que el camino es angosto (difícil). Pedro dice, "Amados, no os sorprendáis del fuego de prueba que os ha sobrevenido, como si alguna cosa extraña os aconteciese" (1 Ped. 4:12). Sin duda los nuevos cristianos de Listra, Iconio y Antioquía habían hecho sacrificios grandes; es probable que ellos también fueron perseguidos. Pero "todos los que quieren vivir piadosamente en Cristo Jesús padecerán persecución" (2 Tim. 3:12). Muchas veces lazos familiares y sociales se rompen, se pierde el empleo, hay toda clase de calumnia que soportar, etc., y los que sufren tales cosas necesitan de mucho aliento. El cristiano no debe quejarse cuando sufre por Cristo, sino que debe entender que tales experiencias son normales para los cristianos. Dijo Jesús, "El siervo no es mayor que su señor. Si a mí me han perseguido, también a vosotros os perseguirán" (Jn. 15:20). Pero recuérdese que con tales sufrimientos entramos en el reino celestial.

         ¿Cómo podían entrar nuevamente en estas ciudades y confirmar a los hermanos sin sufrir persecución? Lucas no explica. Posiblemente porque en esta visita su obra no era tan pública, sino que se concentraban en la obra de confirmar a los hermanos.

         Recuérdese lo que la Biblia dice acerca de los beneficios de tales tribulaciones: Rom. 5:3-5; -2 Cor. 12:8-10; Sant. 1:2-4, etc. Tales sufrimientos nos hacen más dependientes de Dios, más compasivos hacia otros que sufren (Heb. 2:18), y nos recuerdan que somos peregrinos y que "no puede el mundo ser mi hogar".

14:23 -- Y constituyeron ancianos en cada iglesia, y habiendo orado con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. -- Esto tuvo y tiene mucho que ver con la confirmación de nuevos cristianos, porque los ancianos cuidan de la congregación (como pastores cuidan de su rebaño), velando por sus almas (Hechos 20:28, 29; Heb. 13:17).

         ¿Cómo fue posible que tan pronto se escogieran ancianos en estas nuevas iglesias? ¿No prohíbe Pablo la selección de neófitos? Los judíos que asistían fielmente a las sinagogas -- mayormente los ancianos o principales y otros que participaban en la lectura de la ley y los profetas -- eran hombres maduros en las cosas de Dios. Al obedecer éstos al evangelio de Cristo, en poco tiempo podían ser escogidos para servir como ancianos y diáconos en las iglesias, porque reunían los requisitos nombrados por el Espíritu Santo en -1 Tim. 3 y Tito 1. La obra de los ancianos de la sinagoga era muy semejante a la obra de los ancianos de la iglesia. Desde luego tuvieron que aprender la diferencia, pero no se requería mucho tiempo para hacerlo.

         La expresión en cada iglesia indica la autonomía de cada congregación. Si cada iglesia tiene sus propios ancianos (obispos), entonces todas las iglesias son iguales, independientes y autónomas.

14:24 -26 -- Pasando luego por Pisidia, vinieron a Panfilia.  Y habiendo predicado la palabra en Perge, descendieron a Atalia. De allí navegaron a Antioquía, desde donde habían sido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían cumplido. -- Llevaron a cabo la obra que el Espíritu Santo les dio. Sin duda esta buena iglesia había perseverado en oración por Pablo y Bernabé desde el momento en que iniciaron este viaje (Hechos 13:1-4).

 

14:27, 28 -- Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, -- Les contaban estos eventos y experiencias que hemos estudiado en los capítulos 13 y 14. Todas las experiencias de Pablo y Bernabé en este primer viaje de unos tres años se explicaban como las grandes cosas que Dios había hecho con ellos. Parece que el énfasis principal en su reporte era la presencia y dirección de Dios en toda la obra.

         -- y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles. -- Hechos 11:18. Pablo emplea la figura de la puerta abierta en sus cartas (1 Cor. 16:9;- 2 Cor. 2:12; Col. 4:3).

         -- Y se quedaron allí mucho tiempo con los discípulos.

Hechos 15

 

Introducción:

         A. Los capítulos 10 y 11 revelan claramente que los gentiles pueden ser bautizados y el cap. 15 revela que "algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés" (vers. Hechos 15:5). Según esta falsa doctrina, el evangelio no era adecuado para salvar a los gentiles, sino que tenía que ser suplementado por la circuncisión y la ley de Moisés. Tal doctrina pervierte el evangelio y los que la enseñan están condenados (Gál. 1:7-9). Al dar la gran comisión a los apóstoles (Mat. 28:19, 20) Jesús dijo que enseñaran a los conversos "que guarden todas las cosas que os he mandado ... ", pero Jesús no les mandó que los circuncidaran. Por lo tanto, después de escuchar a Pedro, Pablo y Bernabé, Jacobo expresó lo que el Espíritu Santo había revelado sobre el asunto: "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias: que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación" (ver. Hechos 15:28, 29).

         B. En la Versión Valera (1960) el encabezado de este capítulo dice, "El concilio en Jerusalén" (el mismo encabezado aparece antes del ver. 6 en La Biblia de las Américas), pero no había "concilio en Jerusalén". Puesto que la Biblia no habla de concilios de iglesias, tenemos que buscar su definición en el diccionario. Según Larousse un concilio es "una asamblea de obispos y doctores en teología que discuten cuestiones de doctrina y disciplina eclesiástica". Una definición adicional (dada por Webster) es, "un cuerpo de delegados de unidades locales de alguna unión, confederación, etc.; una organización o sociedad, o alguno de los niveles de cuerpos legislativos". Estas definiciones se basan en las prácticas de las iglesias humanas. El concepto denominacional requiere algún cuerpo legislativo aparte de la congregación local. Líderes católicos, metodistas, luteranos, etc. citan este texto para probar que sus concilios, sínodos, convenciones, etc. son bíblicos, pero este capítulo no tiene nada que ver con tales arreglos humanos; más bien, es parte integral de la revelación inspirada de la voluntad de Dios sobre el asunto tratado. El ver. Hechos 15:23 dice que los apóstoles y ancianos acordaron escribir instrucciones a las iglesias. ¿Escribir qué? El ver. Hechos 15:28 dice, "Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros ... "; es decir, acordaron escribir lo que el Espíritu Santo había revelado. Hech. 16:4 llama el escrito "las ordenanzas" (dogmas, decretos). ¿De quién? ¡Del Espíritu Santo!

         Este capítulo no tiene nada que ver, pues, con los acuerdos de hombres no inspirados. Los hombres inspirados nos han revelado toda la verdad (Jn. 16:13; -2 Ped. 1:3) y a través de sus escritos sabemos todos los deberes, responsabilidades y privilegios que son autorizados por Dios.

         C. El primer concilio ecuménico ocurrió en la ciudad de Nicea en el año 325 d. de J. C. Desde entonces ha habido muchos y todos producen cada vez más división. En ese primer concilio se escribió el primer credo, es decir, el primer escrito oficial de lo que "se cree". Tales escritos (credos) substituyen al Nuevo Testamento. Hechos 15 no trata de iglesias humanas, y por eso, no trata de tales cosas. En esta asamblea no había delegados enviados por varias iglesias, sino simplemente una reunión de hombres inspirados para confirmar que el Espíritu Santo había revelado la misma cosa a todos con respecto al problema tratado. (Las iglesias de Jerusalén y Antioquía fueron las únicas iglesias que estaban involucradas en esta cuestión).

         D. Tampoco se trata de una asamblea en la cual algo se decidiera por la votación de los miembros de alguna congregación o congregaciones. Si tal práctica se hubiera autorizado, entonces la iglesia de Antioquía habría decidido la cuestión de esa manera.

         E. Tampoco se trata de una asamblea de ancianos o evangelistas para tratar problemas de la iglesia o para hacer planes para la "cooperación" de muchas iglesias para evangelizar o hacer obras de benevolencia. El destacado comentarista J. W. McGarvey explica que en Hechos 15 no hay ninguna clase de concilio o sínodo, sino que tuvo que ver con la revelación y confirmación de la verdad sobre un tema vital. Sus comentarios sobre este tema son excelentes, pero él mismo defendía las sociedades misioneras, afirmando -- al igual que nuestros hermanos liberales -- que Hechos 15 no condena la cooperación de muchas congregaciones para que hagan lo que Dios requiere de la iglesia. La verdad es que Hech. 15 no tiene nada que ver con la reunión de muchas iglesias o de sus delegados. Además, debemos agregar que tal "cooperación" no está aprobada ni por Hechos 15 ni por ningún otro texto. Los deberes asignados por Dios a la iglesia son deberes que cada iglesia local debe y puede llevar a cabo. Cada iglesia debe tener sus propios ancianos (Hechos 14:23; 20:17, 28) y debe hacer su propia obra de edificación, evangelización y benevolencia. En el primer siglo el Espíritu Santo decidió la cuestión de la cooperación de las iglesias, y reveló su voluntad en -1 Cor. 16:1-4; -2 Cor. 8 y 9, etc. La llamada cooperación que practican los hermanos liberales no es simplemente la cooperación sino la centralización de la obra de muchas iglesias en cierta "iglesia patrocinadora", un arreglo que fue desconocido por los apóstoles.

         F. Para corregir tales ideas incorrectas es necesario simplemente leer el capítulo, sin añadirle ni quitarle. Sería imposible tener tal asamblea hoy en día porque no hay hombres inspirados en la iglesia. Toda iglesia debe acudir a los escritos de los apóstoles y otros hombres inspirados (es decir, al Nuevo Testamento).

15:1 -- Entonces algunos que venían de Judea enseñaban a los hermanos: Si no os circuncidáis conforme al rito de Moisés, no podéis ser salvos. Descendieron de Judea a Antioquía (enseñaban a los hermanos de Antioquía). El ver. Hechos 15:24 dice, "hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden"; esto implica que los que salieron decían que venían de parte de los apóstoles y ancianos de Jerusalén.

         El Espíritu Santo había revelado claramente que los gentiles podían oír y obedecer al evangelio. Esto fue demostrado claramente a Pedro en el caso de Cornelio (Hech. 10). Los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea oyeron que también los gentiles habían recibido la palabra de Dios y cuando Pedro subió a Jerusalén, disputaban con él, pero al oír los detalles de la conversión de Cornelio estaban convencidos "y glorificaron a Dios, diciendo: ¡De manera que también a los gentiles ha dado Dios arrepentimiento para vida!" (Hech. 11:1, 2, 18).

         Sin embargo, ahora surge otra cuestión: algunos enseñaban que "Es necesario circuncidarlos, y mandarles que guarden la ley de Moisés" (ver. Hechos 15:5). Según ellos, pues, los conversos gentiles tenían que ser convertidos en judíos y la iglesia debería ser solamente otra secta de los judíos. Entendían que los gentiles deben ser bautizados para ser salvos, pero no creían que eso era suficiente, porque creían que solamente los judíos podían ser hijos de Dios.

         Pero recuérdese que Jesús no dijo a los apóstoles (Mat. 28:20), "enseñándoles que guarden todas las cosas que Moisés les ha mandado", sino "todas las cosas que os he mandado".

15:2 -- Como Pablo y Bernabé tuviesen una discusión y contienda no pequeña con ellos, se dispuso que subiesen Pablo y Bernabé a Jerusalén, y algunos otros de ellos, a los apóstoles y a los ancianos, para tratar esta cuestión. También Pablo explica (Gál. 2:2) que él subió a Jerusalén según una revelación. Desde luego, Pablo siendo un apóstol inspirado, era capaz de enseñar toda la verdad sobre esta cuestión y resolver el problema, pero había muchos que dudaban del apostolado de Pablo. Por lo tanto, Dios le envió a Jerusalén para que junto con los otros apóstoles y hermanos inspirados pudieran resolver esa cuestión una vez y para siempre.

         Esta acción no prueba que la iglesia de Jerusalén fuera la "iglesia madre". Hech. 15 no presenta el caso de alguna iglesia (Antioquía) "apelando" a otra iglesia superior. No tiene nada que ver con tal idea. Ya hemos visto en Hech. 14:23 que se escogieron ancianos en cada iglesia; esto indica que cada iglesia es autónoma (bajo Cristo se gobierna sola).

         La importancia de ese sitio tiene que ver con la presencia de los apóstoles. Recuérdese que por lo menos algunos de los apóstoles todavía estaban en Jerusalén: Hech. 8:1, "todos fueron esparcidos ... salvo los apóstoles"; Hech. 8:14, "Cuando los apóstoles que estaban en Jerusalén ..."; Hech. 11:1, 2, "Oyeron los apóstoles y los hermanos que estaban en Judea ...". Los apóstoles ocuparon sus tronos en el reino comenzando el día de Pentecostés cuando la iglesia fue establecida (el principio del tiempo de la "regeneración") (Mat. 19:28).

         Esto no implica que el evangelio predicado por Pablo fuera inferior al evangelio predicado por los apóstoles originales. Pablo explica (Gál. 1:15-17) que él no tuvo que ir a Jerusalén para recibir el evangelio, sino que Cristo se lo reveló.

         El caso fue que él y Bernabé tuvieron que subir a Jerusalén porque algunos "que venían de Judea" estorbaban a los hermanos de Antioquía con una doctrina falsa. Era necesario, pues, ir a la fuente de este error para corregirlo.

         Al terminar el asunto los apóstoles y los ancianos enviaron una carta a las iglesias. Ahora la verdad fue apoyada no solamente por Pablo y Bernabé sino también por los otros apóstoles y hombres inspirados.

15:3 -- Ellos, pues, habiendo sido encaminados por la iglesia, pasaron por Fenicia y Samaria, contando (relatando detalladamente, LBLA) la conversión de los gentiles; y causaban gran gozo a todos los hermanos. -- Hechos 11:18; 14:27. En muchas cosas Fenicia se identificaba con los gentiles; por eso, estos pueblos aceptaron con "gran gozo" la noticia acerca de la conversión de los gentiles.

15:4 -- Y llegados a Jerusalén, fueron recibidos por la iglesia y los apóstoles y los ancianos, y refirieron todas las cosas que Dios había hecho con ellos. Lo que Dios había hecho no solamente demostraba su aprobación de evangelizar a los gentiles, sino que también significaba que El aceptaba que los gentiles fueran salvos por obedecer al evangelio sin circuncidarse y guardar la ley de Moisés.

15:5 -- Pero algunos de la secta de los fariseos, que habían creído, -- Pablo no fue el único fariseo que se convirtió a Cristo, pero aparentemente algunos fariseos no estaban completamente convertidos. Para éstos lo más importante era defender su "partido" aunque profesaran ser seguidores de Cristo.

         -- se levantaron diciendo: Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés. -- Eran miembros de la iglesia, pero Pablo les llama "falsos hermanos introducidos a escondidas, que entraban para espiar nuestra libertad en Cristo Jesús, para reducirnos a esclavitud" (Gál. 2:4). Para los judaizantes el evangelio de Pablo era deficiente y para Pablo los judaizantes pervertían el evangelio puro.

         Satanás no puede destruir la iglesia por medio de los de afuera; cuando había persecuciones, la Palabra se extendía más y prevalecía. Por eso, ahora trata de destruir la obra de Cristo por medio de los que están dentro de la iglesia.

         Este capítulo registra la derrota de los judaizantes que querían imponer la ley de Moisés sobre la iglesia; sin embargo, otros "judaizantes" han tenido más éxito: los católicos tienen sacerdotes especiales que ofrecen el sacrificio diario y practican varios ritos semejantes a los de la ley de Moisés; los mormones también tienen sacerdotes y sus escritos oficiales defienden la poligamia; muchos practican el "bautizo infantil" que, según ellos, toma el lugar de la circuncisión; algunas iglesias enseñan que es necesario guardar el sábado; la mayoría de las iglesias "evangélicas" requieren el diezmo, usan instrumentos de música en el culto, y creen que el Mesías todavía piensa establecer un reino terrenal. De esta manera vemos que muchos religiosos no aceptan la enseñanza que este capítulo aclara, que los gentiles no deben guardar la ley de Moisés.

15:6 -- Y se reunieron los apóstoles y los ancianos para conocer de (considerar, LBLA) este asunto. Pablo se refiere a esta junta en Gál. 2:2; dice, "para no correr o haber corrido en vano, expuse en privado a los que tenían cierta reputación el evangelio que predico entre los gentiles". Esto fue un acto muy juicioso, porque era necesario que los todos los apóstoles y ancianos entendieran la verdad y que estuvieran unidos para poder resolver el problema. Estaba en juego la libertad de los hermanos gentiles (la libertad de nosotros). Léase Gál. 2:1-10 para ver el gran éxito de esa entrevista: los demás aceptaron que Tito (un griego) no fuera circuncidado, y les dieron a Pablo y Bernabé "la diestra en señal de compañerismo" (ver. Hechos 15:9). ¿Por qué tomaron parte los ancianos en esta cuestión? Porque los falsos habían salido de allí: ver. Hechos 15:24, "algunos que han salido de nosotros", es decir, de Jerusalén. Por lo tanto, los ancianos tenían que corregir a los tales. No legislaron para otras iglesias, sino simplemente corrigieron a ciertos miembros de esa iglesia que andaban mal (Rom. 16:17).

15:7 -- Y después de mucha discusión (mucho debate, LBLA), Pedro se levantó y les dijo: Varones hermanos, vosotros sabéis cómo ya hace algún tiempo que Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio y creyesen. La palabra debate es correcta, porque escucharon a los que estaban equivocados, y luego les refutaron. Hay mucho provecho en esta clase de discusión pública. Es importante "tapar la boca" a los que enseñan error, pero es necesario que éstos hablen y que se escuchen. Entonces se puede presentar la refutación de su error. Cuando Pedro, Pablo, Bernabé y Jacobo hablaron, los argumentos de los falsos hermanos cayeron, y todos podían ver la verdad.

         "Dios escogió que los gentiles oyesen por mi boca la palabra del evangelio"; es decir, no quería que los gentiles oyesen la ley de Moisés, sino el evangelio.

15:8-9 -- Y Dios, que conoce los corazones, les dio testimonio, dándoles el Espíritu Santo (Véase Hech. 10:45-46, notas) lo mismo que a nosotros; (Hechos 2:2-4; véase Hechos 11:14-17, notas) y ninguna diferencia hizo entre nosotros y ellos, purificando por la fe sus corazones. -- Hechos 10:34, 35. Por lo tanto, no era necesario que los gentiles se convirtieran en judíos (por medio de la circuncisión) para ser salvos, sino que deberían simplemente obedecer al evangelio.

         Dios no quería la purificación ceremonial (los lavamientos prescritos por la ley de Moisés), sino la purificación del corazón por medio del evangelio.

15:10 -- Ahora, pues, ¿por qué tentáis a Dios, poniendo sobre la cerviz de los discípulos un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llevar? -- Gál. 3:10 dice, "Maldito todo aquel que no permaneciere en todas las cosas escritas en el libro de la ley, para hacerlas", y Rom. 3:23 dice, "por cuanto todos pecaron". Por eso sabemos "que el hombre no es justificado por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo" (Gál. 2:16). Esto es el punto de Pedro en Hech. 15:10.

         Algunos mal interpretan la expresión un yugo que ni nuestros padres ni nosotros hemos podido llegar, diciendo que era imposible que los judíos obedecieran la ley de Dios, que de la misma manera es imposible que el hombre guarde la ley de Cristo y, por eso, que todos tienen que pecar. Entonces, ¿qué pecado tendremos que cometer? ¿matar o aborrecer? ¿adulterar o mirar a una mujer para codiciarla? ¿Dios ha dado al hombre mandamientos que no puede obedecer? ¿Le va a castigar por pecados que tuvo que cometer? Si el hombre tiene que pecar ¿quién tendrá la culpa, él mismo o Dios? El calvinismo enseña que el hombre tiene que pecar por causa de su naturaleza corrupta con la cual nació. Tales enseñanzas son esfuerzos humanos por evitar la responsabilidad humana en cuanto al pecado.

15:11 -- Antes creemos que por la gracia del Señor Jesús seremos salvos, de igual modo que ellos. -- Seremos salvos por la gracia del Señor cuando obedecemos al evangelio. Pedro les recuerda que ellos (los judíos) también son salvos por el evangelio. La gracia de Dios nos "enseña" (Tito 2:11, 12) los mandamientos de Dios. Muchos creen que somos salvos por la "gracia sola" y minimizan la responsabilidad del hombre, pero muchos textos dan énfasis a lo que el hombre tiene que hacer: (1) "les persuadían a que perseverasen en la gracia de Dios" (Hechos 13:43), es decir, perseverar en la doctrina de los apóstoles (Hechos 2:42). (2) "Os exhortamos también a que no recibáis en vano la gracia de Dios" (2 Cor. 6:1), y en el mismo capítulo (Hechos 6:14-18) Pablo explica cómo se recibe en vano la gracia de Dios; (Hechos 3) "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído" (Gál. 5:4); este texto se refiere al mismo tema tratado en Hech. 15 y afirma que los que agregan la ley de Moisés al evangelio caen de la gracia (desechan la gracia, Hechos 2:21). (4) "Esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús" (2 Tim. 2:1); la gracia de Dios trae salvación solamente a los que se esfuerzan por obedecer lo que la gracia enseña. (5) Algunos "convierten en libertinaje la gracia" del Señor (Judas 4), porque creen que la gracia nos da toda clase de libertad, aun para pecar. De esta manera muchos abusan de la gracia de Dios. (6) "Mirad bien, no sea que alguno deje de alcanzar la gracia de Dios" (Heb. 12:15). ¿La gracia de Dios lo hace todo y el hombre no tiene responsabilidad? ¡Léanse otra vez estos textos!

        

15:12 -- Entonces toda la multitud calló (hizo silencio, LBLA) y oyeron a Bernabé y a Pablo, que contaban cuán grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles. -- Hechos 13:11;14:9,10,20. Lo que Pablo y Bernabé dijeron armonizaba perfectamente con lo que Pedro dijo; es decir, como Cornelio y su casa fueron bautizados con el Espíritu Santo en presencia de Pedro, así también Dios hizo "grandes señales y maravillas ... por medio de ellos entre los gentiles". En esta ocasión repitieron lo que dijeron en Antioquía: "Y habiendo llegado, y reunido a la iglesia, refirieron cuán grandes cosas había hecho Dios con ellos, y cómo había abierto la puerta de la fe a los gentiles" (Hechos 14:27).

15:13-18 -- Y cuando ellos callaron, Jacobo respondió (a lo que los hermanos fariseos enseñaban, vers. Hechos 15:1,5; este Jacobo era el hermano de Jesús, Gál. 1:19; 2:8.) diciendo: Varones hermanos, oídme. Simón ha contado cómo Dios visitó por primera vez a los gentiles, para tomar de ellos pueblo para su nombre. (cómo Dios al principio tuvo a bien tomar entre los gentiles un pueblo para su nombre, LBLA). Y con esto concuerdan las palabras de los profetas, (Is. 2:2-4; 49:6 ; Miq. 4:1-4) como está escrito: Después de esto volveré Y reedificaré el tabernáculo de David, que está caído; Y repararé sus ruinas, Y lo volveré a levantar, Para que el resto de los hombres busque al Señor, Y todos los gentiles, sobre los cuales es invocado mi nombre, (equivale a entregar su mensaje a ellos) Dice el Señor, que hace conocer todo esto desde tiempos antiguos. -- Los profetas entendían que la casa de David iba a caer, y que, años después, el Mesías (descendiente de David) ocuparía su trono (2 Sam. 7:12-16; Jer. 23:5,6; Isa. 9:6,7; Ezeq. 37:24, 25). Pero nadie lo había hecho hasta que Dios levantara a Jesucristo para hacerlo (Luc. 1:32,33; Hechos 2:29-36).

         Los profetas entendían también que después de este gran evento los gentiles buscarían a Dios. Por lo tanto, si los hermanos entendían que Jesucristo era el Cristo, entonces deberían entender que los gentiles pueden ser hijos de Dios de la misma manera que los judíos (es decir, por medio del evangelio solamente).

         Tuercen este texto los que enseñan que cuando Cristo venga la segunda vez establecerá un reino terrenal para reinar mil años. Estos dicen que la palabra después se refiere a la segunda venida de Cristo. Creen que entonces El establecerá su reino, pero la consecuencia de esa teoría es que todavía no hubiera salvación para los gentiles (y, por eso, que nadie debe predicarles el evangelio), pero todo el texto (Hech. 15:1-35) trata de gentiles convertidos y del tema de si éstos debieran guardar la ley después de bautizarse.

15:19 -- Por lo cual yo juzgo que no se inquiete a los gentiles que se convierten a Dios. -- Obsérvese que no había votación. Lo que Jacobo concluye no fue una proposición o moción que debería ser secundada y luego propuesta para la votación de la asamblea. Más bien, la conclusión pronunciada por Jacobo era la decisión del Espíritu Santo (ver. Hechos 15:28) y, por consiguiente, de todos los apóstoles y ancianos reunidos, porque habiendo oído toda la evidencia, no podían sacar otra conclusión. La revelación del Espíritu Santo sobre este asunto tan importante era bien claro.

15:20 -- sino que se les escriba que se aparten de las contaminaciones de los ídolos, (ver. 28, "de lo sacrificado a los ídolos"), de fornicación, (1 Cor. 6:18; Gál. 5:19; -1 Tes. 4:3), de ahogado (animales estrangulados o no desangrados que conservaban la sangre dentro de sí; Lev. 17:14 "derramará su sangre") y de sangre. -- Ver. Hechos 15:29. En los sacrificios de los paganos la sangre de los animales se guardaba, y se bebía mezclada con vino en las fiestas para brindar a la salud de los dioses. Los cristianos deben abstenerse de la práctica de beber o comer sangre (tales platos como moronga o morcilla). Larousse define la palabra "moronga" de esta manera: "f. Amér. C. y Méx. Morcilla, salchicha". Define la palabra "morcilla": "Tripa de cerdo, rellena de sangre cocida con varios ingredientes: morcilla de piñones". La morcilla se prepara de la siguiente manera: la sangre fresca se cuece y después se prepara como el chorizo en sus bolsitas de plástico o se forman como pequeñas chuletas y de estas dos formas se encuentran en los mercados o carnicerías. Ya en la casa, se guisa con cebolla, tomate y especias, solamente por un poco de tiempo porque ya ha sido cocida con anterioridad. Se sirve como si fuera cualquier otro guiso (de carne molida, trozos, etc.) o también en tacos.

         Pero la sangre no es alimento, sino que más bien es la vida misma. Como todos saben, al salir la sangre del cuerpo sale la vida y, por el contrario, ¡la transfusión de sangre restaura la vida! Los "testigos" del Atalaya demuestran su profunda ignorancia al prohibir la transfusión de sangre, basándose en Hech. 15:20, 28, 29. La transfusión de sangre de las venas de una persona a las venas de otra persona no constituye, en ningún sentido, el comer sangre. La sangre es el "liquido rojo que circula en las venas y las arterias y que lleva los elementos nutritivos y los residuos de todas las células del organismo". La sangre es, pues, ¡vehículo de vida!

         El comer sangre se ha prohibido bajo las tres dispensaciones. Se prohibió el comer sangre bajo la dispensación patriarcal. Gén. 9:3, 4, "Todo lo que se mueve y vive, os será para mantenimiento: así como las legumbres y plantas verdes, os lo he dado todo. Pero carne con su vida, que es su sangre, no comeréis"; es decir, Dios ha provisto ampliamente para el mantenimiento del hombre, dándole toda clase de vegetales y también toda clase de carne, con la sola excepción de que no se coma la sangre con la carne.

         Compárese Gén. 3:16, 17, "De todo árbol del huerto podrás comer; mas del árbol de la ciencia del bien y del mal no comerás". Dios proveyó ampliamente para la alimentación de Adán y Eva, pero al mismo tiempo, les puso una restricción. Así también Dios provee "las legumbres y plantas verdes" y toda clase de carne, pero impone una restricción: "carne con su vida, que es su sangre, no comeréis".

         Desde el principio Dios ha instruido a los hombres a apartarse "de las contaminaciones de los ídolos, de fornicación, de ahogado y de sangre". Estas prohibiciones no se originaron con la ley de Moisés.

         El comer sangre fue condenado también por la ley de Moisés. Lev. 17:11, 12, "Porque la vida de la carne en la sangre está, y yo os la he dado para hacer expiación sobre el altar por vuestras almas; y la misma sangre hará expiación de la persona. Por tanto, he dicho a los hijos de Israel: Ninguna persona de vosotros comerá sangre". Deut. 12:23, "Solamente que te mantengas firme en no comer sangre; porque la sangre es la vida, y no comerás la vida juntamente con su carne". -1 Sam. 14:34, "me traigan cada uno su vaca, y cada cual su oveja, y degolladlas aquí, y comed; y no pequéis contra Jehová comiendo la carne con la sangre".

         Por lo tanto, el comer sangre siempre se ha condenado, bajo las tres dispensaciones. ¿Por qué se prohíbe el comer sangre? Era necesario que los gentiles dejaran de comer o beber sangre para apartarse de todas las contaminaciones de los ídolos, pero la Biblia ya había explicado otra razón muy importante: Puesto que la vida está en la sangre (Gén. 9:4; Lev. 17:11), es la sede de la vida o vitalidad del animal, y esta vida es el don de Dios. Por lo tanto, la sangre es sagrada porque se usaba para expiar pecados. Dios no permite que el hombre coma la sangre (la vida) del animal. Cuando el Nuevo Testamento habla de la "sangre" de Cristo, se refiere a su vida; El dio su vida por nosotros. Dios reservó la sangre para los sacrificios (Lev. 17:11). La sangre de animales apuntaba hacia la sangre de Cristo que quita los pecados del mundo. Los hombres  que vivieron antes de Jesús miraron hacia la cruz, y los que viven después de Jesús miran hacia la cruz, y todos deben recordar que la sangre de animales servía como instrumento de sacrificio que tipificaba la muerte de Jesús.

         ¿Cuáles son los argumentos que se hacen para defender la práctica de comer sangre?

         1. Algunos citan lo que Jesús dice en Mar. 7:18, "... que todo lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminar" y concluyen que, por lo tanto, está bien comer sangre. En primer lugar, este argumento no toma en cuenta el contexto de Mar. 7:18. Si no se limita esta enseñanza a su contexto, entonces se enseñará que está bien tomar licor, consumir drogas de toda clase, y comer con exceso (ser glotón). Véase -2 Ped. 3:16. Si este argumento tiene validez, entonces "las ordenanzas" de Hech. 15:20, 28 contradicen e invalidan lo que Jesús dijo en Mar. 7:18, porque al hablar de abstenerse de sangre y de ahogado claramente tratan de "lo de fuera que entra en el hombre". ¿Quién puede creer que el Espíritu Santo (Hech. 15:28) hiciera tal cosa? Obviamente la enseñanza de Mar. 7:18 debe explicarse a la luz del contexto, al igual que -1 Cor. 6:12, "Todas las cosas me son lícitas", y otras enseñanzas semejantes a estas. Lo que Cristo dice tiene que ver solamente con la cuestión de no lavarse las manos antes de comer (Mar. 7:2).

         2. Se argumenta que se prohibió comer sangre para no ofender a los judíos y para no evitar la comunión entre judíos y gentiles; es decir, los judíos no podían comer con los gentiles si éstos comían o bebían sangre. Por lo tanto, se concluye que esta restricción era provisional y que no se aplica a nosotros ahora. El texto no dice tal cosa. Es una opinión humana sin base bíblica. Hech. 15:20,28,29 prohíbe la fornicación también; ¿se prohibió para no ofender a los judíos o para promover la comunión entre judíos y gentiles? Algunos dicen que el mandamiento de apartarse de la fornicación es una prohibición universal pero que el mandamiento de apartarse de sangre y de ahogado era mandamiento provisional, pero lo que dicen es una afirmación sin prueba. No la pueden probar. La verdad es que este texto habla de cosas necesarias (Hech. 15:28). Eran "cosas necesarias" en el primer siglo y serán "cosas necesarias" hasta el fin del mundo.

         3. Se argumenta que el asunto bajo consideración en esa sesión tuvo que ver con la sujeción de los gentiles a la ley de Moisés y que, por lo tanto, la decisión pronunciada en los vers. Hech. 15:20,28,29 solamente servía para quitar algunas restricciones de la ley de Moisés. Otra vez preguntamos si se quitó también la prohibición de la fornicación. Además, como ya se ha explicado, estas prohibiciones no se originaron con la ley de Moisés.

         4. Se cita Rom. 14:14 para probar que todo lo "inmundo" ya se limpió, pero la sangre nunca fue inmunda. Más bien, se usaba para el santo propósito de expiar pecados. ¿Cómo se podía ofrecer a Dios algo inmundo? En Rom. 14 y -1 Cor. 8 y 10 Pablo habla de cosas lícitas que se pueden practicar con tal que no se haga tropezar al hermano, pero la fornicación y el comer sangre no son cosas lícitas.

         5. Otro argumento de los que defienden la práctica de comer sangre se basa en lo que Pablo dice en -1 Cor. 10:25, 27, "De todo lo que se vende en la carnicería, comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia... de todo lo que se os ponga delante comed, sin preguntar nada por motivos de conciencia". Las ordenanzas de Hechos 15:20, 29 prohibían toda participación en cosas idolátricas y Pablo hace la misma cosa en -1 Cor. 8 y 10, recalcando que cualquier hermano con conciencia del ídolo no debería comer la carne que se había ofrecido al ídolo. La libertad de la cual Pablo habla es muy limitada, porque muchos hermanos convertidos de la idolatría no podían comer sin pecar de la carne que se había ofrecido al ídolo y muchos otros hermanos deberían abstenerse de comerla para no poner tropiezo delante del hermano con conciencia débil. Así es que Pablo fuertemente apoyaba las ordenanzas.

         6. Por último, al leer que "De todo lo que se vende en la carnicería, comed ... " algunos creen que la palabra "todo" incluye la sangre, pero es imposible probarlo. Recuérdese que al matar animales los paganos guardaban la sangre y la tomaban mezclada con vino para brindar a la salud de los ídolos. ¿Pueden los cristianos comprar una cubeta de sangre cuando compran la carne que fue ofrecida al ídolo? Si -1 Cor. 10:25, 27 permite que el cristiano coma sangre, entonces el texto permite que el cristiano se compre una cubeta de sangre para beberla. Pablo habla de la carne y ni siquiera menciona la sangre (Rom. 14; -1 Cor. 8 y 10). El Señor ha revelado claramente a través de los apóstoles que ya no hay carne "inmunda" (Hech. 10:15; -1 Tim. 4:4) pero Rom. 14; -1 Cor. 8 y 10 no trata del tema de comer sangre como no trata del fornicar. Pablo no enseña en estos textos que ahora se pueda fornicar ni tampoco que se pueda comer sangre.

         Recuérdese, pues, que Hech. 15:20, 28, 29 trata de "estas cosas necesarias" y no de asuntos de opinión (Rom. 14:1). Las prohibiciones de Hechos 15 se llaman ordenanzas (Hech. 16:4). La palabra griega es dogma y aparece también en Hech. 17:7 (los "decretos" de César, como también en Luc. 2:1, edicto de César), y en Efes. 2:15 y Col. 2:14 (los decretos u ordenanzas de la ley de Moisés). Por lo tanto, Hech. 15:20, 28, 29 revela ordenanzas o decretos del Espíritu Santo para la iglesia universal hasta el fin del mundo.

         Los hermanos inspirados revelaron la ley de Dios en Hech. 15:20, 28, 29 con respecto a abstenerse "de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación". Después el apóstol Pablo (por el mismo Espíritu Santo, -1 Cor. 14:37) detalladamente prohibió toda comunión con los ídolos (1 Cor. 8;-1 Cor. 10:14-33). El enseña que bajo ciertas circunstancias muy limitadas algunos cristianos sí podían comer la carne que se había sacrificado a los ídolos pero no hay excepción alguna de la ley que prohíbe la fornicación y el comer sangre.

15:21 -- Porque Moisés desde tiempos antiguos tiene en cada ciudad quien lo predique en las sinagogas, donde es leído cada día de reposo. -- Los hermanos judíos entendían perfectamente que deberían abstenerse "de cosas contaminadas por los ídolos, de fornicación, de lo estrangulado y de sangre" porque durante toda la vida habían asistido a la sinagoga y habían leído la ley y los profetas, pero era necesario escribir a los hermanos gentiles para explicar estas prohibiciones.

15:22 -- Entonces pareció bien a los apóstoles y a los ancianos, con toda la iglesia, elegir de entre ellos varones y enviarlos a Antioquía con Pablo y Bernabé: a Judas que tenía por sobrenombre Barsabás, y a Silas, varones principales entre los hermanos. Los que fueron escogidos para entregar los decretos a las iglesias eran "hombres principales" u "hombres prominentes", hombres inspirados (ver. Hechos 15:32) y, por eso, tenían mucha aceptación entre las iglesias. La misma palabra que describe a estos hermanos se usa en Heb. 13:7, 17, 24 y se traduce "pastores" (RVR) o "guías" o "pastores" (con "guías" en el margen) (LBLA). La palabra griega es hegeomai significa " conducir el camino, presidir, tener el gobierno" (Vine). Por eso, significa simplemente líderes o guías. Desde luego, los guías principales de las iglesias son los pastores o ancianos, pero seguramente los hombres inspirados como Judas y Silas eran líderes prominentes e importantes.

         El poder de Dios está en la Palabra, pero el testimonio del mensajero es muy importante (Hech. 20:28; -1 Tim. 3:7; 4:12; -1 Ped. 5:3, etc.)

         Si Pablo y Bernabé hubieran regresado a Antioquía llevando esta carta, posiblemente los oponentes de ellos habrían dicho, "Estos hermanos mismos la escribieron" para desacreditar los decretos, pero no podían menospreciar a los "hombres prominentes" de Jerusalén (Judas y Silas). Silas, también llamado Silvano (1 Tes. 1:1), acompañó a Pablo en su segundo viaje hasta Corinto.

         Los apóstoles, ancianos y otros hermanos no llegaron a un acuerdo simplemente por haber pensado, razonado, argumentado, etc. con razonamientos de ellos mismos, sino que el Espíritu Santo les trajo a este acuerdo.

         El hecho de que "toda la iglesia" estaba de acuerdo con los apóstoles y ancianos en este asunto no significa que la autoridad de la enseñanza dependiera de su aprobación, sino que toda la iglesia estaba sumisa a la enseñanza del Espíritu Santo.

         En este texto vemos un ejemplo claro de la inferencia necesaria. Esta expresión se refiere a la conclusión a la cual tenemos que llegar al examinar lo que Dios dice y hace. Considérense los siguientes pasos de este proceso: (1) Vers. Hechos 15:7-11, Pedro explica lo que Dios le había revelado en el caso de Cornelio acerca de la conversión de los gentiles; (2) ver. 12, Pablo y Bernabé cuentan "cuan grandes señales y maravillas había hecho Dios por medio de ellos entre los gentiles"; (3) vers. Hechos 15:13-18, Jacobo cita una profecía de Amós que tuvo que ver con el tema; y (4) Jacobo saca la conclusión lógica (la inferencia necesaria) de todos estos detalles. Dios enseñó la verdad claramente, pero no lo hizo explícitamente (en tantas y cuantas palabras), sino por implicación.

15:23 -- y escribir por conducto de ellos: Los apóstoles y los ancianos y los hermanos, a los hermanos de entre los gentiles que están en Antioquía, en Siria y en Cilicia, salud. -- Esta carta parece ser la primera "escritura" del Nuevo Testamento (el primer escrito inspirado). Circuló sola hasta que Lucas la incluyera en este libro.

15:24 -- Por cuanto hemos oído que algunos que han salido de nosotros, a los cuales no dimos orden, os han inquietado con palabras, perturbando vuestras almas, mandando circuncidaros y guardar la ley. -- Querían que todos entendieran que tales falsos hermanos no habían sido autorizados por los apóstoles y ancianos para darles esos mandamientos. Lo serio de este error se ve en Gál. 1:6-9; 5:4.

15:25-26 -- nos ha parecido bien, habiendo llegado a un acuerdo, elegir varones y enviarlos a vosotros con nuestros amados Bernabé y Pablo, (confirmaron y exaltaron ante los ojos de la iglesia de Antioquía - y otras iglesias de los gentiles - a Bernabé y Pablo como hermanos respetados por los demás apóstoles y la iglesia de Jerusalén. hombres que han expuesto su vida por el nombre de nuestro Señor Jesucristo. -- Por ejemplo, Hechos 13:50; 14:19.

 

15:27 -- Así que enviamos a Judas y a Silas, los cuales también de palabra os harán saber lo mismo. -- Escogieron a Judas y a Silas: "ellos también eran profetas" (ver. Hechos 15:32). Hasta este momento es probable que estos dos hermanos no estuvieran involucrados en la obra entre los gentiles, y que no hubiera oposición contra ellos. Si hubieran escogido a Pablo y a Bernabé, los oponentes habrían desacreditado la carta.

15:28 -- Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias. -- De esta manera, la enseñanza de los falsos hermanos (Gál. 2:4) quedó plenamente expuesta y rechazada. Estas enseñanzas eran "necesarias" ("esenciales", LBLA) para la salvación de los gentiles y para la unidad de la iglesia (es decir, para evitar una división entre cristianos judíos y cristianos gentiles). Seguramente la iglesia de Cristo se habría convertido en otra secta de los judíos si los hermanos no hubieran tomado esos pasos.

15:29 -- que os abstengáis de lo sacrificado a ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación; de las cuales cosas si os guardareis, bien haréis. Pasadlo bien. -- Véase el ver. Hechos 15:20, notas.

15:30 -- Así, pues, los que fueron enviados descendieron a Antioquía, y reuniendo a la congregación, entregaron la carta. -- Esto demuestra el gran triunfo de la reunión en Jerusalén. La paz se restauró en Antioquía. Si los que causaron la disensión todavía estaban presentes, ya no dijeron nada y posiblemente aceptaran la verdad como lo hicieron sus socios en Jerusalén (ver. Hechos 15:22).

 

15:31 -- habiendo leído la cual, se regocijaron por la consolación. -- Obviamente los hermanos judíos de Antioquía no se llevaron por la doctrina de los falsos maestros y se regocijaron al saber que el problema fue resuelto.

 

15:32 -- Y Judas y Silas, como ellos también eran profetas, consolaron y confirmaron a los hermanos con abundancia de palabras. -- La exhortación de estos profetas ("varones principales entre los hermanos" de Jerusalén, ver. Hechos 15:22) les animó mucho, pues todas sus palabras, siendo inspiradas, eran de mucha edificación.

         Los profetas no solamente podían revelar la Palabra de Dios, sino también podían exponer el error. Por eso, la palabra de ellos llevaría mucho peso entre las iglesias.

15:33, 34 -- Y pasando algún tiempo allí, fueron despedidos en paz por los hermanos, para volver a aquellos que los habían enviado. Mas a Silas le pareció bien el quedarse allí. -- Porque él sería el compañero de Pablo en su segunde viaje (ver. Hechos 15:40); junto con Pablo fue prendido y echado en la cárcel en Filipos (Hechos 16:19). Era ciudadano romano (Hechos 16:37).

15:35 -- Y Pablo y Bernabé continuaron en Antioquía, enseñando la palabra del Señor y anunciando el evangelio con otros muchos. Varios hermanos prominentes se quedaron en Antioquía predicando, porque había una "multitud" de hermanos nuevos (la palabra "congregación" del ver. Hechos 15:30 puede traducirse "multitud" como dice el margen de La Biblia de las Américas).

         Todas las iglesias nuevas necesitaban mucha enseñanza. Había mucho que enseñar porque los hermanos de aquel tiempo no tenían la gran bendición que el hermano más pobre puede poseer ahora: un ejemplar del Nuevo Testamento. Las ordenanzas escritas por los apóstoles y ancianos eran la primera escritura del Nuevo Testamento y circulaban entre las iglesias hasta que Lucas las incluyó en Hechos.

         Muchos comentaristas creen que aquí cabe la visita de Pedro a Antioquía (Gál. 2:11-21).

 

15:36 -- Después de algunos días, Pablo dijo a Bernabé: Volvamos a visitar a los hermanos en todas las ciudades en que hemos anunciado la palabra del Señor, para ver cómo están. -- Pablo sabía que había mucho campo que evangelizar, pero estaba preocupado por las nuevas iglesias (2 Cor. 11:28). Todos debemos aprender de esto la importancia de confirmar la obra que comenzamos (Hechos 14:22; 15:32, 41; 16:5; 18:23; 24:9; -1 Cor. 1:8; Col. 2:7; -1 Tes. 3:2;- 2 Ped. 1:12).

15:37 - 39 -- Y Bernabé quería que llevasen consigo a Juan, el que tenía por sobrenombre Marcos; pero a Pablo no le parecía bien llevar consigo al que se había apartado de ellos (los había desertado, LBLA) desde Panfilia, y no había ido con ellos a la obra.  Y hubo tal desacuerdo entre ellos, que se separaron el uno del otro; Bernabé, tomando a Marcos, navegó a Chipre, -- En este capítulo Lucas habla de dos desacuerdos: (1) los últimos versículos del capítulo tratan de un desacuerdo entre Pablo y Bernabé acerca de Juan Marcos que no tenía nada que ver con alguna cuestión de doctrina, sino de juicio. Para Pablo el obrero que lleve el evangelio a países lejanos debe ser fiel y cumplido y no debe mirar hacia atrás. Pablo y Bernabé eran hombres de altura espiritual, pero no estaban de acuerdo en este asunto. Bernabé procuraba practicar -- de acuerdo a su entendimiento de la enseñanza -- lo que Pablo escribió a los corintios (1 Cor. 13:4-7)), llevando a Pablo a los apóstoles cuando nadie tenía confianza en él (Hechos 9:27) y ahora otra vez al insistir en que se diera segunda oportunidad a Juan Marcos. Posiblemente por ser pariente de Marcos, Bernabé era más tolerante que Pablo, pero recuérdese lo que Lucas dice de él (Hechos 11:24). ¿Cuál de los dos tenía razón? Se puede decir que los dos tenían razón, porque era cuestión de juicio, y de su decisión resultaron dos viajes en lugar de uno, y cuatro obreros en lugar de dos.

         "Basta decir que Marcos más tarde quedó restituido a la plena confianza de Pablo, sin alejarse de Bernabé de modo permanente, según su manera en que se expresa de ambos (-1 Cor. 9:6; Col. 4:10; -2 Tim. 4:11). Pese a la diferencia que tuvieron y a su separación, no permitieron que la buena causa sufriera, ni dejaron de llenar separadamente lo que Pablo proponía hicieran juntos; pues al volver a visitar Chipre, Bernabé vio buen número de los hermanos a quienes Pablo y él habían predicado, y Pablo por diversa ruta vio a los otros. Separarse Bernabé de Pablo es separarse de nosotros, pues su nombre no vuelve Lucas a mencionar. Pero al darle nuestro adiós, las velas se inflan del barco que lo llevará por el mar para alegrar las islas con el saber de salvación; los incidentes posteriores de su vida noble se nos darán a saber cuando con él tomemos asiento en el reino eterno" (McGarvey).

         (2) El desacuerdo entre Pablo y Bernabé fue un desacuerdo serio pero no debe compararse con el desacuerdo de los vers. Hechos 15:1, 5 sobre una doctrina importante. Casi todo el capítulo se dedica a la controversia causada por los que decían que era necesario circuncidar a los gentiles y mandarles que guarden la ley de Moisés. Este desacuerdo tenía que ver con doctrina. Al contender por la verdad contra los judaizantes Pablo y Bernabé contendían por la fe (Judas 3). No tenían la actitud de muchos sectarios (y algunos hermanos) de que "la doctrina no importa, sólo que haya amor". Con respecto a los judaizantes Pablo dijo (Gál. 2:5), "a los cuales ni por un momento accedimos a someternos, para que la verdad del evangelio permaneciese con vosotros". Como dice Hech. 15:28, eran "cosas necesarias"

 

15:40, 41 -- y Pablo, escogiendo a Silas, -- El ver. Hechos 15:22 dice que Silas era uno de los "varones principales entre los hermanos". Esto indicaba que había buena relación entre Pablo y los otros apóstoles de Jerusalén. El ver. Hechos 15:32 dice que era profeta. Por eso, era un hermano bien calificado para trabajar con Pablo.

         -- salió encomendado por los hermanos a la gracia del Señor (Hechos 13:1-3), y pasó por Siria y Cilicia, -- Gál. 1:21. Ahora vuelve a visitar las iglesias que había establecido antes de irse a Antioquía.

         -- confirmando a las iglesias. -- Véase el ver. Hechos 15:36, notas, sobre la palabra "confirmar". Desde luego, esto no tiene nada que ver con el rito eclesiástico llamado confirmación.

Hechos 16

 

16:1 -- Después llegó a Derbe y a Listra. -- ¡A Derbe y a Listra! donde tanto habían sufrido. Pero hubo mucho fruto. Esta visita ocurre unos tres o cuatro años después del primer viaje.

         -- Y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo. -- Pablo le llama su "hijo" (discípulo), -1 Cor. 4:17; -1 Tim. 1:2; -2 Tim. 1:2. Posiblemente fue convertido por Pablo en el primer viaje. Su madre y abuela eran cristianas, -2 Tim. 1:5; 3:15. Dice el Espíritu Santo que el papel principal de la mujer es ser madre (y abuela), -1 Tim. 5:14; Tito 2:3-5. Parece que la mayoría de las mujeres modernas quieren otra carrera; quieren ser profesionales y tener su propio salario, para adquirir más posesiones materiales, pero no hay trabajo más importante que el criar a los hijos en el temor de Dios.

         Léanse -1 Cor. 4:16, 17; -1 Tes. 3:2; -2 Tim 1:4; Filip. 2:20 para ver lo que Pablo pensaba de Timoteo. Pablo nunca estuvo decepcionado por haberlo escogido como compañero.

         -- Hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. -- Dice Pablo (2 Tim. 1:5) dice que se madre se llamó Eunice.

 

16:2 -- y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio (del cual hablaban elogiosamente, LBLA). -- Hermanos de dos pueblos lo conocían y estimaban. "De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas" (Prov. 22:1). Luc. 2:52, "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres"; véanse -1 Tim. 4:12, 16; 3:7; 5:3, para ver la importancia del testimonio. Sin esto el evangelista, el anciano, el "cristiano" no es nada. Por no tener buen testimonio muchos evangelistas manchan el nombre de Cristo. Para conocer a cierto hermano, pregunte a los que lo conocen.

16:3 -- Quiso Pablo que éste fuese con él. -- En su primera carta a Timoteo (1 Tim. 1:18) Pablo habla de "las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti". Parece que estas profecías indicaban que la selección de Timoteo como compañero de Pablo era de Dios también. Pablo le impartió a Timoteo algún don espiritual (2 Tim. 1:5) con (en presencia de) algunos ancianos (1 Tim. 4:14); este don "fue dado mediante profecía". Esto indica la importancia de buscar hermanos jóvenes que se puedan entrenar para la obra.

         ¿Cómo han de ser entrenados estos? ¿En algún instituto? ¿En una "Escuela Bíblica para Predicadores"? La Biblia no habla de tal cosa. Este plan se originó con el sectarismo y su propósito es educar y entrenar predicadores "profesionales" para ser pastores de iglesias. Tales escuelas o seminarios enseñan materias seculares junto con temas bíblicos, pero el Señor no le dio a su iglesia el trabajo de enseñar materias seculares. Los institutos o "escuelas bíblicas" de los hermanos liberales carecen de autoridad bíblica.

         El plan de Dios se ve en Mar. 3:14, "Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar"; Jesús era la "escuela bíblica" para los apóstoles. Estando con El, aprendieron su enseñanza y aprendieron cómo predicar. De la misma manera Pablo entrenó a Timoteo, a Tito y a otros hermanos jóvenes, pues estuvieron con él, y de él aprendieron la doctrina de Cristo y cómo predicar. El plan de Dios se ve claramente en -2 Tim. 2:2, "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". Este plan es demasiado sencillo para hermanos liberales, porque éstos buscan la exaltación de hombres. Quieren títulos ("cartones"). Quieren ser llamados "misioneros" y otros nombres que no se encuentran en la Biblia. Quieren el señorío condenado por Cristo (Mat. 20:25-28; -2 Cor. 1:24; -1 Ped. 5:3).

         -- y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque sabían que su padre era griego. -- Pablo circuncidó a Timoteo y rehusó que Tito fuera circuncidado. ¿Había inconsecuencia en eso? De ninguna manera. Pablo dijo a los gálatas, "He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo" (Gál. 5:2). En Gálatas 5 él habla de "los que por la ley os justificáis" (ver. Hechos 16

 

16:1 -- Después llegó a Derbe y a Listra. -- ¡A Derbe y a Listra! donde tanto habían sufrido. Pero hubo mucho fruto. Esta visita ocurre unos tres o cuatro años después del primer viaje.

         -- Y he aquí, había allí cierto discípulo llamado Timoteo. -- Pablo le llama su "hijo" (discípulo), -1 Cor. 4:17; -1 Tim. 1:2; -2 Tim. 1:2. Posiblemente fue convertido por Pablo en el primer viaje. Su madre y abuela eran cristianas, -2 Tim. 1:5; 3:15. Dice el Espíritu Santo que el papel principal de la mujer es ser madre (y abuela), -1 Tim. 5:14; Tito 2:3-5. Parece que la mayoría de las mujeres modernas quieren otra carrera; quieren ser profesionales y tener su propio salario, para adquirir más posesiones materiales, pero no hay trabajo más importante que el criar a los hijos en el temor de Dios.

         Léanse -1 Cor. 4:16, 17; -1 Tes. 3:2; -2 Tim 1:4; Filip. 2:20 para ver lo que Pablo pensaba de Timoteo. Pablo nunca estuvo decepcionado por haberlo escogido como compañero.

         -- Hijo de una mujer judía creyente, pero de padre griego. -- Dice Pablo (2 Tim. 1:5) dice que se madre se llamó Eunice.

 

16:2 -- y daban buen testimonio de él los hermanos que estaban en Listra y en Iconio (del cual hablaban elogiosamente, LBLA). -- Hermanos de dos pueblos lo conocían y estimaban. "De más estima es el buen nombre que las muchas riquezas" (Prov. 22:1). Luc. 2:52, "Y Jesús crecía en sabiduría y en estatura, y en gracia para con Dios y los hombres"; véanse -1 Tim. 4:12, 16; 3:7; 5:3, para ver la importancia del testimonio. Sin esto el evangelista, el anciano, el "cristiano" no es nada. Por no tener buen testimonio muchos evangelistas manchan el nombre de Cristo. Para conocer a cierto hermano, pregunte a los que lo conocen.

16:3 -- Quiso Pablo que éste fuese con él. -- En su primera carta a Timoteo (Hechos 1:18) Pablo habla de "las profecías que se hicieron antes en cuanto a ti". Parece que estas profecías indicaban que la selección de Timoteo como compañero de Pablo era de Dios también. Pablo le impartió a Timoteo algún don espiritual (2 Tim. 1:5) con (en presencia de) algunos ancianos (1 Tim. 4:14); este don "fue dado mediante profecía". Esto indica la importancia de buscar hermanos jóvenes que se puedan entrenar para la obra.

         ¿Cómo han de ser entrenados estos? ¿En algún instituto? ¿En una "Escuela Bíblica para Predicadores"? La Biblia no habla de tal cosa. Este plan se originó con el sectarismo y su propósito es educar y entrenar predicadores "profesionales" para ser pastores de iglesias. Tales escuelas o seminarios enseñan materias seculares junto con temas bíblicos, pero el Señor no le dio a su iglesia el trabajo de enseñar materias seculares. Los institutos o "escuelas bíblicas" de los hermanos liberales carecen de autoridad bíblica.

         El plan de Dios se ve en Mar. 3:14, "Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar"; Jesús era la "escuela bíblica" para los apóstoles. Estando con El, aprendieron su enseñanza y aprendieron cómo predicar. De la misma manera Pablo entrenó a Timoteo, a Tito y a otros hermanos jóvenes, pues estuvieron con él, y de él aprendieron la doctrina de Cristo y cómo predicar. El plan de Dios se ve claramente en 2 Tim. 2:2, "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres fieles que sean idóneos para enseñar también a otros". Este plan es demasiado sencillo para hermanos liberales, porque éstos buscan la exaltación de hombres. Quieren títulos ("cartones"). Quieren ser llamados "misioneros" y otros nombres que no se encuentran en la Biblia. Quieren el señorío condenado por Cristo (Mat. 20:25-28; -2 Cor. 1:24; -1 Ped. 5:3).

         -- y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares; porque sabían que su padre era griego. -- Pablo circuncidó a Timoteo y rehusó que Tito fuera circuncidado. ¿Había inconsecuencia en eso? De ninguna manera. Pablo dijo a los gálatas, "He aquí, yo Pablo os digo que si os circuncidáis, de nada os aprovechará Cristo" (Gál. 5:2). En Gálatas 5 él habla de "los que por la ley os justificáis" (ver. Galatas 5:4). La circuncisión de Timoteo no tenía nada que ver con su salvación, sino con su nacionalidad como judío. Sin la circuncisión el judío no era judío en cuanto a su nacionalidad.

         Como observa McGarvey, la circuncisión no se originó con la ley de Moisés, sino con Abraham (Jn. 7:22). La obligación de practicarlo no se originó con la ley y, por eso, la abrogación de la ley no lo invalidó. Pero lo importante es que todos entiendan que "en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6).

         Siendo medio judío y medio griego Timoteo podía tener buena entrada entre judíos y griegos, pero para trabajar con los judíos tenía que ser circuncidado, porque éstos no hubieran tenido respeto por un judío incircunciso. Por lo tanto, aunque no era necesaria la circuncisión para la salvación de Timoteo, la incircuncisión hubiera sido un tropiezo para él entre los judíos. Era necesaria la circuncisión para que él pudiera entrar en hogares judíos y en la sinagoga como judío. Cuando fue circuncidado, el prejuicio de los judíos contra él fue eliminado.

         La actitud de Pablo sobre tal asunto se ve en -1 Cor. 9:20, "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos". Sin duda Timoteo estaba de acuerdo con Pablo en esto, porque era fiel "hijo" (discípulo) de él.

         Compárese la diferencia entre Timoteo y Tito en cuanto a la circuncisión: dice Pablo a los gálatas (Gálatas 2:3-5), "Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego. Y { esto fue} por causa de los falsos hermanos que se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud, a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros" (Gál. 2:3-5, LBLA). La circuncisión de Tito, un griego, hubiera indicado que para ser salvos (y para ser cristianos) los gentiles tienen que convertirse en judíos. Véase Hech. 15:1, 5. Los judaizantes decían que la circuncisión era necesaria para la salvación y, por eso, Pablo no lo permitió. Si Pablo hubiera permitido tal doctrina y práctica, los gentiles (nosotros) habríamos sido simplemente otra secta de los judíos; es decir, aparte de la secta de los fariseos y la secta de los saduceos, habría existido también la secta de los cristianos (la iglesia de Cristo judía).

16:4 -- Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. -- Véase Hechos 15:29. La palabra "ordenanzas" viene de la palabra dogma; se traduce "decretos" en Hech. 17:7; Efes. 2:15; y Col. 2:14. Se traduce "edicto" en Luc. 2:1. Indudablemente estas ordenanzas tenían la fuerza de autoridad apostólica; eran cosas "necesarias" o "esenciales" (LBLA), (Hech. 15:28).

         Desde luego, esto no da autoridad a los ancianos no inspirados a legislar. Hoy en día los ancianos, al igual que todos los miembros de la iglesia, deben someterse a la enseñanza de los hombres inspirados del primer siglo.

         -- para que las guardasen. -- Decretos divinos se entregan para que la iglesia los guarde; de otro modo no tenían valor. Muchos alaban el evangelio, pero el evangelio de Cristo no tiene valor alguno para los que no lo obedecen. Todas las enseñanzas de Cristo se han entregado a los hombres para que las guardasen.

16:5 -- Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día. -- Era necesario remover el obstáculo puesto por los hermanos judíos que querían imponer la ley de Moisés (mayormente la circuncisión) sobre los conversos gentiles. Este requisito humano hubiera impedido la evangelización, porque los gentiles hubieran rechazado ese yugo. Al aceptar ese requisito los gentiles no se hubieran convertido en cristianos sino en judíos. Muchos de los gentiles que con gozo aceptaban el evangelio no hubieran aceptado el yugo de la ley de Moisés.

         Pero cuando se quitó ese obstáculo -- ese tropiezo -- entonces las iglesias eran confirmadas en la fe y aumentaban en número. Si se evitan problemas, escándalos y divisiones, la iglesia crece. Es indispensable que los problemas se resuelvan pronto, antes de que sean grandes y más complicados.

         Otra lección que se debe aprender aquí es que cuando los predicadores imponentes obligan a los miembros a aceptar sus opiniones humanas -- como si fueran la ley de Cristo -- esclavizan a los miembros y esto también sirve como tropiezo para la obra. Es indispensable que los que predican y enseñan sepan distinguir entre la ley de Cristo y las opiniones humanas.

 

16:6 -- les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. -- Compárese 21:4, "ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén". El Espíritu Santo podía dar instrucciones directamente a Pablo (como, por ejemplo, en Hechos 18:9, "Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche"), o por medio de profetas (Hechos 13:1, 2; 21:4).

         Aquí vemos otro texto que revela la personalidad del Espíritu Santo. El no es simplemente una "fuerza" como dicen los materialistas, sino una persona que habla, enseña, prohíbe, etc.

         Este texto bien ilustra lo que dicen Jer. 10:23 y Prov. 16:9; el hombre propone pero el Señor dispone.

         Probablemente Pablo y su compañeros pensaban predicar en Éfeso, Esmirna, Sardis, etc. porque había muchos judíos en medio de estas ciudades paganas.

16:7 -- y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. -- El Espíritu Santo los dirigió hacia los campos blancos de Europa (compárese Jn. 4:35). Después Pablo sí predicó en Asia (Hech. 18:19; 19:10; 20:31). También la Palabra fue predicada en Bitinia (1 Ped. 1:1). Sin embargo, el Espíritu Santo quería que fueran primero a Europa.

         Dice LBLA, "el Espíritu de Jesús", dando a entender que el Espíritu no procede solamente del Padre, sino también del Hijo (Jn. 16:7).

16:8 -- descendieron a Troas. -- Véase el mapa; Troas era una ciudad marítima, un puerto importante de Asia Menor.

16:9 -- Y se le mostró a Pablo una visión de noche. -- Seguramente Pablo y sus compañeros querían saber a dónde Dios quería enviarles, porque les había prohibido predicar en los lugares donde pensaban ir. Aquí están en Troas, pero ¿querrá Dios que prediquen allí?

         -- un varón macedonio estaba en pie, rogándole. -- Grecia estaba compuesto en aquellos tiempos de Macedonia y Acaya (1 Tes. 1:7). Algunos dicen que Pablo sabía que este varón era macedonio por su vestidura o su habla, pero ¿por qué suponer esto? El dice, "Pasa a Macedonia y ayúdanos".

         -- y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. -- ¿Ayudar de qué manera? ¿Con ayuda benévola? No, sino con el evangelio de Cristo, la gran necesidad de todas las naciones.

         Los esfuerzos de Pablo y sus compañeros en el segundo viaje se dedicaron en gran parte a esa área.

         Dios no nos dirige ahora de esa manera, pero no es difícil saber de campos blancos. Por ejemplo, en esta época varios países de Europa Oriental han renunciado al comunismo y hay buenas oportunidades de enseñarles el evangelio.

16:10 -- Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia. -- Aquí Lucas se incluye a sí mismo entre la compañía de evangelistas, y lo que se reporta es de un testigo ocular. (El dice "nosotros" en este capítulo, vers. Hechos 16:10-17; después en Hechos 20:5-21:25; y otra vez en Hechos 27:2-28:16). Nos gustaría saber de la conversión de "Lucas el médico amado" (Col. 4:14), de cómo Pablo sabía de él y otros detalles, pero Hechos es un relato breve y no trata de satisfacer la curiosidad de los lectores acerca de tales detalles. Después del versículo 17 ya no se incluye a sí mismo y vuelve a decir "ellos" (Pablo y Silas) hasta Hech. 20:5-6, posiblemente indicando que él se quedara en Filipos, pero de esto no sabemos nada. En seguida procuraron ir a Macedonia. Compárese Gál. 1:16, al saber la voluntad de Dios Pablo no consultó con hombres ni puso excusas. No altercó con el Señor, sino que "en seguida" salieron.

         -- dando por cierto (persuadidos, LBLA); -- dice la Versión New American Standard, "concluding" (concluyendo). En Hech. 9:22 se traduce, "demostrando", es decir, probando. Esta expresión indica, pues, que ellos concluyeron o infirieron (la Versión Hispanoamericana) o sacaron la conclusión de la implicación de la visión. Este caso es otro ejemplo de la enseñanza que se aprende por medio de la inferencia necesaria. El Espíritu no les dijo explícitamente que fueran a Macedonia, sino que les mostró su voluntad en una visión. Compárese Hech. 10:28, "me mostró". El Señor no siempre enseña su voluntad por medio de lenguaje explícito, sino que también emplea lenguaje implícito (por ejemplo, parábolas, proverbios, alegorías, etc.) y aun por visiones. Recuérdese Hech. 15 como  un ejemplo muy claro e importante de cómo se aprendió la voluntad de Dios por el proceso de la inferencia necesaria (véanse notas sobre ese capítulo). La inferencia necesaria no es "razonamiento humano", como muchos hermanos liberales afirman, sino que es la enseñanza de Dios entregada no explícita sino implícitamente.

         Sin embargo, tales inferencias tienen que ser necesarias (lógicas e ineludibles). Este medio de enseñar no da licencia para cualquier conclusión que el lector quiera sacar. Por ejemplo, muchos "evangélicos" sacan la conclusión de que había infantes en la "casa" de Cornelio y en la del carcelero de Filipos, pero tal conclusión no es una inferencia "necesaria". Más bien, es pura suposición. También los hermanos liberales sacan la conclusión de que los ancianos mencionados en Hech. 11:30 eran los de Jerusalén, y que éstos eran ancianos patrocinadores, pero tal inferencia no es necesaria sino pura suposición.

         -- que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. --  Ahora Pablo entendía por qué el Espíritu Santo no les permitió "hablar la palabra en Asia".

         El pronombre "nos" indica que ahora Lucas les acompaña. El habla de Troas en este texto (Hechos 16:8) sin explicar si Pablo y otros predicaron allí, pero en Hechos 20:6-7 habla de la iglesia de Troas. Nos preguntamos si tal vez Lucas mismo la hubiera establecido. Es posible, porque allí lo encontraron Pablo y compañeros.

         Hoy en día los hermanos liberales hablan mucho del "ministerio médico". En Panamá, en Guatemala y en otros países hay centros médicos para entrenar personal y para ministrar a los enfermos. Muchas iglesias envían médicos, enfermeras y otro personal con los evangelistas a los campos donde quieren evangelizar. Dicen que para ayudar el alma de la gente es necesario primero dar atención a su necesidad física. Aun citan este texto como prueba de que Pablo y compañeros llevaron consigo a un médico. Es verdad que Lucas era "el médico amado" (Col. 4:14), pero trabajaba con Pablo como evangelista. El mismo es el autor de Hechos y no dice nada de un "ministerio médico" auspiciado por las iglesias de Cristo. El "ministerio médico" es la práctica de los que predican el "evangelio social" (dicen que ministran a todo el hombre, cuerpo, mente y alma). Hechos de los Apóstoles no habla del "evangelio social"; es, pues, "otro evangelio" (Gál. 1:8, 9). Desde luego, todo cristiano debe ser benévolo para con todos, pero el papel de la iglesia es espiritual y no incluye la construcción de hospitales, clínicas, escuelas, asilos para niños, etc. Los sectarios tienen que predicar un "evangelio social" y establecer toda clase de institución para propósitos humanitarios, porque no conocen el evangelio verdadero que salva el alma.

         Cuando predicamos el evangelio, ayudamos a la gente. Es la "ayuda" principal que necesitan. Como dice el hermano Frank L. Cox (According to Luke, pág. 111), esta súplica fue la súplica de un hombre herido que quería el bálsamo sanador del Buen Samaritano, la súplica del esclavo que quería un Redentor (Rom. 6:17, 18), la súplica del ciego que quería ver la luz del conocimiento de Dios (Mat. 4:16; 5:8), la voz del enfermo que llamaba al Gran Médico (Isa. 1:6), la voz del pueblo hambriento llamando por el pan de vida (Jn. 6:48-51).

         Este texto nos enseña que en algunos campos hay más oportunidades que en otros, o que hay más urgencia en algún campo que en otro. No seremos guiados directamente por el Espíritu Santo, pero Dios espera que usemos el buen juicio en la selección del campo en que trabajemos.

16:11 -- Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis. -- Conviene localizar estos lugares en el mapa, y consultar diccionarios bíblicos para saber más de ellos. "Navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas" (Hechos 20:6); pero este texto (Hechos 16:11) indica un viento favorable. Seguramente el Señor estaba con ellos, llevándolos rápidamente hacia su destino.

16:12 -- y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. -- Mejor, una ciudad principal (LBLA). Las ciudades principales eran Tesalónica y Anfípolis, pero Filipos también era una ciudad principal, porque era "una colonia", esencialmente una guarnición militar para defender las fronteras y mantener buen orden. Se gobernaba sola, no pagaba tributos a Roma y gozaba de "todos los privilegios de la ciudadanía romana, como la exención de azotes, libertad de arresto excepto en casos extremados, y el derecho a apelar al emperador" (ATR). Desde luego, los filipenses apreciaban su ciudadanía y Pablo aprovecha esto al escribirles para hablar de la importancia de nuestra ciudadanía celestial (Fil. 3:20, 21).

         -- Y estuvimos en aquella ciudad algunos días. -- Los siguientes versículos describen sus actividades allí.

16:13 -- Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río. -- Las ciudades tenían murallas para protección; por eso se entraba y se salía por la puerta de la ciudad.

         -- Donde solía hacerse la oración (donde pensábamos que habría un lugar de oración (LBLA). -- Para establecer una sinagoga era necesario tener diez cabezas de familia; de otro modo, los judíos que hubiera en cierto lugar se reunían para orar. Sin duda, Pablo y compañeros se informaron acerca de tal lugar y se dirigieron hacia allá.

         -- Y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. --  Parece que en esta ciudad había solamente mujeres que adoraban según la ley de Moisés.

16:14 -- Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura. -- "Púrpura. Una sustancia colorante que se extrae de diversas especies de moluscos ... Debido a lo elevado de su precio, sólo los ricos y magistrados vestían de púrpura ... Los soberanos se adornaban de púrpura, incluso los de Madián (Jue. 8:26); Jesús fue escarnecido con un manto de púrpura (Mr. 15:17)". (Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado). Véase Luc. 16:19. Había, pues, mucha ganancia en el negocio de vender púrpura. Lidia tenía una casa adecuada para recibir a Pablo y sus compañeros (Silas, Timoteo, Lucas).

         -- De la ciudad de Tiatira, -- una ciudad famosa por el arte de teñir. Inscripciones encontradas allí indican que había un sindicato de vendedores de púrpura.

         -- Que adoraba a Dios. -- Esta expresión indica que Lidia era una "temerosa de Dios" (prosélito de la puerta). Aunque seguramente Lidia sacaba buena ganancia de su negocio, ella dejó que sus competidores tuvieran toda la ganancia en el día de reposo mientras que ella y su casa adoraban a Dios. Ella no dejó de adorar a Dios por no haber una sinagoga en Filipos, ni por falta de varones que dirigieran el culto. Varios comentaristas observan que el 'hombre de Macedonia' resultó ser un grupo de mujeres.

         -- Estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella. -- Según Mateo 13:15 los que no están dispuestos a oír la Palabra tienen su corazón cerrado con pasador fuerte. Dios le abrió el corazón de Lidia de la misma manera que lo hace con todos: a través de la predicación de la Palabra (Rom. 10:17). Dios le abrió el corazón por medio de corregir cualquier concepto erróneo que ella tuviera acerca del Mesías y su reino; es decir, le abrió el entendimiento explicando las profecías que hablaban de Cristo (compárese Luc. 24:26, 27, 44, 45). El corazón de Lidia no estaba cerrado por causa del endurecimiento de una vida pecaminosa, ni mucho menos por haber nacido depravada (McGarvey), sino solamente por causa de no haber oído la explicación del significado correcto de las profecías y de su cumplimiento.

         Los carismáticos y sus simpatizadores creen que este texto enseña una operación directa del Espíritu Santo sobre el corazón de la gente. Tales intérpretes deben ver este evento desde el punto de vista de Lucas. Si Dios no hubiera dirigido a Pablo y compañeros a este lugar, habrían seguido en sus labores en Asia, y Lidia y sus compañeras -- mujeres muy sinceras que fielmente oraban a Dios -- habrían seguido en su ignorancia y en sus pecados. Para Lucas todo el asunto obviamente era el trabajo de Dios y, por eso, él usó este lenguaje. Pero al decir que Dios abrió el corazón de Lidia no desacreditó de manera alguna la necesidad de la predicación que ella oía. Dios no hizo para Lidia algo especial que no hizo por otros oyentes. Lo mismo se podría decir del eunuco, de Cornelio, del carcelero, etc. Todos tenían que oír el evangelio y a través del evangelio Dios abrió sus corazones. El Señor abrió su corazón, pues, por medio de dirigir los pasos de los predicadores hacia ella, para que ella pudiera oír el evangelio. (McGarvey dedica mucho espacio para desarrollar este tema hermoso).

         -- Para que estuviese atenta a lo que Pablo decía (para que recibiera lo que Pablo decía, LBLA). -- La frase "para que estuviese atenta" significa que ella recibió lo que Pablo dijo para ponerlo en práctica. Lucas ya había dicho que ella "estaba oyendo"; al decir "para que estuviese atenta" no es repetición de "estaba oyendo". La palabra es prosechein y puede significar "guardaos" (Mat. 6:1; 7:15, Luc. 17:3; -1 Tim. 4:1), pero también significa "ocúpate" (1 Tim. 4:13) y "sirvió" (Heb. 7:13). Lucas ya había dicho que ella estaba oyendo; por eso, al usar la palabra prosechein, quiere decir que ella ponía en práctica lo que oía, es decir, la recibió y la obedeció; el ver. Hechos 16:15 se refiere al bautismo como una de las cosas que ella recibió y puso en práctica. En realidad, pues, esta palabra significa que ella obedeció al evangelio. El pensamiento principal del ver. Hechos 16:15 es la hospitalidad de Lidia después de su bautismo.

         Dios oyó la oración de Lidia como oyó la oración de Cornelio. Dios se da cuenta de tales personas dondequiera que estén y creemos de todo corazón que Dios interviene para que haya contacto entre éstos y algún fiel cristiano para que puedan llegar al conocimiento pleno de la verdad para ser salvos. Ha habido muchísimos casos muy interesantes de esto.

         Con razón Dios dirigió los pasos de Pablo y compañeros hacia este grupo de mujeres, como dirigió los pasos de Felipe hacia el eunuco y los pasos de Pedro hacia Cornelio, etc.

16:15 -- Y cuando fue bautizada, y su familia. -- Lucas no dice que Pablo les predicó acerca del bautismo, pero este versículo indica que al predicar el evangelio siempre se incluye el mandamiento de bautizarse, de acuerdo con Marcos 16:16; Hech. 2:38; Gál. 3:26, 27. Lo mismo ocurrió en Samaria: cuando Felipe les predicó a Cristo, "se bautizaban hombres y mujeres" (Hech. 8:5, 12), y cuando "le anunció el evangelio de Jesús" al eunuco, éste dijo, "Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?" (Hech. 8:35, 36).

         Muchos "evangélicos" enseñan que la palabra "familia" indica que también se bautizaron infantes, pero el texto ni siquiera dice que Lidia estuviera casada, mucho menos que tuviera hijos y que estos fueran infantes. En primer lugar, Lucas simplemente dice oikos, cuyo significado original es el edificio, la casa, como en el ver. 15 ("en mi casa"), y también incluye a los moradores de la casa, pero éstos podían ser empleados(as), siervos(as) -- por ejemplo, las mujeres que trabajaban por ella en su negocio -- o soldados (como en el caso de Cornelio y su casa).

         No se niega que la mayoría de las casas o familias tienen hijos menores de edad -- y, desde luego, en muchas familias hay infantes -- pero el llamado "bautizo infantil" se basa en la pura suposición y contradice todos los textos que requieren la fe, el arrepentimiento y la confesión de fe antes del bautismo. El bautismo es para remisión de pecados y los infantes no tienen pecado (1 Jn. 3:4; Mat. 18:3; 19:14). No heredan los pecados de sus padres (Ezeq. 18:20).

         -- Nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. --  Lidia sabía que estos evangelistas no vivían en Filipos, y que tenían que buscar donde quedarse. Aunque tuvieran dinero para quedarse en algún "hotel" (hostal) o mesón, tales lugares no eran semejantes a los hoteles (o pensiones o casas de huéspedes, etc.) de tiempos modernos.

         Pablo tenía espíritu de independencia (Hech. 20:34, 35, etc.) y no quería ser carga para nadie, pero Lidia les dijo, "Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad a mi casa, y posad"; es decir, "Si no aceptan mi hospitalidad, esto indica que no creen que soy fiel". Entonces, ¿cómo podrían los hermanos rehusar su hospitalidad?

16:16 -- nos salió al encuentro una muchacha (esclava, LBLA) que tenía espíritu de adivinación. -- Véanse Deut. 18:10; -1 Sam. 28:9; Ezeq. 13:6; Miq. 3:11.

16:17 -- siguiendo a Pablo y a nosotros, -- como los endemoniados fueron atraídos a Jesús. Son siervos del Dios Altísimo. (Compárense Mar. 5:7; Luc. 4:41; 8:28. Véase Sant. 2:19). Os anuncian el (un, margen, LBLA) camino de salvación. --  Compárese Hech. 4:12.

16:18 -- lo hacía por muchos días. -- ¿Por qué toleraba esto el apóstol Pablo? Pablo bien sabía la consecuencia de echar fuera el demonio.

         -- Mas desagradando a Pablo. -- Aunque la muchacha decía la verdad, Pablo no quería esa clase de ayuda. Efes. 5:11; -2 Cor. 6:14-17.

         -- Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. --  Compárese Luc. 8:29; Mar. 16:17.

         -- Y salió en aquella misma hora. -- Esta demostración del poder de Dios valía mucho más que el testimonio de la muchacha con espíritu inmundo.

16:19 -- Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia. -- Cuando el espíritu salió, también salió la esperanza de su ganancia. Deberían haberse regocijado al ver que la muchacha fue liberada del espíritu malo, pero ellos no se preocupaban por el bienestar de ella, sino solamente por la ganancia material. Compárese el endemoniado gadareno (Mat. 9:28-34). Hay dos ejemplos de persecución levantada contra los apóstoles por los gentiles (aquí en Hech. 16. 19 y otra vez en Hech. 19:23) y en los dos casos tenía que ver con perder dinero.

         -- Prendieron a Pablo y a Silas. No llamaron a la policía, sino que ellos mismos los prendieron.

         -- Y los trajeron al foro (la plaza, LBLA), ante las autoridades. Siendo Filipos una colonia romana, probablemente la plaza era semejante al foro romano.

16:20 -- Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad. --  No era necesario especificar sus cargos, porque con solamente decir que eran "judíos" ya bastaba para que fueran condenados por la gente. Entre los romanos y griegos del imperio había mucho prejuicio contra ellos. Compárese Hech. 18:2, "Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma".

16:21 -- y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. -- Con orgullo dicen "pues somos romanos" (y éstos son judíos). La palabra "costumbres" se refiere a los ritos religiosos o formas de adorar (compárese Hech. 6:14). No era lícito introducir religiones nuevas. Desde luego, no les importaba el bienestar de la esclava endemoniada.

16:22 -- Y se agolpó el pueblo contra ellos (La multitud se levantó a una contra ellos, LBLA). -- Siempre había mucha gente en el foro. Probablemente la mera mención del nombre "judíos" era suficiente para causar esta reacción violenta del pueblo contra los hermanos.

         -- Y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. -- Comúnmente los verdugos rasgaban la ropa de los condenados, pero en este caso los mismos magistrados lo hicieron. Tres veces Pablo fue azotado con varas (2 Cor. 11:25). De su experiencia en Filipos dice Pablo, "pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos", -1 Tes. 2:2.

16:23 -- Después de haberles azotado mucho (después de darles muchos azotes, LBLA). -- Los judíos empleaban un azote de cuero. No podían dar más de los cuarenta azotes, pero los romanos no tenían tal ley.

16:24 -- El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. -- "Celdas pestilenciales, frías y húmedas, de donde se excluía toda luz, y en donde se oxidaban las cadenas en los presos ... (el cepo era) un instrumento de tortura, así como de reclusión, hecha de madera, rodeada de hierro, con agujeros para los pies, los que se apartaban el uno del otro según la severidad deseada" (JFB). No podían sentarse ni acostarse.

16:25 -- Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; -- De esta manera demostraban su fuerza y madurez espiritual. Pablo nunca dejó que las prisiones estorbaran su ministerio (Fil. 7, 13, 17; Col. 4:10, 18; Filemón 10; Efes. 6:10).

         No estaban enojados ni disgustados por causa de la injusticia que habían sufrido. En lugar de murmurar, oraban y cantaban himnos a Dios. En lugar de quejarse contra Dios, lo alababan. El enojo, el disgusto y el odio no nos permiten orar y cantar himnos. "Orad sin cesar" (1 Tes. 5:17), aunque sea en la cárcel a medianoche. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Fil. 4:6).

         -- y los presos los oían (escuchaban, LBLA). -- Dios los oían y también los presos los oían. ¡Cómo les habrá extrañado el sonido de oraciones y cantos que salía del calaboso de más adentro! Sin duda, aun antes del terremoto estos presos estaban favorablemente impresionados con Pablo y Silas. ¿Qué clase de hombres serán estos que después de sostener azotes, no solamente no maldicen, sino que oran y cantan himnos?

16:26 -- Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. -- De esta manera Dios contestó sus oraciones, para vindicar el evangelio y sus mensajeros. Compárese Hechos 4:31. Esta es la tercera vez que Dios libra a sus siervos de la cárcel (Hechos 5:19; 12:7-11; 16:26).

 

16:27 -- Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. -- Hechos 12:19; 27:42. No había perdón para los que dejaban escapar a sus presos.

16:28 -- Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. -- Pablo se encarga de la situación, como lo hizo durante el naufragio (Hechos 27:21-44).

 

16:29 -- El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; -- El carcelero entendía que el terremoto y sus efectos tenía que ver con el Dios de los dos hombres que cantaban himnos y oraban y, por lo tanto, acude a ellos.

 

16:30 -- y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? -- ¿Qué tanto sabría el carcelero de estos hombres y su mensaje? Ya por algún tiempo habían predicado el evangelio en Filipos, pero dice el ver. 32, "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa".

         "A la puesta del sol, al echar fríamente dentro del calabozo a los apóstoles, poco le importaban, ni la salvación que sabía andaban proclamando; porque entonces se hallaba en medio de luz y salud y todo le iba bien; pero a media noche que había estado a medio palmo de la muerte, le sobrevino un cambio tan repentino como el terremoto, y cayó temblando a los pies de sus presos. Hemos olvidado a los otros presos; hasta Lucas tan absorto en la excitación del carcelero, no nos dice lo que pasó con ellos. Podemos colegir que se quedaron paralizados de temor al estarse quietos en sus lugares hasta que Pablo y Silas fueron sacados y la puerta exterior se afianzó" (McGarvey).

 

16:31 -- Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y será salvo, tú y tu casa. -- La pregunta del carcelero no tenía que ver con la salvación física, porque los presos no habían escapado y, por eso, él no estaba en ningún peligro. La respuesta de Pablo hace claro el significado de su pregunta.

         Los que insisten en que Pablo enseña la salvación por la fe sola rehúsan leer el resto del texto (Hechos 16:32-34).

 

16:32 -- Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. -- Rom. 10:17, la Palabra de Dios es la fuente de la fe (Hechos 4:29, 31; 8:25; 13:46; 14:25; 15:36).

         Le hablaron la Palabra del Señor antes de que el carcelero les lavara las heridas (ver. 33).

 

16:33 -- Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. -- El carcelero manifestó su arrepentimiento al lavarles las heridas. Antes de su conversión afligió a los hermanos, pero ahora ministra para aliviarles el dolor.

         ¿Qué tan pronto debe la gente bautizarse? Cuando cree (compárese 8:12,37; 18:8). ¿Para qué esperar? Si alguno cree en Cristo, aunque se arrepienta y le confiese, todavía está en sus pecados; si muere así, muere en sus pecados.

         El oír, el creer, el arrepentirse y el confesar a Cristo son pasos esenciales, pero es necesario tomar el paso final -- el bautismo -- para obtener el perdón de pecados. Compárese Naamán (2 Reyes 5:14); después de zambullirse tres veces o cinco veces o seis veces, todavía era leproso, pero al zambullirse la séptima vez, "su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio". Por esta causa, se bautizó el carcelero "en seguida". Si no se hubiera bautizado esa misma hora de la noche, no se habría regocijado esa misma hora de la noche.

         Dicen algunos evangélicos que este texto prueba que el bautismo no es inmersión, porque a esa hora y en ese lugar no hubiera sido posible sumergirles. Pero, ¿dónde fueron bautizados? Estuvieron en la cárcel, pero "tomándolos" a otra parte "les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos"; después los llevó a su casa. Por eso, no estuvieron en la cárcel ni en la casa. Obviamente fueron a un lugar donde había suficiente agua para bautizarlos (sumergirles). La palabra "bautizar" significa sumergir y no tiene nada que ver con la aspersión.

16:34 -- Y llevándolos a su casa, les puso la mesa. -- ¿Hacía cuánto tiempo que estarían en ayunos? No tenían alguna fuerza sobrenatural para soportar tales desvelos y ayunos, sino que sufrieron como hombres. 2 Cor. 11:27, "en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos"; este lenguaje bien describe el sufrimiento de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos.

         Pablo y Silas le habían dado comida espiritual y ahora el carcelero les da comida física. Solamente el evangelio glorioso de Cristo puede efectuar una serie de eventos tan interesantes como éstos: los encarcelados que habían sido echados al calabozo interior por el carcelero llegan a ser huéspedes honrados del mismo carcelero, y la crueldad se convierte en bondad.

         ¡Qué sabrosa la comida cuando la conciencia está limpia! Pablo y Silas podían comer con gusto por haber sufrido por Cristo y por haber cumplido con su deber, y el carcelero podía comer con gusto por haber obedecido al evangelio.

         -- Y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. -- Compárese Hech. 2:46; Rom. 14:17. Es importante observar que el regocijo no viene antes sino después del bautismo. Según los evangélicos, el que cree es salvo, se regocija en su salvación y después -- y puede ser mucho después -- se bautiza como una demostración de su fe y salvación. El plan de los evangélicos no se encuentra en ningún texto bíblico. El carcelero se regocijó cuando se bautizó porque en ese acto de obediencia sus pecados fueron perdonados. Cuando fue bautizado, salió de las tinieblas, y fue traslado al reino de Cristo (Col. 1:13). Tenía mucha razón para regocijarse. Hech. 8:39, cuando el eunuco se bautizó, "siguió gozoso su camino".

         Los de su casa que fueron bautizados habían sido instruidos (ver. Hechos 16:32) y habían creído. No caben infantes en este cuadro.

         Pero nos conviene mencionar otra cosa antes de dejar esta escena hermosa: este nuevo hermano y su familia podían regocijarse de que todavía él estaba con vida física, porque recuérdese que él llegó al extremo de sacar "la espada y se iba a matar" (ver. Hechos 16:27), pero esa crisis pasó.

16:35 -- Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. -- Ahora Pablo y Silas están otra vez en la cárcel. Los "alguaciles" (literalmente, portadores de varas) probablemente eran los mismos que les habían azotado. Según el ver. Hechos 16:23, dieron la orden de que "los guardase con seguridad", y ahora dicen "Suelta a aquellos hombres". ¿Qué causó el cambio de parecer? ¿El terremoto? Es muy posible que éste se limitara a la cárcel; no hay evidencia de que ellos supieran del fenómeno. ¿Reconocían que habían actuado precipitadamente al azotarles sin examinar las acu­saciones? McGarvey piensa que les azotaron y encarcelaron simplemente para aplacar al pueblo y que ahora no había razón para su encarcelamiento. Lucas no dice, pero se observa la urgencia del asunto al leer, "cuando fue de día"; esto parece indicar que ya estaban decididos y sólo esperaban la luz del día.

         Sin duda, los magistrados pensaban que Pablo y Silas estarían muy dispuestos a salir pronto de la cárcel y de la ciudad y ya no habría mayor problema.

16:36 -- Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz. -- Estas palabras del carcelero -- ahora un hermano en Cristo -- son palabras de buena voluntad y de bendición (Hechos 15:33; Luc. 7:50; 8:48). Desde luego, Pablo y Silas serían bien recibidos en la casa del carcelero, pero a éste le dio gusto que ellos pudieran salir de la cárcel.

16:37 -- Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos (obsérvese ahora cada palabra empleada por Pablo, porque cada palabra es significativa. En primer lugar, nos azotaron, un castigo que causaba grande sufrimiento y que podía haber causado la muerte) públicamente (acto muy vergonzoso) sin sentencia judicial (mejor, como dice LBLA, sin hacernos juicio, porque la expresión "sin sentencia judicial" implica que habría sido lícito azotarles si hubieran sido culpables y esto no era cierto en el caso de ciudadanos romanos, pero los oficiales ni siquiera investigaron ni permitieron que los acusados hablaran en su propia defensa; esto fue un crimen en sí, una violación seria de la justicia romana) siendo ciudadanos romanos (Pablo era ciudadano romano de nacimiento, Hechos 22:28. Aquí se oye el eco del ver. Hechos 16:21, "somos romanos"; el nombre romano de Silas era Silvano, -2 Cor. 1:19; -1 Tes. 1:1. "La Lex Valeria del 509 a.C. y la Lex Porcia del 248 a.C. declaraban criminal golpear a un ciudadano romano era un crimen; azotarlo, un escándalo; darle muerte era un parricidio ... La falsa pretensión de ciudadanía romana era un delito capital", ATR) nos echaron en la cárcel (como criminales comunes).

         Alguien dirá, ¿Pero por qué no declararon Pablo y Silas que eran romanos cuando fueron prendidos? Por no explicar esto, ¿no fue la consecuencia culpa suya? La respuesta es sencilla: ¿Quién puede afirmar que ellos no declararon su ciudadanía? En esos momentos ¿qué esperanza había de que se les hiciera caso? La turba no oye ni piensa. Como dijo Pablo, les azotaron "sin sentencia judicial"; no se les permitió presentar su caso. Compárese Hech. 22:24-29; en esa ocasión le prestaron atención.

         Lo que Pablo hace ahora es para el bien del evangelio y para el bien de la iglesia. No convenía que el reporte circulara a otros pueblos de que ellos fueran castigados por algo que merecían. La conclusión de este asunto fue muy favorable para Pablo y Silas, para el evangelio y para la iglesia de Filipos. Si acaso otros pueblos llegaran a enterar de este evento, se darían cuenta de que los oficiales de Filipos reconocieron su error y públicamente vindicaron a los hermanos, y también que éstos no insistieron en sujetar a los oficiales al castigo que sus hechos merecían (Rom. 12:19).

         También esta acción de Pablo servía para que los oficiales no volvieran a someterse a las demandas del pueblo alborotado.

         --       ¿Y ahora nos echan encubiertamente? -- ¿Nos azotaron públicamente, etc. y ahora nos sueltan en secreto?

         -- No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. --  Públicamente los maltrataron y públicamente habían de reconocer su error. Pablo no buscó la venganza personal, sino el honor y respeto para la iglesia. Lo que los magistrados hicieron fue una afrenta contra el evangelio predicado por Pablo y contra la iglesia que él había establecido. Para la completa vindicación de Pablo y Silas, y al mismo tiempo del evangelio y de la iglesia, Pablo insistió en que los oficiales indicaran públicamente que no Pablo y Silas sino ellos mismos estaban mal.

16:38 -- Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados. -- ¡Cinco acusaciones serias hechas por Pablo contra ellos! El acusado llega a ser el acusador. Las acusaciones contra Pablo y Silas eran sin fundamento y totalmente necias, pero las acusaciones hechas por Pablo contra los magistrados eran gravísimas. Si Pablo hubiera querido destruirlos, él podría haberlo hecho.

         -- Los cuales tuvieron miedo al oir que eran romanos. - Es decir, al darse cuenta de que no simplemente habían maltratado a "Estos hombres, siendo judíos", sino que habían cometido el pecado imperdonable de abusar de ciudadanos romanos. ¡Con mucha razón tuvieron miedo! "Claudio 'privó a la ciudad de Rodas de sus libertades por haber crucificado a algún ciudadano romano' (Rackham)" (citado por ATR).

16:39 -- Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. -- (Mat. 8:34). El tiempo del verbo "pidieron" es el imperfecto activo, es decir, les "rogaban", persistían en pedirles; en efecto, estaban pidiendo por sus propias vidas. No podían expulsarlos, sino solamente pedir que se fueran. Que sepamos Pablo no les prometió nada. Por seguro no pensaba salir luego.

16:40 -- Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron. -- No tenían prisa; no iban a salir sin una despedida apropiada de los hermanos. Vemos en el ver. 15 que eran huéspedes de Lidia y probablemente la iglesia se reunía allí también. Recuérdese que Pablo y Silas predicaron en Filipos por "muchos días" (ver. Hechos 16:18). Lucas no dice cuántos se bautizaron aparte de Lidia y su casa y el carcelero y su casa.

         Véase Hechos 14:22. Los nuevos cristianos necesitan de mucha confirmación, edificación y consolación. Pablo siempre se preocupaba por las iglesias que había establecido (2 Cor. 11:28).

         -- Y se fueron. -- No "se fueron" por causa de lo que los oficiales dijeron, sino simplemente porque ya habían terminado su obra en Filipos.

         Lucas dice que "se fueron". Se supone, pues, que por lo pronto él se quedó en Filipos (vuelve a decir "nos" y "nosotros" en Hechos 20:5, 6). Al leer de ancianos y diáconos en Filipos (Fil. 1:1), de la comunión que esta iglesia tenía con Pablo en el evangelio (Hechos 1:5; 4:14-16), y de otras características sobresalientes de esa iglesia, recordamos que ésta tuvo la valiosa ayuda de Lucas (y posiblemente por un tiempo la ayuda de Timoteo) durante un tiempo importante en su desarrollo.

 4). La circuncisión de Timoteo no tenía nada que ver con su salvación, sino con su nacionalidad como judío. Sin la circuncisión el judío no era judío en cuanto a su nacionalidad.

         Como observa McGarvey, la circuncisión no se originó con la ley de Moisés, sino con Abraham (Jn. 7:22). La obligación de practicarlo no se originó con la ley y, por eso, la abrogación de la ley no lo invalidó. Pero lo importante es que todos entiendan que "en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6).

         Siendo medio judío y medio griego Timoteo podía tener buena entrada entre judíos y griegos, pero para trabajar con los judíos tenía que ser circuncidado, porque éstos no hubieran tenido respeto por un judío incircunciso. Por lo tanto, aunque no era necesaria la circuncisión para la salvación de Timoteo, la incircuncisión hubiera sido un tropiezo para él entre los judíos. Era necesaria la circuncisión para que él pudiera entrar en hogares judíos y en la sinagoga como judío. Cuando fue circuncidado, el prejuicio de los judíos contra él fue eliminado.

         La actitud de Pablo sobre tal asunto se ve en -1 Cor. 9:20, "Me he hecho a los judíos como judío, para ganar a los judíos". Sin duda Timoteo estaba de acuerdo con Pablo en esto, porque era fiel "hijo" (discípulo) de él.

         Compárese la diferencia entre Timoteo y Tito en cuanto a la circuncisión: dice Pablo a los gálatas (Hechos 2:3-5), "Pero ni aun Tito, que estaba conmigo, fue obligado a circuncidarse, aunque era griego. Y { esto fue} por causa de los falsos hermanos que se habían infiltrado para espiar la libertad que tenemos en Cristo Jesús, a fin de someternos a esclavitud, a los cuales ni por un momento cedimos, para no someternos, a fin de que la verdad del evangelio permanezca con vosotros" (Gál. 2:3-5, LBLA). La circuncisión de Tito, un griego, hubiera indicado que para ser salvos (y para ser cristianos) los gentiles tienen que convertirse en judíos. Véase Hech. 15:1, 5. Los judaizantes decían que la circuncisión era necesaria para la salvación y, por eso, Pablo no lo permitió. Si Pablo hubiera permitido tal doctrina y práctica, los gentiles (nosotros) habríamos sido simplemente otra secta de los judíos; es decir, aparte de la secta de los fariseos y la secta de los saduceos, habría existido también la secta de los cristianos (la iglesia de Cristo judía).

16:4 -- Y al pasar por las ciudades, les entregaban las ordenanzas que habían acordado los apóstoles y los ancianos que estaban en Jerusalén. -- Véase Hechos 15:29. La palabra "ordenanzas" viene de la palabra dogma; se traduce "decretos" en Hech. 17:7; Efes. 2:15; y Col. 2:14. Se traduce "edicto" en Luc. 2:1. Indudablemente estas ordenanzas tenían la fuerza de autoridad apostólica; eran cosas "necesarias" o "esenciales" (LBLA), (Hech. 15:28).

         Desde luego, esto no da autoridad a los ancianos no inspirados a legislar. Hoy en día los ancianos, al igual que todos los miembros de la iglesia, deben someterse a la enseñanza de los hombres inspirados del primer siglo.

         -- para que las guardasen. -- Decretos divinos se entregan para que la iglesia los guarde; de otro modo no tenían valor. Muchos alaban el evangelio, pero el evangelio de Cristo no tiene valor alguno para los que no lo obedecen. Todas las enseñanzas de Cristo se han entregado a los hombres para que las guardasen.

16:5 -- Así que las iglesias eran confirmadas en la fe, y aumentaban en número cada día. -- Era necesario remover el obstáculo puesto por los hermanos judíos que querían imponer la ley de Moisés (mayormente la circuncisión) sobre los conversos gentiles. Este requisito humano hubiera impedido la evangelización, porque los gentiles hubieran rechazado ese yugo. Al aceptar ese requisito los gentiles no se hubieran convertido en cristianos sino en judíos. Muchos de los gentiles que con gozo aceptaban el evangelio no hubieran aceptado el yugo de la ley de Moisés.

         Pero cuando se quitó ese obstáculo -- ese tropiezo -- entonces las iglesias eran confirmadas en la fe y aumentaban en número. Si se evitan problemas, escándalos y divisiones, la iglesia crece. Es indispensable que los problemas se resuelvan pronto, antes de que sean grandes y más complicados.

         Otra lección que se debe aprender aquí es que cuando los predicadores imponentes obligan a los miembros a aceptar sus opiniones humanas -- como si fueran la ley de Cristo -- esclavizan a los miembros y esto también sirve como tropiezo para la obra. Es indispensable que los que predican y enseñan sepan distinguir entre la ley de Cristo y las opiniones humanas.

 

16:6 -- les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia. -- Compárese 21:4, "ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén". El Espíritu Santo podía dar instrucciones directamente a Pablo (como, por ejemplo, en Hechos 18:9, "Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche"), o por medio de profetas (Hechos 13:1, 2; 21:4).

         Aquí vemos otro texto que revela la personalidad del Espíritu Santo. El no es simplemente una "fuerza" como dicen los materialistas, sino una persona que habla, enseña, prohíbe, etc.

         Este texto bien ilustra lo que dicen Jer. 10:23 y Prov. 16:9; el hombre propone pero el Señor dispone.

         Probablemente Pablo y su compañeros pensaban predicar en Éfeso, Esmirna, Sardis, etc. porque había muchos judíos en medio de estas ciudades paganas.

16:7 -- y cuando llegaron a Misia, intentaron ir a Bitinia, pero el Espíritu no se lo permitió. -- El Espíritu Santo los dirigió hacia los campos blancos de Europa (compárese Jn. 4:35). Después Pablo sí predicó en Asia (Hech. 18:19; 19:10; 20:31). También la Palabra fue predicada en Bitinia (1 Ped. 1:1). Sin embargo, el Espíritu Santo quería que fueran primero a Europa.

         Dice LBLA, "el Espíritu de Jesús", dando a entender que el Espíritu no procede solamente del Padre, sino también del Hijo (Jn. 16:7).

16:8 -- descendieron a Troas. -- Véase el mapa; Troas era una ciudad marítima, un puerto importante de Asia Menor.

16:9 -- Y se le mostró a Pablo una visión de noche. -- Seguramente Pablo y sus compañeros querían saber a dónde Dios quería enviarles, porque les había prohibido predicar en los lugares donde pensaban ir. Aquí están en Troas, pero ¿querrá Dios que prediquen allí?

         -- un varón macedonio estaba en pie, rogándole. -- Grecia estaba compuesto en aquellos tiempos de Macedonia y Acaya (1 Tes. 1:7). Algunos dicen que Pablo sabía que este varón era macedonio por su vestidura o su habla, pero ¿por qué suponer esto? El dice, "Pasa a Macedonia y ayúdanos".

         -- y diciendo: Pasa a Macedonia y ayúdanos. -- ¿Ayudar de qué manera? ¿Con ayuda benévola? No, sino con el evangelio de Cristo, la gran necesidad de todas las naciones.

         Los esfuerzos de Pablo y sus compañeros en el segundo viaje se dedicaron en gran parte a esa área.

         Dios no nos dirige ahora de esa manera, pero no es difícil saber de campos blancos. Por ejemplo, en esta época varios países de Europa Oriental han renunciado al comunismo y hay buenas oportunidades de enseñarles el evangelio.

16:10 -- Cuando vio la visión, en seguida procuramos partir para Macedonia. -- Aquí Lucas se incluye a sí mismo entre la compañía de evangelistas, y lo que se reporta es de un testigo ocular. (El dice "nosotros" en este capítulo, vers. Hechos 16:10-17; después en Hechos 20:5-21:25; y otra vez en Hechos 27:2-28:16). Nos gustaría saber de la conversión de "Lucas el médico amado" (Col. 4:14), de cómo Pablo sabía de él y otros detalles, pero Hechos es un relato breve y no trata de satisfacer la curiosidad de los lectores acerca de tales detalles. Después del versículo Hechos 16:17 ya no se incluye a sí mismo y vuelve a decir "ellos" (Pablo y Silas) hasta Hech. 20:5-6, posiblemente indicando que él se quedara en Filipos, pero de esto no sabemos nada. En seguida procuraron ir a Macedonia. Compárese Gál. 1:16, al saber la voluntad de Dios Pablo no consultó con hombres ni puso excusas. No altercó con el Señor, sino que "en seguida" salieron.

         -- dando por cierto (persuadidos, LBLA); -- dice la Versión New American Standard, "concluding" (concluyendo). En Hech. 9:22 se traduce, "demostrando", es decir, probando. Esta expresión indica, pues, que ellos concluyeron o infirieron (la Versión Hispanoamericana) o sacaron la conclusión de la implicación de la visión. Este caso es otro ejemplo de la enseñanza que se aprende por medio de la inferencia necesaria. El Espíritu no les dijo explícitamente que fueran a Macedonia, sino que les mostró su voluntad en una visión. Compárese Hech. 10:28, "me mostró". El Señor no siempre enseña su voluntad por medio de lenguaje explícito, sino que también emplea lenguaje implícito (por ejemplo, parábolas, proverbios, alegorías, etc.) y aun por visiones. Recuérdese Hech. 15 como  un ejemplo muy claro e importante de cómo se aprendió la voluntad de Dios por el proceso de la inferencia necesaria (véanse notas sobre ese capítulo). La inferencia necesaria no es "razonamiento humano", como muchos hermanos liberales afirman, sino que es la enseñanza de Dios entregada no explícita sino implícitamente.

         Sin embargo, tales inferencias tienen que ser necesarias (lógicas e ineludibles). Este medio de enseñar no da licencia para cualquier conclusión que el lector quiera sacar. Por ejemplo, muchos "evangélicos" sacan la conclusión de que había infantes en la "casa" de Cornelio y en la del carcelero de Filipos, pero tal conclusión no es una inferencia "necesaria". Más bien, es pura suposición. También los hermanos liberales sacan la conclusión de que los ancianos mencionados en Hech. 11:30 eran los de Jerusalén, y que éstos eran ancianos patrocinadores, pero tal inferencia no es necesaria sino pura suposición.

         -- que Dios nos llamaba para que les anunciásemos el evangelio. --  Ahora Pablo entendía por qué el Espíritu Santo no les permitió "hablar la palabra en Asia".

         El pronombre "nos" indica que ahora Lucas les acompaña. El habla de Troas en este texto (Hechos 16:8) sin explicar si Pablo y otros predicaron allí, pero en Hechos 20:6, 7 habla de la iglesia de Troas. Nos preguntamos si tal vez Lucas mismo la hubiera establecido. Es posible, porque allí lo encontraron Pablo y compañeros.

         Hoy en día los hermanos liberales hablan mucho del "ministerio médico". En Panamá, en Guatemala y en otros países hay centros médicos para entrenar personal y para ministrar a los enfermos. Muchas iglesias envían médicos, enfermeras y otro personal con los evangelistas a los campos donde quieren evangelizar. Dicen que para ayudar el alma de la gente es necesario primero dar atención a su necesidad física. Aun citan este texto como prueba de que Pablo y compañeros llevaron consigo a un médico. Es verdad que Lucas era "el médico amado" (Col. 4:14), pero trabajaba con Pablo como evangelista. El mismo es el autor de Hechos y no dice nada de un "ministerio médico" auspiciado por las iglesias de Cristo. El "ministerio médico" es la práctica de los que predican el "evangelio social" (dicen que ministran a todo el hombre, cuerpo, mente y alma). Hechos de los Apóstoles no habla del "evangelio social"; es, pues, "otro evangelio" (Gál. 1:8, 9). Desde luego, todo cristiano debe ser benévolo para con todos, pero el papel de la iglesia es espiritual y no incluye la construcción de hospitales, clínicas, escuelas, asilos para niños, etc. Los sectarios tienen que predicar un "evangelio social" y establecer toda clase de institución para propósitos humanitarios, porque no conocen el evangelio verdadero que salva el alma.

         Cuando predicamos el evangelio, ayudamos a la gente. Es la "ayuda" principal que necesitan. Como dice el hermano Frank L. Cox (According to Luke, pág. 111), esta súplica fue la súplica de un hombre herido que quería el bálsamo sanador del Buen Samaritano, la súplica del esclavo que quería un Redentor (Rom. 6:17, 18), la súplica del ciego que quería ver la luz del conocimiento de Dios (Mat. 4:16; 5:8), la voz del enfermo que llamaba al Gran Médico (Isa. 1:6), la voz del pueblo hambriento llamando por el pan de vida (Jn. 6:48-51).

         Este texto nos enseña que en algunos campos hay más oportunidades que en otros, o que hay más urgencia en algún campo que en otro. No seremos guiados directamente por el Espíritu Santo, pero Dios espera que usemos el buen juicio en la selección del campo en que trabajemos.

16:11 -- Zarpando, pues, de Troas, vinimos con rumbo directo a Samotracia, y el día siguiente a Neápolis. -- Conviene localizar estos lugares en el mapa, y consultar diccionarios bíblicos para saber más de ellos. "Navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas" (Hechos 20:6); pero este texto (Hechos 16:11) indica un viento favorable. Seguramente el Señor estaba con ellos, llevándolos rápidamente hacia su destino.

16:12 -- y de allí a Filipos, que es la primera ciudad de la provincia de Macedonia, y una colonia. -- Mejor, una ciudad principal (LBLA). Las ciudades principales eran Tesalónica y Anfípolis, pero Filipos también era una ciudad principal, porque era "una colonia", esencialmente una guarnición militar para defender las fronteras y mantener buen orden. Se gobernaba sola, no pagaba tributos a Roma y gozaba de "todos los privilegios de la ciudadanía romana, como la exención de azotes, libertad de arresto excepto en casos extremados, y el derecho a apelar al emperador" (ATR). Desde luego, los filipenses apreciaban su ciudadanía y Pablo aprovecha esto al escribirles para hablar de la importancia de nuestra ciudadanía celestial (Fil. 3:20, 21).

         -- Y estuvimos en aquella ciudad algunos días. -- Los siguientes versículos describen sus actividades allí.

16:13 -- Y un día de reposo salimos fuera de la puerta, junto al río. -- Las ciudades tenían murallas para protección; por eso se entraba y se salía por la puerta de la ciudad.

         -- Donde solía hacerse la oración (donde pensábamos que habría un lugar de oración (LBLA). -- Para establecer una sinagoga era necesario tener diez cabezas de familia; de otro modo, los judíos que hubiera en cierto lugar se reunían para orar. Sin duda, Pablo y compañeros se informaron acerca de tal lugar y se dirigieron hacia allá.

         -- Y sentándonos, hablamos a las mujeres que se habían reunido. --  Parece que en esta ciudad había solamente mujeres que adoraban según la ley de Moisés.

16:14 -- Entonces una mujer llamada Lidia, vendedora de púrpura. -- "Púrpura. Una sustancia colorante que se extrae de diversas especies de moluscos ... Debido a lo elevado de su precio, sólo los ricos y magistrados vestían de púrpura ... Los soberanos se adornaban de púrpura, incluso los de Madián (Jue. 8:26); Jesús fue escarnecido con un manto de púrpura (Mr. 15:17)". (Nuevo Diccionario Bíblico Ilustrado). Véase Luc. 16:19. Había, pues, mucha ganancia en el negocio de vender púrpura. Lidia tenía una casa adecuada para recibir a Pablo y sus compañeros (Silas, Timoteo, Lucas).

         -- De la ciudad de Tiatira, -- una ciudad famosa por el arte de teñir. Inscripciones encontradas allí indican que había un sindicato de vendedores de púrpura.

         -- Que adoraba a Dios. -- Esta expresión indica que Lidia era una "temerosa de Dios" (prosélito de la puerta). Aunque seguramente Lidia sacaba buena ganancia de su negocio, ella dejó que sus competidores tuvieran toda la ganancia en el día de reposo mientras que ella y su casa adoraban a Dios. Ella no dejó de adorar a Dios por no haber una sinagoga en Filipos, ni por falta de varones que dirigieran el culto. Varios comentaristas observan que el 'hombre de Macedonia' resultó ser un grupo de mujeres.

         -- Estaba oyendo; y el Señor abrió el corazón de ella. -- Según Mateo 13:15 los que no están dispuestos a oír la Palabra tienen su corazón cerrado con pasador fuerte. Dios le abrió el corazón de Lidia de la misma manera que lo hace con todos: a través de la predicación de la Palabra (Rom. 10:17). Dios le abrió el corazón por medio de corregir cualquier concepto erróneo que ella tuviera acerca del Mesías y su reino; es decir, le abrió el entendimiento explicando las profecías que hablaban de Cristo (compárese Luc. 24:26, 27, 44, 45). El corazón de Lidia no estaba cerrado por causa del endurecimiento de una vida pecaminosa, ni mucho menos por haber nacido depravada (McGarvey), sino solamente por causa de no haber oído la explicación del significado correcto de las profecías y de su cumplimiento.

         Los carismáticos y sus simpatizadores creen que este texto enseña una operación directa del Espíritu Santo sobre el corazón de la gente. Tales intérpretes deben ver este evento desde el punto de vista de Lucas. Si Dios no hubiera dirigido a Pablo y compañeros a este lugar, habrían seguido en sus labores en Asia, y Lidia y sus compañeras -- mujeres muy sinceras que fielmente oraban a Dios -- habrían seguido en su ignorancia y en sus pecados. Para Lucas todo el asunto obviamente era el trabajo de Dios y, por eso, él usó este lenguaje. Pero al decir que Dios abrió el corazón de Lidia no desacreditó de manera alguna la necesidad de la predicación que ella oía. Dios no hizo para Lidia algo especial que no hizo por otros oyentes. Lo mismo se podría decir del eunuco, de Cornelio, del carcelero, etc. Todos tenían que oír el evangelio y a través del evangelio Dios abrió sus corazones. El Señor abrió su corazón, pues, por medio de dirigir los pasos de los predicadores hacia ella, para que ella pudiera oír el evangelio. (McGarvey dedica mucho espacio para desarrollar este tema hermoso).

         -- Para que estuviese atenta a lo que Pablo decía (para que recibiera lo que Pablo decía, LBLA). -- La frase "para que estuviese atenta" significa que ella recibió lo que Pablo dijo para ponerlo en práctica. Lucas ya había dicho que ella "estaba oyendo"; al decir "para que estuviese atenta" no es repetición de "estaba oyendo". La palabra es prosechein y puede significar "guardaos" (Mat. 6:1; 7:15, Luc. 17:3; -1 Tim. 4:1), pero también significa "ocúpate" (1 Tim. 4:13) y "sirvió" (Heb. 7:13). Lucas ya había dicho que ella estaba oyendo; por eso, al usar la palabra prosechein, quiere decir que ella ponía en práctica lo que oía, es decir, la recibió y la obedeció; el ver. Hechos 16:15 se refiere al bautismo como una de las cosas que ella recibió y puso en práctica. En realidad, pues, esta palabra significa que ella obedeció al evangelio. El pensamiento principal del ver. 15 es la hospitalidad de Lidia después de su bautismo.

         Dios oyó la oración de Lidia como oyó la oración de Cornelio. Dios se da cuenta de tales personas dondequiera que estén y creemos de todo corazón que Dios interviene para que haya contacto entre éstos y algún fiel cristiano para que puedan llegar al conocimiento pleno de la verdad para ser salvos. Ha habido muchísimos casos muy interesantes de esto.

         Con razón Dios dirigió los pasos de Pablo y compañeros hacia este grupo de mujeres, como dirigió los pasos de Felipe hacia el eunuco y los pasos de Pedro hacia Cornelio, etc.

16:15 -- Y cuando fue bautizada, y su familia. -- Lucas no dice que Pablo les predicó acerca del bautismo, pero este versículo indica que al predicar el evangelio siempre se incluye el mandamiento de bautizarse, de acuerdo con Marcos 16:16; Hech. 2:38; Gál. 3:26, 27. Lo mismo ocurrió en Samaria: cuando Felipe les predicó a Cristo, "se bautizaban hombres y mujeres" (Hech. 8:5, 12), y cuando "le anunció el evangelio de Jesús" al eunuco, éste dijo, "Aquí hay agua; ¿qué impide que yo sea bautizado?" (Hech. 8:35, 36).

         Muchos "evangélicos" enseñan que la palabra "familia" indica que también se bautizaron infantes, pero el texto ni siquiera dice que Lidia estuviera casada, mucho menos que tuviera hijos y que estos fueran infantes. En primer lugar, Lucas simplemente dice oikos, cuyo significado original es el edificio, la casa, como en el ver. 15 ("en mi casa"), y también incluye a los moradores de la casa, pero éstos podían ser empleados(as), siervos(as) -- por ejemplo, las mujeres que trabajaban por ella en su negocio -- o soldados (como en el caso de Cornelio y su casa).

         No se niega que la mayoría de las casas o familias tienen hijos menores de edad -- y, desde luego, en muchas familias hay infantes -- pero el llamado "bautizo infantil" se basa en la pura suposición y contradice todos los textos que requieren la fe, el arrepentimiento y la confesión de fe antes del bautismo. El bautismo es para remisión de pecados y los infantes no tienen pecado (1 Jn. 3:4; Mat. 18:3; 19:14). No heredan los pecados de sus padres (Ezeq. 18:20).

         -- Nos rogó diciendo: Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad en mi casa, y posad. Y nos obligó a quedarnos. --  Lidia sabía que estos evangelistas no vivían en Filipos, y que tenían que buscar donde quedarse. Aunque tuvieran dinero para quedarse en algún "hotel" (hostal) o mesón, tales lugares no eran semejantes a los hoteles (o pensiones o casas de huéspedes, etc.) de tiempos modernos.

         Pablo tenía espíritu de independencia (Hech. 20:34, 35, etc.) y no quería ser carga para nadie, pero Lidia les dijo, "Si habéis juzgado que yo sea fiel al Señor, entrad a mi casa, y posad"; es decir, "Si no aceptan mi hospitalidad, esto indica que no creen que soy fiel". Entonces, ¿cómo podrían los hermanos rehusar su hospitalidad?

16:16 -- nos salió al encuentro una muchacha (esclava, LBLA) que tenía espíritu de adivinación. -- Véanse Deut. 18:10; -1 Sam. 28:9; Eze. 13:6; Miq. 3:11.

16:17 -- siguiendo a Pablo y a nosotros, -- como los endemoniados fueron atraídos a Jesús. Son siervos del Dios Altísimo. (Compárense Mar. 5:7; Luc. 4:41; 8:28. Véase Sant. 2:19). Os anuncian el (un, margen, LBLA) camino de salvación. --  Compárese Hech. 4:12.

16:18 -- lo hacía por muchos días. -- ¿Por qué toleraba esto el apóstol Pablo? Pablo bien sabía la consecuencia de echar fuera el demonio.

         -- Mas desagradando a Pablo. -- Aunque la muchacha decía la verdad, Pablo no quería esa clase de ayuda. Efes. 5:11; -2 Cor. 6:14-17.

         -- Te mando en el nombre de Jesucristo, que salgas de ella. --  Compárese Luc. 8:29; Mar. 16:17.

         -- Y salió en aquella misma hora. -- Esta demostración del poder de Dios valía mucho más que el testimonio de la muchacha con espíritu inmundo.

16:19 -- Pero viendo sus amos que había salido la esperanza de su ganancia. -- Cuando el espíritu salió, también salió la esperanza de su ganancia. Deberían haberse regocijado al ver que la muchacha fue liberada del espíritu malo, pero ellos no se preocupaban por el bienestar de ella, sino solamente por la ganancia material. Compárese el endemoniado gadareno (Mat. 9:28-34). Hay dos ejemplos de persecución levantada contra los apóstoles por los gentiles (aquí en Hech. 16. 19 y otra vez en Hech. 19:23) y en los dos casos tenía que ver con perder dinero.

         -- Prendieron a Pablo y a Silas. No llamaron a la policía, sino que ellos mismos los prendieron.

         -- Y los trajeron al foro (la plaza, LBLA), ante las autoridades. Siendo Filipos una colonia romana, probablemente la plaza era semejante al foro romano.

16:20 -- Estos hombres, siendo judíos, alborotan nuestra ciudad. --  No era necesario especificar sus cargos, porque con solamente decir que eran "judíos" ya bastaba para que fueran condenados por la gente. Entre los romanos y griegos del imperio había mucho prejuicio contra ellos. Compárese Hech. 18:2, "Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma".

16:21 -- y enseñan costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos. -- Con orgullo dicen "pues somos romanos" (y éstos son judíos). La palabra "costumbres" se refiere a los ritos religiosos o formas de adorar (compárese Hech. 6:14). No era lícito introducir religiones nuevas. Desde luego, no les importaba el bienestar de la esclava endemoniada.

16:22 -- Y se agolpó el pueblo contra ellos (La multitud se levantó a una contra ellos, LBLA). -- Siempre había mucha gente en el foro. Probablemente la mera mención del nombre "judíos" era suficiente para causar esta reacción violenta del pueblo contra los hermanos.

         -- Y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas. -- Comúnmente los verdugos rasgaban la ropa de los condenados, pero en este caso los mismos magistrados lo hicieron. Tres veces Pablo fue azotado con varas (2 Cor. 11:25). De su experiencia en Filipos dice Pablo, "pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos", -1 Tes. 2:2.

16:23 -- Después de haberles azotado mucho (después de darles muchos azotes, LBLA). -- Los judíos empleaban un azote de cuero. No podían dar más de los cuarenta azotes, pero los romanos no tenían tal ley.

16:24 -- El cual, recibido este mandato, los metió en el calabozo de más adentro, y les aseguró los pies en el cepo. -- "Celdas pestilenciales, frías y húmedas, de donde se excluía toda luz, y en donde se oxidaban las cadenas en los presos ... (el cepo era) un instrumento de tortura, así como de reclusión, hecha de madera, rodeada de hierro, con agujeros para los pies, los que se apartaban el uno del otro según la severidad deseada" (JFB). No podían sentarse ni acostarse.

16:25 -- Pero a medianoche, orando Pablo y Silas, cantaban himnos a Dios; -- De esta manera demostraban su fuerza y madurez espiritual. Pablo nunca dejó que las prisiones estorbaran su ministerio (Fil. 7, 13, 17; Col. 4:10, 18; Filemón 10; Efes. 6:10).

         No estaban enojados ni disgustados por causa de la injusticia que habían sufrido. En lugar de murmurar, oraban y cantaban himnos a Dios. En lugar de quejarse contra Dios, lo alababan. El enojo, el disgusto y el odio no nos permiten orar y cantar himnos. "Orad sin cesar" (1 Tes. 5:17), aunque sea en la cárcel a medianoche. "Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias" (Fil. 4:6).

         -- y los presos los oían (escuchaban, LBLA). -- Dios los oían y también los presos los oían. ¡Cómo les habrá extrañado el sonido de oraciones y cantos que salía del calaboso de más adentro! Sin duda, aun antes del terremoto estos presos estaban favorablemente impresionados con Pablo y Silas. ¿Qué clase de hombres serán estos que después de sostener azotes, no solamente no maldicen, sino que oran y cantan himnos?

16:26 -- Entonces sobrevino de repente un gran terremoto, de tal manera que los cimientos de la cárcel se sacudían; y al instante se abrieron todas las puertas, y las cadenas de todos se soltaron. -- De esta manera Dios contestó sus oraciones, para vindicar el evangelio y sus mensajeros. Compárese Hechos 4:31. Esta es la tercera vez que Dios libra a sus siervos de la cárcel (Hechos 5:19; 12:7-11; 16:26).

 

16:27 -- Despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, sacó la espada y se iba a matar, pensando que los presos habían huido. -- Hechos 12:19; 27:42. No había perdón para los que dejaban escapar a sus presos.

16:28 -- Mas Pablo clamó a gran voz, diciendo: No te hagas ningún mal, pues todos estamos aquí. -- Pablo se encarga de la situación, como lo hizo durante el naufragio (Hechos 27:21-44).

 

16:29 -- El entonces, pidiendo luz, se precipitó adentro, y temblando, se postró a los pies de Pablo y de Silas; -- El carcelero entendía que el terremoto y sus efectos tenía que ver con el Dios de los dos hombres que cantaban himnos y oraban y, por lo tanto, acude a ellos.

 

16:30 -- y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo? -- ¿Qué tanto sabría el carcelero de estos hombres y su mensaje? Ya por algún tiempo habían predicado el evangelio en Filipos, pero dice el ver. Hechos 16:32, "Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa".

         "A la puesta del sol, al echar fríamente dentro del calabozo a los apóstoles, poco le importaban, ni la salvación que sabía andaban proclamando; porque entonces se hallaba en medio de luz y salud y todo le iba bien; pero a media noche que había estado a medio palmo de la muerte, le sobrevino un cambio tan repentino como el terremoto, y cayó temblando a los pies de sus presos. Hemos olvidado a los otros presos; hasta Lucas tan absorto en la excitación del carcelero, no nos dice lo que pasó con ellos. Podemos colegir que se quedaron paralizados de temor al estarse quietos en sus lugares hasta que Pablo y Silas fueron sacados y la puerta exterior se afianzó" (McGarvey).

 

16:31 -- Ellos dijeron: Cree en el Señor Jesucristo, y será salvo, tú y tu casa. -- La pregunta del carcelero no tenía que ver con la salvación física, porque los presos no habían escapado y, por eso, él no estaba en ningún peligro. La respuesta de Pablo hace claro el significado de su pregunta.

         Los que insisten en que Pablo enseña la salvación por la fe sola rehúsan leer el resto del texto (Hechos 16:32-34).

 

16:32 -- Y le hablaron la palabra del Señor a él y a todos los que estaban en su casa. -- Rom. 10:17, la Palabra de Dios es la fuente de la fe (Hechos 4:29, 31; 8:25; 13:46; 14:25; 15:36).

         Le hablaron la Palabra del Señor antes de que el carcelero les lavara las heridas (ver. Hechos 16:33).

 

16:33 -- Y él, tomándolos en aquella misma hora de la noche, les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos. -- El carcelero manifestó su arrepentimiento al lavarles las heridas. Antes de su conversión afligió a los hermanos, pero ahora ministra para aliviarles el dolor.

         ¿Qué tan pronto debe la gente bautizarse? Cuando cree (compárese Hechos 8:12,37; 18:8). ¿Para qué esperar? Si alguno cree en Cristo, aunque se arrepienta y le confiese, todavía está en sus pecados; si muere así, muere en sus pecados.

         El oír, el creer, el arrepentirse y el confesar a Cristo son pasos esenciales, pero es necesario tomar el paso final -- el bautismo -- para obtener el perdón de pecados. Compárese Naamán (2 Reyes 5:14); después de zambullirse tres veces o cinco veces o seis veces, todavía era leproso, pero al zambullirse la séptima vez, "su carne se volvió como la carne de un niño, y quedó limpio". Por esta causa, se bautizó el carcelero "en seguida". Si no se hubiera bautizado esa misma hora de la noche, no se habría regocijado esa misma hora de la noche.

         Dicen algunos evangélicos que este texto prueba que el bautismo no es inmersión, porque a esa hora y en ese lugar no hubiera sido posible sumergirles. Pero, ¿dónde fueron bautizados? Estuvieron en la cárcel, pero "tomándolos" a otra parte "les lavó las heridas; y en seguida se bautizó él con todos los suyos"; después los llevó a su casa. Por eso, no estuvieron en la cárcel ni en la casa. Obviamente fueron a un lugar donde había suficiente agua para bautizarlos (sumergirles). La palabra "bautizar" significa sumergir y no tiene nada que ver con la aspersión.

16:34 -- Y llevándolos a su casa, les puso la mesa. -- ¿Hacía cuánto tiempo que estarían en ayunos? No tenían alguna fuerza sobrenatural para soportar tales desvelos y ayunos, sino que sufrieron como hombres. -2 Cor. 11:27, "en trabajo y fatiga, en muchos desvelos, en hambre y sed, en muchos ayunos"; este lenguaje bien describe el sufrimiento de Pablo y Silas en la cárcel de Filipos.

         Pablo y Silas le habían dado comida espiritual y ahora el carcelero les da comida física. Solamente el evangelio glorioso de Cristo puede efectuar una serie de eventos tan interesantes como éstos: los encarcelados que habían sido echados al calabozo interior por el carcelero llegan a ser huéspedes honrados del mismo carcelero, y la crueldad se convierte en bondad.

         ¡Qué sabrosa la comida cuando la conciencia está limpia! Pablo y Silas podían comer con gusto por haber sufrido por Cristo y por haber cumplido con su deber, y el carcelero podía comer con gusto por haber obedecido al evangelio.

         -- Y se regocijó con toda su casa de haber creído a Dios. -- Compárese Hech. 2:46; Rom. 14:17. Es importante observar que el regocijo no viene antes sino después del bautismo. Según los evangélicos, el que cree es salvo, se regocija en su salvación y después -- y puede ser mucho después -- se bautiza como una demostración de su fe y salvación. El plan de los evangélicos no se encuentra en ningún texto bíblico. El carcelero se regocijó cuando se bautizó porque en ese acto de obediencia sus pecados fueron perdonados. Cuando fue bautizado, salió de las tinieblas, y fue traslado al reino de Cristo (Col. 1:13). Tenía mucha razón para regocijarse. Hech. 8:39, cuando el eunuco se bautizó, "siguió gozoso su camino".

         Los de su casa que fueron bautizados habían sido instruidos (ver. Hechos 16:32) y habían creído. No caben infantes en este cuadro.

         Pero nos conviene mencionar otra cosa antes de dejar esta escena hermosa: este nuevo hermano y su familia podían regocijarse de que todavía él estaba con vida física, porque recuérdese que él llegó al extremo de sacar "la espada y se iba a matar" (ver. Hechos 16:27), pero esa crisis pasó.

16:35 -- Cuando fue de día, los magistrados enviaron alguaciles a decir: Suelta a aquellos hombres. -- Ahora Pablo y Silas están otra vez en la cárcel. Los "alguaciles" (literalmente, portadores de varas) probablemente eran los mismos que les habían azotado. Según el ver. 23, dieron la orden de que "los guardase con seguridad", y ahora dicen "Suelta a aquellos hombres". ¿Qué causó el cambio de parecer? ¿El terremoto? Es muy posible que éste se limitara a la cárcel; no hay evidencia de que ellos supieran del fenómeno. ¿Reconocían que habían actuado precipitadamente al azotarles sin examinar las acu­saciones? McGarvey piensa que les azotaron y encarcelaron simplemente para aplacar al pueblo y que ahora no había razón para su encarcelamiento. Lucas no dice, pero se observa la urgencia del asunto al leer, "cuando fue de día"; esto parece indicar que ya estaban decididos y sólo esperaban la luz del día.

         Sin duda, los magistrados pensaban que Pablo y Silas estarían muy dispuestos a salir pronto de la cárcel y de la ciudad y ya no habría mayor problema.

16:36 -- Y el carcelero hizo saber estas palabras a Pablo: Los magistrados han mandado a decir que se os suelte; así que ahora salid, y marchaos en paz. -- Estas palabras del carcelero -- ahora un hermano en Cristo -- son palabras de buena voluntad y de bendición (Hechos 15:33; Luc. 7:50; 8:48). Desde luego, Pablo y Silas serían bien recibidos en la casa del carcelero, pero a éste le dio gusto que ellos pudieran salir de la cárcel.

16:37 -- Pero Pablo les dijo: Después de azotarnos (obsérvese ahora cada palabra empleada por Pablo, porque cada palabra es significativa. En primer lugar, nos azotaron, un castigo que causaba grande sufrimiento y que podía haber causado la muerte) públicamente (acto muy vergonzoso) sin sentencia judicial (mejor, como dice LBLA, sin hacernos juicio, porque la expresión "sin sentencia judicial" implica que habría sido lícito azotarles si hubieran sido culpables y esto no era cierto en el caso de ciudadanos romanos, pero los oficiales ni siquiera investigaron ni permitieron que los acusados hablaran en su propia defensa; esto fue un crimen en sí, una violación seria de la justicia romana) siendo ciudadanos romanos (Pablo era ciudadano romano de nacimiento, Hechos 22:28. Aquí se oye el eco del ver. 21, "somos romanos"; el nombre romano de Silas era Silvano, -2 Cor. 1:19; -1 Tes. 1:1. "La Lex Valeria del 509 a.C. y la Lex Porcia del 248 a.C. declaraban criminal golpear a un ciudadano romano era un crimen; azotarlo, un escándalo; darle muerte era un parricidio ... La falsa pretensión de ciudadanía romana era un delito capital", ATR) nos echaron en la cárcel (como criminales comunes).

         Alguien dirá, ¿Pero por qué no declararon Pablo y Silas que eran romanos cuando fueron prendidos? Por no explicar esto, ¿no fue la consecuencia culpa suya? La respuesta es sencilla: ¿Quién puede afirmar que ellos no declararon su ciudadanía? En esos momentos ¿qué esperanza había de que se les hiciera caso? La turba no oye ni piensa. Como dijo Pablo, les azotaron "sin sentencia judicial"; no se les permitió presentar su caso. Compárese Hech. 22:24-29; en esa ocasión le prestaron atención.

         Lo que Pablo hace ahora es para el bien del evangelio y para el bien de la iglesia. No convenía que el reporte circulara a otros pueblos de que ellos fueran castigados por algo que merecían. La conclusión de este asunto fue muy favorable para Pablo y Silas, para el evangelio y para la iglesia de Filipos. Si acaso otros pueblos llegaran a enterar de este evento, se darían cuenta de que los oficiales de Filipos reconocieron su error y públicamente vindicaron a los hermanos, y también que éstos no insistieron en sujetar a los oficiales al castigo que sus hechos merecían (Rom. 12:19).

         También esta acción de Pablo servía para que los oficiales no volvieran a someterse a las demandas del pueblo alborotado.

         --       ¿Y ahora nos echan encubiertamente? -- ¿Nos azotaron públicamente, etc. y ahora nos sueltan en secreto?

         -- No, por cierto, sino vengan ellos mismos a sacarnos. --  Públicamente los maltrataron y públicamente habían de reconocer su error. Pablo no buscó la venganza personal, sino el honor y respeto para la iglesia. Lo que los magistrados hicieron fue una afrenta contra el evangelio predicado por Pablo y contra la iglesia que él había establecido. Para la completa vindicación de Pablo y Silas, y al mismo tiempo del evangelio y de la iglesia, Pablo insistió en que los oficiales indicaran públicamente que no Pablo y Silas sino ellos mismos estaban mal.

16:38 -- Y los alguaciles hicieron saber estas palabras a los magistrados. -- ¡Cinco acusaciones serias hechas por Pablo contra ellos! El acusado llega a ser el acusador. Las acusaciones contra Pablo y Silas eran sin fundamento y totalmente necias, pero las acusaciones hechas por Pablo contra los magistrados eran gravísimas. Si Pablo hubiera querido destruirlos, él podría haberlo hecho.

         -- Los cuales tuvieron miedo al oir que eran romanos. - Es decir, al darse cuenta de que no simplemente habían maltratado a "Estos hombres, siendo judíos", sino que habían cometido el pecado imperdonable de abusar de ciudadanos romanos. ¡Con mucha razón tuvieron miedo! "Claudio 'privó a la ciudad de Rodas de sus libertades por haber crucificado a algún ciudadano romano' (Rackham)" (citado por ATR).

16:39 -- Y viniendo, les rogaron; y sacándolos, les pidieron que salieran de la ciudad. -- (Mat. 8:34). El tiempo del verbo "pidieron" es el imperfecto activo, es decir, les "rogaban", persistían en pedirles; en efecto, estaban pidiendo por sus propias vidas. No podían expulsarlos, sino solamente pedir que se fueran. Que sepamos Pablo no les prometió nada. Por seguro no pensaba salir luego.

16:40 -- Entonces, saliendo de la cárcel, entraron en casa de Lidia, y habiendo visto a los hermanos, los consolaron. -- No tenían prisa; no iban a salir sin una despedida apropiada de los hermanos. Vemos en el ver. Hechos 16:15 que eran huéspedes de Lidia y probablemente la iglesia se reunía allí también. Recuérdese que Pablo y Silas predicaron en Filipos por "muchos días" (ver. Hechos 16:18). Lucas no dice cuántos se bautizaron aparte de Lidia y su casa y el carcelero y su casa.

         Véase 14:22. Los nuevos cristianos necesitan de mucha confirmación, edificación y consolación. Pablo siempre se preocupaba por las iglesias que había establecido (2 Cor. 11:28).

         -- Y se fueron. -- No "se fueron" por causa de lo que los oficiales dijeron, sino simplemente porque ya habían terminado su obra en Filipos.

         Lucas dice que "se fueron". Se supone, pues, que por lo pronto él se quedó en Filipos (vuelve a decir "nos" y "nosotros" en Hechos 20:5, 6). Al leer de ancianos y diáconos en Filipos (Fil. 1:1), de la comunión que esta iglesia tenía con Pablo en el evangelio (Hechos 1:5; 4:14-16), y de otras características sobresalientes de esa iglesia, recordamos que ésta tuvo la valiosa ayuda de Lucas (y posiblemente por un tiempo la ayuda de Timoteo) durante un tiempo importante en su desarrollo.

Hechos 17

17:1 -- Pasando por Anfípolis y Apolonia, llegaron a Tesalónica, -- Esta ciudad importante existe en la actualidad (se llama Saloniki). "Era un centro estratégico para la difusión del evangelio, como Pablo dijo más tarde, porque fue divulgado desde Tesalónica por toda Macedonia y Acaya (1 Tes. 1:8)" (ATR).

         -- donde había una sinagoga de los judíos. -- Posiblemente este texto indica que no había sinagoga en las otras dos ciudades. Había gran ventaja en llegar primero a la sinagoga, pues allí se reunían no solamente los judíos sino también los "prosélitos temerosos de Dios" (Hechos 13:43), "los griegos temerosos de Dios" (Hechos 17:4), y "mujeres piadosas y distinguidas" (Hechos 13:50). Los principales de las sinagogas invitaban a Pablo y a sus compañeros a enseñar (Hechos 13:15).

17:2 -- Y Pablo, como acostumbraba, fue a ellos. -- Véase Luc. 4:16, la misma expresión; la costumbre de Pablo siempre era lo mismo: ir primero al judío (por eso, a la sinagoga), y al mismo tiempo aprovechar el interés de los prosélitos de la puerta (los temerosos de Dios) y de mujeres piadosas. Como dice en -1 Tes. 2:2, "pues habiendo antes padecido y sido ultrajados en Filipos, como sabéis, tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición". De esta manera el siervo de Dios debe proceder de una obra a otra, de una prueba a otra, de una victoria a otra (Lange).

         -- y por tres días de reposo discutió con ellos. -- Lucas no repite los argumentos de Pablo porque sin duda el sermón predicado en Antioquía de Pisidia (Hechos 13:15-41) fue el mensaje básico que predicó en todas las sinagogas.

         La palabra discutir traduce la palabra dialegomai. En Hech 20:7 se traduce "enseñaba" ("hablaba", LBLA). Depende, pues, de su uso; puede ser simplemente pronunciar un discurso o sermón, Hechos 24:25, "disertar", o como en Hechos 17:2, 17; 18:4, 19; 19:8, 9, discutir o disputar. Dice Pablo que "tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios en medio de gran oposición" (1 Tes. 2:2).

         No solamente es permisible, pues, que los evangelistas prediquen o discutan (debatan) con otros sobre temas bíblicos, sino que es obligatorio que lo hagan -- cuando sea necesario -- para imitar el ejemplo apostólico de predicar y defender la verdad. En el primer siglo tanto judíos como gentiles se oponían a la verdad como en la actualidad lo hacen los católicos, los protestantes (evangélicos), los mormones, los testigos del Atalaya, etc., y todos los incrédulos y mundanos.

         Por tres sábados Pablo discutió en las sinagogas, pero en -1 Tes. 2:9 dice, "os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día (el oficio de él era hacer tiendas, Hechos 18:3), para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios". Véase también -2 Tes. 3:8, 9.

         Pablo demostró mucha paciencia en Tesalónica (como en muchos otros lugares). Sin duda se cansaba de escuchar repetidas veces las mismas disputas y contradicciones de los judíos. Con todo el corazón Pablo anhelaba su salvación (Rom. 9:1-3; 10:1), pero ellos solamente querían callarlo. Los azotes que recibió en Filipos (y otros lugares) le hacían sufrir físicamente, pero le dolían también los "azotes" del prejuicio que tanto les cegaba.

 

17:3 -- declarando (explicando, LBLA; lit. abriendo) y exponiendo (presentando evidencia, LBLA) por medio de las Escrituras. -- Sólo Lucas usa la palabra "abrir" de esta manera; véase Luc. 24:32, 45, "cuando nos abría las Escrituras ... les abrió el entendimiento"; "el Señor abrió el corazón de" Lidia, Hech. 16:14; Pablo, al igual que Jesús, abría las Escrituras para poder abrir el entendimiento del pueblo al significado de las Escrituras.

         -- que era necesario que el Cristo padeciese. -- Pablo tuvo que abrir (explicar) esta doctrina para los judíos, porque era nueva para ellos. Desde luego, tenían los profetas y podían leer tales textos como Isa. 53, pero los leían con los ojos cerrados, los oídos tapados (Mat. 13:15), y con el velo sobre su corazón (2 Cor. 3:15). Jesús personalmente abrió este tema varias veces, Mat. 16:21; Luc. 24:25-27; Jn. 12:34. Pedro lo abrió, Hech. 3:18; también Pablo lo abrió repetidas veces, 26:23; -1 Cor. 15:2, 3, etc.

         Los judíos no esperaban al Cristo que iba a sufrir, sino solamente al Cristo que iba a ser glorificado. Esta verdad era un tropezadero para ellos (1 Cor. 1:23), porque no querían creer que su Mesías había de sufrir (mucho menos en una cruz romana), sino que vendría para ocupar un trono literal, como el de David y de Salomón, y para ser el gran Conquistador que quitaría el yugo de Roma. Sin embargo, la necesidad del padecimiento (la muerte) del Mesías -- como revelado por los profetas -- era la premisa principal de la predicación de los apóstoles. Hasta el día de hoy esta verdad -- todavía revelada por sus profetas -- es un tropezadero para los judíos.

         ¿Qué pensaban y qué piensan los judíos al leer tales textos como Isa. 53 que hablan del Mesías que iba a sufrir? Dicen que el texto se refiere a la nación de Israel que sufría entre las naciones. Entonces ¿era la nación de Israel el Mesías de Israel?

         Repetidas veces Jesucristo afirmó la necesidad de su muerte (Mat. 16:22; Luc. 18:34; 24:21-25, 46; Jn. 12:32, 33). Al hablar a los judíos los apóstoles iban directamente a las Escrituras para convencer al pueblo de esta verdad básica. Hech. 2:23, "a éste, entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (es decir, Cristo murió conforme a lo que Dios había planeado; también lo había anunciado; 3:18, "Dios ha cumplido así lo que había antes anunciado por boca de todos sus profetas, que su Cristo había de padecer" (los judíos no entendían esto porque no les convenía); Hechos 8:32, 33, el eunuco leía el capítulo 53 de Isaías acerca de la muerte del Mesías; Hechos 13:27, "los habitantes de Jerusalén y sus gobernantes, no conociendo a Jesús, ni las palabras de los profetas que se leen todos los días de reposo, las cumplieron al condenarle". Así era la predicación de los apóstoles en todas las sinagogas, porque no había salvación para los judíos a menos que se convencieran de esta verdad.

         Ahora bien, los judíos anhelaban la venida del reino del Mesías, y Pablo predicó en Tesalónica el reino de Cristo. Les acusaron de predicar "que hay otro rey, Jesús" (Hechos 17:7); "os encargábamos que anduvieseis como es digno de Dios, que os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12); "para que seáis tenidos por dignos del reino de Dios" (2 Tes. 1:5).

         -- y resucitase de los muertos; -- desde luego, el Mesías no iba a quedarse en el sepulcro, sino que resucitaría conforme al mensaje de los profetas.

         -- y que Jesús, a quien yo os anuncio, decía él, es el Cristo. -- (Véase 1 Cor. 2:1, 2). Por último, tenían que convencerles que Jesús de Nazaret era aquel Mesías que iba a venir al mundo para morir por los pecados del hombre. Esto fue establecido por "pruebas indubitables" (Hechos 1:3). Como dice Barnes, tales argumentos podían incluir las siguientes cosas: que El nació en Belén, Miqueas 5:2; que era de la tribu de Judá, Gén. 49:10; que descendió de Isaí y de la línea real de David, Isa. 11:1, 10; que vino según el tiempo indicado, Dan. 9:24-27; que cumplió la profecía de Isa. 53; que las señales que hizo comprobaron que era el Cristo, el Hijo de Dios, Jn. 20:30, 31; y que su resurrección de los muertos, confirmada por muchos testigos competentes, probó que El es el Mesías.

         En cuanto a la manera de anunciar el evangelio a ellos Pablo dice lo siguiente: -1 Tes. 2:2, "tuvimos denuedo en nuestro Dios para anunciaros el evangelio de Dios"; 2:8, "... entregaros ... el evangelio"; Hechos 2:9, "os predicamos el evangelio de Dios". Lo hizo con poder: -1 Tes. 1:5, "el evangelio no llegó a vosotros en palabras solamente, sino también en poder, en el Espíritu Santo y en plena certidumbre".

         En cuanto a los tesalonicenses, "os llamó mediante nuestro evangelio, para alcanzar la gloria de nuestro Señor Jesucristo" (2 Tes. 2:14); "os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12); "Y vosotros vinisteis a ser imitadores de nosotros y del Señor, recibiendo la palabra en medio de gran tribulación, con gozo del Espíritu Santo" (1 Tes. 1:6); "os convertisteis de los ídolos a Dios, para servir al Dios vivo y verdadero" (1 Tes. 1:9); "de vosotros ha sido divulgada la palabra del Señor" (1 Tes. 1:8); entre ellos la palabra de Dios corría y era glorificada (2 Tes. 3:1).

17:4 -- Y algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas. -- Dice Lucas que "algunos" judíos y "gran número" de griegos se convirtieron. Las cartas de Pablo a la iglesia de Tesalónica indican que era una iglesia compuesta principalmente de gentiles. No hay cita alguna del Antiguo Testamento en estas cartas, y en cuanto a su conversión Pablo dice, "os convertisteis de los ídolos a Dios" (1 Tes. 1:9). ¡Qué contraste entre la esperanza viva del cristiano y la desesperación de los que no tienen esperanza (1 Tes. 4:13)!

         -- y de los griegos piadosos (temerosos de Dios, LBLA ) gran número. -- Los "temerosos de Dios" eran los prosélitos de la puerta, es decir, gentiles piadosos como Cornelio (Hech. 10:1, 2, 22) que asistían a la sinagoga, creían en Dios, oraban a Dios, etc., pero que no fueron circuncidados.

         -- y mujeres nobles (principales, LBLA) no pocas. --  (Compárese -1 Cor. 1:26-28). Las mujeres principales de Hech. 13:50 fueron movidas para oponerse a Pablo, pero aquí simpatizan con el evangelio. Como estas mujeres se convencieron que la enseñanza del Antiguo Testamento era muy superior a los oráculos de los dioses, ahora también se convencen de la verdad del evangelio.

                  

17:5 -- Entonces los judíos que no creían, teniendo celos, (llenos de envidia, LBLA) -- (compárese Hechos 13:45). Tenían celos porque muchos de los que asistían a la sinagoga "se juntaron con Pablo y Silas". Es muy posible que -1 Tes. 2:3-10 sea refutación de algunas de sus acusaciones contra él.

         -- tomaron consigo a algunos ociosos, hombres malos, (hombres malvados de la plaza pública, LBLA). -- Aquí se congregaban las pandillas de haraganes, hombres desocupados y ociosos. Tales hombres están dispuestos a hacer por dinero casi cualquier cosa. La iglesia de Tesalónica tuvo problema con algunos ociosos (2 Tes. 3:11, "oímos que algunos de entre vosotros andan desordenadamente, no trabajando en nada, sino entremetiéndose en lo ajeno").

         -- y juntando una turba alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo. -- Jasón había puesto su casa a la disposición de Pablo y Silas. Querían "sacarlos al pueblo"; o llevarlos delante del gobierno de la ciudad, o sujetarlos a la violencia de la turba.

17:6 -- Pero no hallándolos, trajeron a Jasón y a algunos hermanos ante las autoridades de la ciudad. -- La palabra "autoridades" es politarchas; los oficiales de Tesalónica (una ciudad libre) eran diferentes de los de Filipos (una colonia romana). Siendo autónoma Tesalónica escogía sus propios gobernantes y los títulos de estos no eran iguales a los oficiales romanos. Ya que la palabra politarchas no aparece en la literatura griega, algunos han dicho que Lucas cometió un error, pero resulta que esta palabra se encontró inscrita en un arco de la ciudad, y actualmente está en el Museo Británico.

         -- gritando: Estos que trastornan (han revolucionado) el mundo entero también han venido acá. -- Es verdad que el evangelio causa problemas porque expone el pecado y el error y lo condena, pero esta acusación es mucho más grave porque sugiere agitación revolucionaria subversiva. ¡Qué hipocresía! Los judíos persiguen a los apóstoles, provocando tumultos en cada ciudad, y luego se atreven a acusar a éstos de ser los culpables de tales agitaciones revolucionarias.

         En inglés la palabra "trastornar" se traduce "turn upside down" (tornar lo de arriba abajo). La verdad es que el pecado trastorna el mundo, y el evangelio lo vuelve a su posición recta.

17:7 -- a los cuales Jasón ha recibido; y todos éstos contravienen los decretos de César, diciendo que hay otro rey, Jesús. -- De los que oían a Pablo -- fueran judíos o fueran gentiles -- nadie podía entender que el reino de Cristo era de este mundo y que El quería usurpar a César. Por eso, dijeron esto con malicia. La conducta de los judíos demuestra que ellos estaban en bancarrota espiritual; su judaísmo no les había ayudado. El carácter de ellos era igual o peor que el de los gentiles, pues habían ocupado a los hombres más viles no para atacar a los gentiles sino para atacar a otros judíos -- hermanos de raza -- simplemente porque éstos afirmaban que su Mesías había venido.

         Esta acusación indica que Pablo había predicado el reino de Cristo (Hech. 8:12). Los judíos decían la misma cosa para convencer a Pilato de que debería crucificar a Jesús (Luc. 23:2). Véase también Jn. 19:15. En su primera carta a esta iglesia Pablo dijo, "que os llamó a su reino y gloria" (1 Tes. 2:12). La palabra "iglesia" significa los "llamados"; por eso, la iglesia es el reino.

 

17:8 -- Y alborotaron al pueblo y a las autoridades de la ciudad, oyendo estas cosas. -- Pablo y Silas no estuvieron presentes para refutar la acusación, y aunque hubieran estado presentes, una turba no escucha a nadie. Cuando las autoridades oyeron esta acusación, estaban preocupados, porque eran responsables ante el procónsul por el buen orden de la ciudad. También tenían que defender el honor del emperador.

 

17:9 -- Pero obtenida fianza de Jasón y de los demás, los soltaron. -- Jasón se hizo responsable delante de las autoridades de la conducta de Pablo, Silas y los hermanos, es decir, de que no hubiera más problemas. Pablo les escribió después (1 Tes. 2:17, 18) diciendo que quería visitarles pero que "Satanás nos estorbó".

17:10 -- Inmediatamente, los hermanos enviaron de noche a Pablo y a Silas hasta Berea. -- Esto suena como su escape de Damasco (9:23-25). Sin duda su vida estaba en gran peligro. Véase 1 Tes. 2:15,16. El relato de Lucas es muy breve. No da descripción alguna de este viaje de unos 100 kilómetros, aunque lo hicieron de noche (nos recuerda de 2 Cor. 11:26, "en caminos muchas veces; en peligros de ríos, peligros de ladrones").

         Después (20:4) leemos de Aristarco y Segundo, hermanos de Tesalónica, que acompañaron a Pablo a Jerusalén, y Aristarco le acompañó a Roma (27:2). Las dos cartas de Pablo a esta iglesia nos explica mucho acerca de ellos. Sufrieron mucha persecución (1 Tes. 2:14; 3:3-5; 2 Tes. 1:6,7). En cuanto a problemas internos, algunos no entendían la cuestión de la segunda venida de Cristo y en las dos cartas Pablo les enseña y exhorta sobre el tema.

         -- Y ellos, habiendo llegado, entraron en la sinagoga de los judíos. -- Aunque esto había resultado en mucha persecución para Pablo en otros pueblo, vuelve a hacer lo mismo en Berea.

17:11 -- Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica. -- Dice -1 Cor. 1:26, "Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios ... poderosos ... nobles", es decir, bien nacido (como el v. Hechos 17:4, "mujeres nobles", y el "hombre noble" de Luc. 19:12), pero los de Berea eran nobles de corazón y de carácter.

         -- pues recibieron la palabra con toda solicitud (con pronta disposición, VHA), -- prothumía, buena voluntad, buena disposición (dispuesto), -2 Cor. 8:11, "buena voluntad" (LBLA); v. Hechos 17:12, "voluntad dispuesta"; v. Hechos 17:19, "buena voluntad"; Hechos 9:2, "buena voluntad". Escuchaban atenta y respetuosamente a lo que decían los evangelistas. Esta fue una experiencia muy rara para Pablo y Silas. En Tesalónica la mayoría de los judíos eran esclavos de su prejuicio. No tenían "buena voluntad" sino envidia y rechazaron y maltrataron a los siervos de Dios (como también los de Antioquía de Pisidia, Hechos 13:45). Los de Berea no eran esclavos del prejuicio como los otros.

         -- escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así. -- Hechos 4:9; 12:19, interrogar (en sentido judicial); investigar, examinar las Escrituras por sí mismos. Jn. 5:39, "Escudriñad las Escrituras". Al escuchar a Pablo y Silas, los judíos nobles de Berea no reaccionaron con hostilidad como sus hermanos de Tesalónica y Antioquía de Pisidia. Tampoco manifestaron indiferencia fría hacia la predicación, sino que abrían las Escrituras para estudiar. Probablemente la mayor parte de ellos tuvieran que hacerlo en la sinagoga, pues los judíos no tenían la dicha de poseer cada quien su propio ejemplar de todos los libros (rollos) de las Escrituras. Los de Berea toman su lugar con Cornelio, Lidia y otros que prestaron atención reverente a la palabra de Dios. Hech. 17:11 se ha citado miles de veces como un ejemplo excelente para los que oyen el evangelio.

         Lamentablemente la mayoría de los hombres aceptan su religión -- la cosa más importante de su vida -- sin examinarla. La aceptan porque la heredan de sus padres, porque los sacerdotes o pastores les aseguran que es la verdad, o por otro motivo, pero no por haber hecho personalmente una investigación cuidadosa de ella "para ver si estas cosas eran así".

         El clero romano cita -2 Ped. 1:20, "que ninguna profecía de la Escritura es de interpretación privada", y afirma que el hombre no puede estudiar y entender las Escrituras por sí mismo. En primer lugar, Pedro no dijo tal cosa. El v. Hechos 17:21 explica el v. Hechos 17:20: "porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo"; es decir, Pedro no se refiere al estudio de las Escrituras, sino al origen de las Escrituras. Al decir "interpretación privada" él quiere decir que los escritores de las Escrituras no escribieron sus propias ideas. También la actitud de Pablo confirma que le agradó a Dios lo que hicieron los de Berea (Pablo no les reprendió diciendo, "Dejen de estudiar las Escrituras porque no pueden entenderlas"). Lucas alaba a los de Berea (eran "nobles") por escudriñar las Escrituras y por pensar por sí mismos.

         Pero el derecho (la obligación) de cada persona de escudriñar las Escrituras y pensar por sí misma no significa que cada persona pueda interpretar las Escrituras como le convenga. La verdad no es relativa sino absoluta; no se puede decir que lo que cada quien piense o quiera es verdad para él. La verdad no es subjetiva sino objetiva. Es locura decir que todo el mundo tiene el derecho de interpretar las Escrituras a su modo o que no importa lo que uno crea sólo que sea sincero, etc. Lo que aprendemos en este texto es que todo el mundo tiene el derecho y el deber de buscar y encontrar la verdad divina.

         Sin duda, la presentación de Pablo y Silas era muy convincente y lo que decían les interesaba mucho a los de Berea, pero éstos querían estar seguros de lo que aceptaban. No querían que su fe se basara en la mera palabra de los hombres, sino en lo que las Escrituras dicen. La predicación que agrada a Dios anima a los oyentes a ser estudiantes diligentes de las Escrituras. "Estas cosas" eran los mismos temas que predicaban en todas las sinagogas (Hechos 17:3).

         Uno de los pecados más grandes del hombre es rehusar examinar la predicación del evangelio puro a la luz de las Escrituras. El comentario de McGarvey sobre esto es muy bueno: "Un pecado común entre los humanos es el negarse a examinar cándidamente y con paciencia las demandas del evangelio. Habiendo caído en el error por sus tradiciones, los judíos resistían con pasión y tumulto todo esfuerzo por darles la verdadera luz; y desde entonces su insensatez ha sido imitada tanto por los incrédulos como por los partidarios del error religioso. Si tales gentes viven y mueren ignorando la verdad, y a consecuencia de ello mueren descuidando el deber, su ignorancia, en lugar de excusarles, será uno de sus pecados principales. Apenas habrá mayor pecado que el taparnos los oídos cuando Dios nos habla, o cerrar los ojos para no ver la verdad que El nos brinda".

17:12 -- Así que creyeron muchos de ellos, y mujeres griegas de distinción, y no pocos hombres. -- En Tesalónica "algunos" de los judíos creyeron (y "gran número" de los griegos), pero en Berea "creyeron muchos de ellos" (judíos). Pablo no predicó mejor en Berea; la diferencia fue que los oyentes tenían "buena voluntad" para escuchar y examinar el mensaje a la luz de las Escrituras. "Muchos de ellos" creyeron porque "muchos de ellos" oyeron la palabra, pues "la fe viene por el oír y el oír por la palabra de Cristo" (Rom. 10:17). En otros pueblos el pueblo no creyó porque se negó a escuchar.

17:13 -- Cuando los judíos de Tesalónica supieron que también en Berea era anunciada la palabra de Dios por Pablo, fueron allá, y también alborotaron (para agitar y alborotar, LBLA) a las multitudes. -- Dice la Versión Hispanoamericana, "excitando y perturbando"; dice la Versión Moderna, "incitando y turbando"; "Agitando a las multitudes como un terremoto (Hechos 4:31) y perturbándolas como un tornado (Hechos 17:8) ... Esta tranquila y noble ciudad se vio en un torbellino de agitación por los ataques provocados por los emisarios judíos que llegaban de Tesalónica" (ATR). "Las noticias de la buena recepción del Evangelio en Berea llegaron a Tesalónica, llenando a los creyentes de gozo y excitando el odio rabioso de los judíos recalcitrantes". (Trenchard). Pablo es el que "atrae el relámpago" (Lenski). Imitaron a los de Antioquía de Pisidia y de Iconio que fueron hasta Listra para seguir persiguiendo a Pablo (Hechos 14:19).

         Seguramente estos judíos de Tesalónica se sentían muy confiados debido a lo que lograron hacer en su propio pueblo contra Pablo. Parece que la malicia amargada de los judíos fanatizados no tenía límite. Eran bien enterados de las supersticiones y prejuicios de los gentiles y sabían perfectamente cómo manipularles para llevar a cabo sus propósitos diabólicos contra Pablo.

         Si los cristianos trabajaran con el mismo celo demostrado por los oponentes de la fe, podrían convertir mucha gente.

17:14 -- Pero inmediatamente los hermanos enviaron a Pablo que fuese hacia el mar; y Silas y Timoteo se quedaron allí. -- Otra vez Pablo tuvo que salir rápidamente. Pablo hubiera querido seguir trabajando mucho más tiempo en Macedonia, pero en cada pueblo su estancia fue corta. Sin embargo, esta obra del diablo produjo mucho fruto positivo para el evangelio, porque debido a esta persecución severa, Pablo estaba obligado a llevar el evangelio más pronto a otros lugares. "Vosotros pensasteis mal contra mí, mas Dios lo encaminó a bien" (Gén. 50:20). Al salir de ese país, seguramente Pablo se regocijaba por haber establecido la iglesia en tres ciudades importantes de Macedonia.

         Otra vez observamos que solamente Pablo sale, dejando a sus compañeros con la nueva iglesia para confirmarles. Parece que los judíos perseguidores solamente querían destruir a Pablo. La última vez que Timoteo fue mencionado él estuvo en Filipos; parece que se juntó con Pablo en Berea. Sin duda la fuerza e influencia de las iglesias de Macedonia (Filipos, Tesalónica, Berea) se debe en gran parte a la obra de los compañeros de Pablo.

                  

17:15 -- Y los que se habían encargado de conducir a Pablo le llevaron a Atenas; y habiendo recibido orden para Silas y Timoteo, de que viniesen a él lo más pronto que pudiesen, salieron. -- Probablemente los hermanos de Berea acompañaron a Pablo para su protección y posiblemente por conocer esa área mejor que él. Probablemente habían hecho este viaje muchas veces. Es muy hermoso observar cómo los hermanos (aunque nuevos en la fe) manifestaban su solicitud por el bienestar de Pablo; de esa manera demostraban su gratitud hacia él y hacia Dios.

         Según -1 Tes. 3:1,2, Pablo decidió quedarse solo en Atenas y enviar a Timoteo a Tesalónica para establecer a los hermanos. Probablemente Timoteo no había ido a Tesalónica y su presencia no causó problema. Después Timoteo y Silas se juntan otra vez con Pablo en Corinto.

17:16 -- Mientras Pablo los esperaba en Atenas, su espíritu se enardecía viendo la ciudad entregada a la idolatría (llena de ídolos, LBLA). -- Al ver tantos ídolos Pablo no era como un turista que pensaba en su valor artístico, sino que la gran mentira de ellos le causó indignación. La palabra "enardecer" significa irritar o provocar; dice el margen de la LBLA, indignaba. Aparece en -1 Cor. 13:5, "no se irrita". Esta palabra se usa en Hechos 15:39 para describir el "desacuerdo" entre Pablo y Bernabé ("desavenencia", VHA). La idolatría de Atenas le molestaba y le irritaba. En lugar de ser indiferente hacia la superstición e ignorancia de esa gente le deprimía. Todo cristiano debe compartir la actitud de Pablo porque el mundo todavía está lleno de varias clases de ídolos (1 Jn. 5:21; Col. 3:5, etc.)

         "Pausanias dice que Atenas tenía más imágenes que todo el resto de Grecia. Plinio dice que en la época de Nerón Atenas tenía más de 30.000 estatuas públicas, además de una cantidad incalculable en las casas. Petronio se burla de que era más fácil en Atenas encontrar a un dios que a un hombre" (ATR).

         Ahora Pablo tiene otra clase de desafío: ha peleado contra el prejuicio que fanatizaba a los judíos y contra los griegos agitados por los judíos, pero en Atenas la oposición es diferente, pues empieza la batalla contra la filosofía griega. -1 Cor. 1:18-21 fue escrito acerca de los tales.

 

17:17 -- Así que discutía en la sinagoga con los judíos y piadosos. -- Pablo discutía con cualquiera que estuviera dispuesto a discutir con él. Lucas no dice con qué éxito.

         -- Y en la plaza cada día con los que concurrían. -- De esta manera la indignación que Pablo sentía le movía a discutir con la gente; es decir, no simplemente habló acerca de ellos, sino que se dirigió directamente hacia ellos.

17:18 -- Y algunos filósofos de los epicúreos. -- Dice Larousse que la palabra epicúreo significa el "que sigue la doctrina de Epicuro. Fig. Que sólo busca el placer". "Epicuro, filósofo griego (341-270 a. de J. C.) enseñaba que el placer es el fin supremo del hombre, y que todos nuestros esfuerzos deben tender a conseguirlo. El placer no consistía, sin embargo, en los goces materiales de los sentidos, sino en el cultivo del espíritu y la práctica de la virtud". Dice el Nuevo diccionario bíblico ilustrado, Vila-Escuain, "Su teoría era que el objetivo de la vida humana debía ser el de experimentar emociones placenteras, y que el epítome de la felicidad era la tranquilidad apacible de la mente. Su clave era la experiencia, no la verdad. Pablo intentó hacer volver el pensamiento de los atenienses de sus filosofías inventadas, y de sus ídolos hechos de manos, al Dios único y verdadero (Hech. 17:18)".

         Epicuro hablaba del placer bueno, pero sus seguidores buscaban placeres carnales (véanse -1 Cor. 15:32; Tito 2:11,12).

         -- Y de los estoicos disputaban con él. -- Los estoicos eran seguidores del filósofo Zenón (340 - 265 a. de J. C). "Estoicismo. Fig. Austeridad, dominio sobre la propia sensibilidad: soportar sus males con estoicismo ... Es célebre su moral, que hace residir el bien soberano en obedecer sólo a la razón, y en ser indiferente al placer o al dolor" (Larousse). "Debían conducirse por el intelecto, y no se tenía que dar consideración ni a los placeres ni a los sufrimientos corporales. Las características fundamentales de los estoicos eran el panteísmo, el fatalismo, y el orgullo" (Vila).

         Los estoicos eran panteístas (Dios es el alma del mundo y el mundo es Dios); decían que todo es gobernado por el destino (eran fatalistas, es decir, "lo que será será", que todos los sucesos de la vida fueron predestinados). Zenón enseñaba que el dominio propio contribuía al bienestar y que las pasiones y afectos deberían ser suprimidos. Eran indiferentes hacia el placer y el dolor (véase Rom. 12:15).

         Estas dos escuelas de pensamiento trataban de explicar el propósito de la vida. Es interesante comparar el efecto de estas filosofías con el fruto de la revelación de Dios. A pesar de todas su flaquezas, la civilización judaica era relativamente moral, mientras que la civilización pagana se describe en Rom. 1:18-32 como totalmente corrupta.

         -- y unos decían: ¿Qué querrá decir este palabrero? -- Con esta palabra muy despreciativa (literalmente, recolector de semillas) acusaban a Pablo de ser un plagiario que recogía fragmentos de sabiduría de otros, o un charlatán que revendía las sobras de la filosofía.

         -- Y otros: Parece que es predicador de nuevos dioses; porque les predicaba el evangelio de Jesús, y de la resurrección. -- "nuevos dioses" (literalmente, demonios extranjeros), objetos de adoración. Posiblemente entendieran que Jesús era como uno de sus "demonios" y que la resurrección era alguna especie de diosa.

                  

17:19 -- Y tomándole, le trajeron al Areópago, diciendo: ¿Podremos saber qué es esta nueva enseñanza de que hablas? -- Pablo predicó a Cristo en las sinagogas, delante de autoridades civiles y militares, y en esta oportunidad delante del más elevado tribunal de la cultura griega.

17:20, 21 -- Pues traes a nuestros oídos cosas extrañas. Queremos, pues, saber qué quiere decir esto. (Porque todos los atenienses y los extranjeros residentes allí, en ninguna otra cosa se interesaban sino en decir o en oír algo nuevo.) -- El criterio de ellos no era la verdad, sino la novedad. Así son muchos hoy en día; compárese el tiempo dedicado a leer el periódico con el tiempo dedicado a leer la Biblia. Uno de sus oradores dijo que el emblema de la ciudad debía ser una gran lengua. Otro dijo que eran víctimas de sus propios oídos.

         El evangelio siempre es "nuevo" para los que no lo han oído y también lo es para los que lo han oído por años. Es un mensaje duradero. Sin embargo, hay personas que tienen "comezón de oír" algo diferente, algún evangelio nuevo. Algunos se cansan y se aburren de los servicios y de la predicación sencilla de la cruz. El problema es que los que están enamorados de alguna filosofía u otra enseñanza humana difícilmente seguirán año tras año escuchando el evangelio antiguo.

17:22 -- Entonces Pablo, puesto en pie en medio del Areópago, dijo: Varones atenienses, en todo observo que sois muy religiosos. -- Literalmente, eran muy temerosos de los demonios (grandes héroes que al morir fueron deificados). Tenían miedo de ofenderles; por eso fielmente les ofrecían sacrificios, adornaban sus estatuas, etc.

         Para los griegos que oyeron el evangelio y quedaron incrédulos, Cristo era el "demonio" de los cristianos. También este fenómeno explica el origen de los "santos" de los católicos; éstos equivalen a los "demonios" de los griegos, porque según la tradición católica, los personajes que eran muy santos durante la vida fueron "canonizados" cuando murieron. Esto corresponde a la deificación de los héroes griegos, porque a los "santos" católicos se ora, se pide favores, se prende velas, etc. de la misma manera que los griegos oraban y sacrificaban a sus "demonios".

         Pablo no podía abrir las Escrituras y hablar del Mesías. Tuvo que comenzar donde estaban sus oyentes, y paso por paso, llevarles al conocimiento primero de Dios y luego de Cristo.

17:23 -- porque pasando y mirando vuestros santuarios (objetos de vuestra adoración, LBLA), hallé también un altar en el cual estaba esta inscripción: AL DIOS NO CONOCIDO (a dios no conocido, LBLA, margen). Al que vosotros adoráis, pues, sin conocerle, es a quien yo os anuncio. -- Sus santuarios u objetos de adoración eran sus templos, altares, estatuas, etc. Los atenienses tenían miedo de ser castigados por algún dios a quien no conocieran; por eso erigían altares "A dios no conocido". "Durante una plaga Epiménides aconsejó el sacrificio de una oveja al dios apropiado, quienquiera que fuera" (ATR). Se dice que durante esa plaga, el profeta Epiménides soltó muchas ovejas en la ciudad y dondequiera que una oveja se detuviera, en ese lugar era ofrecida al ídolo más cercano; si no había altar cercano, entonces erigían altar y se le ponía el rótulo, "A dios no conocido". (Esta es solamente una de las explicaciones ofrecidas de este fenómeno).

         Lo que Pablo dice, pues, significa que él no estaba predicando dioses nuevos o extranjeros, porque en cuanto al Dios a quien él predicaba, ellos ya lo estaban adorando sin conocerle, sin saber su nombre, pero Pablo le conocía y sabía su Nombre, sus atributos, lo que hace para bendecir al hombre, y lo que hace para salvar sus almas. Si escuchaban a Pablo el dios no conocido llegaría a ser el Dios conocido y podrían adorarle con entendimiento.

         "Con este golpe maestro echa a un lado cualquier idea de violación de la ley romana o de sospechas de herejía, y demanda su aceptación de su nuevo evangelio, un giro consumadamente diestro" (ATR).

         Con esto quería convencerles que el Dios a quién él anunciaba se puede conocer.     El discurso de Pablo acerca del "Dios no conocido" se puede bosquejar de la siguiente manera:

                   El carácter del Dios no conocido.

I. Creador de todo, v. Hechos 17:24-26.

         A. Hizo todas las cosas.

         B. Es el Señor del cielo y de la tierra.

         C. No mora en templos hechos por manos humanas.

         D. No es servido por manos de hombres.

         E. Es el Originador de las naciones.

II. Está al alcance de todos, v. Hechos 17:27-29.

         A. En El vivimos, nos movemos, somos.

         B. Somos linaje de Dios.

III. El da salvación a todos, v. Hechos 17:30,31.

         A. Los tiempos de ignorancia ya pasaron.

         B. Todos deben arrepentirse.

         C. Porque habrá juicio universal.

         Israel no conocía a Dios (Isa. 1:3). Creían que Dios podía ser comprado (Miqueas 6:6-8); con esa actitud daban prueba de que no conocían a Dios.

         En la actualidad muchos no conocen a Dios. Algunos creen que Dios es como el hombre (Sal. 50:21); por eso no lo conocen. Los mormones no conocen a Dios, porque creen que El tiene carne y hueso. Los que creen que Dios no cumple su palabra (2 Ped. 3:3-10) no lo conocen. Los que creen que pueden esconderse de Dios (Gén. 3:8-10) no lo conocen. Los que creen que pueden escapar de Dios (recuérdese el ejemplo del profeta Jonás), o escapar de su juicio (Sal. 139:7-12) no lo conocen.

         Jesús dice (Jn. 17:3), "Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien has enviado". En el Día Final, los que no conocen a Dios serán castigados (2 Tes. 1:7-9).

17:24 -- El Dios que hizo el mundo y todas las cosas que en él hay, -- Pablo dice "El Dios", el único Dios verdadero, el Dios vivo; es decir, en realidad no hay dios del sol, otro de la luna, otro del mar, etc., sino que hay un solo Dios vivo. Los filósofos griegos rechazaban la creación especial por algún dios.

         -- siendo Señor del cielo y de la tierra, -- Es el Gobernador del mundo, El es el Creador y El cuida de sus criaturas. Los filósofos materialistas no creían nada de eso. Para ellos los dioses no se preocupaban por la gente.

         -- no habita en templos hechos por manos humanas. -- Esta verdad fue un golpe fuerte contra los templos hermosos de Atenas (por ej., el Partenón, tan estimado por sus oyentes). Es cierto que Salomón construyó un templo según los planos que Dios había entregado a David, pero el mismo Salomón entendía que Dios "no habita en templos hechos por manos humanas" (véase -1 Reyes 8:27,28). Era simplemente un símbolo que recordaba a los israelitas de la presencia de Dios entre su pueblo.

17:25 -- ni es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo; -- Los dioses paganos fueron hechos por los hombres, y llevados por los hombres. Necesitaban de todo y eran servidos por sus feligreses, pero el hombre es quien verdaderamente tiene necesidad y el Dios vivo la suple.

         -- pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. -- Dios es la fuente de la vida. No solamente es el Creador sino también el Sostenedor de la vida. Los filósofos griegos no creían que los dioses daban vida al hombre.

17:26 -- Y de una sangre (de uno, LBLA) ha hecho todo el linaje de los hombres (todas las naciones del mundo, LBLA). -- En esta frase Pablo afirma la relación estrecha entre el único Dios vivo y el hombre. El creó al primer hombre del cual han procedido todas las naciones del mundo.

         Este concepto chocó con el orgullo vano de los atenienses, pues se creían superiores a los demás, pero los científicos (antropólogos) concuerdan con Pablo, pues todos saben que la raza humana es una y todas las diferencias son superficiales.

         -- para que habiten sobre toda la faz de la tierra; y les ha prefijado el orden de los tiempos (sus tiempos señalados, LBLA), y los límites de su habitación; -- En Hechos 14:17 Pablo habló de la sucesión de las estaciones del año como prueba del cuidado de Dios, pero este texto es más amplio; se refiere a los tiempos de prosperidad y de adversidad de las varias naciones del mundo. Según Dan. 4:17, Dios es el Supremo Gobernador de todas las naciones; El quita y pone reyes. También el Dios vivo establece las fronteras de las naciones del mundo. Desde luego, los filósofos griegos no creían este concepto de la historia del hombre. Dios hace lo que los dioses nacionales de los griegos no hacían: El gobierna el mundo.

 

17:27 -- para que busquen a Dios, si en alguna manera, palpando, puedan hallarle, -- El gran propósito de todo lo que Dios hace es para que los hombres le busquen. El bien soberano del hombre no es el placer (como enseñaban los epicúreos), ni la indiferencia hacia el placer y el dolor (como enseñaban los estoicos), sino el buscar y encontrar (conocer) a Dios (Jn. 17:3). Es natural que el hombre busque a Dios, porque Dios es el Creador y Sostenedor del hombre. Muchos creen que han encontrado a Dios en la naturaleza (adoran el sol, la luna, las estrellas, animales, etc. Rom. 1:23-25). Los filisteos confiaban en Dagón, pero cuando cayó no pudo levantarse, mucho menos hacer grandes maravillas (Jueces. 16:23; 1 Sam. 5:1-7). Muchos creen que las "virgencitas" pueden hacer milagros pero son simplemente estatuas inmóviles sin poder alguno.

         El verdadero Dios puede ser hallado. Los gentiles "palpaban" porque no tenían las Escrituras, pero comenzando ese mismo día podían hallarle. Dios es revelado en su Hijo (Jn. 14:9). La mente de Dios es revelada por el Espíritu en los escritos de los apóstoles inspirados (1 Cor. 2:10-16).

         -- aunque ciertamente no está lejos de cada uno de nosotros. -- Los epicúreos decían que los dioses estaban muy lejos de los hombres y que no podían preocuparse por sus problemas.

         No es la voluntad de Dios que los hombres batallen para encontrarlo. ¿Cuál es la actitud del padre terrenal? ¿Quiere que sus hijos tengan que palpar como un ciego e ir a tientas buscándole? ¿Quiere el padre terrenal que sus hijos lo llamen el padre no conocido?

 

17:28 -- Porque en él vivimos, y nos movemos, y somos; -- Aquí está la prueba de que Dios no está lejos de nosotros. De hecho, el hombre es totalmente dependiente de Dios; sin El, el hombre no puede vivir. Los filósofos griegos negaban que los dioses ejercían control providencial sobre los asuntos humanos.

         -- como algunos de vuestros propios poetas también han dicho: Porque linaje suyo somos. -- Es cita de Aratus (270 a. de J. C.), nativo de Cilicia (el país de Pablo). Seguramente los filósofos podían ver que Pablo no era un "palabrero", sino un hombre de letras.

 

17:29 -- Siendo, pues, linaje de Dios, no debemos pensar que la Divinidad sea semejante a oro, o plata, o piedra, escultura de arte y de imaginación de hombres. -- Estos materiales se usaban para hacer ídolos, estatuas, imágenes, etc. para los dioses de Atenas. Los hombres hacen sus dioses a la imagen del hombre, pero sus propios escritores habían dicho que "linaje suyo somos". Todos saben que los hijos se parecen a sus padres; por eso, si los hombres no son piedras y palos, y si el hombre es linaje de Dios, entonces Dios tampoco es hecho de piedras y palos.

         La triste verdad es que los idólatras rechazan la afirmación de Gén. 1:26 (el hombre fue hecho a la imagen de Dios) y hacen sus dioses a la imagen de ellos mismos.

 

17:30 -- Pero Dios, habiendo pasado por alto los tiempos de esta ignorancia. -- Ahora Pablo usa la artillería pesada del evangelio: exige el arrepentimiento de todos (compárense Hechos 2:38; 3:19; 24:25). En Rom. 3:25 Pablo dice, "a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados"; esto no significa que los pecados de los judíos no se tomaron en cuenta, sino que los pecados no habían recibido todo el castigo que merecían. De la misma manera, Hech. 17:30 no significa que Dios no tomaba en cuenta los pecados de los gentiles (véase Rom. 1:18-28), sino que no eran plenamente castigados. Al sufrir en la cruz Jesucristo recibió el pleno golpe que los pecados del mundo merecían (1 Ped. 2:24).

         Cuando Pablo habló de la ignorancia de los atenienses, éstos no podían quejarse, porque ellos mismos habían erigido el altar con la inscripción, "AL DIOS NO CONOCIDO".

         -- ahora manda a todos los hombres en todo lugar, que se arrepientan. -- Los dioses paganos no exigían el arrepentimiento porque eran peores que sus adoradores, pero el verdadero Dios -- el único Dios vivo -- demanda que todos (y esto incluye a estos epicúreos y estoicos) se arrepientan. Dios requiere que los filósofos griegos -- aun los miembros de este tribunal -- se arrepientan. El epicúreo buscaba el placer y no estaba nada dispuesto a cambiar y el estoico era totalmente indiferente hacia las consecuencias de sus "pecados", pero de todos Dios demanda el arrepentimiento. Mat. 3:2; 4:17; Luc. 13:3, 5; Hech. 2:38; 3:19; 26:20.

         Aquí está otra prueba de la existencia del Dios verdadero: El exige el arrepentimiento. Los dioses hechos por los hombres -- hechos a la imagen del hombre -- nunca exigen el arrepentimiento. ¿Por qué inventaría el hombre algún dios que le condenara? No tiene sentido hacerlo y no lo hace. Sólo el Dios Vivo -- el Dios no hecho a la imagen del hombre -- exige el arrepentimiento.

         De la misma manera una prueba innegable de la inspiración de la Biblia es que ésta condena al hombre. Si los hombres hubieran escrito la Biblia, no habrían escrito textos que les condenan por sus pecados. De hecho, ni habrían hablado de pecados, porque el hombre no quiere condenarse a sí mismo sino justificarse a sí mismo.

17:31 -- por cuanto ha establecido un día en el cual juzgará al mundo con justicia. -- Los filósofos no sabían nada de un juicio final, ni mucho menos de un juicio con justicia, pero ellos mismos serán juzgados por el Juez Justo. Según ellos, sus dioses compartían todos los pecados de la gente (eran más pecadores que la gente).

         Muchos textos hablan claramente de Aquel Día (un día fijo): Rom. 2:15,16; -1 Cor. 1:8; 3:13; -2 Cor. 1:14; Fil. 1:6,10; 2:16; -1 Tes. 5:2,4; -2 Tes. 1:10; 2:2; -2 Tim. 1:12,18; 4:8. El pensar acerca del Juicio Final nos mueve a arrepentirnos. En este discurso la primera vez que Pablo habla de Jesús, no habla de Belén ni del Calvario, sino del Juicio Final.

         Dios "ha establecido" este día. Jesús dijo, "A la verdad el Hijo del Hombre va, según lo que está determinado" (Luc. 22:22); dijo Pedro que Jesús fue "entregado por el determinado consejo y anticipado conocimiento de Dios" (Hech. 2:23); en este mismo discurso en Atenas Pablo dijo que "les ha prefijado el orden de los tiempos" (v. Hechos 17:26). Es de suma importancia tener presente lo que Dios ha "establecido" o "determinado".

         -- por aquel varón a quien designó, dando fe a todos con haberle levantado de los muertos. -- Compárense Hechos 10:42; Jn. 5:22-29; -2 Tim. 4:1. Cuando Dios resucitó a Cristo de los muertos, nos dio la "fe", la base (prueba o evidencia) para creer que Cristo será el Juez.

                  

17:32 -- Pero cuando oyeron lo de la resurrección de los muertos, unos se burlaban, y otros decían: Ya te oiremos acerca de esto otra vez. -- Pablo termina donde comenzó, hablando de Jesús y la resurrección (ver. Hechos 17:18).

         Parece que Pablo no tuvo la oportunidad de presentar las "pruebas indubitables" de la resurrección de Jesucristo. Apenas estaba llegando al corazón de su tema cuando dejaron de escuchar. Le habían escuchado aunque denunciaba la idolatría; esto indica que su "religión" era muy superficial. Eran muy "religiosos" (tenían muchísimas imágenes, estatuas, etc.), pero tenían muy poca fe en sus "demonios".

         Sin embargo, siendo materialistas (como los saduceos), tenían mucho celo por su filosofía que negaba el estado futuro. Así es que reaccionaron inmediatamente al oír la palabra "resurrección" porque eso afectó su opinión predilecta, su prejuicio fuerte, su partido personal.

         Negaban la inmortalidad del alma; decían que el alma es material y que cuando el hombre muere su alma queda aniquilada. Desde luego, decían que después de la muerte no hay recompensa ni castigo. Para los griegos el cuerpo era el enemigo (la cárcel) del espíritu. Por eso, no querían saber nada de la resurrección del cuerpo.

         Los "testigos" del Atalaya también son materialistas; su tema predilecta es que al morir el hombre, muere también su alma y espíritu. También les gusta mucho argumentar que la tierra es eterna, otra vez demostrando su actitud materialista.

         La mayoría de la gente de este mundo tiene su "hasta aquí" en cuanto a escuchar la palabra de Dios. Hech. 7:51-54, los judíos escucharon a Esteban hasta que les reprendió por su dureza de corazón; Hechos 22:22, "le oyeron hasta esta palabra" (la resurrección). Muchos "evangélicos" escucharán hasta que se mencione la necesidad del bautismo; algunos hermanos escucharán hasta que se predique sobre la ofrenda, o  sobre el divorcio y segundas nupcias, o sobre las instituciones de la iglesia; hay hermanas que escucharán hasta que se predique sobre la modestia o hasta que se condene la obra diabólica de las feministas.

 

17:33 -- Y así Pablo salió de en medio de ellos. -- Les había expuesto el camino para salir de su religión y filosofía inválidas, y les ofrecía el conocimiento del único Dios vivo. Les hubiera explicado mucho más acerca de Cristo y la salvación que El trae al hombre, pero al oír sobre la resurrección solamente pensaron en hacerlo callar.

 

17:34 -- Mas algunos creyeron, juntándose con él; entre los cuales estaba Dionisio el areopagita, una mujer llamada Dámaris, y otros con ellos. -- De estos no sabemos más.

Hechos 18

18:1 -- Después de estas cosas, Pablo salió de Atenas y fue a Corinto. -- "Era ahora la capital de la provincia de Acaya y la principal ciudad comercial de Grecia, con una población cosmopolita ... El templo de Afrodita en el Acrocorinto tenía mil prostitutas consagradas, y el mismo término corintizar significaba entregarse a la inmoralidad" (ATR). La ciudad estaba llena de pecado y lamentablemente la iglesia reflejaba algunas de sus ideas y prácticas. Pablo les llamó "santos" (1 Cor. 1:2) porque habían obedecido al evangelio para ser un pueblo separado, pero tenían que aprender mucho y hacer muchas correcciones.

         Léase -1 Cor. 1:18-23 para ver algo de la oposición al evangelio en Corinto: para los griegos el evangelio era locura porque contradecía casi todo lo que creían acerca del mundo, la religión y el propósito de la vida; y para los judíos el evangelio era tropezadero porque esperaban un Mesías (Cristo) muy poderoso en el sentido militar y político. No querían aceptar que El iba a humillarse y sufrir, mucho menos en una cruz romana.

 

18:2 -- Y halló a un judío llamado Aquila, natural del Ponto, recién venido de Italia con Priscila su mujer, por cuanto Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma. Fue a ellos. -- Por la providencia de Dios Pablo conocía a esta pareja fiel que se asociaría con Pablo durante el resto de su vida: v. 18, salieron con Pablo; Rom. 16:3-5, "Saludad a Priscila y a Aquila, mis colaboradores en Cristo Jesús, que expusieron su vida por mí ... Saludad también a la iglesia de su casa"; -1 Cor. 16:19, "Aquila y Priscila, con la iglesia que está en su casa, os saludan mucho en el Señor"; -2 Tim. 4:19, "Saluda a Prisca y a Aquila".

 

18:3 -- y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas. -- Los rabinos enseñaban que todo joven debía aprender algún oficio, y que el padre que no le enseñaba a su hijo un oficio le enseñaba a robar. El trabajo manual era glorificado por los judíos. Los rabinos mismos tenían su oficio o profesión; no había eruditos aislados del trabajo. Jesús era carpintero, algunos apóstoles eran pescadores y Pablo era fabricante de tiendas.

         Durante todo su ministerio Pablo trabajaba en su oficio de hacer tiendas portátiles para sustentarse a sí mismo y a los que estaban con él: Hech. 20:34; -1 Tes. 2:9; -2 Tes. 3:8. Aunque él entendía la urgencia de predicar el evangelio, trabajaba diariamente en su oficio como si no tuviera otra ocupación. Pablo enseña que los que predican el evangelio deben vivir del evangelio (1 Cor. 9:14), pero él no lo hizo en Efeso y en otros lugares (Hech. 20:34; -1 Cor. 4:12; -2 Cor. 9:8, 9; -1 Tes. 3:8). Explica su razón en -2 Cor. 11:12. Así pues vemos que el Nuevo Testamento enseña claramente que los que predican el evangelio pueden trabajar con sus manos para sustentarse; era práctica completamente aceptable en el primer siglo y todavía es una práctica completamente aceptable en el siglo presente. Además, este plan tiene grandes ventajas y evita grandes problemas y abusos.

         Casi todos los evangelistas que predicaron en Estados Unidos durante el siglo pasado y durante la primera mitad del siglo presente eran sembradores, maestros, mecánicos, carpinteros, etc.

 

18:4 -- Y discutía en la sinagoga todos los días de reposo, y persuadía a judíos y a griegos. -- Al llegar el sábado Pablo hizo a un lado su trabajo secular para entrar con energía en su trabajo espiritual de discutir con los judíos.

         El hecho de que Pablo frecuentemente entraba en la sinagoga el séptimo día no significa que los cristianos guardaban el sábado, sino que Pablo aprovechaba esta asamblea de los judíos para enseñarles. El ya había predicado que la ley de Moisés no les podía justificar (Hech. 13:38, 39).

         Pablo "discutía" en las sinagogas (Hech. 17:2,17; 18:4,19; 19:8,9). Cuando él les explicaba que "era necesario que el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos; y que Jesús, a quien yo os anuncio ... es el Cristo" (Hech. 17:3), muchos judíos le contradecían, porque tenían otro concepto del Mesías (que no iba a sufrir, sino que sería glorificado como rey terrenal). Por eso era necesario que Pablo discutiera con ellos.

         Los "griegos" eran los "temerosos de Dios" (gentiles como Cornelio que habían abandonado la idolatría, asistían a la sinagoga, creían en Dios, oraban a Dios, etc.)

 

18:5 -- Y cuando Silas y Timoteo vinieron de Macedonia, Pablo estaba entregado por entero a la predicación de la palabra (estaba constreñido por la Palabra, VHA). -- Esta es la última referencia a Silas en Hechos. Timoteo había llegado a Atenas (Hech. 17:15), pero Pablo estaba muy preocupado por los hermanos de Tesalónica y, por eso, envió a Timoteo a seguir enseñándoles (1 Tes. 3:1, 2). Cuando Timoteo llegó a Corinto, Pablo estaba muy animado por las buenas noticias que Timoteo trajo y pronto escribió la primera carta a los tesalonicenses (1 Tes. 3:6).

         Debido a variaciones en los manuscritos hay cierta confusión con respecto a la expresión "estaba entregado por entero a la predicación de la palabra". Dice LBLA, "se dedicaba por completo a la predicación de la palabra" (las letras cursivas indican que la expresión, "predicación de la", no está en el griego). Dice la Versión Hispano-americana, "estaba constreñido por la Palabra"; con esta versión concuerda la Versión American Standard (esta versión inglesa está muy apegada al texto original, y es la versión que este servidor siempre ha usado). Pablo fue constreñido por la Palabra; es decir, le apremiaba, le obligaba (1 Cor. 9:16, "Ay de mi si no predico el evangelio"). Cuando Jeremías se desanimó y dijo, "ni hablaré más en su nombre; no obstante, había en mi corazón como un fuego ardiendo metido en mis huesos" (Jer. 20:9).

         Es muy posible que la llegada de Silas y Timoteo y el mensaje alentador que trajeron de la fidelidad de los hermanos de Tesalónica "actuaron como tónico sobre el espíritu cansado y probado del siervo del Señor, quien cobró ánimos para un testimonio más vigoroso en la sinagoga, juntamente con sus compañeros de milicia, dando por resultado el conflicto de siempre" (Trenchard). Léase -1 Cor. 2:3, "Estuve entre vosotros con debilidad, y mucho temor y temblor" y luego léase -1 Tes. 3:6,7 (las dos cartas a Tesalónica fueron escritas en Corinto), "Pero cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros, por ello, hermanos, en medio de toda nuestra necesidad y aflicción fuimos consolados de vosotros por medio de vuestra fe". "Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito" (2 Cor. 7:6). "Los hermanos salieron a recibirnos ... y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo" (Hech. 28:15).

         Sea lo que fuera la interpretación correcta de este versículo (Hech. 18:5), el compañerismo de hermanos fieles sí anima mucho. En primer lugar, Aquila y Priscila eran de mucha ayuda para Pablo, y luego la llegada de Silas y Timoteo le animó mucho. Desde luego, la presencia de hermanos infieles nos deja tristes y deprimidos, pero es imposible exagerar la importancia de la presencia y colaboración de hermanos fieles. Léanse los muchos textos que hablan de varios aspectos del compañerismo, mayormente en los escritos de Pablo.

         Cualquiera de las dos traducciones son aceptables, porque seguramente Pablo "estaba constreñido por la Palabra", y también es posible que "estaba entregado por entero a la predicación" sin tener que hacer tiendas por un tiempo. En cuanto a tener dinero para hacerlo, es posible que hubiera ganado y ahorrado lo suficiente para dedicar por un período todo su tiempo a la predicación (y, desde luego, tenía la ayuda y el apoyo de Aquila y Priscila).

         Se da atención aquí a este punto debido al uso incorrecto de este texto por los que promueven la llamada "iglesia patrocinadora". Estos concluyen que la ayuda para Pablo mencionada en Fil. 4:15,16 le llegó en Corinto, que ésta es la ayuda mencionada en -2 Cor. 11:8,9, y que la iglesia de Filipos era una iglesia "patrocinadora" (centralizadora) para recibir dinero de las iglesias de Macedonia que fue destinado para ayudar a Pablo.

         En este argumento hay una serie de suposiciones. Pablo no dice que la iglesia de Filipos le envió ayuda cuando estaba en Corinto, sino que "a Tesalónica me enviasteis una y otra vez" (Fil. 4:16); por eso, el resto del argumento no tiene mérito alguno y, aparte de esto, la enseñanza clara acerca de la autonomía de cada iglesia (Hech. 14:23; 20:28; -1 Ped. 5:2,3) excluye cualquier concepto de centralización de fondos en una sola iglesia.

         Cuando Pablo estaba en Corinto sí recibió ayuda de hermanos de Macedonia (2 Cor. 11:8,9), pero no sabemos qué hermanos se la llevaron ni cuándo lo hicieron. Según -1 Tes. 3:6,7, "cuando Timoteo volvió de vosotros a nosotros, y nos dio buenas noticias de vuestra fe y amor, y que siempre nos recordáis con cariño, deseando vernos, como también nosotros a vosotros ... fuimos consolados"; es decir, de este texto sabemos que Timoteo trajo buenas noticias de los hermanos de Tesalónica, pero no dice que trajo dinero de Filipos.

         -- testificando (solemnemente, LBLA) a los judíos que Jesús era el Cristo. -- Así testificaba en todas partes (Hech. 9:22, en Damasco; Hech. 17:3, en Tesalónica). De la misma manera testificaron los otros apóstoles el día de Pentecostés (2:40).

 

18:6 -- Pero oponiéndose y blasfemando éstos. -- Entre más éxito tenga el evangelio, más oposición habrá de sus enemigos. Pablo todavía estaba en Corinto cuando escribió la segunda carta a los tesalonicenses; dijo, "Por lo demás, hermanos, orad por nosotros, para que la palabra del Señor corra y sea glorificada, así como lo fue entre vosotros, y para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe" (Hech. 3:1,2). Los judíos no solamente se oponían a Pablo y al evangelio, sino también usaban palabras de blasfemia (compárese -1 Cor. 12:3). El lenguaje de Lucas indica oposición muy fuerte, "disponer en orden de batalla (tasso) frente a frente o contra (anti)" (ATR). La oposición de los judíos demuestra lo militante de la predicación de Pablo, porque el diablo no se levanta contra la predicación débil.

         -- les dijo, sacudiéndose los vestidos: 13:51; Neh. 5:13; Mat. 10:14; Luc. 10:11, "Aun el polvo de vuestra ciudad, que se ha pegado a nuestros pies, lo sacudimos contra vosotros". Entre los judíos no había palabras más fuertes que este acto para protestar contra la conducta de otro. Dios no quiere que seamos indiferentes hacia los que rechazan su Palabra, sino que les manifestemos que su rebelión contra Dios causa profunda agitación en nuestro espíritu.

         -- Vuestra sangre sea sobre vuestra propia cabeza. -- "El que no creyere será condenado" (Mar. 16:16) pero ¿de quién será la culpa? Pablo había hecho todo lo posible por enseñarles y convencerles de la verdad, pero la rechazaban; por eso, ante Dios Pablo no era responsable por su condenación espiritual;  les dice en efecto, "ustedes y solamente ustedes darán razón a Dios por su condenación". Esto no es una amenaza, sino simplemente una advertencia solemne, que tuvo el propósito de detenerlos y hacerles reflexionar. ¡Cometían suicidio espiritual!

         -- yo, limpio. -- Compárense Hech. 13:45; Ezeq. 3:17-21; 33:4,8. El siervo de Dios tiene la responsabilidad de predicar la Palabra a los hombres, pero habiéndolo hecho, ya no es responsable por el rechazo del mensaje, ni tampoco es responsable por la condenación de los que lo rechazan.

         -- desde ahora me iré a los gentiles. -- Sin embargo, él seguiría predicando a los judíos de otros lugares (Hech. 19:1-10; 28:23-28).

18:7 -- Y saliendo de allí, se fue a la casa de uno llamado Justo, temeroso de Dios, la cual estaba junto a la sinagoga. -- La expresión "temeroso de Dios" indica que era un griego que adoraba a Dios. Dejó de predicar en la sinagoga y comenzó a predicar en la casa de Justo, pero no indica que dejó de vivir con Aquila y Priscila. Este cambio era ventajoso porque los gentiles se sentirían más cómodos en la casa de un griego que en la sinagoga. En Roma "Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían" (Hech. 28:30); en Efeso "se apartó Pablo de ellos (de la sinagoga) y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. Así continuó por espacio de dos años, de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús" (Hech. 19:9,10); aquí en Corinto se apartó de la sinagoga y predicó en la casa de Justo.

         Aquí se puede ver otra vez el conflicto ineludible entre la verdad y el error, y también que la verdad nos separa del error y el pecado. Lo que Pablo dice a los corintios (2 Cor. 6:14-17) se aplicaba con igual fuerza a lo imposible de tener comunión con los judíos incrédulos, y se aplica ahora a lo imposible de tener comunión con el error.

18:8 -- Y Crispo, el principal de la sinagoga, creyó en el Señor con toda su casa. -- Como el evangelio triunfaba sobre la idolatría y los vicios de los corintios (1 Cor. 6:9-11), así también la conversión de Crispo fue una gran victoria para el evangelio sobre el judaísmo. Fue un golpe fuerte contra los judíos de esa sinagoga, porque el principal no solamente presidía la asamblea, sino que también interpretaba la ley, decidía entre cosas lícitas e ilícitas, castigaba y excomulgaba a los rebeldes, etc. "Muy rara vez los de puesto alto en una sinagoga obedecían al evangelio; y así es gran crédito para Crispo que lo hiciera, y esto cuando la oposición y blasfemia de los demás judíos había llegado a su apogeo. Debe de haber sido hombre independiente y sincero, exactamente de la clase que forma el núcleo de una congregación de discípulos. Su conversión y la de los otros corintios aquí mencionada no se describen con el detalle de la del eunuco, la de Saulo ni la de Cornelio; pero bastante se dice para mostrar que el proceso fue el mismo. 'Oyendo, creían y eran bautizados'" (McGarvey).

         Crispo, Gayo (otro hospedador de Pablo, Rom. 16:23) y la casa de Estéfanas, "las primicias de Acaya" (1 Cor. 16:15) fueron bautizados por Pablo (1 Cor. 1:14,16) y tal vez ni siquiera a éstos habría bautizado si se hubiera dado cuenta de la carnalidad de los corintios (1 Cor. 10:10-17). Era necesario que ellos se bautizaran, pero no era necesario que Pablo lo hiciera con sus propias manos.

         Dice -1 Cor. 1:17, "Pues no me envió Cristo a bautizar, sino a predicar el evangelio". Algunos tuercen este texto, afirmando que Pablo enseña que el bautismo no es parte del evangelio, pero Pablo no dijo eso, sino que no era necesario que él bautizara con sus propias manos (Jn. 4:1,2). Pablo se refiere al verbo "bautizar", pero algunos lo convierten en el sustantivo "bautismo".

         El contexto hace claro el significado de este versículo: debido a la carnalidad de los corintios (la tendencia de exaltar y de seguir a los hombres), Pablo dijo, "Doy gracias a Dios de que a ninguno de vosotros he bautizado, sino a Crispo y a Gayo, para que ninguno diga que fuisteis bautizados en mi nombre" (v. Hech. 18:14).

         -- y muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados. -- El tiempo de los verbos indica que esto ocurría durante un tiempo indefinido. Obsérvese lo sencillo del plan de salvación en este texto (Hech. 18:8): "muchos de los corintios, oyendo, creían y eran bautizados". Desde luego, aparte de oír, creer y bautizarse, también se arrepentían y confesaban su fe en Cristo. Pablo explica en -1 Cor. 6:9-11 el carácter anterior de algunos de los hermanos de Corinto. La conversión de ellos demuestra el poder del evangelio (Rom. 1:16).

         Del número de conversos de Corinto Pablo dice, "Pues, mirad, hermanos, vuestra vocación, que no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles" (1 Cor. 1:26) -- es decir, no muchos de los filósofos, etc. aceptaron -- pero para estos conversos el evangelio no era locura ni tropezadero, sino el poder de Dios (1 Cor. 1:23).

18:9 -- Entonces el Señor dijo a Pablo en visión de noche (compárese la visión de Hech. 16:9): No temas, (literalmente, deja de temer). Sino habla, y no calles. -- Tomando en cuenta su experiencia en las otras ciudades posiblemente Pablo estaba pensando que el tiempo había llegado para despedirse de estos hermanos para buscar campos nuevos, pero el Señor tenía otros planes. No solamente no debería salir, tampoco debería callar el mensaje para evitar tantos problemas.

         Lucas no dice nada aquí acerca del temor de Pablo cuando estaba en Corinto, pero léase lo que Pablo mismo dijo en -1 Cor. 2:3 y -2 Cor. 7:5. El conocía perfectamente el odio y celo de los judíos porque había sido su víctima en Damasco, Jerusalén, Antioquía de Pisidia, Iconio, Listra, Derbe, Tesalónica, y Berea. Pidió que los tesalonicenses oraran por él "para que seamos librados de hombres perversos y malos; porque no es de todos la fe" (2 Tes. 3:1,2). Recuérdese el ejemplo de Elías (1 Reyes 19:4) y el de Jeremías (Jer. 15:15). Pablo era un hombre muy fuerte pero era simplemente un ser humano y él mismo habló de su debilidad (1 Cor. 2:3). Por eso, esta visita del Señor era muy necesaria.

 

18:10 -- porque yo estoy contigo. -- El v. 5 demuestra que el compañerismo de Silas y Timoteo animó grandemente a Pablo; cuánto más el compañerismo del Señor mismo, Mat. 28:20. El Señor habló a Pablo varias veces: Hech. 9:4; 22:17; 16:9; 23:11; 27:23. Con razón Pablo dijo, "Yo sé a quién he creído" (2 Tim. 1:12). Es importante comentar que también Cristo había estado con Pablo en sus experiencias más difíciles en los días pasados, en Antioquía de Pisidia, en Filipos, en Tesalónica, etc.

         Pablo urgentemente necesitaba esa visión y el consuelo que le ofreció. Dios no quitó a los tres jóvenes hebreos del horno de fuego ardiendo, sino que les mandó un compañero: "He aquí yo veo cuatro varones sueltos, que se pasean en medio del fuego sin sufrir ningún daño; y el aspecto del cuarto es semejante a hijo de los dioses" (Dan. 3:25). Dios no quitó a Daniel del foso de los leones, sino que envió a su ángel para cerrar la boca de las bestias. También le dijo a Eliseo (2 Reyes 6:16, 17), "No tengas miedo, porque más son los que están con nosotros que los que están con ellos". Asimismo, Jesús sabía que podía pedir doce legiones de ángeles para ayudarle.

         -- y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal. -- Esto fue precisamente lo que los judíos pensaban hacer, pero éstos no harían en Corinto lo que habían hecho en otras ciudades.    Jesús dijo a los apóstoles, "Pues aun vuestros cabellos están todos contados. Así que, no temáis" (Mat. 10:30,31), pero al mismo tiempo les habló de muchas persecuciones (Mat. 10:16-28). El pensamiento clave era que Jesús les ofrecía ayuda y protección, pero la ayuda principal era para llevar a cabo la obra del Señor. Lo mismo sucedió en el caso de Pablo: seguramente el Señor estaba con él, pero la ayuda principal era para llevar a cabo la obra del Señor. Esto se ve en varios textos: -1 Cor. 4:9-13; -2 Cor. 11:23-28; Fil. 3:10; Col. 1:24, 25; como también aquí mismo en Hechos 9:16; 20:23; 21:13.

         -- porque yo tengo mucho pueblo en esta ciudad. -- Dios no tenía "mucho pueblo" en Corinto en el sentido de la predestinación calvinista (1 Tim. 2:4; -2 Ped. 3:9; Apoc. 22:17) -- nadie se excluye de la salvación por un decreto de Dios -- sino en el sentido de Hech. 15:14-18, "Simón ha contado como Dios visitó por primera vez a los gentiles (Cornelio y su casa) para tomar de ellos pueblo para su nombre", y en el sentido de Juan 10:16, "También tengo otras ovejas que no son de este redil; aquéllas también debo traer, y oirán mi voz; y habrá un rebaño, y un pastor". El punto clave es que algunos corintios "oirán mi voz", como Cornelio y el carcelero de Filipos oyeron su voz.

         Cuando Elías estaba desanimado y se sentía muy solo, Dios le dijo que había siete mil en Israel que no se habían hincando ante los baales (1 Reyes 19:18). Dios conoce los corazones de todos y sabía que en Corinto había gente dispuesta a oír el evangelio y a aceptarlo. Este texto simplemente dice que en Corinto había mucha tierra buena (Luc. 8:15). Dios conoce el corazón de todos y, por eso, sabe exactamente quiénes aceptarán el evangelio. Pensamos ¡qué bueno si El nos dijera para que fuéramos directamente a ellos y no perder tanto tiempo con otros! pero el plan de Dios es que todos tengan la oportunidad de oír.

         En ese momento algunos de estos servían a dioses ajenos y eran esclavos de los vicios más viles, pero eran joyas para el Señor al ser "lavados ... santificados ... justificados" (1 Cor. 6:11). Estos mismos corintios fueron desposados "con un solo esposo" (2 Cor. 11:2).

 

18:11 -- Y se detuvo allí un año y seis meses, enseñándoles la palabra de Dios. -- Así es que Pablo no salió de Corinto cuando los judíos levantaron su oposición contra él. ¿Cuánto tiempo estuvo en Filipos? ¿en Tesalónica? ¿en Berea? El no podía quedarse "un año y seis meses" en estas ciudades. Seguramente se hubiera quedado más tiempo en cada una de ellas, pero no le fue posible, pero aquí en Corinto -- gracias a Dios -- podía continuar por un año y medio. Si pudiera haberse quedado más tiempo, por ejemplo, en Tesalónica, no habría tenido tanta ansiedad por los hermanos nuevos.  El trabajo de Pablo llevó fruto no solamente en Corinto sino "en toda Acaya" (2 Cor. 1:1).

18:12 -- Pero siendo Galión procónsul de Acaya, los judíos se levantaron de común acuerdo contra Pablo, y le llevaron al tribunal. -- Desde luego, los judíos estaban dispuestos a matar a Pablo, pero los que vivían en las provincias romanas no tenían el poder legal de ejecutar, por eso acudían a las autoridades romanas.

         Los judíos estaban "unánimes" en su oposición contra Esteban (Hech. 7:57 "a una contra él") y ahora contra Pablo. Ya no lo aguantaban más. No soportaban la sana doctrina (2 Tim. 4:3). Estaban "unánimes" en su oposición contra Pablo, como los discípulos estaban "unánimes" en su servicio a Dios (Hech. 1:14; 2:46; 4:24; 5:12; 15:25).

         "Le llevaron al tribunal"; parece que los judíos no podían levantar oposición contra Pablo entre el pueblo como lo habían hecho en Filipos y Tesalónica; por eso, "le llevaron al tribunal", esperando ayuda del procónsul. (Para ver otros ejemplos de comparecer ante el tribunal véanse Mat. 27:19; Jn. 19:13; Hech. 26:6,10,17.) En "Aquel Día" estos mismos judíos comparecerán ante el tribunal de Cristo (Rom. 14:10; -2 Cor. 5:10).

 

18:13 -- diciendo: Este persuade a los hombres a honrar a Dios contra la ley. -- Los de Filipos acusaron a Pablo y Silas de enseñar "costumbres que no nos es lícito recibir ni hacer, pues somos romanos"; los judíos de Tesalónica dijeron que "contravienen los decretos de César" (Hech. 17:7); aquí en Corinto la acusación de los judíos contra Pablo era insidiosa, un artificio del diablo, porque querían que los romanos lo castigaran por violar la ley, acusación que tenía un sentido doble: la religión judaica era lícita, pero aunque Pablo era un judío y enseñaba la verdad según la ley de Moisés, los profetas y los salmos, le acusaban de persuadir "a los hombres a honrar a Dios contra la ley". ¡Era una acusación falsa! Además, si Pablo, siendo judío, no enseñaba de acuerdo con la religión de los judíos (una religión lícita), entonces estaba violando la ley romana también al inventar otra religión.

         Es importante recordar, pues, que en las sinagogas de los judíos Pablo enseñaba la pura verdad. La enseñanza de él era diferente simplemente porque él les explicaba que el Cristo había venido para cumplir toda la verdad acerca de la ley de Moisés, los profetas y los salmos (Mat. 5:17; Luc. 24:44). La acusación de los judíos tuvo que ver con la supuesta violación de la ley de Moisés (compárese Hech. 24:5,6) y, por eso, sería también violación de la ley romana, pero tal acusación era falsa.

         Sin embargo, este asunto no le interesaba al procónsul en lo más mínimo, porque él bien sabía que Pablo no estaba violando ninguna ley romana y no tenía interés en la ley de los judíos.

 

18:14, 15 -- Y al comenzar Pablo a hablar, Galión dijo a los judíos: Si fuera algún agravio o algún crimen enorme, oh judíos, conforme a derecho yo os toleraría. Pero si son cuestiones de palabras, y de nombres, y de vuestra ley, vedlo vosotros; porque yo no quiero ser juez de estas cosas. -- La conducta de los judíos en esta ocasión ayuda a explicar la razón por la cual tuvieron que salir de Roma (v. Hech. 18:2). Eran muy molestos.  Al decir esto Galión juzgó que Pablo no era culpable de ningún "agravio" o "crimen enorme" y, por eso, Pablo no tuvo que defenderse en esta ocasión. Debido a su prejuicio los judíos tenían gran deseo de condenar a Pablo, pero  en vano esperaban ayuda de este romano. Según la decisión de Galión, Pablo podía seguir predicando sin estorbo. En Filipos Pablo exigió el trato justo (Hech. 16:37) y de esta manera ganó más respeto y honor para él y el evangelio, y aquí en Corinto el peligro más grande (la amenaza de los judíos) se convirtió en vindicación para Pablo (resultó en plena libertad) y para el evangelio. Se cumplió al pie de la letra la promesa del Señor: "yo estoy contigo, y ninguno pondrá sobre ti la mano para hacerte mal" (v. Hech. 18:10).

         La religión de los judíos era lícita y es probable que Galión pensara que el cristianismo era alguna forma del judaísmo. Desde luego, la iglesia de Cristo no era y no es simplemente otra secta de los judíos, pero Pablo llama la iglesia el "Israel de Dios" (Gál. 6:16); afirmó que los cristianos son los verdaderos judíos (Rom. 2:28,29); y afirmó que en verdad los descendientes verdaderos de Abraham son aquellos que se han bautizado en Cristo (Gál. 3:26-28).

 

18:16 -- Y los echó del tribunal. -- Galión no se intimidó por la conducta de los judíos. Recuérdese la timidez de Pilato (Mat. 27:24). Estos dos casos son muy semejantes. En ambos los judíos insistían en que los romanos condenaran a un hombre inocente. Si Pilato hubiera tenido el valor de Galión, no habría entregado a Jesús para que fuera crucificado. Así pues, este procónsul (Galión) no estaba dispuesto a aprender la verdad como lo estaba el procónsul de Chipre (Hech. 13:7,12) pero, por lo menos, no cooperó con los judíos para correr a Pablo.

18:17 -- Entonces todos los griegos, apoderándose de Sóstenes, principal de la sinagoga, le golpeaban delante del tribunal; pero a Galión nada se le daba de ello (no hacía caso de nada de esto, LBLA). -- Lucas no dice qué "griegos", pero el tribunal no estaba dentro de algún edificio, sino al aire libre y el público podía asistir y observar todo. Obviamente cuando Galión terminó el caso (no queriéndolo juzgar), entonces el pueblo decidió que él que quiso castigar a otro, debía ser castigado (no se requería buscar los motivos para golpear a los judíos). El zapato estaba en el otro pie: los perseguidores fueron perseguidos. Después de esta experiencia Sóstenes y otros judíos ya comprendían mejor lo que Pablo había sufrido en casi toda ciudad. (No se puede probar que este Sóstenes es el que es mencionado en -1 Cor. 1:1; era nombre común).

         Aparentemente esta experiencia delante del tribunal de Galión convenció a los judíos de que no deberían molestar a los cristianos, porque en las dos cartas a los corintios, Pablo no habla de persecuciones en esa ciudad.

 

18:18 -- Mas Pablo, habiéndose detenido aún muchos días allí, después se despidió de los hermanos. -- Durante un año y medio sin duda se habían formado lazos muy estrechos entre él y los corintios. Por eso, aunque Lucas no describe esta despedida, posiblemente era semejante a su despedida de los hermanos efesios descrita en Hech. 20:18-38; "Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban". Como diría a los efesios, así también podría decir a los corintios: "Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos me han servido" (Hech. 20:33,34).

         -- y navegó a Siria, y con él Priscila y Aquila, habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto. --  Los gerundios anteriores (habiéndose detenido, habiéndose despedido) se refieren a Pablo -- como también el verbo singular del v. Hech. 18:19 ("dejó ... discutía") -- y, por eso, es probable que este último (habiéndose rapado) se refiera a él. En lugar de "habiéndose rapado la cabeza" LBLA dice, "se hizo cortar el cabello". En -1 Cor. 11:6 la Versión Valera (1960) traduce esta palabra "cortarse el cabello" (en contraste con "raparse").

         Lucas no explica el voto hecho por Pablo, pero entre los judíos la práctica de hacer votos era común. Textos que hablan de votos son Lev. 27:2; -1 Sam. 1:11; -2 Sam. 15:7; Ecles. 5:4,5, etc.

         No se puede probar -- como muchos afirman -- que el voto de Pablo era voto de nazareato, porque hubiera tenido que llegar a Jerusalén para terminarlo (Núm. 6:13, "Vendrá a la puerta del tabernáculo de reunión ..."). Desde luego, Pablo no hubiera hecho ofrenda por el pecado porque Cristo es el único sacrificio verdadero que puede expiar los pecados, pero no era pecado que los cristianos judíos practicaran la circuncisión o cumplir con otros actos ceremoniales. Pablo estaba continuamente en gran peligro y en medio de dificultades, y hubiera sido completamente normal que en alguna ocasión hiciera un voto a Dios al pedir su ayuda.

 

18:19 -- Y llegó a Efeso, y los dejó allí; y entrando en la sinagoga, discutía con los judíos. -- Vemos en 16:6 que el Señor no dejó que Pablo fuera a Efeso, pero ahora sí llega y predica en la sinagoga. Después predica tres años allí (Hech. 20:31). Timoteo también predicó en Efeso (1 Tim. 1:3). Aquí otra vez Lucas dice "discutía" (argüía, argumentaba, Hech. 17:2,17;18:4; 19:8,9).

 

18:20 -- los cuales le rogaban que se quedase con ellos por más tiempo; mas no accedió. -- También en las otras ciudades habían permitido que Pablo discutiera con ellos por un tiempo, pero véase Hech. 19:9. Pablo tenía sus razones para despedirse tan pronto.

 

18:21 -- sino que se despidió de ellos, diciendo: Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene. -- Esta frase, tal vez basada en Hech. 20:16, se omite en LBLA y otras versiones porque no se encuentra en los mejores manuscritos.

         -- Pero otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere. Y zarpó de Efeso. -- "Si Dios quiere"; en todos sus planes Pablo siempre estaba sumiso a la voluntad de Dios (Sant. 4:15: Rom. 1:10; 15:32; -1 Cor. 4:19; 16:7; Heb. 6:3). Pablo sí volvió (Hech. 19:1). (Al decir "Si Dios quiere" nos conviene ser sinceros; que sea una verdadera expresión de sumisión a Dios y no simplemente un dicho).

 

18:22 -- Habiendo arribado a Cesarea, subió para saludar a la iglesia, y luego descendió a Antioquía. -- Cesarea era la capital romana de Judea. Los primeros conversos eran Cornelio y su casa. Posiblemente la iglesia todavía se reunía en su casa.

         Basándose en la frase (v. Hech. 18:21), "Es necesario que en todo caso yo guarde en Jerusalén la fiesta que viene", algunos concluyen que el verbo "subió" indica que Pablo subió a Jerusalén, pero omitiendo esa frase, no hay base alguna para afirmarlo.

         Al llegar a Antioquía el segundo viaje de Pablo terminó. Duró unos tres años y durante este tiempo había viajado a través de Asia Menor, llegó a Europa para predicar en Filipos, Tesalónica, Berea, Atenas y Corinto y al volver pasó por Efeso, Cesarea, y entonces a Antioquía, para dar informes a los hermanos de lo que Dios había hecho con él y sus compañeros en su segundo viaje (compárese Hech. 14:26-28). Había mucho que decirles.

         Los judíos lo habían resistido en casi todo lugar con la excepción de Atenas y Efeso, pero Lucas explica que, a pesar de todo, fueron establecidas congregaciones en Filipos, en Tesalónica, y en Corinto, aparte de las que fueron establecidas en Galacia.

 

18:23 -- Y después de estar allí algún tiempo, salió, recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos. -- Ahora emprende el tercer viaje; aparentemente "salió" solo. En Hechos, Lucas no dice nada del problema indicado en la carta de Pablo a las iglesias de Galacia. Aunque "tan pronto" (Gál. 1:6) se apartaron del evangelio puro, todavía no había ocurrido cuando les visitó en esta ocasión.

         El relato de Lucas es muy breve, porque el trabajo de Pablo en esta región sin duda era repetición de lo que hizo en los otros viajes (compárese Hech. 14:21-23), pero obsérvese la expresión "recorriendo por orden la región de Galacia y de Frigia". Fue una visita bien planificada y sistemática. Toda iglesia de esa región requería confirmación.

         Otro propósito importante del tercer viaje era la ofrenda levantada en las iglesias gentiles para los santos pobres de Jerusalén (1 Cor. 16:1-4; -2 Cor. 8, 9; Rom. 15:25-27). Al despedirse de la reunión en Jerusalén (Hech. 15) "nos pidieron que nos acordásemos de los pobres; lo cual también procuré con diligencia hacer" (Gál. 2:10). Lo hizo durante este tercer viaje, en persona y por carta.

 

18:24 -- Llegó entonces a Efeso un judío llamado Apolos, natural de Alejandría, varón elocuente, poderoso en las Escrituras. -- Es la única vez que la palabra logios, traducida elocuente, aparece en el Nuevo Testamento. Significa razón o habla; por eso, Apolos podía haber sido hombre elocuente en el sentido ordinario de la palabra (hombre de palabras), u hombre de ideas ("instruido" o erudito, LBLA, margen) y aparentemente los dos conceptos eran aplicables (era poderoso en el conocimiento y en el uso de las Escrituras). "Poderoso en las Escrituras" no significa solamente leer o citar muchos textos, sino también usarlos bien (2 Tim. 2:15), hacer como los levitas: "ponían el sentido de modo que entendiesen" (Neh. 8:8). (Obsérvese que Apolos no era "poderoso en contra de las Escrituras como muchos llamados predicadores, sino poderoso en las Escrituras).

         Era "natural de Alejandría" donde florecía tanto la enseñanza hebrea como la griega. Por eso, Apolos habló como un orador griego con la fuerza de un profeta de Israel. (En Alejandría setenta judíos eruditos tradujeron las Escrituras hebreas al griego; se llama esta versión La Septuaginta, es decir, la versión de los setenta).

         Algunos de los corintios decían, "Yo soy de Apolos" (1 Cor. 1:12), pero no hay sugerencia alguna en Hechos o en Corintios que Apolos hubiera sido la causa de tal espíritu partidario. Los oponentes de Pablo decían que la palabra de Pablo era "menospreciable".

         El ejemplo de Apolos sirve a todos los que enseñan y predican, porque entre los tales no hay excusa alguna para la ignorancia de las Escrituras.

 

18:25 -- Este había sido instruido en el camino del Señor. -  Otra vez Lucas usa la palabra "camino" para hablar del plan de salvación y para enfatizar que no se trata simplemente de creer ciertas cosas sino también de un camino (modo, clase) de vida. Véanse Hech. 9:2; 19:9, 23, 22:4; 24:14,22.

         -- y siendo de espíritu fervoroso -- (Rom. 12:11). Entre los que predican, alguno será elocuente, otro poderoso en las Escrituras, otro de espíritu fervoroso, pero en este caso, un solo hombre poseía todas estas cualidades nobles.

         -- hablaba y enseñaba diligentemente (con exactitud, LBLA) lo concerniente al Señor (Jesús, LBLA), aunque solamente conocía el bautismo de Juan. -- Apolos enseñaba con mucho entusiasmo porque él quería que la gente conociera a Jesucristo; era como otro "Juan el bautista" pero que trabajaba más allá de las fronteras de Judea. Exponía las profecías del Antiguo Testamento que anunciaban los tiempos del Mesías, y llamaba a los judíos al arrepentimiento. Como en Judea Juan preparaba el camino para Jesús, así también en Efeso, sin saberlo Apolos preparaba el camino para Pablo, quien al mismo tiempo caminaba hacia esa ciudad. Apolos enseñaba "con exactitud" lo que sabía pero su conocimiento era limitado, pues habiendo sido instruido por Juan o por uno de sus discípulos, Apolos no había aprendido toda la verdad acerca de Jesús. No había aprendido que Jesús dijo después de su resurrección, "Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo" (Mat. 28:19). No había aprendido que los apóstoles dijeron a los judíos el día de Pentecostés, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hech. 2:38):

         Dice Lucas que Priscila y Aquila enseñaron a Apolos. Así pues las mujeres ayudaban en la evangelización, pero no como evangelistas (1 Tim. 2:11, 12; -2 Tim. 4:5). Pedro dice a todos los discípulos (hombres y mujeres), "Santificad a Dios el Señor en vuestros corazones, y estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Ped. 3:15).

 

18:26 -- Y comenzó a hablar con denuedo en la sinagoga; pero cuando le oyeron Priscila y Aquila, le tomaron aparte y le expusieron más exactamente el camino de Dios. -- Apolos sabía lo que Juan decía de Jesucristo y, por eso, sabía que El era el Cristo, y oyó lo que Juan dijo acerca del Espíritu Santo (Mat. 3:11), pero el no predicaba la muerte, la resurrección, y la ascensión de Jesús. Por eso, Priscila y Aquila, discípulos atentos de Pablo y, por eso, maestros capacitados, le explicaron que lo que Juan dijo acerca de Jesús (por ejemplo, que era el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo, Jn. 1:29) se cumplió cuando Jesús murió. Apolos no sabía del bautismo de la Gran Comisión (Mat. 28:19) en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. No predicaba los eventos del día de Pentecostés. Vemos, pues, que Apolos estaba muy preparado en lo que se refería a los comienzos del evangelio, pero le faltaba preparación sobre la consumación del evangelio.

         Aunque Apolos era un hombre elocuente y poderoso en las Escrituras, también era como el eunuco, Cornelio, Lidia y el carcelero, siendo dócil y humilde como un niño (Mat. 18:3,4). ("Tenía un corazón de niño unido a la inteligencia de un sabio, pudiendo así recibir la revelación que sólo se abre ante los niños espirituales (Mat. 11:25 y 26)" (Trenchard). Este hombre tan capacitado estaba dispuesto a sentarse a los pies de esta pareja, y cuando aprendió la verdad, la aceptó. Este gran "maestro" era también un buen "estudiante". (El maestro que no quiere ser estudiante -- que no quiere que otro le enseñe -- debe dejar de enseñar).

         Aquila y Priscila eran miembros de la iglesia pero véase Hech. 19:9 (todavía no se habían separado de la sinagoga). No querían humillar a Apolos por su ignorancia sino enseñarle; por eso, no le reprendieron públicamente, sino que le tomaron aparte para enseñarle privadamente.

         De este caso aprendemos que no conviene concluir que todo hombre que predique algún error es insincero. También se demuestra aquí que "grandes predicadores" pueden aprender verdades muy importantes de los que simplemente son miembros de la iglesia (Lucas no dice que Aquila predicaba). ("Es vergonzoso al hombre ser ignorante cuando pueda adquirir sabiduría; pero no es vergonzoso adquirir sabiduría de las personas o cosas más humildes", Clarke).

         ¡Recuérdese el caso de Apolos! Este hermano poseía las características necesarias de un fiel obrero del Señor. Dice McGarvey, "Los predicadores serían más poderosos en las Escrituras, y no tendrían que buscar la fuerza donde no se puede encontrar, si tuvieran más cuidado de seguir el ejemplo de Apolos".

         Aquila y Priscila no eran como los "evangélicos" modernos, porque no pensaban que el bautismo no es esencial para la salvación, que es solamente un símbolo externo de una gracia interna. Si los "evangélicos" hubieran escuchado a Apolos, no le habrían corregido, porque él "predicaba a Jesús" (aunque erróneamente).

 

18:27 -- Y queriendo él pasar a Acaya, los hermanos le animaron, y escribieron a los discípulos que le recibiesen; y llegado él allá, fue de gran provecho (ayudó mucho, LBLA) a los que por la gracia habían creído; -- Grecia estaba compuesta por Macedonia y Acaya. Aunque Pablo no necesitaba carta de recomendación para los corintios, pues él fue quien estableció la iglesia en Corinto, (2 Cor. 3:1), Apolos sí la necesitaba y los hermanos de Efeso se la dieron. Tales cartas son de mucho beneficio en casos semejantes al caso de Apolos. Véase también -1 Cor. 16:3.

         El resultado de esta acción era muy positivo porque Apolos "fue de gran provecho a los que por la gracia habían creído". Algunos miembros carnales de Corinto formaron partido diciendo "Yo soy de Apolos" (1 Cor. 1:12; 3:4), pero no hay nada que indique que Apolos tuviera parte en tal movimiento, porque Pablo dijo, "Yo (Pablo) planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios" (1 Cor. 3:6). También dice, "Acerca del hermano Apolos, mucho le rogué que fuese a vosotros con los hermanos, mas de ninguna manera tuvo voluntad de ir por ahora; pero irá cuando tenga oportunidad" (1 Cor. 16:12). Seguramente Pablo no hubiera hablado de esta manera de Apolos si éste habría promovido la división carnal de Corinto.

 

18:28 -- porque con gran vehemencia (vigorosamente) refutaba públicamente a los judíos, demostrando por las Escrituras que Jesús era el Cristo. -- Lucas usa aquí una palabra compuesta que enfatiza lo intenso de su obra para indicar que Apolos completamente refutaba los argumentos de los judíos ("vigorosamente los aplastaba en argumentos", JFB).

         Apolos discutía públicamente, tal vez en alguna sinagoga, pero no necesariamente en la misma sinagoga que Pablo había dejado. Lucas no dice Corinto sino Acaya.

         Apolos era poderoso en las Escrituras y la mayor parte de los rabinos eran más fuertes en la tradición oral.

         Pablo dijo a Timoteo, "Lo que has oído de mí ante muchos testigos, esto encarga a hombres (no a varones, sino a personas) fieles que sean idóneos para enseñar también a otros" (2 Tim. 2:2). Hemos visto un buen ejemplo de esta "cadena" de enseñanza: Pablo enseñó a Aquila y Priscila quienes enseñaron a Apolos quien enseñó a los judíos de Corinto.

         El comentario de Adam Clarke al terminar sus notas sobre este capítulo es muy bueno; se refiere a lo muy público de la predicación de Pablo y sus compañeros: "La religión cristiana no se escondió en rincones y lugares oscuros ... se presentó a sí mismo de la manera más pública, no solamente en la enseñanza de Cristo, sino también en la de los apóstoles. Aun después de la crucifixión de nuestro Señor, los apóstoles y creyentes iban al templo, el lugar más público; y de la manera más pública enseñaban y obraban milagros ... Cuando los apóstoles llevaron el evangelio a los países paganos, ¿fueron a las villas, entre los menos educados ... ? ¡No! Fueron a Cesarea, a Antioquía, a Tesalónica, a Atenas, a Corinto, a Efeso; a los lugares mismos donde la educación más florecía, donde el impostor con más probabilidad habría sido descubierto, y donde el poder secular existía de la manera más despótica y les podría haber aplastado... si no hubieran tenido la protección más inmediata del cielo". ¡Bien dicho!

Hechos 19

 

19:1 -- Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto, Pablo, después de recorrer las regiones superiores, vino a Efeso, y hallando a ciertos discípulos. -- Vemos en Hechos 16:6 que "les fue prohibido por el Espíritu Santo hablar la palabra en Asia"; en Hechos 18:21 dice Pablo, "otra vez volveré a vosotros, si Dios quiere"; ahora llega a Efeso. Lucas relata en pocas palabras el viaje de Pablo desde Efeso a Antioquía y entonces su regreso a Efeso (Hechos 18:18-23; 19:1). Las regiones superiores se refieren a distritos como Galacia y Frigia.

         Se puede observar en algunos textos -- por ej., Mat. 14:12; Luc. 7:18,19 -- que Juan todavía tenía sus propios discípulos, aunque él mismo les guiaba hacia Cristo. Probablemente algunos de ellos se hubieran mudado a otros países y, por eso, no estaban enterados de la muerte y resurrección de Jesús ni de los eventos del día de Pentecostés. Estos sabían solamente lo referente al bautismo de Juan.No hay nada en el texto que indique alguna relación entre estos discípulos y Apolos ("Aconteció que entre tanto que Apolos estaba en Corinto ...").

19:2 -- les dijo: ¿Recibisteis el Espíritu Santo cuando creísteis? -- Lucas no explica cómo Pablo llegó a conocer a este grupo, ni tampoco por qué les hizo esta pregunta. Pablo no dice "¿Recibisteis el Espíritu Santo después de creer? como si se refiriera a los dones espirituales o como si fuera una "segunda bendición", sino que está refiriéndose a algo que ocurre cuando uno cree (obedece). La palabra "creer" frecuentemente se usa para indicar el proceso de la conversión (desde el creer hasta el bautizarse); esta figura se llama "sinécdoque" ("figura de retórica que consiste en tomar una parte por el todo, o el todo por una parte"- Larousse).

         Pablo pregunta, "¿Recibisteis el Espíritu por las obras de la ley o por el oir con fe?" (Gál. 3:2). También dice, "En él también vosotros, habiendo oído la palabra de verdad, el evangelio de vuestra salvación, y habiendo creído en él fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa" (Efes. 1:13). Vemos pues que con Pablo el recibir el Espíritu acompaña la conversión.

         -- Y ellos le dijeron: Ni siquiera hemos oído si hay Espíritu Santo (que el Espíritu Santo ha sido dado, LBLA margen; también véase Jn. 7:39, "no había venido"). -- Juan habló del Espíritu Santo (Mat. 3:11; Jn. 1:33); pero éstos doce discípulos no habían oído de la venida del Espíritu Santo.  Obviamente no sabían nada de los eventos del día de Pentecostés (Hechos 2), ni de lo que los apóstoles dijeron en Hech. 2:38, "Arrepentíos, y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo".

 

19:3 -- Entonces dijo: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Ellos dijeron: En el bautismo de Juan. -- Esta pregunta de Pablo es importantísima: ¿En qué, pues, fuisteis bautizados? Somos bautizados en (eis) algo. El mundo sectario no entiende esto, pero Jesús dice (Mat. 28:19), "bautizándolos en (eis) el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"; Gál. 3:27, "habéis sido bautizados en (eis) Cristo"; -1 Cor. 12:13, "fuimos todos bautizados en (eis) un cuerpo" (1 Cor. 12:13). No somos simplemente bautizados, sino que somos bautizados en Cristo, en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, en el un cuerpo.

         No hay evidencia alguna de que los que fueron bautizados por Juan o por Jesús y sus discípulos antes de la cruz fueran bautizados otra vez, porque el bautismo de Juan era de Dios (Mat. 21:25; Luc. 7:30) y era para perdón de pecados. Desde luego, la eficacia de su bautismo dependía de la muerte de Cristo.

         Sin embargo, desde el día de Pentecostés el único bautismo válido (Efes 4:5) es el de la Gran Comisión (Mat. 28:19); así pues, los que fueron bautizados en el bautismo de Juan después de esa fecha tenían que volver a bautizarse. Al leer Hechos 18:25 y este texto (Hechos 19:3) aprendemos que el bautismo de Juan todavía se predicaba y practicaba en algunos lugares aunque ya no era válido.

 

19:4 -- Dijo Pablo: Juan bautizó con bautismo de arrepentimiento, diciendo al pueblo que creyesen en aquel que vendría después de él, esto es, en Jesús el Cristo. --  Según Juan mismo, el bautismo de Juan era un bautismo preparatorio y, por eso, un bautismo temporáneo. Se llamó bautismo de arrepentimiento porque su propósito era volver a los judíos a Dios para que creyeran en Cristo. Su bautismo era "para perdón de pecados" (Mar. 1:4; Luc. 3:3), y era necesario para todos los judíos que le oyeran (Luc. 7:30), pero Juan no quería hacer discípulos para sí mismo, sino que insistía en que creyeran en Cristo (Mat. 3:11; Mar. 1:7; Luc. 3:16; Jn. 1:15). (Esta es la última mención de Juan el bautista en el Nuevo Testamento).

19:5 -- Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre del Señor Jesús. -- ¡Qué buena actitud manifestaron estos discípulos! Toman su lugar con los otros casos bellos de hombres y mujeres que obedecieron cuando aprendieron la verdad.

         Varios textos dicen que la gente fue bautizada en el nombre de Jesús, expresión que significa por la autoridad de Jesús. Según Mat. 28:18,19, por esa autoridad Jesús mandó a los apóstoles: "Id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo"; por eso, cuando el libro de Hechos habla de bautizar en el nombre de Jesús, esto era la forma abreviada de decir en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Jesús no era y no es el Padre y el Espíritu Santo, sino que por su autoridad -- su mandamiento -- se bautiza en el nombre de los Tres. El nombre Jesús no equivale a los Tres, sino que involucra a los Tres.

         Es importante notar aquí que Pablo no daba una fórmula que decir o recitar al bautizar; es decir, Lucas no dice lo que Pablo dijo al bautizar a estos doce hombres, sino simplemente relata lo que pasó: Cuando oyeron esto, fueron bautizados en el nombre (por la autoridad) del Señor Jesús. Lo mismo se puede decir de los otros textos que se refieren al bautismo en el nombre del Señor Jesús; siempre se relata lo que se hace y no lo que se dice. Al comparar todos los textos que hablan de bautizar en el nombre de Jesús se observa que no hay fórmula exacta de palabras que pronunciar al bautizar. Si el Espíritu Santo hubiera revelado una fórmula exacta de palabras que pronunciar al bautizar, entonces en todos estos textos habría perfecta conformidad -- las mismas palabras en el mismo orden -- pero no hay tal fórmula.

         Aquí aprendemos cómo los apóstoles trataban el caso de los que habían sido bautizados en el bautismo de Juan, y esto nos enseña la necesidad de bautizar a los que no han sido bautizados correctamente. Los líderes de las iglesias que practican la aspersión en lugar de la inmersión se quejan contra los "anabaptistas" (los que vuelven a bautizar), porque dicen que cuando alguno es bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, es sacrilegio volver a bautizarlo, aunque sea infante y aunque el acto sea aspersión en lugar de inmersión. Estos hablan así porque para ellos las prácticas bíblicas no son patrón o dechado para la iglesia, pero los que se apegan a las Escrituras como guía infalible insistirán en bautizar a los que fueron "bautizados" incorrectamente.      (En realidad esto no se debe llamar rebautizar, sino bautizar correctamente según las Escrituras.) ¿Quiénes se incluyen en este número?

         1. Los que fueron "bautizados" (por aspersión) como infantes deben bautizarse bíblicamente al llegar a una edad responsable, porque el que "se bautizó" como infante no oyó el evangelio, no lo entendió, no lo creyó, no se arrepentió (no tenía pecados), no confesó y no fue sepultado y resucitado. Obviamente los infantes no se bautizan bíblicamente.

         2. Los que no han sido sepultados (Rom. 6:4) y resucitados (Col. 2:12) no han sido bautizados bíblicamente. La "aspersión" no es bautismo bíblico.

         3. Los que han sido bautizados creyendo que su bautismo no era esencial para la salvación no han sido bautizados bíblicamente (Hech. 2:38 dice que el bautismo es "para perdón de pecados").

         4. Los que han sido bautizados presionados por padres, cónyuges, hermanos u otros no han sido bautizados bíblicamente. (El presionar incluye el fuerte deseo de complacerles).

         5. Los que han sido bautizados para unirse a alguna iglesia humana no han sido bautizados bíblicamente. Por ejemplo, muchos dicen que el bautismo no es esencial para la salvación; obviamente cuando estos aprenden la verdad, deben bautizarse según las Escrituras. Varias iglesias no practican la inmersión sino la aspersión; desde luego, los miembros de estas iglesias no han sido bautizados correctamente.

         Por lo tanto, nadie debe ofenderse cuando evangelistas preguntan acerca del bautismo de la gente, porque este texto enseña que es imposible bautizarse correctamente sin oír y entender la enseñanza verdadera de los apóstoles. La enseñanza sectaria no prepara la gente para el bautismo correcto.

         El un solo bautismo válido (Efes. 4:5) es la sepultura (Rom. 6:4) en agua (Hech. 8:36), y la resurrección (Col. 2:12) del creyente (Mar. 16:16) penitente (Hech. 2:38) en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo (Mat. 28:19) para perdón de pecados (Hech. 2:38), y tal persona no es bautizada para ser miembro de alguna iglesia humana, sino que es bautizada en el un cuerpo (1 Cor. 12:13; Efes. 1:22,23; dice Col. 1:13, "trasladado al reino de su amado Hijo").

19:6 -- Y habiéndoles impuesto Pablo las manos, vino sobre ellos el Espíritu Santo; y hablaban en lenguas, y profetizaban. -- Esto indica claramente que Dios aprobó lo que Pablo hizo en esa ocasión. Solamente los apóstoles podían impartir los dones del Espíritu (compárese Hech. 8:14-18).

         Un concepto muy común (y muy equivocado) entre los carismáticos es que se habla en lenguas para probar que ya se recibió el bautismo del Espíritu Santo, pero en primer lugar el bautismo en el Espíritu Santo no fue prometido a todos los creyentes y en segundo lugar, 1 Cor. 14:22 explica que las lenguas eran señales para incrédulos. Es necesario que aceptemos explicaciones bíblicas.

 

19:7, 8 -- Eran por todos unos doce hombres. Y entrando Pablo en la sinagoga, habló con denuedo por espacio de tres meses, discutiendo y persuadiendo acerca del reino de Dios. -- Predicar el reino de Dios equivale a predicar el evangelio, 1:3; 8:12; 14:22; 19:8; 20:25; 28:23,31. Lucas dice en Hech. 5:42, "enseñar y predicar a Jesucristo"; Felipe fue a Samaria y "les predicaba a Cristo" (y el reino, v. Hechos 19:12); -2 Tim. 4:2, "prediques la palabra", etc. Desde luego, todas estas expresiones se refieren a la misma cosa, y ¿cuál fue el resultado de su predicación? Quedó establecida una iglesia de Cristo en Efeso.

19:9 -- Pero endureciéndose algunos (Véase la palabra endurecer en Hebreos 3:8,13,15; 4:7, 8) y no creyendo (se volvieron desobedientes, LBLA). -- Compárese 14:2 "Mas los judíos que no creían (desobedecieron, LBLA, margen); Heb. 3:19, "vemos que no pudieron entrar a causa de incredulidad"; Hebreos 4:11, "Procuremos, pues, entrar en aquel reposo, para que ninguno caiga en semejante ejemplo de desobediencia". El Espíritu Santo emplea alternativamente los términos incredulidad y desobediencia. Muchos religiosos condenan el no creer, pero para el Espíritu Santo no hay diferencia entre el no creer y el no obedecer; los verdaderos creyentes son los obedientes.

         -- maldiciendo el Camino delante de la multitud. -- El Espíritu Santo no dice "cristianismo", sino "el Camino".

         -- Se apartó Pablo de ellos y separó a los discípulos, discutiendo cada día en la escuela de uno llamado Tiranno. -- Pablo separó a los discípulos como había hecho en Corinto (Hechos 18:7). Este texto no dice que Pablo llegó a ser uno de los profesores en alguna escuela, sino que la escuela de Tiranno corresponde a la casa de Justo en Corinto, es decir, era un lugar conveniente en el cual se podía predicar el evangelio cuando tuvo que salir de la sinagoga. Como se ha demostrado repetidas veces Pablo aprovechó cualquier medio y cualquier sitio accesible (sinagoga, plaza, concilio pagano, casa particular, etc.) para predicar el evangelio. En cuanto al trabajo de Pablo la "escuela" de Tiranno era simplemente un sitio apropiado (un salón) en el cual podía seguir predicando todos los días.

         Se explica esto porque algunos hermanos que abogan por las instituciones de las iglesias de Cristo han usado este texto para tratar de justificar los institutos establecidos por algunas iglesias de Cristo para entrenar "misioneros", evangelistas, predicadores y otros obreros, pero no hay la más mínima sugerencia de tal cosa en este texto, y tal argumento es totalmente sectario y pervierte la Escritura. Es increíble que hermanos en Cristo usen el libro de Hechos -- un libro inspirado que nos proporciona el modelo o patrón perfecto para la obra del Señor -- para tratar de justificar sus prácticas sectarias.

19:10 -- Así continuó por espacio de dos años. -- Pablo dijo a los ancianos de Efeso que "por tres años" había trabajado en Efeso (Hechos 20:31). Primero predicó por tres meses en la sinagoga (Hechos 19:8); entonces por dos años predicó en la escuela de Tiranno; después "se quedó por algún tiempo en Asia" (Hechos 19:22).

         -- de manera que todos los que habitaban en Asia, judíos y griegos, oyeron la palabra del Señor Jesús. -- La palabra Asia en estos textos no se refiere al continente de Asia como lo conocemos, sino a la parte occidental de Asia Menor (una provincia romana gobernada por un procónsul, de la cual Efeso era la capital; las siete iglesias de Asia mencionadas en Apoc. 2 y 3 pertenecían a este distrito).

         Como dijo Demetrio (v. Hechos 19:26), "no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia" Pablo había persuadido a la gente. Un escritor romano (Plinio) dijo acerca de la extensión del evangelio en esa área que "el contagio de esta superstición no sólo se ha extendido a través de las ciudades, sino también de los pueblos y aldeas".

         También se debe agregar que aparte de tanto trabajo en Asia, al mismo tiempo Pablo estaba muy preocupado por los problemas en la iglesia de Corinto. Les escribió una carta que no se ha preservado (1 Cor. 5:9) y entonces, de parte la casa de Cloé y una carta que la iglesia le escribió (1 Cor. 1:11; 7:1), Pablo recibió noticias de la iglesia. Aparte de escribirles la primera carta (la que tenemos) también les envió a Timoteo y después a Tito; quería que Apolos fuera pero por alguna causa no quería ir en ese momento (1 Cor. 16:12). Todo esto indica lo serio de los problemas de la iglesia de Corinto, y la preocupación de Pablo (1 Cor. 12:25).

19:11 -- Y hacía Dios milagros extraordinarios por mano de Pablo, -- es decir, milagros verdaderos, con los cuales los supuestos milagros de los efesios no se podían comparar. Dios hacía milagros extraordinarios porque en Efeso estaba muy extendida la superstición. Como veremos en los siguientes versículos, esta ciudad estaba entregada a las artes mágicas, como Atenas estaba entregada a los ídolos. Como los samaritanos podían ver la superioridad de los milagros verdaderos hechos por Felipe (y la falsedad de las obras de Simón el mago), así también era necesario que Pablo demostrara el verdadero poder de Dios para exponer la falsedad de los exorcistas y otros magos. Como él dice en la carta a la iglesia de Efeso (Hechos 6:12), "Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad, en las regiones celestes".

         Los milagros hechos por los apóstoles confirmaron la Palabra (Hechos 14:3; Mar. 16:20; Heb. 2:3,4).

 

19:12 -- de tal manera que aun se llevaban a los enfermos los paños (pañuelos, LBLA) o delantales de su cuerpo, y las enfermedades se iban de ellos, y los espíritus malos salían. -- Pablo dijo a los ancianos de Efeso (Hechos 20:34) que él había trabajado con sus manos cuando predicaba allí, y tales trabajadores usaban pañuelos (sudarios) y delantales. Desde luego, el poder de Dios no estaba en "los pañuelos o delantales de su cuerpo", sino que Dios quería de esta manera sanar a los enfermos y echar fuera los demonios.  Lucas ya había contado el caso de la mujer con flujo de sangre que sanó al tocar el borde del manto de Cristo (Luc. 8:44-46) y de los "que sacaban los enfermos a las calles, y los ponían en camas y lechos, para que al pasar Pedro, a lo menos su sombra cayese sobre alguno de ellos" (Hech. 5:15). (Compárese el "poder" que había en el manto de Elías aun cuando Eliseo lo usaba, -2 Reyes 2:13,14).

 

19:13 -- Pero algunos de los judíos, exorcistas ambulantes, -- "Estos exorcistas iban de lugar en lugar, dando vueltas (peri) como los modernos adivinos gitanos" (ATR). Un exorcista es "uno que emplea una fórmula de conjuración para la expulsión de demonios, Hech. 19:13" (WEV).

         -- intentaron invocar el nombre del Señor Jesús sobre los que tenían espíritus malos, diciendo: Os conjuro por Jesús, el que predica Pablo. -- ¿Qué pasó con los nombres que habían invocado antes de saber de Jesús? Obviamente ellos creyeron que el nombre de Jesús era más poderoso. Pero ¿cómo usaban el nombre de Jesús? Como un nombre con poder mágico. Los apóstoles habían hecho grandes milagros usando el nombre de Jesús, pero no lo usaban como nombre mágico; "en su nombre" significa "por su autoridad".

         Simón el Mago creía que Pedro era como uno de ellos y le ofreció dinero por el poder que él tenía; así también sin duda estos exorcistas creían que  Pablo era uno de ellos y al oír lo que él decía creían que él usaba cierto encantamiento mágico para echar los demonios.

 

19:14 -- Había siete hijos de un tal Esceva, judío, jefe de los sacerdotes, que hacían esto. -- Deut. 18:9-12 fuertemente condenó tales prácticas, pero muchos judíos estaban muy retirados de la ley y habían caído bajo muchas influencias y tendencias paganas.

 

19:15 -- Pero respondiendo el espíritu malo, dijo: A Jesús conozco (o reconozco, LBLA, margen), y sé quién es Pablo; pero vosotros, ¿quiénes sois? -- El espíritu malo habló por la boca del endemoniado, como indica el siguiente versículo (compárese Mar. 3:11). ¡Qué interesante que estos falsos hombres hayan sido expuestos y derrotados por el diablo mismo!

         Aquí aprendemos que no conviene usar mal el nombre de Jesús. Aquellos hombres no tenían el derecho de usarlo, pero ¿cuántas personas usan indignamente este sagrado nombre? ¿Qué enseña Mat. 7:21-23 sobre esto? ¿Será apropiado que alguna iglesia humana diga que es de Jesucristo? ¿Será apropiado que alguno siga llamándose cristiano o miembro de la iglesia de Cristo aunque todavía siga manchando su vida con prácticas pecaminosas?

 

19:16 -- Y el hombre en quien estaba el espíritu malo, saltando sobre ellos y dominándolos, pudo más que ellos, de tal manera que huyeron de aquella casa desnudos y heridos. -- Compárese Mar. 5:3,4, nadie podía controlarlo. La palabra desnudo se usa cuando el cuerpo no está bien vestido; en este caso la ropa de ellos quedó desgarrada.

         Pablo estaba autorizado para usar el nombre de Jesús para echar fuera demonios, pero cuando estos hombres trataron de imitar el "exorcismo" practicado por Pablo, explotó en sus manos como un arma mal usada. Querían echar demonios pero ellos mismos fueron echados.

 

19:17 -- Y esto fue notorio a todos los que habitaban en Efeso, así judíos como griegos; y tuvieron temor todos ellos, y era magnificado el nombre del Señor Jesús. -- El resultado de este evento fue tremendo. En ese día el evangelio predicado por Pablo ganó una maravillosa victoria. Recuérdese la descripción de Efes. 6:12 para apreciar la victoria de la luz sobre las tinieblas.

         Compárese el caso de la muerte de Ananías y Safira (Hechos 5:11, "Y vino gran temor sobre toda la iglesia, y sobre todos los que oyeron estas cosas").

 

19:18 -- Y muchos de los que habían creído venían, confesando y dando cuenta de sus hechos. -- Hay fuerza doble en las palabras "confesando y dando cuenta de sus hechos", y significa que  lo hicieron de la manera más pública y abierta. No escondieron nada. Compárese Mat. 3:6.

 

19:19 -- Asimismo muchos de los dque habían practicado la magia trajeron los libros y los quemaron delante de todos; y hecha la cuenta de su precio, hallaron que era cincuenta mil piezas de plata. -- El valor de tales libros (pergaminos) consistía en fórmulas mágicas, los secretos de cómo obrar la magia para bendecir o para maldecir (perjudicar), toda clase de encantación o poción de amor, etc. Contenían símbolos y frases mágicas que se llevaban como amuletos para protegerse de los espíritus. Con tales artes mágicas ganaban mucho dinero. Las "piezas de plata" probablemente eran dracmas o denarios.

         En la actualidad hay muchísimos libros y revistas que deben ser quemados porque son como los de Efeso. Hay libros que abiertamente promueven el satanismo, hay libros de la astrología (con sus horóscopos). Otros artículos que deben ser quemados son los amuletos, talismanes, etc.. El satanismo tiene un control fuerte sobre las dos influencias más potentes del país: la música y las películas (tanto de la televisión como del cine).

19:20 -- Así crecía y prevalecía poderosamente la palabra del Señor. -- Lucas emplea aquí un término militar para indicar la victoria del evangelio sobre las supersticiones de los efesios. Millones no quieren aceptar el evangelio porque no quieren abandonar el error y el pecado en general, pero los efesios completa y públicamente abandonaron sus prácticas de engaño.

         Se puede decir que en esta ocasión se ve un buen ejemplo del "primer amor" de los efesios (Apoc. 2:4).

19:21 -- Pasadas estas cosas, (después de esta gran victoria lograda sobre las artes mágicas), Pablo se propuso en espíritu -- Pablo había aprendido que él iría solamente donde el Señor dirigía (Hechos 16:6-7; 18:21).

         -- ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya, diciendo: Después que haya estado allí, me será necesario ver también a Roma. -- Pablo no pensaba en vacaciones sino en recorrer Macedonia y Acaya, y entonces ir a Jerusalén, y entonces ir a Roma, y entonces ir a España (Rom. 15:24). Alejandro Magno no tenía más ambición que Pablo para conquistar territorios nuevos.

         La palabra recorrer abarca mucho: Hechos 9:32, "Aconteció que Pedro, visitando a todos ..."; Hechos 19:1, "Pablo, después de recorrer las regiones superiores"; Hechos 19:21, "después de recorrer Macedonia y Acaya"; Hechos 20:1, 2, el cumplimiento del plan propuesto en Hechos 19:21.

         El propósito del viaje a Jerusalén se explica en Rom. 15:25-27; -1 Cor. 16:1-4; -2 Cor. 8:1.

         Pablo deseaba llegar a Roma. Es probable que desde Corinto (Hech. 20:3) él escribiera la carta a los romanos, en la cual habla de su deseo y su propósito de visitarles: Rom. 1:10, "rogando que de alguna manera tenga al fin, por la voluntad de Dios, un próspero viaje para ir a vosotros"; Hechos 1:13, "muchas veces me he propuesto ir a vosotros (pero hasta ahora he sido estorbado), para tener entre vosotros algún fruto, como entre los demás gentiles"; Hechos 1:15, "pronto estoy a anunciaros el evangelio también a vosotros que estáis en Roma"; Hechos 15:23,24, "Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros". Aquila y Priscila y muchos otros conocidos de Pablo vivieron en Roma (Rom. 16). Desde luego, quería ir a Roma porque era la capital del Imperio.

        

19:22 -- Y enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia. -- Timoteo podía enseñar a los corintios el proceder de Pablo, 1 Cor. 4:16,17. Podía explicarles la enseñanza de Pablo y el orden establecido por Pablo cómo, por ejemplo, el establecer ancianos en cada congregación (Hech. 14:23), el participar de la cena del Señor el primer día de la semana, (Hech. 20:7), etc. En cuanto a la llegada de Timoteo a Corinto Pablo dijo: "Y si llega Timoteo, mirad que esté con vosotros con tranquilidad (sin temor, LBLA), porque él hace la obra del Señor así como yo. Por tanto, nadie le tenga en poco, sino encaminadle en paz, para que venga a mí, porque le espero con los hermanos" (1 Cor. 16:10,11).

         En cuanto a Erasto, Pablo dice, "Os saluda Erasto, tesorero de la ciudad" de Corinto (Rom. 16:23); si el Erasto de Hech. 19:22 es el mismo, él volvía a su hogar.

 

19:23 -- Hubo por aquel tiempo un disturbio (alboroto, LBLA) no pequeño. -- Pablo derrotó a Satanás en la cuestión de las artes mágicas, pero entonces se encontró con otra amenaza. Durante todo su ministerio no había descanso sino puro conflicto.

         -- Acerca del Camino. -- Lucas no habla del "cristianismo" sino del Camino, Hechos 9:2; 16:17; 18:25, 26; 19:9, 23; 24:14, 22. Posiblemente se basa en las palabras de Jesús: "Yo soy el camino" (Juan 14:6). La palabra abarca toda la religión de Cristo.

         Dijo Pablo a los corintios, "Estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios" (1 Cor. 16:8, 9; véase también -1 Cor. 4:9-13). En seguida vemos un ejemplo de ellos. También dijo en la misma carta (1 Cor. 15:32) que había batallado "en Efeso contra fieras" (sin duda eran "fieras" de dos patas porque los ciudadanos romanos no eran echados a las fieras).

 

19:24 -- Porque un platero llamado Demetrio. -- El disturbio tuvo que ver con este hombre.

         -- que hacía de plata templecillos de Diana (Griego, Artemisa, LBLA, margen). Daba no poca ganancia a los artífices. -- Los adoradores de esta diosa llevaban estos templecillos en sus procesiones religiosas, en campañas militares, los tenían en sus casas y los llevaban como amuletos. Al comparar las prácticas católicas con esta práctica es obvio que el catolicismo no es el Camino verdadero, sino "un cristianismo paganizado" (JFB).

         El problema de Demetrio y los plateros se describe perfectamente en -1 Tim. 6:9, 10 (el amor al dinero). Estos demuestran la misma actitud que observamos en Hech. 16:19-21 cuando Pablo echó fuera el espíritu inmundo de una mujer en Filipos para terminar la fuente de ganancia de sus amos.

 

19:25 -- a los cuales, reunidos con los obreros del mismo oficio, dijo: Varones, sabéis que de este oficio obtenemos nuestra riqueza (nuestra prosperidad depende de este comercio, LBLA); -- las primeras palabras del discurso de Demetrio son, "nuestra prosperidad"; con toda franqueza admite que el celo "religioso" de estos artesanos era por el interés de la ganancia material: "piedad por beneficio" (ATR).

 

19:26 -- pero veis y oís que este Pablo, no solamente en Efeso, sino en casi toda Asia, ha apartado a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos. -- El argumento de Demetrio fue que la predicación de Pablo había hecho daño a su negocio. Lo que Demetrio dijo era cierto; con toda franqueza él admitió el éxito del ministerio de Pablo en Efeso y "en casi toda Asia". Siendo judío bien doctrinado en la ley y en los profetas con respecto a la idolatría (Ex. 20:3-6; Isa. 44:9-17), como también en la filosofía pagana (Hech. 17:29) Pablo estaba bien preparado para apartar "a muchas gentes con persuasión, diciendo que no son dioses los que se hacen con las manos".

         Donde prevalece el evangelio el negocio o el empleo que no es bueno ante los ojos de Dios sufre (como en Efeso sufrió el negocio de los que vendían artículos de la magia y el de los que hacían los templecillos de Diana). Qué bueno fuera si el evangelio pudiera prevalecer sobre las empresas que producen y distribuyen el alcohol, el tabaco, y todo producto dañino, y también sobre los "negocios" de Hollywood y los de Las Vegas (el jugar), etc. Muchas personas tendrían que buscar otros empleos pero esto sería una bendición para ellos y para muchos otros. (Pero muchos no preguntan "¿Es correcto?" sino "¿Cuánto me cuesta?")

 

19:27 -- Y no solamente hay peligro de que este nuestro negocio venga a desacreditarse, sino también que el templo de la gran diosa Diana sea estimado en nada, y comience a ser destruida la majestad de aquella a quien venera toda Asia, y el mundo entero. -- En Hechos leemos varias acusaciones contra Pablo, pero Demetrio dijo la pura verdad y usa de mucha franqueza. Confiesa públicamente que su preocupación principal tenía que ver con su ganancia (después habla de Diana). Apeló a dos de los sentimientos más fuertes del corazón humano: el interés material y la religión. Tenemos que dudar en cuanto a su "convicción" religiosa, pero si era religioso o no, habló del "templo de la gran diosa Diana" para agitar al pueblo para que se opusiera a Pablo.

         -- el templo de la gran diosa Diana, diosa de la fertilidad, el más famoso del mundo de aquel entonces, se consideraba como una de las siete maravillas del mundo. En cuanto a su tamaño y riqueza no había en el mundo entero otro comparable. No era solamente un centro importante de la religión (para orar, hacer sacrificios y recibir revelaciones), sino que también servía como banco para los ricos. Debido a su importancia religiosa se consideraba como lugar seguro para guardar grandes cantidades de dinero. Además el templo mismo mantenía una empresa financiera que tenía propiedades, prestaba dinero, cobraba impuestos sagrados, etc.

         Además de todo eso, estaba muy involucrado en la vida civil del pueblo. Proveía un lugar para la educación de niños, enviaba representantes a los juegos olímpicos, presentaban honores patrióticos, y aun servía para detener ciertos criminales. En fin, este templo servía como el centro de la vida religiosa, social y económica del pueblo de Efeso y de "toda Asia".

         Este texto bien describe el poder del evangelio predicado por el apóstol Pablo y la consecuencia inevitable del éxito de la obra de evangelizar. Compárese -2 Cor. 10:3-5. Al avanzar el evangelio a través del Imperio Romano "el templo de la gran diosa Diana" y muchos otros templos llegaron a ser estimados en nada. Desde luego, los que se convirtieron a Cristo abandonaron tales templos y dejaron de comprar los templecillos hechos por Demetrio y sus socios.

 

19:28 -- Cuando oyeron estas cosas, se llenaron de ira, y gritaron, diciendo: ¡Grande es Diana de los efesios! -- Compárese -1 Reyes 18:26, "invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: ¡Baal, respóndenos!" Cuántas personas "razonan" de esta manera, a pura fuerza de pulmón. Es una táctica de ignorancia y de prejuicio. Esta táctica me recuerda de los que no pueden participar honradamente en una discusión de algún asunto bíblico sino constantemente interrumpen diciendo, "Permítame, permítame".

 

19:29 -- Y la ciudad se llenó de confusión, y a una se lanzaron al teatro, -- porque no había lugar en las calles angostas para juntar mucha gente. El teatro no era solamente el centro para programas de diversión, sino el centro para actividades políticas y civiles. Los edictos imperiales y leyes nuevas se leían aquí y los oficiales de la ciudad se reunían regularmente aquí. Por eso, "a una se lanzaron al teatro", porque los cargos contra Pablo y sus compañeros eran tanto civiles como religiosos. Estaban enfurecidos y querían víctimas.

         -- Por eso, arrebatando a Gayo y a Aristarco, macedonios, compañeros de Pablo. -- Aristarco y Gayo se mencionan en Hechos 20:4; Aristarco era un compañero fiel de Pablo hasta el fin, Filemón 24; Col. 4:10.

 

19:30 -- Y queriendo Pablo salir al pueblo, los discípulos no le dejaron. -- Compárese Hechos 17:5-9 (en Tesalónica no encontraron a Pablo, sino que llevaron a Jasón). Lucas no explica por qué arrebataron a Gayo y a Aristarco en lugar de Pablo, pero Pablo era el líder del grupo y no era cobarde; nunca hubiera estado dispuesto a dejar que sus compañeros murieran en lugar de él. El entendía que la lucha de los plateros era con él y aceptó esta responsabilidad. Es muy posible que Pablo se refiriera a esta ocasión en -2 Cor. 1:8-10. Dice Pablo que Priscila y Aquila "expusieron su vida por mí" (Rom. 16:4); no sabemos cuándo pero fue en alguna ocasión semejante a ésta. Pero no era el plan de Dios de que Pablo muriera en el teatro de Efeso. Todavía tenía mucho trabajo para él: había de testificar de Dios en Roma.

 

19:31 -- También algunas de las autoridades de Asia (asiarcas, LBLA), que eran sus amigos, le enviaron recado, rogándole que no se presentase en el teatro. -- Como explica LBLA en el margen: los asiarcas eran "líderes religiosos o políticos de la provincia de Asia". Estos se encargaban del honor de pagar los gastos, hacer los arreglos para los juegos y otras actividades en el teatro. Este texto nos hace ver algo más de la influencia que Pablo tenía aun con las autoridades. Estos sabían que el populacho era capaz de depedazarlo. En otras ocasiones los amigos de Pablo lo rescataron del peligro grave (Hech. 9:25, 30; 17:10, 14). Los verdaderos cristianos ganan el favor de mucha gente. Jesús mismo "crecía ... en gracia para con Dios y los hombres" (Luc. 2:52). La iglesia de Jerusalén tenía "favor con todo el pueblo" (Hech. 2:47). Pablo era un hombre muy valiente y celoso por Dios, pero también era hombre de gentileza y estas cualidades le ganaron el respeto de hombres eminentes: Hech. 13:7-12, Sergio Paulo, el procónsul; Hechos 18:14-17, Galión; 27:3, Julio trató "humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos, para ser atendido por ellos".

        

19:32 -- Unos, pues, gritaban una cosa, y otros otra; porque la concurrencia estaba confusa, y los más no sabían por qué se habían reunido. -- Demetrio prendió fuego que no pudo controlar, porque esta concurrencia ya no era una "asamblea legítima" (ver. Hechos 19:39) sino una multitud desorganizada y confusa. Gritaban porque otros gritaban, como sucede cuando cien perros están ladrando y solamente uno sabe por qué. Este evento bien ilustra la ignorancia, la superstición, la ira y la confusión de la gente que no conoce a Dios. Nos preguntamos qué hacía Demetrio, el que instigaba el alboroto, durante toda confusión.

 

19:33 -- Y sacaron de entre la multitud a Alejandro, empujándole los judíos. Entonces Alejandro, pedido silencio con la mano, quería hablar en su defensa ante el pueblo. -- Es decir, no quería hablar en defensa de Pablo y sus compañeros sino de los judíos. Probablemente quería decirles que Pablo no era un fiel judío y que no representaba a los judíos. Sin embargo, no le dejaron hablar, porque había mucha enemistad entre romanos y judíos.

 

19:34 -- Pero cuando le conocieron que era judío, todos a una voz gritaron casi por dos horas: ¡Grande es Diana de los efesios! -- Se puede decir que Diana era para ellos "Nuestra Señora de Efeso".

 

19:35 -- Entonces el escribano, cuando había apaciguado a la multitud, dijo: Varones efesios, ¿y quién es el hombre que no sabe que la ciudad de los efesios es guardiana del templo de la gran diosa Diana, y de la imagen venida de Júpiter? -- El escribano (secretario de la ciudad, el hombre principal después del procónsul) no se dirige a lo que Demetrio dijo acerca de Pablo (ver. Hechos 19:26), sino simplemente al grito de ellos (¡Grande es Diana de los efesios!). Guardiana. Había mucha rivalidad entre las ciudades paganas para ganar el privilegio de ser "guardiana" de algún dios o alguna diosa, porque aparte del gran honor, creían que recibirían más bendiciones. Venida de Júpiter (descendió del cielo, LBLA).         Según la tradición esta imagen descendió del cielo (de Júpiter) y que, por lo tanto, era de origen divino. Posiblemente el origen de la imagen fue un meteoro (o posiblemente era lo que "se decía", como de otros ídolos).

19:36 -- Puesto que esto no puede contradecirse, es necesario que os apacigüéis, y que nada hagáis precipitadamente. -- El primer argumento del escribano fue que la leyenda acerca de Diana fue aceptada por todos (desde luego, sin prueba) y, por eso, ¿por qué tener un tumulto sobre algo que nadie negaba? Nadie podía robar a la ciudad de su privilegio ni a Diana de su honor; entonces ¿por qué este tumulto? Efeso era una ciudad libre, pero el escribano sabía que podía perder sus privilegios por causa de un tumulto, porque los romanos estrictamente insistían en el buen orden, y el que causaba alboroto sería castigado. Es interesante observar que el escribano no hizo caso del argumento de Demetrio con respecto a lo que Pablo predicaba y su efecto sobre la ganancia de los plateros.

 

19:37 -- Porque habéis traído a estos hombres, -- El segundo argumento del escribano fue que Pablo y sus compañeros no eran hombres malvados: no eran sacrílegos (robadores de templos) ni blasfemadores de su diosa. ¿Qué habrá pensado Demetrio de esto? El escribano no toma en cuenta la preocupación de los plateros en cuanto a su ganancia, sino defiende a Pablo y sus compañeros. Sin embargo, Demetrio no se atrevía a contradecir al escribano. La consecuencia era obvia: Pablo y sus compañeros quedaron vindicados y ¡podían seguir predicando la misma cosa!

         -- sin ser sacrílegos ni blasfemadores de vuestra diosa. -- Pablo y sus compañeros no eran ásperos o bruscos en lo que decían de los ídolos, sino que explicaban la diferencia entre el Dios Vivo y los dioses hechos por manos de los hombres, Pablo hizo verdaderos milagros (Hechos 19:11) que claramente demostraron el poder del Dios Vivo, y razonaban con la gente (véanse Hechos 14:15-17; 17:22-31). Pablo practicaba lo que dijo a Timoteo con respecto a esto (2 Tim. 2:24, 25). Muchas veces la gente rechaza la verdad por causa de la manera o el método empleado por los que la anuncian.

 

19:38 -- Que si Demetrio y los artífices que están con él tienen pleito contra alguno, audiencias se conceden, y procónsules hay; acúsense los unos a los otros. -- El tercer argumento del escribano es que los que acusan a otro deben emplear el proceso legal. En lugar de reprender o condenar a Pablo y sus compañeros, reprende a Demetrio y los artesanos. El escribano los desacredita ante el pueblo a quiénes tumultuaron. Este versículo nos hace ver que había mucho orden en el Imperio Romano y que no se toleraban alborotos.

         Lo que el escribano dice aquí es un buen consejo para todos con respecto al buen orden. Cuando hay una discusión religiosa debe haber orden (muchas veces lo más indicado es un debate formal, con ciertos oradores, con los temas bien definidos, con tiempo medido, etc.; a veces los evangelistas y otros miembros de la iglesia sujetan la Biblia a un "pleito de perros" en lugar de tener una discusión digna y honrada con sus oponentes. Hay personas -- no solamente "testigos", mormones, y pentecostales, sino también hermanos -- que no saben respetar al oponente, y quieren dominar la discusión diciendo, "permítame", "permítame". También para tratar problemas de la iglesia es indispensable que haya buen orden y si es necesario señalar a cierto hermano y apartarse de él esto, debe llevarse a cabo de acuerdo con las enseñanzas del Nuevo Testamento. "Hágase todo decentemente y con orden", -1 Cor. 14:40.

 

19:39 -- Y si demandáis alguna otra cosa, en legítima asamblea se puede decidir, -- es decir, esta no es una "legítima asamblea" y en ella no se puede resolver nada.

 

19:40 -- Porque peligro hay de que seamos acusados de sedición por esto de hoy, no habiendo ninguna causa por la cual podamos dar razón de este concurso. -- Este es el cuarto argumento del escribano: Efeso, una ciudad libre, está en peligro de perder sus privilegios si llegan noticias de este desorden a oídos del procónsul u otras autoridades superiores. No la predicación de Pablo sino Demetrio estaba causando los problemas. Si las autoridades romanas les acusan de sedición (tumulto, motín), les multará severamente y tal multa afectará a todos los dueños de negocios y otras propiedades. Por eso, el escribano muy juiciosamente habla de "este concurso" (en lugar de "este tumulto").

         Este discurso del escribano fue una "obra maestra".

         Lucas no dice más acerca de Demetrio, pero seguramente éste entendió que en lugar de poder acabar con Pablo, su propia vida era la que peligraba por instigar el tumulto.

         ¡Qué bendición de Dios es el gobierno civil! Debemos estudiar, predicar y apreciar lo que el Espíritu Santo enseña sobre el asunto (Rom. 13:1-8; Tito 3:1, 2; -1 Ped. 2:13-17). Ley, justicia, y orden son de Dios; el caos es del diablo.

 

19:41 -- Y habiendo dicho esto, despidió la asamblea. -- Despidió la "asamblea" porque no halló crimen en Pablo y sus compañeros. Las acusaciones de Demetrio no hubieran llevado peso en una "asamblea legítima". De esta manera vemos que la providencia de Dios dio otra gran victoria a sus siervos.

         Vemos en Hechos 20:3, 4 que Aristarco y Gayo viajaron con Pablo a Jerusalén y que Aristarco era el compañero de Pablo en el viaje hasta Roma (Hechos 27:1, 2; Col. 4:10).

         Es interesante observar el efecto que el evangelio tuvo sobre la gente judía y gentil (obsérvense las palabras contienda, disensión, divididos, alboroto, etcétera). 14:4, en Iconio: "la gente de la ciudad estaba dividida: unos estaban con los judíos y otros con los apóstoles"; Hechos 15:2, en Antioquía: Pablo y Bernabé tuvieron "una discusión y contienda no pequeña" con los judaizantes; Hechos 16:22, en Filipos: "Y se agolpó el pueblo contra ellos; y los magistrados, rasgándoles las ropas, ordenaron azotarles con varas"; Hechos 17:5, 6, en Tesalónica: "alborotaron la ciudad; y asaltando la casa de Jasón, procuraban sacarlos al pueblo ... Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá"; Hechos 21:34, en Jerusalén: "no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza"; Hechos 23:7,10, en Jerusalén: "Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos... Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza"; Hechos 24:5, en Cesarea: "hemos hallado que este hombre (Pablo) es una plaga, y promotor de sediciones entre todos los judíos"; Hechos 25:24, en Cesarea: "aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, dando voces que no debe vivir más".

         Así pues, en esta ocasión el problema no fue causado por los judíos sino por los gentiles, pero también hay que observar que el problema fue resuelto por los gentiles (los asiarcas y el escribano).

Hechos 20

 

20:1 -- Después que cesó el alboroto, llamó Pablo a los discípulos, y habiéndolos exhortado y abrazado, se despidió y salió para ir a Macedonia. -- Leemos en Hechos 19:21, 22, "Pasadas estas cosas, Pablo se propuso en espíritu ir a Jerusalén, después de recorrer Macedonia y Acaya", pero "enviando a Macedonia a dos de los que le ayudaban, Timoteo y Erasto, él se quedó por algún tiempo en Asia".

         Pablo suple más información en su segunda carta a los corintios. Pensaba partir para Macedonia desde Troas. Acerca de su llegada a este lugar dice, "Cuando llegué a Troas para predicar el evangelio de Cristo, aunque se me abrió puerta en el Señor, no tuve reposo en mi espíritu, por no haber hallado a mi hermano Tito; así, despidiéndome de ellos, partí para Macedonia" (2 Cor. 2:12,13). Entonces, "cuando vinimos a Macedonia, ningún reposo tuvo nuestro cuerpo, sino que en todo fuimos atribulados; de fuera, conflictos, de dentro temores. Pero Dios, que consuela a los humildes, nos consoló con la venida de Tito; y no sólo de su venida, sino también con la consolación con que él había sido consolado en cuanto a vosotros, haciéndonos saber vuestro gran afecto, vuestro llanto, vuestra solicitud por mí, de manera que me regocijé aun más" (2 Cor. 7:5-7). Tito le había explicado que la iglesia se había arrepentido, que había disciplinado al hermano fornicario (2 Cor. 2:5-11), y que estaban preparando la ofrenda para los santos de Jerusalén (Hechos 9:1, 2).

         Sin embargo, Tito le dijo también de los que minaban su influencia (Hechos 10:1; 11:13-15); por eso, Pablo les escribió otra carta y se la envió por mano de Tito y otros dos compañeros (Hechos 8:16-20). Pensaba visitarles pronto (2 Cor. 9:3, 4; 12:14; 13:1).

         Compárese la despedida de los ancianos de Efeso (Hechos 20:36,37) y de los de Tiro (Hechos 21:6). Las experiencias de nosotros no se pueden comparar con las de Pablo con respecto al sufrimiento, pero todo obrero fiel sabe lo que es despedirse de amados hermanos después de trabajar por un tiempo con ellos.

        

20:2 -- Y después de recorrer aquellas regiones, y de exhortarles con abundancia de palabras, llegó a Grecia (Acaya).-- Compárense Hechos 14:22;15:41;18:23. Filipos, Tesalónica y Berea eran pueblos de Macedonia. Pablo les exhortó con abundancia de palabras, porque a veces es más difícil confirmar a los hermanos que convertirles.

 

20:3 -- Después de haber estado allí tres meses. -- Probablemente durante estos tres meses Pablo escribió la carta a los romanos (Rom. 15:25; 16:1) y también la carta a los gálatas. Recuérdese que la cuestión de imponer la ley sobre hermanos gentiles quedó bien resuelta (Hech. 15:31; 16:4, 5); sin embargo, esto no significa que se resolvió el problema. Por eso, Pablo escribió a los romanos y a los gálatas explicando claramente que la salvación viene solamente por medio del evangelio y no por las obras de la ley de Moisés. Además, la colecta para los santos pobres de Jerusalén tenía otro propósito aparte de suplir la necesidad de los hermanos: también Pablo quería por medio de esa colecta promover la unidad entre hermanos judíos y hermanos gentiles. Léase -2 Cor. 9:12-14. Pero él reconoció el peligro de que los hermanos judíos no aceptaran la ofrenda; por eso en Rom. 15, después de hablar de esta ofrenda (v. Hechos 20:25-27) dice, "Pero os ruego, hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu, que me ayudéis orando por mí a Dios, para que sea librado de los rebeldes que están en Judea, y que la ofrenda de mi servicio a los santos en Jerusalén sea acepta". Si la hubieran rechazado esto habría causado mucho resentimiento entre hermanos gentiles y el triste resultado habría sido aun más distanciamiento.

         -- y siéndole puestas asechanzas por los judíos para cuando se embarcase para Siria. -- Compárense Hech. 9:24; 20:19; 23:16, 20; 25:3;- 2 Cor. 11:26.

         -- tomó la decisión de volver por Macedonia. -- Varias iglesias recibieron otra visita de Pablo como resultado de esa conspiración.

        

20:4 -- Y le acompañaron hasta Asia, Sópater de Berea, Aristarco (Hechos 19:29; 27:2; Col. 4:10) y Segundo de Tesalónica (de este hermano no se sabe más, pero compárense los nombres Tercio y Cuarto en Rom. 16:22, 23), Gayo de Derbe, y Timoteo; y de Asia, Tíquico (Efes. 6:21; Col. 4:7; -2 Tim. 4:12; Tito 3:12) y Trófimo (Hechos 21:29; -2 Tim. 4:20). -- Estos hermanos no eran solamente compañeros de Pablo en el evangelismo, sino también eran los mensajeros de las iglesias para llevar su ofrenda a los santos pobres de Jerusalén (1 Cor. 16:3, 4; -2 Cor. 8:23). De estas iglesias Pablo dice (Rom. 16:16), "Os saludan todas las iglesias de Cristo". En cuanto a la selección de mensajeros para llevar la colecta, Pablo dice, "evitando que nadie nos censure en cuanto a esta ofrenda abundante que administramos, procurando hacer las cosas honradamente, no sólo delante del Señor sino también delante de los hombres" (2 Cor. 8:20, 21). Cada iglesia escogió su propio mensajero para llevar su ofrenda a Jerusalén. Nadie podía acusar a Pablo de emplear los fondos para sus propios usos. Esto nos sirve de buen ejemplo en la cuestión de administrar los fondos de la iglesia.

         Un predicador liberal afirmó que este grupo de compañeros de Pablo se constituía una "organización". Dijo esto para probar que la iglesia local no es la única organización establecida por el Señor para hacer la obra del evangelismo. Para probar su argumento dijo que Pablo habla de su trabajo de "administrar" fondos (2 Cor. 8:19). Esto bien ilustra lo necio de los argumentos de hermanos liberales que están resueltos a organizar institutos, sociedades benévolas, etc.

 

20:5 -- Estos, habiéndose adelantado, nos esperaron en Troas. -- Lucas dejó de decir "nosotros" en Hech. 16:40 (en Filipos) pero ahora se unió a Pablo otra vez después de unos cinco o seis años y durante el resto del relato de este libro es su compañero y es testigo ocular de lo que escribe.

 

20:6 -- Y nosotros, pasados los días de los panes sin levadura. -- Lucas se refiere a los días de los panes sin levadura para indicar el tiempo. Se trata de la Pascua que solamente duraba un día (el 14 de Nisán), pero seguían siete días en que los judíos habían de comer panes sin levadura. Esta fiesta había de celebrarse en Jerusalén.

         -- Navegamos de Filipos, y en cinco días nos reunimos con ellos en Troas, donde nos quedamos siete días. -- Lucas dijo (Hechos 16:11, 12) que el viaje desde Troas a Filipos fue muy corto, pero de regresó el viento era contrario.

 

20:7 -- El primer día de la semana, reunidos los discípulos. -- Este texto tan importante nos dice cuándo los discípulos participan de la cena del Señor. Cuando Jesús instituyó la cena (Mat. 26:26-28), no dijo a los apóstoles cuándo participar de ella, pero les dijo que el Espíritu Santo les guiaría a toda la verdad (Juan 16:13), incluyendo esta importante cuestión. Jesús les dijo, "todo lo que atéis en la tierra, será atado en el cielo; y todo lo que desatéis en la tierra, será desatado en el cielo" (Mat. 18:18). Los apóstoles inspirados iban por todas partes predicando el evangelio para convertir gente, establecer iglesias de Cristo y ponerlas en orden con respecto a la doctrina, el culto, la organización y obra.

         Después de estar en Corinto un año y medio, Pablo escribió la primera carta a los corintios cuando estuvo en Efeso (Hech. 19). En esa carta (1 Cor. 10:16) él dice, "La copa de bendición que bendecimos ... El pan que partimos ..." indicando una práctica frecuente. En el capítulo 16 de la misma carta (v. -1 Corintios16:2) enseñó que deberían ofrendar "cada primer día de la semana" (y ya había dado la misma instrucción a los gálatas, v. -1Cor.16:1). ¿Por qué indicó Pablo que hicieran la colecta "cada primer día de la semana"? Sin duda este texto da importancia al primer día de la semana como día de reunión. Igualmente en -1 Cor. 11:17, 18, 20 se refiere a su práctica de reunirse. En el v. -1 Cor.11:20 dice, "Cuando, pues, os reunís vosotros, esto no es comer la cena del Señor" debido al desorden entre ellos, pero este lenguaje indica claramente que el plan de Dios era que se reunieran para comer la cena.

         Ahora bien, Lucas indica aquí (Hech. 20:7) que el reunirse el primer día de la semana para partir el pan era una práctica ya establecida. Aunque Pablo tenía prisa por llegar a Jerusalén para la fiesta de Pentecostés (Hechos 20:16), él y sus compañeros se detuvieron en Troas siete días (Hechos 20:6). ¿Por qué? Obviamente para estar con los hermanos el primer día de la semana para partir el pan y predicarles.

         El ejemplo apostólico. Aquí tenemos, pues, el ejemplo apostólico que sirve como modelo o patrón para nosotros. Otros textos establecen que el primer día de la semana era día de reunión y el día para levantar la colecta, pero Hech. 20:7 es precisamente el texto -- y el único texto -- que nos dice cuándo participar de la cena. (A veces se agrega la palabra frecuencia, es decir, Hech. 20:7 nos dice la frecuencia de tomar la cena, pero al decir que el primer día de la semana es el día autorizado por el ejemplo apostólico, con eso se establece la frecuencia de tomarla porque cada semana tiene su primer día). Los que no aceptan el ejemplo apostólico como autoridad en esta cuestión no tienen autorización alguna para su práctica de participar de la cena cada mes o cada año o el día jueves, etc. Si Hech. 20:7 no nos dice cuándo participar de la cena, entonces no hay texto alguno que nos diga y el asunto se dejaría al criterio de cada congregación.

         ¿Tiempo judío o tiempo romano? Hay discusión a veces sobre esta pregunta. Algunos afirman que observaban el tiempo judío y que el primer día de la semana comenzaba al ponerse el sol el séptimo día (o sea el sábado en la noche). Los "testigos" y otros así traducen este texto. Pero no hay razón para afirmar que Lucas se refiere a tiempo judío. (1) Troas no estaba en Judea sino en Asia. Era pueblo gentil; estaba en territorio gentil y bajo la influencia romana. No hay razón alguna para suponer que esta iglesia guardaba la costumbre judía de calcular el día desde la puesta del sol hasta la puesta del sol. (2) Pablo pensaba "salir al día siguiente", pero ¿cuándo salió? "Habló largamente hasta el alba; y así salio" (v. 11). Esto fue el "día siguiente", o sea el segundo día de la semana (el lunes), pero según el tiempo judío, todavía hubiera sido el primer día hasta ponerse el sol. ¿Cuándo salió? Después de esa noche (no esperó hasta ponerse el sol). El siguiente día era lunes. (3) Si hubieran guardado el tiempo judío, el próximo período de luz habría sido el mismo día y no el "siguiente día". (4) El lenguaje indica tiempo romano que marcó el día como lo hacemos nosotros, desde media noche hasta media noche.

         Aun el apóstol Juan empleó tiempo romano (Jn 19:14, "Era la preparación de la pascua, y como la hora sexta (tiempo romano)" cuando Pilato entregó a Jesús a los judíos; compárese Mar. 15:25, "Era la hora tercera (tiempo judío) cuando le crucificaron". Es verdad que Lucas cita las palabras de Pedro (Hech. 2:15), "éstos no están ebrios ... puesto que es la hora tercera del día (tiempo judío)", pero eso fue en Jerusalén. Troas, sin embargo, estaba muy lejos de Jerusalén y Judea y no hay razón para enseñar que Lucas empleó tiempo judío para hablar de la reunión de la iglesia de Troas.

         ¿Participar de la cena de noche? Algunos hermanos enseñan que es necesario participar de la cena de noche. En primer lugar, ya hemos visto que según el tiempo romano, el primer día de la semana no comenzó al ponerse el sol el séptimo día. Pero la palabra "cena" convence a algunos que se debe observar de noche. La palabra traducida "cena" es deipneo y significa la principal comida del día, comida o cena, fiesta, banquete. Compárese Mat. 23:6; Luc. 20:46, "cena" (Valera), "banquete" (LBLA). Obsérvese en Luc. 14:17-19 que "a la hora de la cena" uno de los invitados tuvo que ver la hacienda que había comprado (¿la podía ver de noche?) y otro tuvo que probar los bueyes que había comprado (¿de noche?). La palabra cena significa fiesta o banquete y esta es precisamente la idea de la cena del Señor. La palabra cena no se usa para enseñar que debe celebrarse de noche, sino para enfatizar que es una fiesta o banquete espiritual. Jesús dice (Apoc. 3:20), "si alguno oye mi voz y abre la puerta, entrará e él y cenaré con él y él conmigo". Cenar se refiere a la comunión con Cristo. ¿Cree alguno que podemos tener comunión con Jesús solamente de noche?

         Podemos comer la cena cualquier hora el primer día de la semana. Juan 20:19 dice, "Cuando llegó la noche de aquel mismo día, el primero de la semana ...", pero Lucas no especifica qué parte del primer día, sino simplemente "El primer día de la semana". Así nos conviene dejarlo nosotros.

         La importancia del primer día de la semana. Es cierto que Jesús instituyó la cena el jueves y que murió el viernes, pero Jesús resucitó de los muertos el primer día de la semana (Marcos 16:9). Este fue el evento que le dio al primer día de la semana su significado. Si Jesús no hubiera resucitado de los muertos, entonces el haber instituido la cena el jueves o el haber muerto el viernes no habrían tenido importancia. Conmemoramos su muerte, pero lo hacemos el día que El resucitó: el primer día de la semana. Después de resucitar Jesús se reunió con sus discípulos en el primer día de la semana (Mar. 16:9-14; Luc. 24:33-36) y volvió a reunirse con ellos el siguiente primer día de la semana (Juan 20:36). El primer día de la semana (el día de Pentecostés) vino el Espíritu Santo sobre los apóstoles, el evangelio fue predicado por primera vez en su plenitud y la iglesia fue establecida.

         ¿Por qué se reúnen las iglesias fieles el primer día de la semana para participar de la cena? Porque es el día autorizado por el ejemplo apostólico. Aquí tenemos una clara indicación de la práctica establecida por los apóstoles inspirados (los embajadores de Cristo, -2 Cor. 5:20) de reunirse el primer día de la semana para partir el pan (participar de la cena del Señor). Los que participan de la cena el jueves u otro día, o cada mes o cada año, no tienen autoridad bíblica para su práctica.

 

         -- para partir el pan. -- La expresión "partir el pan" (Hech. 2:42; 20:7) se refiere a participar de la cena del Señor. Otras formas de hablar de participar de la cena son: beber del fruto de la vid (Mat. 26:29); participar de la mesa del Señor (1 Cor. 10:21); y comer la cena del Señor (1 Cor. 11:20). Lucas usa el mismo lenguaje que usó en Luc. 22:19 (la ocasión cuando Jesús la instituyó). En Hech. 2:42 el partimiento del pan se asocia con la doctrina de los apóstoles, la comunión unos con otros y las oraciones; igualmente aquí en Hech. 20:7 se asocia con la predicación.

         También Lucas usa la expresión partiendo el pan en Hechos 2:46 para hablar de la comida ordinaria, no en la asamblea, sino en las casas. Pero el partir el pan de Hech. 20:7 es lo mismo que en 1 Cor. 10:16, "El pan que partimos, ¿no es la comunión del cuerpo de Cristo?"

         El propósito de la cena del Señor es para conmemorar la muerte de Jesús: "Esto haced en memoria de mí" (1 Cor. 11:24). Al hacerlo anunciamos su muerte hasta que El venga (1 Cor. 11:26). No es un sacramento ("acto religioso que tiene por objeto la santificación de una persona", Larousse). No se confiesa antes de participar con la idea de recibir perdón, porque no participamos de la cena para recibir perdón. Pablo no dice, "Sean dignos de tomarla", sino que si no discernimos el cuerpo y la sangre de Cristo, la tomamos indignamente (de manera indigna).

         -- Pablo les enseñaba, habiendo de salir al día siguiente; y alargó el discurso hasta la medianoche. -- Aprovechó la oportunidad, porque al despedirse de los hermanos de alguna congregación no podía estar seguro que les volvería a ver.

 

20:8 -- Y había muchas lámparas en el aposento alto donde estaban reunidos. -- Lucas no explica por qué incluye este detalle, pero indica la naturaleza pública de su reunión (no tenían nada que esconder).

 

20:9 -- y un joven llamado Eutico, que estaba sentado en la ventana, rendido de un sueño profundo, por cuanto Pablo disertaba largamente, vencido del sueño cayó del tercer piso abajo, y fue levantado muerto. -- Lucas no dice que "fue levantado como muerto", sino muerto. También en el v. 12 dice "llevaron al joven vivo"; ¿por qué decir vivo si no estuvo muerto?

 

20:10 -- Entonces descendió Pablo y se echó sobre él (como lo hicieron Elías, -1 Reyes 17:21, y Eliseo, -2 Reyes 4:34), y abrazándole, dijo: No os alarméis, pues está vivo. - Estaba muerto, según el médico Lucas, pero Pablo habla como Jesús en la casa de Jairo, Luc. 8:52, 53; Eutico estaba vivo después de lo que hizo Pablo.

 

20:11 -- Después de haber subido, y partido el pan y comido (Lit., probar, LBLA margen; gustado, Valera Antigua). -- Esto no se refiere a la cena del Señor. Lucas ya había dicho que se reunieron el primer día de la semana para partir el pan (ver. Hechos 20:7), y el partimiento del pan del ver. Hechos 20:11 se refiere a lo que Pablo hizo (véase Hechos 27:35) después de media noche (o sea, el lunes). Este versículo no nos dice lo que la iglesia hizo, sino lo que Pablo hizo. Después de comer él habló largamente hasta el alba; y así salió.

 

20:12 -- Y llevaron (no "llevar" en el sentido de cargar) al joven vivo, y fueron grandemente consolados. --

 

20:13 -- Nosotros, adelantándonos a embarcarnos, navegamos a Asón para recoger allí a Pablo, ya que así lo había determinado, queriendo él ir por tierra. -- Esto demuestra la fuerza física de Pablo. Después de predicar y enseñar toda la noche va a pie unos 34 kms. Algunos sugieren que fue a pie porque quería estar solo.

 

20:14-16 -- Cuando se reunió con nosotros en Asón, tomándole a bordo, vinimos a Mitilene. Navegando de allí, al día siguiente llegamos delante de Quío, y al otro día tomamos puerto en Samos; y habiendo hecho escala en Trogilio, al día siguiente llegamos a Mileto. Porque Pablo se había propuesto pasar de largo a Efeso, para no detenerse en Asia, pues se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén. -- El hermano H. Leo Boles sugiere que "Si Pablo pudiera llegar a Jerusalén para el día de Pentecostés podría presentar las ofrendas de las iglesias gentiles en la presencia de un gran número de judíos extranjeros reunidos en Jerusalén para la fiesta de Pentecostés, y de esa manera divulgar por todas las tierras el gran hecho que los cristianos gentiles eran uno con sus hermanos judíos; esto les impresionaría al saber que los discípulos del Señor eran un solo cuerpo".

20:17 -- Enviando, pues, desde Mileto a Efeso, hizo llamar a los ancianos de la iglesia. -- ¿Por qué no "hizo llamar" al ministro o evangelista de la iglesia? ¿No es éste el que habla por la iglesia? No fue así en el primer siglo, porque el patrón divino es que haya ancianos en cada congregación (Hechos 14:23) y éstos son los supervisores. Ya hemos leído de ancianos en Hech. 11:30;14:23;15:2,4,6,22. Veremos en Hechos 20:28 que los ancianos también se llaman obispos, y que su obra es la de apacentar o pastorear. Por eso, también se llaman pastores (Heb. 13:17). Los que llaman al predicador el pastor no hablan conforme a las Escrituras. Los términos ancianos, obispos y pastores se aplican a los mismos hombres. A principios del segundo siglo comenzó la práctica de distinguir entre obispos y ancianos y de dar más autoridad a los obispos; esto fue una perversión de este oficio y resultó en muchas otras apostasías. Aprendimos en Hechos 14:23 que en cada iglesia debe haber una pluralidad de ancianos; esto indica la independencia de cada congregación.

 

20:18 -- Cuando vinieron a él, les dijo: Sabemos cómo Pablo predicó a los judíos en Jerusalén (22:3-21); cómo predicó  en la sinagoga de Antioquía de Pisidia (Hechos 13:15-41), cómo predicó a los idólatras de Listra (Hechos 14:15-17), cómo predicó a los filósofos de Atenas (Hechos 17:22-31), y ahora vemos cómo predicó a los ancianos de Efeso. Después oiremos su discurso delante del rey Agripa (Hechos 26:2-29).

         -- Vosotros sabéis cómo me he comportado entre vosotros todo el tiempo, desde el primer día que entré en Asia. -- Pablo dedicó más tiempo a la obra de Efeso que a cualquier otro campo (v. 31); ningún grupo de hermanos podían conocerle más íntimamente que estos ancianos y, por eso, podían vindicarle cuando circulaba algún reporte falso contra él. Pablo no dejó de recordar a los hermanos de sus credenciales: -1 Tes. 1:5 ("como bien sabéis cuáles fuimos entre vosotros por amor de vosotros"; -1 Tes. 2:9, 10; -1 Cor. 4:9-16; 9:1, 2; -2 Cor. 3:1-3, 7-12. Muchos predicadores no presentan tales credenciales a los hermanos no por causa de la humildad (o por no querer jactarse), sino simplemente porque no las poseen.

 

20:19 -- sirviendo (Rom. 1:1; Fil. 1:1, siervo de Jesucristo) al Señor con toda humildad -- (2 Cor. 11:7; Efes. 4:2; Fil. 2:3, 8; Col. 2:18; 3:2; -1 Ped. 3:8). En la segunda carta a los corintios Pablo tuvo que hablar mucho de sí mismo (de sus credenciales, logros y padecimientos, etc.) porque sus oponentes querían destruir su influencia para poder destruir el evangelio que él predicaba. Por eso les resistía con lo que él consideraba la "locura" de gloriarse de esa manera (2 Cor. 11:1, 16-18).

         -- y con muchas lágrimas, -- v. Hechos 20:31. Luc. 19:41, "Y cuando llegó cerca de la ciudad, al verla, lloró sobre ella"; véanse también -2 Cor. 2:4; Fil. 3:18. Pablo no era un estoico sino un cristiano, y no tenía vergüenza de derramar lágrimas al predicar el evangelio, porque sinceramente amaba a los perdidos y a los hermanos; le preocupaba grandemente cuando el evangelio era rechazado o cuando los hermanos no eran fieles. Dice el Salmo 126:5, "Los que sembraron con lágrimas, con regocijo segarán".

         -- y pruebas que me han venido por las asechanzas de los judíos. -- La hostilidad de los judíos de Efeso se ve en Hechos 19:9; en -1 Cor. 15:32 habla de batallar en Efeso contra fieras; en -1 Cor. 16:8, 9 dice, "Pero estaré en Efeso hasta Pentecostés; porque se me ha abierto puerta grande y eficaz, y muchos son los adversarios"; véase -2 Cor. 1:8-10; 20:3 habla de las "asechanzas de los judíos" de Corinto.

         Qué bueno fuera si todo predicador pudiera hablar de esta manera acerca de su vida y ministerio después de estar unos tres años con alguna iglesia.

20:20 -- y cómo nada que fuese útil he rehuido de anunciaros y enseñaros -- (2 Cor. 4:2; -1 Tes. 2:4, 11; Gál. 1:10). Tanta oposición y persecución no detuvieron a Pablo. Pablo no era como los predicadores que reprenden el pecado y el error con mucha delicadeza (y desde muy lejos) y usan palabras suaves para hablar de la corrupción de la enseñanza de Cristo y de la iglesia. Si Pablo hubiera buscado la popularidad de los hombres, no habría sido un siervo de Cristo (Gál. 1:10).

         -- públicamente -- Por ejemplo, en la sinagoga de cada ciudad, hasta que lo expulsaran, y entonces en la casa de Justo en Corinto (Hechos 18:7) o a la escuela de Tiranno en Efeso (Hechos 19:9).

         -- y por las casas. -- ¿Cuántas lecciones enseñó Pablo en la casa de hermanos fieles como Aquila y Priscila? Nunca habrá substituto satisfactorio de este medio de enseñar que fue usado tan extensamente en el primer siglo. La mayoría de las conversiones se pueden atribuir a este medio de enseñanza. Aunque la obediencia se observe durante alguna reunión (por ejemplo, durante una serie de servicios), en la mayoría de los casos el trabajo principal ya se había hecho "por las casas". Si alguna iglesia no crece, la causa obvia será el descuido de este trabajo (lo que se llama comúnmente "la obra personal"). En esto los miembros demuestran su verdadera conversión al Señor. Todavía hoy en día los predicadores hacen muchas visitas pero lamentablemente la mayoría de ellas son de naturaleza social, pero Pablo llegó a las casas para anunciar y enseñar lo que era espiritualmente útil para los hermanos. Siempre habrá pocas conversiones y poco crecimiento espiritual de los miembros si el predicador se limita a anunciar y enseñar la palabra en el púlpito. El enemigo número uno de la evangelización "por las casas" es la indiferencia (pereza) del predicador y de los miembros, y el enemigo número dos es la televisión. Muchas personas (muchos hermanos) no pueden encontrar el botón para apagar este instrumento que tanto se presta para el servicio de Satanás, y por esta causa hay muy pocas clases bíblicas en los hogares.

 

20:21 -- testificando (v. Hechos 20:24; 2:40) a judíos y a gentiles (Rom. 1:16) acerca del arrepentimiento para con Dios, y de la fe en nuestro Señor Jesucristo. -- Los bautistas enfatizan mucho este versículo porque creen que enseña doctrina bautista. Dicen que la salvación es por la fe sola y cuando se les pregunta, "¿Y el arrepentimiento?" dicen que el arrepentimiento precede a la fe como dice Pablo en este texto. Pero aunque el arrepentimiento preceda a la fe, es un requisito de la salvación y, por lo tanto, la salvación no es por la fe sola.

         ¿Por qué se menciona el arrepentimiento antes de la fe? Porque tanto los gentiles como los judíos conocían o podían conocer a Dios (véase Rom. 1:19-25) y, por eso, deben arrepentirse para con Dios. Juan el bautista y Jesús enseñaron lo mismo: "arrepentíos, y creed en el evangelio" (Mar. 1:15). En Atenas Pablo les proclamó al "Dios no conocido", les mandó que se arrepintieran (Hech. 17:23-30) y entonces comenzó a predicarles al Cristo resucitado. Muchos creen en Dios pero son rebeldes hacia Dios; estos deben arrepentirse para con Dios y creer en Cristo. Estos dos requisitos no se presentan en este orden (el arrepentimiento primero) porque es imposible que la gente crea en Cristo sin arrepentirse para con Dios, sino porque los que ya creen en Dios deben arrepentirse para con El para tener la buena disposición hacia el evangelio de Cristo. En los países en que Cristo es predicado los pecadores saben que están en rebelión no solamente contra Dios sino también contra Cristo.

         La doctrina bautista requiere que el pecador se arrepienta para con Dios antes de creer en Dios, pero muchos no creen en Dios y es necesario enseñarles para convencerles a creer, y luego dejar que su fe les mueva a arrepentirse. Cuando Pedro y los apóstoles convencieron a los judíos acerca de Cristo les dijeron que se arrepintieran de sus pecados (Hech. 2:38).

 

20:22 -- Ahora, he aquí, ligado yo en espíritu. -- Posiblemente esté pensando en las cadenas que le esperan en Jerusalén (v. Hechos 20:23), e iba hacia ese destino como si ya estuviera ligado.

         -- voy a Jerusalén, sin saber lo que allá me ha de acontecer; -- no sabía exactamente cómo iba a suceder pero sabía que sería prendido y encarcelado.

 

20:23, 24 -- salvo que el Espíritu Santo por todas las ciudades me da testimonio (por ejemplo, Hechos 21:10,11), diciendo que me esperan prisiones y tribulaciones. (Los capítulos 21-28 demuestran el cumplimiento de tales profecías.) Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo. -- Pablo había entregado su vida al Señor y, por eso, el futuro de esa vida estaba en manos de El. Por lo tanto, para Pablo era más importante predicar el evangelio que salvar su propia vida. La vida de Pablo era preciosa -- preciosísima -- pero no para él mismo, sino para Cristo y el evangelio. Lo que él dice aquí bien ilustra Mat. 16:25, "Porque todo el que quiera salvar su vida, la perderá; y todo el que pierda su vida por causa de mí, la hallará". No hay mejor ilustración de esta enseñanza que la vida de Pablo.

         -- con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios. -- La descripción del ministerio de Pablo como carrera (o estadio) bien describe los esfuerzos rigurosos de su vida tan disciplinada (compárense -1 Cor. 9:24-27; -2 Tim. 4:7, 8). Esa carrera se describe en Hechos 9:15, 16.

 

20:25 -- Y ahora, he aquí, yo sé que ninguno de todos vosotros, entre quienes he pasado predicando el reino de Dios, -- equivale a dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios (v. Hechos 20:24). Daniel 2:44-45) profetizó del reino de Cristo; Juan el bautista dijo que "se ha acercado"; después del día de Pentecostés los apóstoles predicaron el reino como ya existente y Pablo dijo que los obedientes fueron trasladados al reino (Col. 1:13); así fue que en Efeso Pablo había predicado el reino de Dios.

         -- verá más mi rostro. -- Recuérdese que él dijo (Hechos 19:21) "Después que haya estado allí (Jerusalén), me será necesario ver también a Roma", y poquito después de esto (estando tres meses en Corinto, Hech. 20:3) dijo a los romanos, "Pero ahora, no teniendo más campo en estas regiones, y deseando desde hace muchos años ir a vosotros, cuando vaya a España, iré a vosotros" (Rom. 15:23, 24). Se puede ver, pues, que Pablo pensaba ir a España y a Roma y no esperaba volver a Asia. Sin embargo, según -1 Tim. 1:3; -2 Tim. 4:20 él volvió a visitar esa área (este mismo Mileto). Pablo no dijo que el Espíritu Santo le dijo que no los verían otra vez, sino que en vista de los planes de él no pensaba verles otra vez.

 

20:26 -- Por tanto, yo os protesto en el día de hoy, que estoy limpio de la sangre de todos. -- Véase Hechos 18:6. Dijo Dios a Ezequiel 33:7-9), "A ti, pues, hijo de hombre, te he puesto por atalaya a la casa de Israel, y oirás la palabra de mi boca, y los amonestarás de mi parte. Cuando yo dijere al impío: Impío, de cierto morirás; si tú no hablares para que se guarde el impío de su camino, el impío morirá por su pecado, pero su sangre yo la demandaré de tu mano. Y si tú avisares al impío de su camino para que se aparte de él, y él no se apartare de su camino, él morirá por su pecado, pero tú libraste tu vida" (véase también Ezeq. 3:18-21). El evangelista que suprime la verdad que debe predicar a la gente será culpable de su sangre.

 

20:27 -- porque no he rehuido anunciaros todo el consejo (propósito, LBLA) de Dios. -- En la carta a la iglesia de la cual estos hermanos servían como obispos, de una manera amplia Pablo desarrolla el propósito eterno de Dios. Véase especialmente Efes. 1:3-12; 3:10, 11; pero se puede decir que este tema se presenta a través de la carta entera, porque las instrucciones y amonestaciones de los capítulos finales también pertenecen al propósito o consejo eterno de Dios. Es lógico concluir que en esta carta tenemos escrito lo que Pablo en persona no había rehuido anunciar a los efesios durante su estancia con ellos.

         Anunciar "todo el consejo de Dios" incluye las enseñanzas negativas que no son agradables a los miembros negligentes y mundanos. Lo que Pablo pre­dicaba frecuentemente estaba en contra de los conceptos de los judíos, o de los paganos y posiblemente aun en contra de la ignorancia o prejuicio de hermanos. Es fácil predicar lo que la gente ya cree y acepta -- cosas no controversiales -- pero es más difícil predicar doctrinas no populares. Muchos hermanos, "teniendo comezón de oir, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Tim. 4:3,4). Dijo Dios a través del profeta Isaías 30;9,10), "Este pueblo es rebelde, hijos mentirosos, hijos que no quisieron oir la ley de Jehová; que dicen a los videntes: No veáis; y a los profetas: No nos profeticéis lo recto, decidnos cosas halagüeñas, profetizad mentiras". En nuestros tiempos hay muchos de estos. Los que han introducido prácticas sectarias en la iglesia no quieren ser exhortados. Los que están mal en segundas nupcias no quieren oír la verdad sobre el tema. Los que defienden la bebida social, el baile, la jugada (incluyendo la lotería), el fumar, la ropa deshonesta, etc. no quieren oír sermones sobre "No améis al mundo ni las cosas que son del mundo". Los miembros negligentes no quieren oír sermones sobre la asistencia, la ofrenda y la obra personal. ¿Cuántos evangelistas pueden decir con Pablo, "Pues si todavía agradara a los hombres, no sería siervo de Cristo" (Gál. 1:10)? ¿Cuántos evangelistas "fieles" que no quieren perder su puesto en alguna iglesia usan de "palabras lisonjeras"?

         En fin, el evangelista está obligado a entregar todo el consejo de Dios porque es un mensajero. El mensaje es de Dios y el mensajero no debe cambiarlo ni dejar de entregarlo. Al despedirse de una congregación después de tres años algunos predicadores no deben decir "estoy limpio de la sangre de todos", sino "Señor, límpiame con tu sangre por no haber predicado todo el consejo de Dios".

 

20:28 -- Por tanto, mirad por vosotros. -- El ciego no puede guiar al ciego. El anciano (o el evangelista) no puede compartir con otros lo que él mismo no posee. Es un caso trágico cuando algún miembro es hipócrita pero es diez veces más trágico cuando algún obispo o evangelista es hipócrita. Para calificar para obispo debería llenar requisitos de piedad personal. El fiel ministerio del anciano o del evangelista fluye (se desarrolla) de una vida fiel. La primera responsabilidad del anciano (como también la del evangelista, -1 Tim. 4:12,16) es la de vivir delante de los miembros una vida fiel y cumplida. Si no tiene testimonio no tiene nada y no puede hacer nada. Por eso, mirad por vosotros, porque muchos ojos están fijos en ustedes.

         -- y por todo el rebaño -- (1 Ped. 5:2, "grey"). Mirar como un pastor oriental que tiene que estar muy alerta. Mirar no solamente por los amigos o por los que lo aprecian, sino también por todo el rebaño.

         -- en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos. -- Los versículos 17 y 28 demuestran claramente que en la iglesia del Nuevo Testamento los términos ancianos (presbuteroi, Hechos 20:17), obispos (episkopoi, Hechos 20:28; Fil. 1:1; -1 Tim. 3:2; Tito 1:7) y pastores (poimaino, Hechos 20:28; -1 Ped. 5:2) se refieren al mismo oficio. El Nuevo Testamento no dice nada acerca de una mesa de diáconos que pudiera tener más votos que los ancianos y de esa manera gobernar la iglesia. Se aprende en Hech. 14:23 que en cada congregación se escogieron ancianos. Aquí también (Hechos 20:28) se ve cla­ramente el límite de la jurisdicción de los ancianos. Dice Pablo, "mirad ... por todo el rebaño en que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos". Como dice Pedro (1 Ped. 5:2), "Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella", es decir, la responsabilidad de los ancianos se limita a una sola congregación. Cada iglesia es independiente o autónoma. Muchos hermanos han abandonado esta verdad (este orden establecido por los apóstoles). Existen ahora lo que se llaman "ancianos patrocinadores", es decir, ancianos de alguna congregación que sirven como mesa directiva para recibir fondos de muchas iglesias con el propósito de patrocinar o auspiciar y dirigir la obra de muchas iglesias sea en el campo de evangelismo, de edificación o de benevolencia. "Patrocinan" institutos bíblicos (escuelas para predicadores), asilos para niños o para ancianos y otras clases de instituciones humanas. Esta práctica no se basa en la Biblia sino en los planes denominacionales.

         -- que el Espíritu Santo os ha puesto por obispos. -- El Espíritu Santo proporciona el patrón del gobierno de la iglesia y pone a ciertos varones por ancianos cuando éstos reúnen los requisitos nombrados por el Espíritu Santo en -1 Tim. 3:1-7 y Tito 1:5-9, y son seleccionados por la congregación. Los hermanos que sirven como ancianos que no reúnen los requisitos nombrados en estos textos no han sido puestos por el Espíritu Santo sino por los hombres. Tales hombres no calificados causan mucho daño a la iglesia del Señor. También este texto aclara bien el punto que el Espíritu Santo controla a los obispos. Los obispos no controlan al Espíritu Santo como cree el clero romano. Según el catolicismo los obispos hacen leyes para gobernar la iglesia, pero según la Biblia el Espíritu Santo pone y quita a los obispos si éstos no siguen las instrucciones del Nuevo Testamento.

         -- para apacentar (pastorear, LBLA). -- Esta palabra incluye más que "apacentar" o alimentar el rebaño. Se refiere al trabajo entero del pastor espiritual de alimentar por medio de mucha predicación, enseñanza, exhortación y reprensión. Deben guiar, proteger y disciplinar a los miembros de la congregación. En los siguientes versículos se enfatiza la necesidad de resistir a los falsos y de evitar la división.

         -- la iglesia del Señor, la cual él ganó por su propia sangre -- (1 Ped. 1:18, 19; 2:9). La iglesia es muy preciosa ante los ojos del Señor porque la compró con su propia sangre; por eso, mirad por ella como fieles mayordomos que cuidan de la propiedad de su Señor ("la grey de Dios", 1 Ped. 5:2) que es muy valiosa. Todos los que son salvos por la sangre de Cristo son miembros de su iglesia. El es el Salvador del cuerpo que es su iglesia (Efes. 1:22, 23; 5:23-25). Los que dicen que la iglesia no es esencial rechazan lo que enseñan estos textos.

 

20:29 -- Porque yo sé que después de mi partida (no se refiere a su muerte) entrarán en medio de vosotros lobos rapaces (compárese Mat. 7:15), que no perdonarán al rebaño. -- Continúa aquí la figura de pastor y rebaño. Los judaizantes ya habían entrado con vigor en las iglesias de Galacia para causar división y escándalos. Dice Pablo a Timoteo, "Como te rogué que te quedases en Efeso, cuando fui a Macedonia, para que mandases a algunos que no enseñen diferente doctrina" (1 Tim. 1:3). Jesús dijo a esta iglesia (Apoc. 2:4), "Pero tengo contra ti, que has dejado tu primer amor" y habla de "las obras de los nicolaítas" (v. 6). Compárense -2 Ped. 2; -1 Jn. 4; -1 Tim. 1:20; -2 Tim. 1:15; 2:17; 3:13. Los lobos rapaces que entran en la iglesia hacen mucho más daño que los enemigos de afuera. La apostasía de la iglesia en los primeros siglos fue causada por los cambios hechos por los mismos ancianos; es decir, cambiaron el gobierno de la iglesia y de esos cambios resultaron las demás apostasías. Es interesante leer los comentarios sobre estos versículos escritos por autores de varias denominaciones: luteranos, metodistas, presbiterianos, bautistas, etc., porque aunque ellos mismos enseñan y practican docenas de errores doctrinales ¡hacen comentarios muy buenos sobre este texto!

         Asimismo, la división de la iglesia durante el siglo XIX fue causada por los lobos rapaces que entraron en la iglesia para cambiar el gobierno de la iglesia; y otra vez durante el siglo XX las divisiones de la iglesia han sido causadas por los lobos rapaces que entraron en la iglesia para cambiar el gobierno de la iglesia y al mismo tiempo convertir la doctrina de Cristo en doctrina humana. Entre estos lobos rapaces están los que establecen instituciones humanas con los fondos de las iglesias (instituciones que son cuerpos religiosos que no fueron comprados por la sangre de Cristo); hermanos que promueven el evangelio social, centros familiares construidos por las iglesias para toda clase de diversión y actividades sociales; hermanos que rechazan Mat. 5:32;19:9 y enseñan que cualquiera puede divorciarse de su cónyuge y volver a casarse; hermanos que insisten en dar a la mujer posiciones de liderazgo en la iglesia; hermanos que enseñan que debemos tener comunión con iglesias sectarias (especialmente con la iglesia cristiana) que no fueron compradas por la sangre de Cristo; hermanos que no saben la diferencia entre el evangelio puro y el calvinismo, etc.

 

20:30 -- Y de vosotros mismos se levantarán hombres que hablen cosas perversas para arrastrar tras sí a los discípulos. -- Es decir, los que iban a causar muchos problemas en la iglesia eran los ancianos mismos. Esto es precisamente lo que pasó porque el problema principal de la iglesia después del tiempo apostólico, fue la exaltación de alguno de los ancianos, que se hizo llamar obispo para distinguirse de los demás. Pablo habla claramente de apostasías venideras en -2 Tes. 2 y en -1 Tim. 4:1-5.

 

20:31 -- Por tanto, velad, acordándoos que por tres años, de noche y de día, no he cesado de amonestar con lágrimas a cada uno. -- Pablo había dejado un buen ejemplo para estos ancianos y les convenía imitarlo. Pablo amonestaba con lágrimas porque era un asunto serio, asunto de vida y muerte.

 

20:32 -- Y ahora, hermanos, os encomiendo a Dios, y a la palabra de su gracia (el evangelio; "Pues la ley por medio de Moisés fue dada, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo", Jn. 1:17), que tiene poder para sobreedificaros y daros herencia con todos los santificados. -- La palabra de Dios tiene poder inherente para edificar. Si estudiamos, amamos, predicamos y practicamos "la palabra de su gracia", no habrá apostasías. Precisamente por dejar de predicar la Palabra los hombres han causado apostasías. Las filosofías y especulaciones de los hombres no edifican sino destruyen.

         Las opiniones de hermanos -- tan importantes ante los ojos de ellos mismos -- no edifican a la iglesia sino solamente causan disensiones y divisiones. Pablo dijo a Timoteo, "que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina, sino que teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus propias concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído y se volverán a las fábulas" (2 Tim. 4:2-4). Aquí está, pues, el trabajo principal de los obispos -- los pastores de Dios -- (y seguramente el trabajo de los evangelistas) si esperan salvar a la iglesia: predicar y enseñar la palabra de Dios. Es su trabajo. Es su responsabilidad. Muchos hermanos al ser escogidos como ancianos comienzan a fijarse mucho en la administración del dinero, en mandar al predicador, en cuidar de la propiedad y en docenas de otras tareas, pero si descuidan su trabajo principal -- el trabajo de apacentar el rebaño con la pura palabra de Dios -- la iglesia será llevada a la apostasía. De esto los pastores tendrán que dar cuenta a Dios, como Heb. 13:17 dice, "ellos velan por vuestras almas, como quienes han de dar cuenta".

         Muchísimas iglesias ni siquiera tienen ancianos, pero pueden y deben aprender de este texto la necesidad de edificarse a través de rica y abundante enseñanza bíblica. ¡Cuántos hermanos -- evangelistas y otros -- pueden hablar y les gusta hablar, y durante una media hora o una hora de "predicación" alimentan a la iglesia con una dieta de puros comentarios sobre cosas que les interesen, y con muy poca Biblia!

         -- y daros herencia con todos los santificados. -- En la carta a los efesios Pablo se refiere a esta herencia (Efes. 1:14,18;5:5). Dios nos da la herencia. Desde luego, es una bendición condicional, porque seguramente Dios no obligará a nadie a ser salvo. Es imposible que Dios regale este don a los que no lo quieren aceptar o recibir por medio de la obediencia al evangelio, pero aun así, la redención eterna es -- después de toda consideración -- una dádiva de Dios (Rom. 6:23). Los santificados, uno de los varios nombres que se aplican a los salvos.

 

20:33, 34 -- Ni plata ni oro ni vestido de nadie he codiciado. -- Compárense -2 Cor. 7:2; 12:17, 18. "No busco lo vuestro, sino a vosotros" (2 Cor. 12:14). Compárese -1 Sam. 12:3-5 (hay semejanza entre las palabras de Samuel y las de Pablo). Una de las diferencias principales entre los fieles (como Pablo) y los lobos rapaces será su actitud hacia la ganancia material. Falsos obreros son egoístas y casi siempre muy materialistas. La riqueza de aquellos tiempos consistía principalmente en estas tres cosas (compárense Gén. 24:53; -2 Reyes 5:5). Pablo no recibió pago monetario de ellos, y no codiciaba sus cosas materiales. Otra vez habló de su propio ejemplo para que ellos lo siguieran. "Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario" (1 Tim. 5:17, 18), pero en esto (como en el salario del evangelista) hay peligros. "El obispo" no debe ser "codicioso de ganancias deshonestas ... no avaro" (1 Tim. 3:3; Tito 1:7) y el dinero puede corromper el trabajo del anciano como puede corromper el trabajo del evangelista. Jesús fuertemente denuncia al "asalariado" (Juan 10:12, 13) porque éste no ama el rebaño sino solamente a sí mismo: "el asalariado huye, porque es asalariado, y no le importan las ovejas". El pensamiento principal aquí -- tanto para ancianos como para evangelistas -- es que tengamos la actitud humilde de servidores (la actitud de Jesús), y no la actitud de los que quieren ser servidos (Mat. 20:28).

         -- Antes vosotros sabéis que para lo que me ha sido necesario a mí y a los que están conmigo, estas manos (al leer esto podemos imaginar el gesto de Pablo de levantar las manos delante de los ojos de ellos) me han servido. -- Pablo no tenía que depender de estas manos, porque era hombre muy educado y de grandes capacidades; si hubiera deseado ganar dinero u otros fines de este mundo ¿quién diría que no tenía la capacidad para hacerlo? Pero escogió otro camino: "Nos fatigamos trabajando con nuestras propias manos" (1 Cor. 4:12). Nadie podía acusar a Pablo de predicar por interés del dinero.

         Cuando Pablo llegó a Corinto, "halló a un judío llamado Aquila ... con Priscila su mujer ... y como era del mismo oficio, se quedó con ellos, y trabajaban juntos, pues el oficio de ellos era hacer tiendas" (Hechos 18:2, 3). Al leer el libro de los Hechos nos damos cuenta de lo mucho que Pablo lograba en la obra del evangelio mientras hacía tiendas para sostenerse a sí mismo y aun a otros. Al leer de sus muchas actividades es necesario recordarnos que aunque Lucas no sigue repitiéndolo, Pablo nos recuerda en sus cartas que en pueblo tras pueblo donde él predicaba el evangelio, él seguía trabajando constantemente con sus manos haciendo tiendas como cualquier hombre que tiene que trabajar para vivir.

         ¡Que nadie diga, pues, que es necesario recibir salario para predicar! porque sin dejar de hacer tiendas él hizo mucho más en la obra que los que reciben salario para predicar. De esto él habla mucho en sus cartas: "Porque os acordáis, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo trabajando de noche y de día, para no ser gravosos a ninguno de vosotros, os predicamos el evangelio de Dios" (1 Tes. 2:9). "Nosotros no anduvimos desordenadamente entre vosotros, ni comimos de balde el pan de nadie, sino que trabajamos con afán y fatiga día y noche, para no ser gravosos a ninguno de vosotros" (2 Tes. 3:7, 8). "¿Cuál, pues, es mi galardón? Que predicando el evangelio, presente gratuitamente el evangelio de Cristo, para no abusar de mi derecho en el evangelio" (1 Cor. 9:18). Pablo explica en el v. -1 Cor. 9:14 que "ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio" (y de manera limitada él mismo recibió ayuda, Fil. 4:14-18).

         ¡Qué difícil es no abusar de este derecho y cuántos lo han hecho! Es correcto que el evangelista reciba salario para dedicar tiempo completo a la obra del Señor, pero ¿quién no ha visto la corrupción de este arreglo? Todo este énfasis de Pablo sobre la práctica de él de no recibir ayuda de las iglesias enfatiza que sin lugar a dudas hay grandes peligros. El dinero siempre atrae a los avaros. Muchos hermanos han cumplido y cumplen con el trabajo de evangelista de tiempo completo, pero al mismo tiempo muchos hermanos que son muy activos en la obra de predicar, enseñar, hacer obra personal, establecer y confirmar iglesias, etc. siguen en su trabajo secular para sostener su familia. ¡Que Dios les bendiga ricamente a los dos grupos!

         Algunos de los abusos del recibir salario para dedicar tiempo completo a la predicación son los siguientes: (1) simplemente el no dedicar tiempo completo a la obra del Señor (estudiando, predicando y enseñando pública y privadamente); (2) emplear tiempo excesivo en proveer y mantener una residencia para la familia; (3) dedicar tiempo excesivo a las necesidades de la familia (y aun de parientes), "yendo al mandado", cuidando de niños para que la mujer estudie o trabaje fuera de la casa, etc.; (4) dedicar tiempo excesivo al sitio de reunión de la iglesia (construyendo, reparando, pintando, limpiando); (5) dedicar tiempo excesivo al servicio de taxista (llevando los miembros al doctor, etc.); (6) dedicar tiempo excesivo a entretener visitantes (sirviendo de guía turística); y docenas de otras actividades. El predicador o anciano que recibe salario de la iglesia debe hacer todo lo posible por evitar la crítica de los hermanos o incrédulos de que "para el trabajo que hace, recibe mucho salario".

        

20:35 -- En todo os he enseñado que, trabajando así, se debe ayudar a los necesitados. -- Al trabajar duro y al ganar el pan con el sudor de la frente, el cristiano puede ser feliz sabiendo que de esta manera Dios pone pan sobre la mesa para su familia y también puede ayudar al pobre hermano que no puede trabajar (Efes. 4:28).

         -- y recordar las palabras del Señor Jesús, que dijo: Más bienaventurado es dar que recibir. -- En esos momentos él y sus compañeros van rumbo hacia Jerusalén con la ofrenda de muchas iglesias para los santos pobres. Este dicho no se encuentra en los relatos de la vida de Jesús, sino que es una de las verdades que el Espíritu Santo reveló a los apóstoles (Jn. 16:13). Dios dio a su Hijo unigénito; Jesús dio su vida (2 Cor. 8:9). Pero Hech. 20:35 es una verdad muy poco creída pero que trae la verdadera felicidad a los que la aceptan como regla de vida. El egoísmo es un veneno que destruye la felicidad, pero siempre habrá un profundo sentimiento de dicha y felicidad en el corazón de la persona que es bondadosa y benévola.

 

20:36 -- Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos ellos. -- En momentos de tristeza la postura más natural para orar es la de ponerse de rodillas: 7:60; 9:40; 21:5; Luc. 22:41. Sin embargo, Pablo dice (Efes. 3:14-19), "Por esta causa doblo mis rodillas" para pedir que los cristianos sean fortalecidos, que Cristo habite en ellos, etc.; por eso, es una postura apropiada para toda clase de oración. Dice Pablo también, "Quiero, pues, que los hombres oren en todo lugar, levantando manos santas" (1 Tim. 2:8). Esto no indica el orar de rodillas. Jesús dijo (Mar. 11:25), "Y cuando estéis orando (Lit., estéis de pie, LBLA)".

         No se puede, pues, imponer el orar de rodillas como ley en la iglesia, pero tampoco se puede prohibir el orar de rodillas, aun en la iglesia (puede haber ocasiones en que sea muy apropiado). Pero es necesario tener presente que el estar de pie delante de algún personaje importante le muestra honor y respeto. Según el criterio de este servidor es preferible en la asamblea orar de pie u orar de rodillas en lugar de orar sentados.

 

20:37 -- Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le besaban -- (Gén. 33:4; 45:14; 46:29; Luc. 15:20; compárense Rom. 16:16; -1 Cor. 16:20; -2 Cor. 13:12; -1 Tes. 5:26; -1 Ped. 5:14). Este acto indica el profundo afecto que sentían los ancianos por Pablo. El besar o el abrazar eran costumbres de la gente de aquel tiempo y de algunos países en la actualidad, pero lo importante es que haya verdadero amor (1 Ped. 5:14), y que al saludar y al despedirse -- según la costumbre de cada país -- haya una expresión sincera de ese amor. Nosotros también podemos echarnos al cuello de Pablo y besarle, estudiando su ejemplo y sus enseñanzas para imitarle en su servicio al Señor (1 Tes. 2:13).

 

20:38 -- doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían más su rostro. Y le acompañaron al barco. -- Sin duda, en esta despedida tenemos una de las escenas más emocionantes de la Biblia. Sin embargo, muchos hermanos han tenido la experiencia de despedirse los unos de los otros teniendo presente que posiblemente no volverían a saludarse unos a otros en este mundo.

         Al terminar las notas sobre este evento sobresaliente en la vida de Pablo, incluimos lo siguiente de la pluma de J. W. McGarvey: "Si Pablo hubiera estado separándose de estos hermanos con expectaciones felices para sí mismo y para ellos, la separación hubiera sido dolorosa; pero añadidas al dolor de la despedida final se vieron la lobreguez del futuro incierto para ellos y de aflicciones indefinidas que con seguridad le esperaban a él. Doce meses antes de esto él ya había narrado un catálogo de padecimientos más abundantes que los que a cualquier otro hombre le hubieran tocado en suerte. Frecuentemente había estado en la cárcel y frecuentemente a borde de la tumba. De los judíos había recibido cuarenta azotes menos uno, y tres veces había sido azotado con varas. Una vez fue apedreado, y dejado tirado al suelo por muerto. Había sufrido el naufragio tres veces, y había pasado un día y una noche en las aguas de lo profundo. En sus muchos viajes se había expuesto a peligros de ríos, de ladrones, de los de su nación, de los gentiles, en la ciudad, en el desierto, en el mar, y entre hermanos falsos. Había sufrido en trabajo y fatiga y desvelos. Había aguantado hambre y sed, y había sufrido del frío y de la escasez de ropa. A través de todo había sobrellevado y aún sobrellevaba lo que poco menos dolor le causaba, el cuidado de todas las iglesias. Al mismo tiempo había aguijón en su carne, un mensajero de Satanás que le abofeteaba, que era tan irritante y humillante que había rogado tres veces al Señor que se lo quitara. Se sintió constreñido a escribir a los hermanos de Galacia, 'De aquí en adelante nadie me cause molestias; porque yo traigo en mi cuerpo las marcas del Señor Jesús' (2 Cor. 11:21-28; 12:7-10; Gál. 6:17). Los más hubieran dicho, Ya basta lo que he sufrido: el éxito de mi empresa actual cuando mucho es algo dudoso, y seguro que me acarreará más prisiones e indecibles aflicciones: me quedaré, pues donde estoy, entre hermanos que me aman, y dejar que mis compañeros completen esta obra de benevolencia que yo he empezado. Pero tales reflexiones él no aceptó; y cuando los ancianos de Efeso partían de la compañía de este hombre, bien hacían en llorar y quedarse callados en la playa hasta ver desaparecer en la distancia las velas de su barco, antes de retornar a la soledad de sus faenas y a los peligros que sabían habrían de encontrar ahora sin la potencia ni el consejo de su gran maestro. No se nos permite volver a Efeso con ellos, ni de escuchar por el camino su triste conversación, porque nosotros tenemos que seguir el barco que se aleja, y ser testigos de las prisiones y aflicciones que esperan su pasajero célebre".

Hechos 21

 

21:1 -- Después de separarnos de ellos (los ancianos de Efeso), zarpamos y fuimos con rumbo directo a Cos, y al día siguiente a Rodas, y de allí a Pátara. -- Pablo continúa su viaje hacia Jerusalén, su último viaje a Jerusalén. El y sus compañeros llevaban la ofrenda de varias iglesias para los santos pobres de Jerusalén (1 Cor. 16:1-4; Hech. 20:4).

 

21:2, 3 -- Y hallando un barco que pasaba a Fenicia, nos embarcamos, y zarpamos. Al avistar Chipre, -- Lucas nos dice (Hech. 11:19) que "los que habían sido esparcidos a causa de la persecución que hubo con motivo de Esteban, pasaron hasta Fenicia, Chipre y Antioquía ... " Seguramente al acercarse a Chipre Pablo le relatara a Lucas los detalles del trabajo de él y Bernabé en esa isla, resultando en la conversión del procónsul Sergio Paulo ( Hechos 13:4-12).

         -- dejándola a mano izquierda, navegamos a Siria, y arribamos a Tiro, porque el barco había de descargar allí.

 

21:4 -- Y hallados los discípulos. -- Pablo escribió a los filipenses, "hermanos míos amados y deseados (añorados), gozo y corona mía" (Hechos 4:1). Los discípulos de Cristo eran la vida de Pablo y al encontrarse con ellos dio gracias a Dios y cobró aliento (Hech. 28:15). Recuérdese lo que Jesús dijo acerca de Tiro en Mat. 11:21.

         -- nos quedamos allí siete días; -- ¡Qué bendición más grande para los hermanos! ¿Qué pensaríamos si Pablo y sus compañeros pudieran estar con nosotros por siete días? No tenemos su presencia física pero sí tenemos la dirección de ellos en las Escrituras.

         -- y ellos decían a Pablo por el Espíritu, que no subiese a Jerusalén. -- Compárese 20:22, 23. Lucas no quiere decir que el Espíritu Santo prohibió que Pablo subiera a Jerusalén, sino que por el Espíritu los discípulos sabían que le esperaban prisiones y ellos mismos no querían que fuera (compárese Hechos 21:12).

 

21:5 -- Cumplidos aquellos días, salimos, acompañándonos todos, con sus mujeres e hijos, hasta fuera de la ciudad; y puestos de rodillas en la playa, oramos. -- Compárese Hechos 20:36-38. El relato de Lucas es breve. A veces él nos deja con preguntas sin respuesta. Sin embargo, él incluye en su relato estas escenas tan tiernas del amor cristiano.

 

21:6-8 -- Y abrazándonos los unos a los otros, subimos al barco y ellos se volvieron a sus casas. Y nosotros completamos la navegación, saliendo de Tiro y arribando a Tolemaida; y habiendo saludado a los hermanos, nos quedamos con ellos un día. Al otro día, saliendo Pablo y los que con él estábamos, fuimos a Cesarea; los primeros conversos de ese lugar fueron Cornelio y su casa (capítulos 10, 11). Y entrando en casa de Felipe el evangelista (Efes 4:11; -2 Tim. 4:5; se llama así para describir su obra: evangelizar, anunciar el evangelio; compárese Juan el bautizador, porque bautizaba), que era uno de los siete, posamos con él. -- Felipe "era uno de los siete" escogidos por la iglesia para ministrar a las viudas pobres (Hechos 6:1-7); con este título es distinguido de Felipe el apóstol, uno de los doce. El predicó a los samaritanos (Hechos 8:5-12) y al eunuco (Hech. 8:26-39). Después de relatar la conversión del eunuco Lucas nos dice que "Felipe se encontró en Azoto; y pasando, anunciaba el evangelio en todas las ciudades, hasta que llegó a Cesarea" (Hechos 8:40). Ahora, unos veinte años después, lo encontramos aquí todavía. La lista de los siete hermanos que acompañaron a Pablo (y Lucas) se encuentra en Hechos 20:4. Es posible que en esta misma ocasión Felipe le contara a Lucas todos los detalles de su obra que leemos en los caps. 6 y 8, como también muchos detalles acerca de la iglesia de Jerusalén.

 

21:9 -- Este tenía cuatro hijas doncellas que profetizaban. -- Compárense Hech. 2:17; -1 Cor. 11:5. No eran monjas. No era necesario ser doncella y hacer un voto de virginidad perpetua para ser profetisa, porque Lucas habla de otra profetisa (Luc. 2:36-38) que era viuda. También Débora estaba casada (Jueces. 4:4, 5, "Gobernaba en aquel tiempo a Israel una mujer, Débora, profetisa, mujer de Lapidot ... los hijos de Israel subían a ella a juicio"). María, la hermana de Moisés y Aarón era profetisa (Ex. 15:20, 21), y también Hulda, profetisa de la época del rey Josías (2 Reyes 22:11-20; -2 Crón. 34:22).

 

21:10 -- Y permaneciendo nosotros allí algunos días, descendió de Judea un profeta llamado Agabo. -- Parece que el Señor estaba preparando a los hermanos para las prisiones de Pablo. Era muy importante que todos los hermanos tuvieran la misma actitud demostrada por los hermanos de Roma que no se escandalizaron por sus prisiones, sino que cobraron ánimo para hablar la palabra con más valentía (Fil. 1:12-14).

 

21:11 -- quien viniendo a vernos, tomó el cinto de Pablo, y atándose los pies y las manos, dijo: Esto dice el Espíritu Santo: Así atarán los judíos en Jerusalén al varón de quien es este cinto, y le entregarán en manos de los gentiles. -- Compárense los actos simbólicos de otros profetas, Isa. 20:1-4; Jer. 13:1-7; 27:1-8; Ezeq. 4:1-6; 5:1-4. Se usaban actos o símbolos proféticos para ilustrar la voluntad de Dios. Jesús enseñó parábolas con el mismo propósito.

         Jesús dijo a Pedro, "Cuando eras más joven, te ceñías, e ibas a donde querías; mas cuando ya seas viejo, extenderás tus manos, y te ceñirá otro, y te llevará a donde no quieras" (Jn. 21:18).

         ¿Por qué los judíos odiaban tanto a Pablo? (1) porque él predicaba que el Mesías tenía que sufrir (Hechos 17:3) (los judíos creían que el Mesías vendría para hacer sufrir a los romanos); (2) porque decía que Jesús de Nazaret era el Mesías; y (3) porque él predicaba que los gentiles podían ser hijos de Dios -- con todos los honores y privilegios de esta relación -- por medio de la cruz de Cristo (el evangelio) sin llegar a ser judíos por medio de la circuncisión.

 

21:12, 13 -- Al oír esto, le rogamos nosotros y los de aquel lugar, que no subiese a Jerusalén. (Pero la profecía de Agabo indicaba que Pablo iría a Jerusalén).  Entonces Pablo respondió: ¿Qué hacéis llorando y quebrantándome el corazón? (Ellos solamente aumentaron el peso de la carga de Pablo). Porque yo estoy dispuesto no sólo a ser atado, mas aun a morir en Jerusalén por el nombre del Señor Jesús. -- Tal vez otro hubiera dicho, "Ya basta; he sufrido mucho. Los otros hermanos que son menos conocidos pueden llevar la colecta a Jerusalén y no habrá peligro para ellos". Recuérdese lo que el Señor le dijo a Ananías (Hech. 9:16) y lo que Pablo mismo dijo a los ancianos de Efeso (Hechos 20:22, 23). "Y yo con el mayor placer gastaré lo mío, y aun yo mismo me gastaré del todo por amor de vuestras almas" (2 Cor. 12:15). Por eso, Pablo imitó al Señor Jesús y "afirmó su rostro para ir a Jerusalén" (Luc. 9:51). Véase también Jn. 11:7, 8. La actitud de él se expresa en Heb. 13:13, "Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio". La actitud de Pablo bien refleja el espíritu del Salmos 23:1,4"Jehová es mi pastor; nada me faltará ... no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento" .

         Ante esta actitud tan noble de Pablo --  aun estaba dispuesto a morir por Cristo -- ¿cómo se ven los pretextos y excusas de nosotros para no cumplir con nuestro deber?

 

21:14 -- Y como no le pudimos persuadir, desistimos, diciendo: Hágase la voluntad del Señor. -- Con resignación le encomendaron al cuidado de Dios.

 

21:15, 16 -- Después de esos días, ya los preparativos (hacer el equipaje), subimos a Jerusalén -- (viaje de unos 100 kilómetros hacia al sureste). Y vinieron también con nosotros de Cesarea algunos de los discípulos, trayendo consigo a uno llamado Mnasón (quienes nos condujeron a Mnasón, LBLA), de Chipre, discípulo antiguo, con quien nos hospedaríamos (Hechos 9:11; 16:15). -- Recuérdese que llevaban dinero; por eso, habría más peligro de robo en los mesones. Además de eso, no todo el mundo los recibiría.

         Así termina el tercer viaje de Pablo. El pensaba hacer otro viaje (Hechos 19:21; Rom. 15:22-25) para predicar en Roma y en España. El llegó a Roma pero tal vez no como pensaba porque en seguida fue prendido en Jerusalén y llegó a Roma como prisionero.

 

21:17-19 -- Cuando llegamos a Jerusalén, los hermanos nos recibieron con gozo. Y al día siguiente Pablo entró con nosotros a ver a Jacobo (Hechos 15:13; Gál. 1:19), y se hallaban reunidos todos los ancianos; a los cuales, después de haberles saludado, les contó una por una las cosas que Dios había hecho entre los gentiles por su ministerio. (Hechos 14:27). -- Pablo y sus compañeros mostraron la prueba de la conversión genuina de muchos gentiles porque les entregaron la ofrenda de iglesias gentiles para sus hermanos pobres de Jerusalén.

 

21:20, 21 -- Cuando ellos lo oyeron, glorificaron a Dios, y le dijeron: Ya ves, hermano, cuántos millares (lit. diez miles) de judíos hay que han creído; y todos son celosos por la ley. Pero se les ha informado en cuanto a ti, que enseñas a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar (se aparten, LBLA) de Moisés (Hechos 6:14; acusación vaga; ¿apartarse en qué sentido?), diciéndoles que no circunciden a sus hijos (mentira, Hechos 16:3), ni observen las costumbres (¿cuáles? véase Hechos 18:18). Había mucha oposición contra Pablo, no sólo de parte de los judíos incrédulos, sino también de parte de judíos creyentes. Pablo temía que los hermanos de Jerusalén no aceptaran la ofrenda que habían recogido entre iglesias gentiles (Rom. 15:30, 31). El caso era serio. En realidad había peligro de que la iglesia se dividiera.

 

21:22-24 -- ¿Qué hay, pues? (¿Qué es lo que se debe hacer? LBLA). (Sabían que una explicación verbal no sería suficiente, que no escucharían a Pablo y que ni siquiera ellos mismos -- Jacobo y los ancianos -- pudieran persuadirles). La multitud se reunirá de cierto, porque oirán que has venido. Haz, pues, esto que te decimos: Hay entre nosotros (de la iglesia en Jerusalén) cuatro hombres que tienen obligación de cumplir voto. Tómalos contigo, purifícate con ellos, y paga sus gastos (había mucha pobreza en Jerusalén en ese tiempo; por eso, Pablo había traído la ayuda de muchas iglesias) para que se rasuren la cabeza; y todos comprenderán que no hay nada de lo que se les informó acerca de ti, sino que tú también andas ordenadamente, guardando la ley. -- No hay nada que indique que el plan propuesto por Jacobo y los ancianos haya presentado problema alguno para Pablo. Pablo estaba muy deseoso de mejorar relaciones con sus hermanos judíos. Esperaba que la ofrenda que él y sus compañeros habían traído para los hermanos pobres de Jerusalén ayudara para estrechar relaciones entre hermanos gentiles y hermanos judíos (2 Cor. 9:12-14).

         Las acusaciones contra Pablo eran falsas. El no había enseñado a los judíos a que se apartaran de Moisés, sino que Cristo había cumplido la ley, los profetas y los salmos (por ejemplo, Hechos 13:27, 33). En cuanto a la circuncisión, según la ley de Moisés todo varón tenía que ser circuncidado al octavo día, y muchos judíos -- aun cristianos judíos -- creían que la circuncisión era necesaria para la salvación (Hechos 15:1,5), pero Pablo enseñaba clara y fuertemente que "en Cristo Jesús ni la circuncisión vale algo, ni la incircuncisión, sino la fe que obra por el amor" (Gál. 5:6). Sin embargo, "Quiso Pablo que éste (Timoteo) fuese con él, y tomándole, le circuncidó por causa de los judíos que había en aquellos lugares" (Hechos 16:3), pero al mismo tiempo no permitió que Tito fuese circuncidado (Gál. 2:3), porque éste era puro griego y si Pablo lo hubiera permitido, se habría comprometido con el error de los judaizantes que enseñaban que "Es necesario circuncidarlos y mandarles que guarden la ley de Moisés", Hech. 15:5). Para fieles hermanos judíos, pues, la circuncisión era asunto de indiferencia (1 Cor. 7:19; Gál. 5:6; 6:15), es decir, no era necesario que los cristianos judíos la practicaran pero tampoco era pecado practicarla. Así era el caso también de los votos, otra costumbre de los judíos. "Mas Pablo ... habiéndose rapado la cabeza en Cencrea, porque tenía hecho voto" (Hechos 18:18). Estos textos demuestran, pues, que las acusaciones contra Pablo eran falsas.

         Los que han entendido la diferencia entre la ley de Moisés y la de Cristo, que Cristo clavó la ley de Moisés a la cruz, etc., no deben pensar que al comenzar la nueva ley los cristianos judíos inmediatamente iban a abandonar la ley antigua. Este libro (Hechos) revela claramente que no fue así.    Al llegar los judíos a ser cristianos, no llegaban a ser enemigos del templo ni de las sinagogas. Los nuevos conversos de Jerusalén perseveraban "unánimes cada día en el templo" (Hechos 2:46). "Pedro y Juan subían juntos al templo a la hora novena, la de la oración" (Hechos 3:1). ¿Con qué propósito? Como los demás judíos iban al templo para orar. Pablo, Bernabé, Silas, etc. eran judíos y predicaban en las sinagogas hasta ser expulsados. "Aconteció en Iconio que entraron juntos en la sinagoga de los judíos, y hablaron de tal manera que creyó una gran multitud de judíos y asimismo de griegos ... se detuvieron allí mucho tiempo, hablando con denuedo" (Hechos 14:1-3). Como cristiano Pablo podía haber hecho tiendas el día sábado pero, que sepamos, nunca lo hizo. Más bien, asistía a las sinagogas y participaba en los servicios cuando le daban la oportunidad. "Se apresuraba por estar el día de Pentecostés, si le fuese posible, en Jerusalén" (Hechos 20:16).

         El explica su actitud hacia la ley y hacia los judíos de esta manera: "Me he hecho a los judíos como judío para ganar a los judíos; a los que están sujetos a la ley (aunque yo no esté sujeto a la ley) como sujeto a la ley, para ganar a los que están sujetos a la ley ... Y esto hago por causa del evangelio, para hacerme copartícipe de él" (1 Cor. 9:20,23). Pablo no estaba obligado a guardar las costumbres de la ley, sino que vivía como si estuviera sujeto a la ley (es decir, practicaba las cosas de la ley) para tener más influencia con los judíos y para no poner tropiezo delante de ellos.

          Los que habían vivido bajo la ley de Moisés y por causa de conciencia se abstenían de ciertos alimentos o guardaban ciertos días (es decir, seguían practicando esas leyes), no pecaban y debían ser recibidos como hermanos fieles (Rom. 14), aunque ya no había alimento inmundo (1 Tim 4:3-5).

         Por eso, Pablo estaba dispuesto a cooperar con los hermanos de Jerusalén, y aunque el plan fue interrumpido poco antes de completarse, sin duda muchos hermanos sinceros se dieron cuenta de que Pablo no enseñaba "a todos los judíos que están entre los gentiles a apostatar de Moisés, diciéndoles que no circunciden a sus hijos, ni observen las costumbres".

         Algunos creen que en esto había inconsecuencia entre la conducta de Pablo y sus escritos acerca de la ley. Algunos (por ejemplo, McGarvey) creen que en ese momento Pablo no había recibido una revelación completa sobre el asunto de la ley y que después de salir las cartas a los efesios y a los hebreos él no hubiera aceptado la propuesta de Jacobo y los ancianos, pero no hay ningún texto que diga ni implique que la doctrina explicada en dichas cartas no se hubiera revelado y predicado verbalmente. La carta a los gálatas ya se había escrito, por lo menos durante el tercer viaje que ya se terminó y tal vez mucho antes.

         También se supone que tal vez Pablo ni siquiera entendiera lo que él mismo había predicado y escrito por inspiración sobre el tema, pero ¿quién no puede entender Gál. 2:16; 3:24; 5:4; Hech. 13:38, 39, etc.?

         Si alguno supone que Jacobo, los ancianos y Pablo cometieron un error en esta ocasión, considérese lo siguiente:

         1. Los hermanos que eran "celosos por la ley" (ver. Hechos 21:20) habían entendido que Cristo es el único sacrificio por nuestros pecados, y con ese conocimiento habían obedecido al evangelio. Pablo dijo en Antioquía de Pisidia que por medio de Cristo "se os anuncia perdón de pecados, y que de todo aquello de que por la ley de Moisés no pudisteis ser justificados, en él es justificado todo aquel que cree" (Hech. 13:38, 39). También ya había escrito a los gálatas: "De manera que la ley ha sido nuestro ayo, para llevarnos a Cristo, a fin de que fuésemos justificados por la fe" (Gál. 3:24) y agregó que "De Cristo os desligasteis, los que por la ley os justificáis; de la gracia habéis caído" (Gál. 5:4). Por eso, ya había enseñado claramente que los hermanos que confiaban en los sacrificios de la ley de Moisés para justificarse del pecado habían caído de la gracia. Lo que Jacobo y los ancianos propusieron en esta ocasión no violaba la doctrina predicada por Pablo sobre la justificación.

         No se niega que estaba involucrada la purificación (ver. Hechos 21:24) que requería el sacrificio de animales (Núm. 6:12-14), pero ¿purificación de qué? "Si alguno muriere súbitamente junto a él (el que tenía voto), su cabeza consagrada será contaminada; por tanto, el día de su purificación raerá su cabeza; al séptimo día la raerá. Y el día octavo traerá dos tórtolas o dos palominos al sacerdote, a la puerta del tabernáculo de reunión. Y el sacerdote ofrecerá el uno en expiación, y el otro en holocausto; y hará expiación de lo que pecó a causa del muerto, y santificará su cabeza en aquel día" (Núm. 6:9-11). Se trataba de la purificación ceremonial. ¿Cuál era su pecado? "Pecó a causa del muerto" (tocó un muerto), porque durante el tiempo de su voto, "Ni aun por su padre ni por su madre, ni por su hermano ni por su hermana, podrá contaminarse cuando mueran; porque la consagración de su Dios tiene sobre su cabeza" (Núm. 6:7).

         2. Jacobo, los ancianos y Pablo eran fieles y maduros cristianos. Habían demostrado su amor por la verdad y su valentía por defenderla en la sesión que tuvieron para refutar a los judaizantes (cap. 15). Aquí mismo en este contexto (Hechos 21:25) ellos repiten la decisión hecha con respecto a los gentiles. Si eran tan fieles y dedicados a la defensa de la verdad en cuanto a los gentiles, ¿por qué no serían fieles y dedicados a la verdad con respecto a los judíos?

         3. Si este proceder hubiera sido pecado, entonces sin faltar el Espíritu Santo lo habría condenado. Cuando Pedro, Bernabé y otros pecaron (Gál. 2:11-14) Pablo condenó su conducta. De la misma manera, si Jacobo, los ancianos y Pablo hubieran pecado en esta ocasión, algún apóstol o profeta les habría condenado, porque Dios no hace acepción de personas (Rom. 2:11). Pablo mismo dijo que la ley de Cristo debe aplicarse sin prejuicio (1 Tim. 5:21).

         4. Pablo era humilde, dispuesto a reconocer su pecado (1 Tim. 1:13) y siempre procuraba tener una conciencia limpia (23:1; 24:16; -1 Cor. 4:4); por eso, si su conducta en esta ocasión hubiera sido infracción de la ley de Cristo, él mismo lo habría reconocido o aceptado la exhortación de otros.

         La ley de Moisés era una ley muy amplia que regulaba tanto la vida civil y social como la espiritual. Al llegar a ser cristianos los judíos no dejaron de guardar las costumbres nacionales.

         Sin embargo, es importante enfatizar que los que se convierten de religiones humanas (la idolatría, iglesias falsas, etc.) no deben seguir practicando mandamientos y tradiciones de hombres (Mat. 15:8, 9; Col. 2:20-23), pero la ley de Moisés no era religión humana. Era una religión que había sido ordenada por Dios (Rom. 7:7-13), pero que ahora se había reemplazado por una ley perfecta que ofrece la justificación del pecado (Heb. 7:12, 18-19; 8:6-8; 10:1-4).

21:25 -- Pero en cuanto a los gentiles que han creído, nosotros les hemos escrito determinando que no guarden nada de esto; solamente que se abstengan de lo sacrificado a los ídolos, de sangre, de ahogado y de fornicación. -- Hechos 15:20, 29; 16:4. Los hermanos de Jerusalén querían que Pablo entendiera que su propuesta no tenía nada que ver con los hermanos gentiles.

 

21:26 -- Entonces Pablo tomó consigo a aquellos hombres, y al día siguiente, habiéndose purificado con ellos, entró en el templo, para anunciar el cumplimiento de los días de la purificación, cuando había de presentarse la ofrenda por cada uno de ellos. -- Pablo entendía el problema, estaba de acuerdo con estos hermanos y aceptó su sugerencia como medio bueno de aclarar su postura en cuanto a la inocencia de tales costumbres judías. Sin embargo, ahora el proceso se interrumpe y no se sabe más de los cuatro hombres.

 

21:27 -- Pero cuando estaban para cumplirse los siete días, unos judíos de Asia, al verle en el templo, -- entraba y salía al participar en la purificación de los cuatro hombres que tenían votos.

         -- alborotaron a toda la multitud y le echaron mano, -- Jacobo se preocupaba por la oposición de hermanos, pero los que causaban el problema eran judíos incrédulos, que reconocieron "al odiado adalid de la 'secta nazarena'" (Trenchard) quienes fueron motivados por los celos que habían sentido por el gran éxito del evangelio en Asia (cap. 19).

 

21:28 -- dando voces: ¡Varones israelitas, ayudad! -- Así gritaban como si Pablo hubiera sido uno de los peores criminales.

         -- Este es el hombre que por todas partes enseña a todos contra el pueblo, -- Parece que esto implica que ya les había hablado acerca de tal hombre y ahora afirman que este Pablo es el indicado. La palabra pueblo quería decir los judíos. Pero ¿cómo enseñaba Pablo contra el pueblo? ¿Por haber predicado que los gentiles también pueden ser salvos? Si eso es enseñar contra el pueblo, entonces Dios tiene la culpa (10:34, 35). Lo más ofensivo de esta doctrina era su naturaleza niveladora, porque bajaba al judío al nivel del gentil.

         -- la ley -- Los judíos incrédulos no querían aceptar que la ley era su ayo para llevarles a Cristo (Gál. 3:24) y que Jesús la había cumplido.

         -- y este lugar; -- Repiten aquí las mismas acusaciones que habían hecho contra Jesús (Mar. 14:56-64) y contra Esteban (Hechos 6:13,14). Para los judíos el templo representaba la presencia de Dios entre ellos hasta el fin del mundo.

         -- y además de esto, ha metido a griegos en el templo, -- Había un atrio que rodeaba el templo llamado "Atrio de los gentiles", y en este atrio se reunían muchos gentiles para orar a Dios ("Mi casa será llamada casa de oración para todas las naciones", Mar. 11:17). "Había una barrera y en ella unas tablillas con la siguiente inscripción: 'Ningún hombre de raza extranjera puede entrar entre la balaustrada y el cerco que circunda al templo, y si se sorprende a alguno en ese acto, hágasele saber que él es el único culpable de la pena de muerte que corresponde" (Barclay).

         -- y ha profanado este santo lugar. -- Pablo no estaba profanando el templo, sino que adoraba con toda reverencia, pero esta acusación falsa era muy efectiva para soliviantar a los judíos.

 

21:29 -- Porque antes habían visto con él en la ciudad a Trófimo, de Efeso (Hechos 20:4;- 2 Tim. 4:20), a quien pensaban que Pablo había metido en el templo. -- Por esta causa querían matar (linchar) a Pablo (ver. Hechos 21:31), pero esta acusación nunca fue presentada formalmente por los judíos ante los gobernadores romanos, porque era alegato que no se podía probar. ¿Con qué propósito hubiera metido un gentil en el templo? Esta acusación no tenía sentido alguno. Solamente pensaban con malicia y sospechas sin fundamento. Ellos vieron una cosa y, por causa de su malicia, sospecharon otra cosa. Este libro escrito por Lucas relata los hechos de los apóstoles y el profanar el templo no era uno de sus hechos.

         Aprendemos la voluntad de Dios por medio de la inferencia necesaria, pero este texto es un ejemplo de la inferencia innecesaria. Habían visto a Trófimo con Pablo en la ciudad pero ni siquiera afirmaron que lo habían visto en el templo. Muchísimas acusaciones no se basan en lo que se haya visto sino en suposiciones y sospechas, y de esto resulta mucha calumnia. Al decir lo que otro crea o lo que haya hecho, es importante que solamente se diga la verdad.

 

21:30 -- Así que toda la ciudad se conmovió (se alborotó, LBLA), y se agolpó el pueblo; y apoderándose de Pablo, le arrastraron fuera del templo, -- como si hubiera sido un gentil. Estaban dispuestos a derramar sangre inocente, pero no querían ninguna contaminación ceremonial del lugar santo y, por eso, "le arrastraron fuera del templo", es decir, del atrio de las mujeres, donde ayudaba a los hombres que cumplían su voto. Este atrio no era exclusivamente para mujeres, sino que solamente los varones podían subir al atrio de Israel; es decir, como el atrio de los gentiles fijaba límites para los gentiles, así también el atrio de las mujeres fijaba límites para las mujeres.

         -- e inmediatamente cerraron las puertas. -- Compárese Heb. 13:13, "Salgamos, pues, a él, fuera del campamento, llevando su vituperio".

 

21:31 -- Y procurando ellos matarle, -- Había avisos que prohibían que gentiles -- aun ciudadanos romanos -- entraran en los atrios de los judíos. Los oficiales romanos respetaban esta restricción.

         -- se le avisó al tribuno (quiliarca; i.e., oficial militar romano al mando de mil soldados, LBLA, margen; Claudio Lisias, Hechos 23:26) de la compañía (cohorte; i.e., unidad militar romana compuesta de varias centurias, LBLA, margen) que toda la ciudad de Jerusalén estaba alborotada. -- Los romanos vigilaban las fiestas de los judíos para controlar tales alborotos. El cuartel (la fortaleza Antonia) estaba adyacente al templo.

 

21:32, 33 -- Este, tomando luego soldados y centuriones, corrió a ellos. Y cuando ellos vieron al tribuno y a los soldados, dejaron de golpear a Pablo. Entonces, llegando el tribuno, le prendió y le mandó atar con dos cadenas, y preguntó quién era y qué había hecho. -- Cumplimiento de Hechos 21:11. Al prender a Pablo el tribuno lo rescató de los judíos que pensaban matarle (compárese Hechos 18:12-16). En estos casos Dios estaba usando el poder civil para proteger al apóstol.

         Ahora Pablo empieza otra etapa de su ministerio. Desde este momento y hasta el fin de la narración de Lucas, será "embajador en cadenas" (Efes. 6:20). Gozaba de mucha libertad puesto que tanto en Cesarea como en Roma podía recibir a los hermanos, enviar a los evangelistas a diferentes lugares y enviar mensajes verbales y escritos a las iglesias. Solamente como "prisionero de Cristo Jesús por vosotros los gentiles" (Efes. 3:1; Filem. 1) podía llevar a cabo la obra que el Señor le había asignado (Hechos 9:15, 16), porque como hombre libre le hubiera sido imposible predicar a gobernadores, reyes y otros hombres eminentes (incluyendo al Sanedrín de los judíos). Es muy obvio que Dios controlaba los movimientos del apóstol Pablo.

 

21:34 -- Pero entre la multitud, unos gritaban una cosa, y otros otra (Hechos 19:32); y como no podía entender nada de cierto a causa del alboroto, le mandó llevar a la fortaleza. - Esta torre-fortaleza se llamaba La Torre de Antonia. "Ocupaba el ángulo noroeste del atrio exterior, cortando sus pórticos. Desde lo alto de sus torres se podían vigilar los edificios sagrados" (Vila).

21:35-37 -- Al llegar a las gradas (las que conectaban el templo con la fortaleza), aconteció que era llevado en peso por los soldados a causa de la violencia de la multitud; porque la muchedumbre del pueblo venía detrás, gritando: ¡Muera! (Hechos 22:22; Luc. 23:18; Jn. 19:15). Cuando comenzaron a meter a Pablo en la fortaleza, dijo al tribuno: ¿Se me permite decirte algo? Y él dijo: ¿Sabes griego? -- Al tribuno le extrañó que Pablo hablara en el idioma griego, y sin duda el pueblo esperaba que por asociarse con gentiles él hablaría en el idioma griego pero les habló en el idioma hebreo.

 

21:38 -- ¿No eres tú aquel egipcio (judío de Egipto) que levantó una sedición antes de estos días, y sacó al desierto los cuatro mil sicarios (asesinos, LBLA)? -- El tribuno no entendía las acusaciones hechas por los judíos; creía que había caído en sus manos un revolucionario importante, pero muchísimas suposiciones son erróneas. Algunos citan a Josefo quien dijo que eran 30,000 sicarios para probar que Lucas estaba equivocado, pero Lucas solamente repitió lo que el tribuno dijo.

 

21:39 -- Entonces dijo Pablo: Yo de cierto soy hombre judío de Tarso, ciudadano de una ciudad no insignificante de Cilicia (todavía no reveló que era ciudadano romano); pero te ruego que me permitas hablar al pueblo. -- Imagínese la condición física de Pablo en ese momento. Un hombre ordinario hubiera pensado solamente en escapar de los judíos, pero Pablo quería predicarles. El practicaba lo que requería de Timoteo: "que prediques la palabra; que instes a tiempo, y fuera de tiempo" (2 Tim. 4:2).

 

21:40 -- Y cuando él se lo permitió, -- Se lo permitió porque  en ese lugar y en ese momento no había peligro de que Pablo promoviera actividades sediciosos. También le permitió hablar para enterarse de la naturaleza de su ofensa, porque de lo que la gente decía él no entendía nada (ver. Hechos 21:34).

         -- Pablo, estando en pie en las gradas, hizo señal con la mano al pueblo. Y hecho gran silencio, habló en lengua hebrea (arameo judaico, LBLA, margen), diciendo: -- Pablo aprovecha una oportunidad que nunca hubiera tenido como hombre libre. Habla en lengua hebrea, el idioma de las sinagogas. El aprovechó al máximo esta oportunidad; nunca tuvo otra semejante para hablar a tantos judíos.

Hechos 22

 

22:1 -- Varones hermanos (se identificaba con ellos) y padres (término de mucho respeto, 7:1), oíd ahora mi defensa ante vosotros. --  Pablo volvió a defenderse ante el concilio (23:1-6), ante el gobernador Félix (Hechos 24:1-27), ante el rey Agripa y Festo (Hechos 26:1-32) y ante el emperador (2 Tim. 4:16), pero este discurso sobre las gradas del templo fue el último sermón que predicó al pueblo. El relato de la conversión de Saulo de Tarso tres veces en este libro (capítulos 9, 22, 26) da énfasis a su gran importancia.

 

22:2 -- Y al oír que les hablaba en lengua hebrea, guardaron más silencio. -- La gente entendía el idioma griego, pero pusieron más atención porque Pablo les habló en el idioma de la sinagoga.

 Y él les dijo:

 

22:3 -- Yo de cierto soy judío, nacido en Tarso de Cilicia, pero criado en esta ciudad (26:4, 5), instruido a los pies de Gamaliel (Hechos 5:34), estrictamente conforme a la ley de nuestros padres (Hechos 26:5), -- Pablo estaba bien instruido en la ley; por eso, no podían decir que por ignorancia o confusión había llegado a ser discípulo de Cristo.

         -- celoso de Dios, como hoy lo sois todos vosotros (Rom. 10:1, 2). -- El no solamente sabía la ley, sino que también la practicaba. Recuérdese que le acusaban de enseñar "a todos contra el pueblo, la ley y este lugar" y que había profanado el templo; por eso, les presentó sus credenciales para probar que él era un verdadero judío ("hebreo de hebreos", compárense 23:6; 26:4, 5; Fil. 3:4-6; -2 Cor. 11:22), y que las acusaciones eran falsas. Como dijo después a Félix: "Como tú puedes cerciorarte, no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén; y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud, ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan", Hechos 24:11-13.

 

22:4 -- Perseguía yo este Camino (Isa. 40:3; Mat. 7:13; Jn. 14:6) hasta la muerte, prendiendo y entregando en cárceles a hombres y mujeres; -- Está al punto de explicar su conversión, pero les recuerda que él era un perseguidor de "este Camino" al igual que ellos (Hechos 7:58; 8:1) y, desde luego, pensaba que rendía "servicio a Dios" (Hechos 26:9-11; Jn. 16:2).

 

22:5 -- como el sumo sacerdote también me es testigo, y todos los ancianos, de quienes también recibí cartas para los hermanos, y fui a Damasco para traer presos a Jerusalén también a los que estuviesen allí, para que fuesen castigados. -- Sin duda esperaban destruir la iglesia al perseguirla en Jerusalén donde comenzó, pero después se dieron cuenta que había discípulos de Cristo en Damasco. Las "cartas" eran sus credenciales; al presentarlas a las sinagogas podía prender a los cristianos y llevarlos a Jerusalén para ser castigados. Obviamente Saulo tenía autorización para hacer esa obra porque era el más capacitado y el más entregado a la persecución de la iglesia. Los que quisieran saber por qué Saulo de Tarso predicaba la fe que en otro tiempo asolaba (Gál. 1:23) no deberían dudar de su sincera devoción al judaísmo antes de su conversión.

 

22:6-10 -- ¿Por qué dejó de perseguir a los cristianos? ¿Por qué ha habido un cambio tan grande en Saulo de Tarso? Ahora les da la explicación: Pero aconteció que yendo yo, al llegar cerca de Damasco, como a mediodía, de repente me rodeó mucha luz del cielo; (Hechos 9:3; 26:13, "que sobrepasaba el resplandor del sol") y caí al suelo ("Y habiendo caído todos nosotros en tierra", Hechos 26:14), y oí una voz que me decía ("en lengua hebrea", 26:14): Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Yo entonces respondí: ¿Quién eres, Señor? Y me dijo: Yo soy Jesús de Nazaret, a quien tú persigues. Y los que estaban conmigo vieron a la verdad la luz, y se espantaron; pero no entendieron la voz del que hablaba conmigo. Y dije: ¿Qué haré, Señor? Y el Señor me dijo: Levántate, y ve a Damasco, y allí se te dirá todo lo que está ordenado que hagas -- Pablo dijo al rey Agripa (26:16) que también el Señor le dijo, "porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto, y de aquellas en que me apareceré a ti". Para ser apóstol Pablo tuvo que ser testigo del Cristo resucitado (Hechos 1:22). Ananías le dijo (Hechos 22:14), "El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca". Dijo Pablo a los corintios (1 Cor. 9:1), "¿No he visto a Jesús el Señor nuestro?" y también (Hechos 15:8), "y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí" (la palabra "abortivo" es, literalmente, "en un nacimiento a destiempo", es decir, después de ascender Jesús al cielo). Un testigo habla de lo que ha visto. Pablo predicó lo que había visto y las revelaciones recibidas del Señor, (Gál. 1:12, 17). Pedro explicó que "Es necesario, pues, que de estos hombres que han estado juntos con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros de su resurrección". Pablo aprendió directamente del Señor todas las enseñanzas que Jesús entregó durante su ministerio personal y también "toda la verdad" que el Espíritu Santo reveló a los otros apóstoles (Jn. 14:26; 16:13; -1 Cor. 2:11-13).

         Según Hech. 26:18 Cristo escogió a Pablo para ser ministro y testigo "... para que abras sus ojos, para que se conviertan de las tinieblas (pecado, ignorancia, paganismo, error religioso, rebelión contra Dios, violencia, sensualidad y disolución de toda clase, etc.) a la luz (entendimiento, justicia, santidad, etc.), y de la potestad de Satanás a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados". Véanse Mat. 4:16; Jn. 8:12; Col. 1:12, 13; -2 Cor. 4:4. Como había muchas tinieblas en el primer siglo entre judíos y gentiles, también ahora el mundo está lleno de tinieblas. En Estados Unidos no solamente existe mucho error religioso y mucho crimen, sino que el gobierno mismo promueve la maldad. El mismo presidente (Bill Clinton, 1994), miembros de su gabinete y muchos otros hombres y mujeres eminentes del gobierno abiertamente promueven la homosexualidad y el aborto, que son prácticas abominables ante los ojos de Dios. También los medios masivos de la comunicación (la prensa, televisión, radio, música, etc.) están bajo el control de Satanás. Verdaderamente, como dice Juan, "el mundo entero está bajo el maligno" (1 Jn. 5:19).

 

22:11 -- Y como yo no veía a causa de la gloria de la luz -- Estuvo tres días sin ver (Hechos 9:9), pero durante ese tiempo él podía "ver" muchas cosas: podía ver que estaba muy equivocado en lo que hacía; podía ver que sus padres y su maestro (Gamaliel) estaban equivocados; podía ver que su conciencia no era guía confiable porque le aprobó en lo que hacía (Hechos 23:1; 26:9-11); veía claramente que tuvo que cambiar su vida y su práctica; en fin, podía ver claramente que Jesús de Nazaret no era un impostor, sino que en verdad era todo lo que decía ser.

         -- llevado de la mano por los que estaban conmigo, llegué a Damasco. -- ¡Qué contraste entre el Saulo que respiraba "amenazas y muerte contra los discípulos del Señor" (Hechos 9:1) y el Saulo ciego y llevado de la mano!

         Lucas dice (Hechos 9:9) que Saulo estuvo por tres días en Damasco "sin ver, y no comió ni bebió". Esto presenta un problema enorme para los evangélicos que dicen que Pablo fue convertido en el camino a Damasco. Es cierto que Jesús le apareció y le habló y es cierto que hubo gran cambio en Saulo, pero si él recibió la salvación en el camino a Damasco, ¿cómo es posible que por tres días él siguiera ciego y en ayunas? ¿Esto describe la condición de los salvos? Compárense Hech. 8:39; 16:34.

         En esos momentos Pablo comenzó a reconocer muchas cosas: que él estaba muy equivocado en lo que pensaba y hacía; que no estaba rindiendo servicio a Dios sino que estaba persiguiendo al Hijo de Dios; que en realidad Esteban había predicado la verdad y que por hacerlo pagó con su vida; y que los discípulos de Jesús enseñaban y practicaban la verdad, y que cuando él les perseguía, estaba persiguiendo a Cristo.

 

22:12 -- Entonces uno llamado Ananías -- Lucas le llama "un discípulo" (Hechos 9:10) que no quería tener nada que ver con Saulo porque "he oído de muchos acerca de este hombre, cuántos males ha hecho a tus santos en Jerusalén" (Hechos 9:13). Es posible que Saulo de Tarso hubiera llegado a esta misma casa para prender a Ananías.

         Según Pablo, Ananías era varón piadoso según la ley, que tenía buen testimonio de todos los judíos que allí moraban -- es decir, él es uno de ustedes ("varón piadoso según la ley") y él es testigo de lo que digo. Por eso, el primero que me habló acerca de El Camino no era un oponente del judaísmo, sino un "varón piadoso según la ley".

         Jesús dijo a Ananías, "Vé, porque instrumento (vaso) escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel" (Hech. 9:15). Saulo iba a llevar un tesoro precioso ("mi nombre", el evangelio). Después Pablo usó esta misma figura para indicar que él se sentía como un "vaso de barro" (2 Cor. 4:7) porque no se sentía digno de llevar un mensaje tan importante al mundo. "A mí, que soy menos que el más pequeño de todos los santos, me fue dada esta gracia de anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo" (Efes. 3:8). "¡O profundidad de las riquezas de la sabiduría y de la ciencia de Dios! ¡Cuán insondables son sus juicios, e inescrutables su caminos!" (Rom. 11:33).

         También le dijo que "le mostraré cuanto le es necesario padecer por mi nombre" (Hechos 9:16). ¿Por qué Pablo tuvo que sufrir tanto? Porque solamente como prisionero podía él llevar el nombre de Jesús delante de tantos hombres y mujeres eminentes (los gobernadores Festo y Félix y sus mujeres, el Rey Agripa y Berenice, y aun a los de la casa de César, 27:24; Fil. 4:22; -2 Tim. 4:16). Como hombre libre hubiera sido imposible que Pablo les predicara.

22:13 -- vino a mí, y acercándose, me dijo: Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré -- "ha visto en visión a un varón llamado Ananías, que entra y le pone las manos encima para que recobre la vista" (Hechos 9:12). Es importante entender el propósito de la imposición de las manos de Ananías. Ya aprendimos (Hechos 8:17, 18) que aunque Felipe el evangelista podía hacer milagros, solamente por la imposición de las manos de los apóstoles se recibía el Espíritu Santo. El caso de Ananías y Saulo no es una excepción de esta regla. Algunos se basan en el ver. 17 para probar que Ananías sí podía impartir el Espíritu: "el Señor Jesús ... me ha enviado para que recibas la vista y seas llenos del Espíritu Santo", pero Hech. 9:12 es específico: "le pone las manos para que recobre la vista". También aquí mismo (Hechos 22:13), "Hermano Saulo, recibe la vista. Y yo en aquella misma hora recobré la vista y lo miré". En cuanto a "que seas lleno del Espíritu Santo", esto se refiere a lo mismo que Pedro prometió, "Arrepentíos y bautícese cada uno de vosotros en el nombre de Jesucristo, para perdón de los pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo" (Hechos 2:38). Cuando Saulo fue bautizado en agua, recibió el perdón de los pecados y el don del Espíritu Santo.

         "Y al momento le cayeron de los ojos como escamas, y recibió al instante la vista" (Hechos 9:18). Algunos citan Gál. 4:15, "Porque os doy testimonio de que si hubieseis podido, os hubierais sacado vuestros propios ojos para dármelos", y suponen que los ojos de Pablo quedaron dañados. También citan como prueba de esto Gál. 6:11, "Mirad con cuán grandes letras os escribo de mi propia mano". Sin embargo, debemos reconocer que no hay revelación que explique la enfermedad de Pablo (Gál. 4:13), ni tampoco el "aguijón" que tenía en la carne (2 Cor. 12:7) y, por lo tanto, no conviene la especulación sobre estos asuntos. Además de esto, es importante recordar que cuando el Señor sanó a la gente siempre fue una sanidad perfecta y no debemos suponer que el milagro de sanar los ojos de Pablo fue una excepción.

         Ananías le dice "hermano" a Saulo antes de bautizarlo. ¿Es prueba esto de que Saulo ya era salvo? No. Saulo era su hermano de raza (ambos eran judíos).

22:14-16 -- Y él dijo: El Dios de nuestros padres te ha escogido para que conozcas su voluntad, y veas al Justo, y oigas la voz de su boca. Porque serás testigo suyo a todos los hombres, de lo que has visto y oído. (Véase comentario sobre el ver. 10). Ahora, pues, ¿por qué te detienes? Levántate y bautízate, y lava tus pecados (1 Cor 6:11; Efes. 5:26; Tito 3:5;  ¿hay salvación antes de lavar los pecados?) Invocando su nombre. -- Esta expresión no significa simplemente orar, porque Saulo ya estaba orando por tres días; más bien, significa someterse alma y cuerpo a la voluntad del Señor en la obediencia (Rom. 6:17, 18; 10:13; Heb. 5:8, 9).

         "Y habiendo tomado alimento, recobró fuerzas" (Hechos 9:19). ¿Comió antes o después del bautismo? Si ya era salvo antes de bautizarse, ¿por qué siguió en ayunas? Compárense Hechos 8:39; 16:34.

         ¿Puede un mero discípulo bautizar? Ananías lo hizo. Los discípulos de Jesús -- no necesariamente los apóstoles -- bautizaban (Jn. 9:4). La salvación de uno no depende de que su bautizador sea evangelista.

         Saulo era un hombre muy religioso, celoso, tenía conciencia limpia, tenía una fe no fingida, se había arrepentido, y oraba a Dios, pero todas estas cosas no le podían salvar.

         Compárese Hechos 9:19-22 -- "Y estuvo Saulo por algunos días con los discípulos que estaban en Damasco", con los mismos que pensaba buscar para prenderlos y llevarlos presos a Jerusalén, (9:2). Aparentemente lo recibieron de una vez al oír la explicación de Ananías. 9:20, "En seguida predicaba a Cristo en las sinagogas, diciendo que éste era el Hijo de Dios"; compárese Jn. 1:49, "Rabí, tú eres el Hijo de Dios; tú eres el Rey de Israel". Saulo podía testificar que Jesús de Nazaret había resucitado porque le había aparecido y le habló. Ahora Saulo predica lo que predicó Esteban, quien tuvo que pagar con su vida por ese mismo mensaje. 9:22, "Pero Saulo mucho más se esforzaba (seguía fortaleciéndose, LBLA)"; al aumentar la oposición, Saulo aumentó en fuerza. "Confundía a los judíos", les vencía en las discusiones; no le podían responder (6:10, "no podían resistir a la sabiduría y al Espíritu con que hablaba" Esteban). "Demostrando que Jesús era el Cristo", al comparar el mensaje de los profetas con la vida de Jesús de Nazaret, sacó la conclusión innegable de que Jesús era el Cristo. Si Jesús de Nazaret no es el Mesías, ¿cómo se explica el perfecto acuerdo entre las dos cosas? Hechos 9:23, "pasados muchos días" (esto corresponde a Gál. 1:17, 18 "fui a Arabia, y volví de nuevo a Damasco. Después, pasados tres años, subí a Jerusalén"). Algunos dicen que Pablo fue a Arabia para formular su nueva teología, pero Pablo no tuvo que "formular" su enseñanza sino que la recibió directamente del Señor (Gál. 1:12). Este texto entero (Gál. 1:11-24) afirma que Pablo no recibió el evangelio de los otros apóstoles, sino por revelación del Señor; por lo tanto, podemos concluir que en esos mismos días sucedió esto. Hechos 9:23-25, los judíos de Damasco pensaron matar a Saulo y él escapó ("le bajaron por el muro, descolgándole en una canasta", Hechos 9:25; -2 Cor 11:32, 33). No podían contestar los argumentos de Saulo y, por eso, querían callarlo. Así es la táctica de Satanás hasta la fecha.

22:17 -- Y me aconteció, vuelto a Jerusalén, que orando en el templo me sobrevino un éxtasis. -- Al leer esto es importante recordar las acusaciones contra Pablo (Hechos 21:28): que él enseñaba a todos contra el pueblo, la ley y este lugar y que aun había profanado el templo. Según esto, pues, Pablo era el enemigo número uno de Jerusalén y del templo, pero ahora públicamente les está diciendo que aun su conversión a Cristo no lo separó del templo: "vuelto a Jerusalén, que orando en el templo" ("Jerusalén", "templo" y aun "orando en el templo"). Por eso él no profanaba el templo, sino que oraba en el templo como judío piadoso. Las acusaciones eran falsas.

 

22:18 -- Y le vi que me decía: Date prisa, y sal prontamente de Jerusalén; porque no recibirán tu testimonio acerca de mí. -- El Señor conoce los corazones y sabía que los judíos no le escucharían; por eso, Pablo fue enviado a los gentiles. La predicación de Pablo entre los gentiles era una ofensa grande para los judíos, pero en parte éstos tenían la culpa (por no recibirlo ellos mismos). Culparon a Pablo cuando les convenía culparse a sí mismos.

 

22:19 -- Yo dije: -- (hombres justos que discutieron con el Señor: Abraham, acerca de Sodoma; Moisés y Jeremías, acerca de su falta de capacidad para hacer lo que El requería de ellos; Jonás, cuando Dios perdonó a los de Nínive; Pedro, acerca de no comer lo inmundo; aquí, Pablo, por su deseo de seguir trabajando con los judíos de Jerusalén) Señor, ellos saben que yo encarcelaba y azotaba en todas las sinagogas a los que creían en ti -- es decir, el cambio radical en mi vida debe convencerles que Jesús de Nazaret es el Mesías, porque solamente por medio de la intervención de Dios hubiera yo dejado de perseguir a los cristianos y empezar a predicar a Cristo. El estaba seguro que los judíos le escucharían si pudiera quedarse allí más tiempo, pero fue en vano discutir con el Señor.

         Es interesante observar que los cristianos no solamente seguían reuniéndose por un tiempo en el templo sino también se reunían con los otros judíos en las sinagogas.

 

22:20 -- y cuando se derramaba la sangre de Esteban tu testigo (marturos, mártir, Apoc. 2:13; 17:6), yo mismo también estaba presente, y consentía en su muerte, y guardaba las ropas de los que le mataban. -- Después de su conversión Pablo volvió a Jerusalén. Volvió al templo. El no quería alejarse de su pueblo. En ese momento este argumento parecía lógico a Pablo, pero el poder de Dios para convertir no depende de la conversión genuina (aun radical) ni de la sinceridad del predicador. El único poder de Dios para salvar es el evangelio mismo (Rom. 1:16). El propósito principal de narrar la conversión de Pablo es ilustrar cómo el evangelio puede convertir a los más rebeldes y perversos (Rom. 4:5), y que su misericordia se extiende aun hasta los perseguidores de Cristo (1 Tim. 1:13,15).

 

22:21 -- Pero me dijo: Ve,  porque yo te enviaré lejos a los gentiles. -- Pablo salió de Jerusalén porque el Señor le envió. El pidió al Señor que le dejara seguir trabajando en Jerusalén entre los judíos. El trabajo de Pablo entre los gentiles era una ofensa grande para los judíos; por eso, Pablo explica que él trabajaba entre ellos porque así el Señor le había comisionado. Además, recibió esta comisión cuando estuvo en el templo y cuando estuvo orando a Dios. Los judíos, sin embargo, lo resistieron aunque Pablo les declaró que él había sido enviado a los gentiles por Dios mismo.

         El Señor sabía que los judíos tenían mucho prejuicio contra Pablo y la verdad (Mat. 13:13-15; Hech. 28:25-28) y que no le escucharían. Además de eso, Cristo tenía otros planes para Pablo.

         El cumplimiento de la promesa "yo te enviaré lejos a los gentiles" comenzó formalmente en Hech. 13:1 y extendió hasta el fin de su vida.

         El relato de Hech. 9:29-31 cabe aquí después del ver. 21. Los discípulos descubrieron un complot contra Saulo y le llevaron hasta Cesarea y le enviaron a Tarso.

22:22 -- Y le oyeron hasta esta palabra; entonces alzaron la voz, diciendo: Quita de la tierra a tal hombre (matarlo inmediatamente sin la formalidad de un juicio y una sentencia) -- "Pero 'esta palabra' fue como una chispa en un polvorín o una antorcha en un depósito de gasolina. La explosión de contenida indignación se desbordó de manera instantánea y mucho peor que al principio (Hechos 21:30)" (ATR). Decir "te enviare a los gentiles" fue como tender la bandera roja delante del toro enfurecido. Es imposible exagerar el prejuicio fanatizado de los judíos con respecto a los gentiles. Aunque acusaron a Pablo de enseñar al pueblo a apostatar de Moisés y de profanar el templo, le escucharonn sin interrumpirle hasta que dio a entender que los judíos estaban más endurecidos que los gentiles y que Dios daba preferencia a éstos. Entonces ya no aguantaban más.

         -- Porque no conviene que viva. -- "Imperfecto activo de katheko ... El imperfecto es un giro idiomático griego para la impaciencia acerca de una obligación: No era apropiado, no era conveniente. Tenía que haber sido muerto hacía ya mucho tiempo. Se concibe la obligación como no cumplida en nuestro 'debiera'" (ATR). ¡Qué comentario tan triste sobre el carácter de los judíos! Aquí está un hombre (Pablo) que traía múltiples bendiciones a la humanidad pero estos judíos depravados dicen que ¡no hay lugar para él en toda la tierra! Pero todavía no había llegado "la hora" de Pablo.

         Recuérdese que los judíos mismos procuraban la "conversión" de los gentiles (Mat. 23:15), pero el objetivo de ellos era convertirles en judíos. El trabajo de Pablo era muy distinto. El buscó la conversión de los gentiles a Cristo y enseñaba que esto era posible únicamente por el evangelio; es decir, para convertirse en cristianos los gentiles no tenían que circuncidarse ni guardar la ley de Moisés (Hech. 15). Esto fue el gran tropiezo para los judíos (1 Cor. 1:23).

         Aquí otra vez los judíos cumplen lo que Jesús había dicho acerca de ellos en Mat. 23:13, "cerráis el reino de los cielos delante de los hombres; pues ni entráis vosotros, ni dejáis entrar a los que están entrando".

22:23 -- Y como ellos gritaban y arrojaban sus ropas y lanzaban polvo al aire -- compárese 7:54, "oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él (Esteban)". Esta conducta describe a los que rehúsan ser guiados por la razón y se entregan a las emociones. Por causa del disgusto y el enojo daban rienda suelta a sus pasiones violentas. Compárese la conducta de Simei (2 Sam. 16:13). Pero en esta ocasión los judíos no podían hacer más porque Pablo estaba en manos de los romanos.

 

22:24 -- mandó el tribuno que le metiesen en la fortaleza (de Antonia), y ordenó que fuese examinado con azotes, para saber por qué causa clamaban así contra él. -- Así es la conducta del mundo: condena y castiga lo que no entiende (Lange). El tribuno quería saber de qué crimen los judíos acusaban a Pablo, pero hasta ese momento no lo sabía. El siguiente paso, pues, sería azotarlo (torturarlo) para que confesara su crimen. La palabra "examinar" suena como investigación o interrogación, pero en realidad se usaba de la tortura para extraer una confesión de haber cometido algún crimen. "El castigo que mandó aplicar a Pablo fue el del terrible látigo romano, muy diferente de los azotes que había recibido en las sinagogas y por orden de los magistrados de Filipos (2 Cor. 11:23-25). El 'horrible flagellum', como lo llamara Horacio, se aplicaba con correas provistas de pedazos de metal o de hueso de corte irregular, de modo que los golpes laceraban la carne de las espaldas y lomos de forma espantosa. Con frecuencia la víctima moría bajo tales azotes, o quedaba inutilizada para toda la vida. Antes de aplicarse el tormento, la víctima era tendida o estirada ..." (Trenchard).

 

22:25-27 -- Pero cuando le ataron (lo estiraron, LBLA) con correas Pablo dijo al centurión que estaba presente (para presidir el evento para interrogar al prisionero): ¿Os es lícito azotar a un ciudadano romano sin haber sido condenado? (Hechos 16:36, 37). Cuando el centurión oyó esto, fue y dio aviso al tribuno, diciendo: ¿Qué vas a hacer? Porque este hombre es ciudadano romano. La ley romana prohibía que el ciudadano romano fuera sujetado a tal tortura. Vino el tribuno y le dijo: Dime, ¿eres tú ciudadano romano? ¿"Tú", (posición enfática) ... romano?" Pablo le había dicho al tribuno que él era ciudadano de Tarso (Hechos 21:39), pero el ser ciudadano de Tarso no era prueba de ser ciudadano romano. Tarso era ciudad libre pero no era colonia romana como Filipos. El dijo: Sí. Para estos oficiales era increíble que este judío tan despreciado y golpeado fuera ciudadano romano. La reacción del centurión y el tribuno indica claramente que esta ofensa era grave. Cada ciudad tenía su lista de ciudadanos romanos. No hubiera sido difícil confirmar lo que Pablo decía. La pena por profesar falsamente la ciudadanía romana era la muerte.

 

22:28 -- Respondió el tribuno: Yo con una gran suma (capital, una inversión) adquirí esta ciudadanía -- parece que al tribuno le fue difícil creer que este judío fuera romano, porque a él mismo (el tribuno) le había costado mucho dinero conseguir la ciudadanía; ¿cómo podía este judío pobre comprarla? Entonces Pablo dijo: Pero yo lo soy de nacimiento.

 

22:29 -- Así que, luego se apartaron de él los que le iban a dar tormento; y aun el tribuno, al saber que era ciudadano romano, también tuvo temor por haberle atado. -- No era ilegal atarlo con cadenas como en Hechos 21:33, pero el atarlo al poste para examinarlo con azotes sí era ilegal; ese tratamiento se reservó para esclavos y verdaderos criminales. Esto explica la preocupación del tribuno. Muchos crímenes no se cometen por el temor de los hombres; por eso, es ordenado por Dios el gobierno civil, Rom. 13:1-7. Lamentablemente no son muchos los que se detienen por el temor de Dios.

         El tribuno tuvo mucho temor de este hombre que, según los judíos, no era digno de vivir.

 

22:30 -- Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo, le presentó ante ellos. - El tribuno tenía a Pablo prendido pero no tenía acusación contra él. Esperaba enterarse del problema, pero algunos dijeron una cosa y otros otra cosa (Hechos 21:34). Creía que era "aquel egipcio que levantó una sedición" (Hechos 21:38). Entonces aun después de escuchar a Pablo, el tribuno no entendía el problema. Por eso, quería examinarlo con azotes para extraer alguna confesión de crimen, pero detuvo esto cuando supo que Pablo era ciudadano romano. Ahora, por último, quiere escuchar alguna acusación del concilio (sanedrín) de los judíos.

Hechos 23

 

         Dice el vers. anterior (Hechos 22:30), "Al día siguiente, queriendo saber de cierto la causa por la cual le acusaban los judíos, le soltó de las cadenas, y mandó venir a los principales sacerdotes y a todo el concilio, y sacando a Pablo le presentó ante ellos".

23:1 -- Entonces Pablo, mirando fijamente al concilio (Hechos 13:9; 14:9), dijo: Varones hermanos, yo con toda buena conciencia he vivido delante de Dios hasta el día de hoy. -- "Quiere decir con ello ante el Sanedrín que había perseguido a los cristianos como un judío (fariseo) consciente (aunque equivocado), así como ahora seguía a su conciencia al pasar del judaísmo al cristianismo" (ATR). Cuando perseguía a los cristianos, su conciencia le aprobaba y ahora su conciencia le aprueba en su predicación del evangelio. La conciencia es "aquel proceso de pensamiento que distingue lo que considera moralmente bueno o malo, alabando lo bueno, condenando lo malo, y así impulsando a hacer lo primero, y a evitar lo último" (Vine). "La 'conciencia' es el íntimo conocimiento interior que vigila las acciones del individuo, siendo posesión peculiar del hombre como agente moral. Una 'buena' o 'limpia' conciencia, pues, es una que no acusa a su dueño de haber obrado en contra de la luz que ha recibido" (Trenchard). La conciencia del hombre le mueve a hacer lo que su mente considera bueno y correcto, y a evitar lo que considera malo e incorrecto. Si la conciencia se ignora, el resultado es que se endurece y se cauteriza (Efes. 4:18, 19; -1 Tim. 4:2).

         La conciencia de Pablo le decía que al perseguir a los cristianos rendía servicio a Dios (Hechos 26:9-11; Jn. 16:2); por eso, su conciencia le aprobaba. Pablo enseña que la conciencia no es guía infalible (1 Cor. 4:4), pero que es pecado violarla (Rom. 14:23). Por eso, siempre procuraba tener "una conciencia sin ofensa ante Dios y ante los hombres" (Hechos 24:16); "Porque nuestra gloria es esta: el testimonio de nuestra conciencia, que con sencillez y sinceridad de Dios ... nos hemos conducido en el mundo, y mucho más con vosotros" (2 Cor. 1:12). "Pues el propósito de este mandamiento es el amor nacido de corazón limpio, y de buena conciencia, y de fe no fingida" (1 Tim. 1:5).

 

23:2 -- El sumo sacerdote Ananías ("No el mencionado en Lc. 3:2; Jn. 18:13; Hech. 4:7, sino el hijo de Nebedeo, designado sumo sacerdote por Herodes ... aunque sumo sacerdote, era hombre de mal carácter", ATR) ordenó entonces a los que estaban junto a él, que le golpeasen en la boca. -- (compárese Jn. 18:22). Golpear en la boca era un modo judicial y simbólico para silenciar al testigo que hablara falsedades (Boles). Pensaban que Pablo era un apóstata y traidor y que, por eso, no le era posible tener buena conciencia, sino que debiera estar temblando en la presencia del concilio. Era más fácil darle una bofetada que refutar lo que decía. Según Josefo los saduceos eran hombres toscos, desprovistos de cultura. Aquí está una ilustración de ello. Extraña que el tribuno permitiera que los judíos golpearan a un romano.

         Siempre los judíos querían callar la boca a los fieles siervos de Dios: por ejemplo, Herodes degolló a Juan, los judíos crucificaron a Jesús, apedrearon a Esteban y ahora Ananías quería hacer lo mismo. Sin embargo, estos enemigos de Dios no cambiaron la verdad que estos fieles siervos predicaban. Los ancianos tienen el deber de tapar la boca de los falsos pero no con un golpe físico sino con la sana doctrina (Tito 1:9-11).

 

23:3 -- Entonces Pablo le dijo: ¡Dios te golpeará a ti (poco después de esto, en el año 66 d. de J.C., Ananías fue asesinado), pared blanqueada! (Mat. 23:27, Jesús empleó una figura aun más fuerte para los hipócritas: "sepulcros blanqueados"). ¿Estás tú sentado para juzgarme conforme a la ley, y quebrantando la ley me mandas golpear? -- La ley no permitía que ninguno se condenara antes de que se examinara. "No hagáis injusticia en juicio", Lev. 19:35. La Biblia enfatiza mucho la necesidad de la justicia: Ex. 23:1, 2; Deut. 19:15-18; Prov. 18:13; Jn. 7:51.

         La reacción de Pablo nos recuerda de nuestro Señor Jesús cuando sanó al hombre con la mano seca. Dice Marcos 3:2-5 que los judíos "le acechaban para ver si en el día de reposo le sanaría, a fin de poder acusarle", y que Jesús estaba "mirándolos alrededor con enojo".

 

23:4-5 -- Los que estaban presentes dijeron: ¿Al sumo sacerdote de Dios injurias? (Deut. 17:8-12) -- ¿Por qué no protestaron el acto de golpear a un hombre ilegalmente? Así es la inconsecuencia de los que no aman la justicia.

         -- Pablo dijo: No sabía, hermanos, que era el sumo sacerdote; -- Lucas no explica por qué Pablo no sabía que Ananías era el sumo sacerdote. Los comentaristas han dado varias explicaciones del asunto pero son de poco valor. El sencillo punto es que Pablo no lo sabía.

         -- pues escrito está: No maldecirás a un príncipe de tu pueblo. -- Ex. 22:28. Pablo no solamente respetaba al príncipe del pueblo de Dios, sino que aun requiere el respeto para el gobierno civil (Rom. 13:1-7).

 

23:6 -- Entonces Pablo, notando que una parte era de saduceos y otra de fariseos, alzó la voz en el concilio: Varones hermanos, yo soy fariseo, hijo de fariseo; -- Hechos 26:5; Fil. 3:5,6. Todos sabían que Pablo era un cristiano y que al decir que era fariseo solamente quería decir que era fariseo en cuanto a su creencia en la resurrección.

         -- acerca de la esperanza y de la resurrección de los muertos se me juzga. -- (Compárense Hechos 4:2,10;17:3;26:6-8;28:20). Si la mitad del concilio eran fariseos que creían en la resurrección, no les convenía juzgar a Pablo por predicarla. Pablo predicaba la resurrección de Jesús y también la resurrección de todos. La diferencia principal entre los fariseos y los saduceos era la resurrección, y el tema principal de la predicación de Pablo y los apóstoles era la resurrección de Cristo (Hechos 2:32; 3:15; 10:40; 13:30; 17:3; 26:6-8). Pablo afirmó que la resurrección era la esperanza de Israel (compárese Jn. 11:24); por eso, no deberían pensar que él predicaba algo nuevo o contrario a la religión judaica.

 

23:7 -- Cuando dijo esto, se produjo disensión entre los fariseos y los saduceos, y la asamblea se dividió. -- Pablo sabía (1) que el Sanedrín no le juzgaría con justicia y (2) que estaba dividido entre fariseos y saduceos. Algunos dicen que Pablo quería dividir el Sanedrín, pero ya estaba dividido, y él solamente enfatizaba que no solamente él sino también esos mismos fariseos que componían como la mitad del concilio creían en la resurrección.  Sabiendo, pues, que los saduceos le odiaban porque predicaba la resurrección de Cristo, buscaba el apoyo de los fariseos del concilio. Estos odiaban a Pablo también pero odiaban a los saduceos aun más. Lo que Pablo hizo en esa ocasión no era reprochable en ningún sentido. Como él mismo dijo después, "O digan estos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio" (Hechos 24:20).

 

23:8 -- porque los saduceos dicen que no hay resurrección, -- Mat. 22:23-33. Los saduceos eran materialistas como los testigos del Atalaya, pues negaban la inmortalidad del alma. ¿Por qué tantos hombres niegan la resurrección? Porque si hay resurrección también habrá juicio y todos serán juzgados conforme a sus obras; por esta causa muchos incrédulos no aceptan la resurrección. Por la misma razón muchos no creen que Dios es el Creador, porque si aceptan esto, tendrán que reconocer también que El nos juzgará en el Día Final.

         -- ni ángel, ni espíritu; pero los fariseos afirman estas cosas. -- Los saduceos eran materialistas (como los testigos del Atalaya).

 

23:9 -- Y hubo un gran vocerío (alboroto, LBLA; gran clamor, NRV; gritería, Ef. 4:31; nadie escuchaba a nadie, sino que todos hablaban y gritaban a la vez) y levantándose los escribas de la parte de los fariseos, contendían, diciendo: Ningún mal hallamos en este hombre; -- Aquí está otro testimonio para confirmar la inocencia de Pablo. Los fariseos detestaban la obra de Pablo porque estaba aceptando a los gentiles como hijos de Dios sin circuncidarles, pero por el momento estaban dispuestos a olvidar eso porque no querían perder esta oportunidad dorada de avergonzar a los saduceos.

         -- que si un espíritu le ha hablado, o un ángel, -- Pablo no había dicho que un espíritu o ángel le había hablado, sino simplemente que era fariseo, pero los fariseos del concilio añadieron lo demás para armonizar lo que Pablo decía con la doctrina de ellos.

         -- no resistamos a Dios. -- Esta última frase no es genuina y se omite en la Nueva Reina-Valera 1990 como también en La Biblia de las Américas. Viene de Hechos 5:39 y fue suplida por algún escribano para completar la frase incompleta de los fariseos.

23:10 -- Y habiendo grande disensión, el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos (los del concilio eran alborotadores, exactamente como el pueblo, Hechos 21:31; 22:23) mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza. -- En esta ocasión era aun más urgente que el tribuno rescatara a Pablo, porque esta vez él sabía que Pablo era ciudadano romano. El tribuno quería saber de qué los judíos acusaban a Pablo, pero otra vez tuvo que rescatarlo sin darse cuenta de la causa de la acusación contra él. De hecho, los romanos nunca supieron cuál era la acusación.

 

23:11 -- A la noche siguiente se le presentó el Señor (compárense Hechos 9:5;18:9,10; 22:17-21;27:23; Heb. 13:5; en estos momentos de crisis le apareció para fortalecerle) y le dijo: Ten ánimo, Pablo, (el Señor Jesús había dicho "Ten ánimo" a los enfermos, Mat. 9:2, 27; a los discípulos cuando "vino a ellos andando sobre el mar", Mat. 14:25-27; y otra vez cuando los apóstoles estaban preocupados por la salida de Jesús, Jn. 16:33) pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma. -- Hechos 19:21; 25:9-12; Rom. 1:10-15. Por la providencia de Dios ya se había iniciado el proceso que llevaría a Pablo hasta Roma. El Señor había dicho a Ananías que Pablo iba a padecer por su nombre (Hechos 9:15, 16) y ahora le dice que llegará a Roma, pero no le dijo que llegaría como hombre libre. Sin duda en muchas ocasiones Pablo se acordaba de estas palabras.

 

23:12 -- Venido el día, algunos de los judíos tramaron un complot y se juramentaron bajo maldición, diciendo que no comerían ni beberían hasta que hubiesen dado muerte a Pablo. -- Esto es otro eslabón en la cadena de la providencia de Dios. El resultado de este complot removerá a Pablo de Jerusalén a Cesarea, un paso significativo hacia Roma. (En cuanto a esta clase de juramento, de esa manera habló Jezabel a Elías: "Así me hagan los dioses, y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he puesto tu persona como la de uno de ellos", -1 Reyes 19:2; compárense -1 Sam. 14:24; -2 Sam. 3:35).

         El juramento era invocación a Dios a que les castigara, en caso de que no lograran su propósito de matar a Pablo, un acto que sería más sabroso para ellos que los alimentos. Desde luego, la palabra de hombres corruptos y perversos no vale nada y, por eso, tales juramentos no llevan peso alguno, pero este caso ilustra el fanatismo de los judíos que tantas veces provocaban a los romanos hasta que, por fin, éstos sitiaran la ciudad para destruirla en el año 70 de ese mismo siglo.

 

23:13-15 -- Eran más de cuarenta los que habían hecho esta conjuración, los cuales fueron a los principales sacerdotes y a los ancianos (sabiendo que éstos aceptarían el plan) y dijeron: Nosotros nos hemos juramentado bajo maldición (¿Cuánto vale el juramento de criminales?), a no gustar nada hasta que hayamos dado muerte a Pablo. Ahora pues, vosotros, con el concilio, requerid al tribuno que le traiga mañana ante vosotros, como que queréis indagar alguna cosa más cierta acerca de él; y nosotros estaremos listos para matarle antes que llegue. -- Los sacerdotes y ancianos solamente tendrían que pedir que el tribuno llevara a Pablo "ante vosotros" y de lo demás se encargarían los cuarenta, y solamente hasta allí los líderes estarían involucrados pero, de principio a fin, la conspiración era criminal. ¡Los líderes judíos eran criminales! A no ser por la intervención de Dios, es decir, simplemente desde el punto de vista humano este plan habría sido exitoso, porque no solamente estaban resueltos estos fanáticos a llevarlo a cabo, sino que también tanto los romanos como el concilio habrían cooperado.

 

23:16 -- Mas (Pero, LBLA) -- Lo que derrotó el plan de los conspiradores no era la "buena suerte" de Pablo, sino la providencia de Dios. El sanedrín y los (otros) fanáticos estaban resueltos a dar muerte a Pablo, pero Dios tenía otros planes para él (Hechos 24:11).

         -- el hijo de la hermana de Pablo, oyendo hablar de la celada, fue y entró en la fortaleza, y dio aviso a Pablo. -- Lucas nos deja con muchas preguntas sin respuesta con respecto a este joven, pero lo importante era que este sobrino de Pablo desempeñó un papel muy importante. Como dijo Mardoqueo a Ester, "¿quién sabe si para esta hora has llegado al reino?" (Ester 4:14). Sin duda alguna en esa "hora" este joven estaba en Jerusalén para salvar la vida de Pablo. No aceptamos la idea de que por casualidad o por buena suerte o por coincidencia estuviera allí. De la misma manera, todos los que toman parte en los asuntos de Dios son personas importantes y su participación es importante. Nadie ha de ser menospreciado.

         Otro detalle que se observa aquí, como también en otros textos, es que aunque Pablo era prisionero de Roma, los oficiales lo trataban con humanidad. Como en esta ocasión su pariente tenía acceso a él para avisarle del complot, así también en Cesarea y en Roma podía recibir visitantes (Hechos 24:23; 28:30).

 

23:17 -- Pablo, llamando a uno de los centuriones, dijo: Lleva a este joven ante el tribuno, porque tiene cierto aviso que darle. -- Pablo no quería que el joven hablara con los centuriones, sino que fuera al que tuviera la máxima autoridad, el tribuno mismo. El testimonio personal del joven sería convincente. El Señor había dicho que Pablo iría a Roma, pero él tenía que ser responsable y actuar (poner su parte) para llevar a cabo el plan de Dios.        

23:18 -- El entonces tomándole, le llevó al tribuno, y dijo: El preso Pablo me llamó y me rogó que trajese ante ti a este joven, que tiene algo que hablarte. -- El que era el perseguidor Pablo ahora es el preso Pablo. Hechos 21:33 - 28:31 revela las actividades de "el preso Pablo" (Efes. 3:1; 4:1; Filem. 1).

 

23:19, 20 -- El tribuno, tomándole de la mano (esto indica que estaba muy joven) y retirándose aparte, le preguntó: ¿Qué es lo que tienes que decirme? El le dijo: Los (líderes de los) judíos han convenido en rogarte que mañana lleves a Pablo ante el concilio, como que van a inquirir alguna cosa más cierta acerca de él. -- ¿Le habrán prometido comportarse mejor esta vez (por ej., "Si nos recibes otra vez te prometemos que esta vez no pelearemos")?

 

23:21 -- Pero tú no les creas (prestes atención, LBLA, margen, Lit., no te dejes persuadir por ellos); porque más de cuarenta hombres de ellos le acechan, los cuales se han juramentado bajo maldición, a no comer ni beber hasta que le hayan dado muerte; y ahora están listos esperando tu promesa. -- Al recordar la conducta salvaje de los judíos en el templo y cómo sus soldados tuvieron que rescatar a Pablo de sus manos, le era fácil al tribuno creer al joven. Al saber del complot, ¿qué haría el tribuno? (1) ¿dejar que los judíos mataran a Pablo y de esa manera terminar el asunto? (2) ¿llevarlo al concilio con muchos soldados y tratar de matar a los conspiradores? (3) ¿rehusar el pedido de los judíos y tener más resistencia? o (4) ¿remover a Pablo de Jerusalén antes de que pudieran hacer su petición?

 

23:22, 23 - Entonces el tribuno despidió al joven, mandándole que a nadie dijese que le había dado aviso de esto (tanto para la seguridad del joven como para no estorbar el plan del tribuno). Y llamando a dos centuriones, mandó que preparasen para la hora tercera (a las 9) de la noche doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros (LBLA, margen, O, arqueros, u, honderos), para que fuesen hasta Cesarea (la sede del gobierno romano de esa área); -- Con este "ejército" de 470 soldados pudieran haber salido de una vez, pero era mejor esperar y salir de noche para evitar otro alboroto entre el pueblo. Después de la conversión de Pablo, los judíos querían darle muerte, pero era protegido por los romanos: por Claudio Lisias (Hechos 21:32 - 23:34); por Galión (Hechos 18:14-16); y por Julio (caps. 27, 28).

 

23:24, 25 -- y que preparasen cabalgaduras en que poniendo a Pablo (otra vez, Lucas nos deja con pregunta sin respuesta: ¿por qué cabalgaduras para Pablo?) le llevasen en salvo a Félix el gobernador. Y escribió una carta en estos términos: -- "La ley romana demandaba que un oficial subordinado, como Lisias, debía enviar, al remitir un caso a su superior, una declaración de la causa por escrito" (ATR).

 

23:26, 27 -- Claudio Lisias al excelentísimo gobernador Félix: Salud. A este hombre, aprehendido por los judíos, y que iban ellos a matar, lo libré yo acudiendo con la tropa, habiendo sabido que era ciudadano romano -- Este documento bien ilustra cómo los hombres -- aun los más eminentes -- tuercen la verdad. ¿Cuántos hechos "históricos" han sido pintados para favorecer a ciertas personas? No fue exactamente así como Claudio Lisias escribió. Es cierto que lo libró de los judíos, pero no por saber que era ciudadano romano. No le informó a Félix que él mismo "le prendió y le mandó atar con dos cadenas" y creía que era "aquel egipcio que levantó una sedición", y después mandó "que le metiesen en la fortaleza, y ordenó que fuese examinado con azotes", Hechos 21:33,38;22:24. No le convenía decir todo lo que había hecho con un ciudadano romano al gobernador romano.

 

23:28, 29 -- Y queriendo saber la causa por qué le acusaban, le llevé al concilio de ellos; y hallé que le acusaban por cuestiones de la ley de ellos, pero que ningún delito tenía digno de muerte o de prisión. -- Pablo fue pronunciado inocente por Galión, procónsul de Acaya (18:14), por Claudio Lisias, tribuno romano (Hechos 23:29), por Festo, gobernador romano (25:18), y por Agripa, rey de los judíos (Hechos 26:31). Compárese Mat. 27:19, 24.

 

23:30-32 -- Pero al ser avisado de asechanzas que los judíos habían tendido contra este hombre, al punto le he enviado a ti, intimando también a los acusadores que traten delante de ti lo que tengan contra él. Pásalo bien. Y los soldados, tomando a Pablo como se les ordenó, le llevaron de noche a Antípatris. (Este pueblo estaba a unos sesenta y cinco kilómetros de Jerusalén). Y al día siguiente, dejando a los jinetes que fuesen con él, volvieron a la fortaleza. -- Según el vers. Hechos 23:23 habían de preparar "doscientos soldados, setenta jinetes y doscientos lanceros, para que fuesen hasta Cesarea", pero parece que el resto del viaje fuera menos peligroso.

 

23:33 Cuando aquéllos llegaron a Cesarea, y dieron la carta al gobernador, presentaron también a Pablo delante de él. -- Qué pronto se cumplió la profecía de Agabo que Felipe y los otros hermanos de Cesarea habían escuchado (Hechos 21:10, 11).

 

23:34, 35 -- Y el gobernador, leída la carta, preguntó de qué provincia era; y habiendo entendido que era de Cilicia, le dijo: Te oiré cuando vengan tus acusadores. Y mandó que le custodiasen en el pretorio de Herodes. -- Sin duda este sitio era el mejor lugar disponible para presos, y durante estos dos años Pablo podía recibir a los hermanos para enseñarles y para ser consolados por ellos. Que sepamos no escribió ninguna de las epístolas durante estos dos años, pero sus discursos delante de Félix, Festo y Agripa son de los más significativos de la Biblia. En cada ocasión él había de presentar su defensa pero en realidad aprovechó la oportunidad de llevar el nombre de Jesús "en presencia de ... reyes" (Hechos 9:15).

         El complot de los judíos fanáticos fue un fracaso total, pero dos años después "los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos se presentaron ante él (el gobernador Festo), y le rogaron, pidiendo contra él (Pablo), como gracia, que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada para matarle en el camino" (Hechos 25:1-3). Estos hombres perversos no querían aprender que Dios no les permitiría destruir a Pablo.

Hechos 24

 

24:1 -- Cinco días después, descendió el sumo sacerdote Ananías con algunos de los ancianos y un cierto orador (en el contexto legal es abogado, LBLA; NRV) llamado Tértulo (un romano conocedor de la ley romana y del proceder del tribunal romano), y comparecieron ante el gobernador contra Pablo. -- El celo de los perversos es admirable, pero ciego. ¿Qué habrán pensado estos altos funcionarios del fracaso de la emboscada que habían planeado? ¿Que era pura coincidencia o mala suerte que Pablo hubiera sido trasladado a Cesarea? ¿No tenían la más mínima sospecha que estuvieran luchando contra Dios? Hicieron un viaje tan largo desde Jerusalén a Cesarea para continuar su ataque contra Pablo como si hubiera sido uno de los peores criminales aun sabiendo ellos que no era cierto.

 

24:2 -- y cuando éste fue llamado, Tértulo comenzó a acusarle (hizo el papel de fiscal), diciendo: como debido a ti gozamos de gran paz -- Tértulo usaba palabras aduladoras, pues sabía las palabras claves y dinámicas (paz, providencia, gratitud) para impresionar al juez. Es cierto que Félix había ayudado a suprimir el crimen, mayormente el crimen contra los viajeros, y "había suprimido una revuelta, pero Tácito ... dice que Félix alentaba en secreto a los bandidos y compartía la rapiña con ellos, por lo que finalmente los judíos presentaron una queja contra Félix ante Nerón, que lo depuso. Pero sonaba bien alabar a Félix por mantener la paz en su provincia, especialmente por cuanto Tértulo iba a acusar a Pablo de ser un perturbador de la paz" (ATR). Sotreta cita a Tácito, historiador romano, acerca de Félix: "se entregaba a toda forma de salvajismo y pasión, ejerciendo el poder de un rey con la disposición de un esclavo".

         -- y muchas cosas son bien gobernadas en el pueblo (esta nación, LBLA, NRV; Tértulo no dijo nuestra porque no era judío) por tu prudencia, -- En realidad Félix era un hombre corrupto (y algo salvaje) que daba rienda suelta a sus pasiones, pero de esta manera Tértulo quería congraciarse con el gobernador. La palabra prudencia quiere decir providencia. Como los cristianos creen en la providencia de Dios, así también los paganos hablaban de la providencia de sus dioses y, debido a la deificación del emperador, se hablaba de la providencia del él. Tértulo extiende el pensamiento para incluir a Félix el gobernador. "La palabra griega expresa la idea de consideración equitativa. Los epítetos del abogado empleado (por los judíos) presentan un contraste impresionante con la 'justicia, dominio propio y el juicio venidero' de lo cual habló después el apóstol al mismo gobernante" (Plumptre).

 

24:3 -- oh excelentísimo Félix, lo recibimos en todo tiempo y en todo lugar con toda gratitud. -- Le habló a Félix como si fuera un ángel y habló de Pablo como si fuera un diablo (compárese Isa. 5:20).

 

24:4 -- Pero por no molestarte más largamente, (sabiendo que estás muy ocupado en la buena obra de mantener la paz) te ruego que nos oigas brevemente conforme a tu equidad -- Al hablar de su equidad, se refería a su disposición de hacer concesiones razonables (así la palabra era usada por Artistóteles, ATR); es decir, Tértulo esperaba que Félix concediera lo que le pedían.

 

24:5 -- Porque hemos hallado (no dice sospechamos, sino que hemos hallado) que este hombre es una plaga, -- Tértulo habla de Félix, bien conocido por su crueldad y avaricia, como un hombre bondadoso y de Pablo, un verdadero santo, como una plaga, ¡una palabra fuerte y grocera! Hubiera sido imposible usar lenguaje más ofensivo. Una plaga amenaza a toda la sociedad. Para los judíos el evangelio era una enfermedad, una infección, como un cáncer en el "cuerpo" del judaísmo y estaban resueltos a extirparlo. Muchos romanos compartían este concepto. "En una carta oficial escrita en el año 41 d. de J. C. a los judíos y paganos de Alejandría, el emperador Claudio mencionó a ciertos picapleitos de Siria que habían ido a Egipto. Los clasificó como promotores de una plaga general que estaba infectando al mundo entero. Es muy posible que él se refiriera a los cristianos judíos de la ciudad de Antioquía de Siria" (Sotreta). Lucas registra varios disturbios causados por la oposición al evangelio: Hechos 14:4, "la gente de la ciudad estaba dividida"; Hechos 16:22, "La multitud se levantó a una contra ellos" (LBLA); Hechos 17:5, "juntando una turba, alborotaron la ciudad"; Hechos 17:6, "Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá"; Hechos 17:13, "alborotaron a las multitudes"; Hechos 19:29, "la ciudad se llenó de confusión", etc.

         -- y promotor de sediciones entre todos los judíos --  un agitador que en todo lugar estorba la paz y tranquilidad del pueblo. "Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá" (Hechos 17:6). Por eso los judíos se sentían justificados cuando trataban de darle muerte. Sin duda Félix estaba un poco divertido por estos judíos sediciosos que acusaban a Pablo de sedicioso.

         -- por todo el mundo, -- como si Félix fuera el emperador.

         -- y cabecilla (líder, LBLA) de la secta de los nazarenos. -- Es la primera vez que este nombre se daba a los seguidores de Jesús (compárese Jn. 1:46). Tértulo hablaba de la iglesia del Señor como otra secta de los judíos (como las sectas de los fariseos, saduceos y herodianos), pero una secta es una parte de algo, y la iglesia no es una secta sino el mismo cuerpo (Efes. 1:22, 23) o reino (Col. 1:13) de Cristo. Pablo condenaba la división (1 Cor. 1:10-13) y enseñaba que hay un solo cuerpo (Efes. 4:4).

 

24:6, 7 -- Intentó también profanar el templo; -- Los judíos de Asia no dijeron que Pablo "intentó" profanar el templo, sino que "ha profanado este santo lugar" (Hechos 21:28); así, pues, ahora modifican un poco la acusación, diciendo solamente que intentó hacerlo.

         -- y prendiéndole, quisimos juzgarle conforme a nuestra ley. Pero interviniendo el tribuno Lisias, con gran violencia le quitó de nuestras manos, -- Esto suena bien; quería dejar a Félix con la idea de que ellos actuaron legalmente, que de una manera ordenada prendieron a Pablo para juzgarle por la ley de ellos pero, en primer lugar, Lucas no dice que los judíos le prendieron, sino que, le arrastraron fuera del templo, le golpearon y procuraban matarle (Hechos 21:31). Si los soldados de Lisias no hubieran llegado, pronto le habrían dado muerte (Hechos 21:31). En cuanto a la segunda intervención de Lisias, según Tértulo los judíos procedían normal y ordenadamente con el proceso de juzgar a Pablo por sus crímenes, siendo Lisias el que cometió un acto de violencia al quitarle de sus manos, pero en realidad los judíos eran los violentos: "el tribuno, teniendo temor de que Pablo fuese despedazado por ellos, mandó que bajasen soldados y le arrebatasen de en medio de ellos, y le llevasen a la fortaleza" (Hechos 23:10). Cuando Claudio Lisias mandó llevar a Pablo a Cesarea, escribió una carta a Félix diciendo que los judíos "iban a matar" a Pablo (Hechos 23:27). Pero Pablo no interrumpió el discurso de Tértulo aunque estaba lleno de mentiras.

 

24:8, 9 -- mandando a sus acusadores que viniesen a ti. Tú mismo, pues, al juzgarle (Si tú mismo lo interrogas, LBLA; véanse Hechos 4:9; 25:26) podrás informarte de todas estas cosas de que le acusamos. Los judíos también confirmaban (se unieron también a la acusación, LBLA; la nota del margen dice en el ataque) diciendo ser así todo. -- Desde luego, confirmaban todo porque eran los autores de las acusaciones.

 

24:10 -- Habiéndole hecho señal el gobernador a Pablo para que hablase, éste respondió: -- Esta es la tercera de las cinco defensas de Pablo registradas por Lucas. Pablo no tenía que preocuparse por lo que diría en su defensa porque Jesús había dicho, "Mas cuando os entreguen, no os preocupéis por cómo o qué hablaréis; porque en aquella hora os será dado lo que habéis de hablar. Porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu de vuestro Padre que habla en vosotros" (Mat. 10:19); "Proponed en vuestros corazones no pensar antes cómo habéis de responder en vuestra defensa; porque yo os daré palabra y sabiduría, la cual no podrán resistir ni contradecir todos los que se opongan" (Luc. 21:14, 15).

        

         -- Porque sé que desde hace muchos años eres juez de esta nación (por eso, Félix conocían a los judíos), con buen ánimo haré mi defensa. -- Pablo le habla con respeto pero no usa palabras lisonjeras.

 

24:11 -- Como tú puedes cerciorarte (verificar, NRV; comprobar, LBLA), no hace más de doce días que subí a adorar a Jerusalén -- Pablo podía haber agregado que la mitad de ese tiempo él había estado preso; por eso, hubiera tenido muy poco tiempo para levantar actividades sediciosas. No subí a Jerusalén como revolucionario sino para adorar.

 

24:12 -- y no me hallaron disputando con ninguno, ni amotinando a la multitud (esto era la cuestión central y la única cosa de importancia para los romanos); ni en el templo, ni en las sinagogas ni en la ciudad; -- Ni siquiera estaba disputando con ellos, mucho menos levantando una insurrección entre ellos. Obsérvese que Pablo no se dirigía a Tértulo (no le hizo caso), sino que empleaba el verbo plural para contestar a Ananías y los ancianos, sus verdaderos oponentes.

 

24:13 -- ni te pueden probar las cosas de que ahora me acusan. -- La ley de Moisés que ellos profesaban seguir requería que hubiera dos o tres testigos para establecer la culpa del acusado (Deut. 17:6); ¿dónde estaban sus testigos? Había suposiciones en lugar de hechos: pensaban que Pablo había metido a Trófimo (un griego) en el templo (Hechos 21:29) y el tribuno había supuesto que Pablo era aquel egipcio sedicioso (Hechos 21:38), pero en realidad Pablo había subido a Jerusalén a adorar.

 

24:14 -- Pero esto te confieso, que según el Camino (la doctrina y la práctica de la religión de Cristo, Hechos 9:2; 16:17, 25; 18:26; 19:9, 23; 22:4; 24:14, 22) que ellos llaman herejía (secta, LBLA, NRV; la misma palabra del vers. 5), -- La religión de Jesucristo no es la continuación de la ley antigua que requería la circuncisión y muchos ritos, ni mucho menos una secta (parte) de ella, sino un camino nuevo (Heb. 10:20). Compárese Hechos 28:22, 31, lo que los judíos llamaron secta Pablo llamó el reino de Dios.

         -- así sirvo al Dios de mis padres (la ley romana permitía el culto al dios ancestral; por eso, la religión de Pablo era legal), creyendo todas las cosas que en la ley y en los profetas están escritas; -- no creía solamente alguna parte de la ley y los profetas que convendría a una secta, sino todas las cosas. ¿Qué crimen había en eso?

 

24:15 -- teniendo esperanza en Dios, la cual ellos también abrigan (Hechos 23:6, la esperanza de Pablo era la esperanza de Israel), de que ha de haber resurrección de los muertos, así de justos como de injustos (Jn. 5:28, 29). -- Si Pablo hubiera sido sedicioso como le acusaban, ¿habría tenido esperanza en Dios de que ha de haber resurrección de los muertos? ¿Tenían esta esperanza los sediciosos mencionados por Gamaliel (Hechos 5:36, 37) o "aquel egipcio que levantó una sedición antes de estos días" (Hechos 21:38)? Los sediciosos no están interesados en la resurrección, y los que esperan la resurrección no están interesados en revoluciones políticas, golpes de estado, etc., porque anhelan una ciudad que tiene fundamentos en una patria mejor (Heb. 11:10, 16).

 

24:16 -- Y por esto (por causa de mi fe en la resurrección) procuro (asko, me esfuerzo, LBLA; de esta palabra viene la palabra ascetismo, compárese -1 Cor. 9:27) tener siempre una conciencia sin ofensa (irreprensible, LBLA, Fil. 1:10; lit., sin tropiezo) ante Dios y ante los hombres. -- Hechos 23:1. Todos viven de acuerdo a su esperanza; los que tienen su mirada solamente en cosas terrenales son mundanos, y los que verdaderamente esperan resucitar de los muertos para estar eternamente con el Señor dan evidencia en su vida de esa esperanza. "Estad siempre preparados para presentar defensa con mansedumbre y reverencia ante todo el que os demande razón de la esperanza que hay en vosotros" (1 Ped. 3:15); pero ¿quién demandará razón de la esperanza de los que profesan ser cristianos si viven como mundanos? Su vida desmiente su profesión. Los que no tienen conciencia limpia no tienen esperanza viva de la resurrección (Rom. 8:24; -1 Tes. 5:8; Heb. 6:18).

 

24:17 -- Pero pasados algunos años, vine a hacer limosnas a mi nación (esta es la única referencia en Hechos a la colecta de las iglesias de Macedonia y Grecia para los santos pobres de Jerusalén, Rom. 15:25-27; -1 Cor. 16:1-4; -2 Cor. 8, 9) y presentar ofrendas (Hechos 21:23-26). -- Ahora Pablo presenta los hechos del caso para refutar las acusaciones falsas. El verdadero propósito de subir a Jerusalén no era para ser agitador sedicioso sino, más bien, para traer la colecta de muchas iglesias para los cristianos pobres de su propia nación (judíos), y al llegar a Jerusalén, aceptó la sugerencia de los hermanos de que pagara los gastos de cuatro hombres que tenían un voto y que se purificara con ellos. ¿Esto es ser plaga?

 

24:18, 19 -- Estaba en ello, cuando unos judíos de Asia me hallaron purificado en el templo, no con multitud ni con alboroto. Ellos debieran comparecer ante ti y acusarme, si contra mí tienen algo. -- Los judíos que en ese momento estaban delante de Félix para acusar a Pablo no eran testigos de lo que afirmaban, sino que solamente repetían lo que otros habían dicho. ¿Dónde estaban los "testigos"?

 

24:20 -- O digan éstos mismos si hallaron en mí alguna cosa mal hecha, cuando comparecí ante el concilio, -- Que sepamos no aceptaron este desafío de Pablo; ni siquiera quisieron mencionar la manera en que habló al sumo sacerdote (Hechos 23:3) para que no se mencionara también que éste había cometido un acto ilegal.

 

24:21 -- a no ser que estando entre ellos prorrumpí (por esta sola declaración que hice, LBLA) en alta voz: Acerca de la resurrección de los muertos soy juzgado hoy por vosotros. -- "Esto haría recordar a los fariseos su propia inconsecuencia de haberle defendido entonces y de estar acusándolo ahora" (JFB). Ahora Pablo llega al grano. Aquí está el punto clave. Su verdadero "crimen" era su predicación de la resurrección de los muertos, una doctrina creída por la mayoría de los judíos. (Desde luego, la diferencia entre la creencia de muchos judíos y la de Pablo era que él predicaba la resurrección por medio de Jesús de Nazaret).

 

24:22 -- Entonces Félix, oídas estas cosas, estando bien informado de este Camino (conociendo con mayor exactitud acerca del Camino, LBLA), les aplazó, diciendo: Cuando descendiere el tribuno Lisias, acabaré de conocer de vuestro asunto. -- Tértulo no hablaba a un funcionario ignorante del Camino de Cristo ni de la turbulencia de los judíos. Fácilmente Félix podía ver que el prisionero no era un sedicioso. De varias maneras Félix pudiera haberse informado de este Camino: (1) a estas alturas toda la gente de esa área había oído de Jesucristo y su evangelio; (2) había estado en Judea por seis años e iba frecuentemente a Jerusalén donde el nombre de Jesús era bien conocido; (3) allí mismo en Cesarea se había convertido un centurión romano llamado Cornelio (capítulos 10, 11), y en esa ciudad por muchos años Felipe el evangelista había vivido y predicado (Hechos 21:8); y (4) estaba casado con Drusila (vers. Hechos 24:24), hija de Herodes Agripa I (el que mató a Jacobo, 12:2) y hermana de Herodes Agripa II (Hechos 25:13 - 26:32).

 

24:23 -- Y mandó al centurión que se custodiase a Pablo, pero que se le concediese alguna libertad ("anesin, de aniëmi, dejar suelto, liberar, relajar ... Es lo opuesto a un encierro aislado, aunque bajo custodia", ATR), y que no impidiese a ninguno de los suyos servirle o venir a él. -- Hechos 21:8, 9, 16; 27:3; 28:16, 30. Los hermanos de aquel tiempo tenían una excelente oportunidad de cumplir Mat. 25:43, 44. Véanse Fil. 2:25; Filemón 13; Heb. 10:34; 13:3.

 

24:24 -- Algunos días después, viniendo Félix con Drusila su mujer, que era judía, -- Drusila "había sido dada en matrimonio muy joven a Aziz, rey de Emesa; pero habiéndola visto Félix, y enamorándose de su belleza, mediante las intrigas de un hechicero llamado Simón, la indujo a que abandonara a su esposo y se viniera con él, por lo que ahora estaba viviendo en adulterio flagrante con Félix" (McGarvey).

         -- llamó a Pablo, y le oyó acerca de la fe en Jesucristo (el evangelio). -- En lugar de quejarse de la injusticia de los judíos (y aun de los romanos) contra su persona, Pablo aprovecha cada oportunidad para predicar el evangelio.

 

24:25 -- Pero al disertar Pablo acerca de la justicia, -- En el Nuevo Testamento la justicia significa (1) la justicia de Dios, que quiere decir el plan de Dios para justificar al pecador, y (2) la relación propia y correcta entre los hombres. La relación correcta con Dios promueve la relación correcta con los hombres (mayormente con hermanos en Cristo).

         -- del dominio propio, (1 Cor. 9:27; Tito 1:8; -2 Ped. 1:6). Esta palabra (egkrateia) quiere decir controlar o dominar todos los apetitos, deseos y pasiones. Los que practican el dominio propio dejan de hacer las obras de la carne y llevan el fruto del Espíritu (Gál. 5:19-21, 22-23).

         -- y del juicio venidero, -- el juicio final que espera a todos (Hechos 17:30, 31; -2 Cor. 5:10; Heb. 9:27; Apoc. 20:10-15)

         -- Félix se espantó (atemorizado, LBLA) -- Parece que su conciencia no estaba completamente cauterizada, pero solamente se espantó; no preguntó, como el carcelero, "¿Qué debo hacer para ser salvo?" (Hechos 16:30-34). Los fariseos y escribas que recorrían "mar y tierra para hacer un prosélito" (Mat. 23:15) no predicaban como Pablo predicaba en esta ocasión, porque él no pensaba en "ganar miembros", sino en lo que estas personas deberían oír para su salvación. Félix era el gobernador romano que tenía la vida de Pablo en sus manos, pero en este caso no tembló el prisionero sino el juez. Pablo entendía que Dios no hace acepción de personas (Rom. 2:11; -1 Tim. 5:21). Era como el atalaya descrito por Ezequiel (3:17-19), "Cuando yo dijere al impío: De cierto morirás, y tú no le amonestares ni le hablares, para que el impío sea apercibido de su mal camino a fin de que viva, el impío morirá por su maldad, pero su sangre demandaré de tu mano. Pero si tú amonestares al impío, y él no se convirtiere de su impiedad, él morirá por su maldad, pero tú habrás librado tu alma". Seguramente Pablo libró su propia alma (compárese Hechos 18:6; 20:26).

         -- y dijo: Ahora vete; pero cuando tenga oportunidad te llamaré. -- El versículo que sigue explica la actitud de Félix, pero lo que él dijo bien ilustra la reacción de muchos oyentes. El diablo no se opone a que la gente oiga la palabra, sólo que siempre diga, "cuando tenga oportunidad te llamaré", porque el posponer equivale al desobedecer.

         "Adoptamos aquí las palabras candentes de Farrar: 'Al echar mirada retrospectiva a su pasado manchado y culpable, (Félix) tuvo miedo. Había sido esclavo en el puesto más vil de todos. Había sido oficial de aquellos auxiliares que eran de lo peor de todas tropas. Qué secretos de lujuria y de sangre yacían ocultos en su vida juvenil no sabemos, pero el testimonio amplio indisputable, judío y pagano, sagrado y secular, nos revela lo que había sido -- cuán voraz, cuán salvaje, traiciones cuántas, injusto hasta dónde, empapado en sangre de asesinato en privado y matanza pública -- durante ocho años que había durado en el gobierno, primero en Samaria, luego en toda Palestina. Pisadas lo seguían; comenzó a sentir como si la tierra fuese hecha de vidrio' (Vida de Pablo, 550)" (McGarvey).

 

24:26 -- Esperaba también con esto, que Pablo le diera dinero para que le soltase -- ¿Por qué habrá creído Félix que Pablo podría darle dinero? Tal vez por oír las palabras limosnas y ofrendas y cabecilla de la secta de los nazarenos. Si él administraba dinero y si era el líder de alguna secta, seguramente tendría fondos disponibles para "convencer" a Félix de su inocencia y comprar un juicio favorable.

         -- por lo cual muchas veces lo hacía venir y hablaba con él. -- Para darle la oportunidad de ofrecer dinero a Félix para obtener su libertad. Quería que Pablo preguntara, "¿Cuánto pide?" para que le hiciera una oferta "razonable". Félix era un ejemplo sobresaliente de los que por el amor al dinero "caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Tim. 6:9).

24:27 -- Pero al cabo de dos años recibió Félix por sucesor a Porcio Festo; y queriendo Félix congraciarse con los judíos, dejó preso a Pablo. -- También Félix era un ejemplo sobresaliente de los que quieren agradar a los hombres (Gál. 1:10), pero su plan fracasó, porque las quejas de los judíos aumentaron hasta que Nerón lo llamara a Roma.

Hechos 25

 

25:1 -- Llegado, pues, Festo a la provincia, subió de Cesarea a Jerusalén tres días después -- "Esto es, en el día tercero, con un día de reposo entre medio. Precisamente el lenguaje empleado de la resurrección de Jesús 'después de tres días' = 'al tercer día'. Así por uso común tanto entonces como ahora" (ATR). Subió a Jerusalén porque era necesario que los gobernadores romanos tuvieran buenas relaciones con la gente que era gobernada por ellos.

 

25:2 -- Y los principales sacerdotes y los más influyentes de los judíos ("los ancianos", vers. 15) se presentaron ante él contra Pablo, -- El hombre es conocido no solamente por sus amigos sino también por sus enemigos. La exagerada oposición contra Pablo es clara evidencia de su tremenda influencia.

         -- y le rogaron (instaban, LBLA) -- De una vez los judíos le hacían la petición que para ellos era la más urgente de todas. Querían que esto fuera uno de los primeros actos oficiales de Festo (Reese). Festo entendía que por causa de las quejas de los judíos, Félix había sido depuesto, y que para tener buenas relaciones con ellos le convendría concederles su petición. Los judíos querían convencer al juez de que fuera partidario de ellos. ¿Qué clase de juez permitirá que la gente presente su caso contra algún individuo antes de que éste tenga un juicio imparcial?

 

25:3 -- pidiendo contra él, como gracia (un favor, LBLA) que le hiciese traer a Jerusalén; preparando ellos una celada (emboscada, LBLA, Hechos 23:16) para matarle en el camino. -- Pedían un solo favor: como la mujer de Herodes quería la cabeza de Juan estos judíos querían la cabeza de Pablo. Si Festo les hubiera hecho este favor, habría sido muy popular con los oficiales judíos. Probablemente tuvieran mucha esperanza de que se les concediera esta petición, ya que su influencia con Roma había sido lo suficientemente grande como para deponer a Félix.

 

25:4 -- Pero Festo respondió que Pablo estaba custodiado en Cesarea, adonde él mismo partiría en breve. -- Al decir esto, Festo parecía ser un oficial sabio y firme, pero después mostró su debilidad ante la presión creada por los judíos. Le convenía en ese momento decir a los judíos que Pablo era un ciudadano romano y que, por eso, no debería ser juzgado en Jerusalén sino en Cesarea.

 

25:5 -- Los que de vosotros puedan (los más influyentes de vosotros, LBLA), dijo, desciendan conmigo, y si hay algún crimen en este hombre, acúsenle. -- Los judíos no dejaban de acusar a Pablo (Hechos 22:30; 23:30; 24:2, 8, 13; 25:5, 11, 16, 18; 26:2, 7), y él no dejó de imitar a Jesús (1 Ped. 2:21-23).

 

25:6, 7 -- Y deteniéndose entre ellos no más de ocho o diez días, venido a Cesarea, al siguiente día se sentó en el tribunal, y mandó que fuese traído Pablo. Cuando éste llegó, lo rodearon los judíos (¿para intimidarlo?) que habían venido de Jerusalén (esta vez sin abogado), presentando contra él muchas y graves (pesadas) acusaciones -- Lucas no las narra pero, según la respuesta de Pablo en el siguiente versículo, le acusaban de herejía, sacrilegio y sedición. "Bienaventurados sois cuando por mi causa os vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo" (Mat. 5:11).

         -- las cuales no podían probar; -- ¡Cuántas personas, aun hermanos en Cristo, creen que al levantar la voz y decir la misma cosa repetidas veces, pueden probar una cosa aunque no sea cierta! No hay nada que pueda substituir la prueba. Los judíos presentaron acusaciones pesadas, pero no presentaron pruebas ni siquiera de las más ligeras.

 

25:8 -- alegando Pablo en su defensa: Ni contra la ley de los judíos, -- "Mas tarde, ante Agripa, hará ver que su mensaje apostólico contiene la quintaesencia de la Ley y de los profetas" (Trenchard).

         -- ni contra el templo, ni contra César he pecado en nada. -- Compárese la acusación contra Jesús (Luc. 23:2; Jn. 19:12) y contra Pablo en Tesalónica. Los judíos de Jerusalén hacían este cargo contra Pablo para que Festo le condenara, pero al mismo tiempo querían que lo llevara a Jerusalén, "preparando ellos una emboscada para matarle en el camino" (vers. 3). Obraban contra sí mismos, porque al acusarle de pecar contra el César, inevitablemente tendría que ser juzgado por los romanos.

         Festo ya había consentido a los judíos, ya había escuchado sus acusaciones y entendía que las acusaciones no tenían nada que ver con crímenes contra Roma, sino solamente con asuntos de la religión de los judíos. Por lo tanto, le convenía a Festo poner a Pablo en libertad (Hechos 26:32), pero Pilato, Félix, Festo y otros romanos practicaban una "justicia" diferente entre los judíos, hasta el año 70 d. de J. C. cuando se agotó toda la paciencia de Roma y el general Tito puso sitio a Jerusalén para acabar con el problema judaico.

 

25:9 -- Pero Festo, queriendo congraciarse con (queriendo hacer un favor a, LBLA) los judíos (Hechos 24:47), -- Festo no quería congraciarse con el apóstol Pablo, uno de los más importantes hombres del mundo entero, mucho más importante que el emperador de Roma.

         -- respondiendo a Pablo dijo: ¿Quieres subir a Jerusalén, y allá ser juzgado de estas cosas delante de mí?  -- Esto es lo que los judíos pedían, vers. 3. Esta pregunta de Festo claramente indicaba la inocencia de Pablo, porque si lo hubiera encontrado culpable de los cargos, ¿por qué hablar de subir a Jerusalén? Si Pablo hubiera sido culpable de los cargos, allí mismo en Cesarea Festo lo habría condenado. Ahora pregunta si Pablo quiere subir a Jerusalén pero ¿por qué? Si no quería juzgarle con justicia en Cesarea, mucho menos lo haría en Jerusalén. Pilato, Félix y Festo violaban la justicia romana para aplacar a los judíos. Querían "congraciarse con los judíos" porque tenían miedo de ellos, sabiendo que los judíos eran un pueblo violento, uno de los más violentos del imperio, y que estaban dispuestos a morir por lo que consideraban su causa justa. Tenían temor de ellos porque fácilmente se alborotaban y, para no perder su puesto (o su cabeza), el gobernador tenía que controlarlos. Félix ya había sido depuesto por Roma y Festo le seguiría pronto si no pudiera mantener la paz. Por eso, quería saber si Pablo estuviera dispuesto a olvidar su derecho como romano y volver a Jerusalén para ser juzgado otra vez por los judíos. "Si hablaba en serio, era un acto de contemporización y de vacilación" (JFB).

         Festo dijo, "¿Quieres ... ?" porque legalmente no podía entregarle a los judíos. Su pregunta equivalía a otra: ¿Quieres cometer suicidio? Claudio Lisias ya había sacado a Pablo de Jerusalén para evitar una emboscada y lo llevó a Cesarea, protegido por un ejército; entonces, ¿qué esperanza había de que Pablo llegara a Jerusalén con vida?

        

25:10 -- Pablo dijo: Ante el tribunal de César estoy, donde debo ser juzgado. A los judíos no les he hecho ningún agravio, como tú sabes muy bien (vers. Hechos 25:18,25) -- Pablo podía hablar con denuedo porque sabía que era inocente. Abiertamente, delante de los judíos a los que Festo quería impresionar, Pablo reprendía la vacilación del gobernador.

 

25:11 -- Porque si algún agravio, o cosa alguna digna de muerte he hecho, no rehúso morir; -- Pablo respetaba y honraba la ley y reconocía lo justo de la pena de muerte por ciertos crímenes. En su carta a los romanos dice que el gobierno civil "no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo" (Rom. 13:4). Al decir que "no en vano lleva la espada" se refiere a la pena de muerte. Dios es el autor de esta ley: "El que derramare sangre de hombre, por el hombre su sangre será derramada" (Gén. 9:6).

         -- pero si nada hay de las cosas de que éstos me acusan, nadie puede entregarme a ellos. -- A César apelo (Hechos 28:19). -- El ejemplo de Pablo muestra que el cristiano puede insistir en que se respeten sus derechos. Compárese Jn. 18:23. No había justicia en Jerusalén, ni en Cesarea; por eso, tendría que ir a Roma. Era muy obvio que ni los judíos ni Festo le juzgarían con justicia; por eso, le quedaba solamente la alternativa de apelar a César (la Corte Suprema) para salvar su vida. Con la excepción de los peores criminales -- p. ej., asesinos, piratas, etc. -- todo ciudadano romano que no era juzgado justamente en algún tribunal provincial, tenía el derecho de apelar a César. Como ciudadano romano Pablo aprovechaba ese derecho. No iría a Jerusalén sino a Roma. "Nadie puede", es decir, nadie "'Puede' legalmente. Pablo es un ciudadano romano, y ni siquiera Festo puede hacer un libre don... de Pablo al Sanedrín" (ATR). Pablo quería ir a Roma (Rom. 1:9-11), pensaba ir a Roma (Hechos 19:21) y, sobre todo, el Señor le había dicho que testificaría de El en Roma (Hechos 23:11). Al apelar a Roma, Pablo se libraría de los judíos fanáticos que estaban resueltos a darle muerte y también del gobernador romano cuyo deseo de complacer a los judíos le obligaba a sacrificar la justicia romana.

         "'Apelo a César. En lugar de ser entregado a los judíos permita que yo sea entregado a Nerón'. Es un caso duro cuando por causa de los que se llaman la simiente de Abraham, un hijo de Abraham es forzado a apelar a un Nerón, y tenga más seguridad en Roma que en Jerusalén" (Henry). "

25:12 -- Entonces Festo, habiendo hablado con el consejo (no con judíos, sino con el concilio romano, asesores del gobernador), respondió: A César has apelado; a César irás (Hechos 19:21; 23:11; Rom. 15:22-28). -- Esto causó un problema serio para Festo, porque este era el primer juicio presidido por él y resultó en la apelación a César. Normalmente los romanos apelaban a César cuando no había justicia en los tribunales provinciales. Por eso, la apelación de Pablo a César no era favorable para Festo, y el asunto se complicaba más porque se requería un cargo formal y hasta ese momento no lo había. Si hubiera puesto a Pablo en libertad cuando se dio cuenta de su inocencia, no habría tenido tantos problemas ahora. Su deseo de congraciarse con los judíos le estaba costando mucho.

 

25:13 -- Pasados algunos días, el rey Agripa y Berenice vinieron a Cesarea para saludar a Festo. -- Este Agripa era Herodes Agripa II, el último de los Herodes. Gracias a los romanos, era rey sobre Galilea, Perea y otras áreas pequeñas de Palestina. Habiendo sido criado en Roma, era muy leal a Roma. Berenice era hermana de Agripa y también de Drusila, quien era esposa de Félix. "Agripa tenía fama de ser un experto en asuntos concernientes a la religión judía. Entre otras, tenía la facultad de nombrar y destituir a los sumos sacerdotes judíos, y de ahí que haya sido algunas veces llamado, no muy acertadamente, 'la cabeza secular de la iglesia judía'" (Bruce).

 

25:14-16 -- Y como estuvieron allí muchos días, Festo expuso al rey la causa de Pablo, diciendo: Un hombre ha sido dejado preso por Félix, respecto al cual, cuando fui a Jerusalén, se me presentaron (acusaciones contra él, LBLA) los principales sacerdotes y los ancianos de los judíos, pidiendo condenación contra él. (Querían convencerle que Pablo era un hombre muy peligroso, pero véase el vers. Hechos 25:25). A éstos respondí que no es costumbre de los romanos (como si tal vez hubiera sido costumbre de los judíos) entregar alguno a la muerte antes que el acusado tenga delante a sus acusadores, y pueda defenderse de la acusación. -- Pero aunque los judíos no podían probar sus acusaciones contra Pablo, Festo no le puso en libertad como la justicia demandaba. Al hablar de la "costumbre de los romanos" este gobernador cobarde hacía burla de la justicia romana. ¿Era costumbre de los romanos detener a alguno aun después de que confrontara a sus acusadores y éstos no pudieran probar ninguna de sus acusaciones? ¿Era costumbre de los romanos de que un oficial (como Félix) custodiara a alguno con la esperanza de que comprara su libertad? ¿Era costumbre de los romanos de que algún oficial (como Festo) menospreciara la justicia para congraciarse con los judíos?

 

25:17-19 -- Así que, habiendo venido ellos juntos acá, sin ninguna dilación, al día siguiente, sentado en el tribunal, mandé traer al hombre. Y estando presentes los acusadores, ningún cargo presentaron de los que yo sospechaba, (compárese 18:12-16; por ejemplo, actos de sedición contra Roma, o crímenes contra el templo de los judíos) sino que tenían contra él ciertas cuestiones acerca de su religión (deisidaimonías) -- Esta palabra puede ser traducida superstición o religión, pero como Pablo no la hubiera usado para insultar a los atenienses (Hechos 17:22), tampoco Festo para insultar al rey Agripa.

         -- y de un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba (continuamente) estar vivo. -- Festo ni siquiera entendía la diferencia entre la religión de Pablo y la de los otros judíos. Aprendemos aquí que Pablo había hablado no solamente de la crucifixión de Jesús, sino también de su resurrección. Festo no entendía nada de eso pero, por lo menos, había escuchado la defensa de Pablo. El expresó su indiferencia hacia la muerte y resurrección de Jesús, como si esos eventos tan importantes no le afectaran a él, pero Dios exaltó a Cristo "hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla" (Fil. 2:9,10). Esto incluye a Festo.

 

25:20 -- Yo, dudando en cuestión semejante (estando yo perplejo cómo investigar estas cuestiones, LBLA), le pregunté si quería ir a Jerusalén y allá ser juzgado de estas cosas (aquí ni siquiera agrega "delante de mí", vers. Hechos 25:9). -- Lucas explica la razón verdadera de su pregunta: quería congraciarse con los judíos (vers. Hechos 25:9), pero un verdadero juez romano hubiera hecho como Galión quien "los echó del tribunal" (Hechos 18:16). Al decir que él estaba perplejo cómo investigar estas cuestiones, tal vez quisiera justificarse o disculparse por no haber puesto en libertad a Pablo.

 

25:21 -- Mas como Pablo apeló para que se le reservase para el conocimiento de Augusto, mandé que le custodiasen hasta que le enviara yo a César. -- Augusto no era un nombre propio sino un título de los emperadores que indicaba divinidad.

 

25:22 -- Entonces Agripa dijo a Festo: Yo también quisiera oír a ese hombre. -- Agripa ya sabía bastante acerca del Camino (Hechos 26:26). Su bisabuelo era el que trató de matar a Jesús; su tío mató a Juan y juzgó a Jesús; su padre mató a Jacobo y quería matar a Pedro.

         -- Y él le dijo: Mañana le oirás. "Este deseo de Agripa hizo posible la ocasión para la defensa más noble que jamás se haya oído delante de cualquier tribunal, y para una elocuencia tan espléndida como la que se pueda encontrar en cualquier idioma. Véase el cap. 26" (Barnes).

 

25:23 -- Al otro día, viniendo Agripa y Berenice con mucha pompa (¿no recordaron lo que le había costado el orgullo de su padre? Hechos 12:23), y entrando en la audiencia con los tribunos y principales hombres de la ciudad, por mandato de Festo fue traído Pablo. -- Lucas no suple más detalles de este grupo pero, como dice Barclay, "Seguramente estaban revestidos con los mantos reales de púrpura y llevaban sobre sus cabezas las coronas de oro. Sin duda alguna, para la ocasión Festo habría vestido la túnica escarlata que todo gobernador lucía en ocasiones de ese tipo. El séquito de Agripa debió haber estado cercano, como así también las figuras judías de más influencia. Cerca de Festo estarían los capitanes que comandaban las cinco cohortes apostadas en Cesarea; y en el fondo debía haber una sólida falange de legionarios romanos de gran estatura, como guardia ceremonial".

         Jesús había dicho a sus apóstoles que "Aun ante gobernadores y reyes seréis llevados por causa de mí, para testimonio a ellos y a los gentiles" (Mat. 10:18). Dijo a Ananías acerca de Saulo de Tarso, "Instrumento escogido me es éste, para llevar mi nombre en presencia de los gentiles, y de reyes, y de los hijos de Israel" (Hechos 9:15). Ahora se cumplen esas profecías.

         "La providencia divina ordenaba estas circunstancias para que el embajador del Cielo pudiese dar su mensaje y testimonio ante un auditorio compuesto de la aristocracia de Palestina de la época. Aquí su testimonio como 'embajador en cadenas' llega a su culminación en lo que se refiere a Palestina" (Trenchard).

 

25:24 -- Entonces Festo dijo: Rey Agripa, y todos los varones que estáis aquí juntos con nosotros, aquí tenéis a este hombre, respecto del cual toda la multitud de los judíos me ha demandado en Jerusalén y aquí, (parece que los judíos de Cesarea tomaban parte en el asunto) dando voces que no debe vivir más. -- Los judíos "influyentes" le habían convencido que todos los judíos decían que Pablo debía morir. No tomaron en cuenta los muchos judíos cristianos.

 

25:25 -- Pero yo, hallando que ninguna cosa digna de muerte ha hecho, y como él mismo apeló a Augusto, he determinado enviarle a él. -- Vers. Hechos 25:18. Si Festo había hallado que "ninguna cosa digna de muerte ha hecho", ¿por qué le preguntó si quería ir a Jerusalén?

         Aquí está otro de los varios oficiales romanos que testificaban que Pablo era inocente.

 

25:26 -- Como no tengo cosa cierta (definida, LBLA; nada en concreto) que escribir a mi señor (otro título del emperador), -- "Todas las acusaciones del Sanedrín se desvanecieron o tropezaron con Pablo. Festo confiesa aquí que no le quedaba nada, y por ello se traiciona a sí mismo como culpable de una burda insinceridad en su proposición a Pablo en el versículo 9 acerca de ir a Jerusalén. Por su propia declaración tenía que haber liberado a Pablo" (ATR).

         -- le he traído ante vosotros, y mayormente ante ti, oh rey Agripa, para que después de examinarle (de que se le interrogue, LBLA) tenga yo qué escribir. -- No era, pues, un juicio, sino solamente una oportunidad para que el rey Agripa escuchara la defensa de Pablo con el propósito de ayudar a Festo a formular un cargo oficial contra Pablo.

 

25:27 -- Porque me parece fuera de razón (absurdo, LBLA) enviar un preso, y no informar de los cargos que haya en su contra. -- Probablemente Pablo sería el primer preso que llegaría a Roma para apelar a la corte suprema del imperio sin que hubiera cargo formal contra él. Festo entendía que todas las acusaciones de los judíos eran simplemente una disputa religiosa, pero estaba resuelto a fabricar una acusación contra Pablo de algún crimen contra Roma, para que el caso no pareciera absurdo ante los ojos del emperador.

Hechos 26

 

26:1 -- Entonces Agripa (ahora Agripa preside) dijo a Pablo: Se te permite hablar por ti mismo (en tu favor, LBLA) -- Esto no era un juicio en el sentido ordinario, porque al apelar al César, Pablo ya no podía tener ningún juicio oficial en tribunales inferiores. En realidad Pablo podía haber rehusado presentar su defensa delante de Agripa. Festo ya había declarado que Pablo era inocente (Hechos 25:18, 25), y solamente quería la ayuda de Agripa para la formulación de algún cargo contra Pablo que pudiera presentarse ante la suprema corte romana. Se le concedió a Pablo, pues, que hablara lo que quisiera en su propio favor. Agripa no le estaba acusando ni interrogando, sino que solamente quería oír la defensa de Pablo. Si el testimonio de Pablo hubiera creado dudas en la mente de Agripa (o de Festo), habría habido preguntas, pero su testimonio era muy abierto y muy claro. Como dice Lenski, "Ni Festo ni Agripa hablaron como Cornelio había hablado a Pedro aquí en Cesarea: 'Ahora, pues, todos nosotros estamos aquí en la presencia de Dios, para oír todo lo que Dios te ha mandado" (Hechos 10:33).

         -- Pablo entonces, extendiendo la mano, comenzó así su defensa: -- 1 Ped. 3:15. La defensa de Pablo era la narración de su conversión a Cristo y, de esa manera, realizó la obra prescrita para él ("llevar mi nombre en presencia de los ... reyes", Hechos 9:15). Es semejante al discurso que entregó en Jerusalén sobre las gradas de la fortaleza, pero en esta ocasión suple detalles adicionales. "Su discurso es una obra maestra de noble apologética" (ATR).

         Probablemente algunos de los oficiales romanos y judíos se hubieran reunido para divertirse. El caso era excepcional y, por eso, algo interesante. ¿Qué dirá este judío delante de una asamblea tan importante? Después de escuchar la defensa de Pablo, los oyentes  se dieron cuenta de que que en lugar de juzgar a Pablo, ellos mismos habían sido juzgados. Posiblemente alguno de ellos habrá dicho, "No me vuelvan a invitar a escuchar a ese prisionero, porque no salí nada divertido".

 

26:2 -- Me tengo por dichoso (makarios, bienaventurado, Mat. 5:3), oh rey Agripa, de que haya de defenderme hoy delante de ti de todas las cosas de que soy acusado por los judíos. -- "Si hubiera tenido conciencia de culpa, habría tenido temor de ser juzgado en la presencia de un hombre que conocía todos los hechos, pero esta es una marca de una conciencia limpia, de no solamente no retirarse de un juez que tiene conocimiento correcto de las circunstancias, sino también de regocijarse y considerarse a sí mismo dichoso" (Crisóstomo, citado por Knowling).

 

26:3 -- Mayormente porque tú conoces (eres experto en, LBLA) todas las costumbres y cuestiones (controversias, LBLA; compárese Hechos 15:2) que hay entre los judíos; -- Agripa podía entender todo lo que Pablo diría acerca de la ley y los profetas y de todo aspecto de la religión y las sectas de los judíos.

         -- por lo cual te ruego que me oigas con paciencia. -- Sin duda Lucas tenía que abreviar los discursos de este libro. Probablemente la defensa de Pablo duró mucho más tiempo que los pocos minutos que se requieren para leer Hechos 26:2-29.

 

26:4-6 -- Mi vida, pues, desde mi juventud, la cual desde el principio pasé en mi nación, en Jerusalén, la conocen todos los judíos; (Hechos 22:3; Gál. 1:14) los cuales también saben que yo desde el principio, si quieren testificarlo, conforme a la más rigurosa ("un verdadero superlativo", ATR) secta de nuestra religión, viví fariseo. Y ahora, por (Lit., en base a) la esperanza de la promesa que hizo Dios a nuestros padres soy llamado a juicio; -- Los padres esperaban la resurrección y mucho más: "Es mediador de un nuevo pacto, para que interviniendo muerte para la remisión de las transgresiones que había bajo el primer pacto, los llamados reciban la promesa de la herencia eterna" (Heb. 9:15).

         ¡Qué situación tan contradictoria! ¡Qué ironía! ¡Un verdadero hijo de Abraham (Gál. 3:27-29) es "llamado a juicio" por haber creído la promesa a Abraham! Cuando Pablo vivió como fariseo en Jerusalén, no le persiguieron por creer esta promesa.

 

26:7 -- promesa cuyo cumplimiento esperan que han de alcanzar nuestras doce tribus, -- Esta era la "designación honorable de la nación en conjunto" (Meyer). Simeón y Ana eran ejemplos de los israelitas fieles que esperaban la promesa (Luc. 2:25, 26; 35-38). Aunque diez tribus se rebelaron contra Roboam, muchos (un remanente fiel) volvieron a Jerusalén. "Acudieron también de todas las tribus de Israel los que habían puesto su corazón en buscar a Jehová Dios de Israel; y vinieron a Jerusalén para ofrecer sacrificios a Jehová, el Dios de sus padres" (2 Crón. 11:16). Por eso, Pablo habla de "nuestras doce tribus".

         -- sirviendo constantemente (Lit., celosamente, intensamente) a Dios de día y de noche. Por esta esperanza, oh rey Agripa, soy acusado por los judíos.

 

26:8 -- ¡Qué! ¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a los muertos? --  Como dice La Biblia de las Américas, "¿Por qué se considera increíble?" Ahora Pablo dice vosotros; no se dirige solamente a Agripa, sino a todos, porque los saduceos (Mat. 22:23-33) y los gentiles (17:32) se burlaban de la resurrección. A estos Pablo dice, "¿Por qué se considera increíble?" Presentamos evidencia para que otros crean, pero también conviene preguntarles, ¿por qué no creen? Pablo no está hablando de los dioses paganos, sino del Dios Vivo, el Creador del mundo. ¿Por qué no creen que El resucita a los muertos? Lo ha hecho en el pasado, y en el Día Final levantará a todos los muertos.

 

26:9 -- Yo ciertamente había creído mi deber hacer muchas cosas contra el nombre de Jesús de Nazaret (Hechos 2:22; 3:6; 4:10); -- Ahora explica cómo se convirtió (1 Tim. 1:13). El había sido exactamente como los judíos que ahora le persiguen a él. Había tenido el mismo prejuicio contra los cristianos que ellos tenían.

 

26:10 -- lo cual también hice en Jerusalén. Yo encerré en cárceles a muchos de los santos (cuando les perseguía, no hablaba de ellos como santos sino como herejes), habiendo recibido poderes de los principales sacerdotes; -- Pablo no era un perseguidor solamente por su propia cuenta sino un perseguidor oficial, bajo la autoridad y dirección del Sanedrín. Los principales sacerdotes eran saduceos y Pablo era fariseo, pero las dos sectas se unían en su persecución contra la iglesia.

         -- y cuando los mataron (Esteban, Hechos 8:1, y otros como él, Hechos 9:1), yo di mi voto. -- La expresión "di mi voto" (literalmente, eché mi piedra) no debe entenderse en sentido literal sino figurado. Algunos creen que debe entenderse literalmente y, por eso, concluyen que Pablo, como miembro del Sanedrín, dio su voto contra Esteban. Pero esta conclusión no es una inferencia necesaria, sino una conclusión ilógica, porque Pablo tenía mucho contacto con el Sanedrín (Hechos 7:58-8:3; 9:1 y a través de Hechos) y, sin duda, si hubiera sido miembro, él o Lucas lo habrían mencionado. Según -1 Cor. 7:7, Pablo no estaba casado, pero si se supone que era miembro del Sanedrín, también sería necesario suponer que en ese tiempo estaba casado, y que después llegó a ser viudo. Esto es suponer demasiado, basándose solamente en la frase "di mi voto", cuando lógicamente esta frase se puede entender como "di mi aprobación". El era un perseguidor oficial, autorizado y comisionado por el Sanedrín y, por eso, los miembros del concilio seguramente tomaban en cuenta el pensar de él.

 

26:11 -- Y muchas veces, castigándolos en todas las sinagogas (Mat. 10:17; 23:34; Mar. 13:9) los forcé  (obligaba, VHA) a blasfemar; -- La Biblia de las Américas dice, procuraba obligarlos; la Versión Moderna dice, les hacía fuerza para que blasfemasen. Los que creen que Pablo solamente procuraba obligar a los cristianos a blasfemar pero que no podía hacerlo citan Hechos 22:4, "Perseguía yo este camino hasta la muerte"; creen que esto indica que, en lugar de blasfemar a Cristo, algunos murieron por su fe. Sin duda muchos murieron en lugar de negar a Cristo, pero el verbo traducido forcé o procuraba obligar es anankazo, "constreñir, ya mediante amenazas, peticiones, fuerza, o persuasión; Cristo 'hizo' entrar a los discípulos en una barca, RV, RVR (RVR77, VHA, V.M., 'obligó'), Mt 14:22; ... el siervo del hombre que preparó una gran cena debía forzar a la gente a entrar; Saulo de Tarso forzaba a los santos a blasfemar ... ; Tito, aunque griego, no fue obligado a circuncidarse, Gá 2:3" (Vine). "Conativo imperfecto de anagkazo ... Este tiempo, como el imperfecto en Mt. 3:14; Lc. 1:59, deja lugar a la esperanza de que Pablo no consiguiera lograr sus fines, porque ya ha dicho antes que llevó a muchos 'hasta la muerte' (Hechos 22:4)" (ATR). La palabra conativo viene de conato, y significa empeño, esfuerzo. Knowling dice que "el imperfecto lo deja dudoso en cuanto a si el perseguidor tuviera éxito o no en sus esfuerzos. El imperfecto puede ser entendido como conativo, Burton, p. 12, cf. Lucas 1:59, Mat. 3:14. Blass dice que puede tener la fuerza de acción continua, pero aunque sea así, no dice que la compulsión era efectiva". Lenski explica que como el tiempo de este verbo es imperfecto, también lo es el verbo que sigue (perseguí), y que no es consecuente concluir que el primero sea conativo y que el otro sea iterativo (que repite); dice que es posible, pero que sería "muy curioso". Así es que, en realidad, como dice Meyer, la cuestión de si, en realidad, Pablo lograra que algunos cristianos blasfemaran a Cristo no se puede resolver.

         -- y (locamente, LBLA) enfurecido (una forma intensiva de mainomai, Hechos 26:24; Jn. 10:20; -1 Cor. 14:23; estar encolerizado, no solamente ignorante, -1 Tim. 1:13, sino también "algo loco") sobremanera contra ellos, los perseguí -- La palabra perseguir significa seguir en pos de, como cazador. Perseguía a los cristianos porque creían que eran apóstatas (herejes).

         -- hasta en las ciudades extranjeras. -- Ya había ido a otras ciudades extranjeras antes de ir a Damasco. Esto debería convencer al rey Agripa que Pablo había sido aun más severo en su persecución que los judíos que le acusaban, porque ellos se concentraban principalmente en matar a Pablo, pero él había trabajado extensamente para perseguir a todos los cristianos, aun en "las ciudades extranjeras".

         Al oír esto, los oyentes debieran de estar pensando, "Si tú perseguías con tanta furia a los cristianos, ¿por qué dejaste de hacerlo? y ¿cómo puedes predicar lo antes destruía?"

26:12-14 -- Ocupado en esto, iba yo a Damasco con poderes y en comisión de los principales sacerdotes, cuando a mediodía, -- Hechos -22:6. Hay detalles nuevos en este discurso (ver. 14), no encontrados en los otros relatos (capítulos 9, 22): "habiendo caído todos nosotros en tierra"; que la voz hablaba en lengua hebrea; y las palabras, "Dura cosa te es dar coces contra el aguijón", (esta frase en Hechos 9:5 en la versión RVR60 no es genuina sino una interpolación). Este proverbio no se encuentra en la literatura hebrea, pero es común en la literatura griega y latina.

         -- oh rey, yendo por el camino, vi una luz del cielo que sobrepasaba el resplandor del sol, la cual me rodeó a mí y a los que iban conmigo. Y habiendo caído todos nosotros en tierra, oí una voz que me hablaba, y decía en lengua hebrea: (No explicó este detalle en el cap. 22 porque en esa ocasión él mismo hablaba a la gente en hebreo) Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues? Dura cosa te es dar coces contra el aguijón. -- Este texto enseña claramente que los que persiguen a Cristo y sus seguidores se perjudican a sí mismos. "¿Por qué se amotinan las gentes, y los pueblos piensan cosas vanas? Se levantarán los reyes de la tierra, y príncipes consultarán unidos contra Jehová y contra su ungido, diciendo: Rompamos sus ligaduras, y echemos de nosotros sus cuerdas. El que mora en los cielos se reirá; el Señor se burlará de ellos. Luego hablará a ellos en su furor, y los turbará con su ira" (Sal. 2:1-5; véase Hech. 4:25, 26). De hecho le aguijoneaban a Pablo la ley y los profetas que él rehusaba estudiar objetivamente y sin prejuicio. El persistía en los prejuicios de los judíos con respecto al Mesías y su reino (2 Cor. 3:16), y al hacerlo se lastimaba cada vez más. Algunos suponen erróneamente que la conciencia de Saulo ya le estaba molestando, pero esta interpretación contradice lo que él dice en Hechos 23:1 y Hechos 24:16; no significa que violaba su conciencia, sino que su ignorancia e incredulidad (1 Tim. 1:12) le atormentaban.

 

26:15-18 -- Yo entonces dije: ¿Quién eres, Señor? Y el Señor dijo: Yo soy Jesús, a quien tú persigues. Pero levántate, y ponte sobre tus pies; -- pero no podía caminar sin que alguien le guiara; en este discurso no habla de haber estado ciego por tres días.

         -- porque para esto he aparecido a ti, para ponerte por ministro y testigo de las cosas que has visto (Pablo era testigo de la resurrección de Cristo, (Hechos 1:22; 22:14; -1 Cor. 9:1), y de aquellas en que me apareceré a ti, (Hechos 18:3; 23:11; -2 Cor. 12:2). -- El testimonio de algunos de los testigos de Cristo les costó su vida; por eso, la palabra testigo, mártus, también significa mártir, "uno que da testimonio mediante su muerte" (Vine) (Apoc. 17:6; LBLA dice testigos).

         -- librándote de tu pueblo, y de los gentiles (continuamente el Señor lo hacía, como se ve a través de Hechos), a quienes ahora te envío, para que abras sus ojos, -- "Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, y con los oídos oyeron pesadamente, y sus ojos han cerrado, para que no vean con los ojos, y oigan con los oídos, y entiendan de corazón, y se conviertan, y yo los sane" (Hechos 28:27). "Dios les dio espíritu de estupor, ojos con que no vean y oídos con que no oigan, hasta el día de hoy" (Rom. 11:8). Estos dos textos describen la ceguedad de los judíos. Rom. 1:21 describe la ceguedad de los gentiles: "Pues habiendo conocido a Dios, no le glorificaron como a Dios, ni le dieron gracias, sino que se envanecieron en sus razonamientos, y su necio corazón fue entenebrecido". "Dios, que mandó que de las tinieblas resplandeciese la luz, es el que resplandeció en nuestros corazones, para iluminación del conocimiento de la gloria de Dios en la faz de Jesucristo" (2 Cor. 4:6). Los que abren los ojos son los que están dispuestos a ver su condición espiritual y entender lo que Dios requiere de ellos.

         -- para que se conviertan de las tinieblas (la ignorancia, el pecado, la superstición, etc.) a la luz (el conocimiento pleno de Cristo, la luz del mundo, la perfecta Revelación del Padre), y de la potestad de Satanás (2 Cor. 11:14; Efes. 6:12; Col. 2:15; -2 Tes. 2:9) a Dios; para que reciban, por la fe que es en mí, perdón de pecados y herencia entre los santificados. -- Hacía todo esto por medio de la predicación del evangelio.

 

26:19 -- Por lo cual, oh rey Agripa, no fui rebelde -- Agripa sabía que todo judío sincero obedecía los mandamientos de Dios. Pablo no fue rebelde cuando Jesús le dijo, "Levántate y entra en la ciudad, y se te dirá lo que debes hacer" (Hechos 9:6), y no era rebelde cuando Ananías le dijo, "Levántate y bautízate, invocando su nombre" (Hechos 22:16). Creía a Cristo, se arrepintió de sus pecados, y obedeció el mandamiento de bautizarse (Hechos 2:38). "La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos lo hombres, enseñándonos ... " (Tito 2:11, 12). La gracia de Dios enseñó a Pablo lo que debería hacer, y la gracia no es irresistible; Pablo pudiera haber rechazado el evangelio. Como dijo Esteban a los judíos, "Vosotros resistís siempre al Espíritu Santo" (Hechos 7:51).

         -- a la visión celestial, -- La palabra visión significa "aquello que es visto" (Vine). Pedro, Jacobo y Juan fueron testigos de la transfiguración de Jesús (Mat. 17:1-5) y "Cuando descendieron del monte, Jesús les mandó, diciendo: No digáis a nadie la visión, hasta que el Hijo del Hombre resucite de los muertos" (ver. Hechos 26:9). El texto paralelo de Lucas 9:32 explica la palabra visión: "Y Pedro y los que estaban con él estaban rendidos de sueño; mas permaneciendo despiertos, vieron la gloria de Jesús, y a los varones que estaban con él".

 

26:20 sino que anuncié primeramente a los que están en Damasco (Hechos 9:20), y Jerusalén (Hechos 9:29), y por toda la tierra de Judea (Hechos 11:29, 30), -- No había tiempo para predicar "por toda la tierra de Judea" cuando Pablo fue a Jerusalén la primera vez (Hechos 9:26), pues su propósito era visitar a Pedro y estuvo solamente unos quince días (Gál. 1:18, 19); tampoco hubo tiempo cuando subió a Jerusalén por causa del problema de los judaizantes (cap. 15); y, por último, fue prendido cuando subió a Jerusalén para entregar la colecta de las iglesias de Macedonia y Acaya para los santos pobres de Jerusalén (Hechos 21:15; 24:17; Rom. 15:25-27; -1 Cor. 16:1-4). Por lo tanto, la única oportunidad que tenía de predicar "por toda la tierra de Judea" fue cuando él y Bernabé llevaron la ayuda de los discípulos de Antioquía a los hermanos de Judea (Hechos 11:29, 30).

         Este texto es otro que claramente refuta la enseñanza sectaria de que la iglesia de Jerusalén era una iglesia patrocinadora para administrar la ayuda a las iglesias de Judea.

         -- y a los gentiles, que se arrepintiesen y se convirtiesen a Dios, haciendo obras dignas de arrepentimiento. -- Mat. 3:8. Esto es precisamente lo que Pablo había hecho (Rom. 2:21).

 

26:21 -- Por causa de esto los judíos, prendiéndome en el templo, intentaron matarme. -- Hechos 21:31; 9:29; 14:4,19. Los judíos querían matar a Pablo porque El predicaba (1) que las Escrituras enseñan que el Mesías había de sufrir (Hechos 17:3); (2) que Jesús de Nazaret era el Mesías que había de venir; (3) que por medio de Cristo y su cruz los judíos podían ser salvos y, de esa manera, demostrar que verdaderamente eran hijos de Abraham (Gál. 3:27-29); y (4) que los gentiles pueden ser salvos y llegar a ser hijos de Dios e hijos de Abraham y gozar de todos los honores y privilegios de hijos, sin llegar a ser judíos por medio de la circuncisión. Por eso, los judíos le aborrecían y querían darle muerte.

 

26:22, 23 -- Pero habiendo obtenido auxilio de Dios, persevero (estoy de pie, Fil. 4:1; Efes. 6:13) hasta el día de hoy, -- Pablo estaba consciente de la ayuda de Dios cuando fue apedreado en Listra, cuando fue encarcelado en Filipos, cuando fue llevado ante el tribunal en Corinto, y cuando los judíos alborotaron las ciudades de Tesalónica, Berea, etc. Sin duda recordaba siempre las palabras consoladoras del Señor: "No temas, sino habla, y no calles, porque yo estoy contigo" (Hechos 18:9,10) y "Ten ánimo, Pablo" (Hechos 23:11). "No te desampararé, ni te dejaré; de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré lo que me pueda hacer el hombre" (Heb. 13:5, 6).

         -- dando testimonio a pequeños (ya había predicado a muchos pequeños, -1 Cor. 1:26) y a grandes (Festo, Agripa), no diciendo nada fuera de las cosas que los profetas y Moisés dijeron que habían de suceder: Que el Cristo había de padecer, (Lit., sería sujeto a sufrimiento, LBLA, margen) -- Juan habló de Cristo como el Cordero de Dios, de acuerdo con Isa. 53:4,5,10, "Cuando haya puesto su vida en expiación por el pecado". "Desde entonces comenzó Jesús a declarar a sus discípulos que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho ... y ser muerto" (Mat. 16:21). "Declarando y exponiendo por medio de las Escrituras, que era necesario que el Cristo padeciese" (Hechos 17:3). La cruz de Cristo era la piedra de tropiezo para los judíos, porque rehusaban aceptar que su Mesías vendría a la tierra para sufrir.

         -- y ser el primero de la resurrección de los muertos (1 Cor. 15:20, "primicias de los que durmieron es hecho"; fue "el primero de la resurrección", porque ya no muere más), para anunciar luz al pueblo y a los gentiles. -- Luc. 2:32. Si Cristo no hubiera resucitado, no habría luz (1 Cor. 15:12-19).

 

26:24 -- Diciendo él estas cosas en su defensa, Festo a gran voz dijo: Estás loco, Pablo (compárese Hechos 2:13, "Están llenos de mosto"); las muchas letras te vuelven loco. -- Pablo se dirigía al rey (Hechos 26:1, 7, 19), pero Festo le escuchaba porque no tenía "cosa cierta que escribir" acerca de Pablo a su "señor" (el emperador). La expresión "estas cosas" se refiere a toda la defensa de Pablo. Pablo había explicado lo que pasó en el camino a Damasco, afirmó la resurrección de Cristo (para Festo "un cierto Jesús, ya muerto, el que Pablo afirmaba estar vivo", Hechos 25:19), y aun se atrevió a decir que este Jesús resucitó para anunciar luz no solamente a los judíos sino también aun a los gentiles.

         Festo tuvo que formular una carta para Roma especificando algún cargo contra Pablo, pero a estas alturas no tenía esperanza de poder hacerlo, y para él "estas cosas" que Pablo decía solamente pudieran proceder de un cerebro enfermo. Cuando Pablo hablaba de estar "locamente enfurecido" (ver. 11) contra los cristianos, Festo creía que era un hombre muy inteligente, pero cuando hablaba de la resurrección de Cristo, etc., pensaba que estaba loco.

         "Si Pablo solamente está delirando, si su mente está desequilibrada, eso disculpa a Festo y él puede hacer a un lado todo lo que Pablo dice ... La palabra de Festo no es sincera. Si él realmente hubiera creído que Pablo estaba mentalmente desequilibrado, no le habría gritado, sino que le habría sonreído con compasión ... Si Pablo hubiera estado loco, el caso automáticamente habría terminado a pesar de la apelación de Pablo al César. Ningún gobernador hubiera enviado a un lunático a la corte del emperador" (Lenski).

         En esto Pablo compartía el sufrimiento del Maestro, porque también decían que El estaba loco: "Muchos de ellos decían: Demonio tiene, y está fuera de sí; ¿por qué le oís?" Jn. 10:20.

         Festo ya no quería oír más, pero le convenía seguir escuchando, porque todos los gentiles de la asamblea podían darse cuenta de que el Cristo, a quien Pablo predicaba, ofrecía grandes bendiciones a ellos también (Hechos 26:17, 18, 20, 23).

 

26:25 -- Mas él dijo (no "a gran voz"): No estoy loco, excelentísimo Festo, sino que hablo palabras de verdad y de cordura. -- El evangelio, la verdad objetiva, no es locura (1 Cor. 1:18), sino la realidad. Son palabras de cordura (prudencia, juicio), porque el evangelio es la sabiduría de Dios (1 Cor. 1:24).

 

26:26 -- Pues el rey sabe estas cosas, delante de quien también hablo con toda confianza. Porque no pienso que ignora nada de esto; pues no se ha hecho esto en algún rincón. -- Jerusalén no es "algún rincón". No era invención de la mente enferma de Pablo sino un asunto tratado ampliamente por el Sanedrín de los judíos, por Herodes, rey de los judíos, y por Poncio Pilato, el gobernador romano.

 

26:27 -- ¿Crees, oh rey Agripa, a los profetas? -- Si creía a los profetas, la lógica le obligaba a creer lo que Pablo decía. Si rechazara a Pablo, rechazaría a los profetas y eso equivaldría a rechazar el judaísmo. En esta ocasión, ¿quién está juzgando a quién? El rey Agripa debía estar examinando a Pablo pero parece que Pablo lo está examinando a él. Compárese Hechos 24:25, no temblaba el prisionero sino el juez.

         -- Yo sé que crees. -- Pero no podía decir, "Yo sé que aceptará el evangelio".

 

26:28 -- Entonces Agripa dijo a Pablo: -- Públicamente Pablo se dirigía a Agripa y, por eso, éste se vio obligado a decir algo. No podía negar lo que Pablo decía. En lugar de pedir a Festo y Agripa por su vida, Pablo hizo el papel de juez al predicarles la palabra de Dios que juzga a todos ahora como también lo hará en el Día Final (Jn. 12:47, 48).

         -- Por poco me persuades a ser cristiano (Hechos 11:26) (en poco tiempo me persuadirás a que me haga cristiano, LBLA; dice el margen: Con un poco). ¿Con un poco qué? ¿con pocas palabras? ¿con poco esfuerzo? ¿en poco tiempo? Quizás el tono de voz y la expresión de la cara del rey hayan dado a entender el significado de estas palabras, pero no estuvimos nosotros para observar tales cosas. "Con poco esfuerzo quisieras hacerme a mí cristiano" (Versión Moderna). "¡Con poco piensas hacerme cristiano!" (Versión Hispanoamericana). "Más probablemente, la idea es "en (o con) pequeño esfuerzo estás tratando de persuadirme a fin de hacerme cristiano" (ATR); él supone que Agripa "Echa la cuestión a un lado con un encogimiento de hombros". Algunos suponen que habló con ironía pero esto no se puede probar, porque es posible que el rey fuera sincero.

         Los comentaristas admiten que no es claro el sentido de las palabras usadas por Pablo (en oligoi). Sin embargo, como dice McGarvey, estas palabras del rey Agripa demuestran que él vio muy claramente el propósito del apóstol. Si el rey creía a los profetas (y Pablo dijo, "Yo sé que crees"), entonces el siguiente paso sería creer en Cristo y convertirse en cristiano.

         Hech. 11:26 dice que "a los discípulos se les llamó cristianos por primera vez en Antioquía". Dice Pedro, "si alguno padece como cristiano, no se avergüence, sino glorifique a Dios por ello" (1 Ped. 4:16). El nombre "cristiano" es muy apropiado para los discípulos de Cristo porque su significado claro es "seguidor de Cristo" (compárese "herodiano").

         26:29 -- Y Pablo dijo: ¡Quisiera Dios que por poco o por mucho, no solamente tú, sino también todos los que hoy me oyen (Hechos 25:23), fueseis tales cual yo soy ... Muchos creen que la respuesta de Pablo indica que Agripa era sincero. Pablo sinceramente quería que esos personajes eminentes (y todos) fueran como él, es decir, perdonados y regocijados con la paz de Dios en su corazón y con una esperanza viva pero, desde luego, no quería que estuviesen en cadenas como él. Compárese lo Pablo dice a los hermanos romanos acerca de los judíos (Hechos 9:3;10:1). El cristiano verdadero no es indiferente hacia los perdidos, sino que sinceramente desea y anhela su conversión. Posiblemente esto sea el gran defecto en nuestra evangelización, que en lugar de tener la actitud de Pablo, somos movidos principalmente por el sentido de deber y obligación. Los hermanos que son exitosos en la obra personal son los que quieren que sus conocidos sean como ellos, que gocen de esta maravillosa salvación ofrecida por nuestro Señor Jesucristo.

         -- excepto estas cadenas! -- Esto indica que durante el discurso Pablo estaba custodiado con cadenas como un criminal, pero la audiencia podía ver claramente que él era un prisionero muy excepcional (ver. Hechos 26:31,32). El comentario del hermano Boles es muy bueno: Pablo estaba custodiado por cadenas literales pero era un hombre libre en Cristo, mientras que Festo, Agripa, Berenice y los otros funcionarios estaban libres de cadenas literales pero eran esclavizados (encadenados) por el pecado.

         Pablo no quería que estos funcionarios estuvieran en cadenas como él. Solamente quería que fueran salvos y él hubiera estado contento de seguir en cadenas y dejarles a ellos sobre sus tronos (Ellicott).

         ¡Que fueseis tales cual yo soy"! Que todos seamos cristianos como Pablo. Pero muchas cosas lo impiden: sobre todo, el amor a cierto(s) pecado(s); el temor de ser avergonzados o criticados o perseguidos por los del mundo; las tentaciones del mundo; el poder político (como en el caso de Festo y Agripa) etc. Si nosotros dijéramos,"¡Quisiera Dios que todos fuesen como yo ... !" ¿qué añadiríamos? ¿excepto nuestro sufrimiento? ¿excepto las persecuciones contra nosotros? ¿Qué tanto nos cuesta ser cristianos?

         Muy pocos hombres eminentes (como Festo y Agripa) se humillan delante del evangelio (1 Cor. 1:26). Después la iglesia llegó a ser popular con los tales, pero esto ocurrió cuando la iglesia había apostatado. Cuando llegó a ser mundana y corrupta, llegó a ser la religión oficial del imperio.

         26:30 -- Cuando había dicho estas cosas, se levantó el rey. -- De esta manera el rey Agripa terminó la sesión. No tenía que escuchar más para saber que Pablo era inocente pero, aparte de eso, probablemente ya no quisiera oír más evangelio. De esta manera muchísimas personas "se levantan" para salir y no oír más. A veces "se levantan" para despedirse y a veces despiden al predicador, pero en ambos casos su alma todavía está perdida.

         -- Y el gobernador, y Berenice, y los que se habían sentado con ellos. -- Cuando alguno se levanta para no oír más, a veces otros siguen su ejemplo. Algunos se levantan para ir al culto para oír la Palabra, pero entonces al oírla, se levantan para salir sin obedecerla.

         En esa ocasión Pablo no falló, sino que fue todo un éxito. El evangelio no falló (Isa. 55:10, 11). El trabajo de enseñar el evangelio puro nunca es en vano (1 Cor. 15:58).

         26:31 -- y cuando se retiraron aparte, hablaban entre sí, -- pero no hablaban entre sí acerca del evangelio y de la necesidad de obedecerlo.

         -- Diciendo: Ninguna cosa digna ni de muerte ni de prisión (cadenas, LBLA, margen) ha hecho este hombre. -- La última palabra que Pablo pronunció fue cadenas; ahora sus oyentes repiten esta palabra (desmón, cadenas): Ninguna cosa digna de ... cadenas ha hecho este hombre.

         Desde el día en que Pablo fue prendido en Jerusalén (Hech. 21:33) después de concluir su tercer viaje, se ha escuchado el testimonio de Lisias (Hechos 23:29), de Félix (Hechos 24:1sig.), de Festo (Hechos 25:26,27) y ahora del rey Agripa, confirmando la inocencia de Pablo. Los otros eran romanos pero ahora tenemos el testimonio de un judío eminente, conocedor del judaísmo. No sabemos si el testimonio de éstos fue presentado al emperador, pero hubiera sido lógico y razonable que se lo presentara. Lucas registra con toda claridad esta evidencia importante para refutar las acusaciones necias contra Pablo y sus compañeros (Hechos 17:6; 21:28, etc.).

         26:32 -- Y Agripa dijo a Festo: Podía este hombre ser puesto en libertad, -- ¿Puesto en libertad? Si lo hubieran puesto en libertad, probablemente los judíos lo habrían asesinado. Sin embargo, el Señor tenía otros planes: le había dicho, "Ten ánimo, Pablo, como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques en Roma" (Hechos 23:11). Pronto comenzarán el viaje (Hechos 27:1) y, por fin, se cumplirá el propósito de Pablo de ir a Roma.

         -- si no hubiera apelado a César. -- Pero ¿por qué había apelado a César? Porque no había justicia ni en Jerusalén ni en Cesarea. Los judíos eran injustos (aun criminales). En la corte de Festo no había justicia para Pablo (Hechos 24:26,27) y este gobernador romano estaba dispuesto a cooperar con los judíos para que Pablo volviera a Jerusalén, lo cual habría resultado en su muerte.

         Es posible que la carta enviada por Festo al emperador haya recomendado buen tratamiento de Pablo, porque al llegar a Roma "el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, con un soldado que le custodiase ... Y Pablo permaneció dos años enteros en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, abiertamente y sin impedimento" (28:16,30,31).

Hechos 27

 

         27:1 -- Cuando se decidió (véase Hechos 23:11; 25:12) que habíamos de navegar para Italia -- Por lo menos dos hermanos acompañaron a Pablo en este viaje: Lucas está nuevamente con Pablo (compárese Hechos 16:9-16; 20:5-21:17); también Aristarco (Col. 4:10; Filem. 24) les acompaña (Hechos 27:2). Lucas escribió este relato, pues, como testigo ocular.

         -- entregaron a Pablo y a algunos otros presos -- Jesús tuvo que sufrir entre dos criminales; muchos presos de las provincias se llevaban a Roma para pelear con animales para la diversión de los romanos.

         -- a un centurión llamado Julio, de la compañía Augusta. -- La Biblia habla favorablemente de varios centuriones: véanse Mat. 8:5; 27:54; Hech. 10; 23:17.

         La providencia de Dios se ve claramente en el asunto de llevar a cabo la promesa hecha a Pablo por el Señor en Hechos 23:11 ("... es necesario que testifiques también en Roma"). Dios obró por medio de varios factores que son como eslabones en esta cadena de eventos: (1) el odio de los judíos (querían matar a Pablo); y, por eso, (2) Claudio Lisias, el tribuno romano, le tuvo que rescatar y proteger una y otra vez; (3) la avaricia de Félix, pues dejó preso a Pablo por dos años, esperando recibir dinero de él; (4) la indecisión de Festo; y, (5) la ciudadanía de Pablo y su derecho de apelar a César cuando veía que no había justicia ni con judíos ni con romanos.

 

 27:2 -- Y embarcándonos en una nave adramitena que iba a tocar los puertos de Asia, zarpamos, estando con nosotros Aristarco, macedonio de Tesalónica (20:4; Col. 4:20; Filemón 24). Sin duda alguna la presencia de estos dos compañeros (Lucas y Aristarco) fue mucho consuelo para Pablo.

 

 27:3 -- Al otro día llegamos a Sidón; y Julio, tratando humanamente a Pablo, le permitió que fuese a los amigos (Hechos 24:23; Juan 15:14; -3 Jn 15) para ser atendido por ellos. Aunque Pablo era prisionero se le concedió mucha libertad para visitar a los hermanos y seguir predicando el evangelio a muchos (Hechos 24:23; 28:16). Véanse también los versículos Hechos 27:43,44 y Hechos 28:16. En primer lugar, la ciudadanía romana de Pablo tuvo que ser respetada, pero también es probable que por escuchar a Festo (y tal vez al rey Agripa) Julio se dio cuenta de la inocencia de Pablo.

 

27:4-6 -- Y haciéndonos a la vela desde allí, navegamos a sotavento de Chipre, porque los vientos eran contrarios. Habiendo atravesado el mar frente a Cilicia y Panfilia, arribamos a Mira, ciudad de Licia. Y hallando allí el centurión una nave alejandrina (Alejandría fue un puerto de Africa) que zarpaba para Italia, nos embarcó en ella. Cargaba trigo (v. Hechos 27:38). Roma importaba grandes cantidades de trigo y otros alimentos de Egipto.

 

27:7 -- Navegando muchos días despacio, y llegando a duras penas frente a Gnido, porque nos impedía el viento, navegamos a sotavento de Creta, frente a Salmón. -- Hicieron lo mejor que pudieran frente a esos "vientos contrarios". (¡Cuánto más nosotros debemos seguir "navegando" hacia adelante a pesar de vientos contrarios!)

 

27:8, 9 -- Y costeándola con dificultad, llegamos a un lugar que llaman Buenos Puertos, cerca del cual estaba la ciudad de Lasea. Y habiendo pasado mucho tiempo, y siendo ya peligrosa la navegación, por haber pasado ya el ayuno, Pablo les amonestaba -- el "ayuno" se refiere al día de expiación (séptimo mes, décimo día), a fines de septiembre o a principios de octubre. En esa área entre noviembre y marzo se suspendía la navegación, y aun desde a mediados de septiembre fue muy peligrosa.

27:10 -- diciéndoles: Varones, veo que la navegación va a ser con perjuicio y mucha pérdida, no sólo del cargamento y de la nave,  sino también de nuestras personas. -- ¡El preso Pablo aconsejaba a los profesionales! Esta predicción de Pablo se cumplió: se perdió la nave con su carga, y todos los pasajeros sufrieron bastante aunque por la bondad de Dios no perdieron su vida (ver. Hechos 27:22,44). Pablo no solamente era un hombre muy inteligente, sino también tenía mucha experiencia. Según -2 Cor. 11:25 (escrita antes de los eventos de Hechos 27) él ya había sufrido naufragios tres veces. El conocía el mar, los vientos y barcos y sabía que el tiempo ya había pasado para navegar con seguridad.

 

27:11 -- Pero el centurión daba más crédito al piloto y al patrón de la nave, que a lo que Pablo decía. -- Desde este momento en adelante Pablo demostró que él tenía más capacidad para dirigir que los encargados (el capitán, el piloto, el centurión). El centurión tenía mucho aprecio por Pablo y lo trataba humanamente, pero él creía que era más razonable escuchar "al piloto y al patrón" (los profesionales) y no a Pablo. Al rechazar el consejo de Pablo, los oficiales perdieron su gran oportunidad. Como millones hoy en día, son advertidos pero no escuchan y tienen que sufrir las consecuencias. La lección para el mundo es que el consejo de un hombre de Dios sobre cualquier tema se debe tomar en cuenta.

         Pero hay una lección valiosa aquí para nosotros. Algunos de los que deben saber más (que se consideran "profesionales") no son guías confiables. Por lo tanto, la Biblia requiere que cada persona estudie, piense y razone por sí misma (1 Jn. 4:1;- 1 Tes. 5:21, etc.)

 

27:12 -- Y siendo incómodo el puerto para invernar, la mayoría acordó zarpar también de allí, por si pudiesen arribar a Fenice, puerto de Creta que mira al nordeste y sudeste, e invernar allí. -- Así es la mayoría de la gente: buscan solamente lo conveniente y hacen caso omiso de lo seguro. ¡Cuántas veces se equivoca "la mayoría"! No podemos seguir "a los muchos" (Ex. 23:2), porque los muchos escogen el camino incorrecto (Mat. 7:13), el camino que a ellos les parece "derecho" pero "su fin es camino de muerte" (Prov. 14:12).

27:13 -- Y soplando una brisa del sur, pareciéndoles que ya tenían lo que deseaban, levaron anclas e iban costeando Creta. -- Esta brisa fue simplemente la calma que precedió a la tormenta. ¡Les pareció bueno pero fueron engañados! "Levaron anclas" y salieron "viento en popa". Estuvieron tan seguros de poder llegar fácilmente a su destino que ni siquiera alzaron el esquife (v. Hechos 27:16). La distancia entre Buenos Puertos y Fenicia era apenas unos sesenta y cinco kilómetros; fácilmente llegarían en unas tres o cuatro horas. ¡Así les pareció! ¡Así pensaron! ¡Mucho cuidado con la "brisa del sur"! Muchos son llevados por vientos engañosos (Efes. 4:13, 14).

27:14 -- Pero no mucho después dio contra la nave un viento huracanado llamado Euroclidón (este-noreste). -- Esto ocurrió "no mucho después". Compárese Heb. 11:25, "los deleites temporales del pecado"; es cierto que sopla "una brisa del sur" por un tiempo. Hay deleites en el pecado por un tiempo. Esto no se puede negar. Pero pronto viene el "viento huracanado" y luego, ¿qué pasa con la "brisa del sur"? La brisa del sur es pura "carnada" para seducir a los marineros de esta vida a salir de los Buenos Puertos, el lugar de seguridad, para que sean llevados por el "viento huracanado". Los más engañados son los jóvenes que creen que para ellos la "brisa del sur" soplará por largos años, que algún día, ya después de disfrutar de la vida habrá tiempo para buscar un puerto seguro. ¡Qué viento tan engañoso!

 

27:15 -- Y siendo arrebatada la nave, y no pudiendo poner proa al viento (no pudieron verlo ojo a ojo), nos abandonamos a él y nos dejamos llevar. -- Ya no podían llegar a su destino deseado (Fenicia) ni tampoco volver al puerto seguro; "nos dejamos llevar", víctimas indefensas de una tempestad cruel, hasta naufragar en lugares desconocidos (ver. Hechos 27:39).

 

27:16 -- Y habiendo corrido a sotavento de una pequeña isla llamada Clauda, con dificultad pudimos recoger el esquife. -- "Pudimos" indica que Lucas hizo su parte del trabajo (véase el v. Hechos 27:19). El "esquife" era el bote salvavidas.

 

27:17 -- Y una vez subido a bordo, usaron de refuerzos (sogas, cables) para ceñir la nave; y teniendo temor de dar en la (los bancos de, LBLA) Sirte (en el agua baja había bancos de arena movediza), arriaron las velas (echaron el ancla flotante, LBLA; margen, O, posiblemente, la vela; aparejos, VM, VHA) y quedaron a la deriva (la nave se llevó cada vez más lejos de Fenicia). -- La diferencia entre las versiones en cuanto a bajar las velas tiene que ver con el problema de la dirección del barco, porque no habrían tenido control alguno del barco si hubieran bajado todas las velas. Para evitar los bancos de arena que quedaron al sudoeste tuvieron que usar las velas de tormenta para apuntar la nave casi directamente hacia el viento para que los llevara hacia el oeste y un poco nordeste. Es probable que La Versión Moderna y la Versión Hispano-americana tengan razón: dicen que bajaron los "aparejos".

         Ahora Lucas dice "usaron" y "arriaron" (no se incluye a sí mismo) porque habla del trabajo que solamente los marineros entendían.

 

27:18 -- Pero siendo combatidos (como pelota de fútbol, de una ola a otra) por una furiosa tempestad, al siguiente día empezaron a alijar, (compárese Jonás 1:5, la misma expresión). -- De esta manera -- figurativamente -- durante las tempestades furiosas de la vida tenemos que alijar: "despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante" (Heb. 12:1). Pablo dice que "los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas, que hunden a los hombres en destrucción y perdición" (1 Tim. 6:9). Los tales deberían descargar las cosas que les pueden hundir (compárese Mat. 19:21, 22). Muchos dicen ser dueños de cierto capital, cuando en realidad el capital es dueño de ellos.

 

27:19 -- y al tercer día con nuestras propias manos arrojamos los aparejos de la nave (es decir, los muebles, camas, mesas, sillas, equipo y equipaje, todo lo que pudiera eliminarse). -- Aquí está un buen ejemplo de lo que Satanás dijo: "todo lo que el hombre tiene dará por su vida" (Job 2:4). ¡Qué bueno si los hombres estuvieran dispuestos a dar todo para salvar su alma!

 

27:20 -- Y no apareciendo ni sol ni estrellas por muchos días (por eso sin medios de navegación), y acosados por una tempestad no pequeña, ya habíamos perdido toda esperanza de salvarnos. -- Todavía no se sabía nada de sextantes, cartas y brújulas. Tenían que estudiar la posición del sol y de las estrellas, pero el cielo estaba completamente cubierto. Así es el cielo de la mayoría de la gente: completamente nublado por causa de la ignorancia y el pecado (sin hablar de las consecuentes tribulaciones). ¡Cuántos navegan sin carta y brújula! Como dice el himno la palabra de Dios es "norte y guía" para el cristiano. El cuadro presentado aquí de estos marineros y sus pasajeros es precisamente la condición del mundo sin Cristo: todos son acosados por las tempestades de la vida y no hay "ni sol ni estrellas" para guiarles. Por eso, viven desesperados.

         Entonces, a los tales Dios ofrece consuelo cuando se pierde toda esperanza, es decir, cuando los hombres se dan cuenta que ya no pueden depender de sí mismos (2 Cor. 1:8, 9). Como la "brisa del sur" precedió a la tormenta, también el momento más oscuro frecuentemente precede al consuelo de Dios.

 

27:21 -- Entonces Pablo, como hacía ya mucho que no comíamos (no por falta de comida, v. 38), puesto en pie en medio de ellos, dijo: -- Ahora Pablo tomó su lugar debido como el más inteligente, el más capacitado, el más responsable, para tomar la dirección de esa situación desastrosa. Cuando él les habló la primera vez, sabía lo que decía. Tenía razón y ahora -- ya muy tarde -- todos lo saben. Nadie le dijo que no tenía el derecho de hablar, sino que le escucharon.

         -- Habría sido por cierto conveniente, oh varones, haberme oído, y no zarpar de Creta tan sólo para recibir este perjuicio y pérdida. -- Dice en efecto, ¡se lo dije! pero se lo dijo con el propósito de que ahora le escucharan. Se equivocaron por no escucharle y no convenía que se equivocaran otra vez. Por estar cerca de Dios y por poner toda su confianza en Dios, desde ese momento, verdaderamente Pablo se encargó de todo y llegó a ser prácticamente el comandante de la nave.

 

27:22 -- Pero ahora os exhorto a tener buen ánimo, pues no habrá ninguna pérdida de vida entre vosotros, sino solamente de la nave. -- Por causa de la presencia de Jonás los marineros estuvieron en peligro de perder sus vidas, pero por causa de la presencia de Pablo los marineros se salvarán. (La única semejanza entre Jonás y Pablo es que después de sus respectivas experiencias los dos fueron a predicar de acuerdo al mandamiento de Dios, Jonás a Nínive, Pablo a Roma).

 

27:23 -- Porque esta noche ha estado conmigo el ángel del Dios -- el v. Hechos 27:10 registra la opinión de Pablo basada en su experiencia pero ahora habla por inspiración divina; antes les habló como hombre inteligente de mucha experiencia, como hombre de carácter y digno de guiar a otros, pero ahora les habla con aun más fuerza porque es portavoz de un mensaje de Dios.

         -- de quien soy (por los derechos de redención) y a quien sirvo -- esta es una expresión magnífica de la entrega total de Pablo al Señor, Gál. 2:20 (Harkrider). Compárese Isa. 43:1.

 

27:24 -- diciendo: Pablo, no temas -- esto no necesariamente implica que Pablo temía ni que se puede comparar con los otros apóstoles, Mat 8:26.

         -- es necesario que comparezcas ante César -- el Señor consoló a Pablo recordándole que él tenía que comparecer ante César (como ya le había dicho, Hechos 23:11). Ninguna tempestad podía evitarlo.

         -- y he aquí, Dios te ha concedido (como regalo) todos los que navegan contigo -- ¡276 hombres salvos por causa de Pablo! Esta promesa indica que Pablo había rogado por todo el grupo, incluyendo a los otros presos y que Dios le concedió su petición. Esto demuestra la paciencia de Dios porque El no quiere que nadie perezca sino que todos procedan al arrepentimiento (2 Ped. 3:9,15). Estos oficiales, marineros, soldados, presos y los otros pasajeros recibieron más tiempo para obedecer a Dios.

         ¡Qué bendición para aquellos marineros, soldados y prisioneros tener a Pablo en el barco! Por causa de él todos fueron salvos. Esto bien ilustra la importancia del cristiano en medio de un mundo perverso. Jesús dice que somos luz y sal (Mat. 5:13-16). Sin reconocerlo los mundanos reciben muchos beneficios por la presencia de gente justa. Pablo casi murió por estar entre presos, pero entonces éstos se salvaron por causa de él (Henry).

         ¡He aquí la importancia de un solo justo! ¿Qué dijo Dios a Abraham acerca de Sodoma? (Gén. 18:32) Dijo Abraham, "Señor ... quizá se hallarán allí diez. No la destruiré, respondió, por amor a los diez". Véase también Jer. 5:1, "Recorred las calles de Jerusalén, y mirad ahora, e informaos; buscad en sus plazas a ver si halláis hombre, si hay alguno que haga justicia, que busque verdad; y yo la perdonaré". ¡Por un solo hombre justo Dios estaba dispuesto a perdonar a Jerusalén! Me pregunto en este año 1994, "¿Por cuántos justos perdonarán Dios a Estados Unidos para no destruir esta nación?" Lo que me consuela es este pensamiento: "Más fácil es que sean muchos malos salvos con un pequeño número de píos, que el que perezca un solo piadoso con muchos culpables" (Bengel, citado por Bonnet).

         ¿Cuántos hijos saben la importancia de tener padres piadosos? ¿Cuántos trabajadores aprecian a los patrones o empresarios que son justos y los tratan con respeto y consideración? ¿Cuántos aprecian a sus vecinos cristianos que son respetuosos y confiables? Las bendiciones que Dios derrama sobre sus hijos caen también sobre otros que están asociados con ellos.

27:25 -- Por tanto, oh varones, tened buen ánimo; porque yo confío en Dios que será así como se me ha dicho. -- Pablo no tenía confianza en sí mismo (2 Cor. 1:8, 9), sino en Dios, sabiendo que siempre ha sido fiel. Véanse Gén. 3:15; 12:1-3; Isa. 2:2-4; Isa. 53; Heb. 4:12. Por lo tanto, nosotros podemos decir con Pablo: "yo confío en Dios que será así como se me ha dicho", p. ej., lo que nos dice en Hech. 1:9-11; -2 Tes. 1:7-10; -2 Ped. 3:10; etc.

 

27:26 -- Con todo, es necesario que demos en alguna isla. -- Dios provee el refugio. Es probable que todos hayan tomado en serio lo que Pablo dijo; que sepamos nadie se burlaba.

 

27:27 -- Venida la decimocuarta noche, y siendo llevados a través del mar Adriático, a la medianoche los marineros sospecharon que estaban cerca de tierra (presentían que se estaban acercando a tierra, LBLA; margen: Lit., que alguna tierra se acercaba a ellos); -- porque el oído de los marineros estaba entrenado para discernir los sonidos del mar, especialmente el sonido de las olas rompientes.

 

27:28, 29 -- y echando la sonda, hallaron veinte brazas; y pasando un poco más adelante, volviendo a echar la sonda, hallaron quince brazas. Y temiendo dar en escollos, echaron cuatro anclas por la popa, -- "Normalmente las anclas se echaban (y se echan) por la proa, pero era necesario mantener el barco en línea con el viento y el empuje de las aguas, con la proa hacia la tierra, en espera de la posibilidad de encallarlo a la luz del día" (Trenchard).

         -- y ansiaban que se hiciese de día (Lit., oraban para que se hiciera de día, LBLA). -- Los paganos oraban a sus dioses. En tales tormentas casi cualquier hombre orará a algún dios.

         ¿Qué tan segura es el ancla nuestra? Heb. 6:18. Seguramente el ancla espiritual de Pablo -- su esperanza viva -- le sostuvo a través de este y los otros naufragios, como también en todas las demás pruebas (2 Cor. 11:24-28). El Sal. 91 da mucho consuelo para los hijos de Dios en tiempos tempestuosos.

 

27:30 --  Entonces los marineros procuraron huir de la nave, y echando el esquife al mar, aparentaban como que querían largar las anclas de proa. -- Estos marineros eran hombres crueles, ingratos y egoístas. Creían que el barco ya no aguantarían más, que en cualquier momento se rompería en mil pedazos, y ellos pensaban solamente en sí mismos. Estos marineros estaban dispuestos a abandonar a los demás a merced de la tempestad. Así son muchos de los "compañeros" mundanos de la actualidad: traicioneros, hostiles, egoístas, inhumanos y crueles.

 

27:31 -- Pero Pablo dijo al centurión y a los soldados: Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros. -- ¿Por qué no habló con el piloto y el dueño del barco? Obviamente eran cómplices porque los marineros no podían echar el esquife al agua para largar las anclas de la proa sin autorización de los oficiales. Por eso, Pablo habló con el centurión y los soldado y les dijo, "Si éstos no permanecen en la nave, vosotros no podéis salvaros". Solamente los marineros podían conducir la nave de la manera que se observa en los siguientes versículos. Si hubieran abandonado a los otros, ¿qué esperanza habrían tenido de salvarse?

          Lucas no dice si Pablo tuvo ayuda de Dios para descubrir este mal, pero en realidad, como ya se comentó, Pablo era un hombre muy inteligente, y no tuvo que ser inspirado para detectar esa táctica diabólica.

         Pablo tenía plena confianza en la promesa de Dios de que él llegaría a Roma, pero siguió poniendo su parte. No fue pasivo en este plan de Dios, sino que en cada paso él actuó como si dependiera solamente de sí mismo. Hech. 23:16-21 explica cómo Pablo puso su parte para que fallara el complot de los judíos. "La agencia divina y la instrumentalidad humana están en todos los eventos de la vida tanto como en este caso" (JFB).

         Dios había prometido que todos serían salvos, pero fue una promesa condicional. Todos tuvieron que permanecer en la nave, como Noé y familia tuvieron que estar en el arca, y como nosotros tenemos que permanecer en Cristo (y, por lo tanto, en la iglesia), porque fuera de El no hay salvación. Desde luego, la promesa de la segunda venida de Cristo no depende de nosotros, pero la salvación nuestra sí depende de nosotros.

 

27:32 -- Entonces los soldados cortaron las amarras del esquife y lo dejaron perderse. -- Imagínese la frustración de los marineros y el enojo de los soldados. Aparentemente los soldados no pensaron en la necesidad del esquife para salvarse -- dudo que Pablo quisiera cortar las amarras del esquife -- sino solamente en parar a los marineros. Entonces los marineros tuvieron que trabajar duro para salvar su propia vida y al mismo tiempo salvaron a los demás.

 

27:33 -- Cuando comenzó a amanecer, Pablo exhortaba a todos que comiesen, diciendo: Este es el decimocuarto día que veláis y permanecéis en ayunas, sin comer nada. -- Pablo sigue siendo el comandante. Bien sabía que para escapar del barco y llegar a tierra tenían que comer porque en su condición debilitada fácilmente se hubieran ahogado. También al hacer esto dejarían de pensar tanto en los problemas.

 

27:34 -- Por tanto, os ruego que comáis por vuestra salud (supervivencia, LBLA); pues ni aun un cabello de la cabeza de ninguno de vosotros perecerá. -- Pero les esperaba trabajo duro y para ello necesitaban alimentación. Pablo era un hombre práctico. Sabía que Dios es cumplido, pero sabía que también la gente tenía que poner la parte que le correspondía.

 

27:35 -- Y habiendo dicho esto, tomó el pan y dio gracias a Dios en presencia de todos, y partiéndolo, comenzó a comer. -- Para poder comer durante una tempestad tan feroz Pablo tenía que poseer la calma vista en Jesús durante otra tempestad (Mar. 4:37, 38). Recuérdese el Sal. 46. De esta manera pública Pablo declaró su dependencia de Dios y su gratitud por su misericordia. No se avergonzó de orar delante de los inconversos.

 

27:36 -- Entonces todos, teniendo ya mejor ánimo, comieron también. -- Que sepamos no había otros cristianos en el barco excepto Pablo, Lucas y Aristarco. Los demás eran paganos. Sin embargo, todos se han calmado y se han alentado por el ejemplo y por las palabras de Pablo.

 

27:37-42 -- Y éramos todas las personas en la nave doscientas setenta y seis. Y ya satisfechos, aligeraron la nave, echando el trigo al mar. (Entre más ligero el barco, más cercano llegaría a la costa). Cuando se hizo de día, no reconocían la tierra, pero veían una ensenada (bahía, LBLA) que tenía playa, en la cual acordaron varar (lanzar, LBLA), si pudiesen, la nave. Cortando, pues, las anclas, las dejaron en el mar, largando también las amarras del timón; e izada al viento la vela de proa, enfilaron hacia la playa. (Desde luego, se cortaron las anclas debido a su peso excesivo y porque ya no se podrían usar más). Pero dando en un lugar de dos aguas, hicieron encallar la nave; y la proa, hincada, quedó inmóvil, y la popa se abría con la violencia del mar. Entonces los soldados acordaron matar a los presos, para que ninguno se fugase nadando. -- La ley romana fue muy estricta: los soldados pagarían con sus propias vidas si los presos escaparan (Hechos 16:25-28). Pero lo muy cruel de ellos se ve en que estaban dispuestos a matar a Pablo por el cual Dios estaba salvándoles.

 

27:43 -- Pero el centurión, queriendo salvar a Pablo  les impidió este intento, -- es obvio que el centurión quedó profundamente impresionado por el carácter y conducta de Pablo. Los valientes entienden y saben apreciar la valentía en otros. El centurión de Luc. 7, un hombre que tenía mucha autoridad, entendía y sabía apreciar la autoridad de Jesús. Por segunda vez los prisioneros fueron salvos por Pablo.

         -- y mandó que los que pudiesen nadar se echasen los primeros, y saliesen a tierra -- Los soldados, siendo hombres disciplinados y entrenados para tales peligros, llegarían pronto a la costa para encargarse de los prisioneros. Este plan indica mucha inteligencia de parte del centurión y evitó una gran matanza.

         Para salvar a Pablo (un solo hombre) el centurión estaba dispuesto a salvar a todos los presos.

 

27:44 -- y los demás, parte en tablas, parte en cosas de la nave. Y así aconteció que todos se salvaron saliendo a tierra. -- ¡Qué conclusión más sencilla! Es una frase muy sencilla pero está muy llena de significado. De esta manera la palabra de Dios se cumplió (ver. Hechos 27:22-24). Entonces Pablo, el prisionero, llega a ser Pablo el héroe, Pablo el ejemplo, y Pablo el guía de todos. ¿Por qué? Porque de todo corazón pertenecía a Dios ("de quien soy a a quien sirvo") y de todo corazón confiaba en Dios, "que será así como se me ha dicho".

         Observaciones finales: Pablo era un gran conductor de hombres porque él mismo fue guiado por Dios (Barclay). Pablo era un "hombre" en el sentido más noble de la palabra. El dice (1 Cor. 15:10), "por la gracia de Dios soy lo que soy".

         Verdaderamente demostró esa gracia en su comportamiento durante este naufragio. Con fuerza y dignidad hizo el papel de comandante del barco.

         En varios textos Pablo se refiere a sus tribulaciones y explica los beneficios de ellas (p. ej., Rom. 5:3-5; -2 Cor. 12:8-10).

         Sin duda alguna Dios salvó a los 276 que estuvieron en el barco, pero cuando Pablo se encargó él puso condiciones (lo que el hombre tiene que hacer): que no salieran los marineros del barco, y que todos comieran.

         Por último, este capítulo bien ilustra lo que Pablo dice en Rom. 8:31, "Si Dios es por nosotros, ¿quién contra nosotros?"

Hechos 28

 

28:1 -- Estando ya a salvo, -- Sus vidas peligraron por dos semanas durante la tormenta violenta. Continuamente alivianaban el barco y habían hecho todo lo posible por salvarlo, pero sin la intervención de Dios seguramente no hubieran escapado de la muerte.

         -- supimos que la isla se llamaba Malta (O, Melita o Melitene, LBLA, margen). -- Esta isla era famosa por la producción de miel de abeja (es lo que significa Melita).

 

28:2 -- Y los naturales (habitantes, lit. bárbaros, LBLA) -- La traducción "naturales" o "habitantes" es buena. La palabra literal, "bárbaros", significa gente que no hablaba griego. Compárese Rom. 1:14, "a griegos y no griegos (bárbaros, i.e., los que no eran griegos, ni por nacimiento, ni por cultura, LBLA); también esta palabra se usa en -1 Cor. 14:11, "Pero si yo ignoro el valor de las palabras, seré como extranjero (bárbaro, LBLA) para el que habla, y el que habla será como extranjero (bárbaro, LBLA) para mí". La palabra "bárbaro" ha llegado a significar fiero, cruel, inculto, grosero, etc. Por eso esta explicación es importante para que no se piense que en este texto la palabra significa gente salvaje o gente sin cultura.

         -- nos trataron con no poca humanidad; -- Este texto demuestra que esta gente no era inculta. La palabra "humanidad" -- también usada en Hech. 27:3 -- es philanthropia.

         -- porque encendiendo un fuego, nos recibieron a todos, a causa de la lluvia que caía, y del frío. -- no haciendo distinción entre soldados, marineros, presos, etc.

 

28:3 -- Entonces, habiendo recogido Pablo algunas ramas secas, las echó al fuego; -- "Pablo no era un predicador al estilo de los clérigos modernos que tienen mucho cuidado de no mancharse las manos con trabajo servil, y esperan que todo el mundo esté listo a servirles, mientras conservan su dignidad sólo siendo espectadores. No fue a pararse junto a la lumbre que otros habían encendido, ni dejó que otros sin su ayuda siguieran alimentándola; pero metió la mano junto con los bárbaros y los marineros a la ocupación desagradable" (McGarvey).

         -- y una víbora (echidna, víbora venenosa), huyendo del calor, se le prendió en la mano. -- Los modernistas (los que dicen que la Biblia es pura mitología) han criticado este relato diciendo que en esa isla no había madera ni víboras venenosas, pero no se puede juzgar la condición de la isla en aquel tiempo por su condición actual porque, como todos saben, al ser poblado y modernizado cualquier territorio, desaparecen los árboles como también las fieras y víboras venenosas.

         Hemos observado que durante todo este viaje Pablo se ha demostrado como líder, como el más inteligente, el más sabio y el más capacitado para dirigir. Su consejo fue rechazado y el resultado fue un desastre. Durante la violenta tempestad él llegó a ser el comandante no oficial de la nave. Se puede decir que todos se fijaron en él. Y ahora -- aquí en la isla -- Dios hizo que todos se fijaran otra vez en Pablo (Lenski).

 

28:4 -- Cuando los naturales vieron la víbora (animal, LBLA; de la palabra therion que fue usada para designar víboras venenosas).

         -- colgando de su mano, se decían unos a otros: Ciertamente este hombre es homicida, -- Podían discernir que ciertos hombres eran prisioneros porque estaban siendo custodiados por los soldados. Sin duda al llegar los soldados a la isla inmediatamente se dieran la tarea de reunir a los prisioneros. Los nativos suponían que Pablo era un homicida porque creían que la justicia debía corresponder según el crimen cometido; es decir, creían que Pablo iba a morir y de allí deducían que él había quitado la vida de otro.

         -- a quien, escapado del mar, la justicia no deja vivir (no le ha concedido vivir, LBLA;  tiempo pasado, es decir, lo veían como hombre muerto) -- Es muy obvio que las naciones que no conocían a Dios, a pesar de ello, tenían conceptos de la justicia divina. Estos nativos probablemente creían en la diosa "Justicia", hija de Júpiter, pero en realidad esta clase de entendimiento procedía del Dios verdadero y se menciona en Rom. 2:14, 15. Son leyes escritas en la conciencia de la gente. Este texto no significa que uno nace con nociones correctas, sino que a través de los siglos no han faltado quienes enseñen muchas verdades básicas. Pablo habla de "sus razonamientos", es decir, tales temas se estudiaban, se discutían, etc.

         Los paganos creían -- y mucha gente hoy en día cree -- que toda calamidad es un juicio sobre cierto pecado o crimen. Juan 9:1-3 demuestra esta actitud. Es muy cierto que todo pecado será castigado, pero no necesariamente en esta vida. (Es bueno el comentario de Barnes sobre este tema). Sobre todo se debe recordar que las tribulaciones producen buenos efectos en nuestra vida espiritual (Rom. 5:3-5; -2 Cor. 12:8-10; Sant. 2:2-4).

 

28:5, 6 -- Pero él, sacudiendo la víbora en el fuego, ningún daño padeció. (Véase Mar. 16:18). Ellos estaban esperando que él se hinchase, o cayese muerto de repente; mas habiendo esperado mucho, y viendo que ningún mal le venía, -- ¡Qué sorpresa para ellos! Obviamente ellos habían tenido mucha experiencia con ese fenómeno y sabían exactamente lo que iba a suceder: Pablo iba a hincharse y luego caer muerto.

         -- cambiaron de parecer y dijeron que era un dios. -- Pablo no se hinchó y no cayó muerto y, por eso, creían que no era mortal, porque cuando esa clase de víbora mordía, todos los mortales sufrieron el mismo fin. Si no era mortal, tuvo que ser un dios, un ser divino que no era afectado por el veneno de la víbora.

         Los de Listra creían que Pablo y Bernabé eran dioses (Júpiter y Mercurio)."Ya sabemos por el relato de Hech. 14:8-18 que circulaban leyendas sobre tales visitas de dioses a los hombres; en Listra los naturales empezaron por aclamar a Pablo como un dios y terminaron por apedrearle como criminal; en Melita empezaron con la idea de un criminal sentenciado a la muerte por los dioses para terminar creyendo que él era el 'dios'. ¡De cuántas fluctuaciones de mera opinión humana nos salva la revelación divina que hemos recibido!" (Trenchard).

 

28:7 -- En aquellos lugares había propiedades del hombre principal de la isla, llamado Publio, quien nos recibió y hospedó solícitamente tres días. -- El ver. 2 dice, "nos recibieron a todos", pero en el ver. 7 dice "nos recibió y hospedó". Probablemente Publio recibió solamente a Julio, al piloto y capitán del barco, a Pablo y Lucas y unos cuantos más, y no a todos los 276.

 

28:8 -- Y aconteció que el padre de Publio estaba en cama, enfermo de fiebre y de disentería; y entró Pablo a verle, y después de haber orado, le impuso las manos (Hechos 9:17; Mar. 16:18), y le sanó. -- ¡Qué buena recompensa por la hospitalidad de Publio!

 

28:9 -- Hecho esto, también los otros que en la isla tenían enfermedades, venían, y eran sanados; -- "Los otros" indica que todos los enfermos de la isla recibieron la sanidad. El verbo "venían" indica que esto no ocurrió al mismo tiempo, sino que seguían viniendo a Pablo. Esto abrió la puerta para la predicación del evangelio. Siendo un prisionero Pablo no podía salir al pueblo para predicarles, pero el milagro de sanidad trajo al pueblo a Pablo para que les predicara. A consecuencia de estas señales para confirmar la Palabra, ¿hubo conversos? ¿quedó establecida una iglesia en esa isla? Los marineros, soldados y presos eran testigos del poder que Pablo recibió de Dios; ¿cómo les afectó su relación con Pablo que duró casi cuatro meses? Otra vez Lucas nos deja con preguntas sin respuesta. Al llegar a la costa de Malta ¿esperaba Pablo oportunidades como estas? "El siervo de Dios está siempre 'en funciones'" (Trenchard). Compárese -2 Tim. 4:2 ("que instes a tiempo y fuera de tiempo").  

         El comentarista Barclay y otros sectarios creen que Lucas, el médico amado, tuvo su parte en sanar a la gente, y que él fue el primero de los "misioneros médicos". El texto no dice nada de eso. Los hermanos liberales preparan y envían "misioneros médicos" porque aceptan el "evangelio social", el "evangelio" que ministra al hombre completo (alma, mente y cuerpo), pero este supuesto evangelio no tuvo su origen en el Nuevo Testamento, sino en los seminarios de las denominaciones. Desde luego, siendo médico, Lucas pudo haber atendido a algunas personas, pero este texto se refiere a la sanidad milagrosa efectuada por Pablo en cumplimiento de Mar. 16:18. Los compañeros y colaboradores de Pablo (como Timoteo, Tito, y también Lucas) servían a Dios como evangelistas.

         Otro comentario de Barclay es bueno: "Pablo ejercía el don de la sanidad; y sin embargo, tuvo que soportar siempre su aguijón en la carne: Curaba a otros y no podía sanarse a sí mismo. Como su Maestro, en otro sentido, salvaba a otros y no podía salvarse a sí mismo".

 

28:10 -- los cuales también nos honraron con muchas atenciones; y cuando zarpamos, nos cargaron de las cosas necesarias. -- Desde luego, Pablo nunca cobró por sanar a la gente, pero los habitantes de Malta sabían que en el naufragio se perdieron todas las posesiones de estos hombres y según sus posibilidades querían remplazarlas. Al despedirse tuvieron otra vez "las cosas necesarias". De esta manera manifestaron su gratitud por la sanidad física, pero es muy posible que esto haya sido una manifestación de su gratitud por beneficios espirituales. Otra vez otros hombres reciben beneficios por causa de la obra de Pablo. También en esto vemos que cuando los siervos de Dios se dedican a la obra del Señor buscando primeramente el reino de Dios y su justicia, las cosas materiales se dan por añadidura (Mat. 6:33).

 

28:11-14 -- Pasados tres meses, nos hicimos a la vela en una nave alejandrina que había invernado en la isla, la cual tenía por enseña a Cástor y Pólux ("los gemelos celestiales", hijos de Júpiter; se suponía que estas divinidades apoyaban a los marineros). Y llegados a Siracusa, estuvimos allí tres días. De allí, costeando alrededor, llegamos a Regio; y otro día después, soplando el viento sur, llegamos al segundo día a Puteoli, (el puerto principal al sur de Roma, donde llegaban los barcos graneros de Egipto) donde habiendo hallado hermanos, nos rogaron que nos quedásemos con ellos siete días -- (véanse 20:6; 21:4, estando con hermanos siete días les permitió estar con ellos el primer día de la semana). "Seguía siendo un preso, pero es evidente que Julio estaba muy dispuesto a conceder esta cortesía a Pablo, a quien todos debían la vida" (ATR).

         -- y luego fuimos a Roma, (Y así llegamos a Roma, LBLA) -- Esta frase tan corta es, en realidad, el clímax del libro: "Y así llegamos a Roma". Pablo había dicho (Hechos 19:21), "me será necesario ver también a Roma"; y el Señor le dijo (Hechos 23:11), "Ten ánimo, Pablo, pues como has testificado de mí en Jerusalén, así es necesario que testifiques también en Roma". Ahora, por fin, ¡Pablo llega a Roma! Fue un momento importantísimo en su ministerio.

         ¿Cómo llegó el evangelio a este lugar? Lucas no dice, pero en el día de Pentecostés había "varones piadosos de todas las naciones bajo el cielo" (Hech. 2:4) y entre ellos había "romanos" (v. Hechos 28:10). Posiblemente algunos de estos se convirtieron y llevaron el evangelio a estos lugares remotos. También Lucas nos dice que "los que fueron esparcidos iban por todas partes anunciando el evangelio" (Hech. 8:4).

 

28:15 -- de donde, oyendo de nosotros los hermanos (de Roma), -- Ignoramos cómo se dieron cuenta, pues no había telégrafos ni teléfonos, pero probablemente durante los siete días que estuvieron en Puteoli, algún hermano fue a Roma para avisar a los hermanos de la llegada de Pablo.

         -- salieron a recibirnos -- seguramente estos hermanos salieron a recibir a Pablo como la delegación de alguna ciudad sale a dar la bienvenida a un general victorioso. Fue un momento muy especial para ellos y para Pablo y sus compañeros. Desde luego, el cristiano nunca está solo cuando anda con el Señor, pero la asociación con otros cristianos es de mucho aliento. Una de las más grandes bendiciones que espera al evangelista que lleva el evangelio a países ajenos es el momento cuando personalmente le saludan unos hermanos fieles. Para este servidor no hay palabras adecuadas para describir este gozo tan grande. Se da cuenta que es miembro de la iglesia universal de Cristo, un reino sin fronteras, y al llegar con hermanos fieles siempre se encuentra "en casa". Esto me ha impresionado profundamente porque en un instante -- minutos antes del encuentro -- los que nos reciben son personas desconocidas, y en otro instante no solamente son personas conocidas sino también hermanos amados, todo esto por causa de la salvación común y la fe común.

         -- hasta el Foro de Apio (una aldea alejada de Roma unos 60 km.) y las Tres Tabernas (que se localizaba a unos 50 km. de Roma); -- La palabra latina "tabernae" no significaba "tienda donde venden por menor vino, aguardiente y otras bebidas", sino simplemente posada o tienda. Los cristianos de Roma habían oído mucho acerca de Pablo. La carta de él a esta iglesia fue escrita unos cinco años antes de esta fecha. Durante los siete días que estuvieron en Puteoli hubo tiempo para avisar a los hermanos de Roma que Pablo había llegado. Se dieron cuenta que llegaba como prisionero y al salir hasta el Foro de Apio y las Tres Tabernas demostraron su gran amor por él.

         -- y al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento. - Pablo anhelaba ver a estos hermanos (Rom. 1:9-11; 15:23, 32). Ahora, por fin, se está realizando su deseo. Con razón Pablo dio gracias a Dios y cobró ánimo, porque la comunión con hermanos en Cristo siempre alienta. Los únicos miembros de la iglesia que no saben apreciar la comunión preciosa con hermanos fieles son los que no han crecido espiritualmente. Tal comunión es aun más preciosa cuando estamos lejos de nuestro hogar o cuando pasamos tiempos difíciles.

         Posiblemente Pablo todavía no había aprendido la reacción de los hermanos romanos a la carta que les escribió. En esta carta Pablo vigorosamente se opone al judaísmo en la iglesia. ¿Cómo estaba la iglesia de Roma ahora? ¿Había sido engañada por los judaizantes? Con razón, "al verlos, Pablo dio gracias a Dios y cobró aliento".

28:16 -- Cuando llegamos a Roma, -- Esta es la última referencia a la presencia de Lucas con Pablo. El dice "llegamos", pero después de esto no sabemos más de Lucas hasta que Pablo escribiera a los colosenses (Col. 4:14) y a Filemón (v. Hechos 28:24).

         -- el centurión entregó los presos al prefecto militar, pero a Pablo se le permitió vivir aparte, -- Pablo era un prisionero especial, y no fue tratado como los demás. Compárese Hechos 24:23; 27:3. El llegó a Roma como un romano no condenado que había apelado a César. El tratamiento especial de Pablo probablemente fue el resultado de la presentación de la carta de Festo y la recomendación de Julio quien podía decir con toda confianza que todos los 276 pasajeros del barco debían su vida a Pablo. Este arreglo favorable le permitió recibir a los hermanos. De esta manera Dios le concedió su deseo de conocer a estos hermanos (Rom. 1:9-11; 15:24).

         -- con un soldado que le custodiase. -- Humanamente hablando podríamos exclamar ¡Qué injusticia que un hombre reconocido como inocente tuviera que ser custodiado! Pero esta situación humillante le facilitó oportunidades que no hubiera tenido como hombre libre. Como se ha observado desde el cap. 21 cuando él fue prendido, Pablo había cumplido al pie de la letra la profecía del Señor hecha a Ananías (Hechos 9:15, 16), y ahora en Roma seguirá cumpliéndola al predicar a tantos hombres eminentes en la Ciudad Real. ¿A cuántos soldados llegó a conocer el apóstol durante esos dos años? Seguramente llegaron a ser buenos amigos. Turnaban los soldados que le custodiaban y cada soldado llegó a conocer a Pablo muy bien y tenía que escuchar su enseñanza "de tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás" (Fil. 1:13). Ahora Pablo está en Roma, pero todavía es un prisionero; vive día y noche "con un soldado que le custodiase". ¿Qué puede hacer por Cristo en esta condición? Solamente sentarse encadenado a un soldado esperando la sentencia del emperador o esperando que Dios le concediera su libertad para poder seguir viajando y predicando el evangelio?  Los siguientes versículos bien explican esta importante pregunta. El ministerio de Pablo en Roma como prisionero es uno de los más importantes capítulos de su ministerio.

 

28:17 -- Aconteció que tres días después, Pablo convocó a los principales de los judíos, -- Si Pablo hubiera llegado a Roma como hombre libre -- como esperaba hacer -- habría ido directamente a las sinagogas de los judíos, pero siendo prisionero tuvo que invitarles a venir a él. Pablo practicó lo que predicó, de que el evangelio es el poder de Dios para salvación al judío primeramente (Hechos 13:5,14; Rom. 1:16). "Hay algo infinitamente maravilloso en el hecho de que hasta el fin de sus días, dondequiera que fuera, Pablo comenzaba con los judíos. Durante algo más de treinta años habían estado haciendo todo lo posible para estorbarle, arruinar su trabajo, y aun matarlo; y sin embargo, siempre les ofrecía su mensaje en primer lugar a ellos" (Barclay).

         Hech. 18:2 dice que "Claudio había mandado que todos los judíos saliesen de Roma", pero ese edicto fue de poca duración. Ahora, diez años después, había muchos judíos en Roma. Había siete sinagogas en Roma; "los principales" eran los ancianos de las sinagogas.

         -- a los cuales, luego que estuvieron reunidos, les dijo: Yo, varones hermanos, no habiendo hecho nada contra el pueblo (los judíos), ni contra las costumbres de nuestros padres, -- no solamente no había hecho nada contra sus costumbres, sino también podía haber agregado que en esos momentos cuando los judíos le atacaron él estaba participando en una de las costumbres más importantes de su religión.

         -- he sido entregado preso (Hechos 21:33) desde Jerusalén en manos de los romanos; -- Debido a la persecución violenta de parte de los judíos de Asia y de Judea, Pablo estaba seguro de que habrían llegado a Roma falsos informes. El quería convencer a los judíos que las acusaciones hechas por los judíos de Asia y de Palestina contra su persona eran falsas y, desde luego, quería predicarles el evangelio y bien sabía que la predicación del evangelio no sería efectiva si no tenía buen testimonio personal. Muchos predicadores han sido sorprendidos "en alguna falta", pierden su influencia y para recobrarla les cuesta años de fidelidad y constancia (en realidad una influencia dañada nunca será como antes).

         Pablo se expresó así a los judíos de Roma con otro propósito también: quería evitar que éstos provocaran al gobierno en su contra como lo habían hecho los judíos de Jerusalén y Cesarea.

         Pablo no les da los detalles de cómo él había sido entregado preso desde Jerusalén en manos de los romanos. Los judíos no querían entregarle en manos de los romanos; más bien querían matarlo. El estuvo en manos de los romanos porque Claudio Lisias lo rescató cuando los judíos trataban de darle muerte (Hechos 21:31-33; 22:27-36).

 

28:18 -- los cuales, habiéndome examinado (Félix, Festo, Agripa, Hechos 24:8-27; 25:6; 26:31,32), me querían soltar (Festo y Agripa), por no haber en mí ninguna causa de muerte. -- Ningún magistrado romano de Judea le había condenado (compárese Hechos 13:28).

 

28:19 -- Pero oponiéndose los judíos -- ¡qué palabra más suave para describir la amarga enemistad y conducta de los judíos! Pablo no habla de la malicia de los judíos, sino que emplea una palabra suave ("oponiéndose"; "hablaron en contra de aquello", LBLA, margen). Las palabras de Pablo son muy conciliatorias. Los judíos se oponían a que Pablo fuese puesto en libertad.

         -- me vi obligado a apelar a César (Hechos 25:8-11); -- Pablo fue obligado -- forzado, compelido -- a apelar a César, porque las otras alternativas eran ser entregado al Concilio prejuiciado o ser sometido al ataque de asesinos.

         -- no porque tenga de qué acusar a mi nación. -- Los romanos hubieran escuchado atentamente las acusaciones hechas por un ciudadano romano contra los judíos, pero a pesar de todas las injusticias practicadas contra su persona por los judíos, Pablo no tenía deseos de acusar a éstos, sino solamente hizo lo necesario para su propia protección. Los judíos fueron perseguidos por los romanos (Hechos 18:2) y Pablo no quería dar otra ocasión a los romanos para que aumentaran esa persecución. Aunque los judíos de Asia y de Judea habían sido sumamente injustos en su trato de Pablo, él no se amargó ni buscaba venganza contra ellos.

 

28:20 -- Así que por esta causa os he llamado para veros y hablaros; -- Quería explicar por qué había sido prendido y por qué estaba en Roma en cadenas, para que ellos no rechazaran su predicación del evangelio. El suponía que ellos sabían de algunas acusaciones contra él y quería refutarlas.

         -- porque por la esperanza de Israel (la venida del Mesías y su reino, y la resurrección de los muertos) estoy sujeto con esta cadena -- (Hechos 23:6; 24:15; 26:6, 7, 29). Se refiere a la promesa de Moisés y los profetas (Hechos 26:22), la resurrección del Mesías que fue cumplida en Jesús. Los saduceos se oponían fuertemente a esta doctrina, pero los fariseos la aceptaban (Hechos 23:6-9). Esto es el corazón del evangelio que fue predicado por los apóstoles a través del Imperio Romano.

 

28:21 -- Entonces ellos le dijeron: Nosotros ni hemos recibido de Judea cartas (documentos oficiales, acusaciones formales de parte del Sanedrín) acerca de ti, ni ha venido alguno de los hermanos que haya denunciado o hablado algún mal de ti. -- Los judíos de Asia y los de Palestina habían perseguido a Pablo con ferocidad, y ahora ¿por qué dejan de perseguirle? Seguramente sabían que Pablo no era transgresor ni siquiera de leyes judías ni mucho menos de leyes romanas. Sin embargo, nos extraña que no hayan hablado del caso de Pablo a los judíos.

 

28:22 -- Pero querríamos oír de ti lo que piensas (es decir, querían saber de la religión de Jesucristo); -- En esto los judíos de Roma manifiestan un espíritu justo y abierto. Por lo menos, están dispuestos a oír de labios de Pablo el evangelio de Jesucristo. Esto indica que Pablo fue el primer apóstol que llegó a Roma. De otro modo, si otro apóstol hubiera llegado, los judíos ya habrían oído de labios de él acerca del evangelio y la iglesia. No es que la iglesia de Roma hubiera descuidado su deber de enseñar a los judíos, sino que simplemente no había llegado a Roma ningún hermano de la capacidad de Pablo o de otro apóstol.

         Sin duda la manera conciliatoria de Pablo les animó a escucharle. Hoy en día muchísimas personas rehúsan escuchar el evangelio de Cristo que tanto se ha criticado y calumniado.

         -- porque de esta secta -- En el ver. Hechos 28:20 conecta la religión de Cristo con la esperanza de Israel. Estos judíos podían pensar, pues, que esta religión nueva era otra secta del judaísmo (como las sectas de los fariseos y saduceos). Véase Hechos 24:5,14, notas sobre la palabra "secta"; aquí por segunda vez esta palabra se aplica -- muy incorrectamente -- a la religión de Cristo. La iglesia de Cristo no es -- y nunca fue -- una secta del judaísmo, sino más bien es el cumplimiento de la religión de los judíos revelada en el Antiguo Testamento. Pablo se refiere al evangelio como "la esperanza de Israel".

         La iglesia estaba bien relacionada con la religión del Antiguo Testamento, la religión de los judíos, y por algún tiempo los cristianos frecuentaban el templo y las sinagogas, pero cada vez más la división entre el judaísmo y la iglesia se iba cristalizando debido a la rebelión de los judíos incrédulos.

         -- nos es notorio que en todas partes se habla contra ella. -- Tanto romanos como judíos denunciaban la religión de Jesús. Los romanos decían que era una superstición detestable y criminal, pero estos judíos principales querían, por lo menos, escuchar a Pablo. Estos no compartían el deseo de los de Asia y Judea de perseguir a Pablo. Le escuchaban y algunos se persuadían pero aun los que no aceptaron su mensaje no iniciaron persecución contra él.

 

28:23 -- Y habiéndole señalado un día, vinieron a él muchos a la posada, a los cuales les declaraba (explicaba, Hechos 11:4; 18:26) y les testificaba el reino de Dios -- les explicaba la naturaleza verdadera del reino de Dios que es el reino del Mesías tan esperado y anhelado por los judíos. Les explicaba las figuras y sombras de la ley de Moisés (Heb. 8:5; 9:9,10;10:1-9, etc.) y la profecía de Isaías 53 que habla claramente de la muerte del Mesías para expiar los pecados del mundo. Lo que muchos judíos no tomaban en cuenta era la necesidad de que los pecados fueran expiados por el Mesías para que pudiera establecer su reino (su iglesia). También les explicó tales textos como Isa. 2:1-4; Daniel 2:44, 45, etc. que hablaban del reino de Mesías. Véase Hechos 17:3. En varios escritos de Pablo vemos claramente que los términos "reino" e "iglesia" se usan alternativamente (como también los términos "cuerpo", "casa", "templo", y "rebaño"). Desde luego, la afirmación de Jesús (Juan 18:36) indica claramente que su reino no es de este mundo, sino que es un reino espiritual, pero esto no fue un mensaje agradable a los oídos de los judíos.

 -- desde la mañana hasta la tarde, persuadiéndoles (intentando persuadirles) acerca de Jesús, tanto por la ley de Moisés como por los profetas. -- No es posible predicar el reino sin predicar acerca del Rey (no puede haber reino sin rey).

         Quería persuadirles que Jesús de Nazaret cumplió perfectamente los tipos y sombras de la ley como también todas las profecías que hablaban de su Mesías (Luc. 24:27, 44). Lucas no relata aquí el discurso de Pablo pero tenemos sus explicaciones no solamente en otros capítulos de Hechos sino también en sus cartas.

 

28:24 -- Y algunos asentían a lo que se decía, pero otros no creían. -- El evangelio siempre divide (Mat. 10:34-37). Hay cuatro clases de oyentes según la parábola del sembrador (Mat. 13:1-9; 18-23). Lucas emplea verbos de tiempo imperfecto porque el trabajo de Pablo no terminó ese día. "Los verbos en imperfecto indican una lucha prolongada entre la fe y la incredulidad" (Bonnet). Lucas no da porcentajes de los que asentían y de los que no creían, sino simplemente dice "algunos" y "otros", pero gracias a Dios por los "algunos" que asentían. Al recordar que estos son los judíos principales de la ciudad de Roma, podemos contemplar el éxito del trabajo de ese día y días subsecuentes, porque los que asentían podían convencer a grandes números en sus respectivas sinagogas.

 

28:25 -- Y como no estuviesen de acuerdo (sin simpatía, fuera de armonía, disonante, discordante - ATR) entre sí, -- entre los judíos mismos -- "algunos" que asentían y "otros" que no creían -- hubo desacuerdo (compárese Hechos 23:7). Como Pablo explica a los corintios, "Porque para Dios somos grato olor de Cristo en los que se salvan, y en los que se pierden; a éstos ciertamente olor de muerte para muerte, y a aquéllos olor de vida para vida" (2 Cor. 2:15,16).

         -- al retirarse, les dijo Pablo esta palabra: -- Podía haber añadido muchos otros textos para persuadirles, pero con una profecía más bastaba.

         -- Bien habló el Espíritu Santo por medio del profeta Isaías 6:9, 10) a nuestros padres, diciendo: -- Como Pablo les había mostrado muchos textos del Antiguo Testamento que se cumplieron, también agrega otra profecía de Isaías que en esos momentos se cumplía entre ellos mismos. Con esta profecía Pablo les exhorta a no rechazar la palabra de Dios, porque de esa manera iban a repetir el error de sus antepasados. Los que no aprenden por las experiencias amargas de sus antepasados están destinados a sufrir las mismas consecuencias. El que no aprende de la historia está destinado a repetirla.

 

28:26 -- Ve a este pueblo, y diles: -- Es una solemne endecha por la condenación de los judíos por su rechazamiento del Mesías, predicho con tanta anticipación por Isaías (ATR). Como Lenski comenta, este texto bien ilustra la inspiración verbal. El Espíritu Santo habló por la boca de Isaías, dándole el mensaje de Dios, palabra por palabra. Le dijo exactamente qué palabras debería decir al pueblo.

         -- De oído oiréis, y no entenderéis; Y viendo veréis, y no percibiréis; -- Estas palabras del Espíritu Santo no solamente describen la rebelión del pueblo de Israel, sino que son palabras de juicio sobre ellos. Por mucho tiempo habían rehusado entender y obedecer la voluntad de Dios, y ahora el juicio sobre ellos es según la naturaleza de su rebelión: no querían entender y ahora no entenderán nunca. Es semejante a lo que Pablo dice en Rom. 1:24,26,28, "Dios los entregó ... " a las consecuencias de su conducta. ¡Qué peligroso es no ver con los ojos, oír con los oídos y entender con el corazón cuando se nos presenta el evangelio! Porque llegará el momento cuando Dios mismo, de una manera definitiva, cerrará tales ojos y tapará tales oídos. Tales personas han sido muy abusivas con la gracia de Dios y juegan con su eterna salvación. Jesús dijo a los judíos, "¡Cuántas veces quise juntar a tus hijos, como la gallina junta sus polluelos debajo de las alas, y no quisiste! He aquí vuestra casa os es dejada desierta" (Mat. 23:37,28); es decir, a tales personas solamente les espera el juicio de Dios.

 

28:27 -- Porque el corazón de este pueblo se ha engrosado, Y con los oídos oyeron pesadamente, Y sus ojos han cerrado, Para que no vean con los ojos, Y oigan con los oídos, Y entiendan de corazón, Y se conviertan, Y yo los sane. -- (Mat. 13:14, 15; Mar. 4:12; 7:6, 7; Luc. 8:10; Jn. 12:39, 40). Este texto profético indica que comúnmente el pueblo de Israel rechazaba la palabra de Dios. De esto los profetas hablaban continuamente. De esto habló Esteban (Hech. 7:51). Era una característica sobresaliente de la nación de Israel. Pablo desarrolla este tema ampliamente en Rom. 9-11 y cita esta profecía en Hechos 11:8. Este texto que tan frecuentemente se cita en el Nuevo Testamento demuestra claramente el error del calvinismo que tanto recalca la llamada "primera obra de la gracia" que convierte el corazón del hombre; es decir, que Dios mismo obra directamente para despertar en el corazón de los elegidos la fe y el amor para que crean. Según esa teoría, Dios sería culpable de no obrar directamente sobre los corazones de la mayoría de los judíos para que creyeran, pero Isaías, Jesús y Pablo no eran calvinistas. Más bien, enseñaron que los judíos mismos eran completamente responsables. El mensaje claro de esta profecía es que los judíos no querían creer en Cristo y no querían arrepentirse. La característica predominante de los judíos fue la rebelión.

 

28:28 -- Sabed, pues, que a los gentiles es enviada esta salvación de Dios; y ellos oirán (Hechos 13:46; 18:6). -- Los judíos eran los herederos del reino. El evangelio fue predicado primero a ellos, pero la existencia del reino no dependía de ellos, porque los gentiles aceptarían el evangelio. El que predica el evangelio no debe desanimarse -- nunca -- porque siempre habrá gente que escuchará y se salvará. Lamentablemente hay hermanos -- mayormente en la "obra local" -- que vuelven y vuelven a las mismas personas tratando de convertirles o restaurarles, cuando hay muchas otras personas que con todo gusto oirían si se les predicara. ¿Cómo es posible que algunas personas -- sean inconversos o hermanos -- tengan el derecho de oír el evangelio docenas de veces cuando otras personas no lo han oído ni una sola vez? Si los predicadores que hacen el papel de pastores y siguen año tras año trabajando con unas pocas personas en la "obra local", no deben nunca quejarse del desaliento, etc. Si quieren animarse en la obra, que busquen gente nueva que no ha oído el evangelio.

 

28:29 -- Y cuando hubo dicho esto, los judíos se fueron, teniendo gran discusión entre sí (LBLA, margen, Los mss. más antiguos no incluyen este vers). -- Esta frase que es de origen dudoso no añade nada de importancia, pues el ver. Hechos 28:25 ya indicó que hubo desacuerdo entre ellos mismos y esto fue indicado por sus discusiones unos con otros.

 

28:30 -- Y Pablo permaneció dos años enteros -- Otra vez Lucas no nos dice por qué fue así, pero se supone que los judíos simplemente no hicieron nada y que, por falta de acusadores, Pablo todavía no podía ser juzgado. En una ocasión Claudio "había mandado que todos los judíos saliesen de Roma" (Hech. 18:2) y se puede suponer que cuando Pablo llegó, todavía no eran populares en la Ciudad Imperial. Desde luego, a los judíos no les gustó que Pablo apelara a César; no les interesaba que Pablo fuera juzgado con justicia, sino solamente que les dieran la oportunidad de matarlo.

         -- en una casa alquilada, y recibía a todos los que a él venían, -- Estos eventos no sucedieron simplemente "por casualidad" o "por suerte"; más bien se ve otra vez la providencia de Dios. Dios quería que antes de terminar su obra terrenal Pablo predicara a mucha gente -- tanto a los gentiles como a los judíos -- en esa gran ciudad. Pablo no tuvo libertad para salir para predicar donde él escogiera, pero sí "recibía a todos los que a él venían" y, sin lugar a dudas, fueron muchos los que aprovecharon esta oportunidad de sentarse a los pies de este gran maestro de la Palabra.

         Pablo estaba muy limitado en cuanto a sus actividades, pero al mismo tiempo conviene recordar que él gozaba de la protección de Roma. A través de su ministerio hemos visto el sufrimiento de Pablo (descrito, p. ej., en -2 Cor. 11:23-28), pero durante estos años nadie podía molestarle.

 

28:31 -- predicando el reino de Dios y enseñando acerca del Señor Jesucristo, -- Fil. 1:12-14; 4:22 y otros textos indican el éxito de su ministerio durante este tiempo. Pablo no solamente enseñaba personalmente a mucha gente, sino que también se dedicó a escribir.

         Es importante comentar que durante estos dos años Pablo escribió algunas de las cartas del Nuevo Testamento: Efesios, Filipenses, Colosenses y Filemón. (Si Pablo es el autor de Hebreos, es probable que esta carta también fuera escrita durante este tiempo).

         Durante este tiempo él llegó a tener muchos colaboradores que le servían y que llevaron mensajes entre él y las iglesias. Lucas era su compañero constante (Col. 4:14); Timoteo estuvo con él según las salutaciones a los colosenses, a Filemón y a los filipenses; Marcos se incluye en la salutación a los colosenses (Colosenses 4:10); también Aristarco (Filemón 24); Demas estuvo con él (Col. 4:10); Col. 4:12 dice, "Os saluda Epafras, el cual es uno de nosotros"; Tíquico se menciona en Efes. 6:21; Col. 4:7; y Fil. 2:25-30 describe el servicio de Epafrodito, el mensajero de la iglesia de Filipos.

         -- abiertamente y sin impedimento (sin estorbo, LBLA). -- Cuando Pablo estuvo anunciando el evangelio en sus tres viajes, él fue estorbado muchas veces en muchos lugares, pero aquí en Roma no fue así aunque era prisionero. Estas palabras son significativas en cuanto al propósito de Lucas de convencer a Teófilo y a todo el mundo que la religión de Cristo no era ilegal, porque Pablo predicaba todos los días en la presencia de soldados. Así pues los oficiales sabían perfectamente lo que Pablo hacía y no hicieron nada para impedirlo. También la frase "sin impedimento" o estorbo es significativa, porque como Pablo dijo a Timoteo (2a carta, 2:9), "la palabra de Dios no está presa". Es admirable que los romanos no le impidieran, pero también es admirable que Pablo llevara a cabo un ministerio tan eficaz bajo estas circunstancias. Sus prisiones no impedían, sino que dieron ímpetu a la obra (Fil. 1:12-14).

         Pablo era un gran predicador a pesar de sus prisiones. "Te ruego por mi hijo Onésimo, a quien engendré en mis prisiones" (Filemón 10). "Todos los santos os saludan, y especialmente los de la casa de César" (Fil. 4:22). "De tal manera que mis prisiones se han hecho patentes en Cristo en todo el pretorio, y a todos los demás" (Fil. 1:13). Durante esos dos años escribió a los filipenses, a los colosenses, a Filemón y posiblemente la carta a los efesios (y la carta a los hebreos si Pablo fue su autor).

         Por lo tanto, recordemos que aunque a veces nos encontramos limitados por circunstancias desfavorables, nadie ni nada puede evitar que demos un buen servicio a Dios.

Conclusión.

         A. ¿Por qué termina Lucas su relato de esta manera, dejándonos con tantas preguntas sin respuesta, especialmente acerca de Pablo? Porque él escribió con un propósito fijo, y ese propósito fue realizado perfectamente.

         Robertson da un comentario bueno e interesante para probar que este libro no es una "obra inacabada". "Page rechaza la conclusión de que este libro es una obra inacabada. Cierra con el estilo de una obra concluida. Concuerdo con Harnack en que Lucas escribió los Hechos durante este período de dos años en Roma, y que no llevó los acontecimientos más adelante porque no había acontecido nada más. Pablo seguía estando preso en Roma cuando Lucas finalizó su libro. Pero había llevado a Pablo a 'Roma, la capital del mundo' ... El evangelio de Cristo había alcanzado Roma. Para conocer la suerte de Pablo tenemos que ir a otras fuentes. Pero Lucas tenía a Pablo presente al llevar los Hechos a su triunfante final. Ramsay puede dar abundantes pruebas de que Lucas es el más grande de todos los historiadores. Más allá de toda duda su posición queda muy elevada, y el mundo nunca podrá pagar la deuda que tiene a este culto médico que escribió el Evangelio y los Hechos".

         Barclay también hace un comentario alentador. Al comentar sobre la frase "abiertamente y sin impedimento", dice, "Es el punto culminante de la historia de Lucas. Nos preguntamos por qué razón nunca nos relató qué fue lo que sucedió con Pablo, si fue ejecutado o puesto en libertad. La razón es que ese no era el propósito de Lucas. Al comienzo nos dio un plan de Hechos cuando nos relata que Jesús encomendó a todos sus hombres para que predicaran en Jerusalén, en Judea, en Samaria y en los confines de la Tierra (Hechos 1.8). La historia ha terminado; comenzó en Jerusalén casi treinta años atrás y ha finalizado en Roma ... La historia del Crucificado de Nazaret había recorrido todo el mundo en su curso de conquista y ahora abiertamente y sin impedimento se estaba predicando en Roma, la capital del mundo. El evangelio ha alcanzado el centro del mundo y se lo puede proclamar libremente, y la tarea de Lucas ha terminado".

         Lucas nos ha dado un relato completo y confiable de la venida del Espíritu Santo, del plan de salvación, explicado y demostrado en varios casos. Ha revelado mucha información acerca de la iglesia del Señor: de su establecimiento -- como también de su culto, organización y obra -- y cómo fue perseguida y cómo creció tanto en número como espiritualmente. Nos llevó con Pablo y sus compañeros en sus viajes para predicar el evangelio en ciudad tras ciudad y país tras país hasta llegar a Roma. Allí Lucas lo deja. Lo que pasaría a Pablo después de esta fecha es asunto de opinión. Lo importante es que Pablo estaba listo para el encuentro con su Señor (Fil. 1:23; -2 Tim. 4:7-8) y la resurrección final (1 Cor. 15:50-57; Fil. 3:21).

         B. Recordemos siempre lo que Pedro nos dice: "Como todas las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad nos han sido dadas por su divino poder, mediante el conocimiento de aquel que nos llamó por su gloria y excelencia" (2 Ped. 1:3). Tenemos la plena seguridad de que no nos falta nada con respecto a "las cosas que pertenecen a la vida y a la piedad". La Biblia no fue escrita para contestar toda pregunta que se pueda hacer, sino para revelar las cosas que son necesarias para nuestra salvación.

         C. Sin embargo, en cuanto a la vida de Pablo después de los dos años mencionados en Hech. 28:30, 31, sabemos lo siguiente:

                   1. Pablo expresó en sus cartas la esperanza de ser puesto en libertad. (Fil. 1:19, 25; 2:24, "confío en el Señor que yo también iré pronto a veros"; Filemón 22, "prepárame alojamiento").

                   2. Visitó la isla de Creta (Tito 1:5). Si no la visitó después de los dos años en Roma, ¿cuándo lo hizo?

                   3. -2 Tim. 4:13, "Trae, cuando vengas, el capote que dejé en Troas". ¿Cuándo? V. Hechos 28:20, "Erasto se quedó en Corinto, y a Trófimo dejé en Mileto enfermo". "Este versículo es irreconciliable con que fuese el primer encarcelamiento desde el cual escribe ahora, porque no pasó Pablo por Corinto o Mileto en su viaje a Roma cuando estaba por ser encarcelado por primera vez" (JFB).

                   4. El encarcelamiento de Hech. 28:30, 31 y el encarcelamiento del cual Pablo habla en 2 Timoteo son muy diferentes: -2 Tim. 2:9, "sufro penalidades, hasta prisiones a modo de malhechor"; -2 Tim. 1:17, Onésimo "me buscó solícitamente y me halló" (según Hech. 28:30, 31 no parece que hubiera habido problema para encontrar a Pablo. Todos los hermanos -- y aun los judíos incrédulos -- sabían donde vivía).

                   5. Cuando escribió esta segunda carta a Timoteo, no dijo nada de estar predicando durante su encarcelamiento como hizo según Hech. 28: 30, 31.

                   6. En lugar de tener muchos compañeros (como en Hech. 28:30, 31) él dice, "sólo Lucas está conmigo" (2 Tim. 4:11).

                  7. En lugar de esperar liberación, bien sabía que le esperaba la muerte (2 Tim. 4:6-8).

Related Media
See more
Related Sermons
See more