La Ceguera Espiritual

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TBB. Marcos 8.1-21
El tema de esta sección lo he identificado como “Ceguera Espiritual”. Tres momentos específicos nos ayudan a identificar el tema de la ceguera espiritual. Primero un milagro. Luego un encuentro entre Jesús y la élite religiosa de Israel, y por último, un encuentro entre Jesús y los discípulos.
Estas escenas nos ilustran la realidad y el peligro de la ceguera espiritual.
Tiene que ser dicho desde el principio antes de que veamos el texto mismo, que la ceguera espiritual es un mal universal, es una condición humana universal; todo ser humano nacido en este mundo, desde la caída de Adán, ha nacido estando ciego espiritualmente.
Y no es una ceguera superficial, es una ceguera profunda, es una ceguera total, es una ceguera completa; esencialmente es vivir en la oscuridad sin luz en absoluto.
Ese es el diagnóstico bíblico de la condición humana universal. Y sé que eso va en contra de lo que la gente piensa, porque sabemos de aquellos que se dicen ser personas muy espirituales como si tuvieran algún tipo de entendimiento real de la esfera espiritual.
Inclusive, hay personas que son ‘espiritualistas profesionales’, que pueden conectar a la gente con la dimensión espiritual; personas que creen poder ver la esfera espiritual y que creen que han ascendido a algún nivel de dominio de realidad espiritual.
Toda religión sobre el planeta dice tener la clave de la puerta al mundo espiritual; sin embargo, todas mienten.
Ninguna religión en el mundo, fuera del cristianismo verdadero, puede darle vista a alguien; toda persona en toda religión, fuera de la verdadera, está en la oscuridad, y es una oscuridad profunda, es una ceguera profunda; no hay maestros trascendentales, no hay almas elevadas, no hay espiritualistas que conocen la verdad espiritual de manera genuina; eso no es parte de la naturaleza de una persona.
Este es el testimonio de las Escrituras. Abra su Biblia en Juan capítulo 1.5. El Señor Jesús es presentado aquí como la luz en el versículo 4, “en Él estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres”, Jesús es llamado la luz;
Él mismo dijo que Él era la luz, Juan 8:12: “Yo soy la luz del mundo, el que me sigue no andará en tinieblas”, esa es la única manera en la que podemos salir de la oscuridad, seguir a Cristo, no hay otra manera de salir de la oscuridad; no hay maestros espirituales, solo hay gente que sigue a Cristo, y solo Él saca de la oscuridad; Él es la luz, la luz brilla en la oscuridad;
versículo 5 dice: “La oscuridad no la comprendió”. Esta ceguera espiritual universal no tiene la capacidad de comprender la luz. La luz verdadera vino, la oscuridad no la comprendió.
La ceguera espiritual es una realidad. La élite religiosa de Israel ilustra perfectamente el alma que desea permanecer en ceguera espiritual; como dice John 1:10–11 (LBLA): En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de El, y el mundo no lo conoció. A lo suyo vino, y los suyos no lo recibieron.
Esa fue la realidad de los que más conocían las Escrituras, amaron más la oscuridad.
RESUMEN: El ser humano está afectado por la ceguera espiritual, no puede ver por sí mismo, y por demás ama la oscuridad.
En el texto de hoy podemos ver, en primer lugar…
I. EL SER HUMANO AMA LA CEGUERA ESPIRITUAL
Entonces salieron los fariseos y comenzaron a discutir con El, buscando de Él una señal del cielo para ponerle a prueba. (8.11)
Justamente Jesús venía de regreso luego de alimentar a cuatro mil personas, y no sólo eso, sino toda la cantidad de milagros que Él había estado haciendo en toda aquella región.
Las multitudes continuamente le acechaban y eso no debió haber estado oculto a los ojos de los fariseos; sin embargo, ellos no vieron lo evidente.
Y es que la ceguera intencional siempre está demandando engañosamente, una nueva señal (8.11) …buscando de Él una señal del cielo para ponerle a prueba.
Una nueva señal milagrosa para que El les demostrara que venia de parte de Dios.
Esta es el mismo fundamento del ateísmo. A pesar de las “señales” que rodean al hombre, escogen rechazar a Dios, no porque halla ausencia de luz, sino porque aman la oscuridad.
Para los religiosos judíos, el asunto no era que ellos necesitaban una señal más para creer en Jesús. El asunto era que ellos habían resuelto ya rechazar a Cristo.
¡Ellos no querían creer en Cristo! Ellos amaban la oscuridad, no querían ser iluminados. Como murciélagos huían de la luz.
La respuesta de Jesús fue tajante (8.12b-13) En verdad os digo que no se le dará señal a esta generación.
Y dejándolos, se embarcó otra vez y se fue al otro lado.
La respuesta de Jesús está en línea con la disposición de sus corazones: les niega la señal y los abandona.
Paradójicamente, ellos cerraron sus ojos y rechazaron a Jesús, pero la estremecedora verdad es que fue Jesús quien los abandonó a ellos. Señales ya les había dado, pero ellos escogieron permanecer con sus ojos cerrados.
Esta ceguera voluntaria endurece el corazón, resiste la gracia y enoja a Dios (v.12ª) y corre el terrible riesgo del abandono (v.13).
Y esta era la condición de Israel, que se creían en sí mismos, por lo menos la gente más iluminada sobre el planeta; tuvieron las Escrituras del Antiguo Testamento, tuvieron La Ley y los Profetas, tuvieron las Ordenanzas, tuvieron los Pactos, lo tuvieron todo, tuvieron la revelación completa de Dios a lo largo de todo el Antiguo Testamento, Dios les dio la luz, y no la entendieron.
El gran peligro de la ceguera espiritual intencional.
RESUMEN: El ser humano está afectado por la ceguera espiritual, no puede ver por sí mismo, y por demás ama la oscuridad.
OT: La ceguera espiritual es innata en el ser humano. Veamos el caso de los discípulos de Jesús.
II. TODOS ESTAMOS AFECTADOS POR LA CEGUERA ESPIRITUAL
Ante la tóxica influencia de aquellos “ciegos guías de ciegos”, Jesús aconseja a sus discípulos (8.15) Y El les encargaba diciendo: ¡Tened cuidado! Guardaos de la levadura de los fariseos y de la levadura de Herodes.
El Señor les da a sus discípulos, más que una sugerencia, una orden. Los discípulos tenían que estar atentos y prestar mucha atención para poder reconocer la “levadura de los fariseos y de los herodianos”.
Al hablar de la “levadura” de los fariseos y de Herodes Jesús se refería a las enseñanzas y doctrinas de estos grupos (Ver Mt 16.11-12).
Nuestro Señor espera que sus discípulos no sean ingenuos. La ingenuidad podría ser letal, ya que tan sólo “un poco de levadura leuda toda la masa.
Sin embargo, el efecto de la ceguera espiritual en el alma del hombre es tan profunda que los mismos discípulos no veían con claridad. (8.17) ¿Aún no comprendéis ni entendéis? ¿Tenéis el corazón endurecido?
(8.18) teniendo ojos, ¿no veis? Y teniendo oídos, ¿no oís?
Aun los testigos más privilegiados de entre todos los humanos no alcanzaban a entender con claridad quién era Jesús.
De acuerdo con el énfasis de la pregunta que Jesús les hace, ya a estas alturas ellos debían tener una visión clara de quién era Jesús; y aun más, ellos deberían ya tener un poco de claridad con respecto a la naturaleza del reino y la misión que Jesús encarnaba.
Pero la realidad es que una densa oscuridad nubla la vista del hombre. Debiendo ver lo evidente, no puede. Una cortina oscura cubre su mente y su corazón.
A lo largo del evangelio podemos ver que el efecto de la ceguera espiritual es tan profundo y masivo que no sólo la élite religiosa de Israel y sus seguidores, sino también los discípulos no veían.
Los discípulos irán adquiriendo poco a poco la visión, veremos destellos de luz en ellos, sin embargo, hay una verdad crucial que nos es enseñada en todo el contexto del NT, esta es que no será hasta después de la crucifixión, la resurrección y la venida del Espíritu Santo que los discípulos alcanzarán una visión plena.
APLICACIÓN
Y esto nos lleva a la aplicación de esta historia.
No hay mucha diferencia entre la gente que se opuso a Jesús con sus párpados cocidos y nosotros hoy; ni siquiera hay mucha diferencia entre aquellos discípulos que “teniendo oídos no escuchaban, ni teniendo ojos, veían”, y nosotros hoy.
La ceguera espiritual es una realidad que nos afecta a todos.
Con sus palabras el apóstol Juan describe, no a la nación de Israel, sino a la humanidad entera, a ti y a mí: John 3:19 (LBLA): “Y este es el juicio: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz,”.
Todos poseemos una naturaleza que está afectada por la ceguera espiritual.
Esto no sólo nos impide ver la gracia de Dios, sino que la inclinación natural es aborrecer la luz y amar la oscuridad.
Esa es la realidad de la naturaleza humana estropeada por la caída. Así de dañada está el alma del hombre.
Inclusive, la ceguera es más profunda porque no sólo se es pecador, sino que se ama el pecado; y ese es un tipo de segundo grado de su ceguera; el primer grado es la naturaleza de ser ciegos, lo segundo es que el pecado es lo que se ama, y eso hace que su ceguera sea aún más profunda, más contundente; y no termina ahí.
Observe 2 Corintios, capítulo 4, el Apóstol Pablo está hablando del mismo asunto exactamente, 2Cor 4:3-4, él dice: “Y si todavía nuestro evangelio está velado, para los que se pierden está velado, en los cuales el dios de este mundo ha cegado el entendimiento de los incrédulos, para que no vean el resplandor del evangelio de la gloria de Cristo, que es la imagen de Dios.”.
Entonces, se es ciego por naturaleza, doblemente cegados por el pecado, triplemente cegados por Satanás, de tal manera que no pueden ver la luz, el Evangelio de la gloria de Cristo.
De nuevo, no estamos hablando de una ceguera superficial, sino de una ceguera profunda; cegados por naturaleza, cegados por el pecado y el amor a este, cegados por Satanás y su poder sobre el alma.
Entonces ¿Qué esperanza hay para la ceguera espiritual?
Sólo una, el Evangelio de nuestro Señor Jesucristo.
Sólo hacia una señal necesitas dirigir tu mirada y si lo haces, la luz resplandecerá en tu alma: ¡Mira a la cruz!
Porque al mirar al Hijo de Dios colgando de un madero, encadenado bajo el peso de tus pecados, alcanzarás a ver la única visión capaz de revertir tu ceguera espiritual. Allí verás al Cristo Jesús pagando tu deuda y extendiéndote su perdón y su amor.
Mira hacia la cruz a Aquel que por amor a ti estuvo dispuesto a atravesar la más densa oscuridad, Mark 15:33 (NVI): Desde el mediodía y hasta la media tarde quedó toda la tierra en oscuridad.
Jamás podrías ver la luz que te salva si el Señor Jesús no experimentara la oscuridad que le condenó. El aceptó la oscuridad para que tu obtuvieras luz, la luz de la salvación.
El ser humano está afectado por la ceguera espiritual, no puede ver por sí mismo, y por demás ama la oscuridad.
Por tanto, no hay espiritualidad verdadera fuera de Cristo Jesús. No hay religión verdadera fuera de Cristo Jesus.
Sólo la muerte y la resurrección del Salvador Jesucristo puede disipar las tinieblas que envuelven al hombre y dar la luz de la vida.
Sólo Dios puede dar vista a los ciegos. Pues Dios, quien dijo: «Que haya luz en la oscuridad», hizo que esta luz brille en nuestro corazón
para que podamos conocer la gloria de Dios
que se ve en el rostro de Jesucristo.
Así que hagamos el firme propósito de no olvidar que…Ahora tenemos esta luz que brilla en nuestro corazón,
pero nosotros mismos somos como frágiles vasijas de barro que contienen este gran tesoro.
Esto deja bien claro que nuestro gran poder proviene de Dios,
no de nosotros mismos.
2 Corintios 4.6-7 (NTV)
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