Jesus advierte del costo del discipulado.
Objectivo - El precio del discipulado.
Grandes multitudes iban con él. Jesús se proponía grabar en la gente su necesidad de examinar su decisión de seguirlo. Él iba rumbo a su muerte en la cruz y al final, todos lo abandonaron cuando estaba solo en el huerto y fue luego arrestado y enjuiciado.
Para enfatizar que el discipulado es difícil, Jesús dijo que uno debe aborrecer a su propia familia, y aun también su propia vida para ser su discípulo. Aborrecer literalmente a la familia era una violación de la ley. Puesto que en varias ocasiones Jesús exhortó a otros a obedecerla, no quiso dar a entender que uno debe aborrecer literalmente a su familia.
Grandes multitudes iban con él. Jesús se proponía grabar en la gente su necesidad de examinar su decisión de seguirlo. Él iba rumbo a su muerte en la cruz y al final, todos lo abandonaron cuando estaba solo en el huerto y fue luego arrestado y enjuiciado.
Para enfatizar que el discipulado es difícil, Jesús dijo que uno debe aborrecer a su propia familia, y aun también su propia vida para ser su discípulo. Aborrecer literalmente a la familia era una violación de la ley. Puesto que en varias ocasiones Jesús exhortó a otros a obedecerla, no quiso dar a entender que uno debe aborrecer literalmente a su familia.
Como Jesús se iba acercando a Jerusalén, iban aumentando las multitudes que le seguían. Entre este inmenso número de gente había discípulos sinceros; otros se habían agregado por egoísmo, y estaban interesados en cualquier ventaja que El pudiera proporcionarles; y enemigos empeñados en su destrucción. La secuela nos demuestra claramente que el primer grupo era más pequeño que los otros dos.
A medida que Jesús demandaba renunciamiento completo, una entrega total, sus oyentes iban entendiéndolo cada vez con mayor claridad, y su banda de discípulos se hacía más pequeña; y como disminuía su popularidad, aumentaban el número de sus enemigos y el vigor de la oposición.
Jesús reconoció la triple división de la multitud. El aclaró las demandas del discipulado e indudablemente esto redujo aún más el grupo de discípulos sinceros. Por supuesto que El no quería decir literalmente que tenemos que aborrecer a nuestros familiares. Esto no hubiera estado en armonía con sus enseñanzas. Está empleando este lenguaje fuerte para indicar que ningún otro amor, ni relación ni obligación, debe permitirse entre el Maestro y sus discípulos. Cualquier cosa que esté entre el hombre y Dios, corta su relación con el Señor.38 Cristo debe tener el primer lugar o no tendrá ninguno en nuestros corazones y vidas.
El que va a seguir al Cristo tendrá que tomar su cruz (38) de completa sumisión a la voluntad de Dios.
Uno de los más significativos dichos de Jesús está en el verso 39.22 De la primera parte Filson dice: “el buscar para uno mismo es la derrota de uno mismo.”23 Y acerca de la segunda parte escribe Davies: “La autonegación y el sacrificio de uno mismo son los únicos medios para descubrirse a uno mismo.”24 En el contexto de la persecución descrita en los versos precedentes, la aplicación especial de esta verdad sería: “Quien ante el ímpetu de la persecución quiera preservar su existencia, perderá la vida verdadera del alma, mientras que aquel que muere gozosamente, vivirá.”25
La palabra griega que traducimos torre es purgon, un cognado del alemán burg (que en los tiempos antiguos era purg) que significa “lugar fortificado”. Jesús probablemente se refería a las torres edificadas en los viñedos y en los campos para observación y defensa. La frase quién de vosotros implicaría la torre que cualquiera de sus oyentes podría edificar. Algunos piensan que El estaba pensando en palacios como los que había construido Herodes y que otros trataban de imitar;39 por personas que a menudo no estaban financieramente en condiciones para terminar con las pretensiones de sus planes. Sin embargo, la distinción sobre la clase de edificio que Jesús estaba procurando describir carece de importancia, porque el punto al cual estaba llegando era la necesidad de calcular el costo antes de edificar. La alternativa estaba entre calcular el costo o pasar vergüenza, pérdida de tiempo, de material y de dinero.
Realmente sería necio comenzar a construir sin primero ver si se cuenta con los fondos suficientes. Pero, tomar el voto del discipulado liviana y presuntuosamente es hacerse el tonto en un sentido mucho más profundo y trágico. Una aceptación tan literal de los votos y responsabilidades sagradas demuestra, o falta de entendimiento, o el descuido de la seriedad del paso a tomar. Puede reflejar el espíritu de autoestimación exclusivista de justicia, característica propia de los fariseos.
El castigo por no calcular el costo del discipulado no es una mera pérdida temporal y vergüenza personal. Implica quizá la pérdida eterna de la persona involucrada y la vergüenza para toda la familia cristiana. Proporciona al enemigo la ocasión para blasfemar. Hace que los que no son cristianos duden con mayor facilidad de las verdades del evangelio y aumenta la probabilidad de que muchos se pierdan.
La palabra griega que traducimos torre es purgon, un cognado del alemán burg (que en los tiempos antiguos era purg) que significa “lugar fortificado”. Jesús probablemente se refería a las torres edificadas en los viñedos y en los campos para observación y defensa. La frase quién de vosotros implicaría la torre que cualquiera de sus oyentes podría edificar. Algunos piensan que El estaba pensando en palacios como los que había construido Herodes y que otros trataban de imitar;39 por personas que a menudo no estaban financieramente en condiciones para terminar con las pretensiones de sus planes. Sin embargo, la distinción sobre la clase de edificio que Jesús estaba procurando describir carece de importancia, porque el punto al cual estaba llegando era la necesidad de calcular el costo antes de edificar. La alternativa estaba entre calcular el costo o pasar vergüenza, pérdida de tiempo, de material y de dinero.
Realmente sería necio comenzar a construir sin primero ver si se cuenta con los fondos suficientes. Pero, tomar el voto del discipulado liviana y presuntuosamente es hacerse el tonto en un sentido mucho más profundo y trágico. Una aceptación tan literal de los votos y responsabilidades sagradas demuestra, o falta de entendimiento, o el descuido de la seriedad del paso a tomar. Puede reflejar el espíritu de autoestimación exclusivista de justicia, característica propia de los fariseos.
El castigo por no calcular el costo del discipulado no es una mera pérdida temporal y vergüenza personal. Implica quizá la pérdida eterna de la persona involucrada y la vergüenza para toda la familia cristiana. Proporciona al enemigo la ocasión para blasfemar. Hace que los que no son cristianos duden con mayor facilidad de las verdades del evangelio y aumenta la probabilidad de que muchos se pierdan.
Jesús está reforzando la verdad en la que ha puesto énfasis, dando otra parábola con el mismo significado. Ningún rey digno de tal título iría a la guerra sin considerar primeramente su potencial. El calcular el costo en los asuntos temporales se hace para determinar si uno puede pagar el precio. Pero, en los asuntos del discipulado, tiene como objeto juzgar la disposición de uno mismo. Dios ve que podemos si realmente queremos.
Aquí Jesús está repitiendo la idea de los versos 26 y 27. Allí declaraba el costo del discipulado. Luego, (vv. 28–32) El presenta dos problemas para demostrar la importancia de considerar el costo. Ahora vuelve a repetir, con diferentes palabras, cuál es el costo del discipulado. Esta forma de discurso es un recurso común en los hebreos tanto en la poesía como en la prosa. Primero se da la proposición; luego se demuestra o desarrolla; después, vuelve a repetirse la proposición original con ligeras variantes en las palabras.
Este pasaje radical no implica que el discipulado imperfecto de muchos de los seguidores de Jesús careciera de todo valor. El está declarando en términos absolutos las implicaciones del discipulado, que no siempre se ven en la conversión. Pero conforme los hombres sigan sinceramente a Jesús, tarde o temprano El presentará sus requisitos en toda su plenitud. Entonces el hombre tendrá que hacer una nueva decisión: O confirma su primera decisión y procura perfeccionar su discipulado, pagando todo el precio, o comienza a evadirle y esquivarle y por fin “ya no anda más con El” (Jn. 6:66). Todos los creyentes alcanzan, tarde o temprano, una segunda crisis mayor de decisión. Este es el cruce del camino al llamado a la entera santificación—no declarado doctrinalmente en este pasaje, pero inescapablemente implicado por los términos absolutos del discipulado.
Por medio de dos ilustraciones, Jesús enseñó a continuación que el discipulado debe incluir planificación y sacrificio. La primera tiene que ver con una torre (vv. 28–30). Antes de que alguien comience a edificar, debe estar seguro de que podrá pagar todos los gastos del proyecto. Los seguidores de Jesús también deben estar seguros de que están dispuestos a pagar el precio completo del discipulado.
La segunda tiene que ver con un rey que salió a la batalla. El rey debe estar dispuesto a sacrificar una anhelada victoria si percibe que es incapaz de ganar. Este principio de sacrificio también es importante en el campo del discipulado: Uno debe estar dispuesto a renunciar a todo por Jesús. La gente que seguía al Señor por toda la campiña de Israel había hecho esto. Habían renunciado a sus posesiones y empleos, porque sabían que el mensaje que Jesús proclamaba era lo más importante sobre la tierra.
En los tiempos antiguos la sal era uno de los importantes elementos en la alimentación. Su utilidad principal era la de conservar las comidas. Puesto que la refrigeración y conservación modernas les eran desconocidas, la sal realizaba funciones de extrema importancia. Pero la sal es buena para sazonar o conservar, siempre que sea salobre. Si pierde esa cualidad es el material más inútil.
De igual manera, la religión carece de valor si pierde su elemento vital. Este no puede estar presente sin el sacrificio propio y la total entrega a Cristo. (Para una discusión más amplia, vea los comentarios sobre Mt. 5:13).
Jesús llevó su enseñanza sobre el discipulado a su clímax proclamando que buena es la sal sólo cuando contiene la característica de ser salada. Si se hiciere insípida, no tiene ningún valor y la arrojan fuera. Lo mismo es cierto de los discípulos. Deben tener las características del discipulado, que son planificación y sacrificio voluntario, o no tendrán ningún valor.