EL PREMIO DE LOS INSISTENTES

Sermon  •  Submitted
0 ratings
· 359 views
Notes
Transcript

EL PREMIO DE LOS INSISTENTES

El premio de los insistentes Septiembre 27
Al oir que era Jesús nazareno, comenzó a gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Marcos 10.47–48 RVR60
Y oyendo que era Jesús nazareno, comenzó a dar voces y a decir: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos le reprendían para que callase, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!

1 PRIMERO

Como todos aquellos cuya vida transcurre en las calles y los lugares públicos de la ciudad,
Bartimeo era un hombre que estaba enterado de todo lo que estaba pasando a su alrededor.
La gente lo conocía, pues mendigaba siempre en el mismo sitio.
Sin saber en qué preciso instante se enteró de la existencia de un tal Jesús de Nazaret, es evidente que estaba al tanto de los increíbles relatos que se contaban de este profeta que había surgido en Israel.
El incidente que nos describe este evangelio nos deja un interesante ejemplo del valor, en el reino, ¡de ser obstinado! ( Obsinado: Que se mantiene excesivamente firme en una idea, intención u opinión, generalmente poco acertada, sin tener en cuenta otra posibilidad.)
Al oir que era Jesús nazareno, comenzó a gritar: ¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí! Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más: ¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Como todos aquellos cuya vida transcurre en las calles y los lugares públicos de la ciudad, Bartimeo era un hombre que estaba enterado de todo lo que estaba pasando a su alrededor. La gente lo conocía, pues mendigaba siempre en el mismo sitio. Sin saber en qué preciso instante se enteró de la existencia de un tal Jesús de Nazaret, es evidente que estaba al tanto de los increíbles relatos que se contaban de este profeta que había surgido en Israel. El incidente que nos describe este evangelio nos deja un interesante ejemplo del valor, en el reino, ¡de ser obstinado!
Para pensar:
¿Cuánta pasión hay en sus plegarias? ¿Tiene convicción de que realmente no puede vivir sin esa bendición que le pide a Dios? ¿Cuánta humillación está dispuesto a soportar para conseguir lo que quiere?
La historia de Bartimeo revela que para lograr un cambio en nuestras vidas tenemos que estar insatisfechos con lo que tenemos.
No cabe duda de que esto es el comienzo de algo nuevo. No obstante, no toda insatisfacción lleva a la búsqueda de algo mejor. En muchas personas la insatisfacción es un estado permanente que solamente ha servido para que vivan vidas amargas y resentidas.
La clave en este tema es el grado de insatisfacción que sentimos.
Hay personas que dicen dicen: «estoy mal, pero acostumbrado».
Al igual que lo israelitas en Egipto, están tan hundidos en el pozo de resignación que ya no albergan esperanza.
Muchas veces las situciones agotantes matan la esperanza , aun en los creyentes

2.SEGUNDO Bartimeo nos muestra una segunda verdad.

Para lograr un cambio en la vida es necesario que tengamos una convicción absolutamente inamovible de que Jesús tiene lo que estamos buscando.
- No dejarnos convencer de que nada va a pasar si nos decidimos a pedirle a Dios que nos ayude.
- Aun cuando al empezar del clamor inmediatamente recibamos un revés.
Pienso que lo favorecía su posición de discapacitado. Estaba completamente perdido en la vida, pues la falta de visión le había privado de lo más elemental. Se veía obligado a mendigar y depender, en todo, de los demás. No le quedaba mucho por perder, pues ya lo había perdido prácticamente todo. De todas maneras Bartimeo creía, por lo que había escuchado, que Jesús podía resolver su situación. Estaba dispuesto a buscar de él aquello que necesitaba, a gritos si fuera necesario.

3. EN TERCER LUGAR

En tercer lugar,
Bartimeo nos muestra que, para lograr un cambio, tenemos que estar dispuestos a cerrar los oídos a los que nos quieren desanimar.
Al comenzar a gritar, muchos de los que estaban a su alrededor lo reprendieron y le decían que se callara.
En demasiadas ocasiones en nuestra vida hemos permitido que otros nos intimiden.
En otras ocasiones, son nuestros propios temores los que nos han frenado.
No nos hemos animado a hacer el papel de ridículo, ni a pasar situaciones de vergüenza para lograr lo que estamos buscando.
Nos ha preocupado demasiado el «qué dirán». Atemorizados, hemos mirado de lejos, deseando en lo secreto de nuestro corazón lo que Dios nos ofrecía, pero no animándonos a pagar el precio para tomarlo.

Bartimeo estaba desesperado, y eso lo llevó a pedir, a gritos ESCANDALOSOS, que Jesús lo sanara. Cristo lo escuchó y le devolvió la vista, demostrando que muchas bendiciones en el reino son de los atrevidos.

Para pensar:
¿Cuánta pasión hay en sus plegarias?
¿Tiene convicción de que realmente no puede vivir sin esa bendición que le pide a Dios?
¿Cuánta humillación está dispuesto a soportar para conseguir lo que quiere?
EL AYUDADOR DIVINO,
Dios como ayudador de su pueblo: (
Deuteronomio 33.29 RVR60
Bienaventurado tú, oh Israel. ¿Quién como tú, Pueblo salvo por Jehová, Escudo de tu socorro, Y espada de tu triunfo? Así que tus enemigos serán humillados, Y tú hollarás sobre sus alturas.
; ; )
;
2º Crónicas 25.8 RVR60
Pero si vas así, si lo haces, y te esfuerzas para pelear, Dios te hará caer delante de los enemigos; porque en Dios está el poder, o para ayudar, o para derribar.
;
; )
Salmo 27.9 RVR60
No escondas tu rostro de mí. No apartes con ira a tu siervo; Mi ayuda has sido. No me dejes ni me desampares, Dios de mi salvación.
)
)
Jehová es mi fortaleza y mi escudo; En él confió mi corazón, y fui ayudado, Por lo que se gozó mi corazón, Y con mi cántico le alabaré.
Aunque afligido yo y necesitado, Jehová pensará en mí. Mi ayuda y mi libertador eres tú; Dios mío, no te tardes. (
Salmo 54.4 RVR60
He aquí, Dios es el que me ayuda; El Señor está con los que sostienen mi vida.
; )
Salmo 116.6 RVR60
Jehová guarda a los sencillos; Estaba yo postrado, y me salvó.
)
)
No temas, porque yo estoy contigo; no desmayes, porque yo soy tu Dios que te esfuerzo; siempre te ayudaré, siempre te sustentaré con la diestra de mi justicia.
He aquí que Jehová el Señor me ayudará; ¿quién hay que me condene? He aquí que todos ellos se envejecerán como ropa de vestir, serán comidos por la polilla.
manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
CLAMAR A DIOS, ejemplos: ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; ; .
Véase Oración (24) 2901; Buscar a Dios 686; Intercesión 1785, 1786, 1953.
3618–(D) SIETE SÚPLICAS FERVIENTES (N.M.).
La súplica de ayuda (Jacob),
Génesis 32.26 RVR60
Y dijo: Déjame, porque raya el alba. Y Jacob le respondió: No te dejaré, si no me bendices.
.
.
La súplica de intercesión (Moisés),
Éxodo 32.31–32 RVR60
Entonces volvió Moisés a Jehová, y dijo: Te ruego, pues este pueblo ha cometido un gran pecado, porque se hicieron dioses de oro, que perdones ahora su pecado, y si no, ráeme ahora de tu libro que has escrito.
-.
.
La súplica de sabiduría (Salomón),
1º Reyes 3.7–9 RVR60
Ahora pues, Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir. Y tu siervo está en medio de tu pueblo al cual tú escogiste; un pueblo grande, que no se puede contar ni numerar por su multitud. Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?
.
.
La súplica de limpieza (David),
Salmo 51.1–2 RVR60
Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones. Lávame más y más de mi maldad, Y límpiame de mi pecado.
, .
.
La súplica de un alma agonizante (el ladrón arrepentido),
Lucas 23.42 RVR60
Y dijo a Jesús: Acuérdate de mí cuando vengas en tu reino.
.
.
La súplica de salvación (el carcelero de Filipos),
Hechos de los Apóstoles 16.30 RVR60
y sacándolos, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para ser salvo?
.
.
La súplica de liberación (Pablo),
2 Corintios 12.8–9 RVR60
respecto a lo cual tres veces he rogado al Señor, que lo quite de mí.Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo.
, .
Dios tambien te puede escuchar a ti.
EL es el Dios que nos ve
EL Dios que nos escucha
El Dios de misericordia
EL Dios de cada uno de estos hombres y mujeres que mencionamos
El el mismo Dios que escucho a Bartimeo ese mismo DIos hoy te puede escuchar.
Related Media
See more
Related Sermons
See more