47. Cuando Jesús toca tu caja.

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Lucas 7.11–17 RVR60
Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud. Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad. Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores. Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate. Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre. Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo. Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

Intro.

Esta es una triste historia con un final feliz.
Lucas 7.11 RVR60
Aconteció después, que él iba a la ciudad que se llama Naín, e iban con él muchos de sus discípulos, y una gran multitud.
Jesús sale de Capernaum después de haber sanado al siervo del Centurión y va a Naín, que se encuentra a 40 km., seguido de una multitud.
Es de llamar la atención que es la única mención que se hace a Naín en toda la Biblia.
¿Porqué fue Jesús a Naín?
La agenda de Jesús la establecía su Padre. Jesús no sabe lo que le espera, solamente sabe que debe dirigirse a Naín.
De igual forma, cuando va a Samaria, es al encuentro de la mujer smaritana.
De la misma forma que con la mujer samaritana en . Jesús “coincide” con ella.
Jesús siempre es el que te busca.
Apocalipsis 3.20 RVR60
He aquí, yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a él, y cenaré con él, y él conmigo.
Apocalipsis 2.20 RVR60
Pero tengo unas pocas cosas contra ti: que toleras que esa mujer Jezabel, que se dice profetisa, enseñe y seduzca a mis siervos a fornicar y a comer cosas sacrificadas a los ídolos.
Apocalipsis 2.10 RVR60
No temas en nada lo que vas a padecer. He aquí, el diablo echará a algunos de vosotros en la cárcel, para que seáis probados, y tendréis tribulación por diez días. Sé fiel hasta la muerte, y yo te daré la corona de la vida.

El Sepelio.

Lucas 7.12 RVR60
Cuando llegó cerca de la puerta de la ciudad, he aquí que llevaban a enterrar a un difunto, hijo único de su madre, la cual era viuda; y había con ella mucha gente de la ciudad.
Probablemente llega en la tarde y a esa hora va saliendo una procesión de la ciudad llevando un muerto a enterrar, pero no es cualquier muerte Es una verdadera tragedia.
¿Porqué?
La muerte de un hijo (y joven).
El que la madre fuera viuda, significa que ella ya había pasado por este trance, ya había enterrado a un ser amado. Cuando muere el marido, probablemente se preguntó ¿Porqué a mí? ¿Hice algo mal? Pero su consuelo es que por lo menos tiene un hijo y eso le da una esperanza. Imagina que va a ser un hombre de bien y que además cuidará de ella en su vejez.
Y luego muere su único hijo, ella estaba condenada a una vida de miseria.
Ya la vida no parece tener sentido. Parece que el diablo se ha salido con la suya.
Juan 10.10 RVR60
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Juan 10.10 RVR60
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
¿Cuántas cosas te ha robado a ti? ¿Cuántas ha destruído? ¿Tu trabajo? ¿Tu negocio? ¿Tu familia? ¿Tus sueños?
Juan 10.10 RVR60
El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia.
Comentario Bíblico Histórico El joven de Naín, resucitado o el encuentro de la vida con la muerte

Fuera, el orador del entierro, si se empleaba alguno, precedía al féretro proclamando las buenas obras del muerto (Shabb. 153 a). Inmediatamente delante del muerto iban las mujeres, siendo esto peculiar de Galilea (Shabb. 153 a); la Midrash daba la razón de ello: la mujer había introducido la muerte en el mundo (Ber. R., al final). El cuerpo era llevado en un ataúd ordinario de madera (Aron), de preferencia madera de cedro; pero esta costumbre se inició en un período posterior y en él, a veces, se hacían agujeros en el fondo (Ber. 19 a). El cuerpo, pues, era puesto sobre un féretro o en un ataúd abierto (Mittah). En tiempos anteriores se había hecho una distinción entre los féretros de los ricos y de los pobres. Los primeros eran llevados en la llamada Dargash –equivalente a nuestro «de cuerpo presente»–, mientras los pobres eran llevados en un receptáculo hecho de mimbre (Kelibha o Kelikhah), que tenía a veces en su base lo que se llamaba «cuerno», al cual se ataba el cuerpo (Par. xii. 9). Pero la distinción entre ricos y pobres fue abolida por ordenanza rabínica, por lo que después, unos y otros, si se llevaban en un féretro, eran puestos en uno de mimbre (Moed K. 27 a y b). Comúnmente, aunque esto se suprimió en tiempos posteriores, la cara del difunto estaba descubierta (Semach. c. 8)

La Procesión.

Al muerto le cortan el pelo y las uñas, su cuerpo es lavado, ungido y lo envuelven en un sudario. Muy probablemente su ropa ya se la han repartido.
Se le coloca en un ataúd de madera o de mimbre, con la cara descubierta, y los brazos cruzados.
Hasta adelante del cortejo va el orador (si lo pueden pagar), luego las plañideras (pagadas) y la madre adelante de la caja. Detrás de la caja, los parientes, amigos y curiosos.
Seguramente muchos habían estado en el anterior funeral. Pero entre esa multitud, seguramente habría otros que estarían apuntándola, juzgándola. Preguntando ¿Dónde está tu Dios? No todos los que están junto a ti son tus amigos.
La mujer va caminando lentamente sin esperanza. Cada paso que da rumbo al cementerio es como una puñalada en su corazón.
Cuando vamos a un funeral generalmente compartimos la pena, le decimos a las personas que las acompañamos en su sentimiento, pero creo que realmente no podemos saber lo que hay en su corazón.
En un funeral tenemos una idea, pero afuera? Cuando le preguntamos a alguien ¿cómo está?, en automático la respuesta es bien, aunque por dentro pueden estar consumiéndose.
No sé por lo que estés pasando el día de hoy. Probablemente tú también estás cargando una caja que lleva algo que consideras que ya está muerto. Tu trabajo? Tu matrimonio? La relación con tus hijos? Tus finanzas? Tus sueños? Y la gente a tu alrededor no lo sabe. Cuando te preguntan ¿cómo estás?, contestas: bien.
Pero Dios sí sabe como estás, y tiene un plan para tu vida.
Muchos de los que estamos aquí podemos estar pasando por pruebas muy difíciles,

El Encuentro.

Y así la procesión cruza las puertas de la ciudad rumbo al cementerio, cuando ven bajando de la colina, otra procesión, pero esta es diferente, vienen felices siguiendo a un hombre en sus treintas, y vienen en sentido contrario a ellos. Y ese hombre es Jesús.
Se aproxima el encuentro entre estas dos procesiones: la de la vida que lidera Jesús, y la de la muerte.
¿Cuál pasa primero?¿Cuál debe hacerse a un lado?
Las reglas de cortesía establecen que por respeto al difunto y a su familia, la comitiva de Jesús debería hacerse a un lado, y esperar a que pase el cortejo fúnebre.
Pero este hombre y sus seguidores no lo hacen! Al contrario, siguen caminando en dirección al cortejo.
Lucas 7.13 RVR60
Y cuando el Señor la vio, se compadeció de ella, y le dijo: No llores.
Jesús sabe lo que esta mujer está sintiendo, siente su tristeza, siente su dolor, siente su desesperanza.
Jesús sí sabe lo que estas sintiendo, lo que estás pasando.
No le importa si es o no tu culpa, no le importa si es consecuencia de tus errores pasados o de tus malas decisiones, Jesús siente tu dolor, porque te ama.
Su amor y su gracia son más grandes que cualquier cosa que hayas hecho en tu pasado.
Y le dice: NO LLORES.
¿Que no llore?
¿Son esas la palabras que quieres oír en un funeral?
La gente alrededor ha de haber pensado qué falta de sensibilidad, qué poco tacto. ¿Qué le pasa a este hombre? A esta mujer le acaba de ocurrir la peor tragedia de la vida, y le dice, No llores?
Estés pasando lo que estés pasando, Jesús te dice hoy: NO LLORES.

El toque de Jesús.

Lucas 7.14 RVR60
Y acercándose, tocó el féretro; y los que lo llevaban se detuvieron. Y dijo: Joven, a ti te digo, levántate.
Que hizo ¿qué?
De las cosas más prohibidas en la Ley era la de tocar un muerto. Los sacerdotes y los levitas lo tenían prohibido, a menos que fuera un familiar del primer círculo. El resto de las personas tenían que purificarse durante siete días. Si en ese período caía la Pascua, no podían tomarla.
Pero a Jesús no le importó. No tuvo que orar, le habló a la circunstancia ya sabía lo que iba a pasar.
Joven, a ti te digo, levántate.
Si no especifica, salen todos los muertos de sus tumbas.
Juan 5.25 RVR60
De cierto, de cierto os digo: Viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán.
No importa que tan muerto estés, o tu familiar, o quien sea, si escuchas la voz de Jesús, vivirás.
Tienes que aprender a escuchar su voz.
Hoy Jesús le dice a eso que pensabas que ya estaba muerto, levántate.
Tu matrimonio, tu familia, tus finanzas, tu trabajo, tú mismo, Jesús te dice: LEVÁNTATE.
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Lucas 7.15 RVR60
Entonces se incorporó el que había muerto, y comenzó a hablar. Y lo dio a su madre.
Suceden dos cosas:
Dice que se incorporó.
Tu milagro va a ser visible. No es solo para ti, sino para que otros vean lo que Dios ha hecho en tu vida.
Y comenzó a hablar.
¿Qué habrá dicho?
Puede ser que le empezó a gritar a uno, devuélveme mi túnica, a otro, devuélveme mi capa, a otro, dame mis sandalias.
Dios te va a devolver lo que el enemigo te robó.
Pero lo que es un hecho, es que tu milagro va a comenzar a hablar. La gente va a ver tu vida restaurada, tu matrimonio restaurado, tus finanzas restauradas.
Y la gente comenzará a preguntar: ¿Qué le pasó?
Lucas 7.16 RVR60
Y todos tuvieron miedo, y glorificaban a Dios, diciendo: Un gran profeta se ha levantado entre nosotros; y: Dios ha visitado a su pueblo.
Lucas 7.17 RVR60
Y se extendió la fama de él por toda Judea, y por toda la región de alrededor.

Conclusión

Conclusión.

Regresemos a la escena de nuevo, nada más que esta vez es tu propio funeral. Tu eres el que va en esa caja, tu familia y tus amigos son los que van llorando. Eso es un hecho. Todos nos vamos a morir algún día y como consecuencia del pecado, nuestro destino es la muerte eterna.
¿Detendrá Jesús tu procesión para decir Levántate? Esta vez para vida eterna?
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