Jesus el Incomparable
Y los reyes de la tierra, y los grandes, los ricos, los capitanes, los poderosos, y todo siervo y todo libre, se escondieron en las cuevas y entre las peñas de los montes; y decían a los montes y a las peñas: Caed sobre nosotros, y escondednos del rostro de aquel que está sentado sobre el trono, y de la ira del Cordero; porque el gran día de su ira ha llegado; ¿y quién podrá sostenerse en pie?
La ciudad no tiene necesidad de sol ni de luna que brillen en ella; porque la gloria de Dios la ilumina, y el Cordero es su lumbrera
La reprensión de Jesús a Pedro: «Jesús entonces dijo a Pedro: Mete tu espada en la vaina» (v. 11). Es una reprensión bondadosa, ya que era el celo, aunque celo imprudente lo que había impulsado a Pedro a traspasar los límites de la discreción. Muchos piensan que, por hallarse en momentos de dolor y de apuro, tienen excusa para expresarse en términos duros y violentos con los que les rodean, pero Cristo nos da aquí ejemplo de mansedumbre y paciencia en medio de los sufrimientos.