El anhelo de estar con Dios
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Introducción
Introducción
Muchos han pensado que el Cristianismo tiene que ver con varias prohibiciones.
No fumes.
No te embriagues.
No uses drogas.
Etc.
Algunos creen que esto es el todo del Cristianismo.
Resumen el mensaje de Cristo a una reforma de comportamiento.
Creen que el propósito/mensaje central del Cristianismo es cambiar la manera en que vivimos.
La realidad es que el mensaje central del Cristianismo tiene que ver con las buenas nuevas del evangelio:
EL hombre fue creado por Dios y pecó.
El pecado del hombre hizo que la muerte entrara al mundo.
Desde aquél día fatal todos los seres humanos cargamos con las consecuencias del pecado.
Sin embargo, Dios envió a su Hijo amado a dar su vida en la cruz y sufrir el castigo que nosotros merecíamos.
Todo aquel que cree en Cristo Jesús y confiesa sus faltas recibe el perdón de Dios y es hecho un hijo de Dios.
La promesa que Dios da a todos los que han creído en el evangelio es el perdón de los pecados y la vida eterna.
Este mensaje se resume en :
Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna.
El evangelio nos da una promesa que concierne a lo que hay más allá de esta vida.
El ateo niega la existencia de Dios.
El ateo niega que haya vida más allá de la muerte.
Otros, en su ignorancia, o quizá creyendo en una falsa esperanza, creen que todos los que mueren van al cielo.
¡Se imaginan lo terrible que sería esto!
¿Se imaginan la gran injusticia que sería que en el mismo lugar/cielo/paraíso estén aquellos bebés inocentes que murieron en la infancia al lado de un asesino desquiciado como Adolfo Hitler?
La palabra de Dios nos dice que todo aquel que cree en él [en Jesús] tiene la promesa de la vida eterna.
Desafortunadamente, muchos vivimos tan consumidos en los afanes de esta vida que perdemos de vista la promesa de Dios en cuanto a la vida eterna.
Vivimos consumidos por las deudas, por los trabajos, por las reparaciones de la casa, por las tareas de los hijos - que olvidamos que algún día esta vida ha de terminarse.
Olvidamos que algún día vamos a morir.
Olvidamos que algún día seremos nosotros los que estaremos tendidos en un feretro y vendrán a darnos el último adios aquellos que nos amaron en vida.
Hoy, el apóstol Pablo, dirige nuestra mirada a ver más allá de lo que pueden ver nuestros ojos fisicos para que podamos considerar el plan de Dios para el hombre después de la muerte. Hoy consideraremos:
La realidad de nuestra mortalidad
El destino del creyente
El deber del creyente en vida
I. La realidad de nuestra mortalidad
I. La realidad de nuestra mortalidad
Notemos como Pablo se dirige a los Corintios:
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
2 cor 5
Pablo les dice que cada uno de nosotros tenemos una morada.
Pablo compara esta morada a un “tabernáculo”.
A los Corintios les interesaba la tecnología.
Este tabernáculo es una tienda de campaña.
A los Corintios les interesaba los placeres
Es un techo temporal.
Una tienda de campaña puede levantarse y desarmarse con facilidad.
La tienda de campaña no es permanente.
La tienda de campaña es frágil ya que hay cuidarla porque puede debilitarse la tela a causa de los elementos.
No es buena idea pretender vivir bajo una tienda de campaña por largo tiempo.
Esta morada temporal que Pablo compara con una tienda de campaña es nuestro cuerpo.
Pablo observa su propio cuerpo y puede ver como se asemeja a una tienda de campaña.
Nuestro cuerpo es temporal.
Cada día que pasa, nuestro cuerpo se está desgastando.
Tarde o temprano este cuerpo va a ceder y dejará de funcionar.
Nuestro cuerpo es temporal. Vivirá unos 80-100 años; pero estará muerto por muchisimo más tiempo comparado con el tiempo que está en vida.
Sobre todo en el mundo antiguo donde no habían las mismas normas de salubridad y cuidado médico - la tasa de mortalidad era muy alta.
Se dice que uno de cada tres bebés morían antes de llegar a su primer año.
Una fiebre era suficiente para llevar a alguien a la muerte.
Pablo puede ver su cuerpo, el cuerpo de sus conciudadanos, el cuerpo de sus propios familiares cansarse y desgastarse al pasar los días.
Pablo ve el dolor emocional que esto produce en el ser humano.
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
Pablo ve la angustia que produce ver el desgaste del cuerpo de aquellos a quienes amamos.
Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
2 cor 5.4
De hecho, muchos hemos sentido lo mismo en cuanto a nosotros mismos al ver que nuestro cuerpo ya no coopera con nuestra voluntad.
Algunos de nosotros, nos ha tocado vivir pruebas fisicas muy dificiles; pruebas que nos han provocado angustia y dolor.
Existe una verdad universal y es esta - todo hijo de Adán e hija de Eva - nuestros primeros padres; hemos de morir.
Todo el que nace algún día morirá.
Todo el que respira en esta vida tras nacer; algún día ha de respirar por última vez.
Por eso el autor a los Hebreos declara:
Y de la manera que está establecido para los hombres que mueran una sola vez, y después de esto el juicio,
Todos vamos a morir. Todos vamos a dejar esta vida.
El creyente, ha recibido una revelación en la Biblia, de lo que Dios tiene preparado para todo aquel que haya confiado en Jesús.
Jesús murió en la cruz, Jesús dio su vida como un sacrificio por nuestro pecado para que nosotros tuvieramos vida eterna.
II. El destino del creyente
II. El destino del creyente
Por esta razón, Pablo nos dice que no siempre tendremos este tabernáculo que se desgasta, que se envejece, que se enferma, que algún día estará sin vida.
Porque sabemos que si nuestra morada terrestre, este tabernáculo, se deshiciere, tenemos de Dios un edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos.
Pablo nos dice que este tabernáculo que tenemos va a deshacerse por completo y va a ser reemplazado por algo mucho mejor.
En lugar de una tienda vieja y desgastada, recibiremos de parte de Dios un “edificio, una casa no hecha de manos, eterna, en los cielos”.
Notemos el contraste que hay entre una tienda de campaña (temporal, que se desgasta, que no es confiable) y un edificio/casa (permanente, solido, fuerte, que resiste).
Pablo dice que tras morir, en el tiempo determinado por Dios, recibiremos de parte de él un cuerpo diferente.
Será diferente en el aspecto que no se desgastará como se desgasta nuestro cuerpo fisico.
Será un cuerpo que no sufrirá los efectos de la vejez y enfermedad.
Este cuerpo no tendrá dolor ni experimentará debilidad.
Hermanos, llegará el momento en que aunque mueramos, después de la resurrección de todos los que creyeron en Cristo, cuando haya sonado la final trompeta, los muertos en Cristo resucitarán primero.
Luego los que aun vivan, cuando esto suceda, recibirán estos cuerpos transformados.
Será algo maravilloso que Dios obrará en cada uno de los que creyeron en él.
Pablo, mira hacía el futuro y siente cierto dolor y anhelo/angustia por que llegue ese día maravilloso:
Y por esto también gemimos, deseando ser revestidos de aquella nuestra habitación celestial;
2 Cor
Porque asimismo los que estamos en este tabernáculo gemimos con angustia; porque no quisiéramos ser desnudados, sino revestidos, para que lo mortal sea absorbido por la vida.
2 cor 5.4
Nosotros deseamos que se cumpla esta promesa de Dios.
Ya no queremos ver a más de nuestros seres queridos envejecer y enfermar.
Anehlamos la redención/transformación de nuestros cuerpos para ya no sufrir.
Sin embargo, nuestro anhelo no se limita a que deseamos tener estos cuerpos transformados sino que realmente queremos estar en casa/queremos llegar a nuestra morada con Dios.
El anehlo de todo creyente es por siempre estar con aquel que dio su vida en la cruz.
Nuestro anhelo es poder estar con él y nunca tener que despedirnos.
Nuestro anhelo es morar en su presencia por siempre.
Nuestro anhelo es poder contemplar su hermosura por toda la eternidad.
Por eso es que hay angustia dentro de nosotros hasta que no se llegue aquel día porque mientras vivamos en este cuerpo tendremos: aflicción, desanimo, pruebas, enfermedades, altas y bajas.
Pero algún día todo esto acabará.
Pablo describe el anhelo de estar en la presencia de Dios de esta manera:
Así que vivimos confiados siempre, y sabiendo que entre tanto que estamos en el cuerpo, estamos ausentes del Señor (porque por fe andamos, no por vista); pero confiamos, y más quisiéramos estar ausentes del cuerpo, y presentes al Señor.
El creyente sabe que mientras estamos en este cuerpo sabemos que estamos con Dios por fe.
2 c or 5.6-8
Sin embargo, cuando hayamos recibido nuestros cuerpos transformados, el día de la gloriosa resurrección, le veremos tal como él es. Ya no caminaremos por fe porque le veremos tal como él es.
¡Qué glorioso será el día que podremos contemplar con nuestros propios ojos a aquel que por amor a nosotros entregó su vida en el altar del sacrificio/la cruz del Calvario!
Hermanos, cada segundo que pasa, cada minuto, cada hora, día, semana, mes y cada año es un paso más cerca al día de nuestra muerte; pero también más cerca al día en que estaremos por siempre con el Señor y recibiremos cuerpos redimidos/transformados.
III. El deber del creyente en vida
III. El deber del creyente en vida
Pero, mientras no llega ese día, ¿cómo hemos de vivir?
Por tanto procuramos también, o ausentes o presentes, serle agradables. Porque es necesario que todos nosotros comparezcamos ante el tribunal de Cristo, para que cada uno reciba según lo que haya hecho mientras estaba en el cuerpo, sea bueno o sea malo.
2 Cor 5.9-10
La vida del creyente, mientras que aun vivimos, mientras que aun estamos de este lado de la gloria - consisten en un próposito único: serle agradables.
Mientras que aun vivimos, mientras que no haya venido Cristo, mientras que Dios nos preste vida - hemos de vivir agradándole a él.
En otras palabras, mientras aun vivimos - vivimos para agradar a Dios. Vivimos para obedecerle.
Vivimos para que darle la gloria.
Vivimos para que nuestra vida sea agradable delante de Dios.
Vivimos para servirle.
Vivimos para estar ocupados en su obra.
Vivimos para ser buenos padres, según lo que manda la Biblia.
Vivimos para ser buenos hijos, de acuerdo a lo que Dios demanda de nosotros.
Vivimos para dar buen testimonio a los que no conocen a Dios tal como lo ordena la Escritura.
Hermanos, cuantos creyentes piensan solo con llegar al cielo.
Algunos piensan dentro de sí mismo - yo se que soy mal Cristiano, no voy a la Iglesia, no soy fiel en leer mi Biblia - pero por lo menos que que voy a ser salvo; aunque sea de a panzaso.
¡Qué manera tan pobre de ver la vida Cristiana!
La Biblia nos dice que nadie será salvo por las obras.
No somos salvos por ser obedientes a cada uno de los mandamientos.
Somos salvos por gracia, por la fen Cristo Jesús, por lo que Dios hizo a travez de su Hijo en la cruz.
Sin embargo, veamos este versículo: va a ver un gran tribunal.
En este tribunal seremos juzgados por lo bueno y por lo malo que hayamos hecho.
Este es un juicio no de salvación o de condenación.
Es un juicio de las obras que hayamos hecho.
En otras palabras, habrán creyentes que recibirán un gran galardón de parte de Dios.
Habrán aquellos que por 60-80 años sirvieron a Dios.
Predicaron el evangelio.
Criaron hijos en la fe.
Dieron al huerfano, a la viuda, y al necesitado.
Compartieron la esperanza de Cristo con muchos.
…de parte de Dios han de recibir un galardón por estas obras de piedad que hicieron en Cristo.
De la misma manera, habrán otros que no recibirán un galardón o quizá un galardón pequeño. Sin embargo, si somos sinceros es díficil pensar que hayan Cristianos que anhelen vivir una vida entregada/consagrada que agrada a Dios.
Pero hay muchos cristianos así.
Hay muchos cristianos que sus vidas dejan mucho que desear.
Tristemente, vivin en el aquí, en el hoy.
Olvidan que la vida se va acabando y que no vivirán para siempre.
Algún día tendremos que dar cuentas a Dios por todo el tiempo que se nos ha prestado.
Propongamos el día de hoy - vivir para él, agradar solo a él.