Sermón sin título (27)
CAUSAS DE LOS HÁBITOS DESTRUCTIVOS
Generalmente, no nos gusta cambiar de conducta, a menos que las actividades cotidianas que nos producen placer temporal se transformen en experiencias dolorosas. Sin embargo, si usted está pasando por un “bache” de esos, tal vez debe tomar la responsabilidad de cambiar. El primer paso para emprender ese viaje, es analizar qué es lo que alimenta los malos hábitos.
A. Malas Decisiones
Una característica común a todos los hábitos es que producen cierto grado de satisfacción. Pero las actividades que proveen placer pueden haber levantado un velo entre sus sentimientos más profundos y su yo. Cuando tratamos de evadir las emociones y circunstancias dolorosas y escapar de las realidades de la vida, ¡podemos tomar el atajo que nos llevará a la ruina!
“Hay camino que al hombre le parece derecho; pero su fin es camino de muerte”.
(Proverbios 14:12)
I. DEFINICIONES
A. ¿Qué es la rebeldía?
• La rebeldía es la oposición deliberada a la autoridad o la tradición.
—Generalmente la palabra rebeldía implica que hay desobediencia donde debería haber obediencia.
• La antigua palabra francesa para rebelde es rebelle, que significa “guerrear nuevamente”.
B. ¿Qué es la obediencia?
• La obediencia significa sumisión a la autoridad.
• La palabra para obediencia es oboedire, que significa “escuchar”
¿QUIERE USTED ESCAPAR:
• de la ANSIEDAD?
• de la PREOCUPACIÓN?
• de la CULPA?
• del ABURRIMIENTO?
• de la DEPRESIÓN?
• de la INSEGURIDAD?
• del ESTRÉS?
• de la RESPONSABILIDAD?
• de sentirse CONTROLADO?
• de la VERGÜENZA?
• del DOLOR FÍSICO?
B. Dependencia mal entendida
Su necesidad más urgente es establecer comunión con Dios y tener una relación de amor con él. Dios nos creó con el deseo de buscarle. ¡Él sabe que cualquier otra cosa o persona, tarde o temprano nos defraudarán! A menudo, los hábitos que están fuera de nuestro control, representan nuestro propio esfuerzo por satisfacer las necesidades básicas que Dios puso en nosotros. Las necesidades de ser amados, y sentirnos valiosos y seguros. Una forma poco saludable de satisfacerlas es dependiendo de otras personas, cosas o actividades.
• ¿Está buscando satisfacer su necesidad de amor incondicional a través de un placer sensual? (comer con exceso)
• ¿Está buscando satisfacer su necesidad de sentirse valioso a través de sus logros? (adicción al trabajo)
• ¿Estás buscando satisfacer su necesidad de seguridad a través de otra persona? (codependencia)
Infortunadamente, muchos de nuestros esfuerzos para satisfacer esas necesidades no se parecen en nada a la provisión y promesas que Dios nos ofrece. Si es dependiente de cualquier cosa o persona, y no ha establecido una dependencia de su Padre celestial… ¡quede en libertad buscándole ahora mismo!
“Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. y seré hallado por vosotros, dice Jehová, y haré volver vuestra cautividad, y os reuniré de todas las naciones y de todos los lugares adonde os arrojé, dice Jehová; y os haré volver al lugar de donde os hice llevar”.
(Jeremías 29:13–14)
C. Creencias mal fundamentadas
Perdemos la guerra contra de la tentación cuando nuestra prioridad es complacernos a nosotros mismos y no a Dios. La causa principal por la que caemos en un hábito que nos derrota y que anula nuestra capacidad de desarrollar el control personal, es que pensamos en forma equivocada.
CREENCIAS EQUIVOCADAS
“Esto me hace sentir bien, y además, me lo merezco”.
“Todos lo hacen. Después de todo, nadie es perfecto”.
“No puedo evitarlo. Este hábito lo traigo arrastrando del pasado”.
“He intentado dejarlo, pero no lo he logrado, así que
¿para qué me molesto en seguir intentado?
“Puedo dejarlo en el momento que yo quiera. Tal vez mañana
comience a cambiar”.
“No quiero arriesgarme al intentarlo, podría descubrir que no tengo control”.
“Caminaron en sus propios consejos, en la dureza de su corazón malvado, y fueron hacia atrás y no hacia adelante,”
(Jeremías 7:24)
CREENCIAS ACERTADAS
“Quiero responsabilizarme de mi comportamiento”.
“Mi mayor deseo es agradar a Dios, no a mí mismo”.
“Puedo reemplazar el mal hábito con uno bueno”.
“El Espíritu de Cristo que vive en mí puede ayudarme”.
“Puedo ceder el control a Cristo y dejar que él me controle”.
“Mi nuevo hábito será: Reflejar el carácter de Cristo”.
“Así también vosotros consideraos muertos al pecado, pero vivos para Dios en Cristo Jesús, Señor nuestro”.
(Romanos 6:11)
PASOS PARA ENCONTRAR LA SOLUCIÓN
¡RECUERDE QUIÉN ES USTED!
Si siente que el poder de un hábito es mayor que sus fuerzas, entienda cuál es su identidad en Jesucristo. Como cristiano, ya ha sido “lavado”, “santificado” y “justificado” por el Espíritu Santo. Como hijo de Dios, ha recibido un don precioso, así como poder para vivir una vida santa. ¡No tiene sentido perder una guerra que podemos ganar!
“Mas ya habéis sido lavados, ya habéis sido santificados, ya habéis sido justificados en el nombre del Señor Jesús, y por el Espíritu de nuestro Dios. Todas las cosas me son lícitas, mas no todas convienen; todas las cosas me son lícitas, mas yo no me dejaré dominar de ninguna. Las viandas para el vientre, y el vientre para las viandas; pero tanto al uno como a las otras destruirá Dios. Pero el cuerpo no es para la fornicación, sino para el Señor, y el Señor para el cuerpo. Y Dios, que levantó al Señor, también a nosotros nos levantará con su poder”.
(1 Corintios 6:11–14)
RECONOZCA QUE CRISTO VIVE EN USTED
Gran parte del éxito que tiene un hábito para esclavizarnos es la creencia errónea de que estamos “solos” cuando viene la tentación. Si nos sentimos culpables, creemos que Dios se aleja de nosotros y que su poder nos abandona. Sin embargo, si somos cristianos, nunca estamos solos”. Cristo está en nosotros” (Colosenses 1:27) para obtener la victoria a través de nosotros. La Biblia dice que somos “un cuerpo” con Cristo, y que “somos miembros de Cristo”. Es decir, que si cedemos y nos dejamos arrastrar por un hábito negativo, ¡también deshonramos el nombre de nuestro Señor! Si entendemos esto, ¡puede ser el detonador que cambie por completo nuestra manera de decidir ante diferentes alternativas!
PERMITA QUE SU CUERPO GLORIFIQUE A DIOS
Perder cuando jugamos a “tirar de la cuerda”, puede deberse a un error de estrategia. Quizá pensaba: “Soy dueño de mí mismo”. O: “No tengo por qué rendir cuentas a nadie, sino a mí mismo”. La Biblia dice: “no sois vuestros… habéis sido comprados por precio”, y ese precio es la sangre de Cristo. Ya que pertenece al Señor, hónrelo, abandonando sus malos hábitos y reemplazándolos con buenos.
“¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros?
Porque habéis sido comprados por precio; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios”.
(1 Corintios 6:19–20)
Cómo tener éxito y recuperar el control
Para tener control o dominio propio, en primer lugar necesita saber lo que sí es y lo que no es el dominio propio. No significa dominar un mal hábito y reemplazarlo con otro. La característica esencial del dominio propio es frenar los deseos que nos atraen, y que nos impiden alcanzar una meta más alta. Es decir no a un hábito destructivo y decir sí a una meta positiva. El control personal es un regalo de Dios que nos permite cumplir con la voluntad divina.
“Mas el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley.
Pero los que son de Cristo han crucificado la carne con sus pasiones y deseos”.
(Gálatas 5:22–24)
Siete Pasos Para Tener
DOMINIO PROPIO
COMIENCE HACIENDO UN COMPROMISO CON DIOS
• Crea que Dios es bueno y justo.
• Crea que Dios sólo quiere lo mejor para usted.
• Crea que Dios no se deleita en castigarle.
• Crea que Dios desea y puede ayudarlo.
ALÉJESE DEL PECADO
• Arrepiéntase y confiese que su hábito es pecado.
• Reconozca que ceder al hábito lo hace esclavo del pecado.
• Recuerde continuamente las consecuencias negativas de su hábito.
• Lea y memorice el Salmo 1.
PÓNGASE UNA NUEVA META
• Que su meta sea conocer a Dios.
• Que su meta sea agradarlo.
• Haga de su meta depender de Dios.
• Que su meta sea aprender más acerca de Dios.
PONGA SU SEGURIDAD EN LA VERDAD
• Tenga la seguridad de que en Cristo es libre de la condenación del pecado.
• Tenga la seguridad de que en Cristo es libre del poder del pecado.
• Tenga la seguridad de que en Cristo está “muerto al pecado”.
• Tenga la seguridad de que ya no tiene que ser esclavo del pecado.
REEMPLACE SUS PENSAMIENTOS LOS DE DIOS
• Cuando sea tentado por un hábito, recuerde …
“No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea humana; pero fiel es Dios, que no os dejará ser tentados más de lo que podéis resistir, sino que dará también juntamente con la tentación la salida, para que podáis soportar”. (1 Corintios 10:13)
• Cuando piense que no puede vencer un hábito, repita …
“Todo lo puedo en Cristo que me fortalece”. (Filipenses 4:13)
• Cuando piense que ha tenido ese hábito por demasiado tiempo como para cambiar, clame …
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”. (2 Corintios 5:17)
• Cuando empiece a justificar su hábito, reconozca …
“Y al que sabe hacer lo bueno, y no lo hace, le es pecado”. (Santiago 4:17)
• Cuando piense que nadie se da cuenta de su mal hábito, entienda …
“Y no hay cosa creada que no sea manifiesta en su presencia; antes bien todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien tenemos que dar cuenta”. (Hebreos 4:13)
• Cuando haya recaído en su hábito, considere …
“Sostiene Jehová a todos los que caen, y levanta a todos los oprimidos”. (Salmo 145:14)
RINDA SU VOLUNTAD A DIOS
• Reconozca que pertenece a Dios.
• Reconozca que él tiene autoridad sobre sus pensamientos, palabras, deseos, tiempo, dinero y posesiones.
• Reconozca que la decisión de cambiar es suya… usted toma la decisión.
• Reconozca que tiene la presencia del Espíritu de Dios para ayudarle a tomar la decisión correcta.
MANTENGA EL RUMBO
• Evite enorgullecerse de cualquier victoria sobre su hábito.
• Evite pensar que tiene el control de aquello que causó el mal hábito.
• Evite pensar que está bien regresar ocasionalmente al hábito.
• Evite dejar el camino de la gracia de Dios para seguir la autosuficiencia.
Aplíquelo a su vida:
“Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo; por quien también tenemos entrada por la fe a esta gracia en la cual estamos firmes, y nos gloriamos en la esperanza de la gloria de Dios”. (Romanos 5:1–2)
Péguele al blanco
¿Alguna vez ha dicho: “No comeré esa rebanada de pastel de chocolate”? ¡Y lo único que puede pensar es en el pastel de chocolate! En la guerra contra la tentación, si sólo apuntamos hacia abajo, nos dispararemos en el pie. No insista en lo negativo. Mejor concéntrese en lo positivo. Lleve sus pensamientos hacia arriba, hacia las verdades divinas que forman el carácter, y después, con la fortaleza de Cristo, podrá disparar y dar en el blanco.
“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
(Filipenses 4:8)
Vivir bajo la “ley” no puede cambiarnos. Si sólo nos centramos en lo que no debemos hacer, eso mismo nos atrae con mayor fuerza para hacer lo que no queremos”.