Salmo 16 EL SEÑOR ES MI HERENCIA ETERNA

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Introducción

En este poema el salmista manifiesta el deleite y la confianza que tiene en Dios. El pueblo de Dios al cantar este salmo esta siendo alentado a buscar a Jehová como su único refugio, todos los que ponemos nuestra confianza en Dios al igual que David permaneceremos firmes en medio de los desafíos presentes y tendremos completa seguridad tanto en la vida como el día de la muerte de que el Señor nos guardará. Nunca serán defraudados los que claman con David “Guárdame oh Dios”.
La seguridad de David es a la misma seguiridad de Pablo:
“Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida, ni ángeles, ni principados, ni potestades, ni lo presente, ni lo por venir, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús Señor nuestro”
Es mi esperanza que se tambien nuestra seguridad ¿Quien no quiere estar seguro? Todos buscamos seguridad, y solo en Jehová puede ser hallada.
Lo que sigue con respecto a la confianza, significa lo mismo que si el Espíritu Santo nos asegurara por boca de David, que Dios está listo para socorrernos a todos, siempre y cuando confiemos en él con una fe segura y firme; y que él toma bajo su protección a nadie más que a aquellos que se comprometen con él con todo su corazón. Al mismo tiempo, debemos recordar que David, apoyado por esta confianza, continuó firme e inmóvil en medio de todas las tormentas de adversidad con las que fue golpeado.
Veremos en este salmo: La razón de nuestra inseguridad (David esta confiando, porque esta rodeado de amenazas, veremos cuales eran) - Luego veremos donde no buscar seguridad y por ultimo donde podremos encontrarla con seguridad.

Las causas de la inseguridad

David vivió en un momento de transición importante para Israel, el pueblo había pasado por la época de los jueces… una época caracterizada por la idolatría. la inmoralidad y la incredulidad - con Samuel se inicio un tiempo de reforma profetizado por Ana: “Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios, Y sobre ellos tronará desde los cielos; Jehová juzgará los confines de la tierra, Dará poder a su Rey, Y exaltará el poderío de su Ungido.” (, RVR60)
10 Delante de Jehová serán quebrantados sus adversarios,
Y sobre ellos tronará desde los cielos;
Con Saul este tiempo pareció detenerse, pero Dios unge a David por rey y él poco a poco va a enderezar todo lo torcido en Israel, luchará contra los enemigos que quedan en Canaan, restablecerá la adoración verdadera a Jehová y de echo aquí él está dando a conocer su determinación de romper con la idolatra y viviría para el Señor, buscando como Rey su consejo.
Jehová juzgará los confines de la tierra,
La apostasía de Israel en tiempos pasados, motivó a David a orar de esta manera a Dios, el tiene la determinación de vivir para el señor, pero ruega que le proteja.
pero si trabajas a través de los temas principales del salmo y algunos de los grandes problemas que David está navegando, yo creemos que podemos descifrarlos e inferirlos. Hay tres en particular; tres fuentes de inseguridad que David tiene que enfrentar.
¿De que se quiere proteger? No los dice explícitamente en el salmo, pero podemos inferirlo por los temas que aborda y principalmente vemos tres temas: Presión social (idolatría), Incertidumbre del futuro y temor a la muerte.
Ademas aún esta rodeado de personas y costumbres impías. David estaba sintiendo el peso de la presión social. Israel había imitado las costumbres de los Cananéos, En todas partes podías ver gente sirviendo a los Baales, esperando lluvia y abundancia de la diosa Astarte; practicando fiestas rituales en honor de aquellos dioses con su prostitución religiosa. Esto era lo normal para su tiempo y era para él una tentación.
A. PRESIÓN SOCIAL:
Notemos que David habla de dos grupos de personas en Israel:
Dará poder a su Rey,
Y exaltará el poderío de su Ungido
versículos 3 y 4. Los versículos 3 y 4. Podríamos llamarlo la presión de sus compañeros. Hay dos grupos en Israel. Están los "santos en la tierra", versículo 3, y luego están "los que corren tras otro dios", versículo 4. Ahora, si saben algo sobre la historia temprana de Israel, sabrán que la idolatría, la adoración de otros dioses, de ídolos, era un problema constante. La sociedad israelita fue casi siempre una sociedad dividida entre aquellos que son fieles al Señor, quienes los sacaron de la esclavitud en Egipto y aquellos que preferían a los dioses paganos de las naciones a su alrededor. Irónicamente, ese problema no se ve en ninguna parte más claramente que en la historia de la propia monarquía de Israel. En cada generación después de David, comenzando con su propio hijo, el Rey Salomón, a la línea de David le resultó muy difícil resistirse a la atracción de los ídolos. Entonces es notable que David aquí, muy claramente, se ponga del lado de aquellos que adoran al Señor. Dice que se deleita en la compañía de los santos, los excelentes en quienes es todo su deleite. Pero se niega a participar con aquellos que adoran a dioses paganos.
Vs. 3. los "santos en la tierra"
Vs. 4 "los que sirven diligentes a otro dios".
Para el tiempo de David, la idolatría aún era una constante dentro del pueblo, las naciones paganas aun convivían en medio de ellos. En Israel habían quienes eran fieles al Señor y aquellos que preferían a los dioses paganos de las naciones a su alrededor. Este problema continuó aun en la monarquía de Israel. Cada generación después de David, tuvo problemas para resistirse a la tentación de servir a los ídolos. La idolatría pagana era atractiva para los Judíos, ellos fueron seducidos por estos ídolos.
Este problema continuó aun en la monarquía de Israel. En cada generación después de David, comenzando con su propio hijo, el Rey Salomón, a la línea de David le resultó muy difícil resistirse a la atracción de los ídolos. Entonces es notable que David aquí, muy claramente, se ponga del lado de aquellos que adoran al Señor. Dice que se deleita en la compañía de los santos, los excelentes en quienes es todo su deleite. Pero se niega a participar con aquellos que adoran a dioses paganos.
David en su oración se esta poniendo de lado de aquellos que sirven solo al Señor. “Yo soy Jehová tu Dios, que te saqué de la tierra de Egipto, de casa de servidumbre.” (, RVR60)
David se deleita en la compañía de los santos.
Vs. 3 Para los santos que están en la tierra, Y para los íntegros, es toda mi complacencia.
y se niega a participar con aquellos que adoran a dioses paganos.
4 Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.
No ofreceré yo sus libaciones de sangre,
Así que David resiste la presión de unirse a la idolatría de su tiempo. Y esta dando al pueblo la salida para resistir, rogando a Dios que los guarde.
Ni en mis labios tomaré sus nombres.
Presión de grupo. Pero para David y sus compañeros, la idolatría pagana era una atracción intoxicante y poderosa, y los grandes movimientos de la sociedad israelita fueron barridos por ella. Pero no David; él resiste la presión de unirse a ellos. La primera fuente de inseguridad de la que David se preserva en este salmo es la presión de su grupo de compañeros para que se desvíen a los ídolos.

B. La incertidumbre del futuro:

La incertidumbre del futuro:

Bendeciré a Jehová que me aconseja; Aun en las noches me enseña mi conciencia. A Jehová he puesto siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido.” (, RVR60)
Una de las grandes fuentes de inseguridad en nuestras vidas tiene que ver con el futuro. Es completamente desconocido para nosotros. No podemos controlarlo, no podemos predecirlo y no podemos evitarlo. Muchos de nosotros vivimos en el temor de un mañana desconocido, pero no David. Se enfrenta a mañana sin miedo. "No seré sacudido"

C. Temor a la muerte:

Se alegró por tanto mi corazón, y se gozó mi alma; Mi carne también reposará confiadamente; Porque no dejarás mi alma en el Seol, Ni permitirás que tu santo vea corrupción.” (, RVR60)
Sheol es la palabra hebrea para el lugar o el reino de los muertos. David se enfrenta a la muerte y no tiembla.
Todos tememos a la muerte. Gastamos dinero tratando de evitarla a toda costa. La muerte lleva todos nuestros planes a la nada
Planificamos y trabajamos y nos esforzamos por anticipar lo que vendrá. Pero la verdad es que simplemente no lo sabemos. Y luego la ineludibilidad de la muerte.
Estas tres cosas pueden sacudir nuestra confianza; Nos pueden robar la seguridad. ¿
¿qué podemos hacer al respecto?

Donde no buscar seguridad

Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios. No ofreceré yo sus libaciones de sangre, Ni en mis labios tomaré sus nombres.” (, RVR60)
Está es la respuesta de parte de las personas que rodeaban a David, ellos respondían a la presión social, a la incertidumbre al futuro y al temor de la muerte. Corrieron tras los ídolos.
Los dioses de ellos era:
Dioses de sexo y la fertilidad, si querías una buena cosecha para tus cosechas, le dabas a los dioses de la fertilidad el sacrificio apropiado y requerido.
los dioses de la guerra y el poder, Si querías el éxito en la batalla, apaciguabas a los dioses de la guerra.
los dioses de la cosecha y el clima, etc. . Si querías dinero, poder o salud, recurriste a los dioses relevantes, realizaste el rito de sacrificio apropiado para comprarlos.
Estas personas hacían un sacrificio para manipular a los dioses del dinero, el sexo y el poder de manera que estos les dieran dinero, sexo y poder!
Hoy en día no hacemos estos rituales.... pero el dinero, el sexo y el poder siguen siendo tan convincentes para nosotros como lo hicieron en los días de David. Y corremos tras ellos con tanta energía como ellos. "
Tim Keller: “Puede que no creamos en seres divinos de belleza, riqueza, placer o fertilidad, pero todos debemos vivir para algo". Y si vivimos y amamos algo más que a Dios mismo, estamos atrapados. Se convierten en las cosas que tenemos que tener, así que corremos exhaustos tras ellos. Pero esto conduce a un sufrimiento creciente, porque la vida inevitablemente los saca de él ".
Y corremos tras ellos con tanta energía como ellos. "Puede que no creamos en divinos seres divinos de belleza, riqueza, placer o fertilidad", escribe Tim Keller, "pero todos debemos vivir para algo". Y si vivimos y amamos algo más que a Dios mismo, estamos atrapados. Se convierten en las cosas que tenemos que tener, así que corremos exhaustos tras ellos. Pero esto conduce ", citando el versículo 4 del ," esto conduce a un sufrimiento creciente, porque la vida inevitablemente los saca de él ".
Sacrificamos la familia por conseguir placer.... dinero o poder.... corremos tras el poder, corremos tras la riqueza, corremos tras el placer, corremos tras la familia, corremos tras el amor.
Nos gastamos en la búsqueda de nuestros ídolos. Pero cuanto más corremos tras ellos, más nos encontramos esclavos de ellos. Nunca es suficiente. Cuanto más perseguimos a nuestros ídolos, más nos esclavizan y más profundo se vuelve nuestro sufrimiento a medida que nuestra esperanza de seguridad nos elude.
La vida nos quita nuestros ídolos al final. “Se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios.” (, RVR60)

Donde encontrar seguridad

Versículo 1, David mira al Señor solo por seguridad.
Pero él no mira a Dios de la misma manera que tendemos a mirar a nuestros ídolos.
No cree que Dios sea un dispensador cósmico de seguridad y todo lo que David necesita hacer es decir las palabras correctas o hacer las cosas correctas o realizar los rituales correctos y esperar que los resultados sigan.
Él no quiere a Dios por lo que Dios le dará. Él dice: “Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; No hay para mí bien fuera de ti.” (, RVR60)
Tú eres la suma y el ápice y la plenitud de todo el bien que busco ”. El Señor mismo es su seguridad, no simplemente su dador.
Jehová es la porción de mi herencia y de mi copa; Tú sustentas mi suerte. Las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos, Y es hermosa la heredad que me ha tocado.” (, RVR60)
En marcado contraste con aquellos que corren tras otro dios para obtener lo que necesitan, David dice: "El Señor es mi porción y mi copa".
"Porción" allí se refiere a la riqueza, a la herencia; Las cuerdas que me fueron asignadas son deleitosas. El Señor es su porción más que dinero o placer o riqueza material o poder.
"Copa" que se refiere al placer y la satisfacción. El Señor mismo es suficiente para él y Dios mismo es todo lo que necesita.
El Señor mismo es suficiente para él y Dios mismo es todo lo que necesita.

Dios mismo es nuestra seguridad

Después de expresar su confianza ante la muerte, versículos 9 y 10, David dice, “Me mostrarás la senda de la vida; En tu presencia hay plenitud de gozo; Delicias a tu diestra para siempre.” (, RVR60)
Incluso más allá de la muerte, él disfrutará la plenitud de la alegría y los placeres para siempre, pero solo porque Dios estará a su diestra; solo porque David estará en la presencia de Dios para siempre.
Y eso se vuelve aún más increíble cuando entiendes que los versículos 9 y 10 no se aplican realmente al Rey David; se aplican a Jesucristo.
Y eso se vuelve aún más notable cuando entiendes que los versículos 9 y 10 no se aplican realmente al Rey David; se aplican a Jesucristo. En el primer sermón cristiano que se predicó en , Pedro se puso de pie el día de Pentecostés y les dijo a todos que este salmo realmente se trata de Jesucristo. Cita el y dice que realmente se trata de Jesucristo, a quien Dios resucitó de los muertos. Él es el santo de Dios que no vio corrupción, a diferencia de David, quien murió, fue enterrado y sus restos en descomposición. Pero al tercer día, Jesús pudo decir, de una manera que David apenas vislumbró: "Me has dado a conocer el camino de la vida". Porque recuerda que al tercer día la piedra que cubrió su tumba fue rodada y el Señor Jesús , el gran hijo del gran David, salió vivo de la tumba. Jesús mismo derrotó a la muerte y ahora preside el futuro como Rey, sin haber cedido ni una sola vez a la presión y las demandas de sus compañeros de apartarse de su devoción a Dios, aunque le costó la vida.
Pedro dijo: , “Porque David dice de él: Veía al Señor siempre delante de mí; Porque está a mi diestra, no seré conmovido. Por lo cual mi corazón se alegró, y se gozó mi lengua, Y aun mi carne descansará en esperanza; Porque no dejarás mi alma en el Hades, Ni permitirás que tu Santo vea corrupción. Me hiciste conocer los caminos de la vida; Me llenarás de gozo con tu presencia. Varones hermanos, se os puede decir libremente del patriarca David, que murió y fue sepultado, y su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy. Pero siendo profeta, y sabiendo que con juramento Dios le había jurado que de su descendencia, en cuanto a la carne, levantaría al Cristo para que se sentase en su trono, viéndolo antes, habló de la resurrección de Cristo, que su alma no fue dejada en el Hades, ni su carne vio corrupción. A este Jesús resucitó Dios, de lo cual todos nosotros somos testigos. Así que, exaltado por la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís.” (, RVR60)
Este salmo se trata de Jesucristo a quien Dios resucitó de los muertos. Jesús mismo derrotó a la muerte y ahora preside el futuro como Rey, sin haber cedido ni una sola vez a la presión y las demandas de sus compañeros de apartarse de su devoción a Dios, aunque le costó la vida.
Jesús habita con seguridad en la presencia del Padre.
Él vive en medio de los placeres para siempre a su diestra.
Como lo expresa Pablo en el capítulo 2 de Filipenses, “Dios lo ha exaltado mucho y le ha dado el nombre que está por encima de cada nombre. Para que, en el nombre de Jesús, toda rodilla se doblegue, en el cielo y en la tierra y debajo de la tierra, y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor para la gloria de Dios el Padre ".
Dios el Padre ha designado Él es aquel en quien podemos encontrar nuestro descanso, nuestra paz, nuestra seguridad. Él reina sobre el futuro; Él triunfa sobre la muerte. Y sean cuales sean los ídolos que nuestros compañeros nos presionan a seguir, Jesús mismo es suficiente, más que suficiente para satisfacer. Él es nuestra riqueza, nuestro placer, nuestra alegría. Él es nuestra porción y nuestra copa. El es nuestra herencia. Más allá de Él, a su lado, no tenemos bien.
“Si conoces a Jesucristo, tus cosas malas funcionarán para tu bien - ”.
“Si tienes a Jesucristo, tus cosas buenas - tu adopción en la familia de Dios, tu justificación en Su vista, su unión con Jesucristo - sus cosas buenas no pueden ser sacudidas - ".
Si tienes a Jesucristo, tus mejores cosas - vida en el cielo, la nueva creación, el mundo por venir - ellos aún están por venir. ”¿Ahora escuchaste eso? Tus cosas malas funcionan para tu bien, tus cosas buenas no pueden ser sacudidas, no pueden ser quitadas de ti, y tus mejores cosas están por venir. ¿Qué es simplemente otra cosa que decir, las grandes causas de nuestra inseguridad ya no necesitan sacudirnos si tenemos a Jesucristo? Él mismo es nuestra seguridad. Además de Él, no tenemos bien, pero en Él, tenemos todo lo que necesitamos.
Así que déjame preguntarte si esta noche has estado persiguiendo a otro dios, ¿no lo has encontrado esclavizante, tu búsqueda de dinero, sexo, poder?
¿Agotador mientras corres tras lo que nunca ofrece, pero que te exige cada vez más? Cuanto más lo persiga, más esclavizado se volverá. "Los sufrimientos de aquellos que corren tras otro dios", dice David, "se multiplicarán". ¿No te parece cierto?
El dinero, el sexo y el poder no pueden responder a las inseguridades que la presión de grupo y un futuro incierto y el temor de la muerte nos empujan. Pero Jesucristo ha triunfado sobre todos ellos. Así que tómalo, dice David; corre hacia Él, descansa en Él y podrás decir al fin, como David como pudo decir: "Mi corazón está contento, todo mi ser se regocija y mi carne también descansa segura".
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Un poema lleno de gozo en el SEÑOR, cargado de confianza en él; escrito con letras de oro1. Confesando mil años antes de Cristo, prácticamente lo mismo que el apóstol Pablo, cuando escribió: «...estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida... nos podrá separar del amor de Dios...»,
los apóstoles predicaran gustosamente acerca de esto después de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo. El Espíritu de verdad les hizo ver que este salmo también habla sobre el segundo David, , y .
Cuando David compuso el , ¡acababa de pasar la época de los jueces!
Cuando David compuso el , ¡acababa de pasar la época de los jueces! Esto lo debemos tener muy en cuenta en la lectura de este salmo. .
Nació en los años de transición de los jueces al tiempo de los reyes. Pues Saúl y David fueron ungidos reyes por Samuel, el último juez. Pero los tiempos zozobraban. La profecía de Ana, la piadosa intercesora de Israel, comenzó a cumplirse. La enseñanza bíblica de su hijo Samuel era, en manos de Dios, el medio por el que comenzó a le- vantar a Israel de la profunda caída de la época de los jue- ces. El impío Saúl, por su actuación radicalista, ya había in- ferido realmente un gran daño a la obra reformadora de Samuel. Pero David prosiguió con gran dedicación la renovación de la iglesia de su padre espiritual, Samuel. Le hubiera gusta- do edificar él mismo una Casa al SEÑOR, . Pero, cuando el SEÑOR destinó esa obra al sucesor de David, aún hizo lo que pudo: David llevó el Arca de la Alianza a Jerusalén, . David compró el terreno edificable para el templo, . David se cuidó anticipadamente del culto en el nuevo templo: reguló el sacrificio, la música del templo y por úl- timo, pero no lo menos, ¡David proporciona al pueblo de Dios una gran parte de su colección de Salmos!, cf. : 37- 43. Por tanto, tranquilamente podemos hablar de renovación de la iglesia que Dios, en base a la oración de Ana, realizó por la obra de Samuel y David.
Esto no obstante y por otra parte, no debemos creer, que a la muerte de David imperaron situaciones ideales en la iglesia israelita. También entonces la vuelta a Dios y a su Palabra fue aun bastante deficiente; incluso en un hombre como David.
No fueron limpiados de lal levadura de los jueces.....
David, poco antes de su coronación por la casa de Judá, aún era amigo del príncipe filisteo Aquis, y, por su medio, indudablemente de muchos más filisteos importantes.
Al lado de esto, a veces encontramos una notable igno- rancia de los preceptos de la Thorá, tanto en David mismo como en su familia.
Su hija Tamar pareció no saber que es- taba prohibido en la Thorá el matrimonio con su hermanastro, , . Y en todo su celo por la restauración del culto del tabernáculo, evidentemente David no supo que el Arca de Dios debía ser portada por Levitas, y no en un carro, , . Tampoco era según la Thorá, que Arca y Tabernáculo estuvieran separados.
bajo el reinado de David, los cananeos no fueron extermi- nados completamente. En lugar de eso, hubo «abundantes signos de mezcla, por ejemplo, y 23, y concretamente los vs. 37-39.
DEbemos ser pacientes. pues la vuelta a Dios y su Palabra es siempre «obra de nunca acabar», imperfecta ().
¿Cuándo, pues, compuso David el ?
No es seguro.... pero el panorama general es En un tiempo de retorno a Dios y su Pacto
en un tiempo de retorno a Dios y su Pacto
La fecha que se ha sugerido es: en los siete años que fue rey sobre Judá en Hebrón. Entonces pudo decir: «las cuerdas me cayeron en lugares deleitosos», v. 6. Después de ser perseguido duran- te años por Saúl, obtuvo tranquilidad en Hebrón. Empero, al mismo tiempo, aún tenía razón para orar como el Vr. 1
Vs. 1-4: UNA CONFESIÓN FIRME Y RESUELTA.
ni Samuel ni David pudieron enderezar todo lo torcido en Israel. Pero, cuando escribe el , David tomó para su propia casa y vida una decisión atrevida: De aquí en adelante, se acabó con todos los rivales del SEÑOR y con todo lo que se parezca a idolatría. El SEÑOR es mi único Señor y mi dicha suprema. En los versículos 1b, 2, 4, 5 y 8, David da a conocer la ruptura radical de su casa con toda influencia idólatra, y confiesa su firme resolución de vivir sólo con el SEÑOR.
Pero David quizá pensó en ¡ser guardado en la Palabra! Pues, dada la apostasía de los siglos precedentes, no era ciertamente una oración superflua para un israelita, cf. v. 4.
«Guárdame, oh Dios, del espíritu del siglo, porque en ti he confiado (me escondo)». ¿Qué peligro, pues, pudo ha- ber tenido a la vista? En cualquier caso, David no buscó su seguridad en el poder militar o en hábiles alianzas con otras potencias, sino que decidió renunciar a todo esto, y confiar: «¡Confío en ti (me escondo en ti)». Y ¿en quién nos podría- mos esconder seguros contra el espíritu de nuestro siglo si no es en ese mismo SEÑOR?
David, antes de escribir el , ya había tomado una decisión firme. En un momento dado, dijo resultamente al SEÑOR: ¡En adelante, Tú eres el único para mí!
«Yo soy Jehová tu Dios (...), no tendrás dioses ajenos delante de mí», . ¡Pero no se olvide la situación en que David confesó esto! La época de los jueces apenas había hecho que terminar y el retorno al pacto de Horeb acababa de empezar. Canaán aún estaba llena de cananeos. En todas partes po- días ver gentes que servían a los Baales y esperaban lluvia y abundancia de Astarte; y practicaban fiestas populares en honor de aquellos dioses con su prostitución religiosa
En una época semejante, la confesión de David volvió a so- nar ahora no tan normal como quizá parece. Al menos él no consideró superfluo expresar claramente, cómo era su rela- ción para con el SEÑOR mismo (v. 2), y para con el pue- blo del SEÑOR (v. 3).
Todos los israelitas eran personas santas, cf. , , ; porque el SEÑOR les había colocado a su lado y les había hecho aliados del Dios Santo. Pero, en tiempos de David, vivían en el país no sólo israelitas, sino también muchos paganos.
David vivió con paganos y santos en un solo país. Lazos de amistad y relaciones estrechas con gentiles significaban un peligro diario para un israelita.
Pero, ¿qué confiesa David ahora en este versículo? No sólo que quería expresar abiertamente, que sólo serviría al SEÑOR, sino también que su corazón se dirigía al pueblo fiel de Dios: los santos en el país, éstos (y no nuestros paisanos paganos) son la gente señorial a quienes deseo todas mis satisfaccio- nes.
deberemos pensar en los israelitas que eran «de la dirección de Ana»: los humildes, los piadosos; gentes que habían acompañado el movimiento de Samuel para un retorno hacia Dios y su Palabra; santos que vivieron su santidad histórica que databa desde Abraham y Horeb, «perfeccionándola en el temor de Dios» (para usar una expre- sión del apóstol Pablo), , cf. . Estos eran fieles amigos de David.
Justos, piadosos y pobres son, frecuentemente, tres palabras para la misma clase de israelitas, cf. cap. 2, 3. Pero no creas que David los desdeñase. El amó a Dios y, en consecuencia, también al pueblo de Dios.
En la cueva de Adulam ya reunió en torno a sí a cientos de aquellos piadosos pobres, quienes, en pugna con la Thorá, eran oprimidos y amargamente afligidos por acreedores a causa de los destruidos fundamentos bajo el mundo israelita (que no era precisamente un grupo de camorristas y moscardones), , -33. David amó a este pobre pero pia- doso pueblo, y no se le ocurrió sentirse elevado por enci- ma de ellos por razones de posición social.
Cuando más tarde llevó el arca a Jerusalén, caminó vestido sencillamente y danzó entre sus esclavos y esclavas.
.
Estos socialmen- te insignificantes eran, a los ojos de David, los auténticos distinguidos en el país. David vio irradiar algo de la hermosura de Dios de estos «mansos de la tierra», cf. , a los que su mujer miraba con desprecio. El les consideró como «sus eminencias los fieles siervos de Yahvé»4. Eran -¡y aún lo son en nuestro tiempo!- portadores de un honor más alto que el que gentes mundanas como Mical pueden prestar.
Los amigos de Dios eran los amigos de David.
Ya hablamos acerca del culto disoluto a Baal y Astarte. En él acontecía incluso la bestialidad (relación sexual con anima- les, ). Y en Moab tenían un dios -«Quemos, ídolo abominable de Moab»- al que, en tiempos de necesidad, hacían «servir», según sus caprichos, mediante sacrificios de niños. Allí hospedó David a sus padres (cf. y ss.) y, por consiguiente, puede haber oído los relatos acerca del culto de Quemos6. Quizá al escribir «se multiplicarán los dolores de aquellos que sirven diligentes a otro dios», David recor- dó los inimaginables sufrimientos de unos padres que ofre- cieron su hijo en sacrificio. Satanás no sabe lo que es com- pasión: padres sacrifican sus hijos..., cf. , , , y 31, 21: 6, , , , . Y para Israel el culto a los dioses era, pues, doblemente doloroso, porque el SEÑOR imputaba doblemente este mal según el segundo mandamiento del pacto de Horeb, y en torno al cual llegaba con su maldición del Pacto, , , y 30. La época de los jueces había aportado suficientes pruebas de ello, como David aún lo pudo ver en el poder de los filisteos en la tierra prometida.
este ídolo «Hombre de pecado» podía, en alguna ocasión, atormentar más fuertemente a sus adoradores, martirizarles más vilmente, desesperarles más pro- fundamente y arrojarles en mayor suciedad que jamás los dioses cananeos hicieron con sus esclavos. ¡Cuán llenos de angus- tia se hallan esos pobres modernos servidores del hombre- ídolo! Su música, su arte, su filosofía, sus periódicos, revis- tas y películas echan pestes y dan puntapiés contra todo lo que es norma, y al mismo tiempo están llenos de angustia y fijación por lo absurdo y sin sentido de la vida-humana- sin-Dios7.
Lo que unos hacen, deben saberlo otros, pero yo no quiero tener nada que ver con ellos, dice David. Incluso sus nom- bres no quiero tenerlos en mis labios; lo cual tampoco hace en este salmo. Como el SEÑOR, por otra parte, también lo ha ordenado: «Nombre de otros dioses no mentaréis, ni se oirá de vuestra boca», , cf. , , , .
Vs. 5-8: LA MEJOR PARTE.
Por tanto, a David le hizo sufrir mucho el culto a los ídolos. ¡Cuán infinitamente mejor se sintió apartado del mismo! «Oh alma mía, dijiste a Jehová: Tú eres mi Señor; no hay para mí bien fuera de ti», v. 2. En los versículos 5-11 cuenta por qué el SEÑOR es su Único y su Todo.
Su «porción de herencia» tenía que ver totalmente con el SEÑOR. Era su trozo de terreno que el SEÑOR había desig- nado manualmente -a saber, mediante sorteo, -, como su posesión segura, duradera e inalienable que después pa- saría a manos de sus hijos y nietos, y que ni incluso al rey tenía necesidad de traspasar (Nabot, ). Sólo a los Levitas no había dado tierra el SEÑOR. Con ellos estableció un pacto extraordinario con el que les prometía: Levitas, Yo soy vuestra porción, , , , y 33, 14: 3. Aunque cualquier israelita, naturalmente en base al pac- to de Horeb, muy bien podía exclamar como los Levitas: «Jehová es la porción de mi herencia», cf. , , , .
David usa aquí esa expresión «levítica» para indicar su suerte.
Es algo que recibes y lo retienes de por vida. Nada extraño, pues, que David exclame en el v. 6: «Mi heredad (el SEÑOR) es preciosa para mí» (versión Biblia de Jerusalén).
Además, también llama al SEÑOR: «mi copa».
Como un padre israelita llenaba con su propia mano la copa para su familia, así el SEÑOR llena la copa de la vida de sus hijos, cf. , , , . ¿Y qué había de- signado el SEÑOR a David? ¡A él mismo!
David mis- mo nada hizo por ocupar el trono. Dios mismo se lo había procurado a él. Dios mismo había derrotado a los enemigos de David, y había hecho que los hombres de Judá e Israel vinieran a pedir a David si quería hacerles el favor de ser su rey, , . Entonces, aquel pobre y abatido hombre logra ver «la dulzura del Señor» (versión Biblia de Jerusalén, cf. ), y le fue permitido «apacentar» a Israel como sub-pastor o segundo pastor del SEÑOR, .
Sin duda, también en esto había visto David la dirección del SEÑOR en su vida, la cual le había deparado «una her- mosa heredad»; pues, ¿no es un trabajo dulce pastorear al pueblo de Dios? Pero su porción-por-excelencia era el SEÑOR. ¡Qué encantadora porción, especialmente si la compras con los dolores que los ídolos causan a sus esclavos!
¡El SEÑOR es un Dios tan dulce!8.
7. Una vez más, una profunda diferencia entre Dios y los ídolos. Estos nada dicen. David ha visto centenares de ellos: trozos de piedra con cara de gruñón, de tonto y de hipnotizado, con sus ojos sin vida, sus bocas mudas y sus corazones muertos. ¡Jamás dicen algo!, y 135. Lo mismo que los ídolos modernos. Si sufres alguna vez una gran pérdida, si tienes alguna vez un gran disgusto, si pones tu mirada en las puertas de la muerte, ¿qué dicen entonces dioses como el dios del dinero, del deporte, etc.? -¡Nada! Pero, ¡he ahí, una vez más, el Dios Viviente! ¡El único Dios que habla a su pueblo y le aconseja en su Thorá o enseñanza! También por ella había dado consejos a David.
A este respecto, no debemos olvidar, que David vivió durante su vida en el clima de la Palabra de Dios. Fue discípulo de Samuel quien, a su vez, fue discípulo de su madre, la pro- fetisa Ana. Durante su período de huida estuvo acompaña- do por el sacerdote Abiatar, y los sacerdotes de Israel esta- ban encargados de impartir la enseñanza de la Palabra de Dios. Además, alrededor de David nos encontramos a los profetas
Natán y Gad. Estos hombres habían aconsejado a David; naturalmente desde la Thorá de Moisés, pues ésta era entonces la Biblia.
¿Qué clase de consejo, pues, podía sacar David de las Sagradas Escrituras para su situación? Pues bien, mirarse en el ejemplo de Abraham, el cual también había querido echar mano del SEÑOR para el cumplimiento de la promesa de Dios casándose por propia iniciativa con Agar, . ¡Vaya un consejo para pasar a Dios el cumplimiento de las promesas divinas! También podíamos recordar las experiencias de Josué y Caleb, quienes en su tiempo, igual que David más tarde, sufrieron enormemente bajo los pecados de sus hermanos- en-la-iglesia. Esto no obstante, Josué y Caleb debieron vol- ver a entrar en el desierto durante cuarenta largos años. ¿Y cómo? ¿Murmurando? ¿En una actitud de protesta? -No; aceptando de la mano de Dios aquel sufrimiento en la iglesia, y entre- gándose a El que juzgará rectamente. Qué gran consejo pudo sacar David de esto, para, de momento, inclinarse bajo las actitudes llenas de doblez e injurias en las que Dios le ha- bía colocado. Sin poderse tomar el derecho por sus propias manos, por ejemplo, matando al dormido Saúl.
Lo que la Palabra de Dios había «cargado» en ellos durante el día, afloraba de noche cuando David yacía pensando.
En una palabra: sufrir, esperar, no degollar, no pagar mal por mal, dar lugar a la ira... de Dios, no avergonzarse de los justos pobres, sino recibirles generosamente en la cueva de Adulam.
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. David caminaba con Dios, su Conseje- ro y Protector. Muy consciente prestó su atención constan- temente al poder, fidelidad y promesas del SEÑOR.
el SEÑOR estaba junto a él como Ayudador, David confió: Jamás «seré conmovido». A este respecto, David también habrá pensado en su posición frecuentemente tambaleante en esta vida, en la que el SEÑOR le había sostenido, pero también habrá tenido presente un futuro más lejano. Pues, en el , ya le oímos confesar, que «no resbalaría jamás», con lo cual su mirada se extendía más allá de la muerte y del se- pulcro.
4. ¿MIRAN MÁS ALLÁ DEL SEPULCRO LOS CREYENTES DEL ANTIGUO TESTAMENTO?
, vs. 9-11
algunos creen que los creyentes del Antiguo Testamento, aún se puede oír o leer, que su expectativa religiosa no iba más allá del sepulcro1
Pues, cuando se trata de los creyentes del Antiguo Testamento, aún se puede oír o leer, que su expectativa religiosa no iba más allá del sepulcro1
La perspectiva de una vida eterna habría sido concedida a los creyentes bajo el Nuevo Testamento. Antes de este tiempo, según se afirma, todo dependía mucho más de la única carta de esta vida temporal. De ahí que, bajo el Antiguo Pacto, la salvación también estuviera mucho más teñida de lo terre- nal. Los piadosos esperaban bendiciones «terrenales», como una familia numerosa, una cosecha buena, un rebaño pro- ductivo, una nación floreciente. Bajo el Nuevo Testamento, el acento llegaría a estar mucho más sobre asuntos «espiritua- les», como el amor, el perdón de pecados y la vida eterna.
David, como es natural, difícilmente puede haber esperado en la vida del siglo venidero y, en consecuencia, sólo puede haber expresado como su esperanza, que el SEÑOR le concediera prolongación de la vida a este lado del sepulcro.
En Israel, los creyentes deben haber confiado, que su vida recibiría una continuación después de la muerte. Al tratar del ya nos preguntamos, cómo Marta, quien también vivió aún bajo el Antiguo Pacto, pudo confesar de su falle- cido hermano Lázaro: «Yo sé que resucitará en la resurrección, en el día postrero», . Is- rael era un pueblo que aún esperaba la resurrección de los muertos, pudo Ezequiel contemplar en visión el retorno de Israel del destierro bajo la imagen de un valle de huesos secos, los cuales se volvieron personas con nervios, carne y piel, , cf.
Is- rael era un pueblo que aún esperaba la resurrección de los muertos, pudo Ezequiel contemplar en visión el retorno de Israel del destierro bajo la imagen de un valle de huesos secos, los cuales se volvieron personas con nervios, carne y piel, , cf.
«Porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos -(en contraposición con las ciudades pasajeras de este mundo)-, cuyo arquitecto y constructor es Dios»,
Abraham, Isaac y Jacob ya añoraron aquella ciudad que, en la visión de Juan en las últimas páginas de la Biblia, podemos ver descender del cielo (de ahí: una pa- tria celestial), la nueva Jerusalén, . De esto se evidencia inmediatamente, que creyeron la resurrección
y 14
«Jehová mata, y él da vida; él hace descender al Seol, y hace subir», .
los creyentes del Antiguo Testamento pusieron ya su mirada más allá del sepulcro
«Si en esta vida solamente esperamos en Cristo, somos los más dignos de conmiseración de todos los hombres», . Ya Moisés bendijo a Israel con estas palabras: «El eterno Dios es tu refugio», . Toda la historia de Israel puede servir como prueba de su confesión de fe: «Dios, nuestro Dios ha de salvarnos, y de Jehová el Señor es el librar de la muerte»,
5. Vs. 9-11: «CREO LA RESURRECCIÓN DE LA CARNE Y LA VIDA DEL SIGLO VENIDERO».
Aquí David nos hace partícipes de su gozo anticipado de la alegría eterna. Sus versículos forman una variación de la confesión de Pablo: «Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte, ni la vida,... nos podrá separar del amor de Dios...»,
David no duda de que los lazos entre el SE- ÑOR y él son indisolubles. Incluso la muerte no puede que- brantar el pacto de Dios con él. «... Porque (Jehová) está a mi diestra, no seré conmovido», había dicho en el v. 8. Y ahora sigue en el v. 9 diciendo: «Se alegró por tanto mi corazón...» El fundamento para la firme esperanza de futuro de David de que la muerte no le separará del SEÑOR es, pues, pre- cisamente su vínculo con el SEÑOR, quien está-junto-a-Da- vid. Por tanto, David puede realmente exultar de gozo lo mismo que nosotros cuando en medio de esta vida, rodeados por la muerte, recordamos las promesas de Dios acerca de nuestra bienaventurada resurrección en el Día Postrero.
«Mi carne=»mi alma»=»tu santo». Y «reposará confiadamente»=»no dejarás en el Seol»=»no permitirás que vea corrupción». En lugar de «corrupción» se puede traducir también por: la tumba.
El Señor Jesús expresó esto más tarde con estas palabras: «...el que guarda mi palabra, nunca verá muerte». Ciertamente morirá, pero no permanecerá muerto eternamente,
El v. 11 lo traducimos en futuro: «Me mostrarás la senda de la vida (eterna)», cf. , , . Aquí, el verbo «mostrar» significará: hacer experimentar. En este contexto tra- ducimos también la frase: la vida eterna15
Tomando en conjunto todo esto y teniendo en cuenta la esperanza firme de los creyentes del Antiguo Tes- tamento en la resurrección de los muertos, el juicio final y la vida del siglo venidero, no nos cabe la menor duda que David en este versículo se ha gozado en cuál sería su «por- ción» cuando el SEÑOR le levantase nuevamente del sepul- cro. Acerca del «cómo» de todo esto no se expresa David, y «eso» colma su corazón. Pero también para nosotros que te- nemos en la Biblia los pasajes de y y ss., el «cómo» (ocurrirá eso) aún está lleno de interrogantes y sorpresas.
6. PEDRO Y PABLO ACERCA DEL .
Pedro habla acerca de él después de la in- fusión del Espíritu Santo, y Pablo predicó sobre él en la si- nagoga de Atioquía de Pisidia, .
¿Cómo leyeron, pues, el ?
Dirigido por el Espíritu Santo, Pedro acusó seriamente a los judíos de Jerusalén y a los convidados venidos de la diáspora, de ser la causa del asesinato jurídico de Jesús de Nazaret. A este crucificado, así dice Pedro, le habéis matado vosotros, pero Dios le ha resucitado de entre los muertos. ¿Prueba? ¡El ! Después, el apóstol cita del mismo los versículos 8 al 11, y da una explicación
. Y nosotros pensamos justamente, que David había hablado de su propia resurrección. ¿Afirma Pedro ahora, que el es aplicable exclusivamente a Je- sucristo?
. ¿Fue, pues, inexacta nuestra explicación del ? ¿El se refiere únicamente a Jesús?
¿De qué hablaba Pedro? ¿Acerca de la resurrección de David? -No; ¡acerca de la resurrección de Jesús! Y para demostrar ésta, Pedro citó el . Con ello, Pedro no afirmó, que la esperanza de David acerca de su propia resurrección fuera vana. No se refería a eso. La frase «su sepulcro está con nosotros hasta el día de hoy» no incluye por sí misma, que también permanecería allí eternamente. Es seguro que Pedro no ha- bría puesto ninguna objeción si añadiéramos el adverbio «aún»: «su sepulcro aún está con nosotros hasta el día de hoy». Aún sí; pero cuando venga Jesús, se abrirá, y, hasta ese Día, Dios no abandonará a David en el Seol. Su carne reposará allí segura: «confiadamente» en manos de Dios, .
aquí no se habla de ninguna disyuntiva, sino que el profetiza tanto la resurrección de David como la de Jesús de entre los muertos.
Pablo en su predicación a los asistentes en la sinagoga de Antioquía no ha querido negar, que el también habla de la resurrección de David. Pero lo mismo que Pedro, Pablo quiso demostrar desde las Escrituras la resurrección del Señor Jesús, y en este marco citó el .
-«Yo estaré muerto, pero no permaneceré muerto». Esta esperanza se cumplió primeramente en el Señor Jesús. El es también «primicias de los que durmieron», . Murió realmente, pero no permaneció muerto. Rusucitó tan pronto del sepulcro que, incluso hablando prácticamente, no vio corrupción alguna.
Para David mismo aquellos 3.000 años y ese tiempo de espera desconocido juntos, no duran más de un solo segundo. Como el esperar el retorno de Jesús para todos los creyentes dura a lo sumo una existencia humana. Después, es cuestión de un instante. Por esta razón, adhirámonos gozosos a la confesión de fe de David en el . Puesta nuestra mirada en Jesús, guardándonos en Dios como David, en comunión con todos los santos alabándole como nuestro Uno y nuestro Todo, detestando el culto sin esperanza y doloroso del hombre endiosado, en la certeza gozosa de que nunca tropezaremos teniendo a Dios a nuestra mano derecha, como hombres mortales, porque El nos espera detrás del sepulcro, llenas Sus manos de dulzura y listas para seguir repartién- dola a sus hijos por toda la eternidad.
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