Lucas 16. 19-21

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Contexto:

Surge de la burla de los fariseos que amaban el dinero
Objetivo: Ver que esta vida no lo es todo para que aquellos que no creen se arrepientan y aquellos que si creen puedan vivir para lo eterno
Primero unas pocas observaciones introductorias. ¿Hay alguna conexión entre 16:1–18 y esta parábola? Al principio parecería que no la hay. Sin embargo, un examen cuidadoso revela que por cierto hay una conexión y que ésta es más bien estrecha. Como se ha señalado, cap. 15 denuncia la actitud incorrecta hacia la gente; cap. 16 comienza mostrándonos el uso pecaminoso de las posesiones materiales. La parábola que se encuentra en vv. 19–31 es una especie de clímax, una combinación de estas dos cosas. Describe el terrible resultado del manejo pecaminoso de la gente y de las riquezas. El “hombre rico” de esta parábola se olvidó completamente de hacerse amigos para sí por medio del “mammón de injusticia” (16:9).
Hendriksen, W. (2002). Comentario al Nuevo Testamento: El Evangelio Según San Lucas (p. 733). Grand Rapids, MI: Libros Desafío.

1) Descripción del rico y del pobre

Mostrar la esplendidez de uno y el otro
-Comparar como se verían cada uno hoy
-Mini aplicación —> Dar inferencias de como podríamos sentir envidia de personas así (tal vez usar pasajes paralelos, tal vez o ejemplos cotidianos)

lamían, etc.—acto afectuoso de la compasión animal, en ausencia de alivio humano. Es un caso de la indiferencia cruel, entre lujos de toda suerte, a uno de los más pobres y afligidos de Dios, que se presentan diariamente ante nuestra vista

murió el mendigo—su sepultura fué de tan poca importancia que no se menciona; mientras que “murió también el rico, y fué sepultado”, siendo llevado su cadáver en pompa a su descanso terrenal. al seno de Abraham—como visto recostado junto a él en la fiesta celestial. (Mateo 8:11).

Obtener la tintura púrpura de un molusco era un proceso muy costoso. Por tanto, no es sorprendente que una túnica de púrpura, como la del rico de esta parábola, con frecuencia fuera reservada para la realeza

No era rico solamente. Pertenecía a la clase de gente a la cual se aplica frecuentemente el epíteto “podrido en dinero” y no sin razón. El hecho de vivir día tras día en brillante esplendor lo señala como un ostentoso, un pavo real que le gusta pavonearse. Quería que todos supieran que era rico. Estaba enamorado … de sí mismo. Al seguir leyendo la parábola quedará muy claro que era completamente egoísta:

Un hombre muy, muy pobre, uno que lo necesita todo, está echado a la entrada (Cf. Mt. 26:71; Hch. 10:17) de la mansión del rico, habiendo sido llevado hasta allí, lo cual evidentemente indica que no podía caminar.

Un hombre muy, muy pobre, uno que lo necesita todo, está echado a la entrada (Cf. Mt. 26:71; Hch. 10:17) de la mansión del rico, habiendo sido llevado hasta allí, lo cual evidentemente indica que no podía caminar.

Era un mendigo y su nombre era Lázaro (Cf. Jn. 11:2). Este nombre es latino y deriva del griego Lázaros (de Eleazaros), que por su parte, reproduce el nombre hebreo Eleazar, que significa “Dios ha ayudado”. Hay diferencias de opinión con respecto a la pregunta de si este nombre le fue dado sencillamente porque a medida que la historia se desarrolla (véase especialmente v. 24), este hombre necesitaba un nombre, o si Jesús intencionadamente le dio este nombre con el fin de indicar que el mendigo en todas sus angustias ponía su confianza en Dios. ¿No podrían ambas cosas ser ciertas?

(A) «Que se vestía de púrpura y de lino fino», símbolos ambos de «la soberbia de la vida» (1 Jn. 2:16) u ostentación vanidosa: La púrpura mostraba su pertenencia a la nobleza principesca, el lino fino, el lujo propio de los palaciegos (v. 7:25).

Tampoco se nos dice que hubiese obtenido dicha fortuna por medio del fraude, de la explotación, de la extorsión o del soborno; ni que se embriagase o emborrachase a otros. Todo su pecado—implícito, pero bien notorio en la parábola—(v. 21a) consistía en su falta de compasión hacia los pobres.

Lázaro» es la forma griega del hebreo «Eleazar» («Dios ayuda» parecido a Eliezer = «Dios es mi ayuda» o «Ayuda de mi Dios»).

No suspiraba por ocupar un puesto en la mesa del rico, aun cuando bien podían haberle sacado un plato de comida, sino que se contentaba, y estaría sumamente agradecido, con las migajas que caían de la mesa, de las cuales hasta los perrillos salían beneficiados (Mt. 15:27; Mr. 7:28), pero nadie se las daba (comp. con 15:16).

Estos perros lamían las úlceras del mendigo como hubieran lamido las suyas propias, para limpiarlas y aliviarlas con su lengua

Estos perros lamían las úlceras del mendigo como hubieran lamido las suyas propias, para limpiarlas y aliviarlas con su lengua. Los perros hacen esto, y nadie más que ellos lo haría». Con ello se muestra que los perros, no los perrillos del amo (como algunos piensan), sino los perros callejeros y vagabundos, los verdaderamente despreciados de los judíos, eran más compasivos que el rico epulón y los criados de su casa.

2) El destino del rico y de Lázaro vs 22-26

Mostrar el cambio abrupto

“Murió el mendigo” y sus necesidades corporales llegaron a su fin. “Murió también el rico” y sus fiestas fueron interrumpidas para siempre.

Mostrar el sufrimiento del rico y el alivio de Lázaro
Mostrar como ya no hay esperanza para el rico vs 26
Transición: Tal vez hay esperanza para los que están vivos
Aplicación —> Vale la pena vivir para lo eterno, esta vida no lo es todo

Así como es una gran ley del reino de Dios, que la naturaleza de nuestros deseos actuales gobernará la de nuestra dicha futura, así por aquella ley, aquel cuyos “bienes” deseados y gozados, eran todos limitados por el tiempo, no podía esperar ningunos después que su conexión con el tiempo hubo terminado. (Cap. 6:24). Pero por esta ley, éste cuyos “males”, todos reducidos a la vida presente, le llevaron a buscar y hallar el consuelo en una vida más allá de la tumba, es librado por la muerte de todo el mal e introducido en el bien puro y eterno (cap. 6:21)

Nótese que el carácter del rico no ha cambiado en lo más mínimo. ¡El todavía considera a Lázaro como su sirviente, y no tiene vergüenza de pedir un favor de la persona misma que nunca recibió un favor de su parte! Además, espera que Abraham envíe a Lázaro, aun cuando él, el ostentoso, nunca trató durante su vida en la tierra de imitar la fe de Abraham.

debe quedar claro que mucho de lo que aquí se dice no se puede interpretar literalmente. Por ejemplo, leemos acerca de levantar los ojos, ver la gente a lo lejos, de un dedo y una lengua, aun cuando se nos ha dicho que el rico había sido sepultado.

Sin embargo, esto no quita el hecho de que aquí se han presentado algunas verdades definidas acerca de la vida futura, una de las cuales es que los que han partido no están durmiendo sino plenamente despiertos; otra, que algunos se salvan y otros están sufriendo.

tus cosas buenas; es decir, las cosas que tú considerabas buenas, a saber, vistiéndote en púrpura y lino fino y viviendo en brillante esplendor día tras día

Por otra parte, Lázaro recibió las cosas malas, no sus cosas malas. El no las provocó. (Por el contrario, le hizo honor a su nombre.) Ahora él está siendo consolado y así, nuevamente es como corresponde.

“Aquel que quiere vivir bien —dijo un gran teólogo— debe pensar con frecuencia en el día final y convertirle en su compañero

3) La suficiencia de las Escrituras vs 27-31

La manera de salvarnos es creer a la Palabra no experimentar algo extraordinario
Aplicación —> Llamado a predicar la Palabra y a creerle a la Palabra, esperanza para la conversión en la Palabra

En esta parábola aprendemos, en quinto lugar, que los hombres inconversos descubren el valor del alma después de la muerte, cuando es demasiado tarde

“El Infierno no es nada más que la verdad conocida demasiado tarde”!

No es este, que es precisamente en los libros de Moisés y en los escritos de Isaías, etc., que se elogia la vida que es exactamente lo contrario a la que había estado viviendo el hombre rico?

MOISES: Gn. 50:21; Ex. 2:17; 22:22, 25; 32:32; Lv. 19:10; 25:25–47; Dt. 10:18; 14:29; 15:4; 16:11, 14; etc.

LOS PROFETAS: Is. 14:32; 25:4; 29:19; 57:15; Dn. 4:27; Am. 2:6, 7; 4:1; 5:11, 12; Jon. 4:11; Miq. 6:8; Sof. 3:12; Zac. 7:10, 11.

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