LOS QUE HONRAN A DIOS
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LOS QUE HONRAN A DIOS
LOS QUE HONRAN A DIOS
LOS QUE HONRAN A DIOS
1
Mostrar respeto y consideración hacia una persona.
2.
Realizar una prueba pública de respeto, admiración y estima hacia una persona.
«Y respondiendo él les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí»
6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí.
7 Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
, ).
LOS QUE HONRAN A DIOS
«Y respondiendo él les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, más su corazón está lejos de mí» (, ).
PUNTO 1
La acusación contra los discípulos fue realizada delante del Señor Jesús ya que él era el guía y maestro
5 Le preguntaron, pues, los fariseos y los escribas: ¿Por qué tus discípulos no andan conforme a la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos inmundas?
).
(ii) La imputación o acusación hecha por Jesucristo
6 Respondiendo él, les dijo: Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito:
Este pueblo de labios me honra,
Mas su corazón está lejos de mí.
7 Pues en vano me honran,
Enseñando como doctrinas mandamientos de hombres.
8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
. El citó una profecía de , que describía muy bien la actitud hipócrita de los fariseos al sustituir el mandamiento de Dios por la tradición de los hombres (v. 8).
. El citó una profecía de
13 Dice, pues, el Señor: Porque este pueblo se acerca a mí con su boca, y con sus labios me honra, pero su corazón está lejos de mí, y su temor de mí no es más que un mandamiento de hombres que les ha sido enseñado;
, que describía muy bien la actitud hipócrita de los fariseos al sustituir el mandamiento de Dios por la tradición de los hombres (v. 8).
, que describía muy bien la actitud hipócrita de los fariseos al sustituir el mandamiento de Dios por la tradición de los hombres
8 Porque dejando el mandamiento de Dios, os aferráis a la tradición de los hombres: los lavamientos de los jarros y de los vasos de beber; y hacéis otras muchas cosas semejantes.
).
LA PALABRA HIPOCRITA
La palabra “hipócrita” aparece trece veces en Mateo y tres en Lucas, pero en Marcos sólo se encuentra en este pasaje (v. 6).
Exteriormente profesaban gran devoción a Dios, pero en su interior estaban corrompidos.
Además, habían sustituido las demandas de las Escrituras por sus propias tradiciones.
El extremo cuidado con que guardaban los “mandamientos de los hombres”, contrastaba con su descuido hacia los verdaderos mandamientos de Dios.
Es triste admitirlo, pero aquella característica del fariseísmo de aquel entonces sigue presente en nuestros días.
Consiste en aferrarse exagerada y fanáticamente a los detalles de las tradiciones religiosas, descuidando lo que es fundamental y de real importancia—como el amor, la justicia, la verdad y la fidelidad.
EN VANO ME HONRAN....
“En vano me honran” (v. 7).
El Señor consideraba aquello sin valor alguno a pesar de que para los religiosos la tradición de los hombres era más importante que los mandamientos de Dios.
¡Cuán propensos somos a cuidar las apariencias y a causar una buena impresión, ignorando lo esencial y trascendente!
Al hacerlo podemos caer en el pecado de la hipocresía (del griego HYPOCRITES que significa “actor”), al representar algo que no es cierto, al fingir sentimientos y cualidades que no tenemos, o al escondernos detrás de una máscara irreal—como lo hacían los actores griegos.
Pero si bien es cierto que el hombre mira lo exterior, Dios mira el corazón
7 Y Jehová respondió a Samuel: No mires a su parecer, ni a lo grande de su estatura, porque yo lo desecho; porque Jehová no mira lo que mira el hombre; pues el hombre mira lo que está delante de sus ojos, pero Jehová mira el corazón.
).
Por eso, como decía el célebre escritor John Milton, autor de la inmortal obra El paraíso perdido: “La hipocresía es el único pecado invisible, excepto para Dios.” Podemos engañar a los demás, pero no a Dios.
PUNTO 2
LA INVALIDACION DEL MANDAMIENTO DE DIOS...
(iii) La invalidación del mandamiento de Dios (v. 9–13), una falta que era aún más grave.
9 Les decía también: Bien invalidáis el mandamiento de Dios para guardar vuestra tradición. 10 Porque Moisés dijo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente. 11 Pero vosotros decís: Basta que diga un hombre al padre o a la madre: Es Corbán (que quiere decir, mi ofrenda a Dios) todo aquello con que pudiera ayudarte, 12 y no le dejáis hacer más por su padre o por su madre, 13 invalidando la palabra de Dios con vuestra tradición que habéis transmitido. Y muchas cosas hacéis semejantes a estas.
Marcos 7:
El Señor aplicó a sus críticos las palabras de Isaías (v. 9), y proporcionó una ilustración (vv. 10, 11).
Marcos explica el significado de la palabra hebrea CORBAN, que significa ofrenda, o sea algo dedicado a Dios.
Era una cruel costumbre judía que permitía que un hombre le dijera a sus padres: “He dedicado a Dios lo que de otro modo emplearía para el sostén de ustedes.”
Al hacer esa declaración estaba legalmente libre de su obligación de cuidar de su padre y madre
12 Honra a tu padre y a tu madre, para que tus días se alarguen en la tierra que Jehová tu Dios te da.
).
Jesús condenó en forma enérgica esta práctica que permitía la donación de importantes sumas para el templo, a cambio de eludir los deberes u obligaciones oficiales hacia los padres.
Además, él lo consideraba un acto de rebeldía costra el expreso mandato de Dios de honrar a los progenitores.
LA PALABRA DE DIOS SIEMPRE ESTA POR ENSIMA DE LAS COSTUMBRES DE LOS HOMBRES.
La Palabra de Dios siempre está por encima de las costumbres de los hombres.
Poner demasiado énfasis en la tradición es un grave pecado, no sólo de los fariseos sino de todos aquellos que anteponen cualquier cosa a la Palabra de Dios.
Con la mejor de las intenciones podemos constituir un sistema de prácticas tradicionales justas, pero que están desconectadas con los principios de las Sagradas Escrituras.
Por eso, ¿cómo es posible que alguien participe en una iglesia protestante donde la tradición ha desplazado a la autenticidad de la experiencia cristiana?
O pongamos el caso de una persona católica apostólica romana que tiene un verdadero encuentro con Jesucristo, ¿cómo es posible seguir participando en esa iglesia si allí las tradiciones humanas se imponen a la Palabra de Dios?
Aun dentro de las iglesias cristianas evangélicas podemos caer en la rutina de una tradición que no tiene verdadera base escritural y ha suplantado la verdad divina.
Así como los de Berea, aferrémonos a lo que dice la Biblia
11 Y éstos eran más nobles que los que estaban en Tesalónica, pues recibieron la palabra con toda solicitud, escudriñando cada día las Escrituras para ver si estas cosas eran así.
).
Notemos la secuencia peligrosa:
Primero, enseñaban sus doctrinas como Palabra de Dios (v. 7);
Segundo, luego, dejaban de lado el mandamiento de Dios (v. 8);
en tercer lugar, lo invalidaban (vv. 9, 13)
y terminaban por restarle autoridad (v. 13). Damos como ejemplo al Rabino
Eleazar que dijo: “El que expone las Escrituras en oposición a la tradición, no tiene parte en el mundo venidero”.
b. Realidad interior (vv. 14–23).
14Y llamando a sí a toda la multitud, les dijo: Oídme todos, y entended: 15Nada hay fuera del hombre que entre en él, que le pueda contaminar; pero lo que sale de él, eso es lo que contamina al hombre. 16Si alguno tiene oídos para oir, oiga. 17Cuando se alejó de la multitud y entró en casa, le preguntaron sus discípulos sobre la parábola. 18El les dijo: ¿También vosotros estáis así sin entendimiento? ¿No entendéis que toda lo de fuera que entra en el hombre, no le puede contaminan, 19porque no entra en su corazón, sino en el vientre, y sale a la letrina? Esto decía, haciendo limpios todos los alimentos. 20Pero decía, que lo que del hombre sale, eso contamina al hombre. 21Porque de dentro, del corazón de los hombres, salen los malos pensamientos, los adulterios, las fornicaciones, los homicidios, 22los hurtos, las avaricias, las maldades, el engaño, la lascivia, la envidia, la maledicencia, la soberbia, la insensatez. 23Todas estas maldades de dentro salen, y contaminan al hombre.
Este es uno de los pasajes más importantes en las enseñanzas del Señor.
(i) La contaminación posible (vv. 14–16). No es lo externo lo que vale sino lo interno. La comida es física y sólo puede afectar al hombre exterior. Las Ceremonias y los rituales son externos y tienen que ver con el exterior del ser humano. En cambio, las cosas que salen del corazón del hombre (o de su naturaleza interior pecaminosa) son las que lo contaminan; y estas cosas no son físicas sino morales y espirituales. Lo que contamina al ser humano no es el mal que hay en el mundo sino lo que está en su interior. Por eso el salmista pedía: “Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio” ().
(ii) La comprensión limitada de los discípulos (vv. 17–23) se revela por la pregunta que le formularon al quedar a solas con el Señor. No habían comprendido la parábola y querían que Jesús la explique. Asombrado por su ignorancia, él lesreprochó su falta de entendimiento. Luego con paciencia les explicó que la comida no podía contaminar al hombre porque no entra en su corazón (v. 19) sino en su estómago para que luego el proceso digestivo elimine lo que puede ser dañino. Según este versículo, quedaba abolida la distinción entre comidas limpias y contaminadas que prevalecía en el Antiguo Testamento.
Lo que Jesús pide es una pureza moral más que ceremonial. El alcance de la contaminación dé las manos es relativo y limitado, mientras que la del corazón puede destruir al individuo y tener una influencia negativa en los demás.
El pecado es una enfermedad del corazón, no un mal de la piel. Con razón la Biblia dice: “Sobre toda cosa, guardada, guarda tu corazón; porque de él mana la vida” (). Pero tengamos en cuenta que de ninguna manera esto es un justificativo para no cuidarnos de lo que entra en nuestras mentes aduciendo que, al fin de cuentas, todo lo que viene de afuera no contamina al hombre. No es cierto. Todo pensamiento inicuo producido, por ejemplo, por lecturas no convenientes como la pornografía, puede socavar nuestra resistencia a la tentación y desembocar en una caída estrepitosa. Algo similar nos puede ocurrir si cedemos a la codicia que puede producir algo que vemos y comenzamos a desear.
Por eso el apóstol Pablo nos aconseja que sometamos todo pensamiento “a la obediencia a Cristo”
5 derribando argumentos y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo,
),
y también nos advierte “el que piensa estar firme, mire que no caiga”
12 Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga.
).
Los vv. 21–23 son una elaboración de la declaración general del v. 20. ¡Qué catálogo terrible de pecados encontramos aquí! Todos estos no salen del corazón de todos los hombres, pero sí están potencialmente en cada ser humano.
La “insensatez” mencionada en el v. 22 se refiere a la actitud de hacer del pecado una broma, a la estupidez de aquel a quien le falta juicio moral. Este es uno de los males mayores de la sociedad moderna.
Una de las lecciones más grandes que aprendemos de este pasaje es que constantemente debemos probar toda enseñanza y toda tradición a la luz de la Escritura, obedeciendo lo que es de Dios y rechazando lo que es de los hombres.
No podemos terminar esta sección sin hacer una comparación gráfica de las tradiciones humanas y la verdad eterna de Dios.
CONCLUSIÓN:
aquí nuestro Señor habla con mucha franqueza a los fariseos; les habla severamente. Hay quienes piensan que estos términos fueron solamente para los fariseos, y dicen: «Cuán cierto es de ellos». Valdría la pena preguntar: «¿Cuán cierto es esto de nosotros?» «¿Seré yo?» Debemos cuidarnos de no caer en el fariseísmo. Hagamos propia la promesa de : «Porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco».
1. ¿Cómo le honraremos?
a) Acercándonos a él constantemente en adoración.
b) Viviendo más que hablando: «Tus hechos no me dejan oír lo que dices».
c) Dando a conocer su Palabra.
2. ¿Cuándo le honraremos?
a) Cuando vienen tribulaciones.
b) Cuando obtenemos triunfos.
c) Cada momento de la vida.
3. ¿Dónde le honraremos?
a) En el hogar.
b) En el trabajo.
c) En las relaciones sociales.
d) En todo lugar.
CONCLUSIÓN: aquí nuestro Señor habla con mucha franqueza a los fariseos; les habla severamente. Hay quienes piensan que estos términos fueron solamente para los fariseos, y dicen: «Cuán cierto es de ellos». Valdría la pena preguntar: «¿Cuán cierto es esto de nosotros?» «¿Seré yo?» Debemos cuidarnos de no caer en el fariseísmo. Hagamos propia la promesa de : «Porque yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco».
1. ¿Cómo le honraremos?
a) Acercándonos a él constantemente en adoración.
b) Viviendo más que hablando: «Tus hechos no me dejan oír lo que dices».
c) Dando a conocer su Palabra.
2. ¿Cuándo le honraremos?
a) Cuando vienen tribulaciones.
b) Cuando obtenemos triunfos.
c) Cada momento de la vida.
3. ¿Dónde le honraremos?
a) En el hogar.
b) En el trabajo.
c) En las relaciones sociales.
d) En todo lugar.