Yo Soy: La Luz del Mundo
Introducción
Afirmación de Jesús.
Yo soy la Luz del Mundo (7.12a)
Que Jesús se describa a sí mismo (aquí en 8:12) como la luz del mundo, indica que en medio del género humano oprimido por el pecado, expuesto al juicio y necesitado de salvación, el género humano en todos sus aspectos (tanto judíos y gentiles, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, libres y esclavos), se destaca como la fuente de la iluminación de los hombres en cuanto a asuntos espirituales y de la salvación eterna de los hijos de Dios.
Que Jesús se describa a sí mismo (aquí en 8:12) como la luz del mundo, indica que en medio del género humano oprimido por el pecado, expuesto al juicio y necesitado de salvación, el género humano en todos sus aspectos (tanto judíos y gentiles, jóvenes y viejos, hombres y mujeres, ricos y pobres, libres y esclavos), se destaca como la fuente de la iluminación de los hombres en cuanto a asuntos espirituales y de la salvación eterna de los hijos de Dios.
El que le sigue no anda en tinieblas. (7.12b)
Seguir la luz, o sea a Cristo, significa confiar en él y obedecerle. Significa creer en él y por gratitud guardar sus mandamientos. El hombre debe seguir la dirección de la luz: no se le permite trazar su propio curso a través del desierto de esta vida.
Aplicaciones.
El que le sigue tendrá la luz de la Vida. (7.12c)
Acusación a Jesús.
Aplicaciones:
Testimonio de Jesús.
Aplicaciones
los cristianos nunca son luz en sí mismos y por sí mismos. Son luz “en el Señor” (Ef. 5:8). Cristo es la verdadera y original luz del mundo (Jn. 8:12; 9:5; 12:35, 36, 46; 2 Co. 4:6; cf. Sal. 27:1; 36:9; 43:3; Is. 49:6; 60:1; Lc. 1:78, 79; 2:32). Los creyentes son la luz del mundo en un sentido secundario y derivado. El es “la luz que da la luz” (Jn. 1:9). Ellos son las luces que recibieron la luz. El es el sol. Ellos son como la luna, que refleja la luz del sol. Sin Cristo no pueden brillar.