La Ley confiable.

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La Ley confiable.

1Cuando se levantare en medio de ti profeta, o soñador de sueños, y te anunciare señal o prodigios, 2y si se cumpliere la señal o prodigio que él te anunció, diciendo: Vamos en pos de dioses ajenos, que no conociste, y sirvámosles; 3no darás oído a las palabras de tal profeta, ni al tal soñador de sueños; porque Jehová vuestro Dios os está probando, para saber si amáis a Jehová vuestro Dios con todo vuestro corazón, y con toda vuestra alma. 4En pos de Jehová vuestro Dios andaréis; a él temeréis, guardaréis sus mandamientos y escucharéis su voz, a él serviréis, y a él seguiréis. 5Tal profeta o soñador de sueños ha de ser muerto, por cuanto aconsejó rebelión contra Jehová vuestro Dios que te sacó de tierra de Egipto y te rescató de casa de servidumbre, y trató de apartarte del camino por el cual Jehová tu Dios te mandó que anduvieses; y así quitarás el mal de en medio de ti.

Hoy estudiaremos 3 aspectos importantes acerca de la fidelidad hacia la Ley de Dios y la confiabilidad de esta misma.
La importancia de la Ley para nuestras vidas
La gravedad de la infidelidad hacia la Ley.
La seguridad hacia la Ley

La importancia de la Ley para nuestras vidas

Lo primero que como cristianos debemos entender, es que este mundo es el mundo de Dios, y por ende funciona de acuerdo a Su Ley.
Es bien importante entender la importancia de la Palabra de Dios para nuestras vidas, porque en ella se halla la vida, en ella se halla la libertad y el verdadero propósito del hombre.
La Ley de Dios es luz para nuestros pies, para que podamos ver con claridad el camino que recorremos.

Lámpara es a mis pies tu palabra,

Y lumbrera a mi camino.

La Ley escrita es una manifestación de la gracia de nuestro Señor, porque en ella tenemos un camino confiable por el cual podemos caminar teniendo la plena confianza de que no caeremos.
Imagina vivir a oscuras todo el tiempo, no puedes ver nada, no sabes hacia donde vas, no sabes por donde caminar sin tropezar, aunque aprendas a evadir obstáculos nunca caminaras con plena seguridad, tu capacidad de lograr cosas se limita por la ausencia de luz.
La Ley de Dios no solo es la lámpara que te ilumina el camino, sino que también te dice cual es el camino que debes andar.

8Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien.

En la Ley de Dios no solo hay guía, sino también hay promesa para quién la guarda y la pone por obra.
Muchas veces somos insolentes y menospreciamos el regalo de tener una guía confiable, y preferimos permanecer a oscuras, tropezandonos, aunque el estar sin la Ley de Dios es mucho peor que algunos tropezones, es ir directamente hacia la muerte.
Entonces hay gran importancia en meditar día y noche en la Ley de Dios, y ¿a qué se refiere
que medites en ella día y noche? A que todo aspecto de tu vida sea juzgado y evaluado según la Ley perfecta de Dios. Toda cosa que hagamos, ya sea académico, económico, artístico, incluso alimenticio debe ser juzgado según la Ley de Dios, día y noche.
Debemos hacernos expertos en la Ley de Dios, y la Escritura nos dice que de esta manera somos verdaderamente sabios.

1 Hijo mío, si recibieres mis palabras,

Y mis mandamientos guardares dentro de ti,

2 Haciendo estar atento tu oído a la sabiduría;

Si inclinares tu corazón a la prudencia,

3 Si clamares a la inteligencia,

Y a la prudencia dieres tu voz;

4 Si como a la plata la buscares,

Y la escudriñares como a tesoros,

5 Entonces entenderás el temor de Jehová,

Y hallarás el conocimiento de Dios.

6 Porque Jehová da la sabiduría,

Y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia.

La Ley de Dios no la debemos considerar como algo de cierta importancia solamente, sino como algo vital, lo más importante.

La gravedad de la infidelidad hacia la Ley.

Como hombres pecadores, tenemos la tendencia de seguir nuestros instintos y sentimientos, aunque sabemos que muchas veces nos llevan a cometer pecados delante de Dios, muchas veces estos sentimientos los disfrazamos de buenas obras cuando en realidad son deseos que se oponen a la voluntad de Dios.
En nuestro pasaje se nos dice que si algún profeta o soñador de sueños hiciera algún prodigio o alguna señal y que incluso si esa señal se cumpliese, y te dice que vayas y adores dioses ajenos, Dios manda a no prestar nuestro oido a tales personas, y es tan grave este hecho de querer persuadir al pueblo de Dios de ir en pos de dioses ajenos, que la sentencia a tales personas que quieren desviar al pueblo es la pena de muerte.
¿Cuantas veces hemos escuchado por cualquier medio, de personas que incitan a ir y adorar a otros dioses, o no nos vayamos tan lejos, incitan a adorar al mismo hombre? Incluso este tipo de personas cuantas veces han entrado a nuestras iglesias y ni siquiera lo hemos notado. Esto pasa porque el cristiano no le ha dado la importancia a la Ley de Dios como unica norma de vida. Dios demanda la vida de aquellos incitadores porque esto significa guerra hacía Dios.
Si a nosotros cristianos se nos hace normal el ver gente que invita a rebelarse a Dios o que menosprecia Su Ley, esto es un indicador de que nosotros mismos menospreciamos la Palabra de nuestro Señor.
Y este menosprecio se hace evidente en la manera en la que vivimos.

La seguridad hacia la Ley

Leímos que no debemos prestar nuestros oidos a aquellos incitadores que nos quieren alejar de Dios, sino que debemos entender que debemos tener tal seguridad en la Palabra de Dios que incluso si estas personas llegasen a hacer señales o prodigios y estos se cumpliesen.
Muchas veces nos mostramos rebeldes a Dios en que le damos más peso a lo que vemos que a lo que Dios ya dijo.
Adán y Eva le dieron más peso a las palabras de la serpiente y al fruto que veían sus ojos que a la Palabra de Dios. Pusieron en tela de juicio lo que Dios había dicho y confiaron en sus sentidos.
Muchas veces nos mostramos rebeldes a Dios en que le damos más peso a lo que vemos que a lo que Dios ya dijo.
No es necesario esperar que algún falso profeta haga algún milagro para pecar contra Dios, sino muchas veces basta escuchar a los falsos profetas que se llaman científicos y hacer caso a sus dichas “pruebas”, por ejemplo aquellos datos que dicen que la evolución es cierta y que en realidad venimos del mono. Muchos cristianos le creen más a supuestas pruebas que a lo que dice Dios en Su Palabra, si los científicos dicen que el universo se creo por medio de una explosión, ahi van los cristianos queriendo armonizar estos datos con lo que dice la Biblia, pasando por alto lo que Dios ya dijo.
Entonces dice nuestro texto que Dios permite estas señales para probarnos, para ver si realmente le amamos con todo nuestro corazón y con toda nuestra alma.
Tal es la seguridad que debemos tener de la Palabra de Dios que incluso estando de frente a un prodigio, milagro o dato “científico” la Palabra de Dios es fiel y confiable, nuestra confianza debe estar en lo que Dios ya dijo y no en nuestros sentidos.
En la Ley de Dios hay vida y libertad, ella es confiable, mas que nuestros sentidos. Ella es un regalo de Dios, no la menosprecies.
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