Renovación de la esperanza desde los escombros del desaliento.
Aplaste a los gigantes que hay en su vida • Sermon • Submitted
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· 241 viewsDestruya el desaliento que hay en su vida, puede ganar la batalla y vivir victorioso.
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Renovación de la esperanza desde los escombros del desaliento
Renovación de la esperanza desde los escombros del desaliento
Y dijo Judá: Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado, y el escombro es mucho, y no podemos edificar el muro.
Desmayar
Desmayar
Sabemos que esas palabras son verdaderas: "Siempre hay esperanza", pero algunas veces es difícil creerlas. Todos sufrimos períodos de desaliento. El diccionario define al desaliento como "privar de coraje, desanimar, desmayar, impedir". La mayoría de esas palabras empiezan con "d" , y podríamos agregar, desastre, depresión, derrota, desesperación.
"d" , y podríamos agregar, desastre, depresión, derrota, desesperación.
El Nuevo Testamento utiliza tres palabras griegas para dar la idea de estar desmayado, debilitado o desalentado. Siempre las traducimos como "desmayar" o "fatigarse ".
Por ejemplo, Pablo nos advierte que cuidemos especialmente de no transformarnos en fuente de desaliento para nuestros hijos:
Padres, no exasperéis a vuestros hijos, para que no se desalienten.
Luego en habla de los que se debilitan en el ministerio.
Por lo cual, teniendo nosotros este ministerio según la misericordia que hemos recibido, no desmayamos.
Más adelante en ese capítulo, nos anima a no desalentarnos mientras el "hombre exterior" se deteriora, porque lo que está en nuestro interior se renueva diariamente
Por tanto, no desmayamos; antes, aunque este nuestro hombre exterior se va desgastando, el interior no obstante se renueva de día en día,
Y no deberíamos estar desalentados por las dificultades de nuestros seres amados, porque en Pablo escribe:
Por eso, pido que no desmayéis a causa de mis tribulaciones por vosotros, las cuales son vuestra gloria.
Jesús se refiere al tema en el contexto de la oración cuando nos dice:
También les refirió Jesús una parábola sobre la necesidad de orar siempre y no desmayar,
No piense que este es un tema puramente personal; recuerde que naciones enteras pueden perder la esperanza. Sucedió durante los más oscuros días de Israel y Judá, cuando los invasores atacaron.
Los babilonios destruyeron la ciudad santa de Jerusalén, saquearon sus glorias y se llevaron a su pueblo a la esclavitud en una tierra distante.
se llevaron a su pueblo a la esclavitud en una tierra distante.
Parecía que el pueblo elegido de Dios lo habían perdido todo: tierra, orgullo nacional, su misma identidad como nación apartada para un propósito especial, porque ahora los hijos de Dios estaban dispersos por todas las naciones. Estos fueron los tiempos más oscuros, fueron días de lamentación, llanto y silencio.
Un gobernador llamado Ciro el Persa llegó al poder, y le dio permiso a los exiliados judíos para comenzar su regreso a casa. En el tiempo del primer regreso y reedificación del Templo, pensamos en dos héroes bíblicos: un sacerdote llamado Esdras y un administrador llamado Nehemías.
Esdras era el sacerdote para los corazones quebrantados, y Nehemías el reedificador de los sueños rotos.
El segundo tiene una lección de liberación para nosotros acerca de la de la renovación de la esperanza desde los escombros del desaliento.
Ladrillos
Ladrillos
El cuarto capítulo del libro de Nehemías nos ubica en medio de tiempos apasionantes.
Nehemías, el dotado organizador, había llegado en medio de una situación caótica, pero unió a una comunidad judía y se entregó a la operación de la reedificación.
Con las paredes en ruinas, el pueblo de Israel no había tenido el lujo de un sueño tranquilo.
Atacantes de las provincias circundantes podían invadir durante la noche y mantener a los colonizadores israelitas desalentados y atemorizados.
La amenaza de un avivamiento no fue bienvenida por los vecinos; todo este rumor de la reedificación tenía que ser apagado.
Por lo tanto, los israelitas estaban bajo constante ataque de todos lados: Sanbalat y los samaritanos desde el norte, Tobías y los amonitas desde el este, Gesem y los árabes desde el sur y los asdoditas desde el oeste.
dice que formaron una especie de alianza oscura para presionar a los obreros de la construcción. Y las armas más grandiosas del arsenal son el temor y el desaliento.
Conspiraron luego todos a una para venir a atacar a Jerusalén y hacerle daño.
Pero Dios tiene ideas diferentes. Había habilitado con poder a su siervo visionario, Nehemías, en una manera poderosa, y día tras día la obra continuó.
Ladrillo a ladrillo las paredes volvieron a levantarse. Aquí en el cuarto capítulo de Nehemías, si seguirnos la historia, la obra estaba terminada por la mitad. El pueblo podía oler la victoria.
La Biblia nos dice que justo en el medio, a la mitad, una nueva ola de desaliento estalló a través de rumores de merodeadores y sembradores de confusión.
Nehemías se dio cuenta que debe tratar con los corazones débiles de su pueblo.
Vamos a descubrir cómo Nehemías manejó el problema.
Vamos a descubrir cómo Nehemías manejó el problema.
Vamos a descubrir cómo Nehemías manejó el problema.
Vamos a descubrir cómo Nehemías manejó el problema.
Reconocer el desaliento -
Reconocer el desaliento -
Reconocer el desaliento -
Reconocer el desaliento -
Y decía Judá: «Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho; no podremos reconstruir el muro».
El proyecto de construcción requería cincuenta y dos días. A los obreros les tomo un mes para llegar a la mitad.
La fatiga los atrapaba, y cuando la energía se va acabando, lo mismo pasa con el animo.
La fatiga los atrapaba, y cuando la energía se va acabando, lo mismo pasa con el animo.
Si uno excede los límites, comienzan a aparecer las grietas. Empieza a sentirse tenso, irritable y triste.
Esos son los momentos cuando su enemigo, el diablo, hace un círculo alrededor de su nombre en la agenda. Eso fue verdaderamente lo que sucedió en Jerusalén. El pueblo estaba agotado, desalentado y, además, frustrado.
agotado, desalentado y, además, frustrado.
Factor número dos: frustración.
Factor número dos: frustración.
Y decía Judá: «Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado y el escombro es mucho; no podremos reconstruir el muro».
El versículo diez registra que repentinamente se sintieron frustrados con la basura y los pesados escombros de la gran construcción que siempre estaban allí. Se sintieron agotados
Es una palabra de moda en nuestros tiempos: “agotado”. Todos la utilizamos.
En las generaciones pasadas un hombre podía trabajar su vida adulta completa en una empresa, luego retirarse después de cincuenta años con el reloj de oro; si alguna vez se había sentido "exhausto" durante ese tiempo, no existía la palabra para articularlo.
seguro que estará de acuerdo conmigo que es la mejor alternativa.
Actualmente siempre cambiamos carreras y apuntamos al agotamiento. Escuché decir que hay tres maneras de vivir: puedes vivir la vida, puedes gastarla o puedes agotarla. Espero vivir la vida, y estoy seguro que estará de acuerdo conmigo que es la mejor alternativa.
Los israelitas abandonaron y pronunciaron su fracaso. La fatiga y la frustración son una buena receta para el fracaso.
Pero es necesario definir cuidadosamente este concepto de agotamiento.
Pero es necesario definir cuidadosamente este concepto de agotamiento.
La verdadera naturaleza del agotamiento es trabajar demasiado duro y en las cosas equivocadas.
Es luchar por una meta que no puedes lograr, tal vez una meta que nadie puede lograr.
Agotamiento es empujar todo el peso montaña arriba por sí solo, y una vez alcanzada la cumbre darse cuenta que todo va a venirse abajo y el proceso comenzará nuevamente.
Es un sentido de desaliento, y los obreros de Nehemías sufrían el agotamiento por los escombros. No podían ver el cuadro de una ciudad resplandeciente, solamente veían los escombros. En una palabra, estaban frustrados.
Factor número cuatro: temor
Factor número cuatro: temor
Nuestros enemigos dijeron: «Que no sepan ni vean hasta que entremos en medio de ellos, los matemos y hagamos cesar la obra». Pero sucedió que cuando venían los judíos que vivían entre ellos, nos decían una y otra vez: «De todos los lugares donde habitan, ellos caerán sobre vosotros».
Analizamos el tema del temor en el primer mensaje, pero el temor también está relacionado con el desaliento.
Imagínese a los cansados obreros, que edifican los muros en medio de todo ese horrible escombro. El trabajo ya era lo suficientemente abrumador, pero también estaba el tema de estos vecinos que se detenían para dejar unas palabras en sus oídos.
No existe nada que pueda desviar más la obra del pueblo de Dios que una palabra negativa. Todo el que trata de servir al Señor conoce esta verdad.
Es en ese momento cuando las palabras venenosas siempre se materializan desde algún lado. Estamos tentados para decir: "Si es así cómo piensa la gente, entonces mejor cierro mi Biblia y me voy".
La crítica es tóxica. Tal vez la cosecha en este preciso momento. Tal vez las palabras amargas de otros erosionan su espíritu en el lugar de trabajo o aún en su hogar. Tal vez hay personas que juguetean con sus temores, hasta que usted se desalienta. Ahora que hemos reconocido todos los factores que llevan al desaliento, ¿cómo podemos responder?
¿cómo podemos responder?
Como responder a desaliento: ;
Como responder a desaliento: ;
«¡Oye, Dios nuestro, cómo somos objeto de su desprecio! Haz que su ofensa caiga sobre su cabeza y entrégalos por despojo en la tierra de su cautiverio. No cubras su iniquidad ni su pecado sea borrado delante de ti, porque se han airado contra los que edificaban».
Entonces oramos a nuestro Dios, y por culpa de ellos montamos guardia contra ellos de día y de noche.
Voy a hacerle una sugerencia vital. La próxima vez que se encuentre ante una derrota en su vida, invierta su procedimiento habitual, esto es, clame a Dios primero y no último. La mayoría de nosotros espera hasta agotar todas las otras alternativas antes de apelar a Dios, y lo hacemos como último recurso. No sé usted, pero a mí me preocupa alguien dice: "Lo hemos intentado todo, lo único que nos queda es orar"
como último recurso. No sé usted, pero yo resueno los dientes cuando alguien dice: "Lo hemos intentado todo, lo único que nos queda es orar"
No espere hasta lo último para mirar hacia arriba. Cuando viene el desaliento, ¡comience arriba! Vaya al Señor y pídale que lo ayude a solucionar todos los temas.
Segunda respuesta: continúe la obra que Dios le dio para hacer. "Edificamos , pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar" ().
Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar.
¿Por qué nuestra reacción inmediata a la adversidad es abandonar? Las personas dejan iglesias, trabajos, abandonan sus matrimonios, todo porque se han encontrado con la predecible etapa del desaliento.
del desaliento.
Y por supuesto, eso es lo peor que podemos hacer. Siempre lamentaremos haber abandonado debido a nuestras emociones. Satanás sabe que si puede trabajar con nuestras emociones y hacer que abandonemos, puede evitar que se resuelva el problema. Puede evitar que la obra de Dios avance. Pero miremos a Nehemías. Sentía todo el desaliento de su pueblo, pero nunca dejó su espátula de albañil, nunca perdió el ritmo para poner el próximo ladrillo. Sabía que debía seguir y seguir.
Tercera respuesta: Concéntrese en la totalidad. .
Entonces puse al pueblo por familias, con sus espadas, con sus lanzas y con sus arcos, por las partes bajas del lugar, detrás del muro y en los sitios abiertos. Después miré, me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo:
—No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
que la obra de Dios avance. Pero miremos a Nehemías. Sentía todo el desaliento de su pueblo, pero nunca dejó su cuchara de albañil, nunca perdió el ritmo para poner el próximo ladrillo. Sabía que debía seguir y seguir.
Los hombres de Nehemías fueron distribuidos por todo el perímetro, trabajaban en pequeñas secciones del muro, y eso fue una parte del problema. Estaban tan separados que no podían comunicarse y alentarse unos a otros. Solamente veían su propio pequeño agujero en el muro, su propia pila de basura. Era muy difícil mantener una perspectiva.
Del mismo modo nosotros también reducimos al mundo a los cubículos en que trabajamos: "Un escritorio es un lugar peligroso desde donde mirar el mundo", dijo John le Carré. Su cubículo puede no tener una ventana, pero siempre puede mantener una completamente abierta en su espíritu. Ábrala para Dios. Ábrala a otros. Mantenga en su visión la totalidad. Los obreros de Nehemías estaban deprimidos y cansados.
Nehemías los versículos 13 y 14 muestran cómo él manejó el problema. Ubicó al pueblo en filas a lo largo del muro. De pronto pudieron ver la unidad de su fuerza de trabajo, la orgullosa fila se mantuvo firme a lo largo de los muros. ¿Puede hacerse un cuadro mental de eso? Ahora los obreros podían ver que cada hombre era una sección más del muro que era reparado. Sumando todo, la totalidad daba una nueva ciudad.
Cuarta respuesta:
Después miré, me levanté y dije a los nobles, a los oficiales y al resto del pueblo:
—No temáis delante de ellos; acordaos del Señor, grande y temible, y pelead por vuestros hermanos, por vuestros hijos y por vuestras hijas, por vuestras mujeres y por vuestras casas.
En épocas de desaliento corra, no camine a La Palabra de Dios. Puede escucharse decir: "Hoy estoy demasiado deprimido para leer La Biblia. Mi corazón no comprenderá". Amigo mío ¡ahí está el punto! Cuando su corazón está afligido necesita una transfusión de esperanza y poder. Aprendan el principio de comer forzado. Saque el libro, ábralo, siéntese, ponga su mente a tono y lea la Palabra en voz alta. Estas son cosas prácticas que puede hacer; no espere el sentimiento, porque puede actuar hasta que lleguen los sentimientos con más facilidad que "sentir" para luego actuar.
Podemos correr al .
Dios es nuestro amparo y fortaleza,
nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida
y se traspasen los montes al corazón del mar;
aunque bramen y se turben sus aguas,
y tiemblen los montes a causa de su braveza.
Podemos correr al Nuevo Testamento
Pero vosotros, hermanos, no os canséis de hacer bien.
Podemos corres a
No nos cansemos, pues, de hacer bien, porque a su tiempo segaremos, si no desmayamos.
Quinta respuesta:
Lleve la carga de otra persona. Volvamos a Nehemías y su proyecto masivo de renovación. Si leernos un poco más adelante en el capítulo cuatro, encontraremos algo muy conmovedor. Un modelo de ayuda entre las personas.
La banda de luchadores de Nehernías, el remanente del Israel caído se había· unido para transformarse en un equipo. Estaban unificados en el compromiso. Algunos acarreaban, otros hacían guardia, otros edificaban, y todos ellos llevaban espada. La palabra final de este pasaje es que se quedaron toda la noche; estaban demasiado atrapados con la obra para irse a casa durante la noche. Nehernías nos dice que ni siquiera se cambiaron de ropa, excepto para asearse. Unidos permanecemos. Entendieron que si iban a prevalecer, necesitaban cuidarse la espalda unos a otros. Necesitaban ayudar a los más débiles a acarrear, y a los más bajos a alcanzar. Necesitaban cubrir a aquellos que eran más ancianos y estaban más cansados. Llevaron las cargas los unos de los otros.
Conclusión: Nuestras propias cargas se vuelven más livianas cuando hemos llevado las ajenas. Así es como Dios ha planificado las cosas. No quiere que usted lleve su propia carga. Quiere que nos unamos a una comunidad que lleve las cargas. Quiere que se entrelace en una cadena de aliento.
a otros. Necesitaban ayudar a los más débiles a acarrear, y a los más bajos a alcanzar. Necesitaban cubrir a aquellos que eran más ancianos y estaban más cansados. Llevaron las cargas los unos de los otros.