El evangelio para enseñar
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El evangelio para enseñar
El evangelio para enseñar
26 Y dijo Dios: Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza; y ejerza dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo, sobre los ganados, sobre toda la tierra, y sobre todo reptil que se arrastra sobre la tierra. 27 Creó, pues, Dios al hombre a imagen suya, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. 28 Y los bendijo Dios y les dijo: Sed fecundos y multiplicaos, y llenad la tierra y sojuzgadla; ejerced dominio sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todo ser viviente que se mueve sobre la tierra.
genesis 1.
genesis 1.31-2.3
31 Y vio Dios todo lo que había hecho, y he aquí que era bueno en gran manera. Y fue la tarde y fue la mañana: el sexto día. 1 Así fueron acabados los cielos y la tierra y todas sus huestes. 2 Y en el séptimo día completó Dios la obra que había hecho, y reposó en el día séptimo de toda la obra que había hecho. 3 Y bendijo Dios el séptimo día y lo santificó, porque en él reposó de toda la obra que El había creado y hecho.
15 Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
15 Entonces el Señor Dios tomó al hombre y lo puso en el huerto del Edén, para que lo cultivara y lo cuidara.
genesis 2.15-
he escuchado a muchas personas que el mejor metodo para enseñar es el amor, enseñando con el corazón, con paciencia, valores, con firmeza.
pero la pregunta que quiero hacer hoy es con que metodo aprende usted y cual es el que le gusta.
11 ¿Por qué estoy desanimado? ¿Por qué está tan triste mi corazón? ¡Pondré mi esperanza en Dios! Nuevamente lo alabaré, ¡mi Salvador y mi Dios!
el mi corta vida ministerial he sido testigo de dos forma de enseñanza, hay personas que dominan muy bien diversos temas, y lo trasmiten de una forma magistral, y otros que lo poco que conocen lo afirman con sus actos.
de igual forma encontramos a personas que conocen muy bien la biblia son un cumulo de conocimiento, pero de todo lo que conocen es meramente información en nuestra mente, no lo creen.
pero habemos que no conocemos mucho pero hemos decidido Creer con todas nuestras fuerzas y por ende ponerlo en practica.
Lo único que es enteramente cierto es que imposible, enseñar o trasmitir algo que no conocemos.
1 Entonces Jesús les dijo a las multitudes y a sus discípulos: 2 «Los maestros de la ley religiosa y los fariseos son los intérpretes oficiales de la ley de Moisés. 3 Por lo tanto, practiquen y obedezcan todo lo que les digan, pero no sigan su ejemplo. Pues ellos no hacen lo que enseñan.
mateo 23.1-
no dudo que muchos de ustedes son personas preparadas para cada una de sus clases, que constantemente son capacitados en sus áreas.
pero como enseñamos el evangelio?
compartir el evangelio y enseñarlo no debe ser una obligación del colegio, tampoco de la iglesia donde nos congregamos cada domingo a Glorificar a Dios por nuestras salvación.
compartir el evangelio es nuestra forma de amar al prójimo, el compartir el evangelio es nuestra respuesta de la gracia de Dios a nuestra vida.
Como se comparte el evangelio?
Predicando su palabra y confirmándola con nuestros actos.
una de las formas mas efectivas que existen hoy en dia para que las personas no busque a Dios, no es la bebida, drogas, el mundo, el diablo, no son estas las mas eficazes, es el testimonio de muchos que se dicen ser Cristianos y sus actos lo niegan.
nada es mas desalentador ver a personas motivar a otras personas a creer en un Dios que ellos mismo no creen.
pero como podriamos compartir el evangelio dia a dia, nos guste o no todo el tiempo estamos discipulando, ya sea para el espiritu o sea para la carne.
es asi que debemos de tomar en cuenta que todo el tiempos las personas nos ven, ya sea para ver algo bueno o algo malo, siempre estan buscando nuestras reacciones y estas reacciones producen en ellos acciones.
sigamos con el ejemplo de las relaciones: ¿Cómo podemos enseñar el evangelio en nuestra forma de relacionarnos?
La realidad es que ni tú ni yo hemos tenido una relación que no nos haya decepcionado de alguna manera.
¿Por qué es esta una verdad universal? Porque todos llevamos a nuestras relaciones algo que es destructivo para ellas.
Es algo que produce en todos nosotros instintos antisociales. Es algo que nos puede hacer impacientes, egoístas, irritables, orgullosos, críticos y demandantes.
Lo que destruye las relaciones es el pecado.
15 y por todos murió, para que los que viven, ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos.
nos dice que Jesús vino “para que los que viven ya no vivan para sí”. Sí, es verdad, el ADN del pecado es el egoísmo.
nos dice que Jesús vino “para que los que viven ya no vivan para sí”. Sí, es verdad, el ADN del pecado es el egoísmo. Causa que todos estemos muy concentrados y absortos en nosotros. Reduce el campo de nuestras preocupaciones solo a nuestros deseos, necesidades y sentimientos. Nos hace demasiado exigentes. Causa que seamos más prontos para dar nuestro juicio que para dar misericordia.
Causa que todos estemos muy concentrados en nosotros.
Reduce el campo de nuestras preocupaciones solo a nuestros deseos, necesidades y sentimientos.
Nos hace demasiado exigentes. Causa que seamos más prontos para dar nuestro juicio que para dar misericordia.
Nos hace incapaces de dejar pasar la menor ofensa. Nos hace quedarnos con algo que ya ha sido perdonado desde hace tiempo.
Hace que estemos a la defensiva con nuestra propia justicia en lugar de estar listos para confesar nuestro error. La complejidad de nuestras relaciones es el desastre del pecado.
Admitir que la complejidad de las relaciones es el desastre del pecado es un gran paso hacia la esperanza.
Es del egoísmo que Jesús vino a liberarnos gracias a Su vida, muerte y resurrección. Esto significa que hay gracia para cada momento desastroso. Tú recibes esta gracia al admitir cuánto la necesitas.
Otro ejemplo:
Lo real de nuestro pecado.
No hay necesidad de negar, racionalizar o excusar tu pecado. Dios no habría enviado a Su Hijo si tu pecado no fuera real.
• “Creo que me entendiste mal”.
• “No estaba enojado, solo enfatizaba un punto importante”.
• “No era lujuria; solo soy un hombre que disfruta de la belleza”.
• “No me sentía bien”.
• “Solo tengo una personalidad fuerte”.
• “Creo que estás siendo muy crítico”.
• “Sin daño no hay falta”.
• “No era una mentira, solamente era una manera diferente de ver las cosas”.
• “En ocasiones debes elegir entre el menor de los males”.
• “Tenía pensado regresarlo”.
• “No era chisme. Solo estaba pidiéndoles que oraran”.
• “No soy orgulloso, solo estoy ejerciendo mi don de liderazgo”.
• “Tengo que defenderme”.
Esta lista puede seguir y seguir. Todos somos muy buenos al hacerlo.
Somos muy habilidosos en convencernos de que nuestro pecado no es tan malo y de que somos más justos de lo que realmente somos.
Al final, todo ello es un insulto al Dios que ha controlado cada situación, lugar y persona en todo momento de la historia para que, en el tiempo perfecto, Su Hijo viniera con el propósito de perdonarnos y liberarnos de aquello que minimizamos.
Es un escándalo de incredulidad, una negativa a creerle a Dios cuando dice que estamos en una condición deplorable alejados de Su gracia.
Es orgullo destructivo asomando su horrorosa cabeza. ¿Por qué orgullo destructivo?
Porque es solo cuando admites humildemente la profundidad de tu injusticia y la incapacidad de alterar personalmente tu condición, que comienzas a suplicar y a emocionarte por la gracia redentora.
Ahora, todo lo que necesitas para convencerte de la profundidad y seriedad de tu pecado es la cruz de Jesucristo.
Que Dios haya ido al extremo de sacrificar a Su Hijo unigénito debería ser una prueba suficiente de que la tragedia moral del pecado es real.
Es tan real que el Hijo real de Dios tuvo que venir en un nacimiento real, vivir una vida real de perfección, morir una muerte real y dejar una tumba real para que tú pudieras tener perdón real y esperanza real ante tu pecado real. Cuando el pecado es real, ¡la gracia real es nuestra única esperanza!
1 ¡Cuán bienaventurado es aquel cuya transgresión es perdonada, cuyo pecado es cubierto! 2 ¡Cuán bienaventurado es el hombre a quien el Señor no culpa de iniquidad, y en cuyo espíritu no hay engaño! 3 Mientras callé mi pecado, mi cuerpo se consumió con mi gemir durante todo el día. 4 Porque día y noche tu mano pesaba sobre mí; mi vitalidad se desvanecía con el calor del verano. (Selah) 5 Te manifesté mi pecado, y no encubrí mi iniquidad. Dije: Confesaré mis transgresiones al Señor; y tú perdonaste la culpa de mi pecado. (Selah)
salmos 32.1-
Otro ejemplo:
Vida fuera del Creador
debo confesar que tengo un pedo muy recurrente, Aún soy tentado a pensar que mi manera es la mejor. No, no en lo grande, en lo sublime, en pecados públicos, sino en los más discretos pecados de orgullo, impaciencia, fracaso al ser gentil, amor por mí mismo más que por mi hermano, y amor desmedido por algunas cosas de la creación.
Es vergonzoso admitir que todo esto es el fracaso de una gran ilusión de lo que creía haber conquistado muchos años atrás.
Es una ilusión que he expuesto muchas veces en mis predicaciones.
Es el pecado de pecados, la mentira que fue dicha por primera vez en el jardín del Edén y que ha sido repetida millones de veces desde ese día.
Creer en esta mentira no solo te hace un iluso; también hace que te rebeles contra tu Padre celestial. ¿Cuál es esta mentira? Es la mentira de que la vida se puede encontrar fuera del Creador.
). Digámosle a Dios: “Venga Tu reino en todo lo que pienso, deseo, y digo. Venga Tu reino en mi matrimonio y en mi familia. Venga Tu reino en mi trabajo. Venga Tu reino en mi ocio. Venga Tu reino a gobernar mi corazón porque tratar de pisar tus límites ya no es atractivo para mí”. Esta es la oración que hago para mí mismo y para todos aquellos que lean este devocional
La paz y el descanso siempre los encontraremos cuando demos nuestros corazones en sumisión al Salvador. El descanso se encuentra en estas palabras: “Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo” (). Digámosle a Dios: “Venga Tu reino en todo lo que pienso, deseo, y digo. Venga Tu reino en mi matrimonio y en mi familia. Venga Tu reino en mi trabajo. Venga Tu reino en mi ocio. Venga Tu reino a gobernar mi corazón porque tratar de pisar tus límites ya no es atractivo para mí”. Esta es la oración que hago para mí mismo y para todos aquellos que lean este devocional
10 “Venga tu reino. Hágase tu voluntad, así en la tierra como en el cielo.
Digámosle a Dios: “Venga Tu reino en todo lo que pienso, deseo, y digo.
Venga Tu reino en mi matrimonio y en mi familia.
Venga Tu reino en mi trabajo.
Venga Tu reino en mi ocio.
Venga Tu reino a gobernar mi corazón porque tratar de pisar tus límites ya no es atractivo para mí”.
34 Y llamando a la multitud y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz, y sígame. 35 Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda su vida por causa de mí y del evangelio, la salvará. 36 Pues, ¿de qué le sirve a un hombre ganar el mundo entero y perder su alma? 37 Pues ¿qué dará un hombre a cambio de su alma? 38 Porque cualquiera que se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, el Hijo del Hombre también se avergonzará de él, cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.
Dios tiene intelecto
Dios tiene una voluntad racional, el no actúa por impulso,
Dios tiene sentimientos, nosotros también, tenemos cons