Nicodemo y el nuevo nacimiento
Introduccion
Primer punto: Quienes eran los fariseos
Segundo punto: Quien era Nicodemo
Tercer punto: Que es el nuevo nacimiento
Quienes eran los fariseos
El mejor ejemplo de lo que hacían se ve en la ley del sábado. En la Biblia se nos dice sencillamente que hemos de acordarnos del sábado para mantenerlo como un día santo y no hacer en él ningún trabajo, ni uno mismo ni sus criados y animales.
El Talmud es el comentario de la Misná, y en el Talmud de Jerusalén la sección dedicada a las leyes del sábado ocupa sesenta y cuatro columnas y media
La clase de cosa que hacían era algo así: Atar un nudo en sábado era hacer un trabajo; pero había que definir qué era un nudo. «Los siguientes son los nudos que es pecado hacer: el nudo de los conductores de camellos y el de los marineros; y tan pecado es si se atan como si se desatan». Por otra parte, los nudos que se pueden atar y desatar con una sola mano estaban permitidos. Además, «una mujer puede atarse la abertura de la enagua y las cintas de la cofia o de la faja, las correas de los zapatos o sandalias y de los pellejos del vino o del aceite». Ahora veamos lo que sucedía: Supongamos que un hombre quería bajar al pozo el cubo para sacar agua el sábado; no podía atarle la cuerda, porque era ilegal hacer un nudo en una cuerda el sábado; pero lo podía atar al cinturón de su mujer para bajarlo, porque el nudo del cinturón sí era legal. Esas eran cosas de vida o muerte para los escribas y fariseos; eso era la religión, la manera de servir y agradar a Dios.
Tomemos el ejemplo de llevar una carga. Jeremías 17:21–24 decía: «Guardaos por vuestra vida de llevar carga en el día de reposo». Entonces había que definir lo que era una carga; y se decía que era «comida comparable a un higo seco, el vino necesario para mezclarlo en una copa, un sorbo de leche, la miel que se pondría en una herida, el aceite necesario para ungir un miembro pequeño, el agua necesaria para disolver un colirio», etc., etc. Así que se tenía que decidir si una mujer podía llevar un broche en sábado o no, si se podía llevar una pierna o una dentadura postiza, o si eso sería llevar una carga. ¿Se podía levantar una silla, o llevar en brazos a un niño? Y así se prolongaban indefinidamente las discusiones y las disposiciones.
Los escribas eran los que deducían todas estas reglas, y los fariseos, los que dedicaban la vida a cumplirlas.
23 Después de esto, Jesús dijo a la gente y a sus discípulos: 2 «Los maestros de la ley y los fariseos tienen la responsabilidad de interpretar a Moisés. 3 Así que ustedes deben obedecerlos y hacer todo lo que les digan. Pero no hagan lo que hacen ellos, porque no practican lo que predican. 4 Atan cargas pesadas y las ponen sobre la espalda de los demás, pero ellos mismos no están dispuestos a mover ni un dedo para levantarlas.
5 »Todo lo hacen para que la gente los vea: Usan filacterias grandes y adornan sus ropas con borlas vistosas; 6 se mueren por el lugar de honor en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, 7 y porque la gente los salude en las plazas y los llame “Rabí”.
8 »Pero no permitan que a ustedes se les llame “Rabí”, porque tienen un solo Maestro y todos ustedes son hermanos. 9 Y no llamen “padre” a nadie en la tierra, porque ustedes tienen un solo Padre, y él está en el cielo. 10 Ni permitan que los llamen “maestro”, porque tienen un solo Maestro, el Cristo. 11 El más importante entre ustedes será siervo de los demás. 12 Porque el que a sí mismo se enaltece será humillado, y el que se humilla será enaltecido.
13 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Les cierran a los demás el reino de los cielos, y ni entran ustedes ni dejan entrar a los que intentan hacerlo.
15 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Recorren tierra y mar para ganar un solo adepto, y cuando lo han logrado lo hacen dos veces más merecedor del infierno que ustedes.
16 »¡Ay de ustedes, guías ciegos!, que dicen: “Si alguien jura por el templo, no significa nada; pero si jura por el oro del templo, queda obligado por su juramento.” 17 ¡Ciegos insensatos! ¿Qué es más importante: el oro, o el templo que hace sagrado al oro? 18 También dicen ustedes: “Si alguien jura por el altar, no significa nada; pero si jura por la ofrenda que está sobre él, queda obligado por su juramento.” 19 ¡Ciegos! ¿Qué es más importante: la ofrenda, o el altar que hace sagrada la ofrenda? 20 Por tanto, el que jura por el altar, jura no sólo por el altar sino por todo lo que está sobre él. 21 El que jura por el templo, jura no sólo por el templo sino por quien habita en él. 22 Y el que jura por el cielo, jura por el trono de Dios y por aquel que lo ocupa.
23 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Dan la décima parte de sus especias: la menta, el anís y el comino. Pero han descuidado los asuntos más importantes de la ley, tales como la justicia, la misericordia y la fidelidad. Debían haber practicado esto sin descuidar aquello. 24 ¡Guías ciegos! Cuelan el mosquito pero se tragan el camello.
25 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Limpian el exterior del vaso y del plato, pero por dentro están llenos de robo y de desenfreno. 26 ¡Fariseo ciego! Limpia primero por dentro el vaso y el plato, y así quedará limpio también por fuera.
27 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas!, que son como sepulcros blanqueados. Por fuera lucen hermosos pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de podredumbre. 28 Así también ustedes, por fuera dan la impresión de ser justos pero por dentro están llenos de hipocresía y de maldad.
29 »¡Ay de ustedes, maestros de la ley y fariseos, hipócritas! Construyen sepulcros para los profetas y adornan los monumentos de los justos. 30 Y dicen: “Si hubiéramos vivido nosotros en los días de nuestros antepasados, no habríamos sido cómplices de ellos para derramar la sangre de los profetas.” 31 Pero así quedan implicados ustedes al declararse descendientes de los que asesinaron a los profetas. 32 ¡Completen de una vez por todas lo que sus antepasados comenzaron!
33 »¡Serpientes! ¡Camada de víboras! ¿Cómo escaparán ustedes de la condenación del infierno?