4. LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD - E. S. -
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4. LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD - E. S. -
4. LAS PERSONAS DE LA TRINIDAD - E. S. -
C. Dios el Espiritu Santo.
Acerca del Espíritu Santo, el credo Niceano dice: “Creemos en el Espíritu Santo, quien es Señor y dador de vida, quien procede del Padre, que está con el Padre e Hijo, es glorificado y adorado, que habló por los profetas.” Ya que vivimos en la dispensación del Espíritu Santo, es muy importante que sepamos de Él todo lo que la Palabra nos revela. Una doctrina sana depende de un claro y exacto entendimiento de la naturaleza y obra de la bendita tercera persona de la trinidad que habita en y da poder a la iglesia, el cuerpo de Cristo.
1. La personalidad del Espíritu Santo.
B. Dios el Hijo (Cristologia).
Algunos falsos maestros, comenzando en épocas apostólicas, han dudado o negado la personalidad del Espíritu Santo, pensando en Él como si fuera una fuerza o influencia ejecutada por Dios en vez de una persona. Esta tendencia puede derivarse en parte de la palabra “espíritu”, del latín spiritus que significa “aliento.” La palabra griega pneuma, y la palabra hebrea ruach tienen el mismo significado de “aliento” o “viento”, al igual que “espíritu.”
1. Su nacimiento virginal.
Si uno piensa en el Espíritu Santo solamente como el “aliento” o “fuerza” de Dios, entonces, éste se considera como algo impersonal y no como un ser con una identidad separada de la del Padre. Sin embargo, la revelación divina nos dice que Dios es Espíritu (no material o físico). Así como lo hace el viento, que por naturaleza es invisible, Dios también ejecuta su p 120 poder y fuerza. El espíritu del hombre es inmaterial e invisible. Si Dios es una persona, y si el hombre es hecho a su imagen, el hombre es una persona (aunque mucho inferior). ¿No sería entonces lógico pensar en el Espíritu Santo como una persona? Observe las siguientes pruebas en las Escrituras (entre muchas) de la personalidad del Espíritu Santo, al igual que de su identidad separada de la del Padre:
Como es relatado en :
José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es. Y dará a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús, porque Él salvará a su pueblo de sus pecados. Todo esto aconteció para que se cumpliese lo dicho por medio del profeta, cuando dijo: He aquí, una virgen dará a luz un hijo, y llamaras su nombre Emanuel, que traducido es: Dios con nosotros. Y despertando José del sueño hizo como el ángel del Señor le había mandado, y recibió a su mujer. Pero no la conoció hasta que dio a luz a su hijo primogénito; y le puso por nombre Jesús. (Ver también ).
1.1. Se usan pronombres personales en relación con el Espíritu Santo. ; . A pesar del hecho de que la palabra griega para “espíritu” es de género neutro, el pronombre demostrativo ekeinos que significa “ese” es usado por Juan (16:13, 14) para referirse al Espíritu Santo: “Pero cuando venga el Espíritu de verdad, él [ese] os guiará a toda la verdad … él [ese] me glorificará …” San Pablo en , usa un pronombre relativo masculino para referirse al Espíritu: “… fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa, que [quien, masc.] es las arras de nuestra herencia …” (Ver también ; , ).
1.1. Uso de un pronombre femenino
1.2. Características personales son adjudicadas al Espíritu Santo. La definición de una persona es: “Uno que posee inteligencia, emociones o sentimientos, y voluntad.”
Vale la pena notar que en , la conclusión de la genealogía de José, el nacimiento virginal de Jesús está acentuado por el uso de un pronombre femenino, del que María es la antecedente: “Y Jacob engendró a José, marido de María de la cual nació Jesús, llamado el Cristo.” Las palabras “de la cual” en el griego, ex hes, es singular, género femenino, haciendo que el nacimiento sea “por María” solamente, aun cuando la genealogía es de José. Sólo Mateo y Lucas relatan el nacimiento de Jesús, pero Juan declara: “Y aquel Verbo fue hecho carne y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad” ().
• El Espíritu Santo posee inteligencia: “Pero Dios nos la reveló a nosotros por el Espíritu; porque el Espíritu todo lo escudriña, aun lo profundo de Dios. Porque ¿quién de los hombres sabe las cosas del hombre, sino el espíritu del hombre que está en él? Así tampoco nadie conoció las cosas de Dios sino el Espíritu de Dios. Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido” (). Aun más, “la palabra de sabiduría” y la “palabra de conocimiento” son dones dados por el Espíritu Santo ().
• El Espíritu posee emociones y sentimientos: el Espíritu Santo ama (), se enoja () y es angustiado ().
El apóstol Pablo dice concerniente al nacimiento de Jesús: “Pero cuando vino el cumplimiento del tiempo, Dios envió a su Hijo, nacido de mujer …” (). ¿No indica “nacido de mujer” un nacimiento virginal? Aquellos que dudan o niegan el nacimiento virginal de Jesús, lo hacen por una presuposición de incredulidad. Las escrituras enseñan de manera irrefutable el nacimiento virginal de Jesús.
1.2. El Catequismo de Westminster
• El Espíritu Santo posee voluntad: “Pero todas estas cosas las hace uno y el mismo Espíritu, repartiendo a cada uno en particular como él quiere” ().
1.3. Acciones personales son atribuidas al Espíritu Santo.
El Catequismo de Westminster define la doctrina del nacimiento virginal de la siguiente manera: “Cristo el Hijo de Dios, se hizo hombre, tomando para sí un verdadero cuerpo y un alma razonable, siendo concebido por el poder del Espíritu Santo, en el vientre de la Virgen María, y nacido de ella sin pecado.” Estas palabras del credo apostólico suman la creencia de la iglesia antigua, “concebido por el Espíritu Santo, nacido de la virgen María.”
• Habla: ; ; , , , .
1.3. En el Antiguo Testamento
• Testifica: .
En el Antiguo Testamento hay una progresiva revelación del sobrenatural nacimiento virginal de Jesús:
• Enseña: .
• p 103 En , tenemos la profecía más antigua del redentor del pecado en la que Él es llamado la “simiente de mujer.”
• Intercede: , .
• Dios prometió a Abraham una bendición sobre su “simiente” y a través de su simiente bendición sobre todas las naciones (). Pablo interpreta la promesa de la simiente de Abraham como una promesa cumplida en Cristo Jesús: “Ahora bien, a Abraham fueron hechas las promesas, y a su simiente.” No dice: “Y a las simientes”, como si hablase de muchos, sino de uno: “Y a tu simiente, la cual es Cristo” ().
• Guía: ; .
• El nacimiento de Jesús será “una vara del tronco de Isaí (David), y un vástago … de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu …” (, ), (También , ). Mateo comienza su evangelio con las palabras: “Libro de la genealogía de Jesucristo, hijo de David …” ().
• Manda y ordena: ; .
• Isaías profetiza de un niño que ha de nacer, que será llamado “… Dios fuerte, Padre eterno …” (, ) y ocupará el trono de David.
• Hace milagros: ; .
• Isaías predice claramente el nacimiento virginal como el medio para la venida de Emanuel (, ; ).
• Antes del nacimiento de Jesús, hubo un anuncio angelical del hecho. El ángel apareció primero a Zacarías, anunciando el nacimiento de Juan el Bautista, el precursor de Jesús, por su esposa Elisabet (); después el ángel anunció a María, que ella daría a luz un niño que sería el Hijo del Altísimo, y a pesar de su respuesta “no conozco varón”, la divina concepción ocurriría porque el Espíritu. La “cubrirá con su sombra”; porque para Dios nada es imposible ().
p 121 1.4. Reacciones personales son adjudicadas al Espíritu Santo. El Espíritu Santo ha demostrado ser una persona de acuerdo con los sentimientos que se dice Él posee como resultado de ciertas acciones humanas:
1.4. Importancia de la doctrina del nacimiento virginal
• Puede ser perturbado y angustiado: ; ; .
La doctrina del nacimiento virginal es vitalmente importante en toda la estructura de teología fundamental. Si Jesús hubiera nacido de un padre natural:
• Puede ser tentado, .
• Puede ser resistido, .
• Jesús hubiera heredado la naturaleza adánica de la raza humana, y su muerte no hubiera sido ni vicaria ni de sustitución. Hubiera muerto sólo por su propia redención.
• Se le puede mentir, .
• Jesús no hubiera sido infinito, y aun si se hubiera acordado algún método para evitar una identidad corporal con Adán, Jesús no hubiera podido morir por los pecados del mundo.
• Jesús hubiera sido solamente un sincero, celoso, pero finito líder religioso; la negación del nacimiento virginal es una negación virtual de la deidad de Jesús. Si Jesús hubiera tenido un padre humano, no hubiera podido ser el “unigénito del Padre”, el único infinito Hijo de Dios.
• Se le puede blasfemar (, ) y hacer afrenta ().
• Tendríamos entonces una Biblia indigna de confianza. Si Jesús no hubiera nacido de una virgen como lo registra Mateo y Lucas, ¿cómo p 104 podemos confiar lo que registran de su muerte y resurrección? Si no podemos confiar en nuestras Escrituras de una materia crucial, entonces toda fe religiosa es como navegar el mar sin carta hidrográfica o compás.
1.5. El Espíritu Santo mantiene relaciones personales:
• Con el Padre (). En la fórmula bautismal, el Espíritu está asociado en un plano de igualdad en nombre e identidad personal con el Padre y el Hijo.
• Por deducción lógica entonces, tendríamos que rechazar todo aspecto milagroso del cristianismo. Si Jesús es el eterno Hijo de Dios que se hizo carne para redimir e identificarse con el hombre, lo más lógico entonces es esperar su entrada milagrosa a este mundo. ¿No dijo el ángel a María, “porque nada hay imposible para Dios” ()?
• Con Cristo: “Él me glorificará; porque tomará de lo mío, y os lo hará saber” ().
• Entonces Jesús hubiera sido, tal vez, sólo un genio espiritual con peculiar y profundo conocimiento religioso, y no el único, infinito Cordero de Dios quien hizo válido todo sacrificio del Antiguo Testamento. Sólo una ofrenda divina e infinita puede hacer efectivo, de una vez y por todas, el sacrificio por el pecado. El sistema sacrificial del Antiguo Testamento hubiera sido poco más que paganismo si Dios no hubiera tenido la intención de mandar a su infinito Hijo en la “consumación de los siglos” para completar la tipología de los sacrificios de animales que por sí mismos eran impotentes. En el capítulo diez de Hebreos leemos: “porque la sangre de los toros y de los machos cabríos no puede quitar los pecados … somos santificados mediante la ofrenda del cuerpo de Jesucristo hecha una vez para siempre” (Vs. 4, 10). Un Cristo de padres completamente humanos no podría ser el Cordero de Dios.
• Entonces no podríamos esperar que Jesús viniera otra vez como el rey con quien todos lo redimidos reinarán. Sólo la preexistente palabra de Dios vendrá como Rey de Reyes y Señor de Señores. Juan dice de Él: “He aquí que viene con las nubes, y todo ojo le verá … Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es, y que era, y que ha de venir, el Todopoderoso” (, ). Y otra vez: “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre; y su nombre es el verbo de Dios” (). Podría demostrarse, si el espacio lo permitiera, que el rechazo de la doctrina del nacimiento virginal debilitaría casi toda otra teología básica de la historia cristiana. El hecho es que los maestros contemporáneos que niegan el nacimiento virginal presentan un evangelio que los apóstoles no hubieran reconocido y que las Escrituras refutan.
• Con los creyentes: “Porque ha parecido bien al Espíritu Santo, y a nosotros, no imponeros ninguna carga más que estas cosas necesarias …” (). Los apóstoles buscaban el complacer y hacer la voluntad del Espíritu Santo en la formación del sistema de la iglesia local.
Puede verse claramente en el último discurso de Jesús, registrado en el libro de Juan, que el Espíritu Santo tiene una identidad separada de la del Padre y del Hijo dentro de la trinidad. En este discurso, varias veces Jesús hace referencia a la venida del Espíritu Santo, a quien llama “otro Consolador”: “Y yo rogaré al Padre, y os dará otro Consolador, para que esté con vosotros para siempre …” (). Es claro que el “Consolador” es el Espíritu Santo porque Jesús lo llama “El Espíritu de Verdad” (Vs. 17). En el versículo veintisiete, Jesús dice: “Mas el Consolador, el Espíritu Santo”, haciendo positiva la identificación.
2. Su naturaleza.
La Confesión de Westminster da la siguiente definición de la naturaleza o naturalezas y persona de Jesucristo:
Jesús usa pronombres masculinos mostrando que el Espíritu Santo es una persona. El Consolador vendrá en respuesta a la oración de Jesús al Padre, quien lo enviará (). En , Jesús dijo que Él enviaría al Consolador, del Padre: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré … el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí.”
Claramente hemos establecido, por las mismas palabras de Jesús, una relación Yo-tu-el: Jesús ora, el Padre envía, el Consolador procede. Es imposible ignorar que las tres identidades obran separadamente. Esto es ampliado aun más por las palabras de Jesús: “… Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros; mas si yo me fuere, os lo enviaré” (). Uno debe irse para que el otro venga. Cuando el Consolador venga, será el resultado de la oración y el envío del p 122 Hijo, el envío del Padre en el nombre del Hijo, y el proceder del Espíritu Santo.
El Hijo de Dios, la segunda persona de la trinidad, siendo Dios verdadero y eterno, de una sustancia, e igual con el Padre, cuando vino la consumación de los siglos tomó sobre sí mismo la naturaleza del p 105 hombre, con todas las propiedades esenciales y flaquezas comunes que de ella proceden pero sin pecado: siendo concebido por el Espíritu Santo, en el vientre de la virgen María, de su sustancia. Así que las dos naturalezas enteras, perfectas y distinguidas, la divina y la humana, fueron inseparablemente unidas en una persona, sin conversión, composición, o confusión. Tal persona es verdadero Dios y verdadero hombre, pero un Cristo, el único mediador entre Dios y el hombre … (Cap. VIII, Sec. 2)
Jesús tenía una naturaleza divina y una naturaleza humana; sin embargo, Jesús era una persona, no dos. Él era el Hijo del Hombre, pero sus dos naturalezas no resultaron en una personalidad dual del tipo Dr. Jekyll y Sr. Hyde. Él era Cristo, el Mesías y Jesús de Nazaret: “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (). Él subsistió en la forma de Dios y era igual con Dios; pero tomó la forma de un siervo y fue hecho a la semejanza de hombres. El griego homoioma significa “semejanza real “, pero la semejanza de Jesús no era solamente humana. Él era un verdadero hombre, pero no solamente hombre. Jesús nació y murió como los hombres; pero, Él era el “por siempre eterno” que dijo: “Antes que Abraham fuese, yo soy” (). Jesús dijo: “tengo sed”; pero también dijo “Yo soy el agua de vida.” Jesús dijo: “Dame de beber”; pero en la misma ocasión también dijo: “mas el que bebiere del agua que yo le daré, no tendrá sed jamás” ().
Es por esta razón que el Espíritu Santo procede (como declaran los credos) del Padre y el Hijo. Una herejía de tiempos antiguos, llamada “Sabelianismo”, enseñaba que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo eran sólo nombres diferentes para la misma Persona y modalidades diferentes por las cuales la única persona se manifestaba. Si esto fuera cierto, entonces el discurso de Jesús acerca del Consolador no tendría sentido, como tampoco lo tendría la oración de Jesús registrada en el capítulo diecisiete de Juan.
Jesús fue azotado con látigos; sin embargo, por sus llagas fuimos curados. Él dijo: “No puedo yo hacer nada por mí mismo”; pero sin Él nada de lo creado fue creado. Otro tuvo que cargar su cruz; pero, Él sustenta todas las cosas con la palabra de su poder. Él creció en sabiduría y estatura (); pero Él es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos. Fue sentenciado a muerte por un gobernador romano; pero Él era el Rey de Reyes y Señor de Señores. Él dijo: “ahora está turbada mi alma”; sin embargo, Él era el “Príncipe de Paz.” El clamó en la cruz: “¿Por qué me has desamparado?”; sin embargo, prometió a sus seguidores: “No te desamparare, ni te dejaré.”
Es difícil determinar si el “procede del Padre” mencionado en es una relación eterna (como lo establecen los credos), o un proceder dentro de la iglesia en el día de pentecostés en respuesta a la oración de Jesús. Esta dificultad se debe a que el “proceder” no está mencionado en ninguna otra parte. Las iglesias romana y griega han disputado durante siglos si el Espíritu procede eternamente del Padre solamente, o del Padre y el Hijo. La iglesia griega sostiene que procede solamente del Padre; pero en cualquier caso, parece claro que el Espíritu Santo fue enviado por ambos: el Padre y el Hijo. (Compare con 15:26 y 16:7).
2. La deidad del Espíritu Santo.
2.1. La naturaleza humana de Jesús.
El apóstol Juan advirtió en contra de una herejía que negaba la humanidad de Jesús; él declaró:
Mostraremos de acuerdo con la Escritura que el Espíritu Santo es el verdadero Dios, co-igual y co-eterno con el Padre y el Hijo, la tercera persona de la trinidad. El hecho de que el Espíritu ejecuta la voluntad del Padre y glorifica al Hijo, sin hablar de sí mismo, no indica inferioridad; indica solamente la obra interna del Dios trino. Entre los hombres, la subordinación indicaría inferioridad, pero no en la tri-unidad de Dios; esto es parte del incomprensible misterio. En la trinidad no hay tres individuos, sino tres identidades personales del único Dios. Cuando contemplamos cómo la sumisión en la trinidad, por parte del Hijo y del Espíritu no constituye inferioridad de posición, podemos entonces entender mejor por qué la sumisión de los creyentes, el uno al otro, no rebaja al creyente sino que lo hace más agradable a su Señor. Las siguientes son pruebas escriturales de la deidad del Espíritu Santo:
2.1. Se le llama Dios.
… Muchos falsos profetas han salido por el mundo. En esto conoced el Espíritu de Dios: Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios; y todo espíritu que no confiesa que Jesucristo ha venido en carne no es de Dios; y este es el espíritu del anticristo … ().
“Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad?… No has mentido a los hombres sino a Dios” (, ). Lo que se le hace al Espíritu Santo es considerado claramente como algo hecho a Dios. El pecado fatal de Ananías no fue el de sustraer del precio de la heredad, sino el p 123 del engaño de pretender estar entregándolo todo. (Ver también ; ).
Algunos creyentes devotos y bien intencionados han estado tan preocupados por mantener la deidad de Cristo Jesús que han minimizado su p 106 humanidad. Jesús no tuvo simplemente un roce con la humanidad, Él tomó para sí mismo una genuina naturaleza humana con toda atribución humana, excepto su pecaminosidad. Su naturaleza humana estaba en sumisión a su naturaleza divina sin sacrificar nada de su humanidad. Estudiemos las pruebas de su naturaleza humana:
2.2. Se le adjudican atributos divinos:
• Jesús nació como un niño natural en el pesebre de Belén y fue envuelto en pañales ().
2.2.1. Eterno: “¿Cuánto más la sangre del Cristo, el cual mediante el Espíritu eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios, limpiará vuestras conciencias de obras muertas para que sirváis al Dios vivo?” (). El Espíritu Santo no es un ser creado; siempre existió como parte del Dios trino, Él es tan eterno como el Padre y el Hijo.
• Creció en la manera normal de un niño (, ).
2.2.2. Omnisciencia: “… El Espíritu Santo, a quien el Padre enviará en mi nombre, él os enseñará todas las cosas …” (). “… porque el Espíritu todo lo escudriña …” (). (También ).
• Creció en sujeción a sus padres (, ).
2.2.3. Omnipresencia: “¿A dónde me iré de tu Espíritu? ¿A dónde huiré de tu presencia?” (). El salmista declara que no hay lugar en la tierra, en el infierno o en el cielo donde uno pueda escapar de la presencia del Espíritu Santo.
• Jesús fue trazado a través de dos genealogías, una de José () y una de María ().
• Él es llamado “La Simiente de Mujer”, “La Simiente de Abraham”, y “El Hijo de David”; de esta manera Jesús es relacionado con la raza humana.
2.2.4 Omnipotencia: “… Él Espíritu Santo vendrá sobre ti, y el poder del Altísimo de cubrirá con su sombra; por lo cual también el Santo Ser que nacerá, será llamado Hijo de Dios” (). (Ver también ; ).
2.2.5. Santidad: Esto se ve en el nombre “Espíritu Santo.” Él es el Espíritu de santidad que opera en la iglesia para consagrar los creyentes a Dios. Él nos separa del mundo para ser consagrados a Dios ().
• Jesús fue tentado y probado en todas las áreas, tal como nosotros, pero Él no cometió pecado. Frecuentemente se pregunta si Jesús pudo haber pecado. Él no pudo haber pecado porque poseía, en adición a su naturaleza humana, una naturaleza divina que era santa; además, por el hecho de que fue concebido por el Espíritu Santo sin un padre humano, su naturaleza humana estaba libre de pecado. Sumado a esto, su naturaleza humana estaba en perfecta sumisión a su naturaleza y voluntad divina. Algunos dirán entonces ¿por qué Jesús fue tentado si no podía pecar? La tentación, como se aplica a Jesús, significaba “prueba.” Estaba en orden perfectamente que Él fuera probado para demostrar, como el último Adán, su perfecta obediencia; y como el Cordero de Dios, que El era “sin mancha y sin contaminación” (; ; ; , ).
2.2.6. Presciencia: “… el Espíritu habló antes por boca de David acerca de Judas …” (). Sólo Dios puede saber el futuro. El Espíritu Santo, hablando 1.000 años antes a través de David, previó y predijo en dos salmos mesiánicos (69:25 y 109:8) la traición y destino de Judas Iscariote. (Ver también , , respecto a la predicción de Agabo por el Espíritu, concerniente a una gran hambre que vendría en toda la tierra habitada).
• Se llama a sí mismo “hombre” (); se llama a sí mismo o es llamado el “Hijo del Hombre” setenta (70) veces (); “un mediador … Cristo hombre” ().
• Jesús es nuestro sumo saerdote. El requisito de un sacerdote es que tiene que ser tomado de entre los hombres a fin de ser su representante. Debe compartir su estado (). Isaías vio a Jesús en visión profética como “varón de dolores, experimentado en quebranto” (). El verdadero sumo sacerdote debe también poder acercarse al trono de Dios por su propio mérito. Jesús, el Hijo de Dios, representa al hombre delante de Dios, y recíprocamente representa a Dios delante de los hombres. Nuestro sumo sacerdote es el Dios-hombre; un sumo sacerdote de la orden de Melquisedec.
2.2.7. Amor: “Pero os ruego hermanos, por nuestro Señor Jesucristo y por el amor del Espíritu [subjetivo genitivo—“amor que el Espíritu tiene”], que me ayudéis orando por mí a Dios …” (). En la bendición trinitaria de II Corintios 13:14, “1a gracia de Cristo y la comunión del Espíritu Santo”, son en realidad aspectos del amor de Dios. Ya que Dios es amor, esperamos encontrar manifestaciones de amor en los hechos de la trinidad.
2.3. Al Espíritu Santo se le atribuyen obras divinas:
• Jesús tuvo atributos humanos tales como hambre, sed, lágrimas, fatiga, etc.; al fin, Él sufrió, derramó su sangre, murió y fue sepultado.
• p 107 Aún después de la resurrección, con un cuerpo glorificado, podía invitar a Tomás a tocar sus manos y su costado para que él pudiera sentir sus heridas. Jesús todavía retenía su humanidad junto con su divinidad. En , Él regresa a gobernar sobre la tierra y se dice de Él: “Estaba vestido de una ropa teñida en sangre …” En el capítulo veintidós de Apocalipsis vemos a Jesús con el Padre en la nueva Jerusalén y Él es llamado el “Cordero.” Jesús tenía una triple obra posicional: profeta, sacerdote, y rey; en el siglo venidero, Jesús retendrá estas mismas posiciones. (Ver ; , ; , ; ; ; ; P. 1:11; ). El Hijo de Dios se hizo el Hijo del hombre a fin de que los hijos de los hombres pudieran ser Hijos de Dios.
2.3.1. Creación: “El Espíritu de Dios me hizo, y el soplo del Omnipotente me dio vida” (). (Ver también ; ) Esta obra creadora y dadora de vida, hecha por el Espíritu Santo, es vista también en el asombro de María ante la concepción y resurrección de Jesús de p 124 los muertos. ¿No es esta vista también en nuestra regeneración o nuevo nacimiento? (Ver también ; , ; ).
2.3.2. Profecía: “… El dulce cantor de Israel: el Espíritu de Jehová ha hablado por mí, y su palabra ha estado en mi lengua. El Dios de Israel ha dicho, me habló la Roca de Israel …” (). Aquí el Espíritu Santo es igualado con el Dios de Israel y la Roca de Israel; el Espíritu es el Espíritu de Jehová que es el mismo que Eloah (Dios de la creación) y la Roca (Tsur—nombre metafórico para “El eterno e inmutable”).
2.2. La naturaleza divina de Jesús.
2.3.3. Intercesión: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad; pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles” (). El Hijo de Dios es nuestro intercesor; el Espíritu está asociado con el Hijo en representarnos ante el trono de gracia. El Espíritu Santo conoce en su omnisciencia la mente de Dios y la voluntad de Dios para nosotros. De esta manera, Él puede dirigimos en oración para que oremos “como conviene.”
Si nos acercamos al estudio de Jesús con razonamiento humano, habrá la tendencia de descubrir sólo su humanidad; si nos acercamos con devoción emocional, tendremos la tendencia de encontrar sólo su divinidad; pero si estudiamos la Biblia con fe, aceptaremos lo que revela la Palabra de Dios—su humanidad y deidad. Hemos examinado las pruebas de su humanidad; veamos ahora la evidencia de su deidad:
• En el Antiguo Testamento, los profetas profetizan su venida, y le dan nombres divinos: Isaías lo llama “Dios fuerte, Padre Eterno” (), y “Emanuel”, que significa “Dios con nosotros” (7:14). Jeremías lo llama “Jehová, justicia nuestra [Jehová-Tsidkenu]” (). David habla de Él como “Mi Señor” ().
2.3.4. Inspiración de escritura: “Porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (II P. 1:21). (Ver también , “inspiración de Dios” es literalmente “respirado de Dios”; el “aliento de Dios” es una metáfora para el Espíritu Santo []).
• Jesús es llamado “Dios”, y “Señor” en el Nuevo Testamento: “Entonces Tomás respondió y le dijo: ¡Señor mío, y Dios mío!” (); “Pero sabemos que el Hijo de Dios ha venido … Este es el verdadero Dios, y la vida eterna” (); “… vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas, bendito por los siglos. Amén” (); “… Y el Verbo era Dios” (); “… la manifestación gloriosa de nuestro gran Dios y Salvador Jesucristo” (); “Tu trono, oh Dios, por el siglo del siglo” (, citado del ).
2.3.5. Agente de dirección divina: “Pero cuando os trajeren para entregaros, no os preocupéis por lo que habéis de decir, ni lo penséis, sino lo que os fuere dado en aquella hora, eso hablad; porque no sois vosotros los que habláis, sino el Espíritu Santo” (). Note que el Espíritu tiene conocimiento infalible acerca de qué hablar y es capaz de instruir nuestras mentes y guiarnos de tal forma que en la práctica decimos lo que es propio y de acuerdo con la voluntad de Dios.
• Es llamado el “único” Hijo de Dios. El término “unigénito” (gr., monogenes) significa “único, del mismo tipo.” Jesús no fue creado como el Hijo de Dios, Él fue eternamente el Hijo. “De cierto, de cierto os digo: viene la hora, y ahora es, cuando los muertos oirán la voz del Hijo de Dios; y los que la oyeren vivirán” (); “Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne” (); “Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo. Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene al Padre” (, ).
3. Los nombres del Espíritu Santo.
• p 108 Jesús declara ser uno con el Padre: “Yo y el Padre uno somos” (); “El que me ha visto a mí, ha visto al Padre” (). (También ).
En nuestro estudio de los nombres de Dios, observamos que sus nombres representaban su carácter. Los nombres de Dios no eran solamente designaciones o identificaciones; nos revelaban algo acerca de la naturaleza, atributos y obras de Dios. El mismo concepto es cierto para los nombres del Espíritu Santo. Hay alrededor de 350 pasajes en las Escrituras que hacen referencia al Espíritu Santo, en los cuales pueden discernirse más de cincuenta (50) nombres o títulos. No intentaremos analizar cada nombre adjudicado al Espíritu, sino sólo a aquellos títulos que añaden al completo entendimiento de la naturaleza o actividad del Espíritu. Algunos de esos títulos son los siguientes:
p 125 3.1. El Espíritu Santo: “… ¿Cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan?” (). El Espíritu Santo es el obsequio más precioso que nuestro Padre en los cielos puede darnos; obsequio que Él está abundantemente dispuesto a impartir.
• Jesús tenía preexistencia: “Antes que Abraham fuese, Yo soy” (); “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo era Dios … y aquel Verbo fue hecho carne” (, ); “Ahora pues, Padre, glorifícame tú al lado tuyo, con aquella gloria que tuve contigo antes que el mundo fuese” (). (Ver también ; ; ).
3.2. El Espíritu de Dios: “¿No sabeís que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros?” (). En , el templo del Espíritu es el creyente, pero aquí es la iglesia de Cristo (observe el pronombre “sois”, como en ).
• Atributos divinos fueron adjudicados a Jesús:
3.3. El Espíritu: “… Lo que es nacido del Espíritu, espíritu es” (). El Espíritu produce la experiencia de nacer de nuevo en el creyente; es Él quien imparte nueva vida (zoe en adición a bios). (Ver ; ; ).
(1) Omnipotencia: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra” (); “Y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho” (); “Porque en él fueron creadas todas las cosas, las que hay en los cielos y las que hay en la tierra, visibles e invisibles; sean tronos, sean dominios, sean principados, sean potestades; todo fue creado por medio de él y para él. Y él es antes de todas las cosas y todas las cosas en él subsisten” (, ). (Ver también ; , ; , ; ).
3.4. El Espíritu de Jehová: “Saldrá una vara del tronco de Isaí, y un vástago retoñará de sus raíces. Y reposará sobre él el Espíritu de Jehová; espíritu de sabiduría y de inteligencia, espíritu de consejo y de poder, espíritu de conocimiento y de temor de Jehová” (, ). Esta es claramente una profecía mesiánica. El Espíritu de Jehová descansará sobre Cristo, en su ministerio terrenal como redentor (; ; , ) y en su reino milenial. (Ver también donde el Espíritu Santo es también llamado el “Espíritu de Jehová”, y donde los particulares proféticos apuntan a ambas venidas de Cristo.)
(2) Omnisciencia: “Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque conocía a todos, y no tenía necesidad de que nadie le diese testimonio del hombre, pues él sabía lo que había en el hombre”, (, ). (Ver también ; ; ; ).
3.5. El Espíritu del Dios vivo: “… Sois carta de Cristo … escrita no con tinta, sino con el Espíritu del Dios vivo …” (). La iglesia es una epístola, un testimonio de Cristo ante todos los hombres, un testimonio no de obras humanas, sino una epístola escrita por el Espíritu del Dios vivo (el dador de vida divina) sobre las tablas del corazón. En otras palabras, el Espíritu grabará el carácter de Jesús sobre nuestros corazones a medida que funcionamos en el cuerpo de Cristo.
(3) Omnipresencia: “… He aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo” (); “Nadie subió al cielo, sino el que descendió del cielo; el Hijo del Hombre, que está en el cielo” ().
(4) Eternidad: “Y él es antes de todas las cosas” (); “Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos” (). (Ver también ; ; ; ; )
3.6. El Espíritu de Cristo: “Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él” (). El poseer el Espíritu de Cristo nos identifica como uno de los suyos.
(5) Inmutabilidad: Ver .
3.7. El Espíritu de su Hijo: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba Padre!” (). El Hijo de Dios se hizo Hijo de hombre a fin de que los hijos de hombres pudieran ser hijos de Dios con el privilegio de llamar a Dios “Abba Padre.”
(6) Creación: Ver ; ; ; ; .
3.8. El Espíritu de Jesucristo: “Porque sé que por vuestra oración y la suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi liberación …” (). A medida que oramos por aquellos que ministran, Dios suplirá para ellos el mismo Espíritu que sustentó a Cristo Jesús en su misión. El uso de un artículo definido con la “oración” al igual que la “provisión” muestra que las dos están relacionadas.
(7) Santidad: “Y sabéis que él apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él” (). (Ver también I P. 2:22; ).
p 126 3.9. El Espíritu de Santidad: “Que fue declarado Hijo de Dios con poder, según el Espíritu de Santidad …” () Jesús vino como la prometida simiente de David que también era el divino Hijo de Dios, siendo así declarada su deidad por su resurrección de los muertos a través de la obra del Espíritu de Santidad. Sólo Dios es absolutamente Santo; su Espíritu es el Espíritu Santo o Espíritu de santidad.
3.10. El Espíritu de devastación: Isaías llama al Espíritu el “Espíritu de devastación y juicio” (). El Espíritu de santidad limpia a Sión de pecado e iniquidad por medio de la devastación y juicio, resultando en salvación. “Su aventador (del Espíritu) está en su mano, y limpiará su era …” ().
(8) Perdón de pecados: “… dijo … Hijo, tus pecados te son perdonados” (). (Ver también ).
3.11. El Espíritu de verdad: Juan llama al Espíritu Santo el “Espíritu de verdad” porque Él es el agente de revelación divina que capacitará a los apóstoles para registrar las enseñanzas de Jesús e interpretar exactamente los eventos redentores de historia sagrada. (Ver ; ; ).
(9) Todo juicio le es dado: “Porque el Padre a nadie juzga, sino que todo el juicio le dio al Hijo” (). (Ver también ; ; ; ; ; ).
3.12. El Espíritu de vida: El principio del Espíritu de vida en Cristo ha reemplazado al principio de la carne (el ego egoísta), para que ahora, esta nueva dinámica pueda producir la justicia de Cristo en nosotros y a través de nosotros ().
• Jesús hizo declaraciones de sí mismo que serían absurdamente graciosas si Él no fuera divino: “Yo soy la resurrección y la vida; el que cree en mí, aunque esté muerto vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, p 109 no morirá eternamente” (, ). (Ver también , ; ; ; , , , , , ; , , ; , ; ; ).
3.13. El glorioso Espíritu: “Si sois vituperados por el nombre de Cristo, sois bienaventurados, porque el glorioso Espíritu de Dios reposa sobre vosotros …” (I P. 4:14). Cuando Cristo se acercaba a la cruz, durante su última semana, Él clamó: “Ha llegado la hora para que el Hijo del Hombre sea glorificado” (). Jesús consideraba su prueba de crucifixión como su hora de gloria. Pedro, hablando a cristianos perseguidos, y recordando las palabras de Jesús a la hora de su gloria, les aseguró que sus sufrimientos por Cristo eran su gloria y que el Espíritu de gloria descansaba sobre ellos; aquellos cristianos perseguidos estaban participando de los sufrimientos de Cristo y también participarían de su gloria. (Ver I P. 2:19; 3:14).
• Jesús estaba consciente de la relación sin igual que tenía con el Padre y con el Espíritu Santo como el Hijo de Dios. Esto se evidencia en sus declaraciones: “Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu Santo de verdad, el cual procede del Padre, él dará testimonio acerca de mí … Os conviene que yo me vaya; porque si no me fuere, el Consolador no vendrá a vosotros; mas si me fuere, os lo enviaré” (; ). (Ver también ; , ).
• Se rindió adoración a Jesús. estipula: “Porque no te has de inclinar a ningún otro Dios, pues Jehová, cuyo nombre es Celoso, Dios celoso es.” La adoración pertenece sólo al Dios todopoderoso; sin embargo, Cristo recibió genuina alabanza sin objeción ni protesta: “Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios” (). En el nacimiento de Jesús los sabios o magos de oriente vinieron a rendirle homenaje “… su estrella hemos visto en el oriente, y venimos a adorarle … y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo adoraron …” (, ). Dios ordenó con respecto a su Hijo “Y otra vez, cuando introduce al Primogénito en el mundo dice: Adórenle todos los ángeles de Dios” (). A quien sea que se le rinda adoración, el mismo es el verdadero Dios. Jesús es verdadero Dios, segunda persona de la deidad, co-igual y co-eterno con el Padre. Amén.
3.14. El Espíritu de Gracia: “¿Cuánto mayor castigo pensáis que merecerá el que pisoteare el Hijo de Dios, y tuviere por inmunda la sangre del pacto en la cual fue santificado, e hiciera afrenta al Espíritu de gracia?” (). Aquí hay claramente un caso de apostasía por parte de uno que era anteriormente santificado por la sangre. Somos salvos por gracia y no por obras; pero es posible ofender de tal manera al Espíritu de gracia que perdemos el regalo de gracia de Dios y caemos en juicio.
En siglos pasados la deidad de Cristo fue negada; primero por los Ebionitas en 107 d.C., después (en 325 d.C.) por Arias y sus seguidores. En tiempos modernos la deidad de Cristo ha sido cuestionada por los deistas, los unitarios, los científicos cristianos, testigos de Jehová, mormones y muchos teólogos liberales. La corriente principal de la iglesia siempre ha mantenido la doctrina de la trinidad y la deidad de Cristo. Algunos, que han profesado creer la en la deidad de Cristo, en realidad creen en un Cristo creado que era mayor que los hombres pero menor que Dios, o creen que Él era “divino” en el sentido de que todos los hombres pueden ser divinos.
3.15. El Espíritu Eterno: “… Cristo, el cual mediante el Espíritu Eterno se ofreció a sí mismo sin mancha a Dios …” (). La eternidad del Espíritu demuestra su deidad. El Espíritu, quien cubrió con su sombra a Jesús en su concepción, su bautismo, y su tentación, estuvo con Jesús en la cruz y por encima de la tumba.
p 127 3.16. El Espíritu Santo de la promesa: “… y habiendo creído en él, fuisteis sellados con el Espíritu Santo de la promesa” (). En , Jesús había prometido derramar el Espíritu sobre los discípulos que estarían esperando. Esta promesa es repetida en , . Jesús se refirió al Espíritu como la promesa del Padre, probablemente tomando la promesa de , y , . La investidura de poder de los creyentes por el Espíritu Santo fue anticipada por Jesús y por el Padre a través de las bocas de Ezequiel y Joel.
3. Las obras de Cristo.
Jesús era un trabajador. Él dijo: “Mi Padre hasta ahora trabaja, y yo trabajo” (). Una vez, cuando los discípulos estaban preocupados por su necesidad de alimento, Jesús respondió diciendo, “Mi comida es que haga la voluntad del que me envió, y que acabe su obra” (). Sintiendo la urgencia de su tarea, Jesús exclamó, “Me es necesario hacer p 110 las obras del que me envió, entre tanto que el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. Entre tanto que estoy en el mundo, luz soy del mundo” (, ). En la oración de Jesús cerca del final de su ministerio terrenal, El dijo “Yo te he glorificado en la tierra; he acabado la obra que me diste que hiciese” ().
3.17. El Consolador: “… si no me fuere, el Consolador no vendría a vosotros, mas si me fuere, os lo enviaré” (). (También ; ). “Consolador” no es la mejor traducción para nuestros días porque pensamos en consolación. La palabra latina fuente “comfortare” significaba “fortalecer mucho.” La palabra griega bíblica es parakletos, significando “uno llamado a la par para ayudar.” Algunos han preferido la palabra “abogado.” Parece que ayudador es el mejor término general que hace justicia a la palabra griega parakletos.
Parece bastante claro que cualquier estudio de la fe cristiana debe interpretar el significado de la obra de Cristo en la tierra. En un tiempo determinado, Dios mismo, en la persona de su único Hijo, visitó nuestro mundo redimiendo a un pueblo para ser su propia posesión. Lo que hizo el Hijo de Dios mientras estuvo aquí, y cómo eso logró nuestra salvación, debe ser el asunto más importante que llegue a ocupar nuestras mentes. La obra de Cristo debe ser estudiada; lo único que queda por decidir es cómo organizar mejor ese estudio. Muchos escritores han preferido estudiar la obra del Señor bajo tres encabezamientos: (1) Su trabajo como profeta (2) Su trabajo como sacerdote, y (3) Su trabajo como rey. Aunque este método de estudio ha sido criticado, su valor desde la perspectiva de toda la Biblia parece recomendarlo. Es por esta razón que nosotros usaremos este método.
4. Los símbolos del Espíritu Santo.
En adición a los nombres y títulos adjudicados al Espíritu Santo, un número de figuras simbólicas es empleado en la Escritura para revelar características del Espíritu Santo. Los judíos se expresaban principalmente a través de términos abstractos. La enseñanza de Jesús es excesivamente rica en palabras y símbolos figurativos. El estudio de estos símbolos del Espíritu deberían ayudarnos a entender mejor los caminos y las obras del Espíritu de Dios.
Había tres clases de líderes en el Antiguo Testamento, comisionados por Dios, quienes eran introducidos a sus oficios por el acto simbólico del ungimiento con aceite, dicha unción significaba la plenitud del Espíritu Santo. El término “Mesías” significa “El ungido.” Era apropiado que Cristo, el “Ungido de Dios”, debiera cumplir todos estos tres ministerios como el perfecto Profeta, Sacerdote, y Rey:
4.1. Viento: —“El viento sopla de donde quiere … así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Uno de los significados de las palabras griega y hebrea para “espíritu” es “aliento” o “viento.” En el día de pentecostés, “un viento recio” es asociado con el derramamiento del Espíritu Santo (). El viento simboliza el invisible y presente en todo lugar, poder e influencia sostenible de vida del Espíritu.
3.1. Cristo el Profeta.
4.2. Aceite: ; ; ; ; , —se utilizaba aceite en la unción de los reyes y sacerdotes a fin de instalarlos, simbolizando la investidura de poder del Espíritu Santo para su trabajo. Todo creyente tiene la promesa de esa unción.
Un profeta es uno comisionado por Dios para dar a conocer su voluntad al hombre. El más grande profeta en el Antiguo Testamento fue Moisés, quien habló en el nombre de Dios, revelando la voluntad divina al pueblo elegido de Dios a través de la ley. El trabajo secundario de un profeta era aquel de predecir eventos futuros. En , , Moisés predijo la venida del más grande de todos los profetas:
Profeta les levantaré de en medio de sus hermanos, como tú; y pondré mis palabras en su boca, y él les hablará todo lo que yo le mandare. Mas a cualquiera que no oyere mis palabras que él hablare en mi nombre, yo le pediré cuenta.
4.3. Paloma: ; ; , ; ; —El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en su bautismo en la forma de una paloma. La paloma simboliza las cualidades de ternura, pureza, amor, inocencia, y belleza.
Después de la sanidad del hombre paralítico en la puerta “La Hermosa”, Pedro se dirigió a la gente, declarando que Jesús era el profeta prometido que cumplió la profecía de Moisés. Luego agregó: “A vosotros primeramente, Dios, habiendo levantado a su Hijo, lo envió para que os bendijese, a fin de que cada uno se convierta de su maldad” ().
4.4. Agua: ; , ; ; ; . El agua simboliza la frescura, satisfacción y fertilidad del Espíritu. Las p 128 Escrituras dan una imagen de agua en la forma de “lluvia”, “rocío”, “ríos” y “manantiales.” En la aplicación de este símbolo, Jesús y el Espíritu están cercanamente relacionados como en y 7:38, 39.
4.5. Fuego: ; , ; ; —El fuego habla del “poder” y limpieza” del Espíritu. Para que uno disfrute del poder del Espíritu Santo, debe experimentar continuamente su limpieza.
Cuando Cristo se levantó para dirigirse a la sinagoga en Nazaret, citó una profecía mesiánica de Isaías: “El Espíritu del Señor está sobre mí, por p 111 cuanto me ha ungido para dar buenas nuevas a los pobres; Me ha enviado a sanar a los quebrantados de corazón; A pregonar libertad a los cautivos, y vista a los ciegos; A poner en libertad a los oprimidos; a predicar el año agradable del Señor.” (). Cuando todo ojo estuvo puesto en Él, continuó diciendo, “Hoy se ha cumplido esta escritura delante de vosotros” (, , ).
En las epístolas del Nuevo Testamento, el pasaje que expresa más claramente la misión profética de Jesús, de hablar al hombre en nombre de Dios, es , : “Dios, habiendo hablado muchas veces y de muchas maneras en otro tiempo a los padres por los profetas, en estos postreros días nos ha hablado por el Hijo, a quien constituyó heredero de todo.”
4.6. Vino: ; ; ; —El vino parece centrar la atención en la estimulación espiritual y dádiva de gozo de la presencia interna del Espíritu. Algunos de los observadores en el día de pentecostés, oyendo las “lenguas” de los apóstoles, dijeron que estaban embriagados con “vino nuevo” o “mosto.” Pedro dijo que no estaban embriagados, sino que estaban llenos del Espíritu como había sido profetizado por el profeta Joel (). El mundo busca el vino para estimulación y alegría; el cristiano recibe el incremento de sus habilidades y verdadero gozo del Espíritu de Dios que habita en él. Los espíritus del mundo elevan al hombre para dejarlo caer en la decepción; la unción del creyente con vino y aceite trae inspiración sin desesperación.
Habían cinco funciones que generalmente caracterizaban al ministerio de un profeta: predicar, enseñar, disciplinar, predecir y hacer milagros. El ministerio de todo profeta no cumplía las cinco funciones en su totalidad, pero podríamos destacar a Elías, Isaías, Jeremías y varios otros cuyos ministerios incluían todas las cinco funciones. Ciertamente todas las funciones mencionadas anteriormente fueron manifiestas plenamente en el ministerio de Jesús el Profeta:
3.1.1. Predicar: Jesús comenzó su ministerio profético con predicación: dice de Él: “… Jesús vino a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios.” Hay cerca de cincuenta (50) discursos de Jesús registrados en el Nuevo Testamento, de los cuales el más conocido es el “Sermón del monte.” Es demostrado por las palabras registradas en , que Jesús predicó con un sentido misionero, “Vamos a los lugares vecinos, para que predique [gr., kerusso, “publicar”] también allí; porque para esto he venido.” La predicación de Jesús era revolucionaria porque llamaba a los hombres a cambiar sus caminos. Marcos nos da un extracto de uno de sus primeros mensajes: “El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado; arrepentíos, y creed en el evangelio” (). Al principal de los judíos, Nicodemo, Jesús demandó: “Os es necesario nacer de nuevo” (). Pero Jesús no predicó como un profeta del juicio final, siempre ofreció la certeza de esperanza, como en : “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él.” De nuevo, “Porque el Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido” (). No obstante, Jesús no vino solamente a predicar el evangelio; El vino a fin de que hubiera un evangelio que predicar.
3.1.2. Enseñar: La Palabra tiene mucho que decir acerca del ministerio de enseñanza de Jesús. “Y entraron en Capernaúm; y los días de reposo, entrando en la sinagoga, enseñaba. Y se admiraban de su doctrina; porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas” p 112 (, ). Los discípulos generalmente se dirigían a Jesús como “maestro.” La palabra “maestro” es usada más de cuarenta (40) veces en los evangelios, y generalmente es aplicada a Jesús. Debe ser notado, sin embargo, que la palabra griega usualmente traducida como “maestro” es didaskalos. Una palabra griega que también traducida significa “maestro” es rabbi (rabí).
En tiempos antiguos el título “maestro” era de gran prestigio. Jesús fue el más grande de todos los maestros. El no citaba autoridades, Él era la autoridad. El no enseñaba el camino, Él era el camino. El no era sólo el que decía la verdad, Él era la verdad. Cuando Jesús preguntó a sus seguidores si ellos también lo dejarían, Pedro respondió: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna” (). Después del discurso de Jesús en la fiesta de los tabernáculos, donde dijo: “El que cree en mí … de su interior correrán ríos de agua viva” () muchos gritaron “Verdaderamente éste es el profeta” (); y los oficiales del sanedrín volvieron informando: “¡Jamás hombre alguno ha hablado como este hombre!” (). Las enseñanzas de Jesús caracterizadas por sus parábolas (38 en total), atraían aun a los niños. La parábola del “Buen samaritano” bien puede ser la mejor conocida historia en el mundo occidental. El apóstol Juan ha dicho las palabras máximas sobre Jesús el Maestro: “A Dios nadie le vio jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él le ha dado a conocer” ().
3.1.3. Discipular: Muy relacionado con el ministerio de enseñanza de Jesús estaba el de hacer discípulos, muchos de los cuales llegaron a ser los apóstoles de la iglesia y los primeros predicadores del mensaje del Cristo muerto y resucitado. En la primera misión de predicación de Jesús, lo siguiente es relatado por Marcos: “Andando junto al mar de Galilea, vio a Simón y a Andrés su hermano, que echaban la red en el mar; porque eran pescadores. Y les dijo Jesús: Venid en pos de mí, y haré que seáis pescadores de hombres” (, ). Muy poco tiempo después Marcos declara: “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios …” (, ). Este pasaje nos informa de los tres propósitos de hacer discípulos:
• Para que estén con Él
• Para que prediquen, y
• Para que sanen y echen fuera demonios.
Si estos están en orden de prioridad, el asunto de primera importancia era el de pasar tiempo en la presencia del Maestro. Un discípulo no es solamente uno que aprende el contenido de libros y discursos; es uno que madura al estar en la presencia de su maestro, siguiendo su ejemplo, llenándose de su espíritu. Más tarde, cuando Jesús dio a sus discípulos la p 113 gran comisión de ir y hacer discípulos a todas las naciones, ellos entendieron bien el significado de “hacer discípulos.” Nuestra tarea hoy todavía es la de hacer discípulos que aprendan a seguir a Jesús a través de verlo en nosotros, y de observar su poder manifiesto en nosotros. En segundo lugar, Él les enseñó a través de su ejemplo, a predicar el evangelio del reino, no de palabra solamente, pero también en el poder de liberación. En tercer lugar, les dio poder para sanar a los enfermos y para echar fuera demonios. No estamos sorprendidos de que Marcos concluya su evangelio con estas palabras de profecía: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas … sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán … Y ellos, saliendo, predicaron en todas partes, ayudándoles el Señor y confirmando la palabra con las señales que la seguían. Amén” (, , ).
3.1.4. Predecir: Una secundaria, pero importante, función del profeta era la de predecir eventos futuros. Si las predicciones de un profeta acontecían y glorificaban a Dios, el profeta era reconocido como un auténtico enviado de Dios. Aunque la mayor parte de las predicaciones y enseñanzas de Jesús eran dirigidas a la gente de ese tiempo, Él hizo un número de predicciones de eventos futuros que autenticaron su deidad. Algunas de sus predicciones fueron:
• Su propia muerte y resurrección ().
• La persecución de la iglesia ().
• La venida del Consolador, el Espíritu Santo, para morar en la iglesia (; , , ).
• La destrucción del templo y de la ciudad de Jerusalén en 70 d.C. (, ; ).
• Las señales y condiciones de los últimos días (; ; ).
• El triunfo de la iglesia; la iglesia ha tenido muchos enemigos y ha soportado muchas tribulaciones; sin embargo, es de consuelo recordar que Jesús predijo el triunfo de la Iglesia: “… edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella” (); “Y será predicado este evangelio del reino en todo el mundo, para testimonio a todas las naciones; y entonces vendrá el fin” ().
Jesús era el Profeta por excelencia.
3.1.5. Hacer milagros:
Una frecuente señal de un profeta era que su ministerio era acompañado por lo sobrenatural. Los hechos maravillosos de Moisés van desde las plagas de Egipto y la división del Mar Rojo hasta hacer brotar agua de la roca. Elías hizo descender fuego del cielo, multiplicó el grano y el aceite de la viuda, levantó al hijo de ella de entre los muertos, y finalmente, fue llevado al cielo en un torbellino. Eliseo trajo sanidad al leproso Naaman, levantó al hijo de la sunamita, y numerosos otros milagros. Isaías trajo sanidad al p 114 rey Ezequías. Daniel cerró la boca de los leones e interpretó sueños imposibles. Es natural entonces, que el ministerio de Jesús fuera caracterizado por lo milagroso. No era sólo un obrador de milagros, Él era la fuente principal de lo sobrenatural.
Cuando consideramos la persona y misión de Jesús, que Él es Dios encamado y el Salvador del mundo, es inconcebible pensar que Él hubiera escondido completamente su identidad con un disfraz humano. Su nacimiento fue un milagro y su resurrección de entre los muertos fue el milagro de todos los milagros. Él demostró su deidad a través de milagros, tales como caminar sobre el agua, calmar la tormenta, convertir el agua en vino, y multiplicar el pan y los peces; estos eran milagros sobre la naturaleza, forjados por el creador de todas las cosas. Con todo, la gran mayoría de sus señales y prodigios fueron milagros de compasión sobre los enfermos, los afligidos y los poseídos por demonios.
Jesús vino a destruir las obras del diablo. Él impartió a la iglesia el poder para llevar a cabo un ministerio de liberación que fue obvio en el libro de los Hechos de los Apóstoles. Jesús aseguró la continuación de milagros en la gran comisión cuando dijo: “Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto id … y he aquí yo estoy con vosotros todos los días hasta el fin del mundo [lit., consumación del siglo]” (). Si el Señor resucitado está con nosotros, Él confirmará su palabra con señales, comenzando por supuesto, con el gran milagro de regeneración “… y aun mayores [obras] hará, porque yo voy al Padre” () (Ver también II P. 1:3, 4).
3.2. Jesús nuestro Gran Sumo Sacerdote.
Mientras que el profeta representa a Dios delante de los hombres, el sacerdote representa al hombre delante de Dios. Hay tres cosas que caracterizan la obra del sacerdote:
3.2.1. Jesús es uno con los hombres, y es tomado de entre ellos para representarlos delante de Dios (; , ). Jesús se despojó de la manifestación exterior de igualdad con Dios, y tomó a sí mismo la forma de un siervo, hecho en la semejanza de los hombres (). Esto lo hizo para identificarse completamente con aquellos por los cuales haría expiación. Él va a Dios el Padre en nuestro favor, porque Él se hizo uno con nosotros. He aquí la importancia de la naturaleza humana de Jesús: “Por lo cual debía ser en todo semejante a sus hermanos, para venir a ser misericordioso y fiel sumo sacerdote en lo que a Dios se refiere, para expiar los pecados del pueblo. Pues en cuanto él mismo padeció siendo tentado, es poderoso para socorrer a los que son tentados” (, ).
3.2.2. Jesús ofrece a Dios sacrificios para la expiación de pecados (; , ) Existe la circunstancia notable de que Jesús era sacerdote y sacrificio en una persona: “Porque hay un solo Dios, y un p 115 solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre …” (). Jesús fue anunciado por Juan el Bautista, su precursor, como “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo” (). Pedro habla de Jesús como el sacrificio: “Sabiendo que fuisteis rescatados de vuestra vana forma de vivir, la cual recibisteis de vuestros padres, no con cosas corruptibles, como oro o plata, sino con la sangre preciosa de Cristo, como de un cordero sin mancha y sin contaminación …” (I P. 1:18, 19).
En el drama final, se busca a uno que pueda tomar el titulo de propiedad del reino, de la mano de aquel que ocupa el trono del cielo. Ninguno fue encontrado, sólo uno llamado “El León de la Tribu de Judá” y “La Raíz de David.” Cuando Él se acercó al trono a tomar el documento, fue visto como un cordero inmolado. Todo el cielo y la iglesia cantaron cántico nuevo: “Digno eres … porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación …” (). (Ver ).
3.2.3. Jesús es un mediador que intercede por el pueblo (; ; ). Jesús no sólo murió para expiación de nuestros pecados; Él nos representa perpetuamente a la diestra del Padre como nuestro intercesor. En se nos dice: “Pero Cristo, habiendo ofrecido una vez y para siempre un solo sacrificio por los pecados, se ha sentado a la diestra de Dios …” Nuestro sumo sacerdote no sólo nos salva de la culpabilidad del pecado, Él intercede eternamente por nosotros, salvándonos del poder y la presencia del pecado: “mas éste, por cuanto permanece para siempre, tiene un sacerdocio inmutable; por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” (, ). San Pablo explica claramente la obra intercesora de Cristo en : “¿Quién es el que condenará? Cristo es el que murió; más aun el que también resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.”
En resumen: Jesús es nuestro sumo sacerdote quien, habiéndose identificado con nosotros, nos representa ante el Padre; a través de Él tenemos acceso al trono de gracia. Él es también el sacrificio perfecto por el pecado, a través de cuya sangre hemos sido reconciliados con Dios. Finalmente, Él es el abogado que intercede por nosotros: “habiendo él llevado el pecado de muchos, y orado por los transgresores” ().
Es importante mencionar que el orden sacerdotal de Jesús era el de Melquisedec. Melquisedec es mencionado once (11) veces en la Escritura, nueve (9) en el libro de , ; ; , , , , , . El relato histórico de este celebrado sacerdote se encuentra en , y está resumido en tres cortos versículos. Para algunos puede ser dudosa la manera en que el escritor de Hebreos hace una completa tipología de Cristo con Melquisedec. Las dudas se disipan fácilmente cuando se estudia p 116 la notable referencia a Melquisedec en el : “Juró Jehová, y no se arrepentirá: tú eres sacerdote para siempre, según el orden de Melquisedec.” El capítulo 110 de Salmos es mesiánico, comenzando con la bien conocida referencia a Cristo: “Jehová dijo a mi Señor [Adonai]: siéntate a mi diestra, hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies.” Esta profecía es citada por Jesús mismo, registrado por Lucas en , , y por el escritor de Hebreos en 1:13. El salmo 110:4 es una profecía del sacerdocio de Cristo, del cual Melquisedec es el perfecto tipo.
En el capítulo siete de Hebreos podemos ver cómo este sacerdote del Dios altísimo [El Elyon], el Dios de Abraham, tipifica el perfecto sacerdocio de Cristo. Su nombre, Melquisedec, significa “Rey de justicia”, y como era pey de Salem (Jerusalén), su título significa “Rey de paz.” La combinación ideal de “justicia” y “paz” es lograda en Jesucristo, quien es el “Rey de Justicia” (), y el “Príncipe de Paz” (); y sólo en Jesús el Salvador podemos estar seguros: “Justificados, pues, por la fe, tenemos paz para con Dios por medio de nuestro Señor Jesucristo …” (Ver ).
Melquisedec fue más que un sacerdote, también fue rey. Aunque Jesús cumplía un número de aspectos del sacerdocio levítico (cruzar el velo), Leví no podía ser su tipo porque los sacerdotes venían solamente de la tribu de Leví; Jesús era “El Hijo de David”, “El León de la Tribu de Judá” (), “El Rey Venidero.”
El sacerdocio de Melquisedec era superior al levítico por las siguientes razones dadas en el capítulo siete de Hebreos:
• Abraham, el tatarabuelo de Leví, pagó diezmos a Melquisedec, su superior (Vs. 4).
• Abraham fue bendecido por él, “el menor es bendecido por el mayor” (Vs. 6, 7).
• Los sacerdotes levíticos deben poder trazar su genealogía; no se reconoce ningún parentesco o genealogía para Melquiesedec, aunque el libro de Génesis está lleno de genealogías (Vs. 3).
• Las muertes de Leví, Aarón, y Eleazar están registradas. No hay ningunamención del nacimiento o la muerte de Melquisedec; su sacerdocio fue por directo designio divino, sin depender de posición en la tribu o de parentesco; por lo tanto en su tipo, el sacerdocio de Melquisedec es perpetuo (Vs. 15–17).
• La obra sacerdotal del sacerdocio levítico tenía virtud sólo porque, en la “consumación de los siglos”, el sacerdote perfecto vendría y ofrecería el sacrificio perfecto ().
El sacerdote perfecto, profetizado por el salmista en , sería un sacerdote real: “Jehová enviará desde Sión la vara de su poder; domina en medio de tus enemigos” ().
p 117 La especulación sobre la identidad de Melquisedec no ha tenido fin; algunos han pensado que él era una “Cristofanía”, una apariencia pre-encamada de Cristo, o un ángel. La Biblia no dice que Jesús era Melquisedec, pero que su sacerdocio era “a semejanza de [u orden de] Melquisedec” (). Si Melquisedec hubiera sido un ser sobrenatural, y no un hombre, no hubiera tipificado a Jesús en su naturaleza humana que era esencial: “Porque todo sumo sacerdote tomado de entre los hombres …” ().
Melquisedec fue un rey terrenal de Salem, pero él había sido designado al sacerdocio del Dios altísimo por revelación directa, su oficio no dependía de una dinastía sacerdotal. Aunque era humano, su sacerdocio era divino e interminable en naturaleza.
Ya que el sacerdocio de Leví (y Aarón) no podía quitar el pecado con sacrificios animales (), tenia que venir un sumo sacerdote de una orden perpetua que pudiera, por su soberanía, ser rey y destruir el reino de Satanás. El sacerdocio levítico estaba bajo la antigua ley que estaba destinada a ser anulada (). El sacerdocio de Jesús está bajo el nuevo pacto de gracia: “por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos” ().
3.3. Jesús nuestro rey.
Hemos elegido estudiar las obras de Cristo bajo las categorías de profeta, sacerdote y rey. Como profeta, Él es el portador de mensajes; como sacerdote, Él es el que hizo expiación por los pecados; como rey, Él es el poseedor del cetro. Moisés profetizó su venida como un profeta; Isaías predijo su venida como el sacerdote que cargó en sí mismo el pecado del mundo; y Daniel lo vio como el Mesías y rey venidero: “Sabe, pues, y entiende, que desde la salida de la orden para restaurar y edificar a Jerusalén hasta el Mesías Príncipe, habrá siete semanas, y setenta y dos semanas …” (). El ángel anunció el nacimiento de Jesús a María como una proclamación real:
Y ahora, concebirás en tu vientre, y darás a luz un hijo, y llamarás su nombre Jesús. Este será grande y será llamado Hijo del Altísimo; y el Señor Dios le dará el trono de David su padre; y reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin ().
Examinemos la obra real de Cristo bajo tres encabezamientos:
3.3.1. Cristo vino como un rey, “dónde está el rey de los judíos, que ha nacido?” (); por lo tanto, Él estaba consciente de su misión real como fue anunciado por Juan el Bautista, “El reino de los cielos se ha acercado” (). Él se presentó en Jerusalén como su rey profetizado en : “… He aquí tu rey vendrá a ti, justo y salvador …” (Ver ). Cuando Pilato le preguntó si Él era un rey, Jesús le contestó p 118 afirmativamente, pero agregó: “Mi reino no es de este mundo …” (). La cruz en que Jesús murió llevó el título: “Jesús nazareno, Rey de los judíos” (). Después de la resurrección, durante los últimos cuarenta (40) días de Jesús sobre la tierra, Él estuvo ocupado en su reino; como informa Lucas: “apareciéndoseles durante cuarenta día y hablándoles acerca del reino de Dios” ().
3.3.2. Cristo representó su reino tanto presente como futuro: “… Jesús vino a Galilea predicando el reino de Dios, diciendo: ‘El tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado …’ ” (, ). Jesús dijo acerca de su reino, “porque he aquí el reino de Dios está entre vosotros” (Mr. 17:21). Algunos eruditos insisten en que el reino de Dios es enteramente futuro, un reino escatológico. Ellos pasan por alto dos cosas:
• Primero, la palabra griega para “reino” basileia no significa la esfera sobre la cual Cristo gobierna, pero el reinado mismo. Dondequiera que Cristo es soberano, allí está su reinado (reino). Dondequiera que Cristo es Señor, allí está presente su reino.
• Segundo, cuando los hombres vienen a Cristo, están siendo liberados del reino de Satanás al reino de Cristo ().
Durante el ministerio terrenal de Jesús, culminado por la cruz y la resurrección, Él estaba trastornando el reino de Satanás: “Mas si por el dedo de Dios echo yo fuera los demonios, ciertamente el reino de Dios ha llegado a vosotros” (). Mayor que lo anterior es el hecho de que Jesús, en conexión a la fundación de la iglesia, dijo a los discípulos: “Y a ti daré las llaves del reino de los cielos: y todo lo que atares en la tierra será atado en los cielos; y todo lo que desatares en la tierra será desatado en los cielos” (). George Eldon Ladd dice lo siguiente sobre la manifestación presente del reino de Cristo:
El reino ha venido en que los poderes del reino futuro ya han entrado a la historia y a la experiencia humana a través del ministerio sobrenatural del Mesías que ha efectuado la derrota de Satanás. Los hombres pueden ahora experimentar la realidad del reinado de Dios … La presencia de Cristo en la tierra tenía como su propósito la derrota de Satanás, su atadura, para que el poder de Dios pueda ser una realidad vital en la experiencia de aquellos que ceden al reinado de Dios convirtiéndose en discípulos de Jesús. En Cristo, el reino en la forma de su poder, ha venido entre los hombres.
3.3.3. Como culminación de la obra de Cristo sobre la tierra, Él vendrá otra vez para reinar sobre su reino escatológico como Rey de Reyes y p 119 Señor de Señores (; ; , ). Juan engrandece hermosamente a Cristo en su obra real: “Y de Jesucristo el testigo fiel, el primogénito de los muertos, y el soberano de los reyes de la tierra. Al que nos amó y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea la gloria e imperio por los siglos de los siglos. Amén” (, ).
Jesús cumplió las profecías del Mesías venidero. Su reino no era un reino visible con trono y capitolio; pero durante su ministerio terrenal, derrotó a Satanás e inició un reino de justicia. Sus súbditos, dotados de poder, están por la predicación del evangelio del reino (, ) rescatando a hombres del reino de Satanás, y guiándoles al reino de Cristo (). En la culminación de esta era, Cristo el Rey vendrá y establecerá su reino en la tierra como en el cielo y reinaremos juntamente con Él. El requisito para ser parte del reino futuro de Cristo está estipulado en la parábola de los talentos: “Bien, buen siervo y fiel, sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré …” (). “Fidelidad” no significa solamente “sumisión”, sino también “lleno de fe.”