Parábola del hijo perdido
Parábola del hijo perdido
Lucas 15:10
Lucas 15: 10-15
En la mayoría de los casos, la herencia se recibe cuando muere el padre, aunque hay algunos padres que optan dividir su herencia antes y se retiran del manejo de sus bienes. Lo que no es usual aquí es que el hijo menor inicia la división de los bienes. Mostrando así una falta de respeto a la autoridad de su padre como cabeza de la familia.
Despues de recibir su parte, sale con rumbo desconocido y derrocha su fortuna y vive su momento. Cuando viene a abrir los ojos ya es demasiado tarde y no tiene un centavo en el bolsillo. Se da cuenta que no hay amigos que le ayuden en ese instante, se siente solo y desgraciado.
Esa misma historia se repite en estos tiempos en que vivimos. Nos creemos los amos del mundo y empezamos a despilfarrar nuestra vida sin acordarnos que hay un Dios en los cielos que en algun momento de nuestras vidas nos trajo a su redil. Somos muy rapidos para olvidarnos de todas las cosas buenas que Dios nos da.
Lucas 15:16 baby sitter de cerdos.
De acuerdo a la Ley de Moisés, los cerdos eran animales inmundos. Esto significa que no se podían comer ni usar en sacrificios. Para protegerse de la contaminación, los judíos ni siquiera osaban tocarlos. Para un judío pararse delante de cerdos que se alimentaban era una gran humillación y para este joven comer lo que los cerdos dejaban era una degradación que iba más allá de lo creíble. El hijo menor realmente llegó a lo más bajo.
Rebeldes sin causa e inmaduros.
El hijo menor, como muchos que son rebeldes e inmaduros, deseaba ser libre para vivir a su antojo. Necesitaba llegar a lo más bajo antes de recobrar el sentido. A menudo las personas deben pasar por gran pena y tragedia antes de mirar al Único que puede ayudarlas. ¿Trata de vivir a su manera, con egoísmo, quitando todo lo que se le interponga en el camino? No pierda su conciencia, deténgase y mire antes de tocar fondo, sálvese y evite a su familia un dolor mayor.
En la actualidad hay muchos hijos inmaduros que tambien hacen de su vida lo que quieren. El asunto es mas grave por la razon de que creemos que somos auto-suficientes y cuando abrimos los ojos estamos tocando fondo y muchas veces no sabemos que hacer para salir del problema.
La espera del Padre
En esta parábola el padre velaba y esperaba. Se enfrentaba a un ser humano con voluntad propia, pero estaba seguro que su hijo volvería. De la misma manera, el amor de Dios es persistente y fiel. Dios nos buscará y nos dará oportunidades para responder, pero no nos obligará a ir a Él. Como el padre, nos espera con paciencia y desea que recobremos nuestros sentidos.
El hijo menor se dejó llevar por su egoísmo. El gran amor de Dios busca y halla pecadores, sin importar el porqué se perdieron.
El egoismo encarnado.
Fue demasiado duro y difícil para el hermano mayor aceptar el regreso de su hermano menor, y hoy en día tenemos esta misma dificultad para aceptar al hijo menor. Las personas arrepentidas después de ganar mala reputación por su vida de pecado, a menudo las vemos con recelo en las iglesias donde algunas veces no están dispuestas a aceptarlas como miembros. Sin embargo, debemos regocijarnos como los ángeles en los cielos cuando un pecador se arrepiente y vuelve a Dios. Como Dios el Padre, debemos aceptar pecadores arrepentidos de todo corazón y brindarles apoyo y ánimo para que crezcan en Cristo.
Es tan facil comparar nuestra santidad con alguien caido. Y nos sentimos hasta prepotentes para juzgar a otros y nos olvidamos facilmente que en lo que juzgamos a los demas, nos condenamos nosotros mismos.
En la parábola del hijo pródigo, la respuesta del padre contrasta con la del hermano mayor. El padre perdonó porque estaba lleno de amor. El hijo se negó a perdonar por su despecho ante la injusticia de todo lo ocurrido. Con este resentimiento solo logró perderse el amor del padre como el hermano menor lo perdió. Si se niega a perdonar, se perderá una maravillosa oportunidad de experimentar gozo y comunión con otros. Haga que su gozo crezca: perdone a alguien que lo haya herido.
El espejo de la parabola del hijo prodigo esta frente a nosotros. Y el espejo no miente, al menos cuando somos honestos con nosotros mismos. Pero no se preocupe si en este momento se da cuenta que esta en la misma direccion del hijo pecador. Hay un Dios dispuesto a restaurarlo siempre y cuando hagamos signos de arrepentimiento y dolor en nuestros corazones.
Aprovechemos este dia, podria ser la ultima oportunidad. Dios nos ama.
En esta parábola, el hermano mayor representaba a los fariseos airados y resentidos porque los pecadores eran bien recibidos en el Reino de Dios. Después de todo, podrían pensar, hemos sacrificado y hecho muchísimo por Dios. Que fácil es resentirnos ante el bondadoso perdón que Dios da a otros, a los que consideramos peores pecadores que nosotros. Pero cuando nuestra justicia obstruye el camino de regocijarnos por la misericordia de Dios, no somos mejores que los fariseos.