El mejor regalo
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· 342 viewsCada corazón puede ser un pesebre no solo en Navidad sino en cualquier tiempo del año. Dios desea que tengamos una relación íntima con Él.
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Social
6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,
Introducción
Introducción
«Escucha mientras Dios susurra: “No hay enredo que me haga retroceder; no hay dolor que me desanime. Vivo para vivir en una vida como la tuya. Cada corazón puede ser un pesebre. Cada día puede ser una Navidad. Permite que se cante ‘Noche de Paz’ en las noches de verano. Permite que el Adviento ilumine el frío otoñal. El milagro de la Navidad es una celebración de todo el año”».
La historia de Navidad es la historia del amor incesante de Dios por nosotros. Tal vez algunas veces cuestionemos las acciones, decisiones o declaraciones de Dios; sin embargo, a causa de Belén, nunca podemos cuestionar su afecto inagotable por nosotros.
En este sermón, una vez más nos maravillaremos del amor de Dios por nosotros y responderemos con lo que Dios quiere más de nosotros: nuestro amor por él.
Enseñanza
Enseñanza
Dios muestra su amor por nosotros en las acciones que ha tomado a nuestro favor.
Dios muestra su amor por nosotros en las acciones que ha tomado a nuestro favor.
¿Qué hizo Dios por nosotros?
¿Qué hizo Dios por nosotros?
a. Dios nos escogió para estar con él (ver Salmo 139:13–14, 16; 1 Tesalonicenses 1:4).
13 Tú creaste las delicadas partes internas de mi cuerpo y me entretejiste en el vientre de mi madre. 14 ¡Gracias por hacerme tan maravillosamente complejo! Tu fino trabajo es maravilloso, lo sé muy bien.
16 Me viste antes de que naciera. Cada día de mi vida estaba registrado en tu libro. Cada momento fue diseñado antes de que un solo día pasara.
Ps 139
4 Sabemos, amados hermanos, que Dios los ama y los ha elegido para que sean su pueblo.
1 Thessalonians 1.4
10 Pues somos la obra maestra de Dios. Él nos creó de nuevo en Cristo Jesús, a fin de que hagamos las cosas buenas que preparó para nosotros tiempo atrás.
Así como nosotros con cuidado escogemos un árbol de Navidad, así nos escoge Dios. Fuimos hechos para estar con Dios (a diferencia de meramente obrar para Él).
b. Dios nos compró al precio de su propio Hijo, Jesús (ver 1 Corintios 6:20; 1 Pedro 1:18–19).
20 porque Dios los compró a un alto precio. Por lo tanto, honren a Dios con su cuerpo.
18 Pues ustedes saben que Dios pagó un rescate para salvarlos de la vida vacía que heredaron de sus antepasados. Y el rescate que él pagó no consistió simplemente en oro o plata 19 sino que fue la preciosa sangre de Cristo, el Cordero de Dios, que no tiene pecado ni mancha.
Somos altamente valorados y profundamente amados por Dios.
c. Dios nos poda para que estemos más vivos y seamos más fructíferos en su amor (ver Juan 15:1–2).
1 »Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador. 2 Él corta de mí toda rama que no produce fruto y poda las ramas que sí dan fruto, para que den aún más.
10 Pues nuestros padres terrenales nos disciplinaron durante algunos años e hicieron lo mejor que pudieron, pero la disciplina de Dios siempre es buena para nosotros, a fin de que participemos de su santidad. 11 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.
11 Ninguna disciplina resulta agradable a la hora de recibirla. Al contrario, ¡es dolorosa! Pero después, produce la apacible cosecha de una vida recta para los que han sido entrenados por ella.
Como algunos árboles de Navidad, estamos inclinados, espiritualmente fuera de forma y rotos. Pero Dios obra en amor para presentarnos perfectos ante él (ver Judas 24–25).
Como algunos árboles de Navidad, estamos inclinados, espiritualmente fuera de forma y rotos. Pero Dios obra en amor para presentarnos perfectos ante él (ver Judas 24–25).
24 Y ahora, que toda la gloria sea para Dios, quien es poderoso para evitar que caigan, y para llevarlos sin mancha y con gran alegría a su gloriosa presencia. 25 Que toda la gloria sea para él, quien es el único Dios, nuestro Salvador por medio de Jesucristo nuestro Señor. ¡Toda la gloria, la majestad, el poder y la autoridad le pertenecen a él desde antes de todos los tiempos, en el presente y por toda la eternidad! Amén.
Como algunos árboles de Navidad, estamos inclinados, espiritualmente fuera de forma y rotos. Pero Dios obra en amor para presentarnos perfectos ante él (ver Judas 24–25).
2. Ilustración: Max escribe que el más hermoso árbol de Navidad es la cruz de Jesucristo. Pedro escribió: «[Jesús] llevó él mismo nuestros pecados en su cuerpo sobre el madero» (1 Pedro 2:24). Es el «madero del sacrificio» en el monte Calvario afuera de Jerusalén. En el momento más oscuro de la humanidad, Dios mostró su más profundo amor.
Dios nos invita a devolver su amor al entrar en una relación personal e íntima con él.
Dios nos invita a devolver su amor al entrar en una relación personal e íntima con él.
1. ¿Cómo entró el Dios del universo a la humanidad en Jesús?
6 Aunque era Dios, no consideró que el ser igual a Dios fuera algo a lo cual aferrarse. 7 En cambio, renunció a sus privilegios divinos; adoptó la humilde posición de un esclavo y nació como un ser humano. Cuando apareció en forma de hombre,
6 Mientras estaban allí, llegó el momento para que naciera el bebé. 7 María dio a luz a su primer hijo, un varón. Lo envolvió en tiras de tela y lo acostó en un pesebre, porque no había alojamiento disponible para ellos.
Lu
Una joven virgen judía dio a luz al Hijo de Dios y lo puso en un pesebre.
2. Cuando nació Cristo, nació nuestra esperanza (ver Romanos 15:13).
7 Por lo tanto, acéptense unos a otros, tal como Cristo los aceptó a ustedes, para que Dios reciba la gloria.
13 Le pido a Dios, fuente de esperanza, que los llene completamente de alegría y paz, porque confían en él. Entonces rebosarán de una esperanza segura mediante el poder del Espíritu Santo.
Nadie está fuera del amor de Dios. Dios, en su incesante amor, irá a donde sea por cualquiera.
3. El bebé Jesús, que ahora es el Cristo resucitado, desea vivir en ti.
a. Con amor, pacientemente toca a la puerta de tu vida (ver Apocalipsis 3:20).
20 »¡Mira! Yo estoy a la puerta y llamo. Si oyes mi voz y abres la puerta, yo entraré y cenaremos juntos como amigos.
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b. Quiere ser tu vida misma (ver Gálatas 2:20; Colosenses 3:4).
20 Mi antiguo yo ha sido crucificado con Cristo. Ya no vivo yo, sino que Cristo vive en mí. Así que vivo en este cuerpo terrenal confiando en el Hijo de Dios, quien me amó y se entregó a sí mismo por mí.
4 Cuando Cristo —quien es la vida de ustedes— sea revelado a todo el mundo, ustedes participarán de toda su gloria.
c. Quiere tu amor al tú creer y esperar en él. El primer y más grande mandamiento es amar a Dios (ver Mateo 22:36–37).
36 —Maestro, ¿cuál es el mandamiento más importante en la ley de Moisés? 37 Jesús contestó: —“Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma y con toda tu mente”.
Aplicación
Aplicación
A. Max Lucado escribe esta declaración en un poema: «haz de mi corazón, tu pesebre, es mi ruego a ti». Jesús quiere nacer en ti hoy.
B. Si Dios está dispuesto a nacer en un corral, entonces puedes esperar que él obre en cualquier sitio: bares, alcobas, salas de juntas y prostíbulos. Ningún lugar es demasiado ordinario. Nadie está demasiado endurecido. Ningún lugar es demasiado lejano. No existe ninguna persona que él no pueda alcanzar. No hay límite para su amor». ¿Crees eso acerca de Dios?
C. Por fe, abre tu corazón y tus brazos a Jesucristo. Él anhela perdonarte, darte una vida nueva y estar contigo ahora y por siempre (ver Juan 1:12).
12 pero a todos los que creyeron en él y lo recibieron, les dio el derecho de llegar a ser hijos de Dios.
Mi corazón, tu pesebre
por Max Lucado
Como el establo donde estás,
mi corazón como el heno, es sencillo y frágil.
Pero, si permanecieras en mí,
haz de mi corazón tu pesebre, es mi ruego a ti.
Haz de mi mundo tu Belén,
con el Hijo del cielo en el centro de él.
Haz de esta noche un cielo pastoral,
que resplandece aprisa ante el alba celestial.
Agita el aire con alas de querubín.
Roza esta tierra. Que canten ángeles.
Quiero ver tu rostro. Quiero probar tu gracia.
Nace en este lugar.
Es mi oración a ti.
(Amén.)
Mientras tomamos el tiempo para cantar Regalo Celestial piense en este día si ha aceptado el regalo de Jesús en su vida.