LA CONDUCTA SUPERIOR

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LA CONDUCTA SUPERIOR

LOS PRINCIPIOS SUPERIORES DE CONDUCTA
Hebreos 10.19 RVR60
19 Así que, hermanos, teniendo libertad para entrar en el Lugar Santísimo por la sangre de Jesucristo,
Hebreos 10.20–24 RVR60
20 por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es, de su carne, 21 y teniendo un gran sacerdote sobre la casa de Dios, 22 acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. 23 Mantengamos firme, sin fluctuar, la profesión de nuestra esperanza, porque fiel es el que prometió. 24 Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras;
HEBREOS 10:20
(cont.)
Hebreos 13.25 RVR60
25 La gracia sea con todos vosotros. Amén.
(cont.)
(cont.)
D. LA CARRERA PROPUESTA,
Hebreos 12.1–4 RVR60
1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado;
Si debes copiar, hazlo directamente de una obra maestra original, o sal a la naturaleza a fin de inspirarte para tus paisajes.”
1 Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, 2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado ().
1. La carrera efectiva, 12:1.
Aquí se hace una representación gráfica de la vida cristiana como una carrera o lucha denodada.
Muchas veces el apóstol Pablo se valió de esta imagen:
Corred de tal manera...
1 Corintios 9.24–26 RVR60
24 ¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. 25 Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. 26 Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire,
, “Corred de tal manera …”; , “corríais bien”; “no he corrido en vano”; , “He acabado la carrera.” Notemos aquí:
Vosotros corriais bien.... que paso?...
Gálatas 5.7 RVR60
7 Vosotros corríais bien; ¿quién os estorbó para no obedecer a la verdad?
, “corríais bien”; “no he corrido en vano”; , “He acabado la carrera.” Notemos aquí:
NO DEBEMOS CORRER EN VANO...
Filipenses 2.16 RVR60
16 asidos de la palabra de vida, para que en el día de Cristo yo pueda gloriarme de que no he corrido en vano, ni en vano he trabajado.
“no he corrido en vano”; , “He acabado la carrera.” Notemos aquí:
HE ACABADO LA CARRERA...
2 Timoteo 4.7 RVR60
7 He peleado la buena batalla, he acabado la carrera, he guardado la fe.
, “He acabado la carrera.”
Notemos aquí:
a. Los precursores en la carrera.
se identifica a estos “testigos”, la palabra que se emplea en el original griego es martus, término del que proviene nuestro vocablo “mártires”,
pero que también implica testigos judiciales.
No se trata, pues, de meros espectadores, pues en el griego había una palabra específica para ellos,
sino más bien de aquellos cuyas experiencias y ejemplo atestiguan la fidelidad de Dios y nos inspiran a correr mejor.
Ellos nos señalan que por medio de la fe puede obtenerse la victoria.
b. El peso del que debemos despojarnos para poder correr bien.
Se refiere a algo supérfluo.
No necesariamente se trata de cosas malas en sí, sino de cosas que nos pueden estorbar, que nos pesan, y actúan de contrapeso al correr.
Por ejemplo, puede tratarse de posesiones materiales, relaciones, amor a la comodidad, etc.
Un peso en este caso es algo que llevo innecesariamente, no un deber, pues éste nunca debe constituir un peso.
NO ES EL QUE SABE LO BUENO Y LO MALO, SI NO DEL QUE APLICA ESTE CONOCIMIENTO A SU DIARIO VIVIR...
Un atleta que gana no es meramente aquel que distingue entre lo bueno y lo malo, sino el que lo hace entre lo bueno y lo mejor.
Cosas perfectamente legítimas pueden convertirse en peso.
A veces cuando nos justificamos por algo, afirmando “Esto no es un pecado”, debiéramos preguntarnos si representa un peso o un estorbo, si nos ayudará, o más bien nos molestará.
Alguien preguntó si cierta cosa le haría mal. La respuesta fue muy acertada: “Ningún mal si no deseas ganar la carrera.”
c. El pecado que debe desecharse, el “pecado que nos asedia”.
pecado de la incredulidad,
hábito o vicio predilecto.
La palabra empleada por el escritor es poco usual, y éste es el único lugar donde se encuentra en el NT. Significa algo que se adhiere al cuerpo y por tanto estorba.
d. La paciencia con la que debe correrse y la determinación y constancia para no quedarnos por el camino.
no ES una carrera simple o de corto aliento.
Exige un esfuerzo grande, como sugiere la palabra empleada para carrera (en griego agon, de la que derivamos nuestra palabra “agonía”).
Así lo entendía también Pablo, según vemos en su testimonio en
Hechos de los Apóstoles 20.24 RVR60
24 Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios.
.
No basta correr bien una distancia corta y luego caer en el camino, o irnos quedando atrás.
Isaías 40.31 RVR60
31 pero los que esperan a Jehová tendrán nuevas fuerzas; levantarán alas como las águilas; correrán, y no se cansarán; caminarán, y no se fatigarán.
, siendo el más difícil el último, “caminar”, que habla de la rutina diaria. No los paroxismos de esfuerzo por un instante, el “levantar alas como las águilas”, sino el esfuerzo continuo. La palabra griega hupomone no habla de paciencia pasiva que se sienta y acepta las cosas con mente resignada. Se trata de la paciencia activa que domina las cosas, el aguante persistente del corredor de fondo.
el esfuerzo continuo.
La palabra griega hupomone no habla de paciencia pasiva que se sienta y acepta las cosas con mente resignada.
Se trata de la paciencia activa que domina las cosas, el aguante persistente del corredor de fondo.
e. El plan trazado para la carrera y la ruta propuesta, han sido demardados por Dios.
No sabemos cuán larga será la distancia; Dios sí.
La carrera comienza cuando recibimos a Cristo como nuestro Salvador, y termina cuando somos llamados a su presencia.
Aquel que es demasiado sabio para cometer errores, y demasiado amante para no amar, es quien ha determinado el plan de carrera.
Podemos estar seguros de que a cada paso de esta carrera la provisión divina será adecuada para la necesidad.
2. La clave del éxito en la carrera,
Hebreos 12.2 RVR60
2 puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios.
, no podría ser más clara.
a. La atención necesaria en Jesús, y no en los héroes de la fe del capítulo once.
Solo en El se ejemplificó plenamente la vida de fe.
Otros triunfaron en algunas áreas de su vida, pero no en todas. El verbo que se traduce “puestos los ojos”, implica además apartar la mirada de todo lo demás que podría distraernos o desanimarnos.
Notemos el nombre que se le da: Jesús, y no Cristo o Señor. Así se da énfasis a su humanidad y humillación. Este nombre se relaciona en especial con su vida sobre la tierra, su experiencia como hombre sirviendo a Dios en un mundo hostil. Como hombre, como nuestro representante, Jesús demostró a la perfección el poder y el principio de la fe.
EL ERROR MAS GRANDE...
Si nuestros ojos estuvieran puestos en otros,
o peor aún en nosotros mismos,
habría sobrados motivos para desalentarnos; pero es en el Señor que tenemos que fijar nuestra atención.
El es, según se nos revela aquí:
b. El autor y consumador de la fe, es decir quien da el primer impulso a nuestra fe y la lleva a la madurez final, a su forma completa. “Autor” es la palabra que se emplea también en
Hebreos 2.10 RVR60
10 Porque convenía a aquel por cuya causa son todas las cosas, y por quien todas las cosas subsisten, que habiendo de llevar muchos hijos a la gloria, perfeccionase por aflicciones al autor de la salvación de ellos.
donde implica el que va adelante abriendo el camino.
donde implica el que va adelante abriendo el camino.
Podemos por tanto afirmar confiadamente: “Yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día” (
2 Timoteo 1.12 RVR60
12 Por lo cual asimismo padezco esto; pero no me avergüenzo, porque yo sé a quién he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardar mi depósito para aquel día.
), o bien “El que comenzó en vosotros la buena obra [autor], la perfeccionará hasta el día de Jesucristo [consumador]” ().
), o bien “El que comenzó en vosotros la buena obra [autor], la perfeccionará hasta el día de Jesucristo [consumador]” (
Filipenses 1.6 RVR60
6 estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo;
).
).
c. La actitud transformadora,
“por el gozo puesto delante de El … menospreciando el oprobio.”
¿Cuál era ese gozo? Aquel que había dicho “Vengo para hacer tu voluntad” (),
anticipaba gozosamente el momento cuando la completaría y podría decir “consumado es”. Era el gozo de pensar en todos aquellos hijos que podría llevar a la gloria mediante la obra de la cruz ().
Era el gozo de anticipar aquel día cuando sería coronado con gloria y honor. Más aún, gozarse de antemano en el momento cuando se reuniría de nuevo con su Padre en los cielos.
Jesús estaba mirando no lo temporal sino lo eterno.
Las aflicciones que soportaría y sobrellevaría durarían sólo un instante, y serían superadas por el fruto espiritual.
“Sufrió la cruz”. No la despreció ni la menospreció, pues era el propósito de su vida terrenal. En cambio menospreció el oprobio. No es que no haya sentido oprobio, ignominia, y vergüenza, sino que menospreció eso porque, comparado con el gozo propuesto, no era nada.
d. La autoridad reconocida, “se sentó a la diestra del trono de Dios”. Esto no podía decirse de ningún otro héroe de la fe. Se sentó allí para disfrutar de la gloria que ahora es suya. También el final de nuestra carrera será en la gloria de las alturas. La fe nunca deja de ser recompensada.
3. La consideración exigida,
Hebreos 12.3 RVR60
3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar.
, de parte nuestra.
, de parte nuestra.
a. La exigencia, “considerad”. Aquí se emplea en el griego una palabra que no se encuentra en ninguna otra parte: analogizomai, de la que procede nuestro vocablo “analogía”, o sea que implica una consideración y análisis cuidadosos.
“Tal contradicción …” Estas palabras nos muestran aquí al Señor enfrentado continuamente hostilidad de parte de los pecadores.
b. El efecto de aliento y consuelo.
El ejemplo del Señor Jesús es el antídoto perfecto contra el desaliento y el estímulo para proporcionarnos fuerza.
El autor emplea dos palabras gráficas para describir el peligro de flaquear: “vuestro ánimo no se canse hasta desmayar”.
Aristóteles
empleó estas palabras para describir a un atleta que se arroja sobre el suelo para descansar después que ha pasado la meta.
Así, pues, el escritor está en efecto diciendo, “No abandonen demasiado pronto; no se relajen hasta haber pasado la meta; permanezcan de pie hasta tanto lleguen al final”.
4. El combate a efectuar, 12:4. Los creyentes hebreos a quienes iba dirigida esta carta, aún no habían tenido oposición ni persecución hasta el extremo de la muerte. Pero estas palabras nos sugieren:
a. La resistencia necesaria, que implica que ellos no habían tomado las cosas en serio.
b. La responsabilidad, combatir contra el pecado. No debemos olvidarnos de que Dios nos ha llamado a luchar. No debemos combatir contra hombres, movimientos ni gobiernos, sino con el pecado en todas sus formas. La única forma de poder hacerlo es en el poder y fuerza del Señor.
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