4. LOA SIMBOLOS DEL ESPIRITU SANTO
4. LOS SIMBOLOS DEL ESPIRITU SANTO
4. Los símbolos del Espíritu Santo.
En adición a los nombres y títulos adjudicados al Espíritu Santo, un número de figuras simbólicas es empleado en la Escritura para revelar características del Espíritu Santo. Los judíos se expresaban principalmente a través de términos abstractos. La enseñanza de Jesús es excesivamente rica en palabras y símbolos figurativos. El estudio de estos símbolos del Espíritu deberían ayudarnos a entender mejor los caminos y las obras del Espíritu de Dios.
4.1. Viento: Jn. 3:8—“El viento sopla de donde quiere … así es todo aquel que es nacido del Espíritu.” Uno de los significados de las palabras griega y hebrea para “espíritu” es “aliento” o “viento.” En el día de pentecostés, “un viento recio” es asociado con el derramamiento del Espíritu Santo (Hch. 2:2). El viento simboliza el invisible y presente en todo lugar, poder e influencia sostenible de vida del Espíritu.
4.2. Aceite: Is. 61:1; Lc. 4:14–18; Hch. 10:38; Stg. 5:14; I Jn. 2:20, 27—se utilizaba aceite en la unción de los reyes y sacerdotes a fin de instalarlos, simbolizando la investidura de poder del Espíritu Santo para su trabajo. Todo creyente tiene la promesa de esa unción.
4.3. Paloma: Mt. 3:16; Gn. 8:8–12; Gál. 5:22, 23; Mt. 10:16; Sal. 68:13—El Espíritu Santo descendió sobre Jesús en su bautismo en la forma de una paloma. La paloma simboliza las cualidades de ternura, pureza, amor, inocencia, y belleza.
4.4. Agua: Jn. 4:14; 7:38, 39; I Cor. 10:4; Ez. 36:25–27; Jl. 2:23–29. El agua simboliza la frescura, satisfacción y fertilidad del Espíritu. Las p 128 Escrituras dan una imagen de agua en la forma de “lluvia”, “rocío”, “ríos” y “manantiales.” En la aplicación de este símbolo, Jesús y el Espíritu están cercanamente relacionados como en Juan 4:14 y 7:38, 39.
4.5. Fuego: Is. 4:4; 6:6, 7; I R. 18:38; Hch. 2:3—El fuego habla del “poder” y limpieza” del Espíritu. Para que uno disfrute del poder del Espíritu Santo, debe experimentar continuamente su limpieza.
4.6. Vino: Is. 55:1; Sal. 104:15; Hch. 2:13; Ef. 5:18—El vino parece centrar la atención en la estimulación espiritual y dádiva de gozo de la presencia interna del Espíritu. Algunos de los observadores en el día de pentecostés, oyendo las “lenguas” de los apóstoles, dijeron que estaban embriagados con “vino nuevo” o “mosto.” Pedro dijo que no estaban embriagados, sino que estaban llenos del Espíritu como había sido profetizado por el profeta Joel (Hch. 2:13–15). El mundo busca el vino para estimulación y alegría; el cristiano recibe el incremento de sus habilidades y verdadero gozo del Espíritu de Dios que habita en él. Los espíritus del mundo elevan al hombre para dejarlo caer en la decepción; la unción del creyente con vino y aceite trae inspiración sin desesperación.