Introducción.

La semana anterior desarrollamos la idea principal de la culpabilidad del hombre y la constante ira de Dios sobre el pecado.

En el contexto de la revelación general y el pecado en la vida de los hombres, Pablo involucra un detalle importante, es que la idolatría no viene a causa de una falta de revelación, sino que es precisamente porque la revelación general es clara, que el hombre en su pecado cambia la verdad de Dios por la mentira.

La respuesta de Dios frente esta rebeldía no es un golpe, sino que Dios permite que el hombre pecaminoso salga con lo suyo. Dios «los entrega» a la inmundicia, a pasiones vergonzosas, y a sus mentes reprobadas –es decir, quita los frenos y los avisos y deja a la gente experimentar las consecuencias de su pecado. Por esta razón, Dios los entrega a una mente reprobada y la consecuencia es que «pierden el rumbo» casi por completo, haciendo lo que no conviene. Digo «casi» porque Pablo deja claro que todos saben que Dios existe y saben que lo que hacen va en contra de su voluntad (v.32).

De acuerdo con lo dicho anteriormente, la corrupción del hombre llega a limites que ni él mismo puede soportar, en realidad es revelación de la maldad expuesta en los corazones entenebrecidos, oscuros y en tinieblas. La mente y los pensamientos del hombre hace que ellos se justifiquen en su maldad e idolatría.

Pablo a través de una brillante exposición de la doctrina del pecado, tiene como propósito establecer un cimiento, para que la revelación de evangelio a los hermanos de Roma se haga un principio fundamental de su crecimiento por gracia y obediencia a la fe.

Hoy veremos como las consecuencias de la culpabilidad del hombre nos dan luz a los que hemos sido salvados por la gracia de Dios para seguir creciendo en conocimiento de nuestro Señor Jesucristo, a su vez es un llamado al arrepentimiento genuino a aquellos que aun no abrazan la fe.

Las consecuencias de la culpabilidad del hombre. Parte 1

Romanos 1.22-23

• 1.La necedad v.22
• 2. La idolatría v.23