NO HAY TREGUA, EN LA GUERRA ESPIRITUAL

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¿En qué consiste nuestra lucha espiritual hoy?
Efesios 6.11–14 RVR60
11 Vestíos de toda la armadura de Dios, para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo.12 Porque no tenemos lucha contra sangre y carne, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.13 Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.14 Estad, pues, firmes, ceñidos vuestros lomos con la verdad, y vestidos con la coraza de justicia,
Porque no tenemos lucha contra carne y sangre, sino contra principados, contra potestades, contra los gobernadores de las tinieblas de este siglo, contra huestes espirituales de maldad en las regiones celestes.
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes.
Estad, pues, firmes
TENEMOS UN ENEMIGO VENCIDO PERO REAL Y MUY ACTIVO AÚN
Sus características:
Los nombres que se le dan al enemigo revelan muchas de sus características.
Satanás significa adversario.
Diablo quiere decir acusador, calumniador.
Otros nombres que recibe son engañador,
maligno,
mentiroso,
padre de mentira,
homicida,
ladrón,
tentador,
destructor,
serpiente antigua,
príncipe de las tinieblas,
que de por sí describen su accionar.
SATANAS Y SUS ANGELES
A los ángeles que junto con Satanás se rebelaron contra Dios se los llama
demonios o
espíritus inmundos.
En su carácter de espíritus, todos ellos son invisibles.
Tienen una inteligencia maléfica y gran astucia.
Trabajan en la oscuridad.
No son todopoderosos ni omniscientes.
Su objetivo principal:
Impedir que se cumpla el plan y el proyecto eterno de Dios. Pablo advierte a través de esta epístola a la iglesia de Éfeso que los conflictos que existen entre ellos en realidad no constituyen una lucha contra sangre y carne sino contra principados y potestades, los que astutamente pretenden sacar ventaja de las fallas humanas para dividir la iglesia de la ciudad.
El objetivo de Satanás comprende hoy muchos otros sub-objetivos:
■ Mantener engañadas a las personas y a las naciones para lograr su destrucción y perdición eterna.
■ Impedir por todos los medios que nosotros, los hijos de Dios, les prediquemos el evangelio a los perdidos, a fin de que ellos no tengan oportunidad de conocer la verdad y ser salvos.
■ Procurar incesantemente que la iglesia no sea santa según lo que Dios se ha propuesto desde antes de la fundación del mundo.
■ Lograr que la iglesia siga dividida en el mundo entero, pues de nuestras divisiones él saca grandísimas ventajas.
Su estrategia
Mantener a la humanidad, incluyendo a la iglesia, bajo tinieblas espirituales. Las tinieblas significan, entre otras cosas, ignorancia. Satanás no quiere que las naciones se enteren del maravilloso plan de Dios para la humanidad; no quiere que sepan que él fue vencido en la cruz y que Jesús recuperó el dominio del mundo que Adán había perdido al pecar. Él es el príncipe de las tinieblas y puede continuar dominando mientras las tinieblas prevalezcan.
Esto nos permite comprender un poco mejor la pasión casi desesperada de Pablo por querer anunciar entre los gentiles el evangelio de las inescrutables riquezas de Cristo, y de aclarar a todos cuál sea la dispensación del misterio escondido desde los siglos en Dios, que creó todas las cosas; para que la multiforme sabiduría de Dios sea ahora dada a conocer por medio de la iglesia a los principados y potestades en los lugares celestiales, conforme al propósito eterno que hizo en Cristo Jesús nuestro Señor ().
¿CÓMO DEBEMOS LUCHAR ESPECÍFICAMENTE?
Esta lucha presenta dos aspectos fundamentales:
■ Estar firmes para resistir al enemigo
■ Encarar una guerra ofensiva
1. Debemos estar firmes para resistir al enemigo
Pablo repite tres veces esta expresión en estos versículos:
…para que podáis estar firmes contra las asechanzas del diablo…v. 10–11).
… para que podáis resistir en el día malo, y habiendo acabado todo, estar firmes (v. 13)
Estad, pues, firmes…(v. 14).
La apelación principal que percibimos en estos versículos es a plantarnos con firmeza para mantener lo conquistado por Cristo. Nuestra guerra ya ha sido peleada por Jesús. El verdadero teatro de operaciones fue la esfera espiritual. Él hizo la guerra solo y derrotó completamente a nuestro enemigo en la cruz. Nuestro David venció a Goliat. Cristo recuperó lo que habíamos perdido con la caída de Adán. Él reconquistó ese territorio espiritual para nosotros.
El primer aspecto de nuestra lucha consiste en estar firmes y no retroceder para mantener el territorio que Cristo ya recuperó. Debemos resistir en el día malo. Tenemos que plantarnos firmemente ante los principados y potestades. Pararnos bien. No dar ni un paso atrás. Resistir hasta el fin. Si Dios es por nosotros ¿quién podrá oponerse?. ¡Aleluya! Suyo es el reino el poder y la gloria por todos los siglos. Amén.
Notemos que en el versículo 14 la orden tiene el tono imperativo que utilizan los jefes militares cuando mandan a sus soldados: ¡FIR…MES!
2. Debemos encarar una guerra ofensiva
El versículo 13 dice:
Por tanto, tomad toda la armadura de Dios, para que podáis resistir en el día malo, y habiéndolo acabado todo, estar firmes.
¿A qué se refiere la expresión habiendo acabado todo? (‘katergazomai’). Significa concluir la obra. Esta es la idea que se intenta transmitir: y habiendo realizado toda la obra, debemos seguir estando firmes. Concluir toda la obra significa la realización total del PROYECTO DE DIOS. El proyecto será realizado en su plenitud. La obra será concluida. ¡Aleluya! Nada ni nadie lo podrá impedir.
Como iglesia, formamos parte del ejército de Dios. Podríamos decir que conformamos la infantería. A los ángeles los podríamos considerar la fuerza aérea. Y nosotros tenemos una misión que cumplir en el mundo. Se trata de una misión posible e ineludible, la misión más importante de la historia. No importa el precio. Lo que está en juego es demasiado trascendente. ¡Dios nos despierte!
NUESTRA ACCIÓN DECISIVA EN LA LUCHA:
6:18–20
Orando en todo tiempo con toda oración y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda perseverancia y súplica por todos los santos;
y por mí, a fin de que al abrir mi boca me sea dada palabra para dar a conocer con denuedo el misterio del evangelio,
El teatro de operaciones donde acontece esta guerra espiritual son las regiones celestes (epouranios). ¿Cómo entramos en ese escenario? A través de dos acciones principales: la oración y la predicación del evangelio.
1 - La oración
Mediante la oración entramos en la batalla de forma indirecta. Nosotros oramos al Padre, en el nombre de Jesucristo, mediante el Espíritu Santo. Dios oye y responde nuestras oraciones, y envía a sus ángeles a luchar contra los principados y las potestades (; ; ). Oramos conforme a la revelación de Dios en su Palabra, y cuando Dios nos da alguna visión o alguna palabra profética más específica oramos con mayor precisión.
No nos corresponde a nosotros dar órdenes a los ángeles. Eso le corresponde a Dios. Tampoco oramos a los ángeles sino a Dios ().
…orando en todo tiempo…
Como el enemigo nunca duerme y siempre trabaja, nosotros debemos orar en todo tiempo. Orad sin cesar ().
…con toda oración y súplica en el Espíritu…
Todo tipo de oración entra en juego: alabanza, adoración, acción de gracias, confesión de pecados, peticiones, intercesión, ruegos, súplicas en el Espíritu, ayunos.
…con toda perseverancia…
Lo más importante es perseverar en la oración. Muchos empiezan con entusiasmo, pero son pocos los que perseveran. Debemos perseverar hasta el cumplimiento pleno de lo que Dios prometió.
…por todos los santos…
Como nuestro enemigo está en continua guerra contra los hijos de Dios, debemos protegerlos con nuestras oraciones. Oremos para que cada hijo de Dios se transforme en un soldado militante en esta guerra espiritual.
2 - La proclamación del evangelio
Resulta interesante el hecho de que Pablo mientras está en la cárcel no pide oraciones para que el Señor lo libere de la prisión, sino para que el evangelio sea predicado por su intermedio. Y esto es lo que debemos pedir constantemente por todos los santos, que cada creyente se transforme en un predicador del evangelio en todo lugar en el que esté. Pablo, siendo apóstol, tiene la humildad de pedirles a los efesios que oren por él, específicamente por tres cosas, y las tres enfocadas hacia la evangelización: Que al abrir su boca para evangelizar le sea dado palabra, que esa palabra sea proclamada con denuedo, y que se produzca en el oyente revelación para entender el misterio de Cristo. Sigamos el ejemplo de Pablo en nuestras peticiones.
La oración y la evangelización son las dos acciones principales mediante las que el plan de Dios progresa en el mundo. Al proclamar el evangelio entramos de pleno a la lucha espiritual, usando las armas poderosas de Dios para derribar fortalezas y argumentos que el enemigo ha construido en la mente de los hombres. Así damos a conocer la verdad para que los hombres al creerla sean liberados. El que confiese que Jesús es el Señor será salvo, y quedará libre de la potestad de las tinieblas. Será trasladado al reino de Cristo.
Toda la armadura provista por Dios es para convertirnos en combatientes. No podemos vivir en tiempos de guerra como en tiempos de paz. Debemos ser cristianos militantes.
Preguntas de repaso y aplicación:
1) ¿Cuál es el objetivo principal de nuestro enemigo?
2) ¿Cuál es su principal estrategia?
3) Específicamente ¿cómo debemos luchar?
4) ¿Qué significa encarar una guerra ofensiva en lo espiritual?
5) ¿Cuáles son las dos vías por las que entramos en el aspecto decisivo de la lucha?
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